Un aijo re loco
*
Laura Kornfeld
**
Inés Kuguel
Puede parecer extraño, en un libro dedicado a las propiedades sintácticas del español de la Argentina, incluir un capítulo sobre un elemento
como re, que es, aparentemente, aijativo, es decir, un morfema que actúa por debajo del nivel de la palabra. Sin embargo, como pretendemos
demostrar en estas páginas, el re tiene un funcionamiento particular
que no puede catalogarse fácilmente de acuerdo con los lugares comunes
de la gramática.
Se trata, más bien, de una de las “anomalías” que pueden encontrarse
en aquellas zonas de la gramática que se ligan con la expresión de la subjetividad, un ámbito que resulta sensible a la variación entre los individuos,
las generaciones o las clases sociales. Esas anomalías incluyen procesos de
formación de palabras tan difíciles de clasiicar como el “vesre” lunfardo
(Bohrn, 2010), los cambios de género de palabras –aun a contrapelo de
nuestro conocimiento del mundo– como minón (Kornfeld, en prensa) o los
suijos prestados de otras lenguas en contacto, desde el italiano -eli o -eti
hasta el guaraní ité (Kornfeld, 2010).
El re es un elemento con valor intensiicativo y ponderativo –común a
diversos dialectos del español, especialmente en América–, que se usa en
combinación con adjetivos, adverbios y preposiciones, como se ejempliica
en (1):
(1)
a. Es re lindo/re grande/re viejo.
b. Lo dijo re claramente/Vive re lejos/Me fue re bien.
c. Vino re desde lejos/Estaba vestida re de entre casa/Está re de
moda.
Sin embargo, en el español argentino y uruguayo, y particularmente
entre los jóvenes, tiene una distribución mucho más extendida, que abarca
el ámbito verbal (cfr. 2), incluyendo algunos usos más generales, como el de
(2a) (cfr. Varela & García, 1999), el oracional (cfr. 3) y el nominal (cfr. 4).
*. Universidad Nacional de General Sarmiento. UBA. CONICET.
**. Universidad Nacional de General Sarmiento. UBA.
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laura Kornfeld - Inés Kuguel
(2)
a. Se re enoja./Le re teme.
b. Re trabaja./Re juega./Re esperó./Re durmió.
c. Re viajó a Europa./Lo re besa.
d. Re construyó la casa./Re llegó.
e. Re llega./Re termina los tallarines.
(3)
Re que lo hago para quedar bien.
(4)
a. Consiguió el re auto./Dijo una re mentira.
b. Es un re amigo/un re médico.
c. Tiene re conianza/re miedo.
d. Es un re campeón/un re viajero.
e. Durmió una re siesta./Consiguió un re trabajo.
Como se desprende de los ejemplos, y como suele ocurrir con los elementos con valor afectivo, re se utiliza básicamente en registros coloquiales.
El origen diacrónico de este elemento podría encontrarse en el re que,
adjuntado a verbos, indica reiteración de una acción (rehacer, reescribir),
según reieren Di Tullio & Masullo (1996).
Con el in de demostrar por qué consideramos que re es un aijo lo suicientemente excéntrico como para permitirnos poner en cuestión los límites entre
la morfología y la sintaxis, en este capítulo proponemos dar un paseo por sus
propiedades morfofonológicas y sintácticas. Pero primero revisamos algunos
datos básicos que nos permiten caracterizar su origen y su distribución básica
en el español de la Argentina, particularmente en las generaciones más jóvenes.
1. Reconsiderando las propiedades sintácticas de re
La interpretación semántica de re no es uniforme, sino que varía signiicativamente de acuerdo con la clase de palabras con la que se combina; lo
mismo ocurre con su comportamiento sintáctico. Revisaremos, a continuación, el comportamiento de re cuando se adjunta a adjetivos, preposiciones
y adverbios; luego, a verbos y oraciones y, por último, a nombres. Como
se podrá apreciar en el recorrido, los datos gramaticales más interesantes
surgen precisamente de las combinaciones que son exclusivas del español
juvenil de la Argentina y Uruguay, esto es, los usos verbales, oracionales
y nominales ilustrados en los ejemplos (2) a (4).
En el comportamiento sintáctico de re juega un papel central la noción de
delimitación, entendida como un modo de reducir una serie de oposiciones
14
un afIjo re loco
léxicas fundamentales, según las propuestas de Jackendoff (1991) y Morimoto (1998). Un primer contraste bien establecido, que se vincula tradicionalmente con el aspecto léxico o Aktionsart, se da entre verbos atélicos, que
se reieren a eventos básicamente homogéneos en su desarrollo (estados y
actividades), y verbos télicos, que tienen un punto culminante y son, por
1
lo tanto, heterogéneos (logros y realizaciones). Ambos grupos de verbos
presentan comportamientos muy distintos en una serie de puntos, entre los
que puede mencionarse la posibilidad de cuantiicar el evento por medio de
adverbios como mucho, demasiado, un poco, bastante. Esa cuantiicación está
circunscripta a los verbos atélicos (en la clasiicación de Vendler, actividades
y estados), como puede advertirse en los ejemplos de (5a), que contrastran
con los de (5b), que presentan verbos télicos (logros y realizaciones):
(5)
a. Corre mucho./La quiere demasiado./Batió bastante la mezcla.
b. *Nace un poco./*Construyó bastante una casa./*Llegaremos
demasiado.
