El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, el desembarazado García Gallardo, afirma no entender ni saber mucho en esto de embarazos y otras minucias que nos pueden suceder a las mujeres. Sobre todo el tocante, en algo tan serio y doloroso, cuando se trata de practicar un aborto (sean cuales sean las razones, para realizarlo, ninguna seguro agradable). Se ha considerado el hombre el paladín y rescatador de las malvadas brujas descarriadas y llevarlas así por el buen camino y ofrecerles todo un catálogo de medidas varias para que no ejerzan su legitimo derecho, esto es, la no maternidad. Digo desembarazado por ser esta una de las entradas de la RAE que describe la palabra Gallardo (entre otras tantas más, pero es la primera que nos aparece si lo consultamos). No deja de ser paradójico que un desembarazado Gallardo vaya dando instrucciones y órdenes sobre lo que han de hacer las mujeres y los facultativos de su comunidad, cuando afirma muy serio el no saber nada al respecto. Todo esto, sin que sus socios de gobierno se despeinen, cuando lo afirma muy serio, en rueda de prensa e intenten matizarlo después. Esto es lo que nos puede suceder, mujeres, volver al pleistoceno, aquella época de las glaciaciones, de millones de años atrás, que me pierdo y en la que nos perderemos, si el desembarazado Gallardo y los que le secundan nos ilustran e ilustrarán en, me temo, nuevas entregas.