Serenatas de sirena

Acapulco o cómo un pueblo costero se convirtió en el destino más popular de México

Este enclave alcanzó su auge en los años 50, cuando artistas de Hollywood y aristócratas suspiraban por bañarse en sus playas.

A caballo entre un casco histórico de ADN típicamente mexicano y una pintoresca bahía semicircular, Acapulco alcanzó su punto álgido de popularidad en la década de 1950, cuando la ciudad todavía era demasiado cara para que la visitara el turista medio. El viaje de Eduardo, Príncipe de Gales, en 1920, y el haber sido elegido como el exclusivo destino de las élites de Hollywood, incluidos Elizabeth Taylor y Frank Sinatra, contribuyeron a su fama mundial.

Acapulco
Foto: Shutterstock

Desarrollo, divino tesoro

Pasar de ser una ciudad de apenas 5.000 habitantes hasta 50.000 en tan solo un par de décadas solo se consigue con inversión, infraestructura, desarrollo inmobiliario y un buen propósito, el de convertirse en un destino turístico de talla mundial. Por eso la carretera de dos carriles que unía Ciudad de México con Acapulco y por la que transitaban famosos veraneantes como Diego Rivera, Frida Kahlo y María Félix fue reemplazada en 1992 por una más que necesaria autopista que ayudó a reducir el trayecto entre ambas ciudades de siete horas a aproximadamente tres y media. Junto a carreteras e infraestructuras también llegó el aeropuerto, el principal del sinuoso estado de Guerrero. Y así terminó de formarse un destino que no ha parado de reinventarse.

Pero antes de que esa carretera se convirtiera en un viaje de fin de semana para la creciente clase media de México, Acapulco ya era el favorito de la élite de Hollywood quienes, sin poder viajar libremente por Europa durante la Segunda Guerra Mundial, llegaban en barco hasta este puerto tropical. En las décadas de 1950 y 1960, Acapulco surgió como un destino secreto para las celebridades de primer nivel de California y, durante las décadas siguientes, pasó de ser una tranquila ciudad costera a una ciudad en expansión con una población de alrededor de dos millones de habitantes en época vacacional. El boom fue ya imparable.

 

Elvis Acapulco
Elvis Presley, Ursula Andress y Alejandro Rey en el filme 'Diversión en Acapulco'. Getty Images

Y mientras el destino turístico cogía fondo y forma, la historia de Acapulco seguía aportando valor al destino, no obstante Acapulco es poseedor de algunos de los vestigios más antiguos del continente americano y tuvo con un papel importante en la Guerra de Independencia de México y la Revolución Mexicana. Adentrados ya en el siglo XX, y como abanderado del turismo más exclusivo del país, y tras alcanzar fama mundial, sobre todo entre el público mexicano, se posicionó como destino ideal para un turismo de masas y también de libertad. Todos querían estar en Acapulco.

 

Acapulco
Clavadistas en Acapulco. Foto: Shutterstock

Modelo turístico de sol, playa y saltos

Nadie duda que Acapulco es hoy un laboratorio internacional para el crecimiento, evolución y desarrollo de la infraestructura y los servicios turísticos. Pero la evolución turística de un destino como Acapulco no ha sido muy diferente a la de otros destinos parejos que encontraron en el sol y la playa sus grandes aliados para el desarrollo. Su consolidación como destino de playa de talla nacional e internacional acarreó importantes avances para la economía nacional y los movimientos sociales, creando un lugar único en el mundo y una fuente de ingresos recurrente para la ciudad. 

 

A nivel urbano, Acapulco cuenta con varias áreas de desarrollo turístico que van desde el área dorada, densamente construida y con un atractivo principal, el golf, hasta el casco histórico. Y es precisamente esta parte, el casco antiguo de Acapulco lo que muchos visitantes consideran México en estado puro: una plaza tradicional con un zócalo animado y una iglesia que junto a los vendedores ambulantes forman la perfecta imagen de postal mexicana. Ya solo queda añadir el atractivo turístico por el cual Acapulco fue, definitivamente, ubicada en el mapa mundial: los ‘clavados’, o lo que es lo mismo, los saltos desde la Quebrada, a 35 metros de altura, y que se practican desde 1934.

 

Aunque hay una tercera tendencia que comienza a hacer sombra a todo lo anterior y que surge  fruto de su constante renovación como destino de Acapulco y que está liderada por el lujoso Banyan Tree. Ubicado en lo alto del espectacular acantilado en Puerto Marqués, este alojamiento ha abierto la veda para la creación de otro modelo de desarrollo turístico más sostenible en medio del trópico, un ejemplo más de cómo un solo hotel puede cambiar el destino de un lugar.

 

Y si no que se lo pregunten al más famoso de todos los hoteles que hay en este destino: Los Flamingos. Ubicado sobre acantilado con vistas al Pacífico, este icónico, pero de verdad, edificio de color rosa pastel, es uno de los establecimientos más antiguos y conocidos de Acapulco, una cápsula del tiempo de una época anterior. Este hotel, que aún resiste en los acantilados del puerto, fue el escondite de John Wayne y Johnny Weissmüller en Acapulco cuando en los años dorados de Hollywood artistas, políticos y príncipes viajaban al destino en busca del glamour y la brisa tropical del pueblo costero más antiguo de México.

 

Capacidad de reinvención

Fue durante la década de 1990 cuando Acapulco dejó casi definitivamente de atender a las estrellas de Hollywood para convertirse en un símbolo del turismo interno en busca de un México más auténtico que no ofrecían otros destinos más esterilizados de turismo local como Los Cabos o Cancún. Y a pesar de que no se puede negar que ha atravesado etapas problemáticas en cuanto a seguridad que han afectado de manera notable a su imagen, Acapulco siempre visualiza un futuro mejor mientras continua renovando edificios, reconstruyendo fachadas y pintando de colores los barrios residenciales históricos. Al fin y al cabo, 100 años de turismo no son nada.