Otro contraste muy estudiado por la teoría léxica y sintáctica es el que se
reiere a las distintas clases de adjetivos. Básicamente, los adjetivos caliicativos o atributivos, que señalan una propiedad del nombre al que modiican, se
oponen a los relacionales, que tienen siempre un origen nominal y adscriben o
vinculan el nombre al que modiican a la clase designada por su base: así, un pozo
petrolero es un pozo de petróleo y un sintagma nominal, un sintagma nucleado
2
por un nombre. Nuevamente, la cuantiicación brinda una pauta sintáctica de
reconocimiento entre las dos clases: los adjetivos caliicativos pueden ser modiicados por elementos que señalan el grado o la intensidad de la cualidad, como
se observa en (6a); no sucede lo mismo con los adjetivos relacionales (cfr. 6b):
(6)
a. muy lindo/nada inteligente/casi grandioso/medio tonto
b. *bastante petrolero/*demasiado nominal/*poco acuático
Por último, es sabido que existen dos clases básicas de nombres comunes:
los de masa, que denotan una sustancia sin límites deinidos, y los contables,
que denotan individuos (cfr. Jackendoff, 1991; entre muchos otros). Sería
1. Cfr. Vendler (1967), Dowty (1979), Morimoto (1998), entre otros.
2. Algunos autores destacan la presencia de un tercer tipo, los adjetivos adverbiales
(posible, lento, frecuente, fuerte, etc.) que establecen circunstancias de modo, tiempo,
aspecto o manera al modiicar a ciertos nombres, básicamente eventivos, de manera
paralela a los adverbios en el ámbito oracional (cfr. Bosque 1990a, Demonte 1999, entre
otros, para una revisión de la clasiicación).
15
laura Kornfeld - Inés Kuguel
complejo (y quedaría fuera de los límites de este trabajo) explicar todas las
consecuencias de esta distinción. Sólo mencionaremos que cuantiicadores
como mucho, bastante, demasiado o poco deben aparecer en singular ante
los nombres de masa y en plural ante los contables (cfr. ejemplos 7-8a-b),
que la modiicación por medio de cuantiicadores partitivos como algo/un
poco de es propia de los nombres de masa (cfr. ejemplos 7-8c), mientras que
los numerales y otros determinantes son privativos de los contables (cfr.
ejemplos 7-8d), y que la aparición sin determinante en singular cuando
funcionan como complementos de verbos y preposiciones es posible en los
nombres de masa, e imposible en los contables (cfr. ejemplos 7-8e):
(7)
a. mucha/bastante/demasiada arena
b.*muchas arenas/*bastantes arenas/*demasiadas arenas
c. un poco/algo de arena
d. *unas arenas/*tres arenas/*media arena/*cualquier arena/*toda
arena
e. Compró café; un camión con madera
(8)
a. *mucha revista/*bastante revista/*demasiada revista
b. muchas/bastantes/demasiadas revistas
c. *un poco/algo de revista
d. unas/tres revistas; media/cualquier/toda revista
e. Compró *(una) revista; una caja con *(una) revista (cfr. Bosque,
1999).
Según la propuesta de Jackendoff en 1991, retomada por Morimoto
(1998), los contrastes ilustrados en (5-8) podrían ser reducidos a una única oposición semántica básica: si el evento, propiedad o entidad tiene un
límite (i.e., un punto culminante claro) o si se trata de un todo homogéneo
sin límites precisos (en el cual, por lo tanto, cualquier porción equivale a la
totalidad). En esta visión, el par de rasgos transcategoriales [–delimitado]
y [+delimitado] permite simpliicar las diversas oposiciones reconocidas en
la bibliografía entre verbos atélicos y télicos, entre adjetivos caliicativos y
relacionales y entre nombres de masa y contables.
Vale la pena recordar, inalmente, que existen procesos de recategorización, por los que una palabra cambia de (sub)clase en función del contexto sintáctico que la acompaña. Las siguientes oraciones ejempliican la
transformación de un adjetivo relacional en caliicativo (9) y de un nombre
de masa en contable (10), de acuerdo con los comportamientos típicos que
hemos ilustrado antes en (5) y (7-8):
16
un afIjo re loco
(9)
a. una obra (*muy/demasiado/terriblemente) teatral
b. un gesto muy/demasiado/terriblemente teatral
(10) a. Toma (mucho) café.
b. Tomó tres cafés (→ ‘tres pocillos de café’).
Recategorizaciones semejantes pueden darse en el caso de los verbos, a partir
de complementos o adjuntos y también del aspecto morfológico: así, (11a) muestra
el uso de ir como verbo télico y en (11b) aparece el mismo verbo en un contexto
atélico, proporcionado por el cuantiicador bastante y por el aspecto imperfectivo:
(11) a. Javier fue (*bastante) al cine a las cuatro.
b. Juan iba bastante al cine.
De hecho, en el caso de los verbos puede ser complicada la asignación
unívoca a alguna de las clases, como muestran los casos de verbos bivalentes en cuanto a su transitividad (como escribir en 12), donde resulta
difícil determinar si se trata de verbos delimitados transformados en no
delimitados, o a la inversa:
(12) a. Martín escribe todas las tardes.
b. Martín escribió dos páginas de su novela.
1.1. Adjetivos, adverbios y preposiciones
Combinado con adjetivos, adverbios y preposiciones, re se parafrasea
como ‘muy’ y presenta las restricciones combinatorias propias de las palabras (o morfemas libres) vinculadas con la modiicación de grado en español, como muy, bastante, poco. Esto implica que se combina con adjetivos
caliicativos (13a), o bien con construcciones adverbiales y preposicionales
que sean compatibles con la modiicación de grado (13b-c) o, para utilizar
los términos del análisis de Morimoto, que sean no delimitados.
(13) a. re lindo/re grande (cfr. muy lindo/muy grande).
b. re claramente/re lejos (cfr. muy claramente/muy lejos).
c. re desde lejos/re de entre casa (cfr. muy desde lejos/muy de entre
casa).
En contraste, las expresiones que no admiten los modiicadores de grado,
por tratarse de palabras o construcciones con un signiicado delimitado,
17
laura Kornfeld - Inés Kuguel
tampoco son compatibles con re. En la distribución de (13) y (14) re funciona de manera análoga a los cuantiicadores como muy, tal como se puede
apreciar en los ejemplos entre paréntesis:
3
(14) a. *buque re petrolero/*sintagma re nominal (cfr. *buque muy petrolero).
b. *re ayer/*re mañana/*re aparentemente/*re metodológicamente
(cfr. *muy ayer/mañana/aparentemente).
c. *re en la casa/*re desde la ventana (cfr. *muy en la casa).
