Hay un proverbio budista muy valioso que dice: “Aquello que resistes, persiste y lo que aceptas, te transforma”.
Cuando las personas de nuestro entorno no actúan como esperamos o las cosas no salen como las planeamos, intentar luchar contra lo que no podemos cambiar, suele provocarnos un desgaste de energía, frustración y sufrimiento.
Entonces, ¿qué hacemos? En mi experiencia, lo más útil es abandonar esa lucha, pero no desde la resignación, el conformismo, la queja, ni el rol de víctima; ello conduciría a un estado de indefensión, en una realidad que no podemos cambiar. Paradójicamente, la idea es dejar de resistirnos, pero desde la acción, desde la posibilidad de tomar el control de nosotros mismos, al responsabilizarnos y decidir cómo ver la vida y cómo reaccionar ante ella.
Debemos preguntarnos para qué está sucediendo lo que estamos viviendo, identificar el mensaje que quiere dejarnos, adaptarnos, transformar lo que sea necesario, para poder superarlo y salir fortalecidos; construir resiliencia y dejar ir. Esto es lo que conocemos como aceptación.
Aceptar es comenzar a transformar esa realidad que no queremos en nuestra vida y avanzar hacia el bienestar. La mejor forma de hacerlo es cambiando nosotros, modificando la forma como vemos la vida. En este sentido, la aceptación y sobre todo la auto-aceptación resulta muy difícil, ya que tendemos a vivir conectados con lo que está fuera de nosotros y cometemos el error de darle gran validez a la opinión los demás, al mercadeo, los mensajes publicitarios que nos muestran constantemente prototipos ideales que suelen estar lejos de lo que somos. Todo esto nos confunde y nos frustra.
Si te encuentras en una espiral descendiente donde los comentarios, prejuicios y críticas de las personas que se encuentran en tu entorno son muy fuertes y afectan tu autoconfianza y autoestima, debes salir de esa dinámica para encontrar tu voz interior y reconocer que eres un ser único e irrepetible, que no tienes que responder a los estándares o esquemas de otros. Se trata de tomar consciencia de tu valía y tener el coraje para apartarte de estereotipos que no responden a tu esencia, sin dramas ni sufrimiento. Cuando entiendes que eres perfecta como eres, aunque no luzcas como una modelo, por ejemplo, ni cumplas con los esquemas de los demás, realmente no cambió tu cara, ni tu cuerpo, ni tu personalidad; lo que se modificó fue la manera de evaluarte y, por ello, ya no te afecta.
Esto no significa que sea incorrecto querer lucir mejor o modificar nuestros hábitos, como por ejemplo, tener una alimentación balanceada o hacer ejercicios diariamente para incrementar nuestra salud y bienestar; lo que quiere decir es que podemos hacerlo desde la apreciación y aceptación de nosotras mismas, entendiendo que nuestro valor como ser humano no depende de estos ajustes. Aceptarnos y amarnos como somos y eliminar las comparaciones sociales es clave para ser más felices.
Igualmente, cuando nos referimos a situaciones. Si aprendemos a ver la vida como una bendición o un regalo y asumimos que podemos aprender, incluso, de las peores circunstancias; porque, cuando las cosas salen como esperábamos, sentimos alegría y celebramos; y, cuando no, tenemos una extraordinaria oportunidad de aprender y crecer, aceptar y avanzar, confiando en la vida como proceso inteligente.
Cuando sientas la necesidad de aceptar, existen algunas estrategias que pueden facilitar el proceso. Así, trato de aplicarlas:
Me concentro en el ahora, y observo la situación que deseo aceptar, sin quejarme, criticar o emitir juicios.
Evito preguntarme “por qué me pasa esto”, es decir, me aparto del drama, de la queja y me pregunto “para qué me esta sucediendo”.
No me resisto, ni evado, tampoco reprimo las emociones que puede generarme la situación, como el dolor, por ejemplo, aunque resulte difícil, ya que podrían convertirse en sufrimiento.
Voy hacia la acción. Analizo qué puedo hacer para adaptarme y superar la situación y lo aplico.
Si enfrentas una situación adversa y no te sientes en capacidad de manejarla por ti misma, es recomendable buscar ayuda profesional que te facilite las herramientas necesarias para superarla y te ayude a cuidar tu salud emocional.
Las invito a dejar de ver sus vidas como una carga, para empezar a sentirlas como una gran bendición. Confíen en ella, acéptenla y crezcan.