Decoración

Cómo DEJAR DE ACUMULAR cosas que crees que te hacen FALTA (pero en realidad no)

Son muchas y están por todas partes, ocupando espacio y generándote estrés. Cuando compraste estas cosas creías que te hacían falta, pero pronto te diste cuenta de que en realidad no: deja de acumular.
© Ikea

Cosas que crees que te hacen falta, pero no: el pelador de manzanas (siempre se te acaba olvidando usarlo), la máquina de hacer pasta (resulta que no era tan fácil como creías), esas sábanas que son más pequeñas que tu colchón, pero que se te pasó devolver...

De pronto, tienes la casa repleta de todo tipo de artículos acumulados, lo que, como ya nos advirtió Marie Kondo, nos genera un estrés innecesario. Y eso sin contar con el espacio que ocupan, y el dinero que cuestan. Porque, tal y como comentábamos con la escritora Sabina Urraca, ¿realmente echarías de menos todas esas cosas que tienes guardadas en el trastero, por el que encima pagas un alquiler al mes? Aquí van algunas ideas para deshacerte de ellas -y procurar no volver a verte rodeado por pilas de cosas dos meses después-.

DI NO A LO GRATIS

Parece estúpido, y bueno, si te van a regalar algo así como una silla de Eames y Saarinen, probablemente, lo sea. Pero, normalmente, lo que nos regalan las empresas son boligrafos, llaveros, gafas de dudosa calidad, relojes más bien cutres... Incluso habría que pensárselo muy mucho al aceptar esas promociones del banco que ofertan vajillas o tablets. ¿Cuántas vajillas necesitas en realidad? ¿Te gusta tanto la que ofrecen como para usarla realmente? Si ya tienes una tablet, ¿por qué acumular otra...?

Lo mismo aplica para ese amigo que te pide ayuda con la mudanza y te dice que te lleves lo que quieras, o al momento despedida de casa de la abuela. Les tienes mucho cariño a esos muebles castellanos, son buenos y recios, pero ¿de verdad vas a meterlos en tu casa o sacar tiempo para restaurarlos...? Mira con calma en tu interior y te librarás de muchos objetos que, a la larga, te resultarán inútiles.

Platos realizados para la chef Macarena de Castro realizados en bio resina con baño de plata y cobre.

© Nico Guevara

OJO CON LOS DOS POR UNO

Parece un buen trato: "Segunda unidad a mitad de precio". Sin embargo, no lo es. Has ido a por un jersey, no a por dos. Necesitas un jersey, no dos. De hecho, ¿cuánta ropa te hace falta en realidad? ¿Cuánta de la que ya tienes no te pones? ¿Es bueno para el mundo que sigamos derrochando energía, agua y materiales no reciclables para sostener el mercado de la moda?

Como habrás adivinado, la respuesta es no. Guárdate esos euros de más para gastarlos en algo que de verdad quieras, y deja a tu armario (y a tu mente, y a tu bolsillo) respirar.

LO QUE ENTRA POR LO QUE SALE

Esto es para nota, pero funciona a las mil maravillas con el minimalismo: cuando vayas a adquirir un ítem nuevo, deshazte de otro. ¿Que quieres una televisión más grande? Deshazte de la anterior (existen varias formas de hacerlo) en lugar de guardarla 'por si algún día' se rompe la otra.

¿Que quieres comprar una nueva funda de cojín? Quita de en medio esa que ya no usas porque se le fue el color, o ponte creativo: ¿qué lleva dando vueltas por tu casa varios meses y nunca sabes donde poner...? Seguro que hay algo. Y es el momento de sacarlo para siempre de tu refugio.

ADIÓS AL 'CAJÓN DE SASTRE'

El consejo nos lo dió una organizadora profesional: "Asígnale una 'casa' a todo lo que posees". A la hora de ordenar, según mantiene la experta, todo tiene una familia, y cada familia tiene una casa. Cuando las cosas no tienen una 'casa', está claro que se convertirán en desorden.

