El arte de multiplicar tus plantas: cómo hacer bien los esquejes

Cómo hacer esquejes.

Diego Olivares

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Todos los amantes de las plantas hemos tomado prestado alguna vez un trozo de planta y lo hemos colocado en agua o enterrado en una vieja maceta que teníamos por ahí, con el deseo de que en un tiempo se convirtiera en parte de nuestra colección botánica. Esto, por desgracia, no siempre acaba ocurriendo: está demostrado que un alto porcentaje de estas miniplantas terminan marchitas sin aparente explicación y sin obtener esas preciadas raíces tan necesarias para garantizar su vida.

En este artículo te contamos de qué va esto de los esquejes, qué cosas debes de tener en cuenta y qué trucos podrás aplicar para que finalmente las plantas echen raíces.

Tipos de esquejes 

La multiplicación de plantas mediante esquejes es una técnica de reproducción vegetal que se ha puesto muy de moda en el mundo de las plantas de interior. Normal, lo chulo de esta técnica es que te ahorras tener que plantar una semilla, esperar a que germine, crezca, se adapte y termine siendo una planta adulta. 

En pocas palabras, hacer un esqueje consiste en tomar una porción de una planta madre y estimular su crecimiento para que desarrolle raíces convirtiéndose así en una planta independiente y genéticamente idéntica a la madre. 

Los distintos tipos de reproducción asexual (o esquejes) que podemos hacer en casa son: 

  • Por hijuelos: se trata de cortar ese nuevo individuo (si puedes, con raíces) y pasarlo a un nuevo contenedor. Puedes probar con plantas como la Pilea, la Dieffenbachia, la Echeveria o las Musas. 
  • Por rizoma o tallo subterráneo con varias yemas que crecen de forma horizontal, las cuales son capaces de emitir raíces y brotes. Separa un trozo de la planta madre y podrás tener un 'dos por uno' de forma fácil.
  • A través de hojas suculentas como Sedum o Graptopetalum. Simplemente apoyando la base en el sustrato e introduciéndola ligeramente, la hoja será capaz de emitir nuevas raíces que darán lugar a una nueva plantita. 
  • Por estolones. Las plantas como el trébol, la fresa o la menta se extienden a través de tallos que tienen la capacidad de desarrollar nuevas raíces. Realiza un corte limpio junto con las raíces producidas y tendrás una nueva planta. 
  • Por tallo. La técnica más famosa y que trata de hacerse con un trocito de tallo que tenga al menos una yema (órgano de las plantas que dará lugar a una rama, flor o flores) y hacer una nueva miniplanta con él. 

Veamos algunas plantas fantásticas que puedes reproducir con casi un 100% de éxito si sigues los trucos que te damos al final. 

Plantas que puedes esquejar de forma fácil 

Aunque las plantas de tallo leñoso (arbustos y árboles) también son capaces de multiplicarse vegetativamente, requieren algo más de experiencia y ayuda para obtener nuevas plantas. Si estás empezando, lo mejor es que pruebes con algunas de estas: 

  • Pothos (Epipremnum aureum): corta un trocito de poto con 2 o 3 hojas. Desarrollan raíces fácilmente en agua o sustrato
  • Begonia: puedes reproducirlas mediante esquejes de tallos suculentos que se enraízan bien en sustrato húmedo. 
  • Cactus de Navidad (Schlumbergera): puedes reproducirlos cortando segmentos de tallo y dejándolos secar antes de plantarlos en un sustrato especial para cactus. 
  • Geranio (Pelargonium): se pueden reproducir fácilmente mediante esquejes de tallos no leñosos. Asegúrate de retirar las hojas inferiores antes de plantar.
  • Echeveria o Sedum o Crassula ovata: coge una porción o una hoja de estas plantas y déjala secar al aire durante un día en una superficie libre de humedad para evitar que los hongos echen por tierra tu plan. Después, introdúcela directamente en el sustrato.
  • Monstera (Deliciosa, Adansonii…): aunque requiere algo más de técnica (y paciencia), la emisión de raíces aéreas es una buena oportunidad para dividirla en varias porciones y poder hacer esquejes. 

Cómo hace esquejes: paso a paso 

Aunque la mejor forma de aprender a hacer esquejes es la práctica, puedes seguir estos pasos para iniciarte sin liarte demasiado: 

  1. Selección de la planta madre: elige una planta madre sana y libre de enfermedades. Opta por tallos jóvenes y saludables para obtener mejores resultados. 
  2. Corte de los esquejes: realiza un corte limpio justo por debajo de un nodo, utilizando tijeras de podar o una cuchilla afilada (bien desinfectados con lejía). Los esquejes ideales suelen tener entre 5 y 15 cm de longitud. 
  3. Eliminación de hojas inferiores: retira las hojas inferiores del esqueje para evitar que entren en contacto con el sustrato (o agua). 
  4. Aplicación de bioestimulante, como por ejemplo hormonas de enraizamiento. Es muy útil a la hora de darle un plus de efectividad a esta técnica y ayudar a la planta en estos momentos tan delicados para ella. 
  5. Plantación en el sustrato o agua: inserta el esqueje en el sustrato preparado o directamente en un frasco con agua, asegurándote, eso sí, de que al menos un nodo esté enterrado o sumergido. 
  6. Trasplante: una vez que los esquejes hayan desarrollado un sistema radicular adecuado, transplántalos a macetas individuales o al lugar definitivo de cultivo. 

Trucos para hacer esquejes bien

Todo esto está muy bien, pero seguir una serie de consejos sobre qué debes y no debes hacer también es clave para que las nuevas plantas no se pongan pochas en tres días.

  1. Corta una zona nueva de la planta. La concentración de hormonas relacionadas con el crecimiento (auxinas) es mayor en las zonas nuevas, con lo que aumentan las probabilidades de éxito de la reproducción. 
  2. Haz un corte limpio y en 45º. Evita que tanto la planta madre como el nuevo clon enfermen a causa de un mal corte que le puede provocar una muerte por infecciones como los hongos. 
  3. Si plantas directamente en el suelo, utiliza un sustrato poroso: la perlita, la fibra de coco o el Sphagnum ayudarán a que las nuevas raíces no se pudran y a que emerjan sin demasiada resistencia. Una vez tuve una ramita mucho tiempo en un sustrato duro y tuve que ver cómo las nuevas raíces (y la planta) morían exhaustas. 
  4. No expongas a las miniplantas al sol, corrientes de aire o ambientes que puedan deshidratarlas. Piensa que al no tener todavía raíces, no serán capaces de reponerse de esa pérdida de humedad, con lo que pueden marchitarse en cuestión de horas. 
  5. Corta un poco las hojas. Con esta técnica perderá menos agua pero hazlo de una forma equilibrada, ya que si nos pasamos no tendrá por dónde captar esta preciada energía lumínica. 

Y por último, prueba con casi cualquier planta que se te ocurra. No hay forma más sostenible de aprovechar los restos de poda que hacemos en casa para hacer nuevas plantitas y regalarlas a nuestro amante de las plantas favorito.

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