MACROECONOMÍA
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El BCE acomete la novena subida de tipos en un año hasta el 4,25% y los lleva a máximos del 2008

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Lagarde deja la puerta abierta a nuevas alzas y asegura que serán "los datos los que nos dirán cuándo y cuánto" más debe intervenir

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la comparecencia de este jueves en Fráncort.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante la comparecencia de este jueves en Fráncort.RONALD WITTEKEFE

Con un mensaje que ha sido telegrafiado desde la última reunión del pasado mes de junio, el Banco Central Europeo (BCE) se ha mantenido fiel a su compromiso y acaba de anunciar la novena subida consecutiva de los tipos de interés en la zona euro en el último año, en el que se ha convertido ya en el ciclo de alzas más largo y de mayor potencia desde que existe la institución. Así, el organismo conducirá a la tasa de refinanciación a niveles del 4,25%, no vistos desde el año 2008 y que, por ende, igualan los máximos que se han producido desde la previa a la crisis financiera. Del mismo modo, el BCE ha decidido incrementar también el tipo de depósitos hasta el 3,75% y el de la facilidad marginal del crédito hasta el 4,5%. En conclusión, vuelve a incrementar las tres tasas principales de referencia en la Eurozona que entrarán en vigor el próximo 2 de agosto.

La reunión mantenida hoy en el seno de la institución en Fráncfort despertaba pocos interrogantes entre los miembros del mercado por lo que toda la atención estará puesta sobre el discurso que pronuncie esta tarde su presidenta, Christine Lagarde, para saber si da pistas sobre lo que puede suceder en la próxima cumbre de septiembre tras el parón del verano. En el argumentario publicado por el organismo el Banco Central insiste en que "la inflación sigue cayendo, pero todavía esperamos que se mantenga demasiado alta por demasiado tiempo", una frase repetida en las últimas comparecencias públicas y que dejaría abierta la puerta a un nuevo alza en la reunión de septiembre, sobre la que no existe certidumbre en el mercado. En este sentido reconoce que "el Consejo de Gobierno seguirá mirando los datos económicos" para adoptar una futura decisión después del verano, aunque volvió a recalcar que los tipos se mantendrán "en niveles lo suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr un retorno oportuno de la inflación al objetivo a medio plazo del 2%".

En las últimas semanas, lo cierto es que sí se ha producido un cambio de discurso entre algunos de los principales halcones que conforman el BCE, y que son aquellos que siempre se han mostrado más proclives a endurecer la política monetaria. Este el caso de Alemania. El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, parece haberse vuelto como gusta llamar a Lagarde datadependiente que implica, sencillamente, esperar y ver cómo evolucionan los datos. Quizás sea porque su país, en recesión técnica, no logra controlar la escalada de los precios, como sí están haciendo otros como España y Bélgica, donde los últimos dato de IPC caen a niveles del 2%, que es el mandato y objetivo histórico del BCE. "España ha demostrado la heterogeneidad que tenemos en la Eurozona. La inflación en España en niveles del 2%, además de ratios de desempleo en mínimos, no es una situación que se repita en el resto de estados miembros. Hay países donde se espera que la inflación siga siendo elevada por más tiempo y por eso debemos mirar [separadamente] las características de cada uno de ellos", respondió Christine Lagarde a preguntas de los periodistas durante la conferencia de prensa de este jueves en Fráncfort.

En el caso de la economía alemana, los precios en junio subieron del 6,3% al 6,8%. En España el mes pasado el IPC cayó hasta el 1,9%, mientras que la inflación subyacente (aquella que excluye carburantes, energía y el precio de los alimentos frescos, y que es la que realmente preocupa a las instituciones) se situó en el 5,9%, dos décimas por debajo de mayo. En la Eurozona el balance de junio fue de una caída de los precios hasta el 5,5% frente al dato del 6,1% anterior. "La inflación subyacente está mostrando su resistencia a la baja (ya que sigue muy cerca aún del pico del 5,7% de marzo) y las propias proyecciones del BCE no ven niveles cercanos al 2% hasta 2025 tras revisarlas al alza con fuerza en junio", afirman desde Renta 4. Esas últimas proyecciones actualizadas apuntan a un IPC en niveles del 5,4% en diciembre, del 3% en 2024 y que caerá a tasas del 2,2% en 2025. En cuanto a la tasa subyacente, este año, según estas mismas estimaciones, se situaría en el 5,1% para luego controlarse hasta el 3% y el 2,3% en dos años.

Otro halcón que se ha pronunciado estos días es Klass Knot, presidente del Banco Central de Holanda, que si bien considera que la subida de tipos que se ha anunciado hoy era "una necesidad", hablar de nuevas alzas en septiembre no sería "de ninguna manera una certeza" sino sencillamente una posibilidad, apuntó en declaraciones a Bloomberg TV la semana pasada. Un paso atrás en su discurso más hawkish.

