TALENTO EMERGENTE

Restinga, artista hispano-marroquí de pop electrónico: “En la tele veía gays, lesbianas o bisexuales, pero las cosas no eran tan fáciles donde yo vivía”

En su EP de debut, انا و ياك, que significa ‘tú y yo’, la artista hispano-marroquí expone por primera vez su bisexualidad

La artista hispano-marroquí Restinga.

La artista hispano-marroquí Restinga. / Cedida

Pasear por las referencias musicales de la artista hispano-marroquí Restinga, cuyo verdadero nombre es Herminia Loh Moreno (Tetuán, 1993), es como darse un paseo por la historia de la música de los últimos 50 años. Desde las canciones de Kiss o de Van Morrison que escuchaba con su padre cuando era niña, a los sonidos más vanguardistas que están surgiendo en la Sevilla en la que vive actualmente, pasando por el raï que se escucha en los taxis de Marruecos, pero también por Soto Asa, Pableau, Omar Montes, Blink-182, el productor Kelman Durán, Bad Bunny, Amore o Rosalía.

Mucha música parece rondar por la cabeza de esta arquitecta técnica de formación pero artista de corazón que acaba de editar su primer EP, انا و ياك, que significa 'tú y yo', en el sello Raso Estudio. El disco, que había sido precedido por el single un poquito más lento, supone un gran paso adelante para una artista que hasta ahora sobre todo era conocida por su faceta de DJ.

“Mi trayectoria artística es muy cortita”, nos cuenta por teléfono desde Sevilla, “aunque, en realidad, llevo tocando desde que tenía 8 años. En el colegio y en el insti, ya tenía una banda. Tocábamos versiones y alguna canción propia. También estuve un tiempo en un grupo de metal y ahora toco el bajo en la banda Pony Pool Club”.

Herminia se mudó a nuestro país con 18 años, y mientras estudiaba y encontraba su lugar en el mundo estuvo tocando en la calle durante un tiempo para ganar algo de dinero extra. Lo que tampoco ha dejado de hacer nunca ha sido componer. “Siempre he creado canciones aunque durante muchos años no era capaz de terminarlas, de darles forma, de decidir qué arreglos aplicar… En fin, de que tuvieran mi sello de identidad. Con el tiempo, he acumulado un montón de proyectos de Ableton [un software para hacer música] que me han servido para aprender, pero que hasta ahora se habían quedado ahí”.

En 2018, su pasión por la música la llevó, de una forma casi natural, a empezar a pinchar. Ya bajo el nombre artístico de Restinga (que viene de su playa favorita, situada entre Tetuán y Ceuta), su primera actuación fue en una azotea en Sevilla. En poco tiempo, se hizo un nombre habitual en la escena de la capital andaluza. “Enseguida me salieron bolos en la Sala X, en Malandar… Aunque realmente, nunca me he puesto en serio a buscar sitios donde pinchar, lo he seguido haciendo, tanto en Sevilla como en el Dabadaba de San Sebastián o en el Café Berlín de Madrid, por ejemplo”. En estas sesiones, Restinga suele pinchar música de club, aunque en ocasiones, como por ejemplo en su actuación en el Festival Monkey Week de 2020, se centra en sonidos marroquíes, que también asoman en sus canciones.

Tú y yo


Aunque la artista confiesa que tiene muchas ganas de seguir potenciando esta faceta de DJ, este año el proyecto de Restinga ha dado un paso adelante con la edición de su EP, que ella ve como la primera cristalización de un proceso que ha durado muchos años. “Para mí el publicar estas canciones ha sido como si hubiera tenido un huerto y hubiera ido plantando semillitas durante mucho tiempo, y ahora es como que ha llegado el momento de recoger los frutos”, confiesa. “Ha sido un trabajo duro de aprendizaje tanto a nivel personal como técnico. Comenzar a ir al psicólogo hace un año y medio también me ha ayudado mucho”.

El nuevo EP, que cuenta con una portada bordada por su amiga y artista Carmen Minguito, está compuesto por dos canciones, abrazaditas y tú y yo. “La primera la compuse justo después de la cuarentena, en 2020”, apunta la música. “Al principio era muy diferente a como es ahora, pero poco a poco acabó tomando la forma actual. Llegué incluso a subirla a Spotify a través de la distribuidora con la que estaba trabajando entonces. Un día, la volví a escuchar y se me ocurrió que podía hacer una continuación del tema que al final se ha convertido en tú y yo. O sea que una es la continuación de la otra, de alguna forma”.

El tema de esta especie de “canción doble”, y según nos dice Herminia, de casi todo lo que escribe, son los típicos problemas que acechan a su generación: la soledad, el amor, el desamor, el deseo, la separación, los mensajes de móviles a deshoras y los días enteros encerrados en su habitación. “Todo lo que me sale es muy emo”, reconoce entre risas, “no hablo de cosas bonitas ni positivas. Es como si mi adolescente interior, harta de todo, estuviera hablando por mí”.

La importancia de una sola letra


abrazaditas es también, obviamente, una canción de amor entre dos chicas, lo que inmediatamente plantea la cuestión de cómo de fácil o difícil ha sido encajar la herencia cultural marroquí de la artista con la pertenencia a la comunidad LGBTIQ+. “Yo he nacido y me he criado en Tetuán, que es una ciudad de Marruecos aún más tradicional y cerrada que Tánger o Rabat”, explica Herminia. “Mi padre es marroquí y musulmán y, a pesar de que he vivido ahí hasta los 18 años, la cultura pop de mi infancia y adolescencia es la misma que ha podido vivir un adolescente aquí en España. Estudié en un colegio español, escuchaba la misma música que se escuchaba en España y cuando ponía la tele pues veía Antena 3, La 1… ¡He visto Física o Química, por ejemplo! No obstante, el 90% de mis compañeros eran marroquíes y musulmanes y yo vivía un poco en una burbuja mientras descubría mi sexualidad. Claro que en la tele veía personas gays, lesbianas o bisexuales, pero yo tenía muy claro que las cosas no eran tan fáciles donde yo vivía y con un padre musulmán. Salir del armario era casi impensable”.

Herminia explica que, cuando compuso abrazaditas en 2020, en las primeras versiones que grabó decía "abrazaditos" por temor a la reacción de su padre. “Realmente, mi amor por la música me viene de él, es lo único que compartimos, y si le enviaba la canción no podía decir abrazaditas porque él no acepta mi sexualidad”, nos explica. Reconocer que además de los chicos le gustaban las chicas, no ha sido precisamente un camino de rosas para ella. No solo por el rechazo social que todavía existe en Marruecos hacia a las personas del colectivo LGBTIQ+, sino también desde un punto de vista legal, ya que estas personas siguen siendo detenidas y encarceladas por la policía de aquel país.

“Durante muchos años he odiado la cultura marroquí”, nos explica. “Con el tiempo, he aprendido a quedarme con lo bueno, pero creo que si no hubiera sido bisexual todo habría sido muy diferente. El hecho de poder cantar libremente abrazaditas en lugar de “abrazaditos” para mí es muy importante. Cuando la escribí hace tres años tenía mucho miedo. Ahora también, pero al menos me siento libre de poder hacer una canción y si la escucha mi padre o quien sea, pues es lo que hay”, concluye.