Del mismo modo, re puede combinarse con participios de carácter verbal
que admitan la modiicación de grado, lo cual implica, a su vez, que deben
provenir de verbos atélicos o no delimitados (cfr. Kornfeld, 2010), como se
puede advertir en el contraste entre (15a) y (15b):
(15) a. Fue re aplaudido/celebrado/comentado por el público/por la crítica
(cfr. Fue muy aplaudido/celebrado/comentado).
b. *Fue re encontrado/perdido/conquistado/impreso/operado (cfr.
*Fue muy encontrado/perdido/conquistado/impreso/operado).
Además, cabe señalar que re tampoco puede coaparecer con modiicadores de grado, como muy, bastante o demasiado, como se comprueba en
los siguientes ejemplos, lo cual sugiere que se encuentra en distribución
complementaria con esos cuantiicadores:
(16) *re muy grande/*bastante re caro (cfr. *muy bastante grande/caro).
En cuanto a su combinación con otros aijos apreciativos, se observa una
incompatibilidad con el superlativo (17a), pero no con otros suijos, como
los diminutivos o los aumentativos (17b). En ambos casos el re funciona de
manera análoga a los cuantiicadores como muy.
(17) a. *re lindísimo/* re bajísimo (cfr. *muy lindísimo/bajísimo).
b. re buenazo/re grandote/re chiquita (cfr. muy buenazo/grandote/
chiquita).
3. Obviamente, la posibilidad de recategorización de un adjetivo relacional en caliicativo puede hacer que se vuelva posible la combinación de re con adjetivos originalmente
delimitados. Es el caso con ciertos gentilicios: mientras un pasaporte (*re) argentino
parece agramatical, secuencias como un personaje/un carácter/un rito re argentino son
perfectamente aceptables (véase Bosque, 1990).
18
un afIjo re loco
De los ejemplos (13-17) se puede inferir que, cuando se combina con adjetivos, adverbios y preposiciones, re tiene el mismo funcionamiento que los
cuantiicadores sintácticos como muy o bastante. Si se adopta el supuesto
de que existe un Sintagma de Grado que cumple las veces de proyección
funcional del ámbito adjetivo, re ocuparía la posición de núcleo, al igual
4
que los cuantiicadores sintácticos y el superlativo.
1.2. Verbos y oraciones
Al igual que en el dominio adjetivo, en el ámbito verbal y oracional el signiicado aportado por re se vincula con la cuantiicación y la intensiicación.
La cuantiicación verbal por parte de adverbios como mucho o bastante
ha sido estudiada en detalle por Ignacio Bosque y Pascual Masullo en un
artículo de 1996. Bosque & Masullo reconocen distintos tipos de interpretación semántica para esos adverbios, en función de las propiedades
del verbo con el que se combinan. Nos interesa destacar las siguientes
lecturas: una que llamaremos puramente cuantiicativa (que Bosque &
5
Masullo vinculan con la modiicación de un nombre implícito en el verbo,
véase 18a), una argumental (que es la que tradicionalmente involucraría
el uso pronominal de mucho o bastante, cfr. 18b), una temporal (18c) y
otra aspectual (18d):
(18) a. Llueve mucho./Me gusta bastante./Te preocupa un poco.
b. Escribe bastante./Comió mucho./Camina poco.
c. Duerme bastante./Trabajé mucho./Esperé un poco antes de irme.
d. Viaja mucho a Europa./Va bastante al cine./Lo veo poco.
Re puede aparecer en todos los contextos de (18). En (19) se ilustran los
casos equivalentes a (18a-b), que se parafrasean como ‘mucho’. Tal como
hemos visto en los casos iniciales de (4), la “cuantiicación pura” (como la
de 18-19a), que puede vincularse también a la idea de intensiicación, está
circunscripta a verbos no delimitados, o atélicos (estados o actividades).
Nótese que también las lecturas argumentales del cuantiicador (18-19b)
pueden darse sólo con verbos no delimitados, incluidos aquellos verbos bi4. Véase Kornfeld (2010). Cabe notar también que, al igual que la enorme mayoría de
los elementos que expresan el grado, el sintagma proyectado por re en general carece
de estructura interna, con algunas excepciones (e.g., de re poco/muy poco inteligente).
5. En términos técnicos, se trata de un nombre (por ejemplo, lluvia, gusto, preocupación)
que estaría presente en la estructura léxico-relacional del verbo, de acuerdo con el análisis
de Hale & Keyser (1993). El análisis concreto de estos casos propuesto por Bosque &
Masullo reviste una serie de problemas teóricos que no analizaremos aquí.
19
laura Kornfeld - Inés Kuguel
valentes en relación con la transitividad (i.e., que se usan con o sin objeto
directo: Comió verduras con gusto./Comió con gusto.):
(19) a. Re llueve./Me re gusta./Te re preocupa.
b. Re comió./Re escribe./ Re camina.
El resto de las interpretaciones de re en el ámbito estrictamente verbal
son aspectuales. En el caso de los cuantiicadores sintácticos, Bosque &
Masullo reconocen una lectura durativa (18c), que se parafrasea como ‘(durante) mucho/bastante/poco tiempo’ y una iterativa (18d), que se interpreta
como ‘muchas/bastantes/pocas veces’. Ejemplos perfectamente paralelos se
encuentran también con re (cfr. 20a-b). En otros contextos sintácticos, en
cambio, los cuantiicadores mucho o bastante no podrían aparecer, como
se corrobora en (20c) (*llegó mucho, *se durmió mucho), donde re obtiene
la interpretación, también aspectual, de ‘hace mucho’ o ‘completamente’:
(20) a. Re duerme./Re trabajé./ Re esperé antes de irme.
b. Re viaja a Europa./Re va al cine./ Lo re veo.
c. Re llegó./Se re durmió.
También resultaría imposible con los cuantiicadores sintácticos la
interpretación modal de re como un elemento que señala la certeza del
hablante (equivalente a ‘seguro’), ejempliicada en (21):
(21) a. Re llega/re termina los tallarines.
b. Re que lo hago para quedar bien.
