23 Jornadas de Filología Clásica , Oviedo, 11 abril 2013
Yolanda García López
“ Relación entre poesía y erudición en Alejandría: el caso de ἄ ”
1) Introducción
Con esta exposición pretendo mostrar a través de un ejemplo que la relación entre
poesía y filología en Alejandría se maneja con gran simplificación. Aunque se repite
como un mantra que las primeras generaciones de autores alejandrinos –las
caracterizadas por la figura del poeta-filólogo- trasladan a sus versos sus debates
eruditos, en la práctica la información que se extrae de esa poesía no suele ir más allá de
la constatación del cruce: un vocablo que se discute en los escolios homéricos reaparece
incrustado en éste o el otro poeta de Alejandría.
El gran estudioso de ese período, Rudolph Pfeiffer, es también en gran medida el
responsable de esa simplificación. En su obsesión por aislar, a partir de la época de
Filitas de Cos, una nueva disciplina –la filología-, sólo interesada en reconstrucciones
historicistas del pasado, libres de especulaciones filosóficas, o sea teológicas, logró
convertir la filología alejandrina en un extraño paréntesis en la hermenéutica antigua.
Pero el hecho de que los alejandrinos desarrollaran criterios e instrumentos de análisis
textual propios de lo que nosotros llamamos filología, no significa que esos métodos no
estuvieran al servicio de lecturas que buscaban en Homero lo que ya se venía buscando
desde mucho antes y seguiría haciéndose hasta muchos siglos después: la representación
de un determinado tipo de sabiduría, especialmente de una determinada cultura
religiosa.
Hay que decir que una buena parte del material exegético conservado remonta en última
instancia a los críticos del s.II a.C., especialmente los más destacados, Aristarco y
Apolodoro de Atenas, personajes que hicieron todo lo posible por desactivar las lecturas
homéricas de los poetas filólogos, especialmente de Filitas y Calímaco. Pero esa misma
actitud es significativa para nuestro tema, pues Aristarco o Apolodoro no reaccionaban
ante un verso de Filitas como los modernos, esto es como si estuvieran ante cuestiones
meramente lexicográficas, sino como si contuvieran tesis teológicas inaceptables y, al
mismo tiempo, malas interpretaciones de Homero.
El ejemplo que voy a analizar (en versión un tanto minimalista por falta de tiempo) es el
de ἄ . Resumiendo por adelantado el cambio de perspectiva que planteo: el verdadero
problema de este vocablo no era tanto a qué tipo de armas podía aplicarse (así es cómo
se discute el problema del vocablo), sino en qué tipo de luchas podía utilizarse: luchas
de héroes épicos, o luchas espirituales y cósmicas más propias de un chamán.
2) Los dos pasajes de la Iliada donde se cuestionó el sentido de ἄ . Sus recurrencias
ἄ es un sinónimo de φ
α
o φ , relativamente frecuente en Homero y de uso
marginal después de él. Todos los pasajes de ἄ en Homero emplean fórmulas
similares y ὀiὀgήὀ autὁr mὁderὀὁ les atriἴuye ὁtrὁ seὀtidὁ que el de ‘espada’. ἥiὀ
embargo, hubo gramáticos antiguos que encontraron sospechosos dos pasajes.
En Iliada14. 385 un escolio de tipo T (texto 1) trasmite la tesis de que el deinòn áor,
una ‘espada terrὁrífiἵa’ que empuña Poseidón, cuando se pone al frente del ejército
griego, no es otra cosa que su tridente: se ampara en un uso dialectal: entre arcadios y
etolios –dice- áor se aplica a cualquier armamento.
Texto 1
α ῦ
<ἄ ·>
· ὅϑ
α “Ἀπ
ἄ υ” Philet. Fr. βγ Pὁw.
α α , π α Ἀ
υ α υ”
π
α Α
509 α “Ἀϑ α
φ , πα
α
πᾶ ὅπ
ῖ ϑα T
α
υ
ἄ
Se sabe que esta discusión remonta al menos a la primera época alejandrina porque
Calímaco se hace eco de ella en su poesía: en el Himno a Delos Poseidón, ocupado aquí
en una tarea cosmogónica –la creación de las islas-, utiliza un ἄο
ιγλώχι o sea, un
aor de tres puntas: extraño artilugio detrás del que se vislumbra con facilidad el áor
tridente del escolio.