¿MÁS ALZAS EN SEPTIEMBRE?

Christine Lagarde quiso dejar negro sobre blanco que el BCE no tiene tomada una decisión sobre si volverá a subir tipos o no en la reunión de septiembre. La puerta está abierta. Durante la comparecencia de prensa y preguntada hasta la extenuación por los periodistas en busca de una mayor claridad, la propia Lagarde quiso recalcar que el hecho de que en su discurso haya cambiado solo una expresión no es baladí. Y es cierto. El Banco Central ha pasado de hablar eufemísticamente de "tener mucho más terreno por cubrir" a afirmar que serán "los datos los que nos dirán cuándo y cuánto terreno más debemos cubrir en septiembre y en reuniones posteriores". En definitiva, "puede variar de un mes a otro. Podemos subir tipos o no. Analizaremos los datos" que arrojarán dos lecturas nuevas de IPC para después del verano y también la institución tendrá un mayor conocimiento de cómo se está transmitiendo la política monetaria a la economía real. "Lo único que puedo asegurar es que no los vamos a bajar. Ese es un no definitivo", pero sobre subirlos o no "variará de reunión a reunión". "No podemos cantar victoria todavía", afirmó la máxima responsable del BCE.

"Estaremos en manos de los datos y en la valoración" que se haga de ellos, aseveró Lagarde. Hasta la fecha, lo que sí reconoce el BCE es que ya "se está viendo de verdad una transmisión fuerte a la economía" de la nueva política monetaria, en lo que se refiere al desplome de la demanda de crédito por parte de empresas y familias. Por otro lado, el organismo sigue preocupado por la inflación salarial y los márgenes de beneficio de las compañías, que siguen presionando los precios al alza. "La subida de los salarios está jugando cada vez un papel mayor en la inflación".

La caída de las hipotecas se está acelerando en la Eurozona, pero el BCE dice no estar preocupado por el residencial "donde se está viendo una ralentización en la subida de precios pero no una caída", a pesar de la situación que atraviesa Alemania, pero sí mira "con más atención" al inmobiliario vinculado a comercios, cuyos "precios ya habían empezado a caer antes de que comenzara la subida de tipos", apunta el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, a raíz de la crisis de los mall (centros comerciales) que se originó en EEUU hace más de cinco años ante la irrupción del comercio por Internet.

QUÉ ESPERA EL MERCADO

Existe cierto optimismo (muy prudente, eso sí) entre los miembros del Banco Central que esperan cierta "estabilización de la inflación", así lo destacan desde Ibercaja que observa un cierto cambio de tendencia. La clave pasa, sin duda, por tratar de adivinar qué sucederá en septiembre porque el BCE se enfrenta a varios retos importantes: de un lado, la zona euro ha vuelto a reflejar dos velocidades y, en esta ocasión España se escapa del grupo de los más rezagados, con un IPC en vías de controlarse y mejores proyecciones de crecimiento de cara a este año. El último en pronunciarse ha sido el Fondo Monetario Internacional (FMI) esta semana que ha elevado la proyección de crecimiento del 1,5% al 2,5% del PIB, a la vez que ha mantenido intacta en el 1,5% la estimación para 2024.

"Para septiembre creemos que estas cifras justificarán el fin del ciclo de subidas y que se mantendrán en pausa hasta que comiencen a bajar tipos que, como pronto, esperamos que suceda hacia finales de 2024", apuntan los analistas del banco Nomura.

Durante la última comparecencia pública en Fráncfort en junio, Christine Lagarde quiso subrayar su preocupación por el incremento de los salarios en la Eurozona, ya que generan una presión inflacionista que la institución no está sabiendo gestionar. Atrás quedaron ya tanto la escalada de los precios de la energía debido a la guerra que se desarrolla en Ucrania y la subida de los precios de la cesta de la compra, que el BCE considera controlada. "En un contexto en el que las empresas siguen beneficiándose de la capacidad de fijación de precios y en el que el bajo desempleo no sólo apoya la resistencia de la demanda, sino que también alimenta las demandas salariales, no puede descartarse el riesgo de que la inflación subyacente se mantenga en niveles elevados, sobre todo si se tiene en cuenta que la combinación de políticas fiscales y monetarias no es suficientemente restrictiva", comentan los expertos de Allianz Global Investors.

Con una dinámica de fondo como es el buen dato desempleo en Eurozona, en mínimos históricos del 6,5%, que se mantiene el Banco Central debe justificar sus próximos movimientos. De momento, los datos reflejan un desplome de las peticiones de préstamos en la zona euro, que en el caso de las empresas ha caído a mínimos históricos, y se observa también cierto repunte de la morosidad. No hay que olvidar que mientras que el BCE está logrando su objetivo de frenar la economía las familias más vulnerables, con cuotas hipotecarias que se han disparado, corren el riesgo de convertir un parón temporal en algo crónico.


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