Vale la pena señalar que, al igual que en el comportamiento señalado por
Bosque & Masullo para los cuantiicadores sintácticos, las interpretaciones
de re suelen ser ambiguas: así, re escribió tiene una lectura argumental,
como hemos señalado, pero también puede ser interpretado aspectualmente
(‘escribió [durante] mucho tiempo’) o modalmente (como veremos en detalle
en 1.2.2). El contexto sintáctico suele determinar, o al menos coaccionar,
una u otra interpretación, como veremos en la siguiente sección.
Para cerrar esta introducción al problema de la combinación de re en
el ámbito verbal, observemos que algunos usos de re muestran un alcance
estrictamente limitado al verbo; otros, en cambio, modiican a la oración
o cláusula en su conjunto. Ese alcance sobre la oración completa resulta
especialmente claro en los usos modales de (21), aunque, según las últimas
versiones de la gramática generativa, también la lectura aspectual de (20c)
20
un afIjo re loco
supondría la modiicación de una categoría funcional que se ubica por en6
cima del verbo, como es el caso con el aspecto morfológico.
1.2.1 Interpretaciones aspectuales de re
Acabamos de esbozar las principales interpretaciones de re en el ámbito
verbal. Aquí analizaremos en más detalle los datos correspondientes a cada
contexto, dejando de lado las interpretaciones cuantiicativas y argumentales que hemos revisado sucintamente en relación con los ejemplos de (19).
Al combinarse con verbos no delimitados, o atélicos, el re puede dar
lugar, en primer lugar, a una lectura durativa. Así se comprueba en los
ejemplos de (22), donde el re se parafrasea como ‘mucho’, dando lugar a la
interpretación ‘(durante) mucho tiempo’:
(22) a. Re durmió: más de diez horas.
b. Re cocinamos; nos pasamos toda la tarde.
c. Te re esperó, aunque llovía y tronaba.
d. Re trabaja, casi ni duerme.
Nótese, sin embargo, que, sin el contexto concreto en el que aparecen, las
secuencias re + verbo de (22) suponen un grado signiicativo de polisemia en
el re (como la habría también en los ejemplos equivalentes con los cuantiicadores mucho o bastante, cfr. 18c). La lectura aspectual durativa coexiste,
así, con otras posibles interpretaciones: argumental, si el verbo es bivalente
(‘cocinamos mucho=muchas cosas’, en 23a), cuantiicativa (‘dormí mucho=
profundamente’, para 23b) o iterativa (‘dormí mucho=seguido’, para 23c):
(23) a. Re cocinamos: un pollo, una ensalada, una torta.
b. Re dormí, aunque sólo me acosté media hora.
c. Este verano re dormí la siesta.
Como ya hemos dicho, y se veriica en el contraste entre (22) y (23), la
aparición de adjetivos, complementos y otros elementos contextuales es
clave para interpretar el re.
El caso de (23c) nos remite, por su parte, a otro posible valor aspectual
de re: el que se liga con una interpretación habitual (‘seguido’) o iterativa
(‘muchas veces’), que también se da con mucho o bastante (cfr. 18d). La
6. El aspecto léxico, en cambio, se considera en general una categoría funcional interna
al Sintagma Verbal (Sv, en las últimas versiones de la gramática generativa).
21
laura Kornfeld - Inés Kuguel
aparición del presente como tiempo verbal parece favorecer la lectura habitual, mientras que el pretérito perfecto suele remitir a la iterativa, como
muestra el contraste entre (24a) y (24b):
(24) a. Re viaja a Europa./ Lo re besa./Re come comida china.
b. Re viajó a Europa./Lo re besó./Re comió comida china.
Hasta aquí comprobamos, pues, un perfecto paralelismo de re con el
comportamiento de los cuantiicadores sintácticos como mucho, bastante,
poco, etc., analizados por Bosque & Masullo, que sólo pueden combinarse
con verbos no delimitados o atélicos (cfr. nuestros ejemplos iniciales de 1).
En cambio, en combinación con verbos delimitados o télicos (que, como
hemos visto en 1, no pueden ser modiicados por cuantiicadores como
mucho o bastante), re es interpretado de un modo bien distinto: como un
intensiicador del aspecto perfectivo expresado morfológicamente en el
verbo (cfr. también 20c). El re refuerza, en estos casos, el hecho de que el
evento delimitado ha alcanzado su culminación, tanto en el caso de logros
(25a-b) como de realizaciones (25c). Las paráfrasis son variables: ‘se durmió completamente’, ‘se terminó/se fueron deinitivamente’, ‘la terminé (se
terminó) de cocinar hace mucho’:
(25) a. A: –¿Todavía sigue la reunión?
B: –No, se re terminó/se re fueron todos.
b. A: –¿Está despierto?
B: –No, se re durmió.
c. A: –¿La carne está lista?
B: –Sí, ya la re cociné/se re cocinó.
Los ejemplos de (25) muestran que el típico contexto de aparición de
este tipo de re es dialógico, ya que se pone el énfasis en la culminación del
evento a partir de una pregunta o en contraste con una expectativa previa.
La aparición del pretérito perfecto es, aparentemente, obligatoria para
obtener esta lectura. Como se ha mencionado, no son posibles los ejemplos
análogos con cuantiicadores sintácticos (*Se terminó mucho, *Se fueron
bastante todos, *Se durmió mucho).
La interpretación de intensiicador del aspecto perfectivo no suele ser
ambigua con respecto a otras posibles interpretaciones aspectuales de re,
dado que, como ya hemos mencionado, los ejemplos de (25) remiten todos
a eventos delimitados, mientras que los verbos analizados en (22), (23) y
22
un afIjo re loco
7
(24) denotan eventos no delimitados. Sin embargo, es posible encontrar
ejemplos de ambigüedad cuando el verbo no está conceptualmente deinido
en cuanto a la delimitación. Así, en contraste con la interpretación del re en
(25c) que ya reseñamos, Re cocinó la carne puede obtener también una lectura durativa como la de (22b) (‘[durante] mucho tiempo’), en la medida en
que cocinar es un evento alternativamente delimitado (i.e., una realización,
que puede convertirse en logro con el se) o no delimitado (una actividad).
