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Antitaurinos

10 ARGUMENTOS ANTITAURINOS

Muchos pensamos que las corridas de toros son una práctica inhumana, que no tiene cabida en nuestra sociedad. Aquí se rebaten 10 de los más típicos “argumentos” que suelen esgrimir los enfermos que disfrutan con esta crueldad innecesaria:

1.    ”La corrida de toros es un deporte” La definición de deporte según la RAE: “actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujección a normas”; hasta aquí podríamos estar de acuerdo. Pero, decir que el toreo es un deporte de competencia igualitaria entre dos rivales es falso, pues esta condición no se cumple. Los sucesivos escándalos por el afeitamiento de los toros (cortar o limar la punta de los cuernos al toro para que su lidia resulte menos peligrosa) o las investigaciones que han dejado ver la manera en que los toros son preparados para la corrida en toriles echan por tierra una afirmación como que el enfrentamiento se da entre dos rivales en iguales condiciones. Hoy una corrida de toros es un espectáculo de engaño y falsedad, donde los matadores se enfrentan a un animal completamente minado en sus facultades físicas mediante el cansancio y el dolor.

2.    ”Los toros son una tradición, y las tradiciones hay que mantenerlas” ¿Desde cuándo las apologías de la violencia y la destrucción son dignas de perpetuamiento histórico? Tradiciones como la ablación femenina o la esclavitud -que aún persisten hoy en día- nos horrorizan … ¿por qué no una tradición cruel y sádica como la “fiesta” de los toros? Porque se trata de animales, seres autómatas para algunos, o medios al servicio de los fines humanos, para otros. Las tradiciones sustentadas en la violencia y el aniquilamiento no hacen más que perpetuar estos comportamientos como dignos de práctica y seguimiento: si podemos matar un animal, ¿por qué no podremos matar también a nuestro enemigo político, o a todo aquel contra el que nuestras diferencias se vuelquen? Las tradiciones deben ser soporte de lo que nos define y construye, pero también de lo que esperamos en el futuro. La pretendida racionalidad de nuestras sociedades y los nobles objetivos pacíficos en el mundo están amenazados si dejamos que este tipo de tradiciones sean fundamento formativo de las nuevas generaciones.

3.    ”Las corridas de toros son un arte” El arte es un proceso de creación y construcción, que da vida, no la quita. Como interpretación de una representación mental, algunos autores han definido al toreo como seductor, en tanto niega lo absurdo y trágico de la muerte humana, trascendiendo y humillando la animalidad del toro. Para Hilda Salmerón, el toro le recuerda al hombre la angustia por lo limitado de su naturaleza animal, y se proyecta en una superioridad simulada ideando instrumentos de tortura y lidiando al toro con ellas a través de las diferentes suertes o lances de la corrida. Con ello, el torero representa la trascendencia a su propia condición mortal, a su propia condición animal. Sin embargo, lo que sucede no es el enfrentamiento de toro con torero, sino un animal contra el arsenal del torero. Éste destruye y aniquila, en búsqueda de la ansiada “inmortalidad” que consigue efímeramente bajo el disfraz de la fama, de salir por la puerta grande y del premio de las orejas y/o la cola de un pobre animal que ha sido la víctima de la farsa. Este arte no construye ni da valor. Antes bien, destruye todo lo enaltecedor del arte para la vida humana.

4.    ”El toro muere dignamente” La dignidad es un valor y una categoría construida por los humanos para simbolizarnos cosas. Pero aquí es utilizada para describir desde la perspectiva del toro lo que la muerte simboliza(ría) para él. Para un animal como el toro, el dolor es el dolor y la muerte es la muerte, no son dignas ni indignas. La muerte es el fin de su vida. Y mientras más rápido y de golpe suceda, mejor —al menos, esa sería para los humanos una muerte ideal. Para un toro, la corrida es la muerte inminente; porque se diga o no, toro que pisa la arena termina en la sala de despiece (aún los indultados, pues tras irse a la dehesa la mayoría muere por las heridas recibidas). ¿Es digna una muerte lenta, dolorosa, torturante, asfixiante? ¿Una muerte en la que un toro es obligado a someterse a las torturas de un equipo de sádicos que dicen amar y respetar a los toros? (me imagino que los aman como una quimera y un ideal; si no, no me explico la tortura a la que someten a cada ejemplar en la arena). Eso no es dignidad.

