Natalie Portman, la actriz que prefirió ser inteligente antes que estrella de cine (y consiguió las dos cosas)

Hoy cumple 39 años como una de las figuras más relevantes de la interpretación.

Natalie Portman en el estreno de su película más reciente, 'Annihilation', en febrero de este año.

© Getty Images.

En 1996, toda una generación de espectadores masculinos se dejó crecer las patillas. Y todo porque a ** Natalie Portman ** le gustaban las de Timoty Hutton en Beautiful Girls. Era su segunda película y el mundo entero no podía dejar de mirarla. 23 años después, la actriz es una rareza: tiene un Oscar, un título universitario, una familia feliz y la certeza de que será una estrella durante el resto de su vida. Su carrera está plagada de películas arriesgadas que marcaron a toda nuestra generación y, sin embargo, algunos la perciben como una actriz blanda. Como el pan de molde de Hollywood. No ha vivido ni un solo escándalo, jamás ha dado ni una sola declaración controvertida y las fotos de su boda sólo están en su álbum personal. Natalie Portman puede parecer una estrella aburrida. Pero en realidad ha derribado muros para las mujeres que vengan detrás, sin presumir de ello. Habla poco, y escucha mucho. Y ha demostrado que, a veces, la revolución se puede hacer con una sonrisa. Estos son los riesgos que Portman, y ninguna otra actriz, ha corrido a lo largo de su vida. Hay que tenerlos en cuenta antes de tacharla de aburrida.

Niña prodigio, mujer fatal

En Leon, el profesional y Beautiful Girls Portman interpretó a dos adolescentes con las que cualquier adulto podría hablar. Es más, cualquier adulto se moriría (en la primera, literalmente) por hablar con ella. Tenía 13 años y ya dominaba la pantalla transmitiendo el mundo interior de sus personajes: sin dejar de ser una niña, la actriz entendía perfectamente lo que estaba haciendo. Y precisamente por eso dejó de hacerlo. "Era como un objeto de fantasía para los hombres, con una pureza idealizada combinada con la fertilidad de la juventud, todo en uno" recuerda Portman , "empecé a recibir cartas de fans que me aterrorizaron, así que dejé de leerlas y rechacé volver a hacer papeles sexys". La actriz tuvo que aprender demasiado rápido a proteger su intimidad, un tesoro que muchos se creían con derecho a allanar: "una de las cosas que más me impactaban cuando tenía 17 o 18 años era que me preguntasen si era virgen, creyéndose con derecho a hacerlo, ¿recuerdas cuando Britney Spears y Jessica Simpson proclamaban su virginidad? Me parecía de chiste".

La más lista de la clase

Desde que decidió no acudir al estreno mundial de La amenaza fantasma porque coincidía con sus exámenes finales del instituto, a Natalie Portman no le ha temblado el pulso a la hora de priorizar su educación. "No me importa si la universidad arruina mi carrera, prefiero ser inteligente que una estrella de cine", aclaró antes de retirarse temporalmente . La actriz rodó las dos secuelas de Star Wars durante sus vacaciones de verano. En 2004 se graduó en psicología en Harvard y desde entonces ha publicado dos ensayos científicos : Método sencillo para demostrar la producción encimática de hidrógeno del azúcar y Activación del lóbulo frontal durante la permanencia del objeto: datos de una espectroscopia infrarroja. Jessica Alba se marearía con sólo leer los títulos.

La gran mayoría de estrellas abandonaron sus estudios para perseguir su sueño. En una vorágine que cada vez consume ídolos más jóvenes, no hay tiempo que perder, y nadie quiere aterrizar en Hollywood a los 23. Esta tendencia magnifica la leyenda de aquellos que han triunfado, pero también atesta Los Ángeles de camareros sin estudios que no lograron triunfar. Y cuando algunas estrellas se hacen Twitter, dejan claro que ni siquiera acabaron el instituto. Portman es una de las pocas con estudios superiores, y ha utilizado sus conocimientos en psicología para explorar personajes: cuando el guión de Los fantasmas de Goya indicaba "sale de la cárcel y está loca", la actriz investigó durante meses para entender cómo funciona el trauma del aislamiento.

Se atrevió con la profesión más tabú para las actrices

Hollywood prefiere victimizar a los personajes femeninos. Cuando una actriz interpreta a una prostituta (Pretty Woman, Monster) , el guión se asegurará de que quede claro que no es culpa suya. Sin embargo, las strippers son territorio pantanoso, porque a ojos de Hollywood esa profesión no es justificable. Striptease hundió la carrera de Demi Moore cuando estaba en la cima y Showgirls cavó un hoyo de profundidad inédita para enterrar a Elizabeth Berkley. Natalie Portman se expuso a este rol en Closer, convirtiéndose en la stripper más aseada de la historia del cine, y explotando una sexualidad que, ahora sí, estaba completamente bajo su control. La actriz es consciente de su físico: "tengo el cuerpo de un chaval", reconoce , "a veces me dicen 'vale, para esta escena vamos a destacar tu escote', y yo pienso '¿qué escote?'".

Natalie Portman, en 'Closer'.

