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¿Qué impactos causa el árbol del cielo?

También conocido como ailanto, su nombre científico es ‘Ailanthus altissima’, procede de china, y es una de las 100 especies más invasoras del mundo.

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El ailanto o árbol del cielo (Ailanthus altissima) es un árbol de gran porte, muy utilizado como planta ornamental en parques y jardines, no solo por su aspecto espectacular, con cientos de miles de frutos que al final del verano se tiñen de un bonito color anaranjado, sino también por su utilidad: es muy frondosa, proporciona grandes áreas de sombra, y sus raíces, fuertes y densas, sujetan muy bien el sustrato, evitando la erosión o fijando taludes.

Pero no es oro todo lo que reluce, este árbol procedente de China tiene un lado muy oscuro. Se trata de una especie invasora, presente en el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y, desde 2019, en el listado de Especies Preocupantes para la Unión Europea.

Lo que hace invasor al ailanto

Varios rasgos hacen del árbol del cielo un invasor excelente. Por un lado, los frutos. Cada ejemplar adulto puede producir entre 350 000 y 500 000 frutos al año, la mayoría viables. El tipo de fruto es conocido como sámara, el mismo tipo que tienen los fresnos o los olmos. Es un fruto seco, con la semilla dispuesta en el centro, y unas expansiones aplanadas que adquieren forma de ala, y que facilita su dispersión por el viento.

El fruto en tipo sámara de un ailanto

El fruto en tipo sámara de un ailantoEl fruto en tipo sámara de un ailanto

El ailanto arraiga muy bien en las orillas de ríos y arroyos y en los taludes, junto a carreteras y caminos. Lugares donde con frecuencia hay vientos longitudinales —favorecidos, en unos casos, por la corriente de agua y la canalización de los vientos por la cuenca, y en otros, por el movimiento de vehículos— que facilitan el transporte de estos frutos a grandes distancias, cientos de metros o incluso kilómetros del árbol madre.

Además, los ailantos producen una serie de sustancias denominadas alelopáticas a través de sus raíces y de sus hojas muertas, que inhiben el crecimiento de otras plantas, lo que les facilita en gran medida la competencia por el espacio.

Los ailantos tienen una gran capacidad de rebrotar desde el tocón o desde las raíces. Cuando un tronco es cortado, destoconado, e incluso tratado químicamente, aún es necesario un mantenimiento constante durante cuatro o cinco años hasta que sus raíces dejen de emitir rebrotes que emerjan alrededor del tocón ya seco.

Rebrotes de raíz de ailanto

Rebrotes de raíz de ailantoRebrotes de raíz de ailanto

Las consecuencias de su invasión

Los animales invasores causan impactos claramente visibles, inmediatos y muy evidentes. Sin embargo, el impacto que causan las plantas invasoras a menudo son poco perceptibles. Muchas plantas son lentas en sus acciones y comportamientos, no percibimos sus movimientos, y por tanto, tampoco sus impactos en tiempo real, solo se hacen evidentes cuando ya han sucedido.

Los impactos que causa el árbol del cielo, como los de cualquier otra especie invasora, se clasifican en tres categorías: daños a las especies nativas, perturbaciones a los ecosistemas y perjuicios socioeconómicos.

Las sustancias alelopáticas ya mencionadas del árbol del cielo generan un impacto evidente sobre la flora nativa, desplazándola e incluso eliminándola. Además, al ser tan frondosa, entra con éxito en la competencia por el recurso lumínico, por lo que hasta las plantas que soporten la intoxicación quedan condenadas a vivir a su sombra.

Estos comportamientos son la causa de los daños a los ecosistemas. El ailanto hace que la composición vegetal del ecosistema en el que se instala cambie, reduce la cobertura de arbustos y herbáceas, y la biodiversidad, favoreciendo que las comunidades se conviertan en monoespecíficas, es decir, en las que solo permanece una especie. Monopoliza los recursos, alterando con ello los ciclos biogeoquímicos del entorno y las redes tróficas, y rompe los procesos de sucesión ecológica.

Por supuesto, también es un árbol con impactos socioeconómicos significativos. Sus raíces, capaces de entrar en las grietas y quebrar las rocas, también levantan aceras, agrietan calzadas o derriban muros. A los daños a las infraestructuras hay que añadir el impacto que sus hojas, arrastradas por el viento, causan en la agricultura, al depositar las sustancias alelopáticas en suelos agrícolas e inhibir el crecimiento de los cultivos. La toxicidad de sus hojas puede afectar a la fauna nativa y a las explotaciones ganaderas, y su polen puede provocar alergias al  ser humano.

Debido al atractivo de sus flores, las abejas se acercan con frecuencia a este árbol; pero, si las abejas pertenecen a explotaciones melíferas, la producción de miel se puede echar a perder, ya que el néctar del ailanto le confiere un sabor muy desagradable.

¿Sigue el ailanto en nuestros parques?

Esta es una de las cuestiones más preocupantes en torno al árbol del cielo. A pesar de que se trata de una especie regulada tanto por la normativa española como por la europea. Actualmente, sin embargo, el ailanto está aún disponible a la venta en múltiples viveros —algo que, por cierto, es ilegal—, y está todavía presente en multitud de parques y jardines públicos de toda España, y suponen con frecuencia focos de expansión de la especie a terrenos seminaturales y naturales.

El mismo Real Decreto 630/2013, por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras, indica, en su disposición transitoria quinta, que «en el caso de aquellos ejemplares de especies del catálogo localizados en parques o jardines públicos (...) las administraciones competentes eliminarán progresivamente, en los casos en que esté justificado, estas especies».

El árbol del cielo está en este catálogo desde que entró en vigor en 2013. Parece un tiempo más que razonable para haber procedido ya a su retirada y sustitución por árboles nativos.

Referencias:

Ballero, M. et al. 2003. Allergy to Ailanthus altissima (tree of heaven) pollen. Allergy, 58(6), 532-533. DOI: https://doi.org/10.1034/j.1398-9995.2003.00172.x

Bayón, Á. et al. 2011. Ailanthus altissima (Mill.) Swingle (Simarubaceae) como potencial invasora. Ambiociencias, 0(7), 27-39. DOI: 10.18002/ambioc.v0i7.4915

Bayón, Á. et al. 2019. Horizon scanning to identify invasion risk of ornamental plants marketed in Spain. NeoBiota, 52, 47-86. DOI: 10.3897/neobiota.52.38113

BOE. 2013. Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras. BOE, 185(Sec. I.), 56764-56786.

Melville, R. 1944. Ailanthus , Source of a Peculiar London Honey. Nature, 154(3916), 640-641. DOI: 10.1038/154640b0

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