Sobre Finca Frutomadre

Finca Frutomadre es el legado de mi madre, quien la reforestó en un 40% con nuevos cafetos, árboles nativos y cacao. Después de heredarla en muy mal estado, trabajó incansablemente revalorizándola y sacándola adelante, mientras otras fincas de la zona eran abandonadas por la crisis del café. Esa dedicación me inspiró y enseñó muchísimo sobre la resiliencia transmitiéndome la pasión por la caficultura. En la actualidad, soy la única administradora de la finca y estoy muy orgullosa de continuar la noble tarea de brindar los frutos de nuestra hermosa finca a las tazas y corazones de los amantes del café en todo el mundo.

La finca está ubicada en las faldas del majestuoso y humeante volcán Chaparrastique y alberga una exuberante biodiversidad de flora y fauna. En El Salvador, el bosque cafetalero tiene una inmensa importancia para enfrentar el cambio climático, conservando el entorno natural y proporcionando diversos servicios eco-sistémicos, por lo que considero que además de producir un buen café, esto le proporciona un valor agregado excepcional. Mi visión está abocada al bienestar general de mis empleados y, siendo licenciada en gestión ambiental, le doy especial importancia a un manejo integrado y agroecológico, con vistas a innovar hacia un cultivo orgánico. En Frutomadre valoramos mucho los recursos naturales, como por ejemplo el agua, ya que la recolección de aguas pluviales es la única fuente hídrica de la finca, dado que no hay recursos subterráneos ni fluviales en las cercanías.

En la finca hay diversas variedades de café, de las cuales el Icatú Amarillo se ha destacado como café de estricta altura, si bien la finca no llega a superar los 1000 metros. El cuidadoso manejo y la recolección de los granos en su punto justo de maduración hacen que sea considerado café de especialidad, obteniendo una excelente taza según varias cataciones realizadas: ¨con una fragancia floral y especiado al momento del quiebre, de sabor acaramelado en boca, con una dulzura a notas de panela y chocolate, de cuerpo denso, cremoso y una acidez balanceada con un resabio prolongado.¨

Estoy muy satisfecha por los logros adquiridos gracias a todo el esfuerzo invertido hasta la fecha, si bien el trabajo por hacer continúa. Sigo capacitándome en el oficio de la caficultura e investigando para encontrar nuevos mercados, lograr mejores cosechas, así como también experimentando con nuevos procesos para realzar la calidad de mi café. También me gustaría continuar el proyecto de renovación de parcelas con nuevas variedades, al mismo tiempo de continuar reforestándolas con árboles nativos.

Las cosechas de Frutomadre nacen de semillas de amor y fe, cultivadas para ofrecer la experiencia de una taza de café Premium con alma de mujer y fuerza de volcán.