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セ r BiZ@ LZ@ Sincronicidad y Vi/a Nllo/la* ,. Rosario Scrimieri Universidad Complutense de Madrid 1. Este trabajo trata de interpretar el significado simbólico del núme ro nueve en re lació n con el proceso que se representa en la v í/a !iNOva a la luz de los contenidos de la p sicología profunda de Jung. Partiendo de la interpretación que hace Dante de ese número en el capítu.lo XXIX explicarnos la presencia rec urrente del mismo a lo largo del relato de Dante como manifestació n de un fe nómeno de sincronicidad, tal como Jung estudia esa clase de fenómenos en su libro La interpr elación 、 セ@ /a fJalNr a Itta.J' de la pfi1J1tl . Al final del capítulo XXV1Il Dante habla de la conveniencia de explicar por qué el número nueve fue tan "amigo" de Beatriz 2 y en el capítulo siguiente, como ho mbre inmerso en la tradición numerológica y astrológica medieval, pone de manifiesto la coincidencia de ese número con las fechas de la concepción y de la muerte de su amada según los calendarios de Siria, de Arabia y de la era cristiana. Hace, pues, referencia Dante al poder simbó lico del número y en este sentido le son perfectamente aplicables las reflexiones que de modo general realiza Jung en torno a los números: la consideración, según la más antigua tradición, de los números uno a nueve como "sagrados" por servir para designar un objeto numinos0 3; su capacidad de introducir el ord en en la mul tiplicidad caótica de los fenómenos y de captar una regula.nd aJ ya existente pero todavía igno rada ; cualidades que le llevan a Jet"llllrlo desde el punto de vista pSIColÓgiCO corno " un arquetipo del orden, LJue se ha hecho consciente" . • f.. tc Ir.Ibajo comoruye uno de los ",!plrulo . dd lib ro que he realizJ<do SOb K la V i/a NI/Olla de a, uclllu co n los prcSUpucb tOa tcóocos dc L1 ps.icologf.a profunda de Jung y que con d tirulo "V ¡/a N JYQIIJ " I ,,,¿¡,·,tI,uu,"••en pubticado próximamente. Ros..no Scrinucri. Bsゥョ」イ ッ ョゥ」 、 セ 、@ y V ,la n L セ ..d·. TtnlOnc n° 1. Año ')1 •GセF セZA セG@ Fエ@ .....'1\\ MGセᄋ -- . L-. ."a SincronicidaJ セNカMBG y ᄋ ᄋ@ ..... セ⦅ V¡jtJ N /Jo VtJ Ro sa rio Scri mieri Da nte conclu ye el capítu lo XIX con las siguie nte s reflexiones: l .. '; ma piú sotti lme nte pensando, e secondo la infal1ibile veritad t , queslO numao fue ella medesim a; per si m ili rudine, dico e ció intendo cosí. J,o numero del [re é la radice tlel nove, peró che, ウ 。ュセ@ uum eru áltr() aleuno, I'er sé rntdesi mo fa nove, si co me vedemo manifestarncnte che trc via tre fa nove. D unque se lu tn.: é fat to re per sé meJesimo dd nove, e lo fa nore per sé medesi mu de Ii miracoli e lre, cioe Padre e Figlio e Spirito Sa nto, ti q uaJi 5 0 no tre e uno, q ues ta donna fue acco m pagnata da quesro nume ro dd nove a dare a intenc.lere eh 'ella era uno no ve, cioe uno miracolo, la c ui radice, cioe del m iracolo, e solamente la mirabiJe T rini tade (XXIX , 3-4). Al detenerse sobre el sib>nifieado que puede tener la coincidencia del número nueve con las fec has que rigen la vida y muerte de su amada, Dante concluye que es debido a que ella misma, por anaJogía, es un nueve dado que su o rigen es la Trinidad divina, al i!,rual que en la relación númerica el tres es el o rigen o la raíz del nueve. Por este motivo, ese número va a presidir la fecha de su concepción y de su muerte y va a aparecer también en los momentos cruciaJes de la vida de Dante en relación con ella, como si esos momentos respondieran al mismo significado profundo inherente al orden simbólico implícito en el nueve. Ese orden para Dante procede del número tres; es producto del tres, sím bolo de la divinidad 4 . Si transponemos simbólicamente esta relación numérica a los eventos que en la Vilo Nllo/lo aparecen en coincidencia con el número nueve, podemos hacer la siguiente interpretación: esos acontecimientos estarían vinculados con la Trinidad divina de la misma manera que el nueve 10 está con el tres; es decir, la raíz de esos eventos sería D ios, lo mismo que la raíz del nueve es el tres. Es, pues, la Trinidad divina, simbolizada por el número tres, el factor básico ordenador y productor de los acontecimientos de la vida de Dante relacionados con Beatriz y la prueba de ello es que esos acontecimientos coinciden con el número nueve, manifestado en la medida del tiempo externo en que aquéllos se producen. En este aspecto, sabemos que el tres y la figura geométrica y movimientos ternarios que implica se corresponde con un símbolo arquetípico de todos Jos tiempos, independientemente del modo en que se actualiza en cada momento histó rico concreto. E n el caso de Dante se corresponde con la mani festación religiosa del misterio y dogma cristianos de la Trinidad. 1.1. Quizá sea conveniente detenerse antes de p[Usegull en la explicación de por qué los números e nleros naturales han servido siempn; para UlL'H de descubrir Yde describir los ritmoS del mundo interno Y los fenómenOS arquetípicos 5• La razón está enteramente ligada a la idea dc energía, ue dwvada de las primitivas "energeia" o " ma na", expresiones '1 aluden al extremo poder sugescivo de una cosa y a la idea de intensidad psicológica. Hoy, por el co ntrario, el concepto de energía se ha convertido en algo absuacto del que se han elim inado las cualidades de carácter psico-físico propias de la idea originaria. Jung, en este sentido, ha sido el creador del concepto de "energía psíquica" y ha considerado los procesos psicológicos como procesos energéticos que siguen ciertas leyes, pudiéndose aplicar a ellos y a la misma co nciencia la ley de la conservació n de la energía: si la energía desaparece en una cierta for ma debe aparecer de otra, si una persona es pobre en energía psíquica consciente, debemos suponer que esa energía se encuentra localizada en el inconsciente. Por otra parte, la energía psíquica nO es medible cuantitativamente; sólo se la puede medir a través de la intensidad del sentirnienLO, de las impresiones, de las emociones y afectoS. El númew mide la cantidad, es la cantidad. Pero la medida de la cantidad es un desarrollo unilateral del uso originario del número. En su identidad originaria el número lndicaba también la cualidad , la fQ[ma de una estrUctura. E ste aspecto, sin embargo, " i: andato perduto e pian piano e stato abbandonato nel corso dello sviluppo della teoria dei numeri in Occidente, finché oggi, nella matematica moderna, il numero e solo quanrici. Percio naturalmente, se ci serviamo di numeri quantitativi per rnisurare quantiu fisiche, esse non si prestano a essere usati per rnisurare l' enere gia psichica, perché l' energia psichica nella sua essenza si esprim come qualici. Si tratta di un fattore qualitativo ed e per tale motivo che Jung dice che possiamo rnisurare l' intensiti psichica solo con la fu nzione del sentimento" (Von Franz 1986: 96). El sentimiento es la intensidad psíquica con que se hacen las cosas Y esO es graduable. y si el sentimiento tiene que ver con la medida ¿por qué no tendría también que ver con el número? Por esO desde siempre se han hecho intentos de relacionar las imágenes arqueópicas, cargadas de energía psíquica, con los números Y la cuestió n que se plantea al respecto es la de preguntarSe por la diferencia que hay entre los arquetipos de las representaciones númericas Y los de las representaciones por imágenes; es decir, en 53 52 SincronicidaJ y V Úd NJlOPd Ro sario Scri micri el caso de Dante yu é difere ncia hay entre la rep resentació n del áni ma 6 por medio dc la figura de Beatriz y la '-I ue realiza Dante a través del número nueve. De modo ge neral, la diferencia caJica en el poder de abstracción c¡ue con lleva el número: (' I Se dieo I'arehetipo del numero due, I'aeeemo cad e sull' ordinamemo, mcnue se d ieo "I'arehetipo deU'immagine divina", I'acec nto cade su un' espericaza psieoloh,;ca complessa, legata aUa funzione del sentime nto, e non particolarmemc sul suo aspetto di ordi ne. Si potrcbbe perció affer· mare che i numcri sottolincino in manie ra speeiale I'aspetto ordina to degli arehetipi (Von Franz 1986: 104) [y tam bién su poder o rdenado r] , Así ante la figu ra de Beatriz como símbolo del ánima estaríamos ante los aspectos de la emersión y activación de la función del sentimiento, tan difíciles de ordenar en sus poderosos, v ariados y contrapuestos efectos, mientras que ante e! símbolo de! nueve como representación del ánima estaríamos ante la vocación ordenadora de este mismo arquetipo a pesar de la fo rma tumultuosa y conflictiva que éste tiene de emerger y de activarse en la conciencia. El número, por otra parte, tiene que ver también con el transcurrir del tiempo y con la enumeración de las fases de los procesos que se verifican en el tiempo: " lo credo che questa Slll la relazione essenziale: se esaminiamo gli 。