El spread o separación, distancia, estiramiento, desparramamiento, que existe entre un artista y otro, es uno de los terrenos sobre los que se originan pulsiones contradictorias como el deseo, el temor, la veneración o la ansiedad que afectan al artista y su trabajo.

Esa distancia es en gran parte una medida de lo que uno es, de la inevitable morfología de nuestra subjetividad y un ingrediente fundamental en la posibilidad de sorpresa o descubrimiento que proporciona la obra de arte.

El “spread” explica en parte la profunda relación que puede surgir entre objetos que en apariencia poco tienen que ver los unos con los otros, en los que sin embargo se producen vínculos inmateriales que se manifiestan como un destello.

Para esta exposición Alfredo Rodríguez selecciona esculturas de artistas a los que admira y con los que ha trabado cercanía para producir una serie de obras resultado de la interacción de la luz con las mismas y que emplea procesos fotográficos no ortodoxos, que se alejan de la imagen fotográfica literal . El resultado es la creación de otra cosa que inevitablemente permanecerá atada simbólica y físicamente al cuerpo (la obra) que le dio forma.