patrimonio

¿Qué esconde el Monumento a los Mártires que hoy amanece cubierto de flores?

Son muchos los símbolos de esta fuente en el centro de la ciudad, que se ubica en el mismo punto donde en su día estuvo la Cruz del Coso.

El monumento a los Mártires, la portada de HERALDO el 24 de octubre de 1904, la recreación de la Cruz del Coso y un detalle del conjunto actual.
El Monumento a los Mártires, la portada de HERALDO el 24 de octubre de 1904 (en su inauguración), la recreación de la Cruz del Coso y un detalle del conjunto actual.
Heraldo

Hoy está rodeado de terrazas y, como los cañones de El Corte Inglés, se ha convertido en una zona de ‘quedada’ en el centro de Zaragoza. Desde que los tranvías vuelven a pasar a su lado y se ha recuperado el tránsito peatonal en la plaza, son muchos los zaragozanos que observan a diario el Monumento a los Mártires sin saber muy bien qué representa. Hoy lo verán lleno de flores y de coronas funerarias, pues por Todos los Santos se recuerda en este punto a los zaragozanos que han luchado a brazo partido por defender la ciudad. Pero, ¿por qué aquí? ¿Desde cuándo? ¿Y qué tiene de simbólico este monumento?

En el lugar donde ahora se levanta el Monumento a los Mártires, en el centro de la plaza de España, se encontraba desde el siglo XV la llamada Cruz del Coso. Era un obelisco que luego se cubrió con una suerte de templete -con ocho columnas dóricas y una cúpula de madera- y que recordaba a los mártires cristianos de la antigüedad romana, que fueron martirizados en este punto de la ciudad y a los que se tenía por "innumerables". El 11 de agosto de 1808 la Cruz del Coso fue crudamente destruida por las tropas napoleónicas con un cañonazo durante los Sitios. Cuentan que fue un golpe simbólico en el ánimo de los zaragozanos, que -por supuesto- prometieron que la reconstruirían. La perseverancia de la Real Sociedad Económica de Amigos del País también favoreció que continuara vivo su recuerdo.

Ramos y flores anónimas, a los pies del conjunto escultórico.
Ramos y flores anónimas, a los pies del conjunto escultórico.
José Miguel Marco

No fue hasta 1904 que se levantó en ese mismo emplazamiento el Monumento a los Mártires de la Religión y de la Patria que hoy vemos en el centro de la plaza de España. En esta ocasión recordaba no solo a los primeros y perseguidos cristianos sino también a los defensores aragoneses muertos durante la Guerra de la Independencia. La parte arquitectónica fue diseñada por Ricardo Magdalena y las esculturas, fundidas en bronce, por Agustín Querol. Para hacerse una idea del respaldo con el que contó hace 118 años el proyecto basta decir que fue sufragado por suscripción regional.

Querol tenía dos objetivos principales al crear las figuras: por un lado pretendía recuperar el simbolismo del anterior monumento, cosa que hizo con la cruz que corona el conjunto y el ángel central en representación de la fe. Por otro lado, también era su intención rendir tributo a los caídos en los Sitios, lo que consigue con la imagen de un soldado moribundo con indumentaria local que es recogido por el ángel. En el pedestal, una inscripción en latín reza: "La victoriosa piedad de Zaragoza a los innumerables mártires por la fe y por la patria". Un poco más abajo, donde hoy se colocarán coronas funerarias, figura una imagen alegórica con el escudo de la ciudad.

En el año 2002, las obras de Independencia descubrieron los cimientos del antiguo templete de la Cruz del Coso.
En el año 2002, las obras de Independencia descubrieron los cimientos del antiguo templete de la Cruz del Coso.
Heraldo

El conjunto alcanza los 8 metros de altura y tiene mil y un detalles a los que se puede y se debe prestar atención. Un torreón acastillado, por ejemplo, es lo que sirve como amplio pedestal, mientras que el baturro muerto luce junto a la bandera y una bayoneta. "El conjunto monumental representa una alegoría al servicio de valores religiosos y patrióticos dominantes en la sociedad aragonesa de la Restauración", explican los expertos, que también narran que la cruz no estaba en los bocetos originales -no se buscaba una referencia tan obvia- sino que fue un añadido posterior “que puede lastrar la armonía del conjunto”.

"Para los ciudadanos su significado cobijaba también a los fallecidos en la reciente guerra hispanocubana finalizada en 1898. Los numerosos memoriales europeos a los fallecidos en la Gran Guerra recogerán en muchas ocasiones motivos similares", se lee en la ficha del Archivo Municipal, completada por Carlos Forcadell, quien destaca que la obra es fruto de la colaboración de dos talentos locales insignes: el arquitecto Ricardo Magdalena, autor del basamento de piedra, y el artista Agustín Querol, artífice del grupo escultórico, que se fundió en la casa catalana Masriera y Campis. Asimismo,  el historiador pone el acento que en apenas 500 metros -con el paseo de la Independencia de por medio- coinciden en la ciudad "los dos conjuntos monumentales más significativos y centrales" de la identidad aragonesa: el que nos ocupa y el del Justiciazgo. 

Rompiendo con la tradición y la costumbre del Consistorio de Zaragoza, el gobierno de ZEC decidió en 2015 que no se depositaría coronas de flores en este monumento a los Mártires ni tampoco en la cripta de la iglesia de Santa Engracia. Esta negativa impulsó a muchos ciudadanos a depositar rosas de forma anónima y a otros grupos municipales a colocar coronas a título particular. Las flores acostumbran a retirarse a primeros de diciembre, cuando son sustituidas por un enorme lazo rojo con motivo del día mundial contra el sida.

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