イ」ィ・エゥーセ@ o le rappresenrazioni archetipiche, in cui appaiono sequenze temporali, troviamo in esse una certa legge, un ordine" (Von Franz 1986: 105)7. En la V ittl NflO/ld, cuando Dante narra el desarrollo del proceso interior que está viviendo es como si enumerase uno tras otro los momentos de su historia con Beatriz ligados a la emersión y activación de fuerzas y energías arquetipicas relacionadas con la función del sentimiento. Esos momentos que se ordenan según un ritmo o secuencia numérica se simbolizan también por el respectivo número que le pertenece en la serie, manifestándose de este modo su valor simbólico así como su tensión hacia la culminación del proceso, representado por el nueve, simbolo de Beatriz. Los sueños, fin almente, son también la manifestación de un flujo de energía y es conveniente no olvidar a este respecto el elevado carácter visionario y orúrico de la Vi/ti NIIOPdj en ella, secuencias capitales de la dinámica narrativa responden a sueños y visiones del protagonista. La intensidad de esa energía sólo se puede graduar a través de la intensidad del sentimiento; no se puede medir de un modo cuantitativo como se hace con la energía fís ica pero si que se puede vincular esa imensidad CU Il el va l()r cualitativo del número nueve que representa simbólicamente la culminac ió n JeI proceso que vive D ante, ligado a la difer<;nciació ll del arquetipo dd ánim a. La energía creadora que desar rolla este arquetipo en quienes logran hacerlo conscien te y reconocerlo como fu nción propia es tal que en nuesUu caso podemos hacernos una idea de ella a través de las palabras del p ropio Dante al concluir el "libcUo" cuando tras la " mirabile visione" concibe y anun cia el proyecto de una gran obra, lo que después será el poema de la C OI/I//u did. 2. Antes de hablar de los fe nómenos de sincronicidad que se producen en la Vi/ti NfloPtI vamos a tratar de desentrañar el significado del número nueve desde la perspectiva del proceso de individuación jungu ian0 8 y por qué desde esa perspectiva ese número es también el que conviene a Beatriz. En este orden de cosas es interesante observar que Beatriz no está representada por el número diez, el número que para los pitagóricos simbolizaba la cantidad perfecta, nacida de la suma de 4, 3, 2, 1, números que a lo largo del proceso yue se representa en la Vi/ti Nflovtl tienen una relación simbólica con los conflictos que sufre la conciencia y con la tensión hacia la reunificación de los contrarios que la dividen. Beatriz es representada por el número nueve que según la tradición numerológica y alquímica medievales representa el orden y la dinámica hacia la perfección que vive el protagonista, perfección que hay que entender coma totalidad, es decir, como unidad. A este respecto Gerardus Dorneus, alquimista del siglo XVI citado por Jung, "cuestiona que por la suma del 1, 2, 3, 4 se llegue al número diez, porque el uno no es aún ningún número. El diez, se originaóa más bien del 2 + 3 + 4 == 9 + 1" (p. 173). Emerge en esta serie numérica el orden implícito al número nueve que simboliza Beatriz y que representa también la dinámica del proceso de individuación que vive el sujeto, dinámica que se pone de manifiesto igualmente al estudiar el significado del símbolo de la trinidad en relación con el proceso de transformación de una conciencia. El ritmO de ese proceso que de 2 va a 3 y de 3 a 4 suma 9 que es su culminación y a la vez el logro de una unidad; del nueve se pasa al uno y así se origina el diez9 que desqe esta perspectiva es "come una specificazione qualitativa del nwnero uno" (Von Franz 1986: 122)10 55 e I Rosario Scrimicri En térmjnos psicológicos el número nueve significa que el proceso vivido po r la conciencia ha llegado en la l íld NI/()//d a su culminació n con el encuentro y diferenciación del arquetipo dd ánima, sim bolizada numéricamente por el nuevr De la integración de este arquetipo en la conciencia co nsciente nacerá él hombre uruficado, hecho uno, que eqwvaJe al hombre total y perfecto -en el sentido de completo-, y en cuya conciencia se ha actualizado el sí-mismo 11, simbolizado numéricamente por el diez. Por eso, el nueve - número <-¡ue integra simbólicamente la dinámica binaria, ternaria y cuaternaria de! proceso vivido por Dante l2 y símbolo a la vez del arquetipo del áruma- es más adecuado q ue el diez como parailigma simbólico numérico de la Mld N"()Pd pues e! diez im plica ese proceso ya cumplido y la urudad alcanzada. La perfección del nueve representa mejor la dinámica existencial de! proceso, e! "peregrinaje" de lo terrenal a lo divino. Es el "linúte de la serie antes de su retorno a la unidad" (CirIot 1991 : 330) 13. El nueve actuaria, po r consiguiente, como arquetipo que "expresa" y también " produce" el orden de la conciencia ligado al proceso de individuación. 3. J,a sim bología numérica se pone en relación en la M /o N,,()po con un fenómeno de coincidencia temporal que J ung define como sincronicidad. E n la historia narrada por Dante el número nueve aparece en coincide ncia co n una serie de acontecirnjentos de su propia vida y la de Beatriz, coincidencia que se marufiesta a partir de la hora y/o del año en que aquéllos acontecen. El hecho enigmático es que el evento vivido por el sujeto aparece en coincidencia con ese número, en cuanto a su medida temporal externa, como dando a entender que existe una coincidencia de sentido entre e! orden que rige el tiempo externo, donde se manifiesta el número nueve, y el orden q ue se está instaurando en la conciencia, simbólicamente guiado por el significado numinoso de ese mismo número. 3. 1. Jung comienza a ocuparse del problema de la sincronicidad a raíz de sus investigaciones sobre los fenómenos del inconsciente colectivo, que le hacen tropezar una y otra vez co n conexiones que ya no puede explicar como simples agrupaciones o acumuJaciones casuales: "Tratábase de "coincidencias" tan significativamente conexas, que su concurrencia "casual" representaba una improbabilidad, que sólo podría expresarse mediante una magnitud c;r; Sincronicidad y Vlid NII()1!d inconmensurable" (p. 30-31). Antes de estas investigaciones ya Se le habían presen tado dudas sobre la aplicabilidad ilimitada del principio de ca usalidad en psicología y corruenza a considerar la idea de la existencia de una finalidad psíquica, basada en un sentido "preexistente", inherente a la co nciencia, que hace suponer una especie de "saber" previo a tOdo acto consciente (p. 30). Jung entiende el concepto de sincronicidad "en el sentido específico de la coincidencia temporal de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenjdo significativo es idéntico o semej ante", distinguiéndolo del término "si ncro nismo ", que significa mera simultanei dad de dos acontecimientos (p. 35). Sincronicidad sigllifica, en pri mer lugar, simuJtaneidad de un estado psíquico con uno o varios aco ntecimientOS externos que aparecen como paralelos sigllificativos con el momentá neo estado subjetivo. Y en segundo lugar, sincronicidad significa que la coincidencia de fenómenos en el tiempo o en el espacio, que no obedece a ninguna explicación causal, muestra una clara relación de sentido. La noción de sentido es el rasgo determinante en la de firució n de sincronicidad: esto es precisamente lo que produce la ruptura de las leyes normales de la ocurrencia de acontecirllientos con sentido pues respecto de estos últimos, cuando se producen, existe siempre entre ellos una relación de causalidad, mientras que en los casos de sincrorucidad (o de coincidencia acausal sigllificativa), tal relación causal no se percibe. Para Jung "las coincidencias sigllificativas, que deben distinguirse de los meros agrupamientos al azar, parecen tener un fundamento arquetípico" (p. 33); su aparición está ligada a los arquetipos en el sentido de que "es complementaria a la acción de adquirir conciencia de un conterudo psíquico" (paulí aJung 1996: 63)14. E n el caso de Dante, como hemos dicho, nos hallamos ante el proceso que representa la diferenciación del arquetipo del árúma, en una primera fase proyectado en la persona externa de Beatriz y en una fase final reconocido como función propia de la conciencia. Hay pues una relación entre sincronicidad y emersión de un arguetipo a la luz de la conciencia. Los arquetipos están firmemente enraizados en la pbysis, en el componente material instintivo; son los factores for males que o rganizan los procesos psíquicos de lo inconsciente y poseen una carga específica de energía, es decir, desarrollan efectos numinosos que se manifiestan como afectos; éstos últimos desempeñan un importante papel en la producción de fenó- 57 Rnsario Scri mieri me nos acau sal es significativos, cosa que -observa Ju ng- no es una idea nueva, pu es ya hablaban de ella cl ara mente Avicena y San Alberto Magno lS. Los afectOs, las emociones, la aparición en la conciencia de con