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Traduccwn de
JASMIN REUTER
HISTORIA
DELA
ESTETICA
I
FONDO DE CULTURA ECON6MICA
MEXICO
Pr imer a edici6n enfr ances, 1961
Pr imer aedici6n enespanol, 1965
Pr imer ar eimpr esi6n, 1974
Segunda r eimpr esion,' 1980
T
Titulo or iginal:
Histoir e de l'Esthitique
1961 Ar mand Colin, Par is
D. R. 1965 Fondo deCultur a Econ6mica
Av. delaUniver sidad 975, Mexico 12, D. F.
1
TOMAREMOS el ter r ilino de estetica aqui en el sentido de "r efle-
xionacer ca del ar te". Masno siempr e sehallamado asi atodas
las r eflexiones sobr e el ar te. La palabr a "estetica"no hizo su
apar ici6n hasta el 3Q XVIII al emplear la Baumgar ten (1714-
1762), Y aun en esemomenta no significaba mas que "teona de
la sensibilidad"confor me a laetimologia del ter mino gIiegoQts-
thesis. Sinemoar go, laestetica, aun sinhaber llevadotodaviaeste
nombr e, existe de~detiempos de la Antigiiedade incluso desde
la Pr ehistor ia, y es justamente csta r eflexionsobr e el ar te y
sobr e 1 0 bello a tr aves de los siglos la que nos pr oponemos
estudiar .
Laestetica ha estado siempr e mezc1adacon la r eflexi6n fila-
sofica, con la cr itica liter ar ia 0 con la histor ia del ar te. Hace
apenas poco tiempo que se constituyo como ciencia indepen-
diente con metoda pr opio. Sena vano el deseo de exponer si~
tematicamente laestetica delosantiguos, yaunatr aves delasdi-
ver sas edades, sin hacer mencion del mar co -es decir , de las
r eflexiones filosoficas, cultur ales, liter ar ias ehistor icas- enque
se halla encuadr ada. Tal histor ia de la estetica penetr ar a, pues
-al igual que la estetica misma-, por un lado en el campo de
la filosofia, por el otr o en el de la histor ia del ar te. Esto no
solo se antoja inevitable, sino inc1uso necesar io. Los valor es
esteticos no sepr esentan aislados; son funciones devalor es mo-
r ales y politicos.
En histor ia, pr incipalmente enhistor ia liter ar ia, r esulta dificil
delimitar un per iodo, ya que el per iodo car ece, en la r ealidad,
de pr incipio y defin. Hemos desgajado per iodos 0 siglos mem-
mente con fines a la c1ar idad de la obr a, per o estos gajos son
convencionales, desiguales y ar bitr ar ios. Ademas, no hemos que-
r ido enumer ar losnombr es detodos los teor icos delaestetica de
cada per iodo, sino por el contr ar io exponer exclusivamente la
doctr ina de quienes, a nuestr o juicio, han tenido la mayor in-
fluencia y or iginalidad con sus puntos devista. 1 Es una descr ip-
ci6n de sus teonas y de sus ,deas, de tal modo que la pr esente
histor ia de la estetica es, cor t mayor exactitud, un. ahistor ia de
sus te6r icos, delamisma maDer acomolahistor ia delafilosofia
es ante todo y esencialmente, una histor ia de 105 fil6sofos.
1Asi,por ejemplo,noshapar ecidopr efer iblen!ducir aunestr icto
minimolaexposici6ndecier tas doctr inascomolas del clasicismo0
r omanticismofr anceses(ampliamentetr atadas enlas diver sashisto-
r ias de la liter atur a) 1 de cier tas cuestionesbienconocidasde la
histor ia del ar te y de la musica, par a estudiar con mayor deteni-
miento lospuntosesencialesy menosconocidos,par ticular menteen
10 queconcier neacier tosaspectosdelasesteticasinglesayalemana.
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' j
INTRODUCCI6N. LA AURORADE LACONCIENCIA
EST~TICA Y LAPREHISTORIA
LA ESTETICA pr ehist6r ica es quiza un pr oblema inexistente: es
obvio que no hay autor es en el ar te pr ehistor ico; sin embar go,
es posible extr aer una ciencia del ar te delas obr as de ar te que
han llegado a nosotr os. Podemos r epr esentar nos la mentalidad
y la sensibilidad de los hombr es que han cr eado tales obr as, in-
cluso si estamentalidad es inconsciente. Lacr eaciondeuna obr a
de ar te cualquier a supone siempr e cier ta dir eccion de las ener
gias del hombr e, yesta dir ecci6n cor r esponde congr an exactitud
a aquello queesper amos delaestetica.
Por otr a par te, si la Pr ehistor ia no poseeautor es deestetica,
los testimonios mater iales que nos han legado nuestr os lejanos
antepasados constituyen, en cier ta medida, textos; y su anaIisis
no solamente nos muestr a queel homo sap iens pr ehistor ico tenia1-~<J -'"iJ ' ~
un innegabe sentido de las for mas. , de los volfunenes y co}or es,{(,Cif ' . ' f ' . !'
sino tambien que ~s ar tista. obedecian a. cier tas nQr nu~~ .. . f!i!a~-. J '~J ;';"\
das por esta 0 aquel ac~~e'pi<S!l<le)~~_ I~. pr ~el1ta<;:. iones_ ~ima-. \
les:-Dumanas'g'-Siinb6hcas. Clar o esta que con vista annes
pr achcos, per o quiza tambh~npar a ilustr ar alguna idea de 10
bello.
Unpr imer pr oblema seplantea por laevoluciondelosinstr u-
J llentos y la bUsqueda pr ogr esiva de per feccion que r epr esenta.
Desdeel Paleolitico Infer ior , el hombr e utiliz6pr obablemente, en
pr imer lugar , lamader a, mas tar dela piedr a sinpulir ; las usaba
par a hacer flechas, mazas, hachas. . . Fue modificando poco a
poco los instr umentos que Iepr opor cionaba lanatur aleza ylIego
a elabor ar utiles de una pr ecision r elativamente notable: yuil. -
ques, per cusor es, r aeder as, r aspador es, picos, cuchillos, cinceles,
taladr os, bur iles, etc. Con estas her r amientas tr abajaba la ma-
der a, lapiedr a, el hueso, el mar fil del mamut, el cuemo der eno,
en ocasiones el J imbar . AI mismo tiempo per feccionaba sus ar -
mas y sus aper os de caza y qe pesca. l
Las pr imer as manifestaciopes deesta actividad tecnicaseha-
bian mejor ado ya dur ante el 'Faleolitico Medio; en el Paleolitico
Super ior , los r etoques sobr e,nucleos y ante todo sobr e astillas
ofr ecen tipos yamuy elabor ados; nace y sedesar r olla, a la vez,
el instr umentar io micr oHtico que seIr a complicando enel cur so
del MesoHtico. Siguenel NeoHtico, en queel hombr epulelapie-
dr a y se inicia en la alfar er ia, y finalmente la Edad de los
Metales. I
1 Br euiI, H. y Lantier , R. : L es 110mmes de la pier r e ancienne. p~ .
leolithique y Mesolithique. Payot. Par is, 1951, pp. 111-117 Y 162-182.
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Podr la consider ar se, apr imer a vista, que los instr umentos en
sfno per tenecen al ar te. El instr umento, 0 el ar ma, se fabr ica
con un fin pr actico deter minado, or ientado hacia 10 util. Sin
embar go, si sepr etendier a que nada tiene en comUncon el ar t~,
al menos mientr as no sedecor e dealguna maner a, empobr ecena
toda laestetica. Laqueconstituye el,;,r te. zs ~l~~!eaci~nyel d~s-
lm. cr . c. s,per o seha mostr aao que eimstr umehto ha sido una de
liSiiices del ar te yquets;Wa especiedear te hasideint~r ~. adoen
un pr incipio. Lacr eaci6n consiste en modificaciones intenciona-
les que el espfr itu hur nano impr ime en objetos dela natur ale~a.
El desinter es sevadesar r ollando poco apocoynollegaaser J a-
mas r adical. Aun mas, si obser vamos desde mayor cer cania los
instr umentos pr ehist6r icos y compr obamos que sev~ haciendo
cada vez mas adecuados a su funci6n, podr emos damos cuenta
de la satisfacci6n que debe de haber exper ir nentado ~l homb~
cuando lleg6 a elabor ar un instr umento que r espondla a su fl-
nalidad.
Kant objetar fa que'existe una difer encia entr e la per fecci6n
y 10 bello. Es posible que esta difer encia sea valida par a, una
obr a de ar te modema, aunque sea discutible, ya que hay siem-
pr e cier ta fitness enesta especie deper fecci6n, es decir , una con-
cor dancia de un gr an nu. mer o de element~s par a fo~ar una
unidad. Per o esto no vale par a el ar te pnmitIvo. EXIste, por
otr o lado, un cuidado por obtener simetr ia y lineas agr adables a
la vista.