5.    ”Los toros son cultura” En 1980, la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de cultura, emitió su opinión al respecto: “La tauromaquia es el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura”. La cultura entendida según la RAE como “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.” sólo será constructiva y válida mientras apueste por dar valor al ser humano, transformarlo en un ser más sensible, más inteligente, y más civilizado. La crueldad que humilla -a humanos o animales- y destruye por el dolor jamás se podrá considerar cultura. Esas sólo serán costumbres odiosas contra el mundo y contra sí mismos. Aún así, la AIT (Asoc. Internacional de Tauromaquia) ha pedido a la UNESCO que la tauromaquia sea considerada parte de los “Bienes Intangibles del Patrimonio de la Humanidad”. Sólo si la violencia, la crueldad y la barbarie son consideradas “Patrimonio de la Humanidad”, esta petición podrá ser aceptada.

6.    ”Son parte de la tradición religiosa, que honra a la virgen y a algunos santos” Este es un gravísimo error. La Iglesia, en varias oportunidades, ha condenado la celebración de fiestas en que se torturen y maten animales. El papa Pío V en 1567 promulgó una bula en que “condena estos espectáculos torpes y cruentos”, estableciendo pena de excomunión para clérigos, emperadores, reyes y cardenales que fomentaran dichos espectáculos. En 1920 el secretario del Estado Vaticano, cardenal Gasparri declaró que “la iglesia continúa condenando en alta voz, tal como lo hiciera el papa Pío V, estos sangrientos y vergonzosos espectáculos”. Juan Pablo II, haciendo un estudio de la Biblia dice que “el hombre, salido de las manos de Dios, resulta solidario con todos los seres vivientes, como aparece en los salmos 103 y 104, donde no se hace distinción entre los hombres y los animales”. ¿Por qué los sacerdotes que promueven las fiestas patronales y las iglesias encargadas de ellas, hacen caso omiso de estas palabras de sus líderes? Será por motivos económicos, imagino; “Poderoso caballero es don Dinero” (Quevedo).

7.    ”Sin corridas no habría toro bravo, éste desaparecería” El toro es un animal herbívoro. Gran parte de su vida consiste en buscar pastos para alimentarse, y no es bravo sino en las luchas territoriales, en la lucha por la reproducción y/o en situaciones de peligro. El toro es artificialmente manipulado y provocado para que responda de manera agresiva al torero. La casta brava de los toros ha sido genéticamente manipulada por el hombre para que sus ejemplares sean agresivos, tal como se han manipulado los ganados lecheros o de carne. En este caso, que se termine la fiesta de los toros significará el fin de la bravura del toro que es económicamente explotada por las ganaderías. No significa el fin de los toros, porque toros más -o menos- bravos pueden darse en otras sub-especies de toros.

8.    ”El toro no sufre” Como cualquier animal cefalizado y con un sistema nervioso central, sí siente: si vemos a una mosca posarse sobre el lomo de un toro, apenas la percibe éste trata de espantarla. ¿Cómo no sentirá un toro la puya, las banderillas o la espada? ¿O acaso el toro se orina y defeca en la corrida, porque le da pánico escénico? Peor si pensamos que en los toros no sólo éste es torturado, muchas veces los caballos de rejoneadores o picadores también caen heridos… Y ellos también sienten.

9.    ”El toro bravo nació para eso” El toro bravo fue criado y predeterminado por los criadores para ese destino. Fue un capricho y una voluntad humana, movida por diferentes intereses para los que el animal era un medio, lo que selló su suerte con ese destino. Ni dios ni la patria ni la tradición hicieron del toro bravo lo que es. Fue el hombre quien lo manipuló y lo llevó a la medida de sus deseos. ¿Es justo darle vida a un animal para quitársela en un acto pleno de dolor y crueldad?

