Modric Real Madrid 2021Getty

¿Se puede hablar bien del Real Madrid?

Firma Juan Carlos RiveroGoal

El FC Barcelona publica su memoria económica en la que refleja una multimillonaria deuda a largo y corto plazo, muy probablemente con solución dado el extraordinario músculo social del club. No importa. Inmediatamente surgen voces recordando que el Madrid está construyendo un estadio nuevo y que nadie habla de la deuda que genera, así que utilizan como argumento el presupuesto que la propia entidad dio desde un principio para pasar al ataque. 

El Atlético de Madrid gana en Cádiz con solvencia, pero hay una mano de Koke al menos dudosa. La enésima circular dice que si el brazo está apoyado en el suelo no es mano, tan valorable como que Koke entra con todo a la jugada y da claramente con el brazo dentro del área. Sólo diez días antes el líder de la liga había ganado en Éibar con un penalti en el último minuto sobre Suárez, igual de discutible.  Válido para interpretar victoria en el último minuto y de penalti injusto. Nadie se golpea con el látigo, ni una voz dice que la liga es una vergüenza. 

Hazard se lesiona en un entrenamiento, otra más. Surgen críticas, risas y faltas de respeto evidentes ante un infortunio de campeonato. Hace un año el Atlético acumuló más de medio centenar de lesiones musculares, Dembelé es un dolor de muelas para el Barcelona que no hace mucho sumaba sus partidos por lesiones en el bíceps femoral. A nadie se le ocurrió sonreír. No es ético hacerlo de la desgracia ajena, salvo si por el medio está el Real Madrid, al que atacar es un ejercicio de terapia que los psicólogos deberían estudiar en su diván. 

En la última Champions ganada por el Madrid el egipcio Salah se lesionó en el hombro tras una mala caída por falta de Ramos. Aquello fue utilizado para anatemizar al central del Madrid, que empujó para calcular con extraordinaria precisión que el delantero abandonaría el partido. Una paranoia difícil de entender, salvo desde la sinrazón y el hooliganismo. Frente al prejuicio y el odio hay poco que hacer…tal vez sonreír, o mejor, una estruendosa carcajada. 

Juan Carlos Rivero

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