Desde que nacemos, vamos adoptando mensajes que hacemos propios y que generan en nuestro interior más profundo unas creencias y valores que son el sustento de nuestro día a día, ya que sin darnos cuenta actuamos en base a ellos.
Es posible que algunos mensajes nos hayan servido de ayuda para impulsarnos en algún momento y también es posible que muchos de ellos nos hayan aportado valor ante situaciones de inseguridad.
Otros mensajes, en cambio, nos pueden haber condicionado de tal modo, llegando incluso a impedir tanto nuestro crecimiento personal como una relación sana con nuestro entorno, pudiendo frenar nuestra actividad y paralizarnos ante nuevas oportunidades.
Según la coach emocional, Sonia Díaz, en una entrevista para MARCA: "Todo dependerá de la experiencia y de la interpretación propia que cada uno hace de ellos. Tomando como ejemplo el refranero popular, estas son algunas frases típicas a las que, según nuestra propia interpretación, podemos atribuirles valores opuestos":
"A quien madruga Dios le ayuda" pero "No por mucho madrugar amanece más temprano"
"Donde comen dos comen tres" pero "Dos son compañía y tres son multitud"
"La intención es lo que cuenta" pero "De buenas intenciones está el infierno lleno"
"Es normal que los refranes se contradigan ya que no todos son "verdades absolutas". Cada versión hace referencia a hechos concretos que defienden valores totalmente distintos. Debido a que estos y otros mensajes, además de nuestras experiencias e interpretaciones, son condicionantes de nuestro ser más profundo y forman parte de nuestra identidad, personalidad y preferencias, es conveniente echar un vistazo para actualizarlos", admite la profesional.
La coach pone algunos ejemplos en una entrevista para MARCA:
Algunas personas pueden evitar ofrecer oportunidades porque han interiorizado "Nunca segundas partes fueron buenas" y dan por hecho que puede salir mal.
Hay personas que pueden ser desconfiadas porque "Si piensas mal acertarás", "Si crías cuervos te sacarán los ojos" y "En todas partes se cuecen habas".
Algunas personas pueden tener una relación de sufrimiento porque creen que "quien bien te quiere te hará llorar".
Otras personas podrán ser conformistas porque "a falta de pan buenas son tortas" y "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer".
También se puede llegar a ser relajado en exceso si se piensa muy a menudo "vísteme despacio que tengo prisa".
Incluso alguien puede vivir sin esforzarse pensando que "los últimos serán los primeros".
Otros puede que no le den importancia al dinero porque "no da la felicidad".
Algunos podrán atreverse con casi todo, aunque no sea lo más correcto, porque "el fin justifica los medios".
Algunas personas pueden evitar compartir sus sentimientos ya que "la ropa sucia se lava en casa".
Hay quien puede estar decidido a no cambiar porque es "genio y figura hasta la sepultura".
Otros pueden vivir en el esfuerzo y el sacrificio porque "la letra con sangre entra".
Algunas personas prefieren vivir en la ignorancia porque "Ojos que no ven, corazón que no siente".
También puedes no fiarte de ti mismo porque estás convencido de que "Cuatro ojos ven más que dos".
Quizás te encantan los excesos porque "Mejor que sobre y no que falte".
Hay personas optimistas que piensan que "El amor todo lo puede", "El tiempo todo lo cura" "El sol sale para todos" "A lo hecho, pecho", "A la vejez, viruela" "Al mal tiempo, buena cara" y "No hay mal que por bien no venga".
En cambio, a otras personas les acompañan mensajes como "En la vida no todo es de color de rosa", "En aguas tranquilas, demonios se agitan", "La procesión va por dentro" y "Las desgracias nunca vienen solas".
Algunos pueden pasar de todo y van seguros por la vida porque "Ande yo caliente, ríase la gente"
Otros acatarán las normas sin rechistar porque "Donde manda capitán no manda marinero".
Alguno puede ser impaciente porque "El que espera desespera".
También puedes desconfiar de lo que te dicen porque "Del dicho al hecho hay un largo trecho" y "Las palabras se las lleva el viento".
Tal vez consideras que "Sobre gustos no hay nada escrito" o que "En la variedad está el gusto".
O quizás para ti "Una golondrina no hace verano" y necesitas mucho más para estar seguro.
Según Sonia: "Revisar el propio refranero, esas frases y mensajes que nos acompañan cada día sin darnos cuenta y que asociamos a pensamientos, creencias y valores, que son los que condicionan nuestras acciones, nos ayuda a actualizarnos para que estén más acorde con nuestro Yo actual. Si por un lado podemos pensar que "En tus apuros y afanes, pide consejo a los refranes", si queremos actualizar nuestra sabiduría popular propia, en base a nuestros valores actuales, podemos tener en cuenta que "Lo que un refrán dice, otro lo contradice".
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