10.    ”El que quiera ver los toros que los vea, y el que no, que se vaya” Podría decirse lo mismo de la pederastia: el que quiera hacerlo que lo haga, los otros, que hagan vista gorda y sigan su vida. Las temporadas taurinas, las escuelas y las ganaderías se financian con dineros públicos a través de donaciones, exenciones de pago de tasas, subsidios. Un porcentaje importante de personas que están contra las corridas de toros (68.8% de los españoles) no querrían que sus impuestos se destinasen al fomento de esta cruel tradición. Es fácil vivir la vida no mirando lo feo que ésta tiene. El regocijo en la tortura y la muerte de un animal son símbolos inequívocos de cierta decadencia -al estilo de la Roma del pan y el circo-. Pero hay quienes no podemos mirar hacia otro lado cuando un animal sufre, y no tenemos reparo en quejarnos frente a esto, tenga la tortura forma de torero, matarife, maltratador, vendedor de mascotas o empresario de entretenimientos que exploten animales…

Finalmente, me pregunto ¿Por qué han de darse argumentos contra las corridas de toros? ¿Acaso la crueldad no es crueldad siempre, independientemente de si la víctima que la recibe es humano o animal? No deberíamos dar estos argumentos si los seres vivos humanos o animales fueran plenamente respetados en su ser individual…; sin embargo eso no sucede hoy en día. Por eso, rebatir los falsos argumentos es clave para motivar los cambios que nuestras sociedades necesitan para mejorar.

La UNESCO, antitaurina

En 1980, la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de cultura, emitió su opinión al respecto:

“La tauromaquia es el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura”.

Y por cierto: “La cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”. (UNESCO, 1982: Declaración de México)

Ramón y Cajal, antitaurino

Quiero empezar esta galería de antitaurinos ilustres por Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), premio nobel en 1906 por su “doctrina de la neurona“, y cabeza de la llamada “Generación de Sabios“, hacia el que siento una especial afinidad y admiración, tanto por su carácter y trayectoria vital, como por su obra científica y por su condición de euskoaragonés

Tras considerar las corridas de toros como una “españolada” (lieralmente; es la palabra que empleaba), y afirmar “Me enorgullezco de no haber figurado nunca entre la clientela especial de las corridas de toros”, escribía en el capítulo titulado Alrededor de la Muerte, la inmortalidad y la gloria: “Una cornada en el corazón mata al caballo, una estocada en la misma víscera derriba al toro, que a su vez, en derrote desesperado y vengador, abre al lidiador el pericardio. Puesto que todos poseen un corazón y un sistema nervioso complicado, ¿concederemos alma a los tres o a uno sólo? Y si nos decidimos por la última disyuntiva, ¿se la otorgaremos al caballo inocente, al toro feroz o al hombre rudo que en vez de cultivar la tierra, tiene por oficio destruir los animales que ayudan a labrarla? ¿Quién es menos bruto de los tres y el más digno de la inmortalidad del espíritu? Para mí, la cuestión no ofrece la menor duda: el caballo.”

 

 

 

 

 

Lope de Vega, antitaurino

Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635), conocido como el “Fénix de los Ingenios”, una de las figuras más importantes de la Literatura universal y máximo exponente del “Siglo de Oro” junto a Quevedo, Cervantes, Calderón o Góngora, también era antitaurino.

