Una momia de tiburón, el esqueleto de lo que parece un cefalópodo, cadáveres de criaturas marinas en proceso de descomposición, peceras abandonadas a su suerte, algo parecido a la criatura ‘abrazacaras’ de Alien, tarros de formol rotos que parecen haber liberado lo que llevaran dentro… Son solo algunas de las sensacionales imágenes que han capturado un par de exploradores urbanos en algún lugar de España. ¿Qué ha pasado allí?

Las imágenes han sido compartidas en la cuenta Tik Tok y en su canal de video por una pareja de exploradores urbanos franceses, que se encontraron con estos restos en un acuario-museo abandonado. Ambos estaban haciendo urbex, la práctica de explorar edificios abandonados de la son dos veteranos con 233.000 suscriptores en Youtube.

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Tal y como dicta la más importantes de las reglas del urbex, no han querido revelar la ubicación exacta de este museo del horror para impedir que sea rápidamente gentrificado y que se deteriore el estado de la ruina. Y, de paso, para evitar posibles consecuencias legales. No es que hacer urbex sea ilegal, pero lo bordea.

En cambio sí han contextualizado unas imágenes que sin otra información parecerían, en el mejor de los casos, una barbaridad contra los animales, y en el peor, es mejor no pensarlo. Hemos visto demasiados laboratorios por el estilo en Stranger Things y lugares parecidos en American Horror Story. El acuario-museo en cuestión cerró sus puertas en 2014 después de que una ola de más de 13 metros de altura lo devastara, lo que ha permitido a los medios localizar la ubicación en el noroeste de España. Ahí se encontraba, en Asturias, el ahora cerrado Centro del Calamar Gigante, el único del mundo dedicado al cefalópodo gigante.

Y efectivamente, una de las imágenes más inquietantes es la de lo que parece un calamar gigante destripado y muy deteriorado. Y está lejos de ser la imagen más tétrica: lo que sale por sus agujeros es espuma. Se trata de una réplica artificial, aunque según explican los exploradores urbanos el acuario era famoso por tener verdaderos especímenes de calamares gigantes. Por suerte, habrían sido retirados antes de su cierre.

Los animales que vemos en el video estaban probablemente muertos antes de que el acuario-museo cerrara sus puertas. Habían sido tratados con productos químicos para garantizar su conservación en los tarros de formol y en las peceras, pero tras la hecatombe, con los soportes rotos y el cuerpo a la intemperie, los animales comenzaron a descomponerse cobrando el espeluznante aspecto actual.