tenidos inconscientes nunVnosos vinculados co n la emersión del arquetipo del ánima pueden 」ッ ゥセ 」 ゥ、 イ@ en el tiempo, por tanto, con hechos externos, con acon tecimientos objetivos en clara relació n de sentido con aquéllos sin que medie, sin em bargo, en tre ellos ninguna relación causal reconocible 16. A lo largo de la historia narrada en la Vilo Nk()/!O es posible comprobar la carga emocional y afec tiva inherente a los hechos vividos por D ante en relación con Beatriz, hasta el pun to de que él mismo cali fi ca a esa obra en el eMPino de "fcrvida y passionata". Esta movilización de energía psíquica es lo que Jung considera necesario para la verificación de los sucesos de sincronicidad. En el caso de Dan te, se trataría de la energía que moviliza la emersión y co ntacto con el arquetipo del ánima. J ung, en este sentido, insiste en q ue la co incidencia no se verifica por la in fl uencia d el arq uetipo, po r la irradiación, diríamos, de su energía, ya que eso implicaría en el fo ndo la existencia de una causa y la consideración del evento coincidente como efecto de la energía del arq uetipo. Jung insiste en el carácter acausal de tal coincidencia y establece la hipótesis de explicació n a partir de la existencia de una identidad de matrices entre la psiq ue y la realidad física: Tanro la psique como la materia son ambas en cuanto "matriz" en y de por sí una x, es decir, una incognita rranscendental, de ahi que no se puedan separar conceptualmente, esto es, son prácticamente idénticas y sólo diferentes en segunda instancia como aspectos diferentes del ser. De la substancia de lo psíquico forman parte Jos arquetipos psicoideos. El arquetipo posee empíricamente la propiedad de manifestarse no sólo psíquica­subjetivamente, sino también física ­objetivamente, es decir, en caso necesario puede ser constatado como un suceso psíquico interno y al mismo tiempo como uno físico externo. Yo considero este fenóm eno como un signo de la identidad de las matrices física y psíquica Oung a Pau li 1996: 179). Penetramos así en la explicación del fundamento teórico de los fenómenos de sin cronicidad acausal significativa en cuya formulación y ajuste tuvo mucha influencia la relación que Jung mantuvo con el ffsico Wolfgang Pauli, premio Nobel en 1945. Tanto Jung como Pauli sabían muy bien que con su hipótesis sobre los fenómenos de sincronicidad penetraban en una C; 5< Sincro n.icidad y ViM N/lot'o "oena de nadie", en una especulación que les aislaba de sus colegas coe táneos y como Jung dice respecto de sí mismo en un ámbito que le cu nJenaba a la condición de te ner que pasar por esotérico: Al ser los dos puentes que unen la psicología y la fís ica de una naturaleza tan peculiar y tan difícil de aprehender que nadie se arriesga en n;correrlos, la psique y la física se encuentran suspendidas en una habitación sin suelo y como Vti. bien dice "sin hugar" Oung a Paulí 1996; 181­1 HZ). Pauli reconoce claramente por su parte la vinculación entre psicología y fisica en el curso del proceso de individuación: No puedo enconrrar esa correspondentia entre física y psicología a través de la mera especulación intelectual, sino que aquélla sólo puede surgir de manera legítima como afirmaciones objetivas concomitantes en el curso del proceso de individuación. El mismo arquetipo de la totalidad, o bien de la con.iunctio, que es constelado en la relación enrre la psicología y la fisica, es el que con la ayuda de las figuras de mis sueños ordena tam bién mi propia totalidad interna. / .../ Esta es, creo, la mejor fo rmulación que puedo dar por el momento de la relación de los productos de mi inconsciente respecto de la tOlalidad objetiva de la naturaleza por un lado, y respecto de mi propia tOtalidad subjetiva como contemplador por otro lado (pauli a Jung 1996; 176). Es como si en la matriz de fondo de la physis, en la que radican los arquetipos, al ponerse en marcha el proceso de individuación se activara el arquetipo de la totalidad, el sí­mismo que tiende a la conjunción de materia y espíritu, cuerpo y alma, psicología y fisica y se manifestara en el kHkJ' "'I/HUI/f, expresión que Jung toma de Dorneus, "el ÚIÚCO mundo que subyace a los fenómenos de la física y de la psique y que podríamos interpretar como aquel que el inconsciente ve y trata de elaborar, tal vez conforme a esa síntesis que los sueños anhelan" Oung a Pauli 1996: 182). 3. 2. E n sentido amplio podria considerarse una modalidad de sincronicidad en la Vi/ti NkQPtl el fenómeno denominado de "la compulsión del nombre" (p. 18), que vemos consagrado en el nombre de Beatriz. Ésta era así llamada incluso por muchos que no sabían que aquél era precisamente su nombre y lo hadan, sin embargo, porque consideraban como cualidad inherente a ella, como consubstancial a su identidad y naturaleza la de ser "beatrice", la de ser portadora de beatitud. Podríamos ver también esa 59 Sincronicidad Y V /M NI/Ova Rosario Scrimieri "compul sió n del nombre" en el sobrenombre - Primavcra- y en el nombre -Giovan na- de la "donna" de Cavalcanti, que en la secuencia del capítulo XXIV precede a Beatriz cuando am bas mu jeres se acercan a Dante y que hace lJuc éste vea una coincidencia de sentiJo entre tal nombre y sobreno m bre y el de Juan rfiautista, el precu rsor dd Mesías (entre el Primavera¡mmo perro de G iovanna y el que "viene prima" de San J uan). El propio Dante explica esta compulsión del nom bre en función de la coincidencia de sen tido entre el acontecimiento preciso que está viviendo en ese día, es decir, el ver venir hacia sí a Beatriz precedida por Giovanna, y el hecho de que Sa n Ju an fuera el profeta precursor de Cristo; coincidencia q ue en un nivd diferente de lectura hace de Beatriz una figura analógica de Cris to. Este proceder que obedece al principio que Dante menciona en el capítulo XlII, "Nomina sunt consequentia rerum " y que Liga de un modo enigmático y "sincronizado" el mundo de las cosas y el de los signos que las representan, era el que impulsaba al hombre medieval al estudio y desentrañamiento de la etimología de las palabras, donde encontraba encapsulada la esencia de la definición y función de cada cosa en el mundo. Por ello, para el ho mbre medieval, el fenó meno que cita J ung como "compulsión del nombre" no era, como lo es para el hombre moderno, un fenómeno extraño o fruto del puro azar l7 . Los casos que contemplamos en la Vilo NII()PO son de sincronicidad en sentido estricto l8 : la equivalencia de un proceso psíquico y de un evento fisico donde el sujeto observador se encuentra en la ventajosa posición de poder conocer y reconocer el /er/úlm c()mjJorohoflir que otorga sentido a la coincidencia entre ese proceso psíquico y el evento físico dado. Si nos fijamos bien, el evento físico sólo puede ser notado en sincronía con el proceso psíquico po r quien ya es consciente del significado y carácter de este' último y pe rcibe, por dio, la analogía, el krfúllw col1tparoIIOlrú. "UC: lo hace semejanre Je alh'llna ma nera con el c;ventu tlSICO. Ln este senuJo, Dante cuando viv<.: los di stintos aco ntecimIentos pe rCIbe su coincidencia en el tiempo con el número nueve pero no su significado; sólo se aa cuellla de éste a p()f/ enon; en el momento reflexivo d e redacción de la p rosa, cuando los eventos narrados están siendo co nsiderados a la luz d el conocimiento ad,¡u inclo gracIas a la transformac ión que ha sufrido su concienc ia. De hc:c ho, a exc ep ción de la leve alusión a la hora en d primc:r soneto ("Giil eran lIuasi altCrZale l' ore"), que sólo de modo le jano puede vincularse con el número nueve, en ningunO de lo s poemas de la Vi/a NI/OliO aparece aluSión alguna a ese número. En el relato en prosa, al narrar los hechos pasa· dos Dante, en cambi o, sí que lo menciona pero da a entender que sólo ti<.:rn po después ha comprendido el sentido de su rccurrencia. En ese momento, percibe el /e,./I;I/II C()IIIjJO!"