Nº 118 - Diciembre 2016
La muJEr EN La HiSToria DE JÓDar.
Delitos sexuales contra la moral
pública en la villa de Jódar
durante los siglos XVi al XViii.
Los casos de amancebamiento, un delito
de doble moral en la sociedad del antiguo régimen.
Ildefonso Alcalá Moreno
Cronista oficial de Jódar
Poco estudiada ha sido la historia de las mentalidades
colectivas, la Corona y sobre todo la Iglesia imponen “la
cultura moral”1. En el este trabajo nos vamos a dedicar a
los delitos de temática sexual, que eran más o menos graves según la trascendencia del llamado "pecado público" y
la posición y condición social de los encausados. A nivel
local la mayoría de los casos eran entre mujeres de clases
bajas, normalmente sirvientas, y acaudalados hombres y
clérigos, los oficios liberales tampoco escapaban, quizás
estos grupos por la facilidad para el cobro de multas y
embargo de bienes, que en las clases bajas era imposible,
aunque muchas veces para las clases altas el delito se hacía permanecer en el anonimato de la Justicia.
A partir del concepto de amancebamiento, tal y como
se entendía jurídica y moralmente en el siglo XVIII, el
texto pone de manifiesto la íntima imbricación entre
la ley divina y la ley civil como forma de coerción social. Basándose en testimonios recogidos de las causas
judiciales de la época, se muestra cómo la adecuación
del espíritu de la ley al redactar las resoluciones frente
1 Collantes de Terán de la Hera, María José. El amancebamiento. Una
visión histórico-jurídica en la Castilla moderna. Editorial Dykinson, S.L., 2014.
a casos de adulterio, bigamia, concubinato, etc., tiene
como único fin reglamentar el mundo privado de los
sectores populares. A partir de este momento el pecado,
en sentido cristiano, es una transgresión a la ley. El sentido último de esta particular forma de aplicar la ley es
limitar e incluso impedir la movilidad geográfica que se
generaba producto de las relaciones afectivas fuera del
matrimonio2.
El periodo abarcado nos habla de un siglo en crisis económica, de represión política y social, el siglo de la superstición, la Ilustración tardó muchos años en llegar a
una población rural y muy cerrada. Hablamos de una
época de represión política y religiosa. “La gran pesadilla
de los hombres del siglo XVII era el demonio a quien se atribuía
todo lo maléfico"3. Uno de los motivos para usar de este
marco temporal es debido a lo contradictorio que se
presenta, por un lado hay un ambiente de religiosidad y
2 Rebolledo Rebolledo, Raquel. El amancebamiento como falta al sistema
incipiente de disciplinamiento social: talca en la segunda mitad del siglo XVIII.
Atenea, núm. 491, primer semestre, 2005, Universidad de Concepción.
Concepción, Chile. Pág. 99.
3 Vicen, Vives J. Historia de España y América Social y Económica. Tomo
III Los Austrias Imperio Español en América. Pág. 311.
Saudar 3
Revista cultural de la Ciudad de Jódar
1596 llegaban a la decena7 y que en algunos casos, como
veremos, acababan amancebadas con los clérigos.
de superstición mientras que por otro hay una relajación
ostensible de las costumbres y de la moral social es decir
estamos ante lo que podríamos llamar una doble moral4. Jódar se encontraba ubicada, como la mayoría del
reino de Jaén, en medio de la nada, las comunicaciones
no eran eficientes pero a pesar de todo, las autoridades
llevaban un control muy complejo de la población. Se
sabían los movimientos de cada persona, tal vez porque
todos se conocían o porque había un ambiente de delación, permanentemente la villa controlaba cada acto de
la vida de sus vecinos. Los delitos de amancebamiento fueron perseguidos como se verá en la exposición
de este trabajo, pero también mostraré cómo se ejercía
la parte preventiva de los mismos. En aquella sociedad
donde todo se controlaba, una mínima sospecha y ya
podían las autoridades realizar sus pesquisas. Además
el miedo a la excomunión hacía que la figura del denunciante fuese frecuente, en la mayoría de los casos por el
llamado “temor de Dios” y en otros muchos como venganza personal. Las multas solían ser económicas para
el varón y el destierro, mientras que la mujer quedaba
mancillada de por vida y recluida en su casa.
Para el estudio de esta etapa de nuestra historia hemos
recurrido a documentos de primera mano conservados
en el Archivo Histórico Diocesano de la catedral de Jaén,
concretamente en la llamada "Sección de Criminales"5, de
los que Jódar conserva un buen número de cajas.
