El Amianto, el Cáncer, Cartagena y lo Tranquilico que Vivimos los que no Vamos a la Escuela

Juan Eladio Palmis | Opinión | Cartagena | Escribo y digo Cartagena, la cortijá de Cartagena; pero, el asunto le afecta de lleno a toda la cortijá murciana que, al parecer, está realizando serios y revolucionarios estudios políticos para pasar a ser un territorio dependiente en todo, del soberano Estado del Vaticano, porque total, para lo que nos queda libre del dinero público presupuestado bajo la insignia de la cortijá, sería una solución económica cojonuda.

Resulta curioso; pero triste y lleno de calificativos horrendos, que toda una sociedad, la cortijera, babosee: se abra la faja al mejor estilo perullo tradicional, y le endiñe las perras públicas que quiera el clero vaticano para sus barrigueos. Pero, a renglón seguido, toda la sociedad en su conjunto se vuelva y aplaste a los más débiles, incluidos sus propios hijos.

Techos de Fibrocemento Ondulado (Amianto) en las escuelas  públicas de Cartagena

Dicen, los muy…muy, que no hay dinero para eliminar los amiantos de los colegios; pero TAMPOCO HAY UN ESTUDIO ECONÓMICO DETALLADO  que cuantifique el número, los metros cuadrados de amianto que cubren los tejados de nuestras escuelas, de las escuelas de nuestros hijos, mientras ya están apartados los dineros que nos van a costar (apartados y falte para pan) los jubileos caravaqueños del próximo año que toque, más las cuantías que dan ornato y prestigio al ayuntamiento cortijero cartagenero que lleva, en el puesto número uno, a barra libre económica todas las numerosas obras sacras vaticanas en la trimilenaria y pico.

Se habla por ahí que con seis millones de euros se acabaría todo el riesgo que corren nuestros menores y su profesorado y gente en general de los locales, respirando amianto en los centros públicos de enseñanza; pero como hasta ahora lo único que se está haciendo es garbillar agua, hablar y hablar, supuesto que la política cortijera va encaminada en la dicha línea política de convertirnos en una región adscrita al papado vaticano, a los niños y jóvenes, gente todavía débil en el escalafón social, los sometemos al riesgo que sea con tal que nada trueque la posibilidad de que nuestros impuestos vayan todos directamente a ser administrados por el clero vaticano y su bandera.

Puede todo el mundo intuyamos, que es mucho más importante para nuestra sociedad, en el caso de la cortijá de Cartagena, que antes de quitar el amianto de los tejados de las escuelas e institutos, sea haga una enorme pelota de aire política, de las que intentan arañar votos para las elecciones, que quitar el amianto sin demora y por la vía de urgencia, supuesto que ya se tiene conocimiento científico de la maldad efectiva del producto; que da la casualidad (sólo es una casualidad) que el amianto no se encuentra en el tejado de ningún colegio regido por religiosos vaticanos o sus afines en bandería; o en tejados de iglesias, conventos, techumbres de cofradías; y sí y, parece que en todas, las escuelas públicas; porque ya sabemos que no es lo mismo colegio que escuela.

En Cartagena, simplemente, a día de hoy, se están realizando obras para el patrimonio extranjero vaticano, que si solamente enumeramos así por encima encima las conocidas de Santa María, el edificio de varias alturas junto a la basílica, la catedral vieja, San Ginés, dinero para cofradías, exenciones fiscales, pago de suministros de energía y agua, y un largo etcétera, puede que se superen en un solo año el costo de eliminar el amianto de todos los techos de las escuelas públicas.

Escuelas públicas que, por otro lado, cuando entremos en dependencia directa de la bandería vaticana, no hay razón histórica que existan, ya que siguen emperradas en imprecisiones científicas que alejan a nuestros niños de la verdad del paraíso terrenal, y el árbol del bien y del mal.

Por eso no suelen llevar los alumnos uniforme.

Salud y Felicidad.

Autor: Juan Eladio Palmis © 2018 Bajo licencia Creative Commons 4.0

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«EXPOSICIÓN AL ASBESTO Y EL RIESGO DE CÁNCER» NIH- (EEUU)

¿Qué riesgos para la salud representa la exposición al asbesto?

Es posible que la gente esté expuesta al asbesto en su trabajo, en su localidad o en sus hogares. Si los productos que contienen asbesto se sacuden, fibras pequeñas de asbesto se desprenden en el aire. Cuando se inhalan las fibras de asbesto, es posible que se alojen en los pulmones y que permanezcan ahí por mucho tiempo. Con el tiempo, las fibras pueden acumularse y causar cicatrices e inflamación, lo cual puede dificultar la respiración y llevar a serios problemas de salud (6).

El asbesto ha sido clasificado como un cancerígeno humano reconocido (sustancia que causa cáncer) por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS), por la Oficina de Protección Ambiental (EPA) y por la Oficina Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) (2378). Según la IARC, hay suficiente evidencia de que el asbesto causa mesotelioma (un cáncer relativamente poco común de las membranas delgadas que revisten el pecho y el abdomen), y cánceres de pulmón, de laringe y de ovario (8). Aunque es un cáncer poco común, el mesotelioma es la forma más común de cáncer asociada con la exposición al asbesto. Hay limitada evidencia de que la exposición al asbesto esté relacionada con riesgos mayores de cánceres de estómago, de faringe y de colon y recto (8).

La exposición al asbesto puede también aumentar el riesgo de asbestosis (enfermedad inflamatoria que afecta los pulmones y causa dificultad para respirar, tos y daño permanente al pulmón) y otros trastornos no cancerosos de la pleura y de los pulmones, incluso las placas pleurales (cambios en las membranas que rodean el pulmón), el engrosamiento de la pleura y los derrames pleurales benignos (acumulación anormal de líquido entre las capas delgadas de tejido que revisten el pulmón y la pared de la caja torácica). Aunque las placas pleurales no preceden al cáncer de pulmón, existen pruebas que sugieren que las personas con enfermedad de la pleura causada por la exposición al asbesto pueden tener un riesgo mayor de cáncer de pulmón (29).

La erionita ha sido clasificada también como cancerígeno humano reconocido por la IARC (8) y por la HHS (3). En la actualidad, la EPA no regula la erionita.

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer – NIH –(Estados Unidos)

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