En suma, a partir de los datos aquí analizados podemos llegar a una
generalización que nos resulta signiicativa: en combinación con verbos,
la interpretación semántica particular de re dependerá crucialmente del
rasgo de delimitación del verbo al que se adjunte, junto con otros factores
gramaticales, como el aspecto gramatical o los modiicadores que aparezcan
en el contexto sintáctico.
1.2.2 Interpretaciones modales de re
Existe otra interpretación para el re cuando aparece en el ámbito oracional que no se vincula ni con la cuantiicación ni con la intensiicación.
Se trata de la lectura modal, que se produce en contextos como los de (26):
(26) a. No te preocupes, re llega a tiempo.
b. Re que quiere ir, pero no se anima porque tiene vergüenza.
La modalidad introducida por el re en estos casos es la epistémica, esto
es, la que expresa el grado de certeza que el emisor muestra con respecto
a la verdad de su enunciado (cfr., también, Di Tullio & Kornfeld, en este
volumen). El re modal se interpreta siempre como un enfatizador de la
certeza. Por lo tanto, (26a) se puede parafrasear como ‘seguro llega’, y
(26b), como ‘seguro quiere ir’.
En relación con la combinación de re más que (cfr. 26b), que es exclusiva del cronolecto juvenil rioplatense, existe otro uso muy extendido en la
actualidad: se trata del re que suele ir antecedido por ah (cfr. 27).
(27) a. A: –¿Qué opinás de Javier?
B: –¡Lo odio! Ah re que es mi mejor amigo.
b. A: –¿Cómo te fue en el parcial?
B: –Genial. Ah re que me saqué un dos.
7. Si los eventos son originalmente delimitados, el contexto fuerza su interpretación como
no delimitados, como es el caso con viajar en (24) o ir en (20b).
23
laura Kornfeld - Inés Kuguel
Como se puede ver en los ejemplos de (27) (ah) re funciona como un modiicador de la modalidad oracional e introduce un efecto polifónico, ya que
siempre encabeza un enunciado que desdice lo dicho previamente, poniendo
en evidencia que se trataba de una mentira o un absurdo.
La interpretación modal de re es compatible con todos los verbos, independientemente de su delimitación u otras propiedades gramaticales, a
diferencia del re aspectual en sus diversas variantes. Sin embargo, la modal
sólo resulta la interpretación preferida cuando el verbo es télico y no está
lexionado en aspecto perfectivo, como en (28a), es decir, cuando no hay
confusión posible con los valores aspectuales. En cambio, en combinación
con verbos atélicos o con verbos télicos en aspecto perfectivo, el re suele
acentuarse con una entonación particular, como en (28b), para descartar
las lecturas aspectuales que hemos visto en la sección anterior.
(28) a. Re termina los tallarines./Re ganaba la carrera./Re engorda de
nuevo.
b. RE sabe./ RE trabaja./RE creí lo que me dijo./RE arregló la compu.
Otra diferencia gramatical que se advierte entre el re aspectual y el
modal se produce con verbos pronominales. Así, cuando la lectura es aspectual, el re permanece adyacente al verbo: (29a) se interpreta como ‘se
enamora/desmaya mucho/frecuentemente’. Cuando precede al pronombre,
en cambio, el valor es epistémico: (29b) se lee como ‘seguro se enamora/
se desmaya’; en este caso, como en los expuestos más arriba, su uso se
encuentra restringido a los hablantes más jóvenes.
(29) a. Se re enamora./Se re desmaya.
b. Re (que) se enamora./Re (que) se desmaya.
1.3. Nombres
El re que se combina con nombres es, junto con el modal que acabamos
de ver, el más característico de nuestra variedad del español. Está básicamente restringido a nombres delimitados o contables y su interpretación
puede variar según el nombre al que modiica: con nombres contables
adquiere el signiicado general de ‘gran’ (30a); en combinación con algunos
nombres eventivos puede modiicar alguna de las dimensiones del evento
denotado, como la duración: por ejemplo, en (30b), una re caminata/siesta
se interpretan como ‘una caminata/siesta larga’:
24
un afIjo re loco
(30) a. Dijo una re mentira./Es un re amigo.
b. Hicimos una re caminata./Me dormí una re siesta.
1.3.1. Nombres delimitados
Como hemos dicho respecto de (30a), en combinación con nombres
delimitados, el re se puede parafrasear por ‘gran’. Ahora bien, si nos detenemos en los contextos de (31), vemos que en (31a) se hace referencia a
las dimensiones físicas del árbol y del perro; en (31b) hay una ambigüedad
(que ocurre también en la paráfrasis con ‘gran’): además del signiicado de
dimensión, puede tener el de evaluación positiva (‘un auto muy bueno’).
(31) a. Tiene un re árbol/un re perro.
b. Consiguió un re auto/una re compu./Tiene una re idea./Dijo una
re mentira.
La diferencia semántica que se observa entre (31a) y (31b) se puede explicar si tenemos en cuenta la distinción entre clases naturales y artefactos
(Pustejovsky, 1995). Los nombres árbol y perro de (31a) son de clase natural,
es decir, reieren a entidades no creadas por el hombre y, por lo tanto, con
ellos el re sólo puede funcionar como un intensiicador de la dimensión:
‘un árbol muy alto o muy grande’; ‘un perro muy grande’. Los nombres de
(31b), en cambio, reieren a artefactos, esto es, a entidades creadas por el
hombre que tienen alguna función prototípica. En estos casos, entonces, re
se puede aplicar a alguna propiedad instrumental de la entidad denotada
y la interpretación es evaluativa, parafraseable por muy buen(a): ‘un muy
buen auto’; ‘una muy buena idea’.
Un caso particular de nombres delimitados lo constituyen los nombres
que tienen interpretación humana. El re sólo se puede combinar con aquellos cuya denotación implica el desempeño de algún rol especíico. Así, en
(32a) es incompatible con los nombres adulto y esquimal porque no existen
funciones prototípicas asociadas a ellos. En cambio, sí puede adjuntarse a
nombres que designan profesiones (32b) o a nombres relacionales (32c) en
los que se iniere un rol particular. En combinación con ellos, el re evalúa
a la persona a partir de cómo desempeña un oicio (‘un buen médico/arquitecto’) o un determinado rol social (‘una buena abuela/amiga’).
