Ser indolente significa, palabras más palabra menos, no mostrar interés o preocupación, ante el padecer ajeno, es decir, ser indiferente ante las adversidades de quienes nos rodean. Cuando la indolencia es de carácter personal, sin dejar de ser indeseada, las consecuencias de aquel comportamiento, o actitud, podría no ser tan dañina o significativa. Sin embargo, cuando la indolencia se hace norma, cuando la indolencia se generaliza, la situación se hace verdaderamente preocupante y , lamentablemente, esa indolencia parece ser la nota más característica de la sociedad mundial, pero muy particularmente parece estar representando, en la actualidad, al gentilicio y a el Estado Venezolano en general .

En un país normal, el Estado-Nación está formado por el Gobierno y sus Instituciones. En Venezuela se da la particularidad que el Gobierno y el Estado son la misma cosa pues casi todas las Instituciones no son más que apéndices del primero. En este sentido, en Venezuela hablar de un Estado indolente vale lo mismo que simplemente decir un Gobierno indolente. El porqué aseguramos que en Venezuela estamos en presencia de un gobierno indolente salta a la vista. Acá unos cuantos ejemplos.

Primeramente, en Venezuela una gran cantidad de personas está buscando comida de la basura porque su salario, si lo tuviese, no le alcanza para la alimentación y, entre tanto, el Gobierno más que mostrar preocupación al respecto sólo niega el hecho.

Es mentira, según el Estado

En Venezuela millones de venezolanos salen del país a buscar las oportunidades, de trabajo o estudio, que acá no encuentran y el Gobierno se mantiene totalmente indiferente a la diáspora que crece día a día.

Fuga de talento

En Venezuela gran cantidad de personas están bajo la amenaza de la muerte por falta de medicamentos en algunos, casos inexistente en otros casos inaccesibles. El gobierno por su parte dice que todo está normal y sus planes de salud alcanza a toda la población y son falsas la carencias de medicamentos que se exponen por lo medios de comunicación.

En Venezuela cientos de miles de niños no asisten a las escuelas porque sus padres no tienen dinero para comprar la comida ni recursos para sostener la dinámica escolar, en general. Así, los chamos tienen que prematuramente salir a trabajar para conseguir algún dinero que les permita adquirir algún alimento adicional que el salario de los padres no permite adquirir. El gobierno, por su parte, habla de una calidad educativa en el país, por tanto , niega el problema de la deserción escolar y las causas asociadas a aquella.

En Venezuela se expenden en los espacios públicos, y en cualquier tarantatín informal, los pocos alimentos existentes en precios que superan hasta en un 5000% ( y más) a los verdaderos precios de los productos y lo más sorprendente es que esto ocurre a la vista complaciente, y a veces promotora, de las autoridades llamadas a regular e impedir tales atropellos económicos.

El nuevo Mercado Persa venezolano

Son estos unos pocos ejemplos, de muchos que pudiésemos exponer, para evidenciar la indolencia del Estado-Gobierno ante el sufrimiento y los problemas del pueblo venezolano.

La indolencia de la gente

Lamentablemente, como consecuencia de la indolencia gubernamental se ha extrapolado al pueblo llano de Venezuela una suerte de indolencia generalizada donde cada cual sólo parece preocuparse por sí mismo, y su entorno más cercano, contrario a la supuesta solidaridad que caracterizaría al pueblo bajo las orientaciones del seudo socialismo venezolano.

Así, hoy vemos el ejemplo más cercano, y crudo, de la indolencia de la gente con sus semejantes en la manifestación de un comercio informal, llamado en Venezuela bachaqueo, donde da tristeza que un pequeño comerciante, si se les puede llamar así, se muestra de espalda a situación del amigo, del vecino, y les ofrece los productos a precios exorbitantes fuera del alcance de aquellos.

Hoy en Venezuela la gente, en acto de sobrevivencia natural, se golpea, se insulta y se ven como enemigos que luchan por lo mismo en las colas de alimentos que forman ya parte de la cotidianidad del venezolano. Los tiempos cuando los venezolanos se regalaban, por ejemplo, un poquito de café, de azúcar, o sal, forman parte de un anhelado pasado. Contrariamente hoy esas pequeñas porciones de alimentos se expenden en las llamadas teticas y sólo las podrá obtenerlas aquel que pueda pagarlas, sin importar que quien las necesite sea un niño hambriento, una mujer embarazada o un solitario anciano necesitado.

Hoy en Venezuela la gente, en acto de supervivencia natural, se golpea, se insulta y se ven como enemigos que luchan por lo mismo en las colas de alimentos que forman ya parte de la cotidianidad del venezolano. Los tiempos cuando los venezolanos se regalaban, por ejemplo, un poquito de café, de azúcar, o sal, forman parte de un anhelado pasado. Contrariamente hoy esas pequeñas porciones de alimentos se expenden en las llamadas “téticas” y sólo las podrá obtenerlas aquel que pueda pagarlas, sin importar que quien las necesite sea un niño hambriento, una mujer embarazada o un solitario anciano necesitado.

En la lucha no hay solidaridad sólo indiferencia

Esperemos que las cosas cambien pronto y Venezuela vuelva a ser ese pueblo donde la gente era solidaria y preocupada por sus semejantes, hoy eso resulta sumamente difícil porque todos en una actitud, naturalmente humana, esencialmente se preocupan por sobrevivir, es decir, en Venezuela se lleva a cabo una lucha individual por la supervivencia aunque otros lo pretendan ocultar y negar.

....Hasta un proximos post amigos steemitians