Palacio Abacial, símbolo del poder feudal del Monasterio de Sant Cugat

Aprovechando los restos de un edificio más antiguo, seguramente un hospital, en el siglo XIII se construye un castillo donde los diferentes reyes de Aragón pasaban algunas temporadas. La fortaleza, símbolo del poder feudal del Monasterio, acontece finalmente la residencia del abad a partir del siglo XIV. Dispone de una cisterna anexa y elevada para abastecer de agua a los monjes y el surtidor del Claustro. La orden de Felipe V de destruir los castillos catalanes obliga a transformar el edificio en un palacio, de forma que se alteran las fachadas y se construye encima del antiguo patio gótico. Desde la exclaustración monástica, acoge la casa parroquial.

Palacio abacial

De hospital a Palacio Abacial

En el siglo X hay un primer edificio en el lugar que hoy en día ocupa el Palacio Abacial, probablemente un hospital para acoger a pobres y peregrinos. Doscientos años más tarde, el hospital se traslada al otro lado de la plaza de Octavià, en la calle de nombre homónimo.

Aprovechando los restos del edificio anterior, en el siglo XIII se construye el castillo de Octavià, ampliado en el siglo XIV. Más que una fortaleza militar, siempre ha sido un elemento de prestigio, símbolo del señorío feudal de los monjes. Diferentes reyes de Aragón lo empleaban para pasar temporadas, de forma que cumple la misma función que el palacio real de Poblet o el de Santas Creus. El 1343 sirve de prisión al rey Jaime III de Mallorca, derrotado por Pedro III el Ceremonioso.

Para atender la orden de Felipe V de destruir las fortificaciones, en 1716 los monjes optan por abrir ventanas y balcones en las fachadas con la finalidad de que pierda el aire militar y adopte la fisionomía de un palacio, el del abad. Sobre las almenas se construyen tejados y los espacios que hay entre ellos se tapian o se transforman en ventanas. También se elevan los techos interiores y se colocan puertas más altas y señoriales. El abad Llupià edifica el patio gótico y cubre la escalera, y también planta su escudo en el frontón de la nueva puerta de entrada. El 1844 se convierte en casa rectoral, una función que todavía desarrolla.

cisterna del monasterio

Cisterna del Monasterio

El abastecimiento de agua en el Monasterio y la villa de Sant Cugat ha sido siempre por medio de pozos. La construcción del Claustro románico y la voluntad de querer disponer de un surtidor central obliga a ir a buscar el agua a una cierta distancia y a construir una mina o conducción…

que acabe en una cisterna elevada. De este modo la diferencia de nivel entre la cisterna y el centro del Claustro permite que, por medio de un vaso comunicante, haya bastante presión para hacer salir un rayo vertical.
El Monasterio está situado entre dos rieras, la de Sant Cugat y la de Vulpelleres. Por razones topográficas, se escoge la segunda, que facilita el trazado de la conducción desde el origen hasta el cenobio. El agua transportada es de uso exclusivo del Monasterio y solo en un corto periodo del siglo XVIII también alcanza la única fuente de la villa. En el momento de la desamortización, como es natural, es uno de los primeros bienes reclamados.
La cisterna es un cuerpo prismático construido con sillares, de planta rectangular, actualmente integrado en el Palacio Abacial. En el espacio norte, hay una portezuela de hierro que actuaba de aliviadero, bajo la cual había habido un sepulcro romano de mármol que hacía de abrevadero, que hoy en día se localiza en el Museo de Arqueología de Cataluña, sustituido por una pica de piedra. Encima de la portezuela se encuentra la representación más antigua del escudo heráldico del Monasterio, consistente en un castillo: el castrum Octavianum.