Texto 2
Calímaco Himno a Delos, 30-40
30
ἄ
ὡ
π
υ
α α
α
α ϑ
ὔ αϑ
ῖ
ἔ υ α
,
ϑ
π α
α
ϑα
ῃν
Τ
Acaso (quieres escuchar) cómo por vez
primera un dios poderoso, golpeando los
montes
con la espada de tres puntas que le
construyeron los Telquines
produjo las islas que viven en el mar, por
abajo a todas
desde su parte más baja las levantó con
α
α
ϑ
α,
35 π υ ϑ
ἀ
,
ἀ ᾿ ἄφ
π
υ
, ᾿ ἠπ
·
´ ὐ ἔϑ
π π
Ἀ
πα α , π
ὐ α ϑ φ
υ α
φ α
ὔπ
υ
40 φ α ᾿ ἔ ᾿ Ἀ
ῆ .
αϑ
ἀ
Λ
α
· ὔ
α ᾿
α
φ
.
,
ὐ π ἔ
palanca y las lanzó a rodar en el mar?
y en el abismo, para que se olvidaran del
continente,
(35) por su parte mas baja las enraizó; a ti no
te oprimió Necesidad,
sino que a tu capricho navegabas por los
mares; tu nombre era
Asteria, el antiguo, pues saltaste al profundo
foso
desde el cielo huyendo la boda con Zeus,
igual a un astro.
en ese tiempo aún no había tenido trato contigo la
dorada Leto,
en ese tiempo aún tú Asteria y aún no te llamabas
Delos.
El escoliasta (texto 1 supra) añade a su argumento dialectal un par de epítetos divinos
que mostrarían ese uso genérico de áor: el uno procede de Homero, Apolo Chrysáoros,
cuyo sentido, en realidad, era discutido (eso es lo que le permite suponer que el adjetivo
no significa en su ejemplo de Iliada 5, como es lo normal, “de la espada de oro”: el
problema de chrysáoros es sin duda parte del problema de áor, aunque aquí tengo que
dejarlo al margen)
El otro epíteto forma parte de una cita de un verso de Filitas de Cos en el que
éste da a Atenea el calificativo de dolicháoros , ὁ sea ‘la del largὁ áὁr’ eὀ vez del
haἴitual ‘la de la larga laὀza’.
La cita de Filitas reaparece en el segundo áor homérico cuestionado, en Iliada 21.179
Texto 3:
a) sch. T a Il.21,179 b
ἄ
· ῷ
α .Φ
α (Filitas fr. β1 ἥpaὀὁd.) “ α
α
υ
’ἦ
Ἀϑ α
α
υ” ἀ
‘ ῦ
b) el fragmento completo de Filitas: fr. 21 (Spanoudakis = 23 Powell)
α
α
Ἀϑ α
[ ᾿
υ] ῖ
α υ
ϑ ῖ
[
ἄ υ
]φ
y la sagrada ciudad de Atenea de la larga lanza
y la divina colina de Eleusis vería
el escoliasta (3 a) parece apelar al verso de Filitas para dar el seὀtidὁ de ‘laὀza’ a uὀ áor
que es, sin embargo, sin la menor duda una espada: Aquiles acaba de desenvainarla
precisamente porque su lanza se quedó clavada en la ribera.
Si el problema de áor fuera estrictamente lexicográfico, sería incomprensible por qué
alguien se acordó del verso de Filitas en este lugar, aun suponiendo, como es muy
posible, que el escolio nos llegue truncado.
Para tratar de descubrir cuál es el verdadero trasfondo de esas discusiones, parto
de la pregunta: ¿qué tienen en común el àor de Aquiles (Il. 21) y el de Poseidón (Il.14)
para que fueran cuestionados y provoquen una misma respuesta?
Si nos ponemos en la perspectiva del exegeta antiguo y de lo que consideraba señales
para la interpretación, hay que decir que ambos pasajes son dos de los momentos más
explícitos en Homero de la intersección entre el mundo heroico y los fenómenos de la
physis.
En Iliada14, a la par que el Poseidón guerrero que avanzaba con su áor en la mano se
esfuma sin aviso de la escena, vemos aparecer (392) el mar que se desborda hacia las
tiendas, oímos como los alaridos de los combatientes se comparan (394s) a los gritos del
mar encrespado batiendo la tierra etc
En el caso de la escena de Iliada 21, el propio Aquiles se encarga de traducir a nivel
cósmico el significado de su combate con un descendiente del río Asio:
Zeus es más poderoso que los ríos que fluyen rumorosos a la mar,
así también es más poderosa la descendencia de Zeus que la de un río.