Esta simetr ia no puede deber se a la imitaci6n, ya que no
se encuentr a en la natur aleza, ni a la per fecci6n. Hoy dfa se
explicael or igen de la simetr la por la conciencia que el. ~om? r e
tiene de la simetr la de su pr opio cuer po, por una modlficacI6n
or iginal de aquello que nos ha dado la natur aleza.
Las her mosas puntas depedemal, de dos car as en for ma de
hojas del Solutr ense, los ar pones de cue~o de r ~no con d? ble
hiler a depuntas pr ocedentes del Magdalemense, sir ven de eJ em-
plos de este gusto por la simetr ia ar moniosa. No debemos. ol-
vidar , por otr a par te, que a medida que se adapta paulatIDa-
mente a sus objetivos tecnicos, elinstr umento y el ar ma se
decor an con fr ecuencia: los mangos de cuchillos y espatulas, el
angulo del lanzadar dos y las azagayas dan fe de ello. Final-
mente, el hombr e delaEdad del Reno no seconfor macon ador .
nar con gr abados y escultur as los instr umentos. A par tir del
Aur iiiaciense Infer ior mas antiguo gr aba figur as de ammales, de
ser es humanos y de simbolos en placas depiedr a q en los om6-
platos deanimales; esculpe estatuillas en mar fil, hueso 0 piedr a
blanda. Al lado de este "ar te m6vil"desar r o1l6 tambien el ar te
"inmueble"0 r upestr e. .
En el Paleolftico Super ior , 0 Edad del Reno, la estatuana
animal s~ inicia en el centr o de Eur opa desde el Aur iiiaciense;
... l- .
en Fr ancia, los vestigios mas antiguos conocidos ser emontan al
Solutr ense Medio. Tr atese der epr esentaciones animales (mamut
de Pr edmost en Mor avia, los r enos de Br uniquel en Tar n-et-Ga-
r onne, osos, felinos, bisontes y caballos de Istur itz en el Pais
Vasco, etc. ) 0 der epr esentaciones humanas (como las Venusde
Br assempouy, deLespugueenFr ancia, deWillendor fenAustr ia
o de Vestonice en Mor avia), los car acter es r ealistas, natur alis-
tas 0 figur ativos del ar te "m6vil"del PaleoHticoSuper ior tienen
sus cor r espondencias en la or namentaci6n de las par edes deJ ag
cuevas y r efugios. El ar te mur al fue dur ante mucho tiempo
desconocido y poster ior mente menospr eciado; Hoy dfa se sabe
quelas mas her mosas caver nasador nadas, delasquebasta ahor a
se conocen, seencuentr an en el sur oeste de Fr ancia y nor te de
Espana y, deacuer do con el abad Br euil, deben distinguir sedos
ciclos sucesivos e independientes: el pr imer o abar ca el Aur iiia-
ciensey sepr olonga hasta el Solutr ense; el segundoseiniciaba-
cia el momento de augedel Solutr ense y continua su expansi6n
enel Magdaleniense.
Cuando nos enfr entamos alas obr as esteticas desde un
punto de vista muy gener al, nos par ece que cuanto mas nos r e-
montamos en el tiempo, tanto mas simb6lico es el ar te y menos
capaz es el hombr e de ver las cosas tal como son: es un fen6-
menD de "mentalidad pr eI6gica". Sin embar go, es justamente
10 contr ar io 10que nos muestr an los descubr imientos delaPr e-
histor ia y del ar te gr iego. Uno de los car acter es esenciales del
ar te pr ehist6r ico es el r ealismo: la r epr esentaci6n de un gr an
cier vo comUnenAltamir a 0 deun caballo en Combar ellesbasta
par a pr obamos queel ar tista esalavezcazador yquehapintado
la pr esa de una maner a instantanea, tal como se pr esenta du-
r ante la cacer fa. A pr imer a vista, este r ealismo par ecer la. con-
tr adecir lahip6tesis delavisi6n magica, ya que esta debeIDter -
poner se entr e el ojo yla,r ealidad; ver emos, sin embar go, queno
ocur r e tal cosa. Mas aUn, el ar te, Er ehist6r ico es un ar teintelec-
tualen el sentidoae, q,ue~e. l aR!~~. ~eEt2ficed~"l? !~~. ~~~Ii~~~
defbr mar ' esta '0'; agtie. lr ~~r t. c~<I~Cf,lILImaL~. gA"e. 7'c,_ n C J e ~
mayor fiier za. -. Q. . ~~ Ver emos igualmente que las pr eocu-
paclOnes. de indole magica h~ tenido que inter venir par a exa-
ger ar mas todavia estas defotmaciones intencionales.
El ar te mur al figur ado tienesus r akes en laimitaci6n delos
gestos, actitudes eincluso gr itos. Unser vivo-obser va el abad I
Br euil- imita a otr o. La imitaci6n hizo sur :&r la danza con1
mascar as, enocasiones er ~z f~n lapief<r er an1!!iafuDlfai!0: IY
es pr ~~. ~. ~!~nq':l. ~~~,. P. ~~~~:Pl~~S~. gI~~!:~L con ~1deseocr eengana. r , . . .. . ,.
~Clapr esa, ,despues par a_ l~fll;lI!.eE-. la:e !~!_ Y,at~r l~. <; J f ia
fuente de r epr esenta:~ioiies, tamblen aeongen magIco, pr oVlene
de la r epr oducci6h delas huellas que los animales impr imier on
en el suelo 0 tambien las manos de 105 pr opios cazador es; el
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~'""'. ,,~-". ,-. . . ,. . . ~-,. ~-"' . . --w-T'. . '. ",. '"
12 AURORA DE LA CONCIENCIA EST~TICA
~
hombr e pr imitivo llegaa descubr ir una piezaue caza siguiendo
sus huellas. '
EI ar te r upestr e sedesar r ollo, pues, gr acias al pr ofundo cono-
cimiento que los cazador es tenian de las for masy las costwn-
br es de los animales; el ar te de la cazaesel tema pr incipal en
las cuevas ador nadas. Seha discutido a menudo sobr e si el ob-
jetivo per seguido por el gr abador , escultor 0 pintor pr imitivo
fue exclusivamente magico 0 si nos encontr amos en pr esencia
-deun ar te por el ar te. De hecho, estos dos objetivos no son
incompatibles; el ar te pr ehistor ico tenia, ante todo, un car acter
social; no se habr ia podido cr ear si la sociedad no 10 hubiese
consider ado utH.
Este ar te es sumamente completo, y puede decir se que es un
ar te libr e, analogo a nuestr o ar te. Se ha intentado explicar de
diver sas maner as comolos ar tistas, par tiendo delasimplemodi-
ficacion, llegar on a una cr eacion deextr aor dinar io r ealismo. Un
ar gumento, a pr imer a vista insuficiente, senalaba que los caza-
dor es tr ogloditas disponian de mucho ocio, dur ante el cual po-
dian entr egar se a la cr eacion de obr as ar tisticas. Una segunda
explicacion, valida en gr ado mucho mayor y adoptada en nues-
tr os dfas, veen el ar te una magia: ser epr esenta a los animales
deseados par a actuar sobr e ellos, par a llamar los. En cuanto
mayor pr eocupacion, la busqueda de piezas de caza debia suge-
r ir r itos que gar antizar an por anticipado una cacer ia fr uctuosa;
la mayor par te de las cuevas, si no todas. er an santuar ios. Se
r epr esentaban alIi ademas, por un deseo debendicion, las mor a-
das de los espir itus ancestr ales; esta podr ia ser una inter pr eta-
cion valida de las imagenes "tectifor mes"(es decir , en for ma de
techo). Recor demos algunos ejemplos del ar te de la cazator na-
dos delas caver nas or nadas, justamente deaquellas queel abad
Br euil designa como las "Seis gr andes". a saber : Altamir a, Font-
de-Gawne. Combar elles, Lascaux, Tr ois-Fr er es y Niaux.
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La cueva de Altamir a en Espana, a unos tr einta kHometr os
de Santander , fue fr ecuentada dur ante toda la Edad del Reno,
ya que sus estr atos van del Aur inacienseal Magdaleniense. Den-
tr o de la gr an sala se encuentr an los mas her mosos fr escos po-
licr omados con la tecnica mas avanzada. Usando las desigoal-
dades natur ales de las par edes par a acentuar la imagen de un
animal, el ar tista empleo como color antes el car bon de mader a,
el ocr e, lahematita y el manganeso. Bisontes. caballos salvajes,
sier vos machos y hembr as. cabr as monteses y, con menor
fr ecuencia. tor ossalvajes, jabalies. lobos y alces se r epr esentan
con una gr an pr eocupacion por la exactitud. Las figur aciones
:l Br euil. H. : Quatr e cent siecles d'a.~t par ietal, L es Six Geants.
