Créditos de biodiversidad: ¿Qué son, cómo funcionan y cómo está evolucionando el mercado voluntario?
Analizamos los tipos de compensaciones y créditos, las dificultades que presenta el monitoreo de biodiversidad, y las tendencias de este sector en pleno desarrollo.
En el newsletter de enero de este año hablábamos sobre la 15a Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica (COP15), en la que se debatió la crisis de pérdida de biodiversidad y se definió el objetivo de proteger al menos 30% del área terrestre y del área marina en el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal. El documento incluyó la necesidad de “estimular esquemas innovadores de financiamiento como el pago de servicios ecosistémicos, bonos verdes, compensaciones y créditos de biodiversidad, mecanismos de participación en los beneficios, con amparos ambientales y sociales”.
Aunque la idea de créditos de biodiversidad parece nueva, el término tiene al menos 20 años en la literatura científica.
Hasta hace relativamente poco estuvo asociado a la compensación de daños sobre ecosistemas, pero a medida que la coyuntura política, económica y social converge para impulsar soluciones climáticas, avanza un mercado voluntario de créditos enfocados en la conservación y regeneración de la biodiversidad.
De un lado están las empresas y los gobiernos que necesitan financiar proyectos de este tipo para llegar a sus objetivos ambientales; del otro, terratenientes o comunidades que necesitan financiamiento para llevar a cabo tareas de conservación y de regeneración, y/o para evitar que se produzcan cambios de uso del suelo hacia la ganadería, agricultura o forestaciones. Veamos más de cerca de qué se trata este sector.
Biocréditos versus mecanismos de compensación
El mercado está en una etapa incipiente, de definiciones. La primera: distinguir entre créditos de biodiversidad o biocréditos y mecanismos de compensación de biodiversidad.
Los mecanismos de compensación tienen que ver con reparar impactos negativos (World Economic Forum). Es decir: si, a través de sus acciones, una empresa tiene un impacto negativo en indicadores de biodiversidad de un ecosistema en el que opera, puede llevar a cabo acciones para reparar o compensarlo y restaurar el equilibrio.
Los créditos de biodiversidad, en cambio, surgen de acciones de conservación ante amenazas inminentes, y de restauración y renaturalización de tierras. El WE Forum los define de esta manera:
“Los créditos de biodiversidad son un instrumento económico para financiar acciones que generen resultados positivos medibles para la biodiversidad, mediante la creación y venta de unidades de biodiversidad”.
Es decir: cualquier empresa que tenga entre sus objetivos regenerar naturaleza o tener un impacto ambiental positivo puede invertir en créditos de biodiversidad para impulsar la restauración de un ecosistema en cualquier punto del planeta y citar los resultados como parte de su plan de acción.
Aunque existen diversos actores dando forma al mercado con su quehacer individual, existe una Alianza de Créditos de Biodiversidad integrada por el Programa para el Medio Ambiente de la Organización Naciones Unidas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Agencia de Desarrollo Sueca, con unos 80 miembros (científicos/as, académicos/as, conservacionistas, fijadores de estándares, pueblos originarios, comunidades locales y participantes del sector privado). Su misión es sentar las bases del mercado: definiciones, dinámicas de demanda, calidad e integridad, monitoreo, etc., y orientar a los participantes fomentando buenas prácticas.
La oferta de créditos de biodiversidad todavía es escasa: de acuerdo a un artículo de Yale Environment 360, “menos de pocos cientos de acres”, pero hay muchas empresas desarrollando proyectos que verán la luz en los próximos años.
De acuerdo al artículo del WE Forum mencionado previamente, el costo de frenar la pérdida global de biodiversidad se estima 722 mil millones y 967 mil millones de USD por año, y actualmente solo se destinan entre 124 y 143 mil millones a esfuerzos vinculados a ello.
Lo incipiente del sector se evidenció en la ausencia del tema en la última Cumbre de Cambio Climático (COP28). Al cierre de esta edición hablamos con Ana Laura Sayago, socia de la Cooperativa Coopsol y representante de productores de miel en la red Latinoamericana de FairTrade, que asistió para sondear formas de asegurar un ingreso justo para pequeños productores a través de créditos de biodiversidad. “El tema estuvo ausente en medidas concretas. Esta es una COP que por primera vez habla de pequeños productores de sistemas agroalimentarios en diferentes eventos, que se lo empieza a tomar en cuenta como actor con incidencia, pero todavía no existen herramientas concretas, la discusión sobre cómo implementar esto no está en boga”, nos compartió.
