Los coruñeses, los gallegos a los que más se les ha abaratado el combustible

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

El diésel y la gasolina aún son un 10 y un 19% más caros que antes de la guerra

17 ene 2024 . Actualizado a las 20:18 h.

Los gallegos ya pagan 6,6 euros menos que hace exactamente un año por llenar su depósito de gasolina (de 55 litros). Hasta 11 euros si se trata de un coche diésel. El precio de los carburantes en la comunidad se ha abaratado un 7,3 y un 11,8%, respectivamente si se comparan las tarifas con las de hace exactamente un año. Y quienes más lo están notando en el bolsillo son los conductores coruñeses, que se están ahorrando al pasar por caja 6,82 euros —si repostan gasolina— y 11,83 euros —si repostan diésel—. ¿Qué hay del resto de provincias? En las estaciones de servicio ourensanas, el ahorro medio es de 6,77 y 10,4 euros. En las lucenses alcanza los 6,27 y los 10,95 euros. En las pontevedresas los 6,66 y los 10,56 euros.

Con todo, Galicia ya es la tercera comunidad más asequible para repostar gasolina, solo por detrás de Canarias y Murcia. Sin embargo, hay hasta ocho comunidades con precios del diésel más baratos, según los datos actualizados del Ministerio para la Transición Ecológica. Y eso que la región cuenta con una de las nueve refinerías que hay en España. Baleares sigue siendo la comunidad con los precios de los carburantes más altos. Llenar el depósito allí cuesta 5,5 euros más que en Galicia si se trata de un vehículo con motor de gasolina y 5 euros si es de diésel.

¿Qué ha pasado a lo largo del 2023 para que los combustibles se hayan abaratado? La economía se ha enfriado progresivamente desde el segundo trimestre del año. Y no solo en España.

Economías con una alta demanda de carburantes, como Alemania o los Países Bajos, entraron en recesión técnica. Cuando esto ocurre, el consumo de combustibles se reduce y eso presiona los precios a la baja. «El crecimiento de la demanda global en el cuarto trimestre del 2023 se ha revisado a la baja y Europa representa más de la mitad de esa disminución. Se prevé que la desaceleración continúe en el 2024», explica la Agencia Internacional de la Energía (IEA) en su último informe de diciembre.

Otro factor que ha contribuido a aliviar el bolsillo de los conductores ha sido el ritmo de bombeo de los países no pertenecientes al cartel de la OPEP. El crecimiento de la oferta en Estados Unidos sigue batiendo todas las expectativas y países como Brasil han anotado una producción récord en el 2023, a lo que hay que sumar los crecientes flujos de petróleo iraní, que están contribuyendo a elevar la oferta mundial y compensar los recortes de la OPEP. La situación se repetirá este 2024. «Además, los estándares de eficiencia más estrictos y una flota de vehículos eléctricos en expansión continúan frenando el uso de petróleo», señala la IEA.

Precios antes de la guerra

A pesar de todos esos factores que han contribuido a reducir la factura de los gallegos al repostar, lo cierto es que los precios siguen muy por encima de los umbrales previos a la guerra en Ucrania, un evento que provocó un alza histórica de los carburantes.

En la actualidad, los surtidores españoles venden la gasolina un 10,4% más cara que antes de la guerra. En el caso del diésel, la diferencia alcanza casi el 19%.

Y eso que la cotización actual del barril de brent (poco más de 77 dólares) se sitúa ahora por debajo de los 100,99 que marcó en enero del 2022, antes de la invasión. El precio apenas ha avanzado un 1,26% en lo que va de año, a pesar de las crecientes tensiones en el golfo de Adén, que también han afectado al transporte de hidrocarburos.

El sector achaca la resistencia de los precios finales al aumento de costes operativos.

El sector sufre una caída de las ventas, alzas de los costes laborales y una mayor burocracia

«Hay muchas gasolineras que han entrado en una situación de no tener beneficios», asegura el portavoz de la Federación Gallega de Estaciones de Servicio (Fegaes), Julio López, quien tiene claro que si los precios no bajan más es porque casi no les queda margen para abaratar los carburantes. A estos negocios, asegura, les han venido de golpe muchos problemas. El primero de ellos, la «caída generalizada de las ventas», que ha sido más acusada entre las gasolineras tradicionales que entre las automáticas —al no tener personal, pueden competir con precios más bajos—. «Los vehículos cada vez son más eficientes y hay una menor movilidad del coche particular», señala López. Eso, en un mercado cada vez más competitivo ha reducido el margen de maniobra de las estaciones de servicio, que han experimentado además una caída «muy grande» del empleo.

Otro problema sobrevenido es el alza de los costes laborales. Los vinculados a los salarios cerraron el 2023 un 4% por encima de los costes medios del resto de los sectores, apunta el portavoz de Fegaes. Pero lo que más les ha costado absorber son los aumentos de las cotizaciones, que «han sido muy bruscos». Muchos negocios no contaban con ello y ya iban con las cuentas justas.

López también señala otro obstáculo que les está pesando: cada vez hay más condiciones en los contratos con los proveedores. En algunos casos, ni siquiera resultan rentables. Finalmente, desde la federación también se quejan de la creciente carga burocrática «innecesaria» vinculada a los requerimientos medioambientales que sufren.