En Jódar se daba con mucha frecuencia en el siglo XVI
la presencia de las llamadas Beatas6 o alumbradas, que en
4 Aquiles Valladares, Omar. El amancebamiento como delito sexual en la
Alcaldía Mayor de Tegucigalpa en el Siglo XVII. Secretaría de Cultura, Artes
y Deportes Tegucigalpa, Honduras. Primera Edición, 2009. S/f.
5 Los procesos criminales se llevaban a cabo por parte del Fiscal del
Obispado. Se realizaban contra personas que contravenían las leyes
morales. En el Archivo Histórico Diocesano de Jaén se conservan
estas cajas relativas a Jódar. Criminales Caja 79ª Jódar. Siglo XVII. Criminal Caja 79B Jódar. Siglo XVI-XVII. Criminales Caja 80ª 1704-1732.
Criminal Caja 80B. Jódar. Siglo XVII y XIX. Criminal Caja 80C Jódar.
Siglo XVII.
6 Beatas era la denominación que, en la Monarquía Hispánica del
Antiguo Régimen, se daba “a ciertas mujeres piadosas que vivían apartadas
del mundo, o bien solas, o bien en pequeñas comunidades [beaterios] vinculadas en
ocasiones a la tercera orden franciscana o a la orden dominica. Envueltas a menudo
en una aureola de santidad, gozaban de gran prestigio en los medios populares”.
En 1584 Miguel de Pastrana, Visitador, instruye causa
contra el bachiller Benito de la Peña por estar amancebado con Leonor de Ortega, mujer de Cristóbal de
Salamanca, cocinero de don Alonso de Carvajal, señor
de Jódar. El informe narra como el marido "le pegó bofetones y espaldarazos" a su esposa, y como la amante tenía
regalos por valor de 200 ducados en vestidos y joyas, así
como una criada. Es esta criada Juana de Ortega, viuda, quien informa pormenorizadamente de la vida de su
ama, diciendo que sabía "estaban amancebados y les ha visto
muchas veces venir a su casa de noche y de dia y que quando benia
de noche se acostava en la cama con la dha Leonor y esta tb los bio
juntos en la dha cama y tener conversaciones carnal el uno con el
otro”. Siguió informando de que hacía año y medio que
llegó una gitana pidiendo limosna y que su ama la entró
en casa, para que le hiciese unos hechizos de amoríos.
En 1592 hay otro caso de amancebamiento entre Diego
Jiménez, hijo de Francisco Ximénez, y Teresa Jiménez,
mujer casada.
En 1594 Juan de Ramos, sastre, es denunciado por
amancebamiento con María de Bargas, mujer casada
con Hernando Díaz, lo que había causado muchas murmuraciones en el barrio de Alonso de Aceta. Se sentencia "que no se traten ni entren debajo de un tejado so pena de
excomunión mayor y trina canonica munitioni premisa" multando a él con 1.000 maravedíes aplicados a una obra pía,
También recibieron la protección de personajes importantes, como el
cardenal Cisneros, Alonso Manrique de Lara (arzobispo de Sevilla e
inquisidor general) o el duque de Alba. En el siglo XVI, el fenómeno
de las “beatas” denominadas “alumbradas” se relaciona con el inicio
del protestantismo español, pues en torno suyo se formaron grupos
(denominados “alumbrados”), especialmente en algunas ciudades de
Castilla, Andalucía y Extremadura. http://es.wikipedia.org/wiki/Beata_
(m%C3%ADstica).
7 Beltrán de Heredia, V.: Miscelánea Beltrán de Heredia. Colección de artículos
sobre la historia de la Teología Española. Tomo III. Biblioteca de Teólogos
Españoles. Salamanca 1972. Pág. 306. También en: "Los alumbrados de
la diócesis de Jaén. Un capítulo inédito de la historia de nuestra espiritualidad".
Revista Española de Teología nº 9. (1949). Tanto es así que el clérigo
Cristóbal Ortuño denuncia al juez que "En mi pueblo de Jódar había siete
o nueve beatas que hacían lo mismo (fingir) y estaban nueve o diez horas, que
aunque les hincaran un alfiler no lo sentían, y todo era fingido; y había de por
medio muchas deshonestidades y bellaquerías. Y viniendo allí un prior docto (Doctor
Diego Palomino) que las amenazó que no las rescibiría ni daría el sacramento si se
arrobaban dejando de arrobarse".
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finalmente la pena se rebaja a 600 maravedís, 400 para la
obra pía y 200 para los gastos del proceso.
