RM2AN01CB–La Mujer de Nadie, novela . tribunicios. Iba trazando deun modo afectuoso y cordial el retrato artístico de Ja-vier Tasara. Aludía a su infancia en Málaga, las cla- 196 LA MUJER DE NADIE ses a la Escuela de Arles y Oficios, la escapada aMadrid, los días de bohemia, el triunfo rápido; anali-zaba después sus cuadros, donde se advertía la in-fluencia de los grandes maestros españoles... Juan Bautista se acercaba a Heliana. —Mírame. Ella volvió los ojos hacia el novio. Su mirada pal-pitaba en un brillo húmedo y acariciante.—¿Qué? —¿Me quieres, chiquilla?-¿Y lo dudas? —Ya falta poco tiempo, mare...
RM2CE5P7Y–. Riverita . dad? —Bien, pero V. es otra cosa: yo lo acabo dehacer por casualidad, mientras que V. lo tiene porcostumbre. —¡Mejor que mejor! Yo gozo todos los días tan-to ó más de lo que tú has gozado hoy... Siguió desenvolviendo con brío su tesis nuestrofarmacéutico, mientras caminaban hacia la Puertadel Sol. Miguel había concluido por guardar silen-cio, escuchando con placer y curiosidad aquellasperegrinas teorías. Al llegar á la esquina de la callede la Montera, Hojeda volvió en sí de pronto y dijoen el tono afectuoso y humilde que le caracterizaba: 7° ARMANDO PALACIO VALDÉS —¡Buena matraca
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