En navidad solo hubo vacío. Esa es la frase con la que el padre de Ánderson Padilla Padilla define la sensación que dejó en esa fecha el asesinato de su hijo.
“A veces me pierdo en los pensamientos. Estoy recordándolo constantemente. No se me borra la imagen de mi hijo bañado en sangre y pálido”, dice Tomás Padilla.
Ánderson Padilla, nació en Pasacaballos, tenía 23 años, trabajaba en Puerto Bahía como electricista. Dejó una hija de un año y cuatro meses, y era jocoso. Pero no pudo seguir con su proyecto de vida porque el 6 de diciembre de 2014, cuando salió a divertirse en los alrededores del corregimiento, una pisada sin mala intención originó su muerte.
Según relatan los testigos del hecho, Ánderson pisó sin culpa a un muchacho, le dijo que lo sentía, pero este se enfureció y esperó a que Padilla diera la vuelta para cortarle el cuello y posteriormente, apuñalarlo en el pecho.
Situaciones similares originaron la muerte de otros dos jóvenes entre los meses de diciembre y enero, razón por la cual Pasacaballos corroboró lo que hace tiempo sabía: la inseguridad está fuera de control. Por ello, la comunidad decidió tomar una serie de medidas preventivas para protegerse del peligro, como no salir de casa después de las nueve de la noche o callar ante la injusticias y las amenazas.
La raíz de esta ola de inseguridad, según relatan los habitantes del corregimiento, se deriva de la gran cantidad de establecimientos y calles en las que se expende droga. También del fortalecimiento de las pandillas, que cada vez acogen a más jóvenes y adolescentes .
“La situación es terrible, nos da miedo salir en las noches, hay peleas y riñas constantemente. Pero todo es producto del desempleo, el ocio y principalmente del vicio. Estamos en un pueblo donde hay demasiada drogadicción, los jóvenes se están perdiendo. Nos da pesar verlos así porque nos sentimos con las manos atadas”, asegura Catalina Arrieta, habitante del sector.
Según los habitantes de este corregimiento, la edad promedio de los miembros de las pandillas oscila entre los 15 y 25 años.
Estamos muy preocupados por la situación de inseguridad desde hace varios meses. En diciembre hubo un pico que hizo que despertáramos y surgió una marcha por la paz en la que participaron alrededor de 700 personas. Es una preocupación constante, hemos hecho reuniones con la Policía, pero no ha desaparecido el problema, ahí están los jóvenes y las ollas”, expresa Segismundo Acosta, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de Pasacaballos.
Lo que más preocupa a las personas que habitan en esta zona es que hay una exposición constante a ataques ya sea por robos o intolerancia.
“Pedimos mayor refuerzo de seguridad, no tenemos la vigilancia y el patrullaje que se merece el pueblo”, apunta William Macia, otro residente de Pasacaballos
Por su parte, el vocero de la Policía Metropolitana de Cartagena, manifestó que se hizo un refuerzo de 35 policías al cuadrante 71, encargado de patrullar la zona. También informó que este mes hubo una reducción de las actividades delictivas del 50%, en relación a enero de 2014.
“El 9 de enero se hizo una marcha por la seguridad en Pasacaballos, a raíz de eso se desplegaron algunas acciones policiales, como hacer una consulta con los jóvenes en riesgo. Se hizo un compromiso de capacitación y desarme de las dos pandillas que será mañana a las 5 de la tarde, en el salón comunal”, agrego el vocero e invitó a que la comunidad participe del proceso para darle solución al problema que los afecta a todos.
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