Tiene el valor añadido de ser un “español de pura cepa” (nació, vivió y murió en Madrid) a la vez que un símbolo de esa época imperial tan querida para los “españolazos” defensores de la barbarie del toreo. Aquí tenéis uno de sus poemas que no deja ninguna duda sobre su opinión:

¡Fiesta mortal! A tu inventor primero
maldiga el cielo con su mano eterna

Mala, con toro manso; buena, fiero que mata,
Hiere, pisa y desgobierna.
La fiesta es ver morir bárbaro y fiero
Contra la condición humana y tierna,
Los que no os hacen mal, ni mal os quieren.
¡Bárbaros españoles, inhumanos!
Más crueles que idólatras y escitas,
Que entre la religión de los cristianos,
Leyes fieras tenéis con sangre escritas.
¡Volved los ojos, si lo son de humanos,
con lágrimas y voces infinitas,
a aquesta imagen de dolor y miedo
del mísero don Diego de Toledo.

Pío Baroja, antitaurino

Pío Baroja (1872-1956), el gran novelista vasco sentía auténtica náusea ante la crueldad cobarde de las masas taurinas. En ‘El Árbol de la Ciencia‘ (1911), novela casi auto-biográfica, lo expresa así a través de Andrés Hurtado, su protagonista:

“Ideas absurdas de destrucción le pasaban por la cabeza. Los domingos, sobre todo cuando cruzaba entre la gente a la vuelta de los toros, pensaba en el placer que sería para él poner en cada bocacalle una media docena de ametralladoras y no dejar uno de los que volvían de la estúpida y sangrienta fiesta. Toda aquella sucia morralla de chulos eran los que vociferaban en los cafés antes de la guerra, los que soltaron baladronadas y bravatas para luego quedarse en sus casa tan tranquilos. La moral del espectador de corridas de toros se había revelado en ellos la moral del cobarde que exige el valor en otro, en el soldado en el campo de batalla, en el histrión o en el torero en el circo. A aquella turba de bestias crueles y sanguinarias, estúpidas y petulantes, le hubiera impuesto Hurtado el respeto al dolor ajeno por la fuerza.”

Asimismo, en su novela ‘La Busca‘ (1904), Baroja describió las impresiones de su protagonista que acudía por primera vez a una corrida. Sus expectativas de asistir a un espectáculo lleno de arte y valor, como le habían sugerido los cromos de La Lidia, se ven completamente decepcionadas:

“Le pareció el espectáculo una asquerosidad repugnante.
El suponía que los toros eran una cosa completamente distinta a lo que acababa de ver; pensaba que se advertía siempre el dominio del hombre sobre la fiera, que las estocadas serían como rayos y que en todos los momentos de la lidia habría algo interesante y sugestivo; y, en vez del espectáculo que él soñaba, en vez de la apoteosis sangrienta del valor y de la fuerza, veía una cosa mezquina y sucia, de cobardía y de intestinos; una fiesta en la que no se notaba más que el miedo del torero y la crueldad cobarde del público recreándose en sentir la pulsación de aquel miedo.”

Fernando Tejero, antitaurino

“Quien no quiere a los animales no merece mi respeto.

Si asesinas animales, eres un asesino.

Si aplaudes un asesinato, eres cómplice.

No hagas de un asesinato una fiesta.

Ten corazón”.

Fernando Tejero (1969, -), actor.

 

 

 

 

Wenceslao Fdez. Flores, antitaurino

Wenceslao Fernández Flores, además de humorista y novelista, fue crítico taurino, así que tuvo la oportunidad de conocer este submundo desde sus entretelas. Seleccionamos dos fragmentos que hablan de otro animal inocente que se ve obligado a participar en este denigrante espectáculo de la lidia: el caballo.

“… Había un caballo loco entre los adquiridos para una corrida. Nadie quería montar en él, ni era prudente hacerle aparecer en el ruedo. ¿Imaginan ustedes cómo se consiguió domar sus enfermizas impetuosidades? Piensen algo abominablemente monstruoso. ¿Lo han pensado? Pues peor aún: le saltaron los ojos. Le arrancaron los ojos fríamente, tranquilamente. Anonadada por el dolor, la bestia salió con manso paso a la arena…”