Funcionamiento y complejidades de los créditos de biodiversidad
Para emitir un crédito de biodiversidad, las empresas que desarrollan los proyectos identifican un territorio a conservar o a restaurar y generan vínculos con quienes detentan la propiedad de la tierra para sentar una línea de base (con indicadores como número de especies, integridad del ecosistema, etc.), y elaborar un plan para proteger y/o mejorar el hábitat durante un período de tiempo. En determinados intervalos, se monitorea el progreso.
Los proyectos de intervención pueden ser variados de acuerdo al estado del ecosistema y al indicador o al grupo de indicadores que se quiera mejorar. En ecosistemas en buen estado, los proyectos suelen ser de conservación, trabajando con las comunidades locales para resguardar el avance de la frontera agropecuaria y forestal. En tierras degradadas, los esfuerzos se orientan a intervenciones de restauración ecosistémica, desde reforestación con especies nativas hasta rewilding.
Para la Alianza de Créditos de Biodiversidad, un principio clave es una idea proveniente del mercado voluntario de CO2: la adicionalidad. Es decir, que los biocréditos representen una mejora cuantificable de un ecosistema degradado o la protección de un ecosistema bajo amenaza inminente y demostrable. El fin es evitar que se pague por la protección de tierras saludables protegidas por regulaciones u otros medios.
Como dijimos en nuestro análisis del mercado voluntario de CO2, la adicionalidad suena coherente, pero no es lineal. Un caso emblemático es la Ley de Bosques de Argentina: las tierras protegidas por ella no estarían ‘en peligro’, pero como algunas provincias no enviaron sus inventarios de zonas protegidas, sigue avanzando la deforestación sobre ellas. La adicionalidad también afecta a los pequeños terratenientes que vienen haciendo las cosas bien, pero que no tienen ingresos por conservar: no aplican en la lógica de la adicionalidad, pero tampoco pueden sostener la manutención de esas tierras que están protegiendo.
En lo que respecta a monitoreo, reporte y verificación (MRV), es clave entender que certificar y monitorear biodiversidad es mucho más complejo que monitorear CO2, ya que no hay una sola línea de base o “métrica de biodiversidad” estándar. “Para la medición de biodiversidad hay que considerar muchos grupos distintos de seres vivos (microorganismos, artrópodos, etc.), y algunos son más difíciles de monitorear que otros: por ejemplo, es más costoso y variable comprender las acciones para favorecer la diversidad de bacterias o meso-fauna del suelo con respecto a las de plantas”, explica el Dr. Lucas Garibaldi, investigador del CONICET, director del IRNAD-CONICET-UNRN, co-chair del próximo informe de IPBES y asesor científico de Antom.la. En este sentido, varios emprendimientos están desarrollando frameworks (ver en la siguiente sección).
La empresa colombiana Terrasos, que estructura y opera proyectos para emisión de bonos de biodiversidad, tiene diversos documentos; entre ellos un protocolo detallado para la emisión de bonos y un análisis sobre las diferencias entre los bonos de CO2 y de biodiversidad. Este último destaca algunos temas importantes.
Reconocer que los ecosistemas son muy diferentes, pero que hay que establecer códigos comunes: “‘normalizar’ entre distintas intervenciones de gestión y lugares, basándose en un conjunto de criterios que representen la importancia ecológica global. Por ejemplo, el uso de la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN como norma mundial para evaluar los riesgos”.
Que es necesario incorporar tanto criterios naturales como sociales, asegurando las necesidades financieras de los actores involucrados; que hay que combinar hitos de gestión e hitos ecológicos con el cronograma de pagos para generar los incentivos adecuados; y una temporalidad larga (30 años o a perpetuidad) para evitar tomar como positivas o negativas variaciones anuales por factores externos como las condiciones climáticas.
Finalmente, plantea complejidades que surgen entre conservación y restauración: “La preservación de ecosistemas es más valiosa desde el punto de vista ecológico, pero menos costosa en monto de inversión en comparación con un plan de restauración. Si no se diferencian estas actividades, la venta de créditos de restauración puede estar en peligro, ya que es probable que la financiación fluya hacia los de preservación, más económicos. Sin embargo, el valor ecológico de los créditos de conservación diferenciados podría hacer subir su valor de mercado, nivelando los costos. Diferenciar las actividades permitirá alinear los objetivos de restauración 30 x 30 y que este valor sea apreciado por los compradores”.