Montignac. 1952.
animales constituyen una mayor ia; sin embar go, no faltan silue-
tas humanas 0semihumanas conmascar a 0cubier tas conlapiel
de algun animal. Muchas tienen los br azos levantados y sc
tr ansfor man de figur as humanas en ser es espir ituales. Losgr o-
pos no for man escenas compuestas; estan yuxtapuestos 0 su-
per puestos, por 10 cual es posible deter minar los par or den
cr onol6gico.
En la cuevadeFont-de-Gaume,en laDor dona, ados kilome-
tr os de los Eyzies, fr ecuentada asimismo dur ante todo el Paleo-
Utico Super ior , la galer ia pr incipal esta or namentada con una
ser ie de bisontes gr abados y policr omados, r odeados de peque-
nos mamuts de epoca poster ior y gr abados con mayor fuer za.
Debemos mencionar que en esta cuevahay una gr an cantidad
de imagenes tectifor mes. A 1400 metr os de Font-de-Gaume,las
caver nas llamadas Combar elles pr esentan numer osos gr abados,
a veces r ealzados con lineas negr as 0 de color : se han podido
r econocer hasta ahor a 300 figur as, de las que 116son caballos,
37bisontes, 19o8os, 14r enos, 13mamuts yalgunos felinos(uno
de ellos espIendidamente tr abajado). Las figur as humanas po-
seenun valor ar tistico menor ; una deellas. contodo, esnotable
por la inter pr etacion que sugier e: se tr ata de la silueta de, un
hombr e fr ente a un mamut. 1 0 cual simboliza, sin duda, un ea-
zador apunta decumplir algUnr ito magico.
Lagr uta de Lascaux (que fue llamada "IaCapiltaSixtinade
la Pr ehistor ia"), tipica r epr esentante de'ar te del Per igor d 0
Aur iiiaciense Super ior , seabr e bajo una planicie que dominae)
Vezer e, ados kil6metr os deMontignac. Fuer on gr abadas y pin-
tadas en ella numer osas figur as de animales,; el color fue so-
plado con ayuda de un tuba de hueso 0 de algUnvegetal. Los
animales son decolor r ojo, ocr e, ahumado 0bicr omad08(negr o
yr ojo). Por otr a par te, puedever seenLascauxalgasumamente
r ar o: una ver dader a composicionescenica, enlaquesedescubr e
a un hombr e muer to. con las ar mas en el suelo, entr e un fu-
r ioso bisonte y un r inocer onte.
Las cuevasde,Tr oisFr er es yNiauxseencuentr an ene1Ar i~.
En la pr imer a de ellas. a-la;que habia entr ado ya el hombr e
aur inaciense, los ar tistas magdalenienses han ejecutado auten-
ticos "camafeos". Enel "santuar io", pr otegidopor leonesdegr an
tamano, un hechicer o 0 dios. integr amente gr abado, concolor es
ir r egular mente r epar tidos. sitnboliza sin duda un espir itu pr o-
tector que dir igelas expedicionesdecazay cujdadelamultipli-
caci6n de las futur as pr esas. En el famoso "Salon negr o"de
Niaux. algunos bisontes y otr os animales fuer on pintados con
pincel: var ios animales sepr esentan her idos aflechazos.
Deun modo gener al, tanto'en el ar te mur al comoen el ar te
"movil"de la. Edad del Reno, las figur as humanas estan tr aza-
das conbastantetor peza. Noobstante, existenalgunas excepcio-
nes: en las plaquetas magdalenienses gr abadas de la cueva de
La Mar che, por ejemplo, en Lussac-les-Chateaux (Vienne), la ft-
gur a humana ocupa un lugar muy notable con sus her mosos
per files de cabezas no cubier tas por mascar as, r etr atos de car ac-
ter es humanos que se salen por enter o de 10 comUn. En cuanto
a!as r epr esentaciones femeninas, tan fr ecuentes en laestatuar ia,
el hecho de que se tr ate gener almente de mujer es encinta y de
que el ar tista paleolftico haya modelado ylabr ado tantas se debe
pr obablemente a que tales efigies se hallaban en alguna r ela-
ci6n con las ideas de fecundidad y fer tilidad, 0 sea que tenfan
un valor magico. Tales car acter fsticas sepr esentar on con nitidez
en el bajor r elieve del r efugioper igor diense de Laussel (Dor -
dona), ejecutado en altor r elieve, y en otr os lugar es mas. Una
mujer desnuda, deanchas cader as y desar r ollados senos, sostiene~' 7
enlamana der echaun cuemo debisonte yapoyasuotr a mano en .
el vientr e. En un bajor r elieve magdaleniense de Angles-sur - {
l'Anglin (Vienne), tr es ''Venus'' estan sobr epuestas a unos bison- :
tes. Las estatuillas de Venus, como la de Willendor ,f(Austr ia) i
o la de Lespugue (Alto Gar ona), la pr imer a de ellas labr ada en ;
calcar ea blanda, la segunda en mar fil de mamut, r esponden al
mismo simbolismo magico: senos voluminosos, vientr e pr omi-
nente, r egi6n glutea exuber ante, muslos adiposos y, en cambio,
br azos delgados, piemas que sevan afilando hacia sus extr emos,
cabeza sin r ostr o y cubier ta de cabello. Las par tes del cuer po
que, desde el punto de vista de la r epr esentaci6n magica de la
fecundidad femenina, car ecen de impor tancia fuer on, pues, sis-
tematicamente descuidadas. Se han encontr ado estatuillas del
mismo gener o no s610en Fr ancia, sino en Italia, en la Eur opa,-o
Centr al yhasta enmedio delaSiber ia mer idionaI. s
EI ar te r upestr e fr anco-cantabr ico plasm6 sobr e todo laftgur a
aislada, gener almente animal y r ar a vez humana; apenas si pue-
den citar se algunos ejemplos de ar r eglo escenico como el de
Lascaux. Por el contr ar io, las r ocas pintadas del or iente de Es-
pana, ar te al air e libr e, ofr ecen una abundancia de r epr esenta-
ciones humanas y escenas diver sas, como son las de cacer fa,
guer r a, vida familiar y social. Este ar te de cazador es desconoce
los animales domesticos; expr esa asimismo dar amente el juego
de gestos y actitudes, algo simplificados, per o obser vados de un
modo sumamente pintor esco. .
Seha senalado cier to gr ade depar er itesco entr e el ar te r upes-
tr e de la Espana or iental, poster ior al Aur inaciense tipico del
Paleolftico Super ior clasico, y el ar te r upestr e de los bosquima-
nos sur afr icanos. Exager ando la similitud de este con el ar te
mur al fr anco-cantabr ico, seha buscado un inter mediar io posible
S'M. Bouley H. Vallois: us I wmmes fossiles. Masson, Par is, 4~
e'd. , 1952, pp. 324-329.
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entr e Eur opa y el Afr ica mer idional; y se ha cr eido encontr ar
en el ar te r upestr e del Sahar a (r efugios deFezzan, Tassili yHog-
gar , de Tibeste, Ennedi y los oasis libicos) a este inter mediar io.
En los Ultimos anos, Henr i Lhote puso en tela de juicio esta
hip6tesis, quedando aUnsinsolucion el pr oblema.
4
Per o esnece-
sar io insistir en el gr an inter es de este ar te sahar iano con sus
espaciosas composiciones escenicas como las deSefar y suGr an
Dios. Tal par ece, igualmente, que cier tas pintur as en Sefar y
J abar r en, en la r egi6n de Tassili, atestiguan alguna influe. ncia
pr ocedente de Egipto debido a su color idogr is azulado, r ojo y
blanco as! como por su estiIo. En su per iodo mas ar caico, el
ar te del Sahar a apar ece como un ar te neto de cazador es, mien-
tr as que en sufaseposter ior , neolitica, sepr esenta comoun ute
de pastor es, cr iador es deganado bovino y poseedor es de car r as
tir ados por caballos. En tiempos aun mas r ecientes, las pintur as
r upestr es r epr esentan camellos y cameller os. En efecto, en el
Sahar a hUmedo y fer tiI de aquellos dias pudier on r ea1izar se
gr andes movimientos de gr opos humanos.
