Almiar

Historias detrás de las obras de arte

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Almiar (1891). Claude Monet

 

Este almiar (montón de heno) es uno de los 25 cuadros de almiares que Monet pinta entre 1890 y 1891. Una serie como las de la catedral de Rouen y los nenúfares.

Buscando el efecto de la luz a las distintas horas del día y la incidencia de las diferentes condiciones atmosféricas, Monet elige un objeto totalmente “intrascendente” justamente para que lo importante sea lo primero, lo que les importa a los impresionistas.

Lo que no imagina es la incidencia que una de esas obras tendrá en el futuro, a partir del fuerte impacto que provoca sobre Kandinsky. Una experiencia que es imprescindible conocer de las mismísimas palabras de Kandinsky según relata en su libro Rückblicke (“Retrospectiva”):

“… Por aquella época tuve dos experiencias que marcaron toda mi vida y me conmocionaron profundamente. La primera fue la Exposición Francesa en Moscú -en primer lugar el Almiar de Claude Monet- y una representación de Lohengrin dirigida por Wagner en el Teatro Imperial.
Yo sólo conocía el arte realista, y más aún, exclusivamente el de los autores rusos […] Y de pronto, por primera vez, veía un cuadro.
Por el catálogo me enteré de que se trataba de una parva. No conseguí en modo alguno reconocerla. Y no reconocerla me resultó penoso. Me parecía asimismo que el pintor no tenía derecho a pintar de una manera tan imprecisa. Sentía confusamente que en el cuadro faltaba el objeto.
Y hube de advertir con asombro y turbación que el cuadro no solamente se adueñaba de uno, sino que además dejaba impresa en la conciencia una marca indeleble, y que en los momentos más inesperados lo veía uno flotar ante sus ojos con sus menores detalles.
Para mí, todo eso era muy confuso, y no fui capaz de sacar las conclusiones elementales de tal experiencia. Pero lo que advertí con perfecta claridad era el vigor insospechado de la paleta del pintor, vigor que hasta entonces se me había ocultado y que iba más allá de todos mis sueños.
La pintura adquiría aquí una fuerza y un brillo fabulosos, pero, también de manera inconsciente, el objeto, como elemento indispensable del cuadro, quedaba rebajado. En general yo experimentaba la impresión de que una parte pequeñita de mi Moscú encantado existía ya sobre aquella tela.”

Elegir como motivo de la pintura un montón de paja parece descabellado. Ya no hay objeto en el cuadro.

Para Kandinsky, padre de la abstracción, esta experiencia es tan decisiva, que más adelante sugerirá que aquel “Almiar” de Monet sea considerado “el primer cuadro abstracto”.

 

Si quieres leer sobre temas relacionados, te recomendamos algunos links:

La serie de los almiares.

La historia de La primera acuarela abstracta, de Kandinsky.

La primeria serie de Monet, en la estación Saint Lazare.

El cuadro que le dio el nombre al impresionismo.

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1 comentario

Martha Menotti · 27 octubre, 2019 a las 9:55 am

Buenísimo tres minutos de arte

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