Por supuesto, otro gran desafío es la trazabilidad: lograr que el dinero invertido llegue a las comunidades para tener el efecto deseado, y que quienes invierten obtengan transparencia en la evolución del proyecto. Por ejemplo, se puede usar blockchain para almacenar datos de cámaras trampa, de monitoreos bioacústicos y de otros tipos de sensores remotos y que esos datos estén disponibles para los inversores.
Cabe preguntarse, también, si es viable la generación de créditos de biodiversidad en proyectos de paisajes productivos (por ejemplo, si se podrían monetizar corredores biológicos en producciones agrícolas). Si bien hay una experiencia en este sentido del Banco Mundial publicada en 2004, actualmente los proyectos que se encuentran en el mercado son principalmente de conservación o restauración.
Startups y empresas trabajando en el tema
Entre los generadores de créditos, a nivel regional la colombiana Terrasos es un gran referente. Tiene cuatro áreas: compensaciones e inversiones ambientales, análisis de impactos, desarrollo de estrategias de intervención y gestión de la información. De acuerdo al artículo de Yale Environment 360, ya tiene 62.000 parcelas de 10 metros cuadrados conservadas o restauradas por al menos 30 años. El precio de sus créditos es de alrededor de 30 euros, y ya vendieron más de 100.
Nativas.la es un emprendimiento de Argentina que conecta a empresas con proyectos de regeneración de ecosistemas en Argentina y Uruguay. Su plataforma basada en blockchain registra datos para respaldar los activos verdes emitidos por cada proyecto y reportar información ambiental relevante para las empresas que los compraron. Sus créditos de biodiversidad rondan los 20 USD. (Disclaimer: Nativas está comercializando créditos de Conciencia, proyecto en el cual Antom es inversor)
A nivel global está la sudafricana ValueNature, que nació como alternativa de desarrollo sustentable para las comunidades asociadas al turismo de conservación. Tienen cuatro proyectos que se despliegan sobre 500.000 hectáreas en cuatro países del Sur Global, que esperan volcar al mercado en 2024.
En Europa, otro proyecto que recibió atención de prensa es Highlands Rewilding, que busca renaturalizar y repoblar las tierras altas de Escocia con intervenciones para el secuestro de CO2 y aumento de biodiversidad. La prueba piloto es en un área de 1.370 hectáreas en Tayvallich, sobre la costa oeste de Escocia, donde está planificando restaurar pantanos nativos, brezales de enebro y fragmentos de bosque templado húmedo que se perdieron por el sobrepastoreo de ovejas y ciervos.
Muchos traders del mercado de CO2 también tienen injerencia en el de créditos de biodiversidad. South Pole, por ejemplo, ofrece créditos de biodiversidad con dos proyectos en Afganistán y en Colombia. También comercializa el Crédito EcoAustralia™: unidad de inversión que combina una ‘Unidad de Biodiversidad Australiana’ (igual a 1,5 m2 de área de vegetación australiana protegida en forma permanente acreditada por el gobierno) y un crédito Gold Standard de 1 tCO2e de emisiones evitadas. Climate Trade comercializa un proyecto generado por Terrasos.
Otros market places y creadores de créditos de biodiversidad a nivel global incluyen Biota.land, The Land Banking Group y Wilderlands.
Algunos emprendimientos están creando marcos para monitoreo, reporte y verificación. La australiana Accounting for nature desarrolló un framework y un estándar internacional para lo que llaman “Contabilidad del Capital Natural”. Su metodología de ‘medidas de la condición ambiental’ se usa para comprender si las acciones sobre un ecosistema están mejorando o degradando el lugar. Miden tendencias en la salud ecológica de suelos agrícolas, vegetación nativa, fauna. Su framework es gratuito, y ofrecen servicios pagos de certificación y capacitación.
La ONG Wallacea Trust convocó a un grupo de trabajo de más de 60 personas de instituciones financieras, empresas, consultoras de capital natural y académicos para desarrollar una metodología de créditos de biodiversidad de código abierto que se puede aplicar en todas las eco-regiones y hábitats del mundo. Se basa en un conjunto de al menos cinco métricas elegidas para representar los objetivos de conservación. Los proyectos propuestos, incluida su elección de métricas, son verificados de manera independiente y los créditos de biodiversidad son emitidos por un organismo internacionalmente reconocido. En el sitio se puede encontrar la última versión de la metodología.
Como no podía ser de otra manera, Verra, la certificadora líder en el mercado voluntario de CO2, está trabajando en un framework. A principios de este año publicaron un documento preliminar comunicando algunos de sus lineamientos.
