Historia de la cartografía
El hombre siempre ha intentado cartografiar su entorno para comprender el mundo en el que vive y evoluciona. El mapa más antiguo hallado es un mapa mesopotámico grabado en terracota, anterior al siglo V a.C.. También se descubrirán mapas babilónicos y chinos de la misma época.
La hipótesis de una Tierra redonda se atribuye al griego Tales de Mileto en el siglo VI antes de Cristo. Tres siglos más tarde, Eratóstenes, director de la Biblioteca de Alejandría (e inventor del término "geografía") fue el primero en calcular la circunferencia de la Tierra con un pequeño margen de error.
En el siglo II d.C., el matemático y astrónomo griego Ptolomeo sentó las bases de la cartografía moderna. Creó el primer planisferio con un ecuador y orientado al norte en la parte superior.
Representación de Ptolomeo
En conclusión, mucho antes de la era de la cartografía contemporánea, ya se conocían la forma y el tamaño de la Tierra. Lo que quedaba era descubrir y cartografiar la masa terrestre. Harán falta muchos siglos de navegación y descubrimientos para establecer con precisión un mapa moderno.
Influencia y problemas de las tarjetas
Un mapa ofrece o sugiere al espectador una visión del mundo. Pero es un instrumento de poder: económico, político, científico y militar.
En el siglo XIII, en pleno auge del comercio marítimo, la cartografía era un secreto de Estado para las monarquías española y portuguesa. Secretos a veces bien guardados para estos reinos, sedientos de oro y especias, que no cesaban de ampliar su territorio.
Muchos mapas del mundo se llevaban en los barcos hasta que en 1569 apareció la proyección Mecator, formalizada por el geógrafo flamenco Gerardus Mercator. Se convirtió en el planisferio estándar gracias a su precisión para los viajes marítimos. Esta proyección de 450 años de antigüedad es muy adecuada para la gente de mar y sigue siendo relevante hoy en día.
La representación de Mercator
¿Por qué se equivocan las cartas?
Como vimos en el artículo sobre línea de rumbo y ortodrómica y esto es normal. Y esto es normal, porque pasamos de una forma cuasi esférica en tres dimensiones -la Tierra- a un objeto plano en dos dimensiones -el mapa-. Es sólo un paso para argumentar que un mapa es una representación distorsionada del mundo.
Con la llegada de la tecnología digital, la representación Mercator se ha convertido en la referencia para representar el mundo en su conjunto. Sin embargo, aunque es práctica para los navegantes, no es menos inexacta para la cartografía mundial. Por ejemplo, en nuestros mapas Groenlandia aparece tan grande como el continente africano, que es 14 veces mayor. Por eso es importante mantener una distancia crítica.
No puede haber un mapamundi perfecto, sólo la representación esférica es correcta.
Una representación de la superficie real de Groenlandia y Australia