(1/IOIIÚ, e! significado sim bólico dd número nueve como producto del tres y así lo explica en el capítulO XXIX. Ese significado consiste en la vinculación del orden obje tivo tempo ral exter no con e! orden subjetivo de la conciencia, pues Dante al darse cuenta de que analó gJcamenle Beatriz es un nueve, un "producto" milagroso de la T rinidad, también comprende que todo cuanto le ha sucedido en coincidencia con la medida temporal de! nueve, además de estar indicando su relación con la amada, es igualmente un producto del "tres" divino, un milagro de D ios. Desde el puntO de vista de la individuación la coincidencia de eSOS acontecimientos con el número nueve como producto del tres significaría que el proceso responde a una dinámica que va más allá de la actitud dd yo consciente y de la voluntad del individuo. E n este sentido la individuación es un proceso de creación de la conciencia y desde tiempo secular está asociado al símbolo arquetípico de la trinidad. Ésta, en primer lugar, significa la consubstancialidad de un proceso que consta de tres partes y al que dcbe corresponder un proceso de maduración q ue se realiza en fo rma inconsciente en el individuo. De esta manera las tres personas divinas son personificaciones de las trcS fase s de un acontecer psíquico, regular e instintivo que recogen Y manifiestan los mitos y los ritos. La trinidad, explica Jung, plantea La aspiración no sólo a representar la personificación de los procesos psíquicos por medio de tres personajes, sino a ser la personificación del Dios uno en tres personas, que tienen todas la misma naturaleza divina. Así es como explícitamente la evoca Dante, de acuerdo con el dogma trinitario de la fe crisriana. Pc:ro esto no q uiere decir que, paralelamente, el arquetipo numinoso dd tres trinidad no esté movilizando el imp ulso del devenir de la conciencia haCIa su ampliación para dar cabida a los contenidos del IOcomciente e integrarlos en una síntesis conscic:nte hasta la vivencia del propiO arqueti po del セゥ@ M ュゥウッ iY N@ 3.3. Un rasgo que sob resale en el pasaje que narra el primer encuentro de Dante con Beatriz es el modo c:n que éste dice que ambos tenían nueve años; un modo que no se refiere a la fecha de ese primer encuentro de una 61 óO Rosari" Scri m icri SincronicidaJ y 1­ íld NIIQt'd manera inmediata y directa sino a través de dos perífrasis relacionadas con medidas}' movimientos astronómicos que, a su vez, están en relación con el número nueve: N ove fi are bija appresso lo mio nascirnento era tornato lo cielo de la luce (el ciclo d el sol" b decir, el soll gua si a un medcsimo pun to, quanto a la sua propia girazione, quaodo a ti miei occhi apparve p rima la gloriosa donna de la mia mente, la guale fu chiamata da molti Bea trice Jj q uaU non sapeano che si chiamare. EUa era in questa vira gia stata tan to, che ne lo suo tempo lo cielo steUaco era mosso verso la parte d 'orienre de le dodi ci parti I'una d'un grado, si che guasi dal principio del SUQ anno nono apparve a me, ed io la vidi quasi da la fi ne del mio no no (J1, 1­2) . Dante pone en relación el cómputo de su edad con el movimiento del sol. situado en el cuarto cielo según el sistema tolemaico y que en el día del primer encuen tro con Beatriz casi había completado su noveno gi ro en torno a la tierra; y relaciona la edad de Beatriz, a través de una complicada perífrasis astronómica, con el movimiento del cielo estrellado, situado en el octavo cielo y que según los cálculos de la astronomía medieval se movía de occidente a oriente, cada cien años, un grado. De acuerdo con este cómputo, el cielo estrellado había girado, cuando Dante ve por primera vez a Beatriz, "de le dodici parti I'una d'un grado", es decir, " un dodicesimo d'un grado (pari a atto aoni y quattro mesi)" (De Robertis 1980:30). De este modo, ese encuentro se verifica en e! noveno año de la edad de ambos; en Dante, al final ("guasi dalla fine"); en Beatriz, al principio ("guasi dal principio")20. Es interesante considerar la coincidencia del cielo de! sol con Dante, en la perífrasis astronómica gue se refiere al cómpu to de su edad; y la del cielo estrellado con Beatriz, en la perífrasis a ella correspondiente. El sol es el símbolo de la conciencia consciente, de! héroe solar que emprende el camino de la iniciación. El cielo estrellado limita con el último y noveno cielo, el cristalino o Primo mobile, al gue sigue el Empíreo, sede de los bienaventurados y de la divinidad. De él dice Dante en el C OIIt'¡pi() (ll, ID, t 5): " ... le stelle del Cielo StelJato sano piu piene di vertiJ tra loro guanto piu sano p resso a questo ce remo " cielo 」イゥ ウ エ。ャゥョEセ@ La "coincidencia" de este ciclo con Beatriz está en ese contenido pleno de "virtud" de sus estrellas, que encontramos luego en sincronia con la "virtud" de su cuerpo y de su alma. así como también en la clase de ciencias que, según el orden del Trivio y del Quatrivio, corresponden por semejanza a ese cielo: la Ffsica y la Metafisica: "Dico che rel 62 lo Cielo stellato si puote companue a la fisica pt:r tre proprietadi, e a la \(ctafisica per altre treo /. ..; Per che per ordine e da veJere prima la com parwone de la Fisica, e poi quella de la Metafisica" (CofJl/iJ/io, JI , xiv, 1). ¿ No sería éste una caso de coincidencia con el significado último J c Beatriz, símbolo mediador de la integración de tierra y cielo, cuerpo y alma, física y metafísica, a que está llamado el hombn: total? En este sc:ntiJo, es igualmen¡e significativa la ciencia que corresponde al cielo del sol, las matemáticas; momaría cambién su coincidencia con el significado de lo gue Dante re presenta en la V ila NII()J/a. La palabra griega ma/bema/ü! deriva del ve rbo 'd ll/baneúl, aprender. Análogamente matemático corresponde al adjetivo griego lIIa/beQ/p/ikóf, "aquel que desea aprender", transmitido a través del Iaún /lIp/beIllP/¡CJ¿<III. La iniciación del héroe solar es también una iniciación al conocimiento, entendido como ampliación de la conciencia y depuración de las funciones y facultades que lo crean: la razón, el intelecto, la inruición, la percepción sensible y de la realidad, la imaginación, movilizados todos eUos por el deseo que despierta el poder atractivo del símbolo mediador, el ánima. Sin gue olvidemos, por otra parte, el amor al número y el reconocimiento de su poder simbólico que manifiesta D ante en toda su obra. El significado de las perifrásis astronómicas, marcadas por la recurrencía del nueve, puede considerarse, por tanto, también como un fenóme no de sincronicidad, desde el punto de vista junguiano. El nueve es el símbolo numinoso del ánima y de acuerdo con su principio ordenador implícito, va a promover y representar el ritmo o movimiento de ordenación de la conciencia del suje to. Según las creencias medievales, gue entonces eran creencias cieetificas, se consideraba determinante el influjo de la posición de los astros en los acontecimientos de la vida de los hombres. Pero no es sólo ese el significado al que apunta el uso de estas perífrasis po r parte de Dante sino también el deseo d e poner de manifiesto la correspondencia entre un o rden externo espacio­temporal cósmico, regido por ritmos gue proceden del impulso divino, creador y sostenedor del universo, de la Trinidad divina, simbolizada por el número tres, y el orden interno de la conciencia individual que aparece en sincronía con esos ritmos y es propulsada también por ese mismo impulso. Tanto la idea cristiana de p rovidencia. entendida como percepción del creyente de la continua presencia de Dios en los acontecimientos dc= la vida del hombre, como la del milagro, manifestación extraordinaria de esa misma presencia, así como la antigua y 63 ....- セM Rosario Scrimieri Sincronicidad y V ilo IIadicional creencia en la eficacia de la oración, se funda n desde el pUnto de:: vis ta junguiano en la experiencia de fenó menos de si ncronicidad . Frente a la reiterada presencia del número nueve en la Vilo NkOI/O y su coincidencia con 1"acontecimientos narrados en la historia de D ante no es necesaria recorclaí que la crítica ha reaccionado "ora con insofferenza, ora con connivenze rischjose" (Gorni 1990: 75), y casi siempre ha considerado esos pasajes como áridos y artificiosos, como manifestaciones de una cultura y de una visión del mundo superadas. Desde el paradigma de D ante, a nuestro modo de ver y como hemos intentado demostrar a lo largo de esta exposición, las precisiones de carácter astronómico conectadas Con el nueve y coincidentes co n aco ntecimientos cruciaJes de su vida, están poniendo en evidencia la relación del tiempo relativo de esa vida Con el tiempo absoluto que se escapa aJ concepto del tiempo mismo, que es el que pertenece a la . Trinidad divina. Con eUo, no es que Dante minusvaJore la importancia del tiempo rela tivo externo, donde acontecen los hechos en su realidad fáctica, en favor exclusivamente de su significado simbólico sino que, por el contrario, la coincidencia del hecho con e! nueve es lo que revelará aJ sujeto la importancia decisiva que aquel acontecimiento tiene en su facticidad y real acontecer; su relación con un devenir interno querido por Dios de! que el sujeto aJ principio no es consciente pero del que luego se le revelará e! significado en su p lenitud. Para Dante, esos acontecimientos en correspondencia con un tiempo objetivo marcado por la presencia del nueve tienen una honda repercusión en la transformación de la conciencia y responden a un designio, a un orden preformado por la divinidad. La historia de Dante COn Beatriz responde a un plan dotado de una finalidad, y esa finalidad está inscrita en la intencio naJidad divina. La coincidencia, "no sanza ragione", de esos eventos con el nueve, es la marca externa para Dante del carácter divino, "milagroso" de su origen. Desde el pu nto de vista del proceso de individuación, la coincidencia acausaJ significativa pondría en evidencia la relación del tiempo externo con la ausencia d e tiempo en que se desenvuelven Jos procesos del inconsciente. y en este aspecto se nos muestra una nueva correspo ndencia entre la idea contemporánea del tiempo, propia tam bién de la psicología profunda, y la que poseían los antiguos padres de la Ig1esia 2 J• La dinámica que promueve la amada responde a la exigencia dd propio devenir de la conciencia hacia su totalidad, marcada por el aJumbramiento del arquetipo del NllO t'O .inima y tendente como meta fi nal a la emersión dd arquetipo d d sí­mismo, que ・ ュー ■イゥ 」 セ ュ・ョエ ・@ se corresponde con la imagen de D ios en el alma. Este :uquetipo es a la vez la raíz, el o rigen mismo de la individuación . Podemos, en consecuencia, in terpretar los eventos que en la セ@ íio NIIOl/tl aparecen cn coincidencia co n el nueve como preordenados según el arque tipo nÚInerico, siendo cap tado este fe nómeno de coincidencia por el obscr 。