pero no es posible batallar con el Cronida Zeus,
con el que no se mide ni el poderoso Aqueloo
[ni la enorme fuerza de Oceano de profundas corrientes]
de quien fluyen los ríos todos y la mar entera
y todas las fuentes y los pozos profundos,
pero aún así, él teme el rayo del gran Zeus y el trueno espantoso,
cada vez que retumba desde el cielo (Il. 21, 190-199)
Por supuesto la traduccion del mundo heroico en cosmología es el proceso que se tiene
por la quintaesencia de lo que suele llamarse la exégesis alegórica de Homero. Ahora
bien, cada vez sabemos mejor que los temas cosmológicos fueron parte, desde épocas
muy antiguas, del saber que se trasmitía en las iniciaciones de tipo mistérico. Este es un
encuadre importante si queremos entender la integración entre doctrinas de la physis y
simbología guerrera y armamentística, ya que asociadas a la iniciación -que era un
simulacro de un viaje de ida y vuelta a la muerte -, nos llegan imágenes de luchas con
monstruos y espíritus , que parecen indistinguibles de luchas entre poderes de la
naturaleza.
Hay un elemento concreto que se repite en las dos escenas de áor, susceptible de ser
leído en esa doble perspectiva, y que está muy presente en la reacción de los exegetas
antiguos: me refiero a la combinación entre áor y un elemento astral.
En Il.14, el áor de Poseidón se compara a un asteropé (ἀ
ε οπή)
En Il.21, el áor de Aquiles destaca, (en una lucha en que las armas han tenido mucho
protagonismo), por ser aquella con que el héroe remata finalmente a Asteropeo
(᾿Α
παῖ ), quien, como acabamos de ver, es descendiente de ríos (y de lodos, su
padre es Pelegón) pero lleva un nombre astral.
Asteropeo reproduce un paradigma claramente presente en la cultura religiosa antigua,
el ser con gran arraigo o vocación ctónicos pero nombre y/o origen astral. Es el tipo de
identidad que define a los muertos de las llamadas láminillas órficas; muertos que,
repitiendo fórmulas aprendidas en la iniciación, se presentan en el Mas alla, declarando
ser “hijos del Cielo estrellado y de la tierra”, tambien su aspiración a sumergirse en los
espacios ctónicos, y declarando en ocasiones que su nombre (evidentemente iniciático)
es Asteros (por ejemplo en la lámina de Fársalo).
3) el debate sobre aor dentro de la poesía de Calímaco y Filitas
Volviendo ahora a los exegetas antiguos, lo que trataré de probar, es que tanto los seres
astrales que acompañan el áor como la interpretación en clave mistérica son
inseparables del debate filológico en la época de Calímaco y Filitas.
CALÍMACO vincula los dos pasajes de la Iliada, pues incluye su alusión al áor tridente
(v. supra) en una escena en que Poseidón se encara con un ser del mismo paradigma que
Asteropeo: se trata de Asteria, la futura isla Delos, y el vínculo entre su nombre astral y
su vocación ctónica no puede ser más enfático: así se llama por haber huido del cielo y
de Zeus, y preferir la errancia por los mares (ver texto 2 supra).
Calímaco está reescribiendo en este punto a Píndaro que describió a Delὁs “hija del mar
a quien los mortales llaman Delos, pero los dioses en el Olimpo astro de la oscura
tierra que resplaὀdeἵe a lὁ lejὁs” χuὀque lὁs dyonima –los dobletes en lengua de
dioses y de hombres- son ya un código vinculado a lo misterico, Calímaco al trasformar
la doble nominación en un cambio de un nombre antiguo por uno nuevo, hace más
patente el parecido de su Asteria con los Asteros de las láminas pues el cambio de
identidad de la iniciación tiene su manifestación característica en el cambio de
denominación.
Una diferencia con la escena de Asteropeo es que Asteria no es domeñada por el áor. Es
uno de los varios indicios de que Calímaco no está simplemente evocando la tesis del
tridente sino ironizando sobre ella. No llevo más lejos este asunto pero nótese al menos
que Calímaco atribuye la construcción de ese áor tricúspide a los Telquines; esto es,
entre los numerosos gremios de herreros míticos, elige para fabricar el aor-tridente al
mismo que emplea como pseudónimo de sus adversarios literarios. A nadie ha parecido
relevante este cruce tan ostentoso entre las polémicas literarias y las filológicas, por una
razón simple: no se considera que forma parte de la disputa poética el modo en que se
reconstruye el pasado cultural griego , aunque sea la función fundamental de la poesia
de Calímaco.
El corpus poético de Calímaco contiene otro áor: llama así, en el fr.10 de la Hécale, a la
espada que protagoniza en el mito de Teseo su rito de pasaje de la niñez a la vida adulta
(Texto 4); es un arma ostentosamente no bélica (en los relatos de este mito el propio
Teseo la contrapone a sus hazañas de héroe).