AI r emontar se a los or igenes del ar te pr ehistor ico y conside-
r ar pr incipalmente el Paleolitico Super ior clasico, algunos estu-
diosos han intentado explicar el nacimiento dela pintur a apar -
tir 'del gusto por laomamentacion: se descubr io el eslab6nuni-
ftcador entr e 10uti! y10 desinter esado: lapr eocupaci6n esencial
del ar te consiste en agr adar a los demas. Se ha pr opuesto la
hip6tesis de que los hombr es, al pintar sus pr opios cuer pos y
dejar sobr e las par edes de sus r efugios huellas de 105 ~lor es
con que estaban manchadas sus manos, se sintier on seducidos
por el efecto pr oducido y comenzar on a aplicar desde entonces
sistematicamente los color es sobr e las par edes. Esto, sin em-
bar go, no explica el car acter par ticular del ar te paleolitico. Es
posible que el sentido delasimetr iahaya nacido pr incipalmente
del tatuaje; 10 decor ativo ha sido, sin duda, una etapa necesar ia
entr e la modificaci6n de IDS objetos de la natur aleza y la libr e
cr eaci6n ar tistica. Per o, en definitiva, el or igen pr ofunda del
ar te lno r eside, acaso, en lacalidad dela sensaci6n, enlasegur i-
dad de la mem6r ia y la impor tancia del mimetismo?
Unapr imer a explicacionpiledesuger ir se por laanaloglaentr e
la mentalidad del hombr e p'r ehist6r ico y la del "hombr e pr i-
mitivo", con todas las r eser vas que el ter mino "pr imitivo"im-
plica, y aun con la mentalidad del nino. Entr e los pueblos llil-
mados pr imitivos (Ios austr alianos y los melanesios, al igual
que IDS antiguos bosquimanos, conocian la pr actica del ar te r u-
pestr e), el pr imer r asgo consiste en la extr aor dinar ia segur idad
4 fA peintur e pr ehtstor ique du Saoor a (Misi6nHenr i Utot~ en
Tassili), conpr efaciodel abadBr euiI. MuseodeAr tesDecor atIvas,
Par is, 1958.
e? lacap~acionsensible, por 1 0 quedebemos suponer suexisten-
CIatamblen entr e los hombr es pr ehistor icos. Mientr as nuestr a
maner a dever seha hecho intelectual, 0 sea que aiiadimos algo
a 10 que vemos, los pueblos pr imitivos no cr eian mas que 10
veian: el r elieve, la intensidad del tono, en una palabr a: una
justeza en la sensacion. Entr e los pr ehistor icos, hallamos al
lado de r epr esentaciones muy exactas y por enter o r ealistas
una ser iedeimagenesinexactas. Per o enestecaso, lainsuficien-
cia del ar tista cuando tr aduce su vision pr oviene de que entr e
laimagen y su tr aduccion se inter ponen cr eencias y tr adiciones
magicas. La per cepcion no es enter amente pur a, inter viene un
aspecto afectivo, continuo y fuer te, en todas las tomas de con-
ciencia: todas las r epr esentaciones son mfsticas.
En el hombr e pr ehistor ico, la memor ia se hallaba muy des-
ar r oUada desde todo punto de vista. En las caver nas no habia
modelos; todo'tenia que r epr esentar se por memor ia visual, en
todos los ar tistas notables y en algunos de eUos per fecta. La
mimica del homo sap iens pr ehistor ico estaba mas desar r ollada
que la nuestr a. Se ser via, sin duda, de un lenguaje de ges-
tos, por 10quelaimitacion fonnaba par te desuvida. Per o esta
imitacion er a aveces inexacta: el ar tista pr ehistor ico r epr oduce
confr ecuencia losmovimientos mas faciles, poneun cir culo par a
r epr esentar el ojo. Par a el, no se tr ata de un estudio, sino de
un simbolo. Descuidalos detalles y no tr aduce mas que aquello
que Ieinter esa. Por otr o lado, aiiadepar tes 0 que no existen, par
ejemplo seis pier nas par a indicar el movimiento.
,/ EI sentimiento que Uevoa nuestr dS lejanos antepasados a
pr oyectar la imagen que tenian de un animal, a exter ior izar la,
aconver tir la enimitacion exter naymater ial, es sumamente fuer -
te, tal comoocur r e enlosninos y tambien enlosar tistas moder
nos. ~lo_ oEge~Uil~J ap~ .,J ;_ ~. 4ijimos,o r ~sid. eenJ a ensa,ci6n, -el
r ecuer do y~ermimetI~J J :. !9. . ; no obstante, el ejer citamiento deestas
u-cUlmdes-enr 6iln-a-ae ar te, la exter ior izaci6n de estos estados
animicos, r eclama a su vezuna explicaciony una coor dinacion.
En laper cepci6n de los hombr es "pr imitivos", el cankter afec-
tivo esyabastante mar cado. El inter es notor io por los animales
conlosqueydelosquevivian, lamagia, losconceptos totemicos
o miticos, todo ello contr ibuyo a fijar la atenci6n de los pr ime-
r os ar tistas en sus r epr esentaciones y nos pennite compr ender
por que laimitacion es tan per fecta. En las sociedades pr imiti-
vas, en efecto, la menor tr ansfonnacion se consideia como un
ver dader o sacr ilegio: la "par ticipaci6n"mistica implica la iden
tidad del totem 0 del antepasado mitico can su r epr esentacion
a fin de r ecibir su bendicion y pr oteccion. Por consiguiente, el
ar tista, impr egnado de estas nociones misticas, no distingue, a
casi no distingue entr e la existenciay la no existencia, entr e el
~ Yoy el No Yo, desde el punto de vista metaffsico. EI hombr e
"
r - ' ~- '
pr imitivo sesiente misticamente unido a su gr opo social y ~ ); (' 1 -
especieanimal 0 vegetal delaqueel gr opocr eehaber descendido. :
y en gener al hasta se sienteligado a todo )0 queesta fuer a de 1
el y que per cibe como si fueseel mismo; su pr incipiode ideo- '
tidad er a, pues, vacilante. Del mismo modo, nuestr os ancestr o~
pr ehist6r icos se conver tian, sin duda, en mamuts, caballos, bl-
sontes, 10cual explicar ia quizael extr aor dinar io r ealismode su
ar te.
Por otr o lado, enlas r epr esentaciones deestear te no sedes-
cubr e huella alguna de una imaginacion cr eador a y pr oductiva.
~sta es muy r ar a tambien enel niiio. Resultaasi necesar iodes-
tr uir la 1~~endaque pr etende que I. ? s. . !!. eblo~. . . J ? !J IIl1tiV2:i son
mcapaces evex:la. ~_ _ c. l? ~~. ~~o~o. !1'Clar oesta. ~ue~y unaC$-
otir IiadoICen 'efar te pr enIst6nco, per . <>esta estilJ ZaClonsegur a-
mente sepr esenta, si no comoun mejor amiento, al menoscomo
una busqueda de tipo estetico.
J
:;if":~
d l ' JN
'i
I. SITUACIONDE LAINVESTIGACIoNEST~TICA
ALAPARECEREL PLATONISMO
ELHipias Mayor tieneel pr ivilegiosingular deser el pr imer o de
los dililogosesteticos de Platon y de ser , junto con el Fedro, el
unico que seconsagr aexpr esamente a 10Bello.
No por ser incier ta la fecha en que fue escr ito deja de po-
der se fijar apr oximadamente. Cuando no se duda de la auteD-
ticidad del dililogo, como 10hace Wilamowitz, se esta deacuer -
do en incluir lo entr e los dhilogosdelapr imer a epocaplat6nica,
en el gr upo de los dililogosllamados socniticos. Todossus r as-
gos~oindican: lasobr iedad ybr evedad delaar gumentaci6n; la
dialectica despojada de todo mito; la visible influencia de las
lecciones de 105sofistas que Plat6n acaba de abandonar ; el r e-
cuer do de lasensefianzas dela Escuela de Megar a; no hay tm-
zas, encambio, depitagor ismo; laincer tidumbr e misniadel r esul
tado, que seconstr uye fuer a del plan metafisico delas ideas; y
finalmente, el entusiasmo y a veces la car icatur a que pr ogr e-
sivamente ir an desapar eciendo en Platon a par tir del Banquete
y que no volver an a pr esentar se mas que en algunos pasajes
del Sofista.
EI Hipias, colocadopues enel umbr al delacar r er a plat6nica,
plantea el siguientepx:oblemapr evio: la quefuentes pr esocniti-
cas socniticas, a que teor ias anter ior es, enunciadas difundi
das en la opiniongener al, pueden y deben hacer se r emontar las
tesis dir ectr ices del Hipias? En otr as palabr as: lcua! eslasitua-
cion delainvestigacionestetica al apar ecer el platonismo?
El Hipias Mayor , aur or a del espir itu platonico, constituyeeJ
punto de r eflexion unico a par tir del cual empr endeni el vuelo
ese espir itu. Con toda pr ecision se dice en los manuscr it05:
"atUltr eptikos", 0 sea que se tr ata de un dialogo de r efutacion
y destr ucci6n. Su objetivo expr eso, su objetivo unico, consiste
en r eunir las te9r 1aSanter ior es, defor madas. adulter adas por
latr adicion, 0basadas, desdeIiU sur gimiento, sobr efundamentos
fr agiles de la analogiade 1ftapar iencia: no se tr ata mas que
de cr ear un campo r aso, de pestr uir las doctr inas pr evias par a
edificar un nuevosistema.