イ ャゥ Hス i ᄀェ L@ elemento analógico c¡ ue permite ver, \'ador gracias al l erlúlq; セッュGー en el cas o de Dante, la correspondencia de sentido entre el nueve, producto del tres, y los eventos vividos, productos de la Trirúdad divina y preordenados, a la vez, por una causa final. Desde el punto de vista de la individuación, esa causa final no sería otra cosa que la exigencia, preordenada por los arquetipos, a vivir la total individuación, Uevando a la conciencia los contenidos inconscientes correspondientes a las funcio nes no diferenciadas, el reconocimiento del arquetipo del árúma en el comienzo de la segun da mitad de la vida, y la actuali2ación del sí­mismo, símbolo de la totalidad. 4. A modo de conclusión de estas consideraciones sobre los fenómenos de sincronicidad y la VIlo NlloPo insistimos en la idea de q ue en los arquetipos hay un orden preestablecido que p ulsa por manifestarse y por hacer que en torno a eUos cristalicen los contenidos conscientes e inconscientes de la conciencia. Si aflora el arquetipo y se logra vivenciar el orden que representa, se cumple la realización, la individuación de la conciencia que pertenece tanto al Uno (el sÍ­mismo inconsciente) como al D o s (la conciencia individual consciente), tanto a la totalidad como a la individualidad. Parece, debido a los fenómenos de sincronicidad que acontecen en correspondencia con eventos externos, que ese o rden de los arquetipos también está inscrito en la naruraJeza y que hay mo mentos en q ue se manifiesta la equivaJencia, la correspondencia entre ambos órdenes22. E sa equivalencia supone la abolición de las coordenadas que rigen nuestro conocimiento tradicional, sometido a las coordenadas de tiempo y espacio y a la ley de la causalidad. Da la sensación, por tanto ­ siguiendo en este orden de cosas las explicaciones de Jung­­ de que todos los saltos cualitativos que se dan en una dinámica de evolución no se realizan según la ley de la causalidad sino más bien según el fenómeno contingente de la sincronicidad por el que dos o más factores coindden de forma casual, aparentemente casual pero en los que si introducimos el concepto de sincronicidad, la corres- 64 65 Rosario Scri rnicri Sincronicidad y V ilo Nllo/!O pondencia esta ría obedecie ndo a ese fac tor de orden que se produce no por la conexión constante yue se deriva de la ley de la causalidad si no por la conexión inconstante que procede de la sincronicidad, con tingente pero dotada de un signi fi cado. Así pudriamos preguntarnos si todo 10 que es progreso, todo lo gue merece la pena en una evolución, como los saltos "cualitativos" eh' el desarrollo de un proceso, no ocurren por efecto de una equivalencia casual. El "salto" cualitativo alcanzado sería el resultado de una reestructuración nueva, el producto de un factor nuevo de ordenación que estrictamente hablando no derivaría del efecto determirusta de los eJe. mentos previos, au ng ue sí los pres upondría. Ese poder de reestructuración es el q ue contienen lo s arquetipos, en cuanto propulsores del devenir de la conciencia y 10 que subyuga a Jung y es fuente para él de preguntas es si igualmente algo Como los arquetipos estaría rigiendo en la physis, en el mundo de la naturaleza, algo que haría que el orden de la physis y el ardeD de la psique estuvieran respondiend o a una sincronicidad de fo ndo. En este sentido, pensándolo bien hay fenómenos de sincron icidad a los que tene. mas más acceso y de los que podemos hacernos mejor una idea. El fenómeno de una conversión, por ejemplo, consis te en el reajuste de una psique por un efecto de coincidencia de los factores que la componen con un orden diferen te, inscrito en el arquetipo que moviliza la conversión, como sería el conocido caso de San Pablo, explicado mejor que por nadie por sus propias palabras: "Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en uu"'; Cristo, como arquetipo del sí­mismo. y desde el punto de vista del aprendizaje de un arte: ¿Cómo progresa un artista, un intérprete de piano, por ejemplo? No se puede decir que dominar una obra sea el efecto causal de los ejercicios técnicos que mecánicamente posibilitan su ejecución, aunque sí que lo presupone. Sólo ocurrirá ese dominio cuando el intérprete se ajusta sincrórucamente con el modo en que el maestro la in terpreta, o con el modo concebido por quien la compuso. y esto no es una realización de orden causal sino una realización por sincronicidad. Terminamos estas reflexiones, por consiguiente, insistiendo en el hecho de que los fenómenos de sincrorucidad no obedecen a una relación causal. Como hemos indicado anteriormente, la tendencia normal seria, conocido el fondo arquetípico que funciona como OセイャゥjHィt@ COhTpOroh"ollú, el considerar al arquetipo como causa de la sin cronicidad. Sin embargo セ「ウ」イカ。 Jung­ los hechos que aparecen en sincronicidad son entre sI con­ :;:"'ticnres y no se vinculan por ninguna ley causal. Son actos Jc creación tn セ@ ut:mpo, que obedecerían a un ordenamiento preestablecido, de origen NZセ 」ッョゥ、 ッL@ que escapa a la comprensión JeI intelecto: Las coincidencias signi ficativas son concebibles como me ro azar. Pero cuanto más se multiplican y más exacta sea la correspo ndencia, tanto más desciende su probabilidad y aumenta su inconcebibilidad, hasta llegar al punto en que no se pued en ya considerar como me ro aza r, sino que, por falca de una explicación causal, de ben ser consideradas como o rdenamientos significativos. Su inex plicabilidad no obedece al hecho de que no conozcamos la causa, sino que ni siquiera es pensable en términos imelecruales. Tal es el caso cuando el tiempo y el espacio pierden su signi fi cado o se han hecho relativos, pues en tales circunstancias ya no puede afirmarse que exista una causalidad cuya vigencia presupone el espacio y el tiempo; más aún, ni siquiera puede pensarse en ella (p. 123). Se hace así patente algo que para Jung cada vez tenía mayor evidencia: en relación con la psique, el espacio y el tiempo son elásticos, pueden reducirse aproximadamente a cero, como si el espacio y el tiempo dependieran de condiciones psíquicas y no existieran en sí mismos, sino que fueran puestos por la conciencia. Espacio y tiempo son conceptos ­y Jung recuerda a Kant que los concebía como categorías a priori de la conciencia­ pro venientes de la actividad discriminatoria de la mente consciente y forman lAs coordenadas indispensables para la descripción de la conducta de los cuerpos en movimiento. Por lo tanto, son esencialmente de origen psíquico, y si son producidos por las necesidades intelectuales del observador es posible comprender que su relativización también pueda depender de las condiciones psíquicas de aquél, dejando de ser tal re1ativización un milagro y cayendo dentro de los limites de la posibilidad (p. 29). Por esta razón Jung cree necesario introducir, junto al espacio, al tiempo y a la causalidad, "una categoría que no sólo nos permita entender los fenómenos de sincronicidad como una clase especial de los fenómenos naturales, sino que también abarque lo contingente, por una parte, como algo común y existente desde todos los tiempos y, por la otra, como la suma de incontables actos de creación individual que acontecen en el tiempo" (p. 123­1 24). YparaJung "todo acto de adquisición de la conciencia es un acto de creación" (1957:37). 66 67 Rosario Scrirnieri Sincronicidad y Vilo Nv()v,-; De ・セH@ modo, p uede llegar a entenderse mejor el alcance de esa recu. rrente presencia del número nueve en la l/lid NHOPO, que la crítica \'eiJ corno un resto de creencias periclitadas donde lo religioso y 10 astrológ¡co ccm il uían, pero de las que no se llegaba a poseer una clave de interpreu. ción que las transpusiera a un fenómeno o a un concepto explicable desde nues tra época. La sincro nicidad se encuentra en ese terreno donde natura. leza y psiyue mezclan sus fro nteras, donde materia y energía, de acuerdo COn los hallazgos de la física con temporánea, se interpenetran. Notas 1.