Te despistas un segundo y, al darte la vuelta, tu hijo ha convertido la pared del salón de tu casa en un cuadro de expresionismo abstracto a gran escala. Él está sumamente orgulloso de su obra, pero a ti lo primero que te pasa por la cabeza es llevarte las manos a la cabeza y regañarlo.
Esta situación es verdaderamente común en una casa con niños. Y muchos padres se preguntan cómo actuar: ¿es bueno dejarles que den rienda suelta a su vena artística o debo marcarles unos límites? Lo cierto es que la decisión depende mucho de la opinión personal de cada progenitor.
Se decantan por las paredes porque para ellos es un lienzo de lo más apetecible: grande, accesible y por lo general en un tono liso que les llama a llenarlo de color. Permitirles expresarse libremente en este lienzo entraña interesantes beneficios para ellos, pero tampoco debemos pasarnos de permisivos.
Dejar a los niños pintar en las paredes: ¿sí o no?
La mayoría de los niños pintan en las paredes movidos por su creatividad y curiosidad. Están explorando el mundo que les rodea y la pintura es un modo de potenciar su imaginación, comunicarse y expresar sus emociones. Además, les entretiene y les relaja.
Pero otros, conscientes de que está prohibido, estropean la pared como una manera de llamar tu atención. Has de saber cuál es la razón por la que tu pequeño ha escogido esta superficie para pintar y, en función del caso, actuar en consecuencia.
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Darles luz verde o roja para pintar las paredes de casa dependerá enteramente de cómo quieres orientar su educación. Lo cierto es que es muy beneficioso para ellos no poner barreras a su creatividad, pues así desarrollan sus dotes artísticas. Pero, además, pintar en una superficie vertical amplia es bueno para su postura corporal, la sujeción del lápiz o la pintura, la posición de la muñeca, la coordinación mano-ojo y su percepción del espacio.
Pero, en el lado opuesto de la balanza, también es importante saber marcarles límites, que aprendan a obedecer las normas y lo que está bien y está mal. Ante esta disyuntiva, no hay por qué escoger un extremo u otro, sino que podemos optar por un punto intermedio.
Por ejemplo, destinando una única pared de la casa –como la de su dormitorio o cuarto de juegos– para que solo pinten allí. Para este caso, es aconsejable que esté pintada con pintura lavable con agua o incluso con pintura de pizarra donde pinten con tiza. Otra alternativa es forrar una pared con rollo de papel para que pinten y luego retirarlo o conservarlo como un mural.
Si prefieres mantenerlos alejados de las paredes, compra una pizarra grande y colócala en un soporte donde tengan fácil acceso. O bien hazte con rotuladores para dibujar en los cristales de los que se limpian fácilmente con un paño húmedo y que dibujen en las ventanas.
En última instancia, si para ti pintar en las paredes es un no rotundo, explícales por qué no deben hacerlo con argumentos justificados. Ten siempre folios disponibles como alternativa y, si te desobedecen, pídeles que limpien el destrozo contigo para aprender que sus actos conllevan consecuencias de las que deben responsabilizarse.
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