“…Yo he estado en el patio de caballos de la plaza de toros de Madrid una tarde de corrida. Yo he visto a los monosabios hundir sus manos en el sangriento vientre de los caballos para rellenar con estopas las tremendas heridas. Un incesante dolor corría por las patas de los infelices animales, y sacudían su lomo y su cola mutilada al temblor de un sufrimiento horrible. La sangre goteaba a través de los puñados de hebras enrojecidas. Después, para reanimar a la bestia moribunda, arrojaban contra ella el agua de un balde y la víctima del largo martirio volvía a vacilar bajo el peso del picador, y tornaba al ruedo. Yo podría haber escrito después de aquella visita un artículo estremecedor, suma de crueldades presenciadas y oídas, compendio de impiedades, de brutalidad, cuyo recuerdo se obstinase en la memoria de las gentes de buen corazón. Sólo algo igualaría al horror de ese artículo: su inutilidad.”

 

 

 

 

Rodríguez de la Fuente, antitaurino

Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980), el que fuera el primer ecologista del estado español cuando nadie sabía qué era eso, el médico, biólogo, etólogo, y sobre todo, gran divulgador ambientalista y gran amante de la Naturaleza, Félix el amigo de los animales, obviamente, también aborrecía la tauromaquia:

Ni como naturalista ni como biólogo puedo ser partidario de las corridas de toros.
Los carnívoros matan porque no saben alimentarse de otro modo, matan porque lo necesitan para vivir.
Es asombroso que exista un público que disfrute y sienta placer viendo como un hombre mata a un animal en la plaza de toros.
La mal llamada “fiesta nacional” es la máxima exaltación de la agresividad humana.

Toda la  información de esta página ha sido `publicada por Non  Servian y de ellos la hemos copiado y colgado en nuestro blog . Su dirección es: http://qkantton.wordpress.com/ . Os agradecemos la información y el trabajo