(32) a. *Es un re adulto/un re esquimal.
b. Consiguieron un re médico/un re arquitecto.
c. Es una re abuela/una re amiga.
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laura Kornfeld - Inés Kuguel
En el caso de las formas que tienen una interpretación humana y que son
ambiguas entre las categorías nominal y adjetiva, la interpretación del re
dependerá, justamente, de la determinación de la clase. Así, una re amiga,
parafraseable por ‘una gran/muy buena amiga’, como en (32c), contrasta con es
re amiga mía (= ‘es muy amiga mía’), que remite a la combinación con adjetivos.
Una propiedad relevante del re combinado con nombres es que puede
aparecer en sujetos pospuestos (33a) y como predicativo, complemento
directo o complemento indirecto en el predicado (33b), pero es inaceptable
en sujetos antepuestos (33c).
(33) a. Acaba de entrar un re maestro.
b. Se compró una re compu./Le dejó su casa a un re amigo./Su padre
es un re médico.
c. *Un re maestro se hizo cargo de los cursos más avanzados.
1.3.2. Nombres no delimitados
Tal como se observa en (34), re es, en principio, incompatible con nombres
de masa o no delimitados, ya que esos nombres, al carecer de límites, no
pueden combinarse con adjetivos que se reieren, real o metafóricamente,
a la idea de ‘gran’ (cfr. Kornfeld & Kuguel, 2010).
(34) *Tomó re café./*Compró re aceite./*Tiró re arena en la calle.
Como es de esperar, la modiicación de re sí es posible cuando se produce
una recategorización del nombre de masa en contable. Así, los ejemplos de (35)
se pueden interpretar como ‘un buen café/aceite’, gracias a la presencia del
determinante un, inductor de la recategorización de café y aceite en nombres
delimitados, que dejan de denotar sustancias extensas para designar tipos
8
o clases de sustancias: ‘un buen café’; ‘un tipo de aceite de buena calidad’.
(35) Toma un re café./Compró un re aceite.
Sin embargo, existen casos en los que re puede aparecer con nombres de
masa que no han perdido esa condición, como se ilustra en (36):
(36) Tengo re hambre./Das re pena./ Hace re frío.
8. Para un análisis de este tipo de transformaciones desde el modelo del Léxico Generativo, cfr. Kuguel (en prensa).
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un afIjo re loco
Las construcciones de (36) se caracterizan por estar formadas por un
verbo semánticamente liviano (hacer, dar, tener); en ellas el re, si bien
aparece junto a un nombre de masa, no lo modiica, sino que cuantiica a
la locución en su conjunto. Prueba de ello es que en combinación con estas
locuciones re se puede adjuntar antes del verbo liviano o antes del nombre:
re tengo hambre, tengo re hambre. El signiicado de re en (36) es, pues, el
que hemos llamado “de cuantiicación pura” en combinación con verbos
(véase ejemplos de 19); las paráfrasis correspondientes serían ‘Tengo mucha
hambre’; ‘Das mucha pena’; ‘Hace mucho frío’, interpretándose ese ‘mucho/a’
como un cuantiicador aplicado al conjunto de la locución.
1.3.3. Nombres eventivos
Los nombres eventivos son formas morfológicamente derivadas (caminata)
o simples (siesta) que denotan un evento. En combinación con este tipo de
nombres, re se comporta igual que con los verbos, en tanto permite una lectura
aspectual (cfr. 1.2.1). Así, en (37a) re modiica la duración del evento denotado
por el nombre. Por ello, una re caminata o una re siesta se interpretan como
una caminata o una siesta largas, que llevan mucho tiempo. En hecho de
que re pueda interpretarse de esta manera constituye evidencia a favor de la
propuesta de que los nombres eventivos, tanto los derivados como los simples,
contienen un rasgo aspectual [+/– delimitado] que explicaría su compatibilidad
con ciertos predicados, cuantiicadores y modiicadores (cfr. Resnik, 2011).
Cuando, en cambio, el nombre denota el resultado de una acción (37b),
re modiica el estado u objeto resultante, con lo cual se interpreta del
mismo modo que cuando se combina con nombres contables no eventivos.
De este modo, una re devaluación y un re desvío se leen como ‘una gran
devaluación’ y ‘un gran desvío’.
(37) a. Nos queda una re caminata por delante./Me dormí una re siesta.
b. En 2001 hubo una re devaluación./Hay que hacer un re desvío
para evitar las obras.
Finalmente, existe otro grupo de nombres cuyo signiicado involucra
un evento, en los que el valor de re no es sistemático. En algunos nombres derivados que denotan personas, con suijos como -ero (viajero), -ón
(dormilón) y -dor (peleador) que agregan la idea de ‘persona que V (viaja,
duerme, pelea)’, el re se interpreta con un valor aspectual. Así, pues, en los
contextos ilustrados en (38), la combinación con re da lugar a las lecturas
de ‘un viajero frecuente’ o ‘una persona que viaja/duerme/se pelea mucho’:
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laura Kornfeld - Inés Kuguel
(38) a. Se conoce medio mundo, es un re viajero.
b. No creo que esté despierto a esta hora, es un re dormilón.
c. No le hagas caso, es un re peleador.
Sin embargo, como se ejempliica en (39), en muchos casos, combinado con nombres eventivos, el re no modiica el valor eventivo sino que se
interpreta, por defecto, con el valor de ‘gran’ (‘un gran accidente/trabajo’,
‘una gran crisis’) que ya analizamos en relación con los nombres contables
(cfr. 1.3.1).
(39) a. Hubo un re accidente en la ruta 14.
b. Consiguió un re trabajo.
c. Hace unos años, pasamos por una re crisis.