Entr e estas doctr inas anter ior es, la mas antigua cpr r esponde
a un per iodo mitologicoy teologico: existiay~ un dios del ar te,
Apol0, queer adiosdelapoesiaydelamusica; cer canasaApolo
se encontr aban las Musas que, segUnunos, er an hijas de Zeus
y deMnemosine, segUnotr os, hijas deHar monia, biendeUr a-
nos y Gea. I
Estudiar emos por depr onto el metodo mitologico-poeticoin-
ter mediar io entr e los per iodos mito16gicoy metaffsico y que
21
compr ~ndea10spoetas gr iegos: HesiodoyHomer o, loselegiacos,
lc;>slincos con Pmdar o, los tnigicos con Esquilo y SOfocIes. Le
s~gueaesteper io~o el delaMetafisicaylaCosmologia, y'poste-
nor mente el de Socr ates ylaMayeutica.
A) METODO MITOL6GICo-POETlCO
Este per iodo 10r epr esenta latr adicion de 10spoetas que cantan
al mundo yasus bellezas.
EI pr ocedimiento de la cr itica alemana par a captar los bal-
buceos esteticos dela poesiaconsistio en descubr ir 10scasos en
queapar ece entr e 10spoetas gr iegos el adjetivo kal6s.
En Hesiodo, ~~teepiteto seIeaplicapr imor dialmente alamujer ,
y pttr . extenSIOna Er os, puesto que par ticipa de la gr acia de
Afr odlta. Par a Hesiodo, la mujer es un ka16n kak6n un mal
her moso. Existen var ios gener os de belleza!"'e'r coto~a for ma
la expr esi6n, y aun la belleza mor al. Hesiodo habla'exclusiva:
mente de la belleza exter na: los r asgos y los color es. Es bello
aqu~llocuyaar monia asombr a alavista, yenlabellezafemenina
HesIOdohace completa abstr accion del atr activo sexual.
Mr odita t:slaencar nacion delabelleza. Tanto Afr odita como
quienes la r odean, por ejemplo las Ner eidas, han sur gido del
mar . . !? staasociaci6n entr e lamujer yel mar , el aguay labelle-
za, es msepar able. El mar constituia un elemento muy familiar
par a 10sgr iegos: vivianasus or illas, sebaiiaban enel ]0usaban
como via par a comer ciar . La linea mas her mosa ~s la linea
ond~la~a ("linea de la b~lIeza"de Hogar th), que r esponde al
movlmlent~ ,natur al del oJ o desde el punto de vista fisiologico.
La ondulacl,ones r asgo car acter istico del mar , y. todo aqu~
bf :If-;:ld~~!id5:;-1a~OW~r e~~~~~~-~gad~f!{~~O~: c~~
conc~a; en se~ida, las. par tes del cuer po femenino: 10spies de . I
-. _ . :;. !as dlOSasmannas {Tetls, ladelos pies ar gentinos); la cabeller a
, ondulan~e (Mnemosine, las Hesper ides y las Oceanidas de her -
mosos nzos). Puesto quelas diosas descienden del Helicon, des-
- - > I nudas,,'! se po~an sobr e l!l tier r a, "el pudor cubr e su her moso
cuer po ;1 se Vlstencon henzos blancos y celebr an a Zeus y a
Her a. A elIas,de? e el poeta susher mosos cantos, yes lapr imer a
vez que el ter mmo de 10bello se adapta a una manifestaci6n
h~ana. Despue~,'10bello sehaceextensivo, por analogia, a los
anImales, a los hlpocampos consus cr ines; mas tar de, alas her -
1Cf. Hesiodo, L a Teogonia, 9-10. Se r efier e alas Musas, y se
dicequesus cuer posestan cubier tospor velos'Ios tr aductor es 10s
inter pr etan como"air e"0 "nube". '
r
mosas manzanas que cr ecen "al otr o Indodel Oceano", alas ar -
mas bellas, alas ciudades bien constr uidas, a 10s car r os con
her mosas r uedas. Per o estos ejemplos constituyen una excep-
cion, ya quelabellezaes se' e 6dicho ante todo atr ibuto
delamu'er e mar ---
Hesiodo entr evlo r elacion entr e 10bello y el bien. En el,;
la pr imer a concepcion del bien se r efier e'a 1;;,- . calidad de util. ::
tales dias son buenos par a la siembr a, 0pr oplcloSpar a el nacI-.
miento de hijos var ones; la esper anza y el pudor son buenos
par a 10sindigentes; tal instr umento esbueno p~ hacer tal ~.
Hesiodo adivino igualmente una de las difer enclas mas r adiea-,
les entr e labellezay el bien: 10util y 10mediato. Todaideadei\
utili dad pr esupone un medio (un objeto) y un fin, es decir , dos \
elementos. Labellezano pr esupone estos dos elementos: es un \
acto unico, total yglobal. Es lapr imer a antinomia entr e 10belloJ .
y 10bueno.
Hesiodonos ofr eceunaconcepcionmas de10belloy10bueno.
Lo bueno, 0 sea 10util, es una diada, un medio con su fin, es
una meta que debe ser alcanzada; esto es bueno par a aquello,
par a tal acto. Hay aqui una analogiaevidente con 10bello, que
. tambien esunobjeto dedeseo, denostalgia, quedebealcanzar se.
Per o hay una difer encia entr e 10bello y 10bueno en cuanto a
la finalidad. Sepr oduce un esfuer zo por alcanzar el bien: par a
gustar y par a gozar , no hace faIta esfuer zo alguno. Asi, la dife-
r encia se pr esenta entr e la meta por alcanzar mediante el es-
fuer zo y la pasividad de la sensibilidad emocional de las obr as
de ar te: 10bueno es mediato y10bello inmediato. Hesiodo pr e-
siente confusamente la inmor alidad r adical de 10bello que no
es un fin exter ior por alcanzar ; es. .una sensibilidad de goce
opuesta al esfuer zo, intr insecamente inmor al par ser mer a apa-
r iencia. En Hesiodo, sonlos hombr es los ser es mor ales.
La kal'ofagathia de'Iosgr iegos se-entr eve ya en el, mas'no
ha nacido atm.
La existencia de Homer o se pone per iodicamente en duda; es
quiza el r esuItaBo de una lar ga lista de poetas. Sus dos epope-
yas son a la vez una Bibliay una Suma. Par a aplicar tambien
aqui el metodo aleman, siempr eque Homer o emplea la palabr a
kal6s se tr ata de una intuicion exter ior , que es par a el la esen-
cia misma de 10bello. En Hesiodo, la fuente de la belleza s~
en'cuentr a en la mujer . Eit Homer o, su manantial es la natur a-
leza; couesto, evoca el r ecuer do dela teologia pr imitiva. Lo
b1!J lo es ante todo la her mosur a liquida, el mar , las fuentes, las V~
flor es; enseguida, I~scr ines de10scaballos, el vellondelaoveja.
las par tes del cuer po humano seleccionadas segUn su valor .
cosmetico (mejillas, cabello, bar ba, tobiIlos): "Una mujer de 1
( ~~'{;""'-;
~,
I 24
tobillos gr uesos esunr ocin dealquiIer . "2 Masadelante ser efier e
alamujer misma. Homer o habla deunpais her moso por que en
el nacen bellasmujer es. Y finalmente tambienlosvar ones ocupan
unr ango enlabelleza. Enun pr incipio, esta bellezapar ece estar
J igada a 10or namental (la cor aza, la'ar madur a, cuando habla
por ejemplo deAfr odita, deMar te, deHelenay deAquiIes). Ha-
mer o par ece asombr ar se delabellezaintuitiva. Labell~zamascu-
lina no existe casi nunca por si sola; esta asociada a la fuer za
yalabondad (como enAquiles): unhombr e her moso es por 10
gener al un hombr e fuer te, valer oso, intr epido. Sin embar go, no
es valido 10contr ar io: Par is es her moso, per o cobar de. Cier tos
movimientos del cuer po, de la r odiIla, del br azo en el ar quer o,
del disc6bolo, del jinete, y despues los movimientos mas in-
telectuales de la sonr isa, de los labios, de los ojos, del lenguaje,
del canto son los quellaman laatenci6n por subelleza. Homer o
se r efier e luego al ar tista y habla de la belleza de la obr a, r
gada todavia al cuer po. Despues la belleza se desliga y es la
belleza de la ar madur a, del canto, de la danza y la musica, de
lanatur aleza, delas montafias, de los setos y delos ar boles. La
natur aleza apar ece asi en dos visiones: en pr imer lugar , la be-
lleza se identifica con la natur aleza; y en segundo ter mino,
Homer o liber a el concepto de belleza, vuelvea enfr entar se a la
natur aleza yIeapJ icaun sentido antr opom6r fico quedeninguna
maner a tenia al comienzo.
