QUIERO SER ÁRBOL DE NAVIDAD
Todo empezó en un viejo bosque de abetos, a finales de año y cuando un manto blanco se
extendía por la campiña. Un pequeño abeto susurraba: “¡Ojalá me cogieran para ser árbol de
Navidad!”. Todos se reían de él en el bosque, hasta...
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QUIERO SER ÁRBOL DE NAVIDAD
Todo empezó en un viejo bosque de abetos, a finales de año y cuando un manto blanco se
extendía por la campiña. Un pequeño abeto susurraba: “¡Ojalá me cogieran para ser árbol de
Navidad!”. Todos se reían de él en el bosque, hasta los conejos y los ratones. Pero su ilusión
era tan grande que no conseguía dormir, sintiendo más frío que de costumbre y, eso sí,
pareciéndole que la luna era más clara y bella que nunca.
Un día llegó un grupo de leñadores. Arrancaron las plantas más bellas y frescas: acebo
con bolitas rojas, musgos y diversos adornos navideños. También se acercaron al pequeño
abeto. “Qué bello, tierno y cimbreante se presenta!”, oyó que comentaban. Terminaron
arrancándolo con cuidado, con sumo cariño; cada azadonazo era una sonrisa en el abeto, que
no cabía en sí de gozo, y un temblor en sus ramitas.
La primera noche estuvo muy nervioso. Notaba calor, más que en el bosque; un calor extraño.
Se encontraba solo y le preocupaba mucho qué sería de él.
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