4 comentarios

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  1. luis

    Tesis principal: Las corridas de toros son la fiesta principal de España. Es así que hay gente que no quiere a España, luego no quieren las corridas de toros.
    1º.- Los «animalistas» defienden el trato «humano»a los animales. No saben – o sí. que los animales no son humanizables. César Millán en sus programas de Tv con perros lo deja claro: en la medida que se pretenda «humanizar» al perro, éste se trastoca. Hay que «animalizarlo»: es decir, jerarquizarlo y educarle en los parámetro de manada, que es lo único que entiende.- Así se logra su equilibrio emocional.
    2º.- El toro bravo, como todo animal agresivo, guerrero, belicoso, se mueve en los parámetros de la agresividad. Todo lo encauza en su intento de derribar al adversario: en el campo, cuando lucha con otro miembro de la manada que intenta destronarle, en la que puede recibir varias cornadas y no sólo de su oponente sino de otros miembros de la manada que le infieren varias y horribles cornadas a fin de expulsarlo de la misma. Cornadas que ríanse ustedes de las puyas y las banderillas. Acción que puede durar más de una hora -en las corridas todo está reglado: máxime 10 minutos la suerte de muleta.Y en la plaza, atacando desde el primero momento a sus oponentes.
    3º.- El toro, como todo animal fiero, agresivo, atacante, lucha hasta el último momento. Como lo hace el perro de pelea -con ambas orejas arrancadas, un ojo perdido, etc- sigue intentando vencer a su oponente. Como hace el gallo de pelea, picoteada o arrancada su cresta, hendido su cuerpo de múltiples espòlonazos. Todo animal fiero, agresivo, combativo, no repara en el daño que le han causado, sino en que puede causar. Incluso el hombre, con su inteligencia, procede de la misma manera: el boxeador, con la ceja rota, la boca sangrante, el hígado machacado, siguue en pie intentando que uno de sus puños alcance al contrario. No es consciente de su dolor, sino del que puede causar. Y, para no salir de nuestro tema: el mismo torero que, con una o dos cornadas serias, echando sangre a borbotones, sigue con la faena con el único objetivo de vencer a su enemigo. Y es un humano, es decir, reflexiona sobre sus actos, lo que el animal no hace.
    4º.- Todo lo anterior nos dice que el toro, a lo largo de la corrida no soporta el sufrimiento que desde una visión fría y distante se pueda suponer. Precisa -como el perro de perro y el gallo de pelea, como el boxeador- echar fuera de sí todo ese sentimiento de rabia, de ataque; precisa liberar la adrenalina. Como dice el reconocido científico Illera del Portal, Dr. del Dpto de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Complutense, decía en un cuidado trabajo en 2007 que el toro -en un estudio realizado sobre 300 reses de lidia- está adaptado a soportar tanto el estrés como el dolor. Y aunque no nos lo certificara el Dr. Illera, ¿es que no sabemos, los humanos, que en el fragor de una pelea o una batalla, no soportamos plenamente las heridas que se nos infligen mientras en nuestro ánimo está el acabar con el oponente? Y eso que somos humanos, que hacemos acto de reflexión sobre nuestro dolor. Un animal, que no tiene la capacidad de reflexión sobre su dolor, ataca con más persistencia y combatividad. La lidia de un toro bravo está porfectamente regulada: 20 munutos desde que pisa la plaza hasta la finalización de la faena de muleta. ¿En esos 20 minutos es tan atroz el sufrimiento del toro bravo, teniendo en cuenta lo comentado más arriba? ¿Cuánto dura un combate de boxeo?
    5º.- Si ustedes son animalistas en universal, como se califican, ¿por qué sólo se manifiestan en las plazas de toros? ¿Por qué no van a los cientos de mataderos repartidos por toda España? ¿O es que las muertes de esos miles de cerdos, ovejas, cabras, vacuno de carne, etc, no cuentan para ustedes? ¿No consideran cruel la muerte de tantos animales cuyos despojos después paladeamos en ricos filetes o solomillos? ¿Por qué no se manifiestan antes los miles de gallineros de España en que las gallinas y pollos son constreñidos hasta lo máximo? ¿Por qué no se manifiestan en aquellas poblaciones de España donde abunda el turbateo -sobre todo en Cataluña, para impedir que los moros maten a miles de corderos para su fuesta del Ramadán? ¿Por qué no se manifiestan delante de las fábricas de insecticidas y raticidas, que matan tantos insectos y roedores? ¿por que no se oponen con pancartas y en presencia ante cualquier campaña municipal de plagas ontra insectos y ratas, impidiendo fumigaciones y tratamientos agresivos contra esos animalitos? ¿Por qué no se manifiestan e impiden el desatraque de miles de barcos pesqueros en los distintos puertos de España para que no salgan a pescar y capturar esos dóciles animales subacuáticos y de ejen a las sardinas, a las lubinas, a los mariscos, etc, en paz? ¿Por qué esee afan de matar animales con escama? ¿Por qué no van en barcas -estilo Green Peace- a las atunaras de Barbate, cuando la casa del atún, que mueren salvajamente aroponeados? ¿Y por qué no van con unas tijeras cortando las correas con que los dueños de los perros llevan a éstos de paseo, obligando a esos animales a seguirlos y a hacer lo que sus dueñlos quieren, en vez de darles la libertad para que hagan lo que quieran? Y así me estaría tres horas preguntándoles.

