Lluvia dorada entre jirafas antes del apareamiento

Al llegar la época de reproducción, las jirafas macho comprueban si las hembras están en celo con un método infalible: probando su orina.

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Un par de jirafas se aparean fervientemente en Sudáfrica.
Foto: iStock

Cuando llega la época de reproducción y las jirafas macho inician sus acercamientos a las hembras, ponen en marcha un método para asegurarse de que su futurible amada está en celo. Dicho método es infalible, aunque, eso sí, algo burdo y grimoso. Se trata de un test de orina que, a falta de esas útiles tiras reactivas tan empleadas por los humanos, los gallardos galanes realizan de la siguiente manera: primero frotan con el morro las partes traseras de la hembra para estimular la micción; si ella orina, él recoge una muestra en su boca para detectar si contiene o no hormonas sexuales.

El método para saber si las hembras están en celo es grimoso, pero también muy efectivo.

Para ello, el aspirante adopta lo que se conoce como respuesta de Flehmen, un comportamiento que llevan a cabo diversas especies como reacción a un fuerte olor y que se manifiesta con un retraimiento de los labios que deja expuesto el órgano vomeronasal, situado entre la nariz y la boca, que muchos vertebrados tienen para complementar el sentido del olfato. Este órgano, también llamado de Jacobson, está dotado de unas neuronas sensoriales que captan distintos compuestos químicos, entre ellos las feromonas.

Como explica en un estudio la veterana zoóloga canadiense Anne Innis Dagg, pionera en el estudio de las jirafas salvajes, en cuanto el macho recolecta la orina en su boca, "mantiene la cabeza hacia delante y paralela al suelo, o por encima del nivel de su cuello extendido, y permanece inmóvil durante dos minutos o más con el labio superior curvado y evertido". Si el test da positivo, el macho montará a su pareja, y si no, procederá a catar la orina de otra hembra. Y es que degustación y cópula van de la mano en el mundo de estos ungulados africanos.