Tienes claro dónde van las cucharas, donde van los juguetes, donde van los libros. Pero ¿dónde va ese cargador del móvil que ya no funciona? ¿Y el recuerdo de la boda de tu primo? ¿Y esa botellita monísima que no encuentras donde poner? Te lo decimos nosotros: a ese cajón que nunca abres. Aunque su lugar real, tal y como sabes en lo más profundo de tu ser, es la basura.

© Ikea

APLICA LA REGLA DE LAS 72 HORAS

Has dado con lo que, de pronto, crees que es el objeto perfecto. Justo lo que necesitabas. Lo has metido en la cesta, real o virtual. Párate ahí: no pulses 'comprar' todavía, no saques la tarjeta. ¿Y si esperases 72 horas hasta adquirirlo?

Es la regla de Elizabeth Willard Thames, autora experta en hábitos de ahorro. Así funciona: "La próxima vez que sientas la necesidad de comprar algo, anótalo (o guárdalo en tu carrito de compras online). Permite que transcurran 72 horas. Durante este período de espera, considera si realmente necesitas o no el artículo. Calcula qué otra cosa podrías hacer con ese dinero. Explora si ya posee algo que podría valer para lo mismo. Pregúntate si es algo que podrías encontrar usado por un precio mucho más bajo. Después de 72 horas, reevalúa cómo te sientes con respecto al artículo. ¿Todavía lo quieres fervientemente? ¿O se ha desvanecido el deseo?".

CUIDADO CON LO ESPECÍFICO

Lo apuntábamos al principio: entre las cosas que acumulas pero no usas, hay, probablemente, varias que tienen un uso muy específico. ¿Realmente necesitas una sandwichera, si ya tienes una tostadora? ¿Una plancha, teniendo una sartén? ¿Un tupper con forma de tomate, si al final acabas metiendo el medio tomate en la nevera envuelto en film?

En la cocina están los errores más flagrantes que una vez cometimos en forma de utensilios que no hemos utilizado más de tres veces en total, pero el resto de la casa tampoco se queda corto. Los estantes del baño, por ejemplo, también podrían decir mucho al respecto...

NO LO GUARDES TODO

Parece obvio, pero no lo es: no puedes guardar todos los dibujos de tus hijos. Ni todas las camisetas de conciertos a los que has ido. Ni todas las pulseras de festivales. Es decir, sí que puedes, pero ¿sirve, en realidad, de algo? ¿Te ves volviendo una y otra vez a revisar esas pertenencias? O, como diría Marie Kondo, ¿te aportan felicidad?

Si la respuesta es sí, adelante, quédatelas. Pero si implica que la última vez que abriste la cajita con notitas de tu novio de la adolescencia fue cuando eras, eso, adolescente, quizá sea el momento de reevaluar su lugar en tu casa...

Manolo Yllera

STOP REGALOS

Regalar y recibir regalos es una sensación maravillosa, pero ¿cuántos de los artículos que compramos a toda prisa en un centro comercial serán realmente utilizados?

Tenemos que quedar bien con la tía, con la prima, con nuestra pareja, y las fechas señaladas son tantas que llega un momento que parece que hemos agotado todo lo que resulta necesario y tiramos por los regalos comodín: que si una mantita, que si una bolsa de semillas, que si calcetines... Y los mismos artículos te llegarán a ti antes o después, que acabarás deshaciéndote de ellos.

Stop. Pensemos un poco: ¿por qué no obsequiar con algo que no ocupe un espacio inútil en casa? Pueden ser plantas, comida, vales regalo, invitaciones a cenar, la propuesta de pasar una tarde especial juntos... Lo importante, al fin y al cabo, es mostrar nuestro amor: ¿quién dijo que el amor debía acabar convertido siempre en un objeto?

LA MUDANZA PERPETUA

Si tuvieras que mudarte hoy mismo, ¿qué llevarías contigo? ¿Qué sería lo que realmente necesitarías para poner en marcha una nueva casa, en términos de funcionalidad y belleza? Es eso, y no lo demás, lo que deberías quedarte sí o sí.

Haz la prueba, caja en mano, y verás cómo se despeja tu vivienda y se vuelve un espacio perfecto para el mindfulness, aligerando tu sensación dentro de ella. Al fin y al cabo, la ciencia lo demuestra: nos sienta genial deshacernos de cosas.

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