Un hotel único y diferente, un lugar donde se puede alcanzar la desconexión plena y el establecimiento más pequeño del mundo. Así es el Hotel Punta Grande, situado en la costa norte de la isla de El Hierro:

Cuenta con tan solo cinco habitaciones y 600 metros cuadrados. En 1984 entró en el libro Guinness de los récords como el hotel más pequeño del mundo y en 2018 pasó a ser propiedad de David Nahmis y su mujer Paula, que quedaron totalmente enamorados de él cuando viajaron a la isla. 

Hotel Punta Grande

Hay habitaciones de tres categorías diferentes: estándar, superior y suite; y el precio parte de 350 euros por noche. Su decoración sencilla cuenta con elementos que evocan la naturaleza del lugar. Es el caso de las piezas marineras, como mesillas de noche construidas con los cristales originales de antiguos barcos, un buzo de época o una extensa colección de matrículas de embarcaciones.

Es importante destacar que este alojamiento es únicamente para adultos

Además del alojamiento, los húespedes pueden disfrutar de su pequeño restaurante con cinco mesas. Abre de lunes a sábado en el servicio de cena y bajo reserva. Eso sí, no hace falta alojarse en el hotel para poder probar el menú degustación que sirven, con cinco platos de pescado y carne, e, incluso, con opción vegetariana. 

Hotel Punta Grande.

La historia del hotel

La historia de este establecimiento comienza en 1830, cuando se levantó la edificación como una “casa de pescadores”. Más tarde, desde Nueva Guinea, llegó a él la familia Hamilton. Aterrizaron en la isla para hacer negocios, compraron la casa y la reconstruyeron añadiendo una planta más. 

En el siglo XX, Francisco Padrón se enamoró de las ruinas que quedaban de ella y volvió a reformarla convirtiéndola en una vivenda privada

En los años 60 fue  “la primera discoteca de El Hierro”, pero después volvió a transformarse en un restaurante. 

En 1975, el arquitecto José Luis Jiménez Saavaedra, lo convirtió en un hotel totalmente integrado en el paisaje. No lo restauró solo de modo que soportase el clima y las tempestades, sino que utilizó elementos propios del entorno como leños o piedras de lava para darle vida. 

Un año de espera

El lugar atrae a día de hoy a numerosas personas y no es raro que la lista de espera para poder alojarse en el hotel sea de un año. Por sus instalaciones han pasado conocidas personalidades como Lola Flores, Azúcar Moreno o Sergio Dalma, entre otras.