. La pr lmer a acepci6n de la palabr a "bien"es "util"entr e los'
gr iegos. En Homer o, no existe nexo alguno entr e 10bello y 10!
bueno (en cuanto utH). Desde luego, algunas cosas utHes son \
bellas, yhay cosas bellas que sonutiles; quizatodo objeto bello
seaa la vez util, per o 10opuesto no es valido: una cosa no es .
bella por el mer e hecho de ser uti 1. La bello es 10que se pr e~
senta a lavista; las der r as her mosas no sonbellas por el abono
o por la siembr a, sino por el color delas cosechas.
Se descubr en asimismo cier tas r elaciones de la belleza mOf
r al (agath6s) con el bien: la bellezadel pacto conyugal; EumeQ'
que se pasa la vida esper ando a su senor . Per o en el fondq. ',;
Homer o distingue clar amente la bellezadel acto que per manec~
por completo en 10 exter ior de la belleza inter ior , espect
ficamente mor al. Homer o difer encia los actos buenos, los actos
mejor es, los actos 6ptimos; y con una dialectica compar ativa 10
juzga todo a10lar go desu poema. Aquileses siempr e el mejor ;
por 'debajo de el, los her oes son buenos. La misma jer ar quia
establece par a los cor celes, las r eses, ovejas y cer dos, siempr e
que el inter es r esida en la compar acion. Si bien se obser va en
Romer o una tendencia hacia 10per fecto y 10bello, apr ehende
,conclar idad el matiz que separ a 10bello. 10per fecto, el bien
2 Cf. Ar quiloco.
'~
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~
' ' ; '
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mor al y10uti!. Concibeuncampomor al queseacer caa10bello
hasta el punto de identificar se con ello: un puer to es her moso
por ofr ecer segur idad; el viento nor te es bello cuando so~lade
maner a par eja, sin violencia, ayudando a la nave a deshzar se
como en un r io: no es esto mas. queuna intuicion sensible.
Aplica tambien este concepto a los dioses, a 10ssacr ificios
ya losor namentos, todo 10cual vatodaviaincluidoenel aspecto
sensible. Por otr a par te, 10aplica a cier tas categor ias de ser es,
con 10que encontr amos en el un nuev~ ideal. humano: el . ado-
lescente es siempr e her moso; todo Ieslenta bIen. En lamlSlI13
muer te todo en el es bello. Oponeal adolescente, al joven gue-
r r er o mor ibundo, al anciano cuyo cuer po decr epito yacelamen-
tablemente tendido. Todaviaaqui la juventud semanifiesta por
r asgos visibles, asi comoes tambien unsignovisiblelavir tud de
Penelope que ser ia mas bella, que se mostr ar ia mejor si su
mar ido estuviese pr esente.
Es her moso pr estar oido a cier tos actos pr ivilegiados, como
10es el canto del poeta. Per o si bien hay her mosas obr as de
ar te Homer o no habla jamas de un alma bella. En ningUnlu-
gar 'apar ece labellezacomo el lagr o, la entelequia del bien. ~
mejor de 10que existe es el joven her oe en el acto de ~onr ;
per o19bellono super a jamas a10~o; seIeacer ca~ncler tos
campos, SInembar go, yheaqui queestamos enEr esencladeuna
estetica compar ativa:1.._ r elativista: "Tal cosano es bella, 0selia
mas Bella. "Setr ataae-r efer encias objetivas deun acto afacto-
r es exter nos, por ejemplo r efer encias al tiempo, al espada, al
car acter , a la conciencia mor al 0 jur idica 0 alas costumbr es.
La estetica de Homer a esta siempr e ligadaa nor mas de de-
cencia y conveniencia exter ior es. Dice una y otr a vez: "Par a
mi, par a ti, etc. "Sonexigenciascuyar ealizacionesnatur al, cuyo
cumplimiento no constituye mer ito, per o cuya omision es una
tar peza. Es mas her moso inter r ogar al extr anjer o despues de
lacomida queantes. Es her mosa escuchar aquienhabla. Noes
bello inter r umpir a alguien u olvidar al anfitr ion dur ante una
fiesta. En el f oqda, bello es aqui sinonimo de decente; 10con-
veniente y 10kat6n van juntos, per o se hallan alejados del aga-
th6n. Bello es todo aquello ~ue hace 0 expr esa el ideal de un
"hombr e honesto", deun hombr e demunda: es el decor o, mas
no la mar al pr opiamente dicha, que no admite inter mediar ios
ni matices entr e el bien y el mal. En el viejo Homer o, 10que
convieneesalgoqueseaar monioso; esel tr ato,'laar moniaqueeJ
hombr e estableceentr e el ambiente y los ser es.
J Hesiodo es un poeta gn6mico, dice 10que es: es un canto I
U
h. umano, r eal y nor r np. tivo. stas san las tr es car acter isticas d~
Hesiodo en oposici6na Homer o, que es cpico: es un canto dl-
. vino, de ficcion, de simple r ecitaci6n. . . . . J
r i;
Los poetas lir icos compr enden tr es gr andes escuelas: los lir icos
er 6ticos, ]osher oicos y ]os e]egiacos.
Entr e ]os lir icos er 6ticos, incluso en la Antologia compuesta
de detalles cotidianos, 10bello par ece identificar se con 10justo
yla bellezamor al ocupa su lugar al lado de la bellezacor por al.
Pasando de]os poetas epicos a los lir icos sealcanza el concepto
de la belleza espir ituaI. "Lo bello es aquello que es amado; sin
embar go, par a el amante ]0 bello es ]0 justo. "30 este otr o
ejemplo: "Aquello que no es mas que bello, 10es Unicamente.
par a los ojos, per o 10que es bueno se convier te en el mismo
instante en bello. "4 Segur amente, 10slir icos er 6ticos no ignor an
que labellezaesta ligada acualidades fisicas, mas par a ellos, las
cualidades mor ales son pr eponder antes: "La belleza del alma
la eleva por encima de todo. "I i 0 al obser var que la belleza
fisica se encuentr a a veces en contr adicci6n con la beUezamo-
r a], piensan que puede amar se incIuso 10feo: "Te me has apa-
r ecido pequefiita y sin encanto alguno, y sin embar go ar do por
ti. "6 0este otr o ejemplo: "Una Afr odita sin car nes encadena
siempr e al amante por la belleza delas costumbr es. "1
Estos pequefios poetas alegr es y ]ascivos ya no tienen por
her oinas a ]as diosas, sino alas heter as. Todaviase confundian
en ese tiempo las dos bellezas de Afr odita y Penelope, per o en
estos poetas ya apar ecen bien difer enciadas. La belleza es pr i-
vada, seindividualiza. Es el don quetienetal alma0tal per sona.
Los epitetos deestas "damas"se r efier en mas bien a 10gr acioso
y encantador que a 10bello. La gr acia, que implica el movi-
miento y el sentimiento inter ior , no esta necesar iamente ligada
a la belleza y tiene siempr e alg(lnmatiz espir ituaI. Es, pues, ]a
pr imer a inter ior izaci6n y espir itualizaci6n de la belleza.
Entr e 105poetas er 6ticos, ]a encar naci6n de la belleza no es
ya la mujer , la mujer hecha, madur a y madr e, que no apar ece
mas que en r eminiscencias; su ideal humano es la muchacha
guapa y encantador a, la joven novia, la confidente que tr asmite
car tas: "La belleza es la juventud. "8 Anacr eonte ar de por un
adolescente que tiene 105ojos de una muchacha.
Conla belleza fisica se r elaciona la bellezaar tistica que apa-
r ece por pr imer a vez en la musica, el ar pa, la lir a, la flauta,
y en las danzas: "Gozar alegr emente de los dones deAfr odita y
de las Musas. "9
Per o encontr amos una modificaci6n mucho mas pr ofunda en
Anacr eonte.
4 Safo, Odas, II, 48. En laAlitologia Palatina. Col. Bude, p. 230.
r . I bid.
6 I d., 42. En laAntalogia Palatina. Co!. Bude, p. 227.
1 Anacr eonte.
8 Safo.
9 Alcmena, en Anacr conte.
Ia belleza de la natur aleza que se inter ior iza. Hay, "!nabelleza
de Ias ondas, una bellezafor n1aI. Entr e Ios po:tas eplcos, I~ na-
tur aleza es algo muer to, objetivo, sin duda am,~ado p~; ~~oses
ydiosas mas esta concepci6ndelabellezaer a mge~ua: con
ellos no'hay antr opomor fizaci6n d,~ la natur ale~a~ ml,~~tr asque
par a 105lir icos, 105paisajes so. n estados de ammo , la natu-
r aleza se espir itualiza y humamza. La belleza de la natur aleza
es subjetiva cuando Safo, por ejempl0, Iecanta a la estr ella de
la tar de. I t' I
Entr e 105poetas her oicos, como Pindar o, aper spec Ivase. a-
ter a; el nuevo ideal humane no es yaIaher oina, smo. e~cluslva-
mente 105her oes var ones: los atIetas. Las fiestas r ebglOsasse
acompafian de fiestas depor tivas. . , .