  2. luis

    Tesis principal: Las corridas de toros son la fiesta principal de España. Es así que hay gente que no quiere a España, luego no quieren las corridas de toros.
    1º.- Los «animalistas» defienden el trato «humano»a los animales. No saben – o sí. que los animales no son humanizables. César Millán en sus programas de Tv con perros lo deja claro: en la medida que se pretenda «humanizar» al perro, éste se trastoca. Hay que «animalizarlo»: es decir, jerarquizarlo y educarle en los parámetro de manada, que es lo único que entiende.- Así se logra su equilibrio emocional.
    2º.- El toro bravo, como todo animal agresivo, guerrero, belicoso, se mueve en los parámetros de la agresividad. Todo lo encauza en su intento de derribar al adversario: en el campo, cuando lucha con otro miembro de la manada que intenta destronarle, en la que puede recibir varias cornadas y no sólo de su oponente sino de otros miembros de la manada que le infieren varias y horribles cornadas a fin de expulsarlo de la misma. Cornadas que ríanse ustedes de las puyas y las banderillas. Acción que puede durar más de una hora -en las corridas todo está reglado: máxime 10 minutos la suerte de muleta.Y en la plaza, atacando desde el primero momento a sus oponentes.
    3º.- El toro, como todo animal fiero, agresivo, atacante, lucha hasta el último momento. Como lo hace el perro de pelea -con ambas orejas arrancadas, un ojo perdido, etc- sigue intentando vencer a su oponente. Como hace el gallo de pelea, picoteada o arrancada su cresta, hendido su cuerpo de múltiples espolonazos. Todo animal fiero, agresivo, combativo, no repara en el daño que le han causado, sino en que puede causar. Incluso el hombre, con su inteligencia, procede de la misma manera: el boxeador, con la ceja rota, la boca sangrante, el hígado machacado, sigue en pie intentando que uno de sus puños alcance al contrario. No es consciente de su dolor, sino del que puede causar. Y, para no salir de nuestro tema: el mismo torero que, con una o dos cornadas serias, echando sangre a borbotones, sigue con la faena con el único objetivo de vencer a su enemigo. Y es un humano, es decir, reflexiona sobre sus actos, lo que el animal no hace.
    4º.- Todo lo anterior nos dice que el toro, a lo largo de la corrida no soporta el sufrimiento que desde una visión fría y distante se pueda suponer. Precisa -como el perro de perro y el gallo de pelea, como el boxeador- echar fuera de sí todo ese sentimiento de rabia, de ataque; precisa liberar la adrenalina. Como dice el reconocido científico Illera del Portal, Dr. del Dpto de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Complutense, decía en un cuidado trabajo en 2007 que el toro -en un estudio realizado sobre 300 reses de lidia- está adaptado a soportar tanto el estrés como el dolor. Y aunque no nos lo certificara el Dr. Illera, ¿es que no sabemos, los humanos, que en el fragor de una pelea o una batalla, no soportamos plenamente las heridas que se nos infligen mientras en nuestro ánimo está el acabar con el oponente? Y eso que somos humanos, que hacemos acto de reflexión sobre nuestro dolor. Un animal, que no tiene la capacidad de reflexión sobre su dolor, ataca con más persistencia y combatividad. La lidia de un toro bravo está perfectamente regulada: 20 minutos desde que pisa la plaza hasta la finalización de la faena de muleta. ¿En esos 20 minutos es tan atroz el sufrimiento del toro bravo, teniendo en cuenta lo comentado más arriba? ¿Cuánto dura un combate de boxeo?
    5º.- Si ustedes son animalistas en universal, como se califican, ¿por qué sólo se manifiestan en las plazas de toros? ¿Por qué no van a los cientos de mataderos repartidos por toda España? ¿O es que las muertes de esos miles de cerdos, ovejas, cabras, vacuno de carne, etc, no cuentan para ustedes? ¿No consideran cruel la muerte de tantos animales cuyos despojos después paladeamos en ricos filetes o solomillos? ¿Por qué no se manifiestan antes los miles de gallineros de España en que las gallinas y pollos son constreñidos hasta lo máximo? ¿Por qué no se manifiestan en aquellas poblaciones de España donde abunda el turbanteo -sobre todo en Cataluña, para impedir que los moros maten a miles de corderos para