El erudito Calímaco cita el origen de la espada: la ciudad eubea de Aidepsos; este lugar
se conoce (exclusivamente) (ver Esteban de Bizancio, vox Αἰδήψιος) por albergar la
tradición de que ahí los Curetes descubrieron el bronce (sin duda es relevante que el
nombre de la ciudad contuviera fonéticamente el Hades). Por tanto, también este άor es,
como el manufacturado por los Telquines, un producto ligado a los orígenes de la
metalurgia.
Texto 4
CALÍMACO, Hécale, fr. 10 (Hollis= 236,1-2 Pfeiffer)
ὖ ᾿ ἂ παῖ ἀπ
ἀ
α ϑα
ἄ
ᾖ
υα
,
ϑ
Α
ἆ
cuando el muchacho sea capaz de abrazar la
piedra hueca con sus brazos, tomando la
espada edepsia
Lo que se sigue de ahí (como tantas veces en los exotismos léxicos de este poeta) es que
Calímaco considera este vocablo , aor, -y ahí reside su interés por él- un término
adecuado en las reconstrucciones de la cultura de los orígenes. En el cap. 14 del escrito
Sobre Homero del Pseudo-Plutarco , aór se aduce, junto con sákos, como ejemplos de
que Homero tambien recurría en su lengua al arcaismo ( ῆ α .. αῖ ἀ α α ὡ ὅ α
ῃἄ
α
..). Los modernos entienden que áor se percibía como obsoleto por
haber desaparecido pronto de la lengua hablada.
Pero cuando en la hermenéutica antigua se pone el membrete de arcaismo fácilmente
entran en juego valoraciones de más calado que la mera cronología. La lengua de los
orígenes tiene el marchamo de lengua de la sabiduría en muchos ámbitos intelectuales, y
esa idea es el fundamento de que la etimología sea un mecanismo tan central en la
exégesis antigua.
Cuando se pone en el centro de la exégesis antigua el rescate de la sabiduría de los orígenes, se empieza a
comprender los principios que separan a los dos bandos de la filologia alejandrina: en el bando que
liderará Aristarco, Homero es la fuente directa de esa sabiduria antigua, de ahí la obsesión por su primacía
temporal absoluta (todo lo demas es neoteros), y el principio critico que se le atribuye, Homero solo debe
ser aclarado a través de Homero.
En el otro bando, el que ocuparon el siglo anterior los Filita y Calimaco, es sólo un transmisor y en
muchos casos un deformador de algo más arcaico y verdadero; ese trasfondo puede ser recuperado
‘trayeὀdὁ ἵὁsas fuera de Hὁmerὁ” , descubrir esos estratos, sea a nivel lingüístico o cultural, por medio de
la comparación con otras tradiciones poéticas y cultos
FILITAS
Con esto transito hacia Filitas y su Atenea dolicháoros.
Los versos de Filitas pertenecían a su famosa Deméter, el poema en que reconstruía el
mito central de los misterios Eleusinos, pero desde la óptica de las tradiciones religiosas
de Cos, su patria. Se sabe que esa óptica dominaba la obra y por tanto se puede suponer
que también es relevante en nuestro fragmento, unas palabras en que la propia diosa (a
ella suelen adjudicárselas los editores)
se refiere en Cos al destino final de su viaje, Atenas y
Eleusis. (supra texto 3b)
Pues bien, las antigüedades de Cos proporcionan el único mito conocido en que Atenea
se enfrenta a un ser de nombre astral, un Asteros. El marco son las batallas de Heracles
a su paso por la isla, un episodio que ya conoce la Iliada. Pero la lucha con Asteros solo
salió a la luz con el descubrimiento del texto de un papiro de Colonia (Inv.5604) en que
el erudito Apolodoro de Atenas, el discípulo de Aristarco, había resumido y extractado
una épica local de Cos llamada Meropis.
En la Meropis, al frente de los Meropes, los 1ºs habitantes de Cos, aparece ese Asteros
que es un gigante y además invulnerable. Por esta razón, Atenea acude en ayuda de
Heracles, primero en forma de fenómeno celeste
“y eὀtὁὀἵes χsterὁ haἴría matadὁ a Heraἵles si χteὀea ὀὁ huἴiera trὁὀadὁ ἵὁὀ fuerza
mieὀtras desἵeὀdía a través de las ὀuἴes”, diἵeὀ los versos 8-9 del frto,
y luego, rematándolo con su lanza; tras desollar a Asteros, se revestirá con su piel: la
historia es por tanto uno de los aitia de la égida de la diosa.