1.3.4. Modiicadores nominales
Otra característica interesante de re en el ámbito nominal se vincula
con su incompatibilidad con nombres que tienen modiicadores. Los datos
muestran que re no puede aparecer si el nombre está acompañado por un
complemento preposicional que señala el agente de un evento implícito
(40a), un gentilicio que indican el origen de la entidad denotada por el
nombre (40b) o un adjetivo caliicativo (40c).
(40) a. *Leyó un re libro de Tolstoi./*Vio una re película de Hitchcock.
b. *un re músico jujeño/*un re locutor uruguayo
c. *una re casa verde/*una re ciudad antigua
Hay, sin embargo, aparentes excepciones a la generalización que acabamos de formular, como los que se pueden observar en (41).
(41) una re casa alpina/una re casa de campo/una re película de suspenso
La principal diferencia entre los ejemplos de (40) y (41) es que en estos
últimos el nombre y la construcción adjetiva o preposicional que lo acompaña pueden considerarse como palabras compuestas o núcleos complejos.
Es decir, mientras que película de Hitchcock en (40a) es una secuencia
sintáctica libre, en la que de Hitchcock se reiere al autor de la entidad
denotada por el nombre, película de suspenso en (41) es un compuesto en el
que las tres palabras designan un concepto único (en este caso, un género
cinematográico particular).
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un afIjo re loco
El análisis de los contextos en los que re aparece junto con nombres
con modiicadores nos permite concluir que, a diferencia de lo que sucede
con los adjetivos y los verbos, en el ámbito nominal re se puede adjuntar
a núcleos nominales simples (un re auto) o complejos (una re casa alpina)
pero no a sintagmas nominales (*una re casa grande).
En los casos en que el nombre y una construcción adjetiva o preposicional
son susceptibles de interpretarse ambiguamente como compuestos o como
sintagmas nominales, la anteposición de re sólo se admite cuando se trata
de núcleos complejos, con una interpretación unitaria, como en los ejemplos
de (42a): ‘un gran cuarto oscuro’ y ‘una gran perla negra’. Paralelamente,
la posibilidad de anteponer re al adjetivo en (42b) (con el signiicado de ‘un
cuarto muy oscuro’, ‘una perla muy negra’) funciona como prueba de que la
secuencia no puede ser un compuesto, ya que en ese caso ningún elemento
debería intervenir entre los constituyentes:
(42) a. un re cuarto oscuro/una re perla negra
b. un cuarto re oscuro/una perla re negra
2. Reconsiderando las propiedades morfofonológicas de re
Las propiedades de re que se analizan a continuación muestran lo
paradójico de plantear una distinción tajante entre palabras (llamados
morfemas libres desde Bloomield, 1933) y aijos (morfemas ligados en la
misma terminología).
Las palabras a las que se adjunta re pueden estar coordinadas (cfr.
ejemplo 5), lo cual constituye una primera violación de la Hipótesis de la
Integridad Léxica o Hipótesis Lexicalista Fuerte (cfr. Scalise, 1984 y también DiSciullo & Williams, 1987), que asegura que “Las reglas sintácticas
no pueden hacer referencia a ningún aspecto de la estructura interna de la
palabra” o, según la formulación de Lapointe (1978), “Las transformaciones
sintácticas nunca pueden realizar operaciones morfológicas”.
(43) re [bueno e inteligente]
En (43) se advierte, precisamente, que re tiene alcance sobre una frase
coordinada que tiene que haberse formado en la sintaxis. Además, re puede
variar su posición relativa dentro de una frase sin modiicar su signiicado,
como se observa en los ejemplos de (44).
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laura Kornfeld - Inés Kuguel
(44) a. Lo re habíamos discutido.
b. Lo habíamos re discutido.
c. Re lo habíamos discutido.
Así, tanto la posibilidad de coordinación como la movilidad de re dejan
en evidencia que su alcance incluye no sólo a su “base” sino a todo el sintagma, lo cual sería problemático si se lo categoriza –como generalmente
se hace en las gramáticas– como un preijo derivativo (Varela & García,
1999: 5026). Otra evidencia del alcance de este elemento se puede observar
en (45), donde re modiica también al complemento del adjetivo cazador.
(45) un gato re [cazador de ratones]
Si bien estas propiedades “insólitas” de re muestran que no es un aijo
en el sentido tradicional del término, no en todos los contextos categoriales
se comporta del mismo modo. Se observa una asimetría entre la combinación de re con construcciones adjetivas, adverbiales y preposicionales o con
verbos y cláusulas, por un lado, y con nombres, por otro lado.
De este modo, con construcciones adjetivas, adverbiales y preposicionales, verbos y cláusulas el re funciona como un elemento que tiene el mismo
estatuto sintáctico que palabras como muy o mucho o seguro. De allí que en
estos casos pueda aparecer modiicando a frases (cfr. 46a-b), mientras que
con nombres, en cambio, sólo puede modiicar a un núcleo (ya sea simple
o complejo), (cfr. 46c).
(46) a. Mi novio es re [inteligente y lindo].
b. En el parque, los chicos re [saltaron y corrieron].
c. *Tiene un re [auto y barco].
Una propiedad que está vinculada con la posibilidad de modiicar una
frase coordinada es la capacidad de constituir un enunciado independiente.
De este modo, re puede funcionar como respuesta a una pregunta sólo si
se interpreta como modiicador de construcciones adjetivas, adverbiales y
preposicionales, verbos y cláusulas, pero no si se relaciona con un nombre:
(47) a. A: ¿Es lindo?/¿Está a la moda?/¿Es lejos?
B: Re (‘es re [muy] lindo’, ‘está re [muy] a la moda’, ‘es re [muy]
lejos’).
b. A: ¿Te gusta?
B: Re (‘me re gusta [mucho]’).
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un afIjo re loco
c. A: ¿Venís?
B: Re (‘re voy [seguro]’).
d. A: ¿Cómo es la casa de María?
B: *Re (‘es una re [gran] casa’).
Los datos de (46) y (47) sugieren que, combinado con construcciones adjetivas, adverbiales y preposicionales, verbos y cláusulas, re funciona como
9
una suerte de clítico (incluso con mayor autonomía fonológica y sintáctica).