© Cordon Press
Ha trabajado con los mejores directores del mundo

Y nunca dio la impresión de que le estuvieran haciendo un favor a ella, sino al revés. Michael Mann (Heat) , Tim Burton (Mars Attacks) , Woody Allen (Todos dicen I Love You) , Mike Nichols (Closer) , Milos Forman (Los fantasmas de Goya) , Wong Kar-Wai (My Blueberry Nights) , Wes Anderson (Viaje a Darjeeling) , Jim Sheridan (Brothers) , Darren Aronofsky (Cisne negro) , Terence Malick (Knight of Cups) o Pablo Larraín (Jackie) son autores que han construido la cultura cinematográfica de los últimos 20 años. Todos han querido utilizar a Portman para contar sus historias. Sin dejar de ponerse al servicio del relato (y no utilizándolo para su lucimiento personal) Natalie Portman siempre es lo mejor de las películas en las que aparece. Su segmento en Cold Mountain, como una viuda embarazada que reconcilia al protagonista con la humanidad; sus lágrimas mientras le rapan la cabeza en V de Vendetta (un look que por otra parte demostró lo guapa que es) ; o la decepción de la reina Amidala en La venganza de los Sith ("así que de este modo muere la libertad, con un estruendoso aplauso") funcionan como artilugios para que el público conecte con la película emocionalmente. Y jamás oiremos a Portman alardear de ello.

Segunda retirada a los 30 años

Tras ganar su Oscar por Cisne negro, la actriz se tomó una baja por maternidad de cuatro años. No se dejó agobiar por el miedo a que Hollywood se olvide de ella, la presión de sus agentes o el peligro de envejecer fuera de plano. Se instaló en París (donde su marido dirigió el Balet de la Ópera) y sólo trabajó, por contrato, en Thor, el mundo oscuro. Su personaje en Cisne negro, Nina, no sólo requirió un entrenamiento diario de ocho horas durante seis meses, sino que la obligó a generar una tensión y una oscuridad con su cuerpo que no resulta fácil llevarse a casa cada día. Por eso, a pesar de que confiesa que no sabe actuar delante de pantallas verdes, Portman agradece la diversión y relajación que le aportan los papeles más ligeros como Sin compromiso o Thor. "Hay uan falacia en Hollywood de que si estás haciendo una historia feminista, la mujer patea culos y vence. Eso no es feminista, eso es de machos" describió durante la promoción de la película de Marvel, celebrando que su personaje utiliza el intelecto para ayudar al héroe , "por desgracia no hay muchas chicas que estudien ciencia, ingeníerías o tecnología; [mi personaje] Jane tiene una misión, emprende su propia búsqueda de anomalías gravitarorias, explora la ciencia".

Jackie

Todo el mundo admira su elegancia. Todo el mundo se sintió conmovido por la viuda de América. En Jackie, radiografió a la mujer detrás del mito. Prestar su cuerpo a una leyenda que todo el mundo conoce era un riesgo, pero Natalie Portman no ha llegado hasta aquí dejándose vencer por el miedo. " [Jackie] era una estudiosa de la historia, su curiosidad le llevaba a leer compulsivamente, y entendió lo importante que es quien escribe esa historia" cuenta la actriz , "supo ver que dependía de ella definir el legado de su marido, y que debía hacerse rápido porque mucha gente se estaba apresurando a escribir libros sobre él. Ella necesitaba estar ahí para controlarlo, y lo hizo brillantemente".

En una mesa redonda, Amy Adams le contó emocionada a Portman que Mike Nichols hablaba de ella sin parar, y que la quería mucho. No resulta difícil entender por qué. Natalie Portman es una mujer inteligente que no necesita demostrar que lo es, se expresa de forma contundente (nunca titubea) pero amable (siempre termina con una sonrisa) , y explota una elegancia innata, casi inapaz de parecer vulgar, que le permite interpretar a mujeres de cualquier época de la historia. Su discurso no suena a mensajes prefabricados escritos por su publicista. Suena prudente, pero nunca predecible. Cuando le preguntaron por el rechazo de algunas actrices a hablar sobre sus vestidos en la alfombra roja, respondió sin anestesia : "a mí también me gusta mirar lo que lleva puesto la gente, aunque veo el sexismo en ello; sí, podrías rechazarlo, pero no conozco a nadie lo haya hecho y haya podido mantener el nivel de trabajo que a mí me gustaría mantener". Cuando le ponen en bandeja una reivindicación de la mujer en la política, discrepa ante el tópico de que el mundo iría mejor de estar gobernado por mujeres : "las hay buenas, y las hay malas. Deberíamos haber aprendido ya que las líderes femeninas no son inherentemente mejores personas o mejores en nada. ** El problema es que las mujeres han sido excluidas de muchas oportunidades [donde sí eran las mejores]".**

Natalie Portman no va a erigirse como una heroína. Y quizá precisamente por eso lo es. Puede que tenga aspecto de un pajarillo en invierno (el más hermoso de todos, eso sí) , pero Natalie Portman no necesita que nadie le protega del frío. No, no es una estrella blanda. Es una mujer que no ha dejado que nadie tome decisiones por ella desde que se hizo vegetariana a los 9 años. Hoy tiene 39 y, por asombroso que suene, la mejor Natalie Portman está por llegar. Nadie va a querer perdérselo.

Artículo publicado el 15 de febrero de 2017 y actualizado.

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