En todos los demás testigos del mito de Heracles en Cos (sean los restos del Himno 1 de
Píndaro o el poema fragmentario del papiro de Chicago..) reaparece, como si fuera parte
inevitable de este episodio, formas de fusión entre lucha de guerreros y lucha de
elementos.
En el estudio del Himno de Píndaro, Alex Hardie quiere reconocer ahí alusiones al
formulario místico de las iniciaciones.
Si Henrichs (Cronache Ercolanesi 5, 1975, 5-38 ) tiene razón en sus reconstrucciones,
el tratamiento de Apolodoro del poema anónimo de la Meropis formaba parte del
mismo capítulo –el dedicado a Atenea- del Peri theon, en que Apolodoro mencionaba y
criticaba la Atenea dolicháoros de Filitas.
Hay, en efecto, un testigo distinto a los escolios homéricos del fragmento de Filitas, un
papiro (P.Oxy.2260 col.i, 1ss, s.II dC) con fragmentos de la obra citada de Apolodoro.
Por él sabemos que, en realidad, Filitas no ha creado la Atenea dolichaoros, la ha
rescatado de una épica arcaica no homérica, la Foronide, un poema centrado en la
prehistoria de los hallazgos culturales, y, a juzgar por los fragmentos, con especial
atención a los metalúrgicos.
Para Apolodoro los dos (Filitas y Foronide) son ejemplo de uso impropio de la lengua
poética,
(…)
ὔ
Ἀϑ ᾶ[
]φ φ
[ἄ ] ἀ
ῦ α
ῦ
υ
ὔϑ᾿
[α ] [ ]
ῖ π [
]
ῖ
α
α
[
]π
ῆ
[ ]υ < >
ϑα .
(..) y no representan a Atenea portando espada ni los que utilizan los nombres poéticos con
propiedad (usan) ἄ
ἵὁὀ el valὁr de ‘laὀza’, como para decir que ésta es
aor,’ espada’) en el sentido de
ῆ ( del largo ἔ
(‘del largὁ
, ‘laὀza’).
uso impropio significa aquí, como deja claro una cita intercalada de la Odisea, no
homérico, y la impropiedad lingüística es en realidad teológica, pues el encuadre de
todas esas citas es una disquisición sobre el verdadero sentido de los epítetos de Atenea.
Las luchas de Heracles en Cos fueron poetizadas por Filitas, muy posiblemente dentro
de la misma Deméter; no sabemos si Asteros entraba en su versión y, por tanto, sería
abusivo vincular directamente el largo áor de su Atenea con la muerte del gigante .
(Aunque si Asteros moria por esa lanza tendriamos una pista de porqué alguien se
acordo del pasaje de Filitas al leer la muerte de Asteropeo en la Iliada)
Sin embargo, sí tenemos la certeza de que tanto Filitas como la Meropis eran el tipo de
testimonios que debian ser contrarrestados si queria defenderse una determinada forma
de entender la religión de Atenea y una determinada forma de leer a Homero .
Meropis era, sin duda, para críticos como Filitas una evidencia importante en la
reconstrucción de una religión primitiva de Atenea muy distinta a la diosa de la
inteligencia y la prudencia venerada en la acrópolis y del gusto de los Aristarco o
Apolodoro .
Lo que ofrecía esa épica de Cos (y el testimonio con que la adjunta Apolodoro, unos
versos de Epìcarmo) era una Atenea que obtenía su atributo (la egida) por medio de un
saἵrifiἵiὁ ἴrutal , el despellejamieὀtὁ ‘ἵὁὀ pies y maὀὁs’ diἵe el pὁema de uὀ mὁrtal,
Asteros, y la adquisición , a traves de ese ese sacrifico, de una identidad engrandecida
en la que queda absorbida la identidad del adversario asesinado: todo ello muy primitivo
pero también muy conforme con teologemas mistéricos.
Cuando apareció la Meropis y con ella el nombre de este adversario de Atenea, se
iluminó una noticia de Aristoteles sobre la celebracion de las pequeñas Panateneas en
Atenas que –dice- se celebraban “para conmemorar la eliminación del gigante Asterus
pὁr χteὀea”. También cobró mas sentido que en la representación plástica clásica, la
égida –esa piel arrancada a Asteros- aparezca cubierta de estrellas.
Es sólo uno de los muchos signos que nos dicen que las reconstrucciones eruditas de un
Filitas o un Calímaco estaban mucho mejor fundadas de lo que dejan suponer las
criticas de Aristarco o Apolodoro, que acabaron siendo la vz dominante en lo que ha
llegado a nosotros de la filología alejandrina.