No hay en eUosr elaci6n alguna entr e 10bello y 10utII. . ~.
mas un medio seconsider a bello, aunque cumpla alaper fecclOn
su cometido. Es el bien el que se ligaa 10bello y que seexte-
r ior iza en la belleza. Los valientes y I~s ~uenos son ~ la vez
her mosos Son 105Olimpicosy los r endlmlentos depor tIvos. Es
una estetica del tr iunfo. En las car r er as, 1'indar o llegaa Ilamar
to ka16n (Ia belleza) a la victor ia. EI poeta cel~~r ala bell~
de la glor ia, dela suer te del tr iunfo, la beIlezaflSlca, el ar r oJ o,
lavictor ia. .
EI concepto del bien unido al de ? elleza ~eextIende a to~o
el ambito delos actos humanos: atletls~o, dlscur ~o, cualesqUle-
r a cualidades espir ituales. Pindar o deshga la c~ahdad. abstr acta
del actor y se enfr enta a eIla en cuanto tal, sm r efenr la alas
per sonas. Pindar o objetiva los actos, 10s separ a d. el ~gente, y
cuando las cualidades y 10sactos r esponden a su finahdad. gr Br
cias a su fitness, los llamabuenos. , .
Los lir icos elegiacos insisten en la belleza fls. lea, pe;o c~
mienzan a establecer categor ias y hablan de una J er ar qUl~. SI-
m6nides consider a queel bien pr imer o es lasalud, ensegUlda~a
bellezay por ultimo labondad (1aher mosa sabidur ia). Teogms
se queja de ser a la vez her moso y vir tuoso. Existe, pues~ una
psicologia con categor ias. . . . .
Los elegiacos'son pesimistas, no optimlstas com? los ~P!Cos
y los er 6ticos. Sepr eguntan y? r la esen~ia,dela VIda. Dlvlden
a los hombr es en dos categonas: los anstocr atas y el pop"!la-
cho. ll :Estees viI y malo. La,vidano valela pena. deser vIVlda
mas que por los ar ist6cr atas. Los b~enos, 10smeJ o. r es. s~ 10s
amos' V estos son bellos, justos y VIr tuOSOS. 'Teogms dlstmgue
10m~nilmente bueno 0her moso, 10utH0buen? , I~ ~gr adable0
aquello quer esponde alajuventud, asaber : laJ ustlCla,lasalud,
10 Concepcion que idopta Schiller en su Tr atada sabr e la ingenuo
v 10 sentimental. '
. ]1 Cf. Nietzsche;Asi lwblaba Zmr atustr a.
Ia satisfacci6n del deseo. Sim6nides nos dice que hace faHa
que nos alimentemos del bien y de la vir tud que habitan sobr e
una r oca "solitar ia en un lugar solitar io". Laposesi6n dela vir .
tud, de10ve. r dader amentebello, noescosadehombr es, ni siquie.
r a de los dlOses queIuchan contr a el destino y son vencidos.
"Par ecer a belloaquel enquiennoobser vemosnadaqueseaviI. "12
Todo 10que es esta mancillado; el nacimiento no es estetico.
Loselegiacoshan pr esentido lamaldici6nbiblica. Y sinembar go,
los hombr es han concebido algo ver dader amente bello y que
existefuer a deIas cosas, enlaidea, enel concepto. Deestemodo
se da el paso natur al hacia el metodo metafisico.
Latr ag~d~adesemboca en. lamisma concepci6nyes el r esultado
d~l pesImIsmo de los elegIacos. Par a Esquilo, el hombr e es de-
bd y sehalla sometido alas necesidades. S6focles intr oduce un
sentimiento nuevo: la gr andeza del hombr e. La palabr a kal6n
no sepr esenta al comienzomas queen Esquilo. Poster ior mente,
el,sentido de la palabr a "bello"se amplia y se aplica a objetos
mas numer osos. En S6focles, el pr oblema tr aaico de 10bello se
asocia al pr oblema mor al. Hace su apar ici6~ la kalokagathia,
cuyaencar naci6n es Antigona. "Nada esmas her moso quemor ir
por cumplir su deber . "Electr a dice: "EI unico consuela es mo-
r ir ~or 109uesed~behacer . "Asi pues, labellezaser elaciona y
a,soclaaqUl. con la Idea de la ~uer te. Los pr imer os gr iegos sen.
tlan un ar dlente amor por la VIda. Lostr agicos, en cambio, ven
labellezadelamuer te enlar enuncia, en el sacr ificio delavida,
10cual, sin embar go, no es una idea cr istiana. Entr e los tr a-
gicos llegaa su cumplimiento natur al el fen6meno de inter ior i.
zaci6n delabelleza: labellezaha abandonado el mundo.
No obstante, la tr agedia gr iega no esta constituida exclusi.
vamente del sentimiento tr agico del destino humano; no es s610
el ~er r o~ del dolor human. oinexplicableel que compor ta la ma.
tena mIsma de la tr agedIa. 1
3
AI mostr ar la ter r ible condici6n
humana, la tr agedia gr iegasepr opone r econciliar al hombr e con
su destino mediante la ciencia. EI hombr e llega al saber como
consecuencia de su sufr imiento. Latr agedia gr iega es, a fin de
cuentas, un tr iunfo sobr e 10tr agico; secompone de dos elemen.
tos: 10tnigico pr opiamente dicho, r etr ato delaper dici6n huma-
na, y, por otr a par te, el espir itu de justicia, de equilibr io, de
mesur a. No nos enfr entamos unicamente a la r epr esentaci6n
poetica de la angustia, sino a la expr esi6n de una victor ia de la
r az6n apaciguador a.
12 Simonides, fr agmento 12, linea 16. Ed. Schneider lin, J ena, 1816.
13Cf. Nietzsche: el sentimiento dionisiaco en El or igen de la
tr agedia.
Es el metodo quepar te delaexistenciadeuna r ealidad super ior
par a conducir a la apar iencia sensible. Deducede 10incognos-
cible 10conocidoque tenemos fr ente a nosotr os. EI fil6sofose
encuentr a, tr as la apar iencia de la diver sidad, con la identidad,
con un pr incipio unicp, con una ar j e. '- - - - - - - -
Fue la Escuelaj6nica la pr imer a entr e los gr iegos que cr e6
un sistema metafisico concebido por elementos. La Escuela de
Mileto, la fisicahilozoista, la teor ia j6nica de los elementos no
pueden ofr ecer aun nada pr eciso: el agua de Tales, el dpeit:on
de Anaximandr o, el air e deAnaximenes, tOOoello no puededar
Iugar mas quea una filosofiade10indefinido; en lametafisica
del dp eiron, tOOaespeculaci6nestetica par eceestar excluidapor
pr incipio.
La Escuela pitag6r ica fue la pr imer a en hacer le un Iugar a
la estetica. Pitagor as14 es el cr eador deuna especiedelineade
vida her mosa mas quede pensamiento, deuna especiede ohr a
de ar te viva, de un par tido ar istocr atico: la elite " es un Dietz-
scheismo per fecto. Seocupadelaeducaci6n,delos ar ist6cr atas
tal como 10har ia mas tar de Plat6n. LafilosofiadePitagor ases,
pues, tOOaella una estetica. Ar ist6teles 10sitUaal lado de 105
jonios 0 de105hilozoistas. Per o en Pitagor as, la abstr acci6n se
hace aun mas sutil yeter ea y las r elaciones cuantitativas de}as
cosas apar ecen antes que las r elaciones cualitativas. Es la ape-
teosis del for malismo. EI nUmer oy la medida sonuna abstr ac-
ci6n mas r efinada, mas r acional que la d~ la facultad j6nica.
Puede llamar sele ya una categor ia: "Los numer os constituyen
tOOo10quees. "Per o no sonexaCtamentepr ototipos, ar quetipos
como las Ideas de Plat6n. La natur aleza obr a por mor de 105
numer os, es decir , sigui,endomedidas deter m~adas. Asi, tOOo, 10\.
que seencuentr a enel ambito delamesur a, en laar monia, esta
dotado de r az6n, deinteligenciay devida; y tOOo10quees, es
vivo, piensa y siente. Los pitag6r icos se entr egan a un juego
enter amente var ioen el queel numer o 1r epr esenta el punto. el
2 la linea, e13, 405 lajustida, etc. ; su doctr ina secar acter iza
por una diver sidad depuntos devistay por un r elativismomo-
r al comolasr eglasdeun conventosecar acter izan por sur igidez.
