El Abajamiento de Samper de Calanda cumple 25 años desde su recuperación. El Viernes Santo volvió a representarse, aunque la intensa lluvia que estaba cayendo fuera puso en jaque a las procesiones del Santo Entierro y obligó a que empezase unos minutos más tarde. Se dio tiempo a llegar al público y a los alabarderos, que tuvieron que improvisar y salir en formación desde la sacristía y evitar mojar los uniformes. Allí preparado estaba José María Falo Espés, fraile franciscano y la voz del Predicador del sermón del Abajamiento desde hace 25 años. El resto del año está en Belén, donde realiza su labor, pero en Semana Santa no falta a su cita con Samper de Calanda. Desde niño con su bombo ha ido sumando papeles a su estancia en el pueblo. Fue monaguillo y ahora además del Predicador, también se le puede ver presidiendo alguna procesión si el párroco no puede, ya que se ocupa de varios pueblos. Si no, él sigue participando con su bombo. «Nos dan un mes de vacaciones y procuro hacerlo coincidir con Semana Santa y estar en Samper», dice.
Respecto al auto sacramental, asegura que es «igual que el que se realiza en el Santo Sepulcro de Jerusalén». Durante la Edad Media y, sobre todo en los siglos XVI y XVII se realizaron muchos autos sacramentales, pero ya no abundan. La reforma litúrgica del Vaticano Segundo se llevó por delante muchas de estas representaciones y entre ellas la de Samper. «Con los años y el impulso de muchas voluntades se recuperó. Lo que no podemos saber es qué movió entonces porque quienes lo vieron fallecieron o eran muy pequeños, pero pudimos reconstruir algo de aquello», añade. El auto sacramental representa lo que en su momento pudo ocurrir en el Monte Calvario en Jerusalén.
El de Samper de Calanda tiene además algún momento de impacto, como son los efectos de rayos y truenos con el toque de los alabarderos en la iglesia en el momento que el Predicador dice «Cristo ha muerto». Otra peculiaridad samperina es que el Cristo es articulado, algo poco común.
Destinado en Belén, ahora en guerra
Su implicación con la Semana Santa y la difusión que hace de ella siempre allá donde vaya, le valió el premio Redoble de las Jornadas de la Ruta del Tambor y Bombo que acogió Samper en 2017. Tras el receso de estos días regresará a Belén, a un territorio en el que la guerra se está cebando con la población desde varios frentes. «En pandemia no venía nadie porque nadie se movía de su casa, y en este momento allí no viene nadie pero la gente local sigue moviéndose. Con lo cual, todavía es un poco más dramático porque no hay peregrinos», dice. Explica que una buena parte de la economía de Palestina depende de ello. «La economía de Belén depende en un 80% o un 85% de que haya turismo religioso. No hay absolutamente nadie, las tiendas están cerradas, los talleres de artesanía cerrados…», cuenta a Radio La Comarca. «Ya en la Franja de Gaza la situación es dramática. No hace falta que cuente nada porque ya veis por televisión lo que ocurre», dice.
El papel de los Franciscanos es el mismo que tienen desde hace 800 años, el tiempo que llevan allí. «Siempre ha sido ser un poco intermediarios para buscar la paz y en eso estamos ahora también, aunque podéis imaginar que es dificilísimo tener una palabra de aliento, de paz, de querer arreglar la situación… Ahora es muy difícil el entendimiento entre las dos partes», concluye.
Un auto sacramental recuperado el 2 de abril de 1999
Fue el 2 de abril de 1999 cuando Samper de Calanda volvió a sobrecogerse con el Descendimiento o Abajamiento, los dos nombres que se le da a este acto que el pueblo recuperó ese año después de casi cuatro décadas de vacío. Se cumplen pues 25 años, lo que significa que además de regresar, se mantuvo. Algunas fuentes apuntan a finales del siglo XIX como época en la que ya se representaba, lo que no descarta que sea más antiguo. Lo cierto es que dejó de hacerse en 1962.
Se representa cada Viernes Santo antes del Santo Entierro. Además de ser punto diferenciador de Samper, es uno de los momentos más esperados de la Semana Santa porque sigue estremeciendo desde el principio con la entrada de los alabarderos. El auto sacramental incluye efectos especiales capaces de recrear una tormenta en el interior del templo que se sigue llenando de público.
Uno de los precursores de su recuperación es Miguel Abós, que sigue pendiente de su buena marcha año tras año. El acto recrea el momento en que desclavan el cuerpo de Cristo de la cruz y en la escena intervienen varios personajes: además de los alabarderos, con el papel especial de lanceros y del general que se acerca a comprobar que está muerto; actúan los Santos Varones para bajarlo de la cruz, y los angelicos. No son pocos los niños samperinos que han encarnado este papel. Desde el púlpito narra la escena el Predicador en la figura del fraile José María Falo Espés. Es el único que habla. También se requiere la presencia del paso de la Dolorosa y la Cama, que es donde introducen el cuerpo los Santos Varones, y que cierra la procesión del Santo Entierro que sigue.
Cabe destacar que rescatar este momento supuso volver a darle relevancia al Cristo articulado, que es único en la zona y de los pocos que existen. Se talló en 1948 en la madera de un ciprés centenario derribado por el viento en Santa Quiteria.
Viernes Santo no ha coincidido con el 2 de abril como aquel 1999, por eso desde la Cofradía del Calvario no descartan programar actos en próximas fechas para recordar juntos cómo vivieron el retorno de este auto ya fijo en la programación.
Agustin Clavero Marco dice
Me alegro mucho del reconocimiento que recibes José María, Creo que realmente te lo mereces.
Muguel dice
Abaja manue!!!! Entre el abajamiento, la rompida y la clausura estamos apañaos.,.
Balsete 3000 dice
Es una patochada, una copia de Alcañiz.