En 1597 el Fiscal del Obispado actúa contra Diego Ximénez de Sanmartín, clérigo de Úbeda, que servía la
mitad del beneficio de la iglesia de Jódar, el cual estaba
amancebado con Ana de León, beata y posadera, lo que
había ocasionado murmuraciones en la villa, por lo que
ella se había ido a vivir a casa de su primo hermano,
Cristóbal Rubio, de profesión alpargatero, donde el clérigo "entró entre las once y las doce de la noche", se afirmaba
que la solía confesar y dar el sacramento.
Gracias a este expediente podemos datar la costumbre
tan antigua en Jódar de colocar nacimientos o belenes
en la Navidad. En efecto, el Visitador doctor Tello de
Linares recibió juramento de Juan Martínez, carpintero, que afirmó que en Navidad, el 13 de diciembre
de 1589, estando en casa de María de la Paz "viendo
un nacimiento que allí avia" estaba allí Ana de León y su
madre, cuando llegó una muchacha. Afirmaba que tenía la madre unos 70 años y que era natural de Baeza,
residiendo en Jódar desde hacía dos años y medio, de la
hija afirmó que era “mujer muy recogida y muy buena vida”
además era criada suya y de sus hermanas, además de
sobrina.
En el año 1614 es noticia el amancebamiento del sacristán de la iglesia, Diego Rodríguez, conminándole el
obispado a que "quite el trato y comunicación de la mujer cassada con quien parece proceso asido acusado con la qual no Se junte
en publica ni en secreto", bajo condena de 600 maravedís,
diciendo que este señor “Esta amancebado, a la qual viste,
calla y da lo necesario”, fue denunciado por el Fiscal el licenciado Martín de Vilches Ocaña.
Fue en el año 1624 cuando el Fiscal del Obispado abre
causa contra el licenciado Jorge Muñoz, presbítero y sacristán, por "vivir escandalosamente teniendo trato y amistad
desonesta con diferentes mujeres y sospecha a las quales admite en
su casa públicamente ansi de dia como de noche", se sigue informando que el dicho licenciado andaba de noche rondando con ropa seglar indecente y con armas “causando
mal exemplo”. Ese mismo año de 1624 se anula un matrimonio entre Juana de Gámez y Ortega y don Francisco
Javier Salido de Ribera, vecino de Úbeda, al parecer no
habían hecho vida marital.
En 1631 también se actúa contra Bartolomé Marín por
amancebamiento. Era el año 1637 cuando el Fiscal general actúa contra Miguel García por estar amancebado
“con cierta mujer cuyo nombre se calla por la honestidad”.
En 1655 el Fiscal general Francisco Fernández, abre
causa contra Francisco Morillo y María de la Paz, soltera, por llevar amancebados tres años. El hecho llegó a su
punto más álgido cuando el amante, un día de fiesta y en
la iglesia, delante de mucha gente "quitó y borró de la tabla
[sus nombres] donde estaban escritos el susodicho y su cómplice"8,
el Prior volvió a escribirlo y él volvió a borrarlo.
Del año 1658 encontramos un curioso caso de pedida
de asilo eclesiástico en la ermita de Santa Isabel, cuando
Juan de Xodar Navarrete y Juan de Bilches Xodar son
acusados de la muerte de la viuda Inés Díaz, mujer de
Francisco Ximénez. Los acusados se encierran en la ermita, teniendo que ser apresados por la Justicia bajando
por una soga desde el campanario. Se dice que a la falle8 Era preceptivo que en cada cancel de las parroquias hubiese una tabilla o pizarra con las personas que estaban excomulgadas por diferentes
delitos.
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cida le había dado muchas puñaladas, en casa de Pedro
Martínez Conde, cortándole el cuello el vecino Luis de
Navarrete "que la degolló para cortarle la cabeza".
Las jurisdicciones eclesiásticas eran llevadas a rajatabla,
ya que de ellas dependía la economía de la iglesia y el
clero, así en 1668 se abre comisión por el Prior contra
el desposorio del vecino Alonso de Bargas Sabiote con
Leonor de Medina, natural de Peal de Becerro, por no
haber dado el contrayente aviso a su parroquia para las
preceptivas amonestaciones matrimoniales.
En 1676 el Fiscal general del Obispado, actúa contra
el vecino de Jódar Pedro Franzés, cortador, por esta
amancebado con una mujer “durmiendo y comiendo juntos
en una cama y mesa”, se le condena a cárcel en Jaén y embargo de sus bienes.