su fiesta del Ramadán? ¿Por qué no se manifiestan delante de las fábricas de insecticidas y raticidas, que matan tantos insectos y roedores? ¿por que no se oponen con pancartas y en presencia ante cualquier campaña municipal de plagas ontra insectos y ratas, impidiendo fumigaciones y tratamientos agresivos contra esos animalitos? ¿Por qué no se manifiestan e impiden el desatraque de miles de barcos pesqueros en los distintos puertos de España para que no salgan a pescar y capturar esos dóciles animales subacuáticos y de jen a las sardinas, a las lubinas, a los mariscos, etc, en paz? ¿Por qué esee afan de matar animales con escama? ¿Por qué no van en barcas -estilo Green Peace- a las atunaras de Barbate, cuando la casa del atún, que mueren salvajamente arponeados? ¿Y por qué no van con unas tijeras cortando las correas con que los dueños de los perros llevan a éstos de paseo, obligando a esos animales a seguirlos y a hacer lo que sus dueños quieren, en vez de darles la libertad para que hagan lo que quieran? Y así me estaría tres horas preguntándoles.
    6º Visto pues que ustedes, como cualquier animalista español. sólo tienen ojos para el «sufrimiento horrible» del toro bravo, hay que concluir que lo de animalistas les sobra; hay que llamarles toristas. Y si por ustedes fuera, en pocos años, la Fiesta Nacional se habría acabado, por la sencilla razón de que al prohibir las corridas la crianza del toro de lidia sería prácticamente inviable, ya que no tendría objeto mantener estas reses en el campo. El toro de lidia tiene la mitad de carne de un bovino de carne y para el matadero no interesaría. Es decir, su acción aniquilaría, borraría, del mapa la cría del toro de lidia. Gracias a ustedes no existirían las corridas de toros porque no quedarían toros para sustentarla. Es decir, condenan a la desaparición de una especie única, a no ser que cada uno de ustedes se comprometiera a tener un toro, una vaca, un becerro en el jardin de su chalet o en la azotea de su casa.
    7º.- Con lo cual, la conclusión de mi tesis se impone sola: ya que ustedes no hacen nada de nada para impedir la muerte de otros animales como ya le he enunciado más arriba, sólo les lleva el deseo, como a buen izquierdista, de acabar con todo lo que suene a España. Ustedes no son patriotas; a lo más que llegan es a ser patrioteros separatistas o independentistas. La izquierda no siente España. Su himno no es el nacional, sino la «internacional». Ya en los carteles del 36, cuando el golpe de Prieto y Largo Caballero, borraban en las paredes la leyenda «Viva España» por «Muera España y Viva Rusia». Ya conocemos suficientemente a la izquierda como para saber de lo que es capaz. Y más ahora, que cuenta en esta aventura «animalista» con cientos miles de euros provenientes de organizaciones antiespañolas, con sede en Holanda, que sufragan todo lo que sea necesario con tal de que la Fiesta Nacional desaparezca del suelo patrio. Pero, ¿saben una cosa? Lo tiene ustedes algo crudo, a pesar de su propaganda ,sus ayudas millonarias y sus lágrimas de cocodrilo, (Por cierto, ¿cuándo se van a manifestar contra la caza del cocodrilo cuya piel en tan bonitos bolsos y zapatos se convierte?

  3. Ana Arbeloa Busca

    Mi tesis es mas corta: Para disfrutar viendo matar lentamente a seis animales y jugarse la vida a tres hombres, se necesita tener una tara moral muy patente, lo mismo me da que esa persona sea español, chino o de Kuala-Lumpur, que está moralmente tarado y ya.

  4. Manuel de Cordoba

    Como se ve con Fernando Tejero en todas las familias cuecen habas.

    «.En cuanto al movimiento anti taurino, a mí no me gustan los toros. Me gustan mucho los animales y no estoy muy de acuerdo con eso, pero hay que entender que mis hermanos viven de eso y les gusta. Ellos respetan mi profesión y yo la de ellos. También respeto al que sea antitaurino, como otra causa más.»
    AS.com , 17-03-2005.

    http://www.as.com/edigitales/entrevista/Fernando-Tejero-1508?encuentro=1508&docPage=6&ordenacion=&base=18

    Me parece que han sacado textos fuera de contexto. En ningún sitio o lugar he leído que se declare antitaurino. Otra cosa es que no le gusten.

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