AMIBAS, ENEMIGOS INVISIBLES

“Puede perforar el intestino y provocar la muerte”.

Lorena Ríos
Bienestar
AMIBAS

Hay en promedio 500 casos de abscesos hepáticos amibianos al año en el país, una de las 20 principales causas de enfermedad.

La amibiasis es una enfermedad intestinal que provoca el parásito Entamoeba histolytica y se da comúnmente en áreas de hacinamiento con poca higiene. A pesar de que 90% de las infecciones por amibas es asintomático y autolimitante, existe un estimado de 480 millones de casos de infecciones anuales en el mundo.

De ese total 50 millones (10%) de personas presentan síntomas como diarrea, colitis o disentería aguda, pérdida de peso, dolor abdominal agudo y fiebre. En los casos graves el parásito provoca absceso hepático, destruye el intestino e incluso puede llegar a los huesos.

En México es una de las 20 principales causas de enfermedad y afortunadamente el porcentaje de mortalidad ha disminuido en las últimas décadas debido al acceso a fármacos antiamibianos efectivos.

Adolfo Martínez Palomo, investigador médico miembro de El Colegio Nacional (Colnal) y del Consejo Asesor de Epidemiología de la Comisión Mexicana de Investigación en Salud, señaló que después de que México fuera conocido como “la patria de la amibiasis” por su alta incidencia de casos con esta enfermedad, se descubrió que “esos bichitos pequeñitos, apenas más grandes que un glóbulo rojo, son capaces de destruir el hígado, el intestino y, si se extienden, hasta el hueso”.

Al participar en la conferencia Amibas, enemigos invisibles, del Ciclo Bajo el microscopio en el Colnal, el investigador comentó que la amiba afecta a la capital del país desde el siglo XVI y aun cuando afortunadamente “ya no es tan frecuente no ha desaparecido, por eso es importante estudiar su incidencia y prevalencia. Una gráfica de 2023 muestra que hay en promedio 500 casos de abscesos hepáticos amibianos al año en México”.

Dos tipos

Martínez recordó que gracias al doctor Bernardo Sepúlveda se creó en el país el Centro de Investigación en Amibiasis, donde se desarrollaron diversas investigaciones que despertaron el interés en el tema en todo el mundo.

En este sentido, puntualiza, el parasitólogo francés Émile Brumpt descubrió la existencia de dos tipos de amibas, una dañina llamada Entamoeba histolytica y otra buena conocida como Entamoeba dispar porque no invade y destruye tejidos. “Esos tipos de amibas fueron descritos 50 años antes de mi observación, pero las pude comprobar”, añadió.

También miembro de la Comisión Internacional de Salud de la Fundación Rockefeller y de la Universidad de Harvard, dijo que “a través del microscopio de barrido hemos podido ver que en segundos o minutos la amiba que toca la célula epitelial comienza a formar globitos que la alteran y matan. También hemos visto que hay amibas que como aspiradoras eliminan las microvellosidades de las células; es decir, tienen un efecto químico y un efecto mecánico. El efecto mecánico no se conocía y el químico apenas se está tratando de entender”. 

Martínez subrayó que con ayuda de estudiantes y colaboradores diseñó el daño que causan las amibas en los intestinos. “En el microscopio de luz podemos ver cómo se mete una amiba en el seudópodo, hace un hoyo y rompe el epitelio del intestino grueso para meterse; después se va expandiendo por debajo del intestino y puede perforarlo y provocar la muerte”.

De acuerdo con el especialista cuando llegan las amibas al hígado el cuerpo reacciona y manda una gran cantidad de glóbulos blancos, provocando una inflamación. “Los glóbulos blancos rodean a la amiba tratando de eliminarla, pero no lo logran y se genera un absceso hepático que va creciendo de tamaño”.

Un absceso hepático es una infección grave. Puede llevar a problemas serios y causar la muerte. Puede dañar tejido en la zona donde está. También puede causar síntomas como fiebre, dolor, náuseas, diarrea y pérdida del apetito.

En relación a su investigación Martínez expuso que después de que sus colegas del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le compartieran amibas de un portador asintomático, es decir, de una persona que tenía amibas en el intestino pero no una enfermedad, comparó estos ensayos con amibas de alguien con disentería, con inflamación de los intestinos y diarrea con sangre. Encontró que pasaba lo mismo que con las células cancerosas. “Las células malas con disentería aglutinaban con la misma leptina que se llama Concavalina A y las “normales”, que venían de un paciente asintomático, no aglutinaban. Entonces, lo mandé a la revista Nature y lo publicaron”, por lo que la investigación continuará. 

Higiene

Por su lado, la investigadora Martha Espinosa Cantellano, del Departamento de Patología Experimental del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), explicó que actualmente “no todos tenemos la infección por amibas, las cuales se encuentran en agua y alimentos contaminados; se originan por quistes de amibas en la materia fecal; esa es la única forma de tener amibiasis. Nos protegemos lavándonos las manos, teniendo higiene en la preparación de alimentos y evitando que las moscas se posen sobre los alimentos”.

Explicó que las amibas Entamoeba histolyticas son llamadas así por su capacidad de destruir tejidos. “Les encanta comer eritrocitos, también conocidos como glóbulos rojos. Son voraces. Lo que hacen es chupar el contenido de la célula para internalizarlos; pero no solo se las come, sino que también las comienza a degradar”.

En cambio, la amiba Entamoeba dispar no es invasora y “aunque se encuentre en el intestino puede solo provocar inflamación leve, no invade; por lo tanto, no está en contacto con los eritrocitos y no los conoce, los rechaza. Tenemos una amiba que tiene proteínas que asoman de afuera y reconocen los anticuerpos. Las trata de identificar el sistema inmune para alertar al resto del sistema y así destruir al invasor”.

En este momento “investigamos por qué invade la amiba histolytica. Y por qué la amiba dispar no tiene características invasivas. Son estudios que hacemos afuera del microscopio”, compartió Espinosa.

Para concluir los especialistas señalaron que los síntomas del padecimiento son: náuseas, diarrea (heces blandas con moco y ocasionalmente con sangre), pérdida de peso involuntaria, dolor abdominal, gases excesivos o dolor rectal al defecar; además de que pueden presentarse síntomas graves como sensibilidad abdominal, fiebre, vómitos y heces con sangre.El tratamiento incluye antibióticos indicados por el médico, medidas de higiene para evitar el contagio de más personas, lavarse las manos después de ir al baño y antes de preparar alimentos, así como la desparasitación por lo menos una vez al año.Una de las mayores complicaciones de la amibiasis es un absceso hepático o la diseminación del parásito hacia órganos como el hígado, pulmones y cerebro. Por ello es importante que ante cualquier sospecha de padecer amibiasis se consulte al médico especialista.