Ante la situación que debía atravesar la villa en cuestiones de moralidad, en el año 1680 el Visitador general del Obispado abre causa por una denuncia que
le había presentado Francisco Luis de Murcia, el cual
informa que de acuerdo con el edicto publicado de
Visita, se mandaba bajo pena de excomunión mayor,
a que todas las personas, tanto eclesiásticas como seglares, que conocieren de pecados públicos, lo declarasen ante el Visitador "para el castigo y rremedio dellos y
cumpliendo con la obligación de cristiano cattolico". El informante da la noticia de que el Prior doctor Juan Díaz
de Noguera, dejó al licenciado Juan Rodríguez, beneficiado de la iglesia, la cantidad de cien reales para
llevar a una niña al convento del Espíritu Santo de
Úbeda, la cual se la había dado la mujer de Blas de
Ribera, hermana del licenciado Luis Bilches Granados, compadre de bautismo de la niña. María Ramírez
de Mendoza, mujer de Nicolás Morillo, Alcalde ordinario, dijo que Francisca Navarrete, criada del dicho
Prior, había parido una niña y que se decía era su padre Luis de Gámez Abalos, hermano del Alcalde ordinario, pero el expediente indaga y cae la paternidad
en el propio Prior.
Ese mismo año de 1676 el Provisor y Vicario general
vuelve a actuar contra Juan Pérez de Vilches por amancebamiento con una mujer casada, incluso después de
haber sido amonestado por la Justicia, con lo cual se
pide su prendimiento. Hasta cuatro casos similares encontramos este año, quedando procesados y sus bienes
embargados a Alonso Carmona, Juan Gómez Carrasco
y Francisco Fernández Malla.
Del año 1681 encontramos un expediente contra el doctor Francisco Zerdán, médico, natural de Valencia e hijo
de Francisco Cerdán y Eugenia de Peralada, por querer
contraer matrimonio con la galduriense María Jiménez,
hija de Felipe de Balboa y Ana Jiménez, a pesar de encontrarse preso en la cárcel del tribunal en Jaén.
En 1692 hay una Causa criminal de Pedimento de Luisa
Fernández, sobre quebranto de palabra de Sacramento
de matrimonio contra don Sebastián Francisco de Bargas, ella era hija de Cristóbal de Herrera y Ana Marín.
Del año 1714 se halla el expediente de Ignacio de Armijo, caballero veinticuatro de la ciudad de Baeza, gentilhombre de Su Majestad y Corregidor y Justicia mayor de
Jódar, a quien se le presentó el doctor don Bernardino
Antonio Francos Valdés, de la orden de Santiago y Provisor y Vicario general del Obispado de Jaén, quien le
presentó un auto contra el licenciado don Francisco de
Urrutia “sobre incontinencia con una mujer casada en cuya casa
fue aprehendido estando los dos solos en un cuarto alto”.
Al año siguiente, en 1715, el licenciado don Martín de
Arze y Roda, Vicario general se enfrenta contra don
Francisco del Corral, Corregidor de la villa de Jódar,
porque decía tenía en su propia casa, como compañía
a una moza "se sospecha tiene trato y comunicación ilícita por
traerle vestidos con profanidad y exceso”.
En el año 1718 el obispo de Jaén Rodrigo Marín de visita en Jódar en mayo, tiene noticias de que don Andrés
de Machuca frecuentaba la casa de María de Cazorla, y
que pasando el cura a esa casa a recoger las cédulas de
cumplimiento del precepto de comunión, no la halló, y
viendo después a María de Cazorla, ella le entregó una
cédula más de las que habían correspondido a su familia, a lo que el dicho cura la intrigó, afirmando ésta que
se la había entregado don Andrés de Machuca, acordándose por los eclesiásticos hacer información secreta, ya
que la mujer estaba casada con Andrés Vivancos.
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En 1727 ante don Joseph de Bargas Machuca, Jurado
perpetuo de Córdoba y Gobernador y Justicia mayor
de Jódar, compareció Sebastián Marín, el cual denunció
a su esposa, Juana Marín Jiménez, y a don Sebastián
Gómez de Bargas, mancebo, “por adulterio”. Afirmó que
llevaban dos años juntos y que había aconsejado “a su
mujer con blandura y repreenderla con aspereza” contestándole
ella que "con el dho. Dn Sebastián a de ir ella aunque sea al
infierno".
El marido continúa informando de que un día entró a
la casa y pilló a tal don Sebastián sentado, increpando a
su mujer a la que le dijo “que estaba para que la recogiesen
en las Recogidas”, insultándole don Sebastián que le llamó
pícaro y le amenazó que esa observación a su esposa
"sería por encima de su cabeza, que él la sacaría porque tiene
doblones y quien lo estorbara le serrajaría la cabeza sacando la
espada", mientras la esposa lo cogía de los cabellos, diciéndole "suelta pícaro", amenazando el amante de que si
alguien los delataba le "daría un pistoletazo", entre el alborozo llegaron varias vecinas, que lograron que el marido
escapase mientras "cogieron [a don Sebastián] de los cabellos
pardos y le retorcieron el pescuezo" huyendo a continuación.
