El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es un virus que compromete el sistema inmunitario. Actualmente, no existe una cura, pero hay tratamientos disponibles para reducir sus efectos en la vida de las personas.

En la mayoría de los casos, una vez que la infección por VIH se arraiga, el virus permanece en el cuerpo de por vida. Sin embargo, contrario a lo que pueda ocurrir con las infecciones por otros tipos de virus, los síntomas del VIH no aparecen repentinamente ni alcanzan su punto máximo de la noche a la mañana.

Si se deja sin tratar, la enfermedad progresa con el tiempo a través de tres etapas, cada una con su propio conjunto de síntomas y complicaciones posibles; algunos graves.

El tratamiento antirretroviral regular puede reducir el VIH a niveles no detectables en la sangre. Al reducirse a niveles no detectables, el virus no progresará a las etapas posteriores de la infección por VIH. Además, el virus no podrá transmitirse a una pareja durante las relaciones sexuales.

La primera etapa evidente es la infección primaria por VIH. Esta etapa también se conoce como síndrome retroviral agudo (SRA) o infección por VIH aguda. Debido a que la infección por VIH en esta etapa usualmente causa síntomas similares al resfriado, es posible que algunas personas piensen que sus síntomas se deban a una gripe grave en lugar de al VIH. La fiebre es el síntoma más común.

Otros síntomas incluyen:

  • dolores de cabeza
  • dolor de garganta
  • fatiga excesiva
  • escalofríos
  • dolor muscular
  • ganglios linfáticos inflamados
  • erupción maculopapular del torso

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los síntomas primarios del VIH pueden aparecer de dos o cuatro semanas después de la exposición inicial. Los síntomas pueden continuar por varias semanas. Sin embargo, algunas personas pueden mostrar los síntomas solo por unos cuantos días.

Las personas con síntomas tempranos de VIH no muestran ningún síntoma, aunque todavía pueden transmitir el virus a otras personas. Esto se atribuye a la replicación viral rápida y desenfrenada que ocurre en las primeras semanas después de contraer el virus.

El SRA es común una vez que una persona tiene VIH. Aun así, esto no es así para todos. Algunas personas tienen VIH durante años antes de saber que portan el virus. Según HIV.gov, es posible que los síntomas del VIH no aparezcan por una década o más tiempo. Esto no significa que los casos de VIH sin síntomas sean menos graves. Además, una persona que no ha experimentado los síntomas podría todavía transmitir el VIH a otros.

Los síntomas al inicio del VIH tienden a aparecer si el índice de destrucción de las células es alto. No tener síntomas puede significar que no se destruyen tantas células CD4, un tipo de glóbulo blanco, en las primeras etapas de la enfermedad. Aunque una persona no tenga síntomas, todavía tiene el virus. Por eso es que, las pruebas regulares de VIH son determinantes para evitar la transmisión. También es importante comprender la diferencia entre un recuento de CD4 y una carga viral.

Después de la exposición inicial y posible infección primaria, el VIH puede cambiar a una etapa llamada infección clínicamente latente. También se llama infección asintomática de VIH debido a una ausencia evidente de los síntomas. Esta ausencia de síntomas incluye posibles síntomas crónicos.

Según HIV.gov, la latencia en la infección por VIH puede durar de 10 o 15 años. Esto no significa que el VIH haya desaparecido, ni significa que el virus no pueda transmitirse a otras personas. La infección clínicamente latente puede progresar a la tercera etapa y a la etapa final del VIH, también llamada SIDA.

El riesgo de progresión es mayor si una persona con VIH no recibe tratamiento, como la terapia antirretroviral. Es importante tomar los medicamentos recetados durante todas las etapas del VIH, aunque no haya síntomas evidentes. Existen varios medicamentos que se usan para el tratamiento del VIH.

Después de la infección aguda, el VIH se considera crónico. Esto significa que la enfermedad es constante. Los síntomas del VIH crónico pueden variar. Puede haber períodos prolongados cuando el virus está presente, pero los síntomas son mínimos.

En etapas más avanzadas del VIH crónico, los síntomas pueden ser mucho más graves que en el SRA. Las personas con VIH crónico avanzado pueden experimentar episodios de:

  • tos y dificultad para respirar
  • pérdida de peso
  • diarrea
  • fatiga
  • fiebre alta

Controlar el VIH con medicamentos es determinante para mantener la calidad de vida, y ayudar a evitar la progresión de la enfermedad. La etapa 3 del VIH, también conocida como SIDA, se desarrolla cuando el VIH ha debilitado significativamente el sistema inmunitario.

Según la Red Nacional de Información para la Prevención de los CDC, los niveles de CD4 indican que el VIH ha progresado a su etapa final. La disminución de los niveles de CD4 a menos de 200 células por milímetro cúbico (mm3) de sangre, se considera una señal de SIDA. Un rango normal se considera de 500 a 1,600 células/mm3.

El SIDA puede diagnosticarse con una prueba de sangre para medir los CD4. Algunas veces, también se determina simplemente por la salud general de una persona. En particular, una infección que es rara en personas que no tienen el VIH puede indicar SIDA. Los síntomas del SIDA incluyen:

  • fiebres altas persistentes superiores a 100 °F (37.8 °C)
  • escalofríos y sudores nocturnos fuertes
  • manchas blancas en la boca
  • llagas genitales o anales
  • fatiga severa
  • erupciones en la piel que pueden ser de color café, rojo, morado o rosado
  • tos y problemas respiratorios regulares
  • pérdida significativa de peso
  • dolores de cabeza persistentes
  • problemas de memoria
  • neumonía

El SIDA es la etapa final del VIH. Según AIDSinfo, toma al menos 10 años sin tratamiento para que la mayoría de las personas con VIH desarrollen SIDA.

En este punto, el cuerpo es susceptible a una diversidad de infecciones y no puede atacarlas con efectividad. La intervención médica es necesaria para tratar las enfermedades y complicaciones relacionadas con el SIDA que, de otra manera, podrían ser fatales. Sin los tratamientos, los CDC calculan que la tasa de supervivencia promedio es de tres años, una vez se diagnostica el SIDA. Dependiendo de la gravedad de su afección, el pronóstico de una persona puede ser significativamente más corto. La clave para vivir con VIH es continuar consultando con un médico para recibir los tratamientos regulares. Los síntomas nuevos o que empeoran son motivo suficiente para visitar al médico lo antes posible. También es importante saber cómo el VIH afecta al cuerpo.

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