Podrían considerarse dentro de este rubro a empresas que proporcionan herramientas para aumentar o monitorear biodiversidad. Por ejemplo, Carbon Rewild, Rainforest Connection y Biometrio.earth proveen monitoreo bioacústico de ecosistemas; Ocell y Pivotal ofrecen monitoreo satelital de proyectos de regeneración; Okala valúa la relevancia de proyectos de biodiversidad combinando imágenes satelitales y trabajo en campo; AgriSound es un dispositivo para monitorear niveles de polinizadores en tiempo real y así proteger y mejorar la biodiversidad de insectos; la aplicación Merlin para identificar aves puede asistir en mediciones de biodiversidad en campos (que mencionamos en nuestra nota sobre paisajes multifuncionales); y Eiru es un proyecto regional para aumentar la eficiencia de polinizadores y cuidar las poblaciones de abejas.
¿Cómo evoluciona el mercado?
Para entender cómo está avanzando el sector, consultamos a Liliana Martínez Sarmiento, directora asociada global de Soluciones de Biodiversidad de South Pole; y con Matías Dutto y Gaspar Mac, co-founders de Nativas.la.
“Es un mercado naciente y en desarrollo, que se encuentra en la fase de pilotaje. Al ser voluntario (se espera que este mercado no sirva para esquemas de compensación), tanto empresas de diferentes sectores como ONGs e incluso la sociedad civil están interesadas en invertir, lo que convierte a este mecanismo financiero en una promesa para ayudar a cerrar el gap financiero que requiere la conservación de la biodiversidad”, opina Martínez.
Para ella, los principales desafíos son la definición de qué es calidad, que la demanda sea clara y generar consensos en torno a las unidades de medida de impacto. “Al depender de las voluntades de los inversores, es un mecanismo frágil ante diferentes impactos en la economía mundial. Todos sabemos que estamos con poco tiempo para hacer cosas y evitar o retrasar una sexta extinción masiva, pero dependemos de muchos factores externos que pueden acelerar o retrasar el desarrollo del mercado”, explica.
“Biodiversidad es un tema complejo. Hablamos desde los genes hasta los ecosistemas y tener una única forma de medir no es fácil. Esto representa un reto frente al comprador o inversor final, ya que la selección de proyectos va a depender no solo de lo que se mida, sino de lo que más sea atractivo para el comprador o inversor”, agrega.
Para South Pole, que un propietario o un terreno sean atractivos como proyecto depende de factores como la tenencia de la tierra clara o los derechos de usufructo, estar en un área de importancia ecológica, comprometerse a iniciativas de conservación a largo plazo (mínimo 15 años) en un lugar donde se puedan hacer actividades de restauración y protección de ecosistemas naturales, y estar dispuestos a tener monitoreos constantes del avance en las actividades propuestas.
Dutto y Mac observan que hay un gran interés en el sector. “Sin biodiversidad, la vida no es posible. Más allá de lo estratégico, es condición para que podamos seguir habitando este planeta. Y las fuerzas del mercado, las empresas y las personas que las dirigen son fundamentales para hacer las preguntas necesarias y tomar las decisiones correctas. Más allá de acompañar iniciativas, la biodiversidad tiene que estar en el centro de la toma de decisiones”.
Para ellos, el interés tiene que ver con tres tendencias: que tanto los clientes como los accionistas y el talento prefieren empresas comprometidas con la naturaleza, y eso hace que deban alinear sus objetivos a la regeneración ambiental; que este tipo de proyectos suelen tener información científica contundente que da estructura a los compromisos; y que las personas que toman decisiones en las empresas suelen conectar profundamente con proyectos de regeneración.
¿Qué hace a un proyecto de créditos de biodiversidad atractivo? Para Nativas, “el punto de partida es la integridad”: “Son proyectos que se ejecutan con una constelación de protagonistas donde tiene que alinearse voluntades, valores y visión. Un proyecto de calidad nace con la calidad de la conversación de todos los protagonistas y la capacidad de integrar a redes más amplias”.
Ambos coinciden con Martínez en que un compromiso a largo plazo es esencial. “Un proyecto de biodiversidad en muchos casos trasciende nuestras vidas”. Para ellos, también es clave la comunicación: “Contar la historia de ese vínculo entre el dueño de la tierra, la empresa comprometida y la naturaleza, para que podamos encender más voluntades para la regeneración de la biodiversidad”.