Por el contrario, cuando se une a nombres su comportamiento es el que es
esperable en un aijo, opaco a las reglas sintácticas.
3. Recapitulando
Desde el punto de vista empírico, el análisis realizado en este trabajo
permite trazar extensiones a otros elementos evaluativos similares, como
requete, recontra y súper. Si bien estos elementos tienen, al igual que re,
un valor de intensiicación, su distribución no es idéntica.
Tanto los elementos preijales requete y recontra como súper se comportan
de igual manera que re en combinación con construcciones adjetivas, adverbiales y preposicionales no delimitadas (cfr. 48a y 49a), en donde se interpretan como intensiicadores del grado: ‘muy lindo/mal/de moda’. También parece
haber bastantes similitudes en los contextos con verbos atélicos (cfr. 48b y
49b), sobre todo con las interpretaciones durativa (requete duerme: ‘duerme
mucho tiempo’) y la cuantiicacional (lo recontra/ super odia: ‘lo odia mucho’).
(48) a. requete/recontra lindo/mal/de moda
b. Requete duerme./Lo recontra odia.
c. Se requete durmió./Recontra terminó.
d. Requete/Recontra llega a tiempo.
e. *Requete/Recontra que quiere ir.
f. *Un requete/recontra auto/médico.
(49) a. súper lindo/mal/de moda
b. Súper duerme./Lo súper odia.
c. *Se súper durmió./*Súper terminó.
d. *Súper llega a tiempo.
9. En efecto, re siempre puede moverse más que un clítico, además de que, tal como hemos
visto, en algunos casos posee acentuación propia, que puede ser enfática.
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laura Kornfeld - Inés Kuguel
e. *Súper que quiere ir.
f. un súper auto/médico
En cambio, la lectura intensiicativa del aspecto perfectivo que vimos en
1.2.1., al analizar los valores aspectuales de re sólo es posible con requete y
recontra (cfr. 48c, se requete durmió: ‘se durmió completamente’; recontra
terminó: ‘terminó hace rato’) e imposible en combinación con súper (49c).
Esta misma asimetría se da con el valor modal, ya que, a diferencia de lo
que ocurre con súper llega a tiempo, que es inaceptable (49d), requete llega
a tiempo puede interpretarse como ‘seguro llega a tiempo’ (48d). Por otro
lado, ninguna de estas expresiones es compatible con que, como se ilustra en
(48-49e). Finalmente, si se comparan (48-49f), se advierte que en el ámbito
nominal, únicamente súper se asemeja a re, en tanto se puede anteponer
a nombres delimitados con valor evaluativo: un super auto/ médico: ‘un
gran auto/médico’.
Desde el punto de vista teórico, las propiedades morfológicas, sintácticas
y semánticas de re hacen que sea un elemento ideal para poner en discusión
aspectos relativos a la arquitectura de la gramática, ya que permite el análisis de las diversas interfaces (particularmente entre sintaxis y morfología
y entre sintaxis y léxico), así como la naturaleza de las clases de palabras
y su relación con las categorías funcionales. En particular, los datos que
discutimos aquí sustentan las concepciones “deconstructivas” de la relación
entre el léxico, la morfología y la sintaxis, como la Morfología Distribuida,
en oposición a las teorías lexicalistas más tradicionales.
De este modo, en términos de algunas visiones dentro de la Morfología
Distribuida (como la de Marantz, 2001 o Embick & Halle, en prensa), las
particularidades de re pueden explicarse en forma sistemática diciendo que
re tiene una única entrada en el léxico y que las diferencias semánticas,
sintácticas y morfofonológicas surgen según con qué proyección se liga en
cada caso. Por ejemplo, al carecer de una proyección funcional léxica con
la que vincularse en el dominio nominal, re tiene allí un comportamiento
más “léxico”, igual que cualquier preijo o que el propio ítem gran cuando
aparece antepuesto al nombre. En cambio, en el caso de las construcciones
adjetivas, adverbiales y preposicionales, los verbos y las cláusulas, re se
vincularía con diversas proyecciones funcionales, como el Sintagma de
Grado, el Sintagma de Aspecto o el Sintagma de Fuerza (ver Di Tullio &
Kornfeld, en este volumen). De allí se desprende su mayor transparencia
sintáctica, semántica y morfofonológica en esas combinaciones.
Nuestro análisis de re refuerza, además, la idea de la Morfología Distribuida de que la diferencia entre aijos, clíticos y morfemas libres es super32
un afIjo re loco
icial o epifenoménica, ya que, como hemos visto, re tiene una movilidad
morfofonológica y sintáctica mucho mayor de lo que cabría esperar en un
morfema ligado. Por otro lado, desde el punto de vista sintáctico, la interpretación puntual de re (‘cuantiicación’, ‘iteración’, ‘duración’, ‘certeza’)
varía de acuerdo con su combinación con determinada clase de palabra y
con las proyecciones funcionales relevantes, por lo que se puede suponer
que un solo rasgo (asociado, por ejemplo, al signiicado de ‘intensiicación’)
da como resultado todas las lecturas particulares. Esta economía en las
entradas léxicas y en los rasgos formales es también un principio deseable
desde el punto de vista de la Morfología Distribuida.
En suma, creemos que, desde el punto de vista descriptivo, estas notas
sobre re permiten ampliar el conocimiento sobre nuestra variedad del
español. Al igual que otros capítulos de este mismo libro, nos hemos centrado en la lengua oral y en el registro informal, sin evitar los aspectos
gramaticales que caracterizan el lenguaje juvenil en el Río de la Plata.
En cuanto a la perspectiva teórica, las propiedades morfosintácticas y
semánticas del re resultan de interés para discutir una serie de puntos
relevantes en la gramática actual. Crucialmente, ponen de maniiesto la
necesidad de revisar los supuestos lexicalistas que subyacen a la mayor
parte de las descripciones morfológicas del español, aportando evidencia a
favor de aquellas posturas dentro de la gramática generativa que postulan
que la interacción entre morfología y sintaxis es mucho más porosa y rica
de lo que se suele aceptar.
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