- A partir de ahora mienrras no se indique a rra Cosa las citas de J ung proceden de ese libro. 2.- "Tu tt.avia, peró che mo rte volre lo nu mero del nove ha preso luogo tra le parole di nan:ú, onde pare che sia san za ragio ne, e !le la sua parota cotaJe nume. ro pa re che avesse molto luogo, convenesi di dire quindi alcuna cosa, acdó che pare al proposito conveni rsi. Onde prima diceró come ebbe luogo ne la SU4 partita, e poi n'assegneró alcuna ragio ne per che questo numero fue a lei cotantu amico" (XXVJ11, 3). Las citas de Dante proceden de la edición de la VillI NNOVO realizada por M. Colombo (1 993). 3.- " NN/WiIlOfN m', concepto de Rudolf Otto ("lo sagrado") para Jo indecible, lo enigmático, lo horripilante, lo completamente distinto, la propiedad experimentable directamente sólo en lo divino que le incumbe" (en 1994a:417). 4.- Relativamente tarde la critica se dió cuenta de la importancia de los números tres y nueve en la disposición de los poemas en la Vilo NNOI'O. Estos se ordenan simétricamente y el número tres es el principio gula de esta ordelUció n. La obra tiene rres canciones que constituyen Sus tres pilares temáticos, siendo el centro medio de la misma la segunda, dedia¡da a la visión profética de la muerte de Beatriz. En total contiene 31 composiciones y un ojo atento a! significado simbólico de las dos cifras que componen ese número descubre tam bién en ellas el signo de la Trinidad, que es Tres y Uno (Single ton 1968: 109). La primera canción está precedida de un nÚmero de poemas que forman un g ru po por si solo. Son diez y todas, menos una, son sonetos. La parte fina! es tá en perfecto equilibrio Con la inicial: a la tercera canción siguen diez poesías Ytodas son sonetos menos una. Por tan to, la primera y tercera partes son equidistantes y diferen cian las poesías más breves en un primer y en un tercer gr upo. En el cenrro, entre la primera y la tercera canción hay nueve poesías y la que Ocupa el centro exacto de este grupo es la segunda canción. que resulta ser el eje cen tral, tamo respecto dd número nueve como respecto dd número 」イ 」 セ@ Todo eUo no cabe duda de que es producto conscieme de un proyecLO; es ( urna una arquitectura externa, una fac hada que a pesar de su evidencia no fue por los IIXtores ィ。セエ@ la mitad de l siglo pasado. El esquema numérico q ue suele ofrecer en casi todas las ediciones de la V ,I,; Nvot'tJ cZセ@ 10; 1; 4 - 1I 4; 111 , 10 Oos números romanos correspo nden a las canciones) . Singletun prdicrc. dada la importancia simbólica del número nueve y dado que $e puede co nliderar el primer セ ッ ョ・ エッ@ como un prólogo y el úl timo como un epilogo, el siguiente esque ma: 1, 9; T; 4,11 , 4; JlI , 9, 1, subrayándose, así, según es te autor, que la disposición de los poemas va más allá de un meco designio de ornamentació n extrínseca y que contribuye a la fin alidad prime ra de la obra: "la ri,'dazione mediante segni che Beatrice é un miraco.lo, che ella stessa é un numero nove, il numero che, come i miracoli, é il prodotto di tre volte ue" (Singleton 1968:111), según las explicaciones que da el propio Dante en el capíruJo XXIX. En este sentido no puede dejar de citarse el importante trabajo de Gorni u /l era 1I0/w( IIV h'r(rO, donde realiza un penerrante y documentado estudio del alcance simbólico de los números y de los nombres en la l/tia NI/ova desde la perspectiva del paradigma dantesco. Además de en el o rden de las composiciones Gorru evidencia en la disposición de los sonetos "una discrezione o rganiza tiva che cerca, nelle cose, parametri d'ordine nume rico e figure di simmetria" (Go rni 1990:102). 5.- Sigo en estas explicaciones a Marie Louise von Franz en Le Irocce tld ftllmJ. De"'ltof;iolle ( k",p o, Como, Red Edizioru, 1986. 6.- La imagen del ánima representa la parte de la psique del hombre que tiene que ver con el sexo opuesto y coincide con la función menos diferenciada de la conciencia tOdavía subyacente en el inconsciente y de carácter opuesto a la funció n principal, la función del pensamiento racional y consciente. Se proyecta y aparece simbolizada por una figura especifia¡ que en el caso de D ante es Beatriz. Jung pone en evidencia tres aspeclOs en relación con este arquetipo: su conexión con el eros y con la vivencia de las relaciones amorosas externas pues la figura que la simboliza recae sobre aquella persona que mejor acoge las pro yecciones de la propia ánima. Es el eros, la atracción, la vinculación, el principio que confiere al ánima su especial importancia e intensidad. En segundo lugar, su relación con la función inferior, aquélla indiferenciada que todavía no ha sido integrada conscientemente en la conciencia; este f2sgo con fiere al ánima el carácter de ser arquetipo mediador entre el yo consciente y el inconsciente, donde se hipotetiza que yace el sí-mismo, centro generador tanto de la conciencia consciente como inconsciente. Debido a su proximidad con los arquetipos el áninu posc:c conocimientos superiores y es propulsora del co nocimiento y del desarrollo espiritual. Gracias a esta caracterlstia¡ surge el tercer aspecto del ánima que Jung denomina "función de lo sagrado" pues las expe' ·1.>U ><: 68 ()C) l •. I * -- _ Rosario Scrimieri ・セエ@ riencias que proceden del enc uentro coa arq uetipo tiene n el poder de IiglT al individuo COn la di mensión de lo tra nscendeme, desde donde se configuran y crean los presupuestos de una nueva vida para el sujeto que en tra en conuco to con ella. A lo largo de mi estudio " ¡'ído NNi!1I0 " i! ゥャQᄀZOGセ、nッ£エヲB@ trato de demos trar cómo progresivame nte la imagen de Beatriz pasa a simbolizar el arguctipo derá nima en Dame. セ・ョエゥ、 HIL@ 7. En este Von Franz pone de manifiesto la re/ación q ue hay en muchas lenguas entre las términos que se refieren a la acción nú merica de COn tar y al hecho de narrar, de "contar historias": rOI1/ore / r OI1/ori!; rOI1/or / orr rOI1/or,. romjUi!r / rorrOl1ler,' ?OÓÚI1 / er'{0ÓÚI1. "Queste etimologie mostrano che in origine I'uomo deve aver senti to che, quando raCconta un evento mitologico o archetipico, e come se contasse. 11 mito consiste in un ceeto ritmo orclinato di eventi" (Vo n Franz 1986:107). 8. - l.a invid uación es un "proceso que engendra a un individuo psicolÓgico" Oung, 1994a:41 S). Este hecho nos sitúa ante una dinámica de crecimiento, de ensanchamiento de la conciencia que en Dante, antes de trad ucirse en una poética nueva e "individual", presupone la aparición de un individuo moral y espiritualmente diferenciado. Este proceso vicaJ y su tra nsposición en poesía es lo que relata el " libello" a nivel simbólico desde la perspectiva de la psicología profunda junguiana; en concreto la fase de transición, cuando el sujeto, tras haberse afianzado como persona en su colectividad, tras haber fortificado La función principal que por nacimiento y bajo el in flujo de esa colectividad define su identidad, entra en con taCto con los aspectos indiferenciados e inconscientes de su personalidad, ligados a las funciones poco conocidas o desconocidas de la conciencia. La imagen arquetipica que impulsa ese proceso y en la que, a la vez, aquél culmina es la del ánima, proyectada en la figura COntigente y externa de Beatriz, que asume para la conciencia el valor de súnbol mediador en tre el yo consciente y el inconsciente. El proceso de individuacióno comienza por actuar sobre las funciones de la conciencia. El transcurso de un experiencia de muchos años y no una razón ° pnon'Ueva a Jung a hacer La distinción de cuatro fun ciones básicas q ue estruc turan a la conciencia y yue se orden an en dos pare jas de Contranos; Jos fun ciones racionales: el pensamien . to y e/ senomicnro; y J os irraClOruJes: la sensació n y I.a intuiCIón. Cada inillVl duo comienza a orientarse, a adaptarse y a e/a bo rar la Teo¡lidad a partir de una de: es tas (unciones; ¿s ta se desarrolla y dIferencia de un modo más imenso que las olfas, conviniéndose en la función dominadora, encontrándose siempre a disposició n de la volun tad consciente del individuo. Por eso se la denomina la función Superro r () di ferenciada y detetnuna el tipo psicológico. La fu nCIón Superior pertenece por tanto a la zona iluminada de la conciencia, mientras que su opuesra, llamada inferior, reside en eJ inconsciente; la pareja formada por las 70 Sincrorucidad y Vilo NkO/!O arras dos permanece en pane consciente y en parte inconsciente, consti tuyen do, la más próxima a la consciencia, la segunda funció n; y su opuesta, la tercera_ El proceso de individ uación, que corno media se irUci.a al comienzo de la segunda mitad de la vida, consis te en un hacer progresar en la proporción debida la diferenciación de las funciones q ue permanecen en el incun sciente. A lo largo de mi lfabajo doy cuenta deterUdamente de los rasgos y actividad de estas cuatro fun ciones en relación con el proceso de mad uración y crecimien to de la conciencia que se describe en la V ilo NkOIlO. 