Sumergiéndonos en la Gran Barrera de Coral de Australia

El organismo vivo más grande del planeta es una maravilla que nos pide a gritos que le ayudemos a sobrevivir.
Gran Barrera de Coral de Australia
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Ethan, un joven biólogo marino australiano que parece haberse caído, de pequeño, en el caldero de la poción mágica para la sonrisa eterna, ejerce de profesor improvisado a bordo del See Turtle (buen juego de palabras), uno de los barcos fondeado en el puerto de Cairns que apenas descansa en el verano austral, llevando turistas, a diario, a presenciar una de las maravillas de nuestro planeta: la Gran Barrera de Coral.

Ethan nos habla de las distintas clases de corales que habitan en esa larga serpiente colorida que se extiende a lo largo de unos 2.300 kilómetros, frente a la costa noreste de Australia. También nos muestra fotografías de tortugas marinas, peces de colores e inquietantes –a la par que bellos– tiburones, adelantándonos lo que veremos unos minutos más tarde, cuando la teoría deje lugar a la práctica y nos pongamos gafas, tubo y aletas para sumergirnos en ese mundo surrealista.

Pero, antes de eso, el biólogo deja su sonrisa a un lado (algo que parecía imposible), para hablarnos sobre cómo debemos cuidar la Gran Barrera de Coral. Todo se resume en una regla primordial: el ser humano debe velar por la preservación de un bien natural como éste.

Un mundo surrealista parece la Gran Barrera de Coral.

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ACCESO DESDE CAIRNS

Teniendo una longitud de más de 2.000 kilómetros, es normal imaginar que existen varios puertos que pueden servir de acceso a la Gran Barrera de Coral. Sin embargo, lo cierto es que una ciudad australiana se ha erigido, principalmente, con ese honor. Se trata de Cairns. 

Cairns se presenta casi tan colorida y viva como la Gran Barrera de Coral. Reposa junto al mar, y gran parte de sus comercios, agencias de viajes, restaurantes y parques se concentran en su largo paseo marítimo.

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Desde allí parten, a diario, catamaranes, veleros, grandes embarcaciones a motor e, incluso, helicópteros, que llevan a los turistas a conocer esa maravilla natural. Muchas de las embarcaciones poseen quillas de vidrio transparente, pero no hay mejor manera de vivir la Gran Barrera de Coral que sumergiéndose en ella.

Puerto de Cairns.

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NO SOLO PARA EXPERTOS BUCEADORES

Cuando pasamos a bordo del See Turtle teníamos nuestras dudas sobre lo que podríamos ver una vez llegáramos a nuestro objetivo. 

Al no haber buceado nunca con botella, nuestra experiencia se vería limitada al esnórquel. Ethan nos aseguró que no teníamos de qué preocuparnos, pues a escasa profundidad se podían apreciar decenas de especies distintas de corales y peces.

Cuando por fin llegó la hora de la verdad, comprobamos que tenía toda la razón. De hecho, haciendo esnórquel tuvimos la suerte de ver una extraña especie de tiburón, poco frecuente y muy esquivo, que no encontraron los viajeros que habían optado por el buceo con botella de oxígeno.

Seguro que la experiencia es mucho más intensa, pero a la hora de captar la belleza de la Gran Barrera de Coral no debemos preocuparnos si solo contamos con un tubo o nuestros pulmones.

Tiburón de arrecife de punta blanca en la Gran Barrera de Coral.

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UNA EXPLOSIÓN DE VIDA

Al sumergirnos en las aguas en las que se encuentra la Gran Barrera de Coral entendemos por qué es el único ser vivo visible desde el espacio exterior. La explosión de colores, tamaños y formas que ofrecen corales y peces es realmente extraordinaria. 

Los números son realmente mareantes: 1.625 especies de peces, 630 especies de estrellas y erizos de mar, 133 especies de tiburones y rayas, 30 especies de delfines y ballenas y seis de las siete especies existentes de tortugas marinas en el mundo. Y todas ellas habitando en un mundo compuesto por corales y plantas de los colores y formas más variopintos.

Bucear en tal vergel submarino es una experiencia que jamás se olvida. Sin embargo, la Gran Barrera de Coral no sólo posee una gran belleza bajo sus aguas, sino que la superficie no se queda atrás.

Peces reina púrpura en un arrecife de coral.

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Si contratamos un paseo en helicóptero, se puede llegar a apreciar la magnitud de este ser vivo desde el aire. Además, también podremos descubrir algunas de las cerca de tres centenares de islas deshabitadas que forman parte de este complejo organismo. 

De hecho, existen excursiones en las que, además de pasar un tiempo sumergidos entre corales y peces, también se realizan caminatas por las espectaculares playas y bosques vírgenes de tales islas.

Uno de los archipiélagos más famosos para realizar este tipo de aventuras es el de las islas Whitsundays. Se trata de 74 islas vírgenes que se encuentran entre la Gran Barrera de Coral y la costa australiana. Un paraíso terrenal en el que el hombre solo llega a estar de paso.

Islas Whitsundays.

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CONSERVACIÓN DE LA GRAN BARRERA DE CORAL

A finales del siglo pasado, se encendieron todas las alarmas medio ambientales cuando se observó el primer gran blanqueamiento masivo de los corales de la Gran Barrera de Coral.

Los expertos se pusieron manos a la obra y concluyeron que el deterioro se había producido por la polución de las aguas, la sobrepesca y, sobre todo, por el cambio climático, que conllevó –y lo sigue haciendo a día de hoy– un calentamiento global que provocó la subida de la temperatura de las aguas del océano.

Desde entonces, científicos y biólogos marinos han puesto su conocimiento y sus esfuerzos al servicio de las instituciones, tanto públicas como privadas, que luchan por paliar esos efectos adversos antes comentados y revertir esta amenazante situación.

Como turistas hemos de contribuir a su conservación.

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Nosotros, los viajeros, podemos ser parte de ese bonito proyecto cuando visitamos la Gran Barrera de Coral australiana. 

En primer lugar, a la hora de contratar una excursión que nos lleve a conocer esta maravilla natural, debemos comprobar que la agencia turística elegida está certificada por Ecotourism Australia. Esto demuestra, no solo que las excursiones no hacen daño al coral, sino que además participan activamente en su conservación.

Así, viajando con determinadas compañías, podremos ver de cerca cómo se “cultivan” corales en tanques de agua especialmente preparados para ello. El proceso lleva unos cuatro o cinco meses. Después, los corales son trasplantados en la Gran Barrera.

Otras nos proponen ser biólogos marinos por un día, enseñándonos a identificar las distintas especies de coral y la importancia que poseen para todo el ecosistema marino. 

Todas estas acciones están consiguiendo revertir la situación desde el 2017.

Garganta de Barron. 

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HAY VIDA MÁS ALLÁ

Aunque no hay duda de que la Gran Barrera de Coral es el atractivo turístico por excelencia en la zona, Cairns y sus alrededores ofrecen muchos otros planes.

La excursión a las islas Whitsundays es el más demandado, pero también merece la pena visitar la población de Kuranda, una pequeña localidad, relajada y amable, que posee un teleférico escénico que regala unas impresionantes vistas de los bosques que tapizan la garganta de Barron. 

Unas dos horas al norte de Cairns, el bosque tropical de Daintree nos ofrece la oportunidad de explorar una jungla australiana prácticamente virgen. 

La naturaleza está muy presente en esta parte del mundo. Si queremos que siga siendo así, debemos aportar nuestro granito de arena y velar por él.

Daintree Ecolodge (Queensland, Australia).

Daintree Ecolodge

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