Finalmente la justicia condenó al amante a 500 ducados
de multa y el destierro a Granada.
En el año 1732 se abre expediente sobre la averiguación
sobre un vientre de Manuela Francisca García, moza, y
su autor. El niño había sido llevado a la Casa de Niños
Expósitos de Úbeda por el Prior. Iniciado el expediente
se conoce que el padre fue don Sebastián de Vargas y
Quesada, sobrino del todopoderoso presbítero Luis de
Quesada. Ella afirmó que no hubo palabras previas de
casamiento, sino que había salido una noche a ver una
vocación (fuegos artificiales) a la bocacalle que salía a la
plaza por el callejón de La Cava, y que el don Sebastián
la llamó, entrándola al zaguán de la casa de don Andrés
Machuca "y la forzó, cerró las puertas y le ofreció atenderla toda
su vida y con esto la echó en el suelo y la Gozo. No dando ella
vozes", afirmando la mujer que convivió con él otras más
después. El problema le vino al saber que estaba embarazada porque "su madre se la llevó porque decía había estado
todo el invierno con los zapatos rotos y nevó y se le habían retirado
los meses e inchado el vientre". El padre que no asumió el
embarazo quiso “echarle el muerto” a un tal Pedro de Leyba, no consiguiéndolo. Finalmente acabó en la cárcel
con una multa de 200 ducados, y orden de alejamiento
de seis años de destierro si se acercaba a ella.
Ese mismo año de 1732, el Provisor y Vicario general
volvió a denunciar a don Sebastián de Bargas "que se ha
dado al depravado vicio de la sensualidad solicitando diferentes
Mugeres de todos estados de esta Vª ya por su persona y ya pr
la de Manuela de Madrid la qual sea ocupado en poner medios
para q el susodho consiga el fin de tener actos torpes y Carnales con las referidas mujeres". Sigue afirmando el auto, que
el acusado tenía encerrada a una mujer en la calle del
Horno, oculta hasta que la pobre parió. Esta mujer era
hija de Francisco García, albañil, con la que tuvo un
hijo, dándole dinero a su hermano para que lo llevase
a la Casa Cuna de Úbeda. Se dice que don Sebastián
llevaba una “vida licenciosa y escandalosa… porque como tiene Caudal Mucho manejo con la Justizia vive como quiere…”
llegando a afirmar que “no ai mujer segura de qualesquiera
estado y Calidad que sea que no solizita atropellarla”. Se dice
que Manuela de Madrid no está bien vista en la villa por
sus formas de actuar y por haber estado más de dos
años en el Recogimiento de la Santa Veracruz de Jaén.
Da la noticia el auto que de la casa de don Sebastián
han salido cinco mujeres embarazadas, que eran mozas
que habían entrado a su servicio y al de su padre, mandándolas a parir a los pueblos de Torreperogil, Bedmar,
Linares, Sabiote y otras partes. Se da la noticia de la
amistad ilícita, de la que ya hemos hablado, con una
mujer casada, siendo desterrado a Granada. También
refiere el caso, ya narrado, de cuando el 7 de diciembre
abusó de una mujer, mientras veía los fuegos de pólvora, en la llamada casa nueva, junto a las callejuelas que
hacen esquina a La Cava.
El expediente da mucha información entre ella dice que:
los días festivos era común que en las casas de los labradores concurriesen muchos mozos "los cuales tienen mucha
inmediación con las sirvientas". Se afirma que don Luis de
Quesada y don Sebastián de Bargas "son de los más acaudalados y defensores de los pobres lo que le han acarreado odios
y enconos defendiendo el robo que se hizo en el Caudal de las
Ánimas, acabando los culpables en la carzel lo que le valió las
iras de sus familiares".
En 1733 se abre igualmente un expediente por el Provisor y Vicario general contra Andrés de los Covos, por
trato deshonesto con una mujer casada, llamada Mariana, y que era esposa de Antonio Torralva, mesonero, lo
cual provocó un gran incidente.
En definitiva, hemos narrado una buena visión de la sociedad galdurienses durante tres siglos, donde la religiosidad, el escándalo público y sobre todo la doble moral,
imperaba en una sociedad cerrada y controlada hasta en
la vida privada, donde la mujer siempre llevaba la peor
parte en los contenciosos, si bien no hemos encontrado
en ellas multas o destierros, si escarnios públicos que las
marcarían durante toda su vida.
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