9.- Jung en el capirulo final del libro que nos ha servido de guía en este estudio, Lo PIirol()gía di! lo IrtzNyeri!l1ria, habla del denario, que además de representar la unidad corno ru Iin¡plex, es decir, la divinidad - el si-mismo, por tamo- simboliza también el resul tado fi nal del proceso de individuación (p. 173). En este sentido es significativo que Dame para referirse al año de la muerte de Beatriz acuda al simbolismo del número diez: "e secondo I'usanza nostra, ella si partio in quello anno 1.../ in cui lo perfetto numero [es decir, el diez) nove volte era compiuto in queUo centinaio nel quale in questo mo ndo ella fu posta, ed ella fue de Ii cristiani del terzodecimo centinaio" (XXIX, 1)_ 10.- Maria l.ouise van Franz observa que en este caso estamos describiendo una idea de continuidad diferente de la que se habla en los libros de matemáticas; una idea que se manifiesta en e! famoso dicho de Maria Profetisa al que se alude en nuestro trabajo al explicar e! símbolo de la uinidad en relación con el proceso de individuación: " El uno se hace dos, el dos se hace tres y del te rcero nace el uno bajo la fo rma de! cuarto" . Von Franz observa: "Maria canta fino a tre, e poi dice: quei tre sono in realta tutti quanti r uno; pecció concepis ce nuovamcnte I'unita dei tre e Ii rimene insieme come iJ qua nro. La nostra mente ordinariamente scorre in senso progressivo: conOamo 1, 2, 3, 4, 5..., formando una catena lineare; mentre, quando contiamo qualitativamente, possiamo fare la stessa cosa dicendo: ora ho iI quattro, lruI iI quanro e in [calta iI cootinuum dcll'uno nd tre, ande posso aggiungere quell' unita al trc: e onenere il quattro; oppure il cinque e l' uruta dd quattro, e cosi via. 1.../ casi come iI quatreo e l' unici del tre, e cosi via" (Von Franz 1986:123). 11 .- El arqueapo dd sI-mismo es la meta de la individuación y se refiere a él como "al con junto Integro de todos los fenómenos psíquicos que se dan en el ser humano y ,-!ue expresa la unidad y totalidad de la personalidad global" (1994b:S62) . La totalidad, meta de la individuación, que representa el 51-mismo, es un concepro transcendente cuyo referente, en último término, permanece Incognoscible e indeterminable. Empíricamente, sin embargo, el sí-mismo aparece en los miros, los sueños, como la figura dd profeta, del salvador, y desde la perspectiv:¡ 」イゥウエ。ョッ M ュ・、ゥセ。Q@ coincide coo la figura de Cristo. En último término, el si mismo se corresponde con la imagen del Dios en el alma. 71 Rosario Scrimicri ,I Sinc ro ruc idad y Vi/o I . 、 セ@ 12.- No nos es posible en este aróc ulo de tenernos en la explicación ¡, dinámica binaria, ternaria y c uaternaria inherente al proceso representado en Lo V"o NNOJlO. Me remiro una vez más a mi estudio de próxima puhlicación. 13. - "Nú mero por excelencia de los ritos medicinales, por representar la tri pIe sínresisl es decir, la ordenación de cada plano (corpora.], intelectual yespi. ritual) " (Ciilot 1991: 330). I 14.- En Cad A. Meier, Wolfang Pauli y Carl G. Jung. U" úl/er,omp/o tjJú/olar /932 -/953, Madrid, Alianza, 1996. Citaré en cada caso sólo el nombre de Ju ng o de Pauli, según sean las consideraciones de uno u o tro las traídas al texto_ 15.- "Dice Alberto Magno: "Enco ntré una explicación instructiva (de la magia) en el ú"ber dO/ Nro/illm de Avicena, en el q ue se afIr ma que en el alma huma na mora una cierra facultad ( nr/Nf ) de cambiar las cosas y de subordinar a ella las demás cosas, en particular cuando es arrebatada por un exceso de amor o de odio O algo semejante. l.'; encontré que la emocionalidad (offid,o) del alma humana es la caíz principal de todas esas Cosas fmagiaJ"; "l ../ Q uien desee conocer el secreto de hacer y deshacer todo eso, debe saber que cualquiera puede infl uir mágicamenre en todas las cosas si llega a ser presa de UD g ran exceso, y hacerlo con las Cosas que el alma le prescriba" (De m,ro!;¡/ú mNIT4Í; en 1983:42-43). 16.- Jung cita diversos casos de coincidencia acausal significativa, tanto de experiencia propia COmo ajena. Ci to a este respecto un caso de su propia observación: "Una joven paciente tuvo, en un momento decisivo de! tratamiento, un sueño d urante e! cual se le regalaba un escarabajo de oro. Mientras me relataba el sueño, estaba yo sentado de espaldas contra la ventana cerrada. De repente percibí detrás mio un ruido, como si algo golperara suavemente Contra la ventana. Volviéndome adverti que un insecto habfa chocado Contra la ven tana desde afuera. Abd la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analog.fa más próxima a Ull escarabajo de oro q ue cabe encontrar en nuestras latitudes, un fíor ohldf ,e/o",;; oNr%, la "ceetonia común de la rosa", q ue evidentemente se habla sentido impulsado, en contra de sus hábitos comunes, a penetrar en una habitació n OScura en ese preciso momento. D ebo admitir que ni antes ni después me ocurrió ningún caso semejante" (p. 3 1) l e'; "he mencionado q ue se tra ta ba de un trata miento extraordinariamente dificil, que, hasta llegar al sueño en cuestión, no había hecho progreso alguno. Para que se aprecie mejor b situación, de bo advertir q ue la razón principaJ residia en el o/I/m.la de mi paciente, educado en la filosofia cartesiana y aferrado de tal manera a su dgido concepto de la realidad, que ni los esfuerzos de tres médicos (yo era el tercero) hablan podido ablandarlo. Hacía falta evidentemente un acontecimiento irracional, que yo, desde luego, no podIa producir. El Sueno por si solo habla producido una leve 72 NHOPd conmoción en la posición racionalista de mi paciente. Pero cua ndo el escarabllo Uegó volando en la real idad, el ser natural dI:: ell a pudo romper la coraza de la posesio n del OP"dHf, con lo cual ta mbién se in ició el proceso de translormación" (p. 32-33) . 17.- "La compulsió n del no mbre" , fenómeno así denominado por Stekel, consis te en la coincidencia entre el apellido y las peculiariedades o la profesión de un ho mbre. Así, por elemplo el señor G ross (grande) padece de megalomarúa, el se ñor Kleiner (peq ueño) tiene un complejO de inferioridad, /. ../, el señor Feist (obeso) es minis tro de alimentación; /.../ el señor Freud (alegría) sostiene el principio de placer; el señor Adler (águila) sostiene la voluntad de poder; el señor Jung Qoven) la idea de renacimiento etc. ¿Trátase de absurdos caprichos del azar o de un efecto sugestivo del nombre, como parece suponer Steke1, o de "coincidencias significativas?" (p. 18). 18.- El primer acontecimiento de la historia de Dante y Beatriz enigmáticamente coincidente con el nú mero nueve es el de la fecha de su primer encuen0'0 , ambos a la edad de nueve años: "/ .../ quasi dal principio dd suo anno nono apparve a me, ed io la vidi da la fine del mio nono" (II, 2). Sigue el encuentro decisivo, también en sincronicidad con ese número, nueve años después, que de te rm ina el enamoramiento adul to de Dante: " Poi che furono pasati tanti die che appunto erano cornpiuti ti nove appresso I'apparimcnto sopraserino di q ues ta gentilissima, ne I'ultimo di quesri die avenn.e che questa mira bile donna apparve a me ves rita di colore bianchissirno / ... /" (III, 1). E n ese encuentro Dante advierte también la coincidencia del nueve con la hora en q ue Beatriz le saluda: "L'ora che lo suo dolcissÍlno salutare mi giunse, era ferma mente nona di queJJo giomo" enI, 2). y al concluir el capíruJo, después de la primera gran visión, se da cuenta inmediatamente de que la ho ra en que esa visión se ha producido "era la quarta de la norte stata" (III, 8), es decir, "la prima ora de le nove ultime ore de la norte", essendo la norte di dodici ore" (Colombo 1993: 43). La siguiente coincidencia con el número nueve se produce en el caplruJo sexto en el que Dante cuenta que al componer un serventesio dedicado a las sesenOl damas más hermosas de la ciudad, el nombre de Beatriz no admitia situarse en otro lugar que no fuera el noveno: "componendola, maravigliosarnente addivenne, cioe che in a1cuno a1 tro numero non sofferse lo nome de la mia donna stare se non in su lo nove, tea li nomí di queste donne" (V1, 2) . En el cap/ruJo décÍlnosegundo, cuando Dante narra la segunda gran visión, advierte al despertar la coincidencia de la "ora nona" con la aparición de la misma. Igualmente la tercera gran visión donde Dante ve la muerte de Beatriz (XXlTl) se produce er¡ sincronicidad con el nueve: durante nueve días Dante sufre una dolorosa enfermedad; en el noveno cae en un profundo estado de abat:imiento y delirando tiene la visjón. En el caplruJo XXIX Dante se 73 J 1, • SincroniciJad y V itd NllovfJ Rosario Scrimieri イ Nゥャセ@ Z[ Z セョjッB@ , ..; ./..