Para celebrar el post 100 vamos a retroceder un poco en el tiempo. Seguramente muchos os acordaréis del famoso libro de estereogramas “El ojo mágico”. Ese en el cual sólo había páginas dibujadas con texturas donde, acercándote y poniendo los ojos bizcos, conseguías ver una imagen en 3D. Bueno, mucha gente nunca ha conseguido ver nada, pero os puedo asegurar que es una sensación espectacular cuando le pillas el truco.

Para entender un poco cómo funciona, entendamos primero cómo se comportan nuestros ojos. Lo que ves a través de ellos no deja de ser una imagen en 3D. En cada ojo se forma una imagen 2D que nuestro cerebro fusiona. Acércate un dedo a la nariz. Cierra un ojo. Después, cierra sólo el otro. Cuando miras con los dos, hay sensación de profundidad, algo que no se produce con sólo un ojo.

Lo que realmente hay en las láminas del ojo mágico son 2 imágenes ocultas. El objetivo es ponerte bizco, hacer que cada ojo vaya a la suya, intentando encontrar una imagen oculta por separado. En el momento que ocurre, los ojos se quedan fijos porque notan que hay “algo”. En ese instante se reciben dos imágenes, una en cada ojo, que el cerebro fusiona y la convierte en una de 3 dimensiones. Es una ilusión óptica preciosa.

Ahora te planteo un juego. He creado una textura, al puro estilo “ojo mágico”, con una imagen oculta. Un truco: acércate a la pantalla a unos 20 centímetros. Bizquea a diferentes intensidades hasta que veas algo raro. Cuando notes esto, busca la forma dibujada. Si lo encuentras, coméntame qué ves.

Para los desafortunados que no consigan ver la imagen en 3D, os adjunto el link de un vídeo de Youtube donde se simula de forma aproximada lo que deberías ver. En realidad es mucho más espectacular.

Ya que es un día especial, quería decir cuatro palabras.

Mi abuelo, en paz descanse, no quería llegar a celebrar los 100. Eso significaría convivir al menos 20 años más con mi abuela. No se soportaban. Posiblemente yo no llegue a los 100 años, y mucho menos trabajando todo el día cerca de tantas antenas de televisión. Pero lo que sí puedo celebrar hoy son los 100 posts. Gracias a todos los que cada día leéis mi blog, alojado en una de las webs de noticias que menos visitas tiene, pero en la que más crecen semana tras semana. 

Me gustaría dedicar el post de hoy a mis compañeros de los blogs. A Javier Gómez, del Jardín, que no para de quejarse que sólo hablo de suegras y de pedos, mientras las malas hierbas se le comen su césped. Al chaval de La Urna 2.0, Julio, el primer periodista que he visto que se le mojan los calzoncillos cuando aparece Obama en pantalla, y que postea más que Gómez, es decir, una vez por semana. Al compañero Carlos, de Enredan-doc, que a ver si le convencemos de una vez para que se cambie la foto de su blog. Está clavadito a Steven Hawkings. A Torán, con su One Dollar Blog, que siempre está de viaje por el mundo y no puede postear. Y a los chicos de deportes, que me deben odiar porque siempre que actualizan en fin de semana, poco después lo hago yo y les saco de portada.

Mucho ánimo a los dos nuevos fichajes que han llegado con energía. A David, de El Zabuqueral, un enamorado de repartir tortazos a los políticos, y la becaria de las gafas de pasta, que con Raza Becaria se lo está tomando con unas ganas tremendas, y eso que no gana ni para chicles.

Y un recuerdo especial para nuestro subdirector, Rivas. Él inauguró la sección de blogs, enseñándonos la luz que el resto de autores ahora seguimos, y que desgraciadamente él perdió de vista. También podría dar las gracias a todos mis jefes por la oportunidad que me han dado de poder escribir aquí, siendo tan joven, pero…mmm… ¡bah!… decir esto es típico y aburre.   

Un beso a todos. A tí, que me estás leyendo. Y otro grandote, a mi director. Pero sin lengua, ¡eh!