Pasar al contenido principal
x

La Candileja, castigo del Infierno

Foto(s): Cortesía
Redacción

La leyenda de la Candileja, es un relato basado en la tradición oral campesina especialmente de los llanos orientales de Colombia.


La Candileja es representada como una figura ardiente de tres bolas de fuego, con brazos como tentáculos resplandecientes de un rojo candela, que se manifiesta a través de un escandaloso ruido a medida que se acerca, parecido al sonido de jarrones rotos.


Esta luz persigue a hombre borrachos e infieles, así como a padres de familia irresponsables, aunque también asusta a los viajeros que recorren los caminos solitarios durante la madrugada.


Los abuelos y tatarabuelos, en hogares de familias numerosas, cuentan esta leyenda una y otra vez para escarmiento o como lección moral a sus hijos y nietos.



 


¿Cuál es la leyenda de la Candileja?


Cuenta la leyenda que hace muchísimos años había una rica anciana que tenía dos nietos a quienes consentía demasiado y les toleraba hasta las más extrañas ocurrencias, groserías y desenfrenos; eran dueños y amos de la casa, y no paraban de brincar durante todo el día destrozando todo.


Sin el más mínimo respeto, los pequeños bribones planeaban acciones que ponían en riesgo la integridad de la anciana.


Nuestra abuelita protagonista todo se lo consentía a sus dos pequeños, independientemente de que las acciones de éstos conllevaran groserías y desenfrenos nacidos de la propia maldad.


La hora de la comida era un desastre y así pasaban los días sin que ella pusiera un remedio a la situación.


Las infantiles ocurrencias llegaron hasta altos niveles de crueldad. En una ocasión, los dos nietos llegaron a exigirle a la abuelita que hiciera el papel de caballo de carga.


No solo pretendían humillarla, sino también castigar a sus viejos huesos. Pues ya encorvada, la ensillaron para después montarla los dos. La crueldad tampoco sabe de límites.


Y la pobre anciana que no veía más allá de lo que creía que era la felicidad de sus nietos accedió encantada.


Y así, al trote, los dos niños cabalgaron sobre la lastimada espalda de la abuela durante horas por toda la casa, como si de un manso caballo se tratara.


El maltrato continuo pronto tuvo sus consecuencias. La anciana falleció posiblemente antes de lo que su ciclo vital le hubiera permitido disfrutar.


Pero aún no había acabado su padecimiento. Al encontrarse la abuela frente a San Pedro para ser juzgada por sus actos y encontrar o no las puertas del Paraíso abiertas, ésta recibió una tremenda reprimenda.


San Pedro no dudó en regañarla severamente por su falta de rigidez en la educación de los pequeños. Y de las palabras se pasó a los actos.


La anciana fue condenada a purgar sus faltas en este mundo entre tres llamaradas de candela que significan: el cuerpo de la anciana y el de los dos nietos.


Crece la leyenda


Y como todo buen mito, según ha ido pasando de boca a boca, La Candileja ha ido creciendo.


Ya no solo persigue a padres irresponsables y temerosos como fue su tarea en su origen, porque la educación de nuestros pequeños no es tema menor.


En su peregrinar, La Candileja también acompaña a los viajeros que cabalgan en la noche para ocultarse. Se coloca en la grupa del caballo y les da un terrible susto al jinete y al animal.


Le fascina amargarle la noche a los borrachos, que caen casi desmayados por el terror.


Con su amor de abuela, guía también a los niños perdidos en la noche, para que encuentren el camino hasta su casa.


La Candileja se indigna al ver como personas crueles y despiadadas se benefician de la explotación del trabajo de los niños quitándoles su derecho a estudiar y llevar una vida digna. A esas personas las ataca sin piedad haciéndolos caer por el pánico producido.


Así, a lo largo de la historia, se han notificado cientos de relatos de avistamientos de bolas de fuego o bolas luminosas.


Los expertos reconocen su existencia, pero aún no han podido explicar científicamente el fenómeno debido a que todo es efímero y no hay registro tangible.


Estas bolas siguen siendo un enigma que alimenta uno de los grandes misterios y da rienda suelta a la imaginación para que la leyenda de La Candileja siga a día de hoy más viva que nunca.


Importante educar a los niños


Educar en libertad a los niños es sin duda importante y la base para cualquier aprendizaje, pero también se deben establecer límites consensuados y explicados para saber gestionar la responsabilidad, la empatía, la generosidad… y crecer con el respeto hacia los demás bien aprendido.


Todas las culturas, tienen sus propios mitos y leyendas para atemorizar a los más pequeños de las casas y conseguir que se porten bien.


De esto saben mucho los abuelos o los más ancianos del lugar, quienes, generación tras generación, siguen transmitiendo su sabiduría popular regalándonos auténticas lecciones de vida.


Así y por siempre vaga La Candileja, como un mensaje a las madres y abuelas consentidoras que permiten que los niños abusen de ellas.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.