$ extiende t;11 mOSlrar las coi ncidencias del número nueve con la fecha de il muerte de Beatriz -ocurrida el Il de junio de 1290- según los calendariO\ d: Ara bia, Siria y la era cristiana. Respecto de esta última, D ante observa qur 11 muerte de su amada ocurrió en el año en que el número perfecto, d diez, !oC había イ ・ーセイゥ、ッ@ nue ve veces en el siglo セャ@ "terzodecimo centinaio"- en q'.JI Beatri z hábía nacido, es decir, en el año 1290 del siglo xnr. y añade una cxp1 cación de ti po astrológico para mostrar por qué ese número era "tanto arniC<J di lei", re montándose al momento de la concepció n de Beatriz: "Perché qun· to nu mero fos se ta nto amico di lei, ques ta potrebbe essere una ragione: con Q(¡ sia cosa che, seco ndo Tulo meo e secondo la cristiana veritade, nove si;u¡o b cieJi che si muovono, e, secondo comune oppinione astrologa, li detri cieti arlo· perino (!ua giuso secondo Ja loro abitudine insierne, q uesto numero fue arrUCXI di lei per da re a intendere che ne la sua generazione tu tti e nove li mobili cid! pcrfeltissimamc nte s'aveano insicme" (XXIX, 2) . En aq uel momento i セ@ nueve cielos que también designan los correspondientes cuerpos celestes que contienen, se encontraban en perfecta conju nción; "neUa migliore possibilc dis posizione, erano in perfena armonia tra Joro e quindi esercitavano il meglio deUa lo ro influenza" (De Robertis 1980: 194). Y por último, la decisiva visión de Beatriz niña que dis uelve el conflicto de la "donna pietosa", ocurre en sin· cro nicidad con el número nueve: "quasi ne l'ora nona" (XXXIX, 1). 19.- E n mi trabajo "Vldo N Nt:JlO" t: i"diJlldNO¡ú¡', trato ampliamente sobre esta cuestión y so bre la interpretación del proceso representado en la Vil" NNOJlO de acuerdo con el símbolo de la trinidad. 20.- "Se la sfasatura tra le due nascite, come si potrebbe supporre, e di novt mesi circa, la data deUa nascita di Dante, so no il segno dei Gemelli (13 maggio - 14 giugno) del 1265, coinciderebbe con queUa del concepimento di Beatrice" (Gorni 1996:244). 21. - Jung cita en este sentido a diferentes pad res de la Iglesia: "La "creación continua" (rrt:dlio rOlf/¡',NO) no debe en tenderse solamente como una serie de sucesivos actos de creación, sino también como la eterna presencia de! único acto creador, en el sentido de que Dios "fue siempre el Padre y siempre generó al hijo (O rígenes, Dt: Pnúiplij, 1,2, 3), o de que es e! "eterno creador de los espíritus" (Agus tin, Co/t/u io/u.r, Xl, 31). D ios está contenido en su propia cre. ación, explica Agustin. Lo que acontece sucesivamente en el tiempo es simultáneo en el espíri tu de Dios: "Un orden inmutable vincula a las cosas mutables en una estructura, y en este orden las cosas que no son simultáneas en el tiem po existen simultáneamente fuera del tiempo" (próspero de Aquita nia, .felf/t:,,/iot: ex A,gN.r/ÚlO dt:lióo/dt:, XLI, ed. Mair.., vol. X, 2566). La sucesión temporal no tiene orden en la sabiduría eterna de Dios" (l .c., vol. LXlI) . An tes de la creación no habla tiempo ­el tiempo sólo comenzó con las 74 creadas: "El tiempo surgió de lo creado y no lo crcado del tiempo" . "No tiempo antes del tiempo, sino que el ríempo fue creado junto co n el (Anón., De TnPlül HI1/Ji/tHlllo. Ed. Maur., tomo V1 , 1488 C.) (p. 122 - ¡2..lj 22. - Según este orden "la sincronicidad no es más enigmática o misteriosa ".:.e los discon ti nuos de la fi sica. Es sólo la convicción arraigada de la omni F'Jlencia de la causalidad la que crea dificultades al entendimiento Y hace parecer lf1conc bible que puedan ocurrir o existir acontecimientos sin causa. Pcro c c:tislen, tenemos que considerarlos comO acras creadort;s, como la creación cLlntinua de un ordenarnie nw que existe desde siemprc, c¡ue se repite esporádlc.un , Yque no cabe derivar de antecedentes conocidos algunos" (p. 122ente セ i@ \ ?J) . 8ibUografla o. _ Alighieri, (\987). Conl!ivio, a cura di Piero Cudini. Milán:G arzanri. _ Alighieri, D. (1 993). VI/P Nllolla. P remessa di Maria Corrí. l ntroduzione e cura di Manuela Colombo. Milán:Feltrinelli. _ Cirlot, ]. E. (1991) . Dirriolfdrlo dI! /Ílllóolo.f. Barcelona:Labo[. _ De Robectis, D. (1980). "IntIod uzione" . En Alighieri, D ante, V lla N IIOIlI1, a cura di Domenico De Robertis. Milán_ Nápoles:Ricciardi. _ Gorni, G . (1990). u/lerll " ollle "MI/Nro. L 'ordínt: ddle core in Dan/e. Boloña:Il _ Jung,Mulino. C. G. (1957). 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Maur., tomo Vl , 1488 C) (p. 122- , •., .15 extil:nde en mostrar las coincidencias del nú mero nueve con la fecha de セ@ muerte de Beatriz -ocurrida el !l de junio de 1290- según los calendario\ eh Arabia, Siria y la era cristiana. Respecto de esta última, D ante observa qut 11 muerte de su amada ocurrió en el año en que el número perfecto, el diez, I.c había repf.tido nueve veces en el siglo -el "terzodecimo centinaio"- en qu: Beatriz hábía nacido, es decir, en el año 1290 del siglo XJ II. Y añade una exp1 cació n de tipo astrológico para mostrar por qué ese número era "tantO amJC(¡ di Id', remontándose al mo mento de la concepción de Beatriz: "Perché qUtl. (O numero fosse ta nto amico di lei, ques ta po trebbe essere una ragio nc: con DO sia cosa che, secondo Tolomeo e secondo la cristiana veritade, nove siano h cidi che si muovo no, e, secondo comune oppinione as rrologa, ti detti cieu aclo· perino qua giuso secondo la loro abitudine insieme, ques to nu mero fu c: amiCll di lei per dare a intendere che ne la sua generazione tu tti e nove li mobili cie.b perfe ttissimamente s'aveano insicme" (XXIX, 2) . En aquel momento i セ@ nueve cielos que también designan los correspondientes cuerpos celestes que contienen, se enconreaban en perfecta conjunció n; "nella migliore possibilc disposizione, erano in perfena armonia tea loro e quindi esercitavano iJ rneglio deUa loro influenza" (De Robertis 1980: 194). Y por úl timo, la decisiva visión de Beatriz niña que disuelve el conflic to de la "donna pietosa", ocurre en sin · cronicidad con el número nueve: "quasi ne I'o ra nona" (XXXIX, 1). 19.- E n mi trabajo "Vidu NNfI/O" f Ii'tÚiJÚINOátfl/ trato am pliamente sobre esta cuestión y sobre la interpretación del proceso representado en la VJi4 NNOI/O de acuerdo con el símbolo de la trinidad. 20. - " Se la sfasarura rea le due nascite, come si potrebbe supporre, é di nove mesi circa, la data della nascita di Dante, sono il segno dei Gemelli (13 maggio - 14 giugno) del 1265, coinciderebbe con quella del concepimento di Beatrice" (Gorni 1996:244) . 21.- Jung cita en este sentido a diferentes padres de la Iglesia: "La "creación continua" (crfot,rJ COl/tÚ'NO) no debe entenderse solamente como una setie de sucesivos actos de creación, sino también como la eterna presencia del único acto creador, en el sentido de que Dios "fue siempre el Padre y siempre generó al hijo (Orlgenes, Df Pn iuipú:r, 1, 2, 3), o de que es el "eterno creador de los espíritus" (Agustín, COl/júi(}l1u, XJ, 31 ). Dios está contenido en su propia cre. ación, explica Agustln. Lo que acontece sucesivamente en el tiempo es simultá neo en el espíritu de Dios: "U n orden inmutable vincula a las cosas mutables en una estructura, y en este orden las cosas que no son simultáneas en el uempo existen simultáneamente fuera del tiempo" (próspero de Aq uitania, j 'fl/kl/túu セク@ AgNJtilfo dfli/Jotuf, XLI, ed. Mm.., vol. X , 2566). La sucesió n temporal no tiene orden en la sabiduría eterna de Dios" (1.c., vol. LXII) . An tes de la creación no había tiempo ­­el tiempo sólo comenzó con las 74 Z@ N セョ j ッB@ l :'­)j . Según este orden "la sincronicidad nO es más enib7fTlática o misteriosa 22.­ <;..;.c los discontinuos de la fisica. Es sólo la convicción arraigada de la omru- r') lcncia de la causalidad la que crea dificultades al entendimien to Yhace pareca inconcebible que puedan ocurrir o existir acontecimientos sin causa. Pero 11 exis ten, tenemos que considerarlos comO actoS creadores, como la creación cuntinua de un ordenamien to que existe desde siempre, que se repite cspo rá, Yque no cabe derivar de antecedentes conocidos algunos" (p. 122dlclll1 ente \ セSI N@ BibUografla _ Alighieri, D. (1987). COI1/.J/Pio, a cura di Piero Cudini. Milán:Garzanti. _ Alighieri, D. (1993). Vilo Nl/oPo. PremeSs a di Maria Coro. l ntroduzio ne e cura di Manuela Colombo. Milán:Feltrinelli. _ Cirlot, J. E. (1 991). DiaitJI/pno de Jílll/JtJ/oJ. Barcelona:l .abo r. _ Oc Robertis, O. (1980). "l nteod uzione" . En Alighieri, Dante, V¡Jo N JlOPo, a cura di Domenico De Roberos. Milán _Nápoles:R.icciardi . _ Gorni, G. (1990) . Le/lerp "ome Iflllfllro. L 'ordil1f dd/f cOU in DOIf/(. Boloña:ll _ Jung,Mulino. C. G. (1957). PJi(%glo.J o/qNilll'iz. Buenos Aires:Santiago Rueda. _ Jung, C. G . (1983). Lo ¡fI/(rprelociÓfl de /0 flo/Nro/fZ°.J /0 p JiqJlf. Barcelona:Paidos. a). _ Jung, C. G .. 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