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A Escusa deja atrás la pandemia en una ‘rapa’ única

El trasquilado de los caballos salvajes del Monte Castrove regresa al verano de la localidad dos años después del coronavirus

Uno de los jóvenes participantes, subido a lomos de un potro. | // R.V. Antonio Santos

La rapa das bestas en A Escusa, en Poio, congregó, a pesar del calor, a cientos de participantes, que regresaron al curro de San Ramón tras un parón prolongado provocado por la situación sanitaria fruto de la pandemia. Una cita organizada por la Asociación de Ganaderos del Monte Castrove que ya es tradicional en el verano de la zona y que llega precedida por la baixada das bestas, en la que los más de 70 caballos campan a sus anchas por la zona –el Pastizal– antes de pasar por el trasquilado y el marchamo.

Dos aloitadores inmobilizan a un caballo para raparlo. Rafa Vázquez

La ocasión estuvo marcada por el retorno del público general, después de la cancelación del curro y la rapa en 2020 y la celebración en 2021 de una edición reservada únicamente para los propietarios de ganado, en una fiesta que cuenta con más de cuarenta años de tradición en Poio.

En ese sentido, la Asociación de Ganaderos no podía ocultar su satisfacción por poder retomar la organización del evento y devolver así una cita grande del verano poiense al calendario estival en 2022, con el regreso de los aloitadores al curro de San Ramón.

El público llenó las gradas del curro de San Ramón. Rafa Vázquez

La entrada fue gratuita para todos los asistentes y se mantuvo la tradicional costumbre de permitir que cada asistente pudiese participar de primera mano como aloitador en la rapa.

Aunque el domingo supuso la jornada clave, el sábado contó con las primeras actividades de la fiesta, en la que los participantes acudieron al Pastizal a juntar a los ejemplares equinos.

La bajada agrupada de los caballos tuvo lugar a las 11.30 horas, desde las zonas de pasto hasta el propio curro, donde se cercó a los caballos salvajes.

Tras la celebración de una misa en honor a San Ramón, pasado el mediodía y el almuerzo, en torno a las 16.30 horas, se produjo el acto más esperado del día con la rapa das bestas, en la que se llevó a cabo el rasurado de las crines de los caballos, el marcaje en su parte trasera y la venta de los mismos.

En ella, los participantes buscaron inmobilizar en la medida de lo posible al medio centenar de caballos salvajes confinados en el curro de San Ramón, a fin de proceder lo menos violentamente posible al corte de su cabello para toda la temporada y conseguir así sanear las cabezas de los potros durante unos meses más.

Llegado el final de la tarde, se procede al sorteo de dos potros y, acto seguido, se lleva a cabo la suelta de los animales, que regresan de nuevo a los lugares de pasto de los que proceden para campar a sus anchas hasta la edición del año que viene.

La velada continuó para los parroquianos y visitantes de toda la comarca hasta bien entrada la noche, con la animación musical, cortesía de un DJ, para poner el broche a la jornada.

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