Muchos interrogantes
El mercado de créditos de biodiversidad es sumamente nuevo, y quedan muchas preguntas: ¿Cómo se definirá el valor de un crédito en el mercado? ¿Se podrá estandarizar una métrica para medir biodiversidad? ¿Qué tecnologías se usarán para MRV? ¿Es posible que los precios se regulen por oferta y demanda si los créditos tienen características tan disímiles como los ecosistemas en los que están insertos los proyectos? ¿Qué determinará el atractivo de un crédito: procedencia, precio, impacto positivo? ¿Cómo compensamos que los proyectos más costosos no sean dejados de lado por los más accesibles? ¿Las empresas privilegiarán créditos de proyectos en los territorios en los que operan o elegirán por otras variables?
Quizá termine siendo un sector más heterogéneo en el cual compradores y proveedores acuerden en conjunto cuáles son las mejores variables para restaurar cada ecosistema. Lo más importante: que el financiamiento llegue a los lugares necesarios para proteger el 30% del planeta.
Lo que viene (Agenda)
Programa de Aceleración CATAL1.5°T (Latam). Tec de Monterrey, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y EIT Climate-KIC impulsan este programa de Aceleración de Emprendimientos Climáticos para potenciar a proyectos con alto potencial de negocio e impacto climático. Los seleccionados participarán de un programa de 5 meses con talleres y capacitaciones, seguimiento y asesoría con mentores y expertos, vinculación con inversionistas y fondos hasta por 100 mil euros. Hasta el 15 de diciembre. Más info: https://catalist-initiative.eco/es/news/launch-of-catal1-5-t-acceleration-program-for-latin-american-climate-tech-startups-2
BCR Startup Network (Argentina). La Bolsa de Comercio de Rosario convoca a startups de Agrifintech, Agrifoodtech, Animaltech, Biotech, Climatech e Industria 4.0. a presentarse a una nueva convocatoria de su red de empresas jóvenes argentinas que dan soluciones de base tecnológica a desafíos de la agroindustria. Las seleccionadas acceden a posicionamiento y visibilidad en el sector, participación en eventos nacionales e internacionales y networking y alianzas estratégicas con empresas. Hasta el 30 diciembre. Más info: http://www.innova.bcr.com.ar/startupnetwork
Energy Globe Award for Sustainability. Premio para proyectos innovadores y con tecnologías inteligentes que solucionen problemas ambientales. Los ganadores reciben reconocimiento de expertos internacionales en medio ambiente, exposición mediática y conexiones; y la posibilidad de conectar con inversores. Los proyectos internacionales ganadores en las categorías de Tierra, Fuego, Agua, Aire y Juventud también reciben un premio en efectivo. Hasta el 31 de enero de 2024. Más info: https://www.energyglobe.info/participate
IGNITE 2024 (Global). Hasta el 5 de febrero de 2024, profesionales de la ciencia y de los negocios que hayan transformado o estén en proceso de transformar ideas científicas en emprendimientos de impacto pueden aplicar a este proceso intensivo de tres meses de transformación y formación de GRIDX, que incluye acompañamiento y una inversión inicial de USD 200.000. Inscripción: https://www.gridexponential.com/apply
Uruguay Innovation Hub (Latam). Este organismo convoca a empresas nacionales e internacionales con experiencia comprobable en creación y aceleración de proyectos biotecnológicos para llevar a cabo el programa Company Builder Bio. Las seleccionadas pueden recibir un APN anual de 300.000 USD por seis años (contra aportes propios no menores al 20%), espacio de oficina por tres años y más. Hasta el 27 de febrero de 2024. Más info: https://uruguayinnovationhub.uy/es/
Guía Corlab. El Laboratorio de Innovación Pública y Social de Córdoba publicó su catálogo de beneficios para emprendedores e investigadores de diciembre, en el cual hay diversos programas de asistencia financiera, medidas tributarias favorables a emprendimientos y concursos, especialmente orientados a proyectos de Argentina pero también con alcance internacional: https://corlab.cordoba.gob.ar/wp-content/uploads/2023/12/Catalogo-Emprendedores-Diciembre-2023.pdf
Excelente nota. Gracias por acercarnos este mundo tan incipiente y necesario de pagos por conservación de la biodiversidad. Destaco las tres tendencias que menciona Mati: clientes que demanden conservación, decisiones basadas en ciencia, y staff comprometido.
Muy bueno Rubén y antom.la.
PREGUNTA: que ocurre con la emisión de bonos de carbono en los mismos sitios donde se obtendrían estos créditos? Son incrementales? O si se hace uno no se hace otro? Porque en la mayoría, sino todos, los ecosistemas donde hoy se emiten bonos co2 también serían generadores de biocréditos, y viceversa. Más que nada pensando en restauración, conservación o mejora (adicionalidad)