Ruta del Faro del Albir: los faros también son para el otoño

El Faro de Punta Albir se asoma a los acantilados del Parque Natural de la Sierra Helada como superviviente de una época. Te invitamos a descubrir este icono de la costa alicantina a través de una ruta llena de historias.
Faro del Albir Alicante
Alamy Stock Photo

Caminas bordeando la Sierra Helada a través de un sendero asfaltado que burla una antigua senda de mulos y caballos. Allá abajo, en la Cala de la Mina, dos enamorados parecen ajenos al resto del mundo y, a pocos metros, las antiguas minas de ocre exhalan el suspiro de otro tiempo.

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Dos perdices inician un cortejo que termina en vuelo y la luna parece mantener conversaciones secretas con una estrella que cayó demasiado cerca. Los días se acortan, uno se confunde, como la luz de un faro con un astro errante.

Iniciar la Ruta del Faro del Albir (L’Albir en valenciano) supone adentrarse en un escenario de cuento mediterráneo a través de 5 km de ida y vuelta por pendientes suaves aptas para todos los públicos –desde el mochilero más aventurero hasta una familia empujando del carrito de su bebé–. Descubrimos un mar más nostálgico a través de uno de los faros más legendarios de la Costa Blanca.

El Mediterráneo a tus pies.iStock

RUTA DEL FARO DEL ALBIR: ¿ES ESO UNA LUZ O UNA ESTRELLA?

Un 30 de abril de 1863, el Faro del Albir era inaugurado en la Sierra Helada (Serra Gelada) como nueva linterna para los navegantes y marineros de este rincón del Mediterráneo. Un evento que supuso un relevo en la historia, como confirma la cercana presencia de la Torre Bombarda, torre vigía construida en el siglo XVI como parte del sistema defensivo ideado por Felipe II para proteger la costa de los piratas berberiscos.

Por aquel entonces, la vida era muy diferente: la población local vivía de la agricultura y la pesca, los primeros viajeros europeos alcanzaban Benidorm o Altea y el faro funcionaba a partir de aceite que solo podía ser transportado en burro a través de escarpados caminos. El farero residía en su puesto cada noche y cuando rondaba los pinares lo hacía alumbrado de una linterna de petróleo. Décadas después llegaría el turismo y una carretera de asfalto construida en 1963 convertiría el Faro del Albir en un lugar más accesible.

Ubicado en pleno Parque Natural de la Sierra Helada, entre Benidorm, Altea y Alfàs del Pi, el Faro del Albir invita a iniciar una ruta de senderismo ideal para introducir a los más peques en el mundo de las caminatas.

Faro del Albir.Alamy Stock Photo

La ruta hasta el faro abarca 2.5 km de ida (5 km en total) y se inicia desde un parking habilitado junto a una caseta de información. En algún momento, la senda se eleva suavemente por las estribaciones de la Sierra Helada, revelando un mágico paisaje mediterráneo, el pasaje por un túnel de apenas 20 metros y diversos miradores.

Al llegar al final, podéis descubrir los restos de la Torre Bombarda y adentraros en el coqueto faro, propulsado hoy por energía solar, y un museo con fotografías y antiguos instrumentos recuperados con motivo de su Centro de Interpretación.

Y asomarse al mar y sus secretos, a un panorama de la Costa Blanca que recalibra los sentidos y nos permite contemplar en una sola secuencia los grandes iconos de la zona: una Bahía de Altea que acaricia la Sierra de Bernia, el Monte Ponoig y la cima del mítico Puig Campana; el encalado casco antiguo de Altea a lo lejos, o el Peñón de Ifach, gran orgullo de la localidad de Calpe.

Aunque uno de los momentos idóneos para realizar la ruta sea durante el día, especialmente al atardecer la senda se vuelve más solitaria y la experiencia, tamizada por la puesta del sol y el silencio, aún más recomendable, incluso enigmática.

La meta.iStock

RECORRIENDO EL PARQUE NATURAL DE LA SIERRA HELADA

El Faro del Albir se convierte en una de las muchas excusas para profundizar en el Parque Natural de Serra Gelada y sus vestigios históricos. Uno de ellos lo encontramos en la Mina de la Virgen del Carmen, reducto de la explotación de ocre que permaneció activo hasta principios del siglo XX. Una ruta alternativa en la que podemos descubrir la antigua vivienda del capataz y los raíles de las vagonetas que conducían los minerales hasta la orilla del Mediterráneo para, posteriormente, ser cargados en los barcos.

También podéis descubrir la cueva Boca de la Ballena, cuyo nombre responde a la forma del socavón, la cual recuerda vagamente a la boca de este mamífero. Y nadar en la Cala de la Mina o sucumbir a las otras dos rutas más recomendables de la Sierra Helada: la primera (5.2 km) finaliza en la Punta del Cavall y comienza en la zona de Levante de Benidorm. A nuestras espaldas dejamos el skyline de la ciudad de los rascacielos y caminamos hasta rozar la cala del tío Ximo, uno de los últimos paraísos de la zona, y alcanzar la torre vigía de la Punta del Cavall, construida en el siglo XVII.

Benidorm.

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La segunda opción abarca 8.4 km de ruta (ida) y recorre la Sierra Helada de un extremo a otro, por lo que supone un trayecto más intenso. Este sendero comienza en la Avenida Madrid, también en la zona de Levante de Benidorm, y atraviesa la Cruz de Benidorm –monumento construido en los años 60 por petición de Franco al alcalde de Benidorm, quien recorrió media España en una vespa para pedirle que permitiera a los turistas nórdicos veranear en bikini–. Después continúa por el sendero de las antenas y alcanza el punto más alto de la Sierra Helada, el Alt del Governador, a 440 m de altura.