Mas tar de, dividenlos numer os en par es e impar es, y pasan
despues delos numer os alas figur as; 105puntos tier ienuna di-
mensi6n, no sonmer os limites. Laar itmetica seconvier teasfen
geometr ia. Losnumer os cuadr ados, la tetr aktys, son esquemas.
Distinguen lalinear ecta dela quebr ada, y sepr egun~ cuaJ es
la mejor . , Consider all que10es lalineaquebr ada, puesto quela
linea r ecta no tiene mas que un pr incipio y un fin, sin tener
14 Pitagor as nado en Samos entr e 580y 570a. c.
nada en medio. 'Hay algunas figur as elegidas: una pir amide es
per fecta cuando se asemeja a una llama que se aleja, y el cuba
cuando separ ece a la"pesada tier r a": puede, pOl'10tanto, adop-
tar una posicion cualquier a. Obser vamos aqui ya una concep-
cion estetica latente, vir tual, una especie de mistica cientifica
en que se hallan ligadas la matematica y la musica. Fue Pita-
gor as el pr imer o en aplicar al univer so el nombr e de cosmos.
Todas las cosas constituyen una sinfonia, unamusica; el univer se
enter o, "el mundo musico", es una invitacion a la ar monia, y
debemos ajustar nos al r itmo que es la ley'del univer so: "La
ar monia es la unidad de la plur alidad y el acor de de 10dis-
cor dante. "
'Asi pues, no se tr ata de una cosmogonia, sino de una cosmcr
)oglapletor ica de esquemas y de figur as asfcomo de ar monia;
en que se conjugan )amatematica de )as distancias y )amusica
de)asesfer as; las cor onas'de)0 densey)0 eter eo, delaoscur idad
y la luz; las r evoluciones concentr icas alr ededor del fuego cen~
tr al. Los cir culos de air e deAnaximandr o vue)vena encontr ar se
aqui, confor mados lejos del dpeir on y en el juego estetico de las
oposiciones y de los contr astes. Se halla aqui tambien el dode-
caedr o, figur a per fecta y limite de la esfer a, pOl'inscr ipcwn 0,
mas aun,'pOl'cir cunscr ipcion, como "cascar on del univer so".
Pitagor as intr oduce, a la maner a de Platon, la idea del alma-ar
monia entr e los elementos constitutivos y mater iales.
Conocemos las r elaciones entr e Platon y el pitagor ismo sobr e
todo gr acias a'los pitag6r icos contempor aneos de Platon que
fuer on expulsados de ItciUay se r efugiar on en Sir acusa, y gr a.
cias al linaje de Filolao y al gr opo de Tebas. Cebes y Simmias
son pitag6r icos a )a par 'que discipulos de SOCr ates. Timeo de
Locr es, a quien conocemos pr incipalmente pol'Platon, es pita-
gor ico. Es en la Academia donde seper fecciona la especulacion
sobr e los kala schemata y los cuer pos r egular es iniciada pOl'Pi
tagor as y continuada en la cosmogonia del Timeo. En el Teeteto
se. mencionan el octaedr o y el icosaedr o que, afiadidos a los tr es
cuer pos conocidos pOI'los pitagor icos, for man las cinco "figur as
platonicas"asimiladas pOl'Platon a los cuatr o elementos y a la
esfer a del univer so.
1J i
Lasconexiones entr e platonismoy pitagor ismo sonclar amente
visibles ante todo en el Fedo1t y. en el Timeo. En el Fed6n, las
tesis pitag6r icas esenciales se discuten y esclar ecen, pOI'ejem-
plo, laar monfa entr e los cuatr o elementos comoesencia del alma
yel sistema del mundo. En el Timeo, de impor tancia par a nos-
otr os desde el punta de vista estetico, el or igen del mundo es
ostensi~lemente pitagor ico debido al for malismo, el ar itmetismo
IS Cf. Timeo, 53a55.
yel empleo delamedida. Ar istoxe~es~~usaaPla~on,sinr odeos,
de haber compr ado tr es libr ~s pltag~ncos ~e Filola? p~ es-
cr ibir su Timeo. En suma, lamfluencla estetlca del pltagonsmo
en'el platonismo fueejer cida enf0';ffiacuadr ople: po~ el for ma-
Usmo, el nUmer oy lamedida, las flgur as y la per fecclon geoJ D6.
tr ica' por Ia teor ia del alma-annonia que, en Platon, adopta la
for m~ mor al de un temper amento y una mesur a de las vir tu-
des;UI por ia teor la delas Ideas y del esplendor de105modelos;
y, finalmente, por ia par ticipacion e imitadon de 105nUmer os
pOl'par te delas cosas.
Un pr incipio utilitar io y un pr incipio ide~, un krome, ncm y un
pr incipio ya platonico, estr echamente asoc~ados, constltuyen 105
dos puntos esenciales deladoctr ina socr atlca, que sedefine~r
la mayeutica y la kalokagathla. .
La kalokagathia, que unicamente s~ pr ~~enta entr e I~ gne-
gos, es un concepto semimor al y semlestetlco que cons!ste en
una fusion delabellezayel bien. Tal par ece quelapr opla ~a
heIenica, pr endada del ideal mor al y de bell~za, ha quend~
asocial'ambos, y Socr ates seencontr o con esta Id~aen la tr adi-
cion popular ,17 En las Economica de~enofon~e,~~r ates expone
10que entiende pol'kalokagathla: 0 bien un mdlVlduoposee. un
valor mor al, y entonces es posible que sus actos sc:antamblen
hennosos' 0bien un individuo es her moso en su fiSICO, y es po-
sible que'sus actos sean a la vez mor ales; en el pr imer casa,
existe un r iexonecesar io, per o los dos atr ibutos no se r e~er eI!
al mismo objeto; en el segundo caso, el nexo n~ es necesano, SI
bien el mismo objeto seencuentr a en ambos atnbuto~. S6cr ates
r ecum, pues, a la obser vac~6ny llegaa esta concepcl0!1que18
puede llamar se platonica: la. belleza, en cuanto se aSOClacon el
valor mor al, es beJ lezamor al y no fisica. . Este concepto pudo
ser for mulado pol'haber un nexo'natur al entr e la bellezamor al
ylabondad mOlf8l. . '
A continuaci6n, Socr ates s,epr egunta que esla bellezaen sf
y r ecur r e, par a r esponder , a ,. lgunos inter locutor e~, a gente del
oficio como sonlos cir enaicos, los filosofos, pOI'eJ emploel seD-
stialista Ar istipo, par a quien, el placer r eside pol'completo en
el goce de los sentidos. Tr as haber li:>inter r ogado acer cade la
nocion de10bello,!8Iepr egunta: lcomo es posibleq~ellam~
bellas cosas tan difer entes? lCu~1es su r asgo co~un? y Ar is-
tipo ofr ece como r espuesta que debe haber una ldentldad: 10
I
16 ct. L a RepUblica, 1, IV, 428d.
17 Socr ates: 470-399a. c.
18ct. J enofonte, Memorables, 1, III, 8.
bello debe ser 10bueno. Socr ates asiente, per o no consider a que
hayauna identidad. 1. 0bello y10bueno sonidentieos cuando se
les consider a en r elacion a una cosa difer ente. Todo 10que es
bello y bueno es a la vez kr omenon, es decir , conveniente, util,
que cor r esponde a su concepto, a su destino. Socr ates llega a
eoncluir quelabellezaenSl (ka16n kath'aut6) no existesinestar
asociada al concepto dekr omenon, de10util; es el kal6n pr os ti
(10 bello a causa de). Tomemos el ejemplo de las cor azas:
"Tus cor azas, lvalen por el peso 0por sus medidas? ""Es nece-
sar io que seajusten bien. ""Cuando una cor aza seajusta como
debe, tiene una her mosa pr opor cion. " Estas cor azas ajustadas
sonmucho mas bellas quelas cor azas cinceladasy dor adas, per o
que no ajustan bien. Y tambien son bellas por que puede uno
ser vir se deellas. EI metodo de Socr ates es casi un metodCiso. .
ciol6gico de test y de estadistica, difer ente-de la pulchr itudo
adhaer ens de Kant, que no es una bellezavaga, Par a saber ,los
inter locutor es dicen: " iElijamos y votemos!"Es ya, pues, un
metoda de selecci6ny estadlstica.
Par a SOcr ates, es bello 10que es uti! y no 10es mas que en
cuanto util. ASI,un adolescente quebaila es mas her moso -ya
quelagimnasiaIeesutHasucuer po-, queaquel quesemantie-
ne en r eposo. 19. S6cr ates llevasu doctr ina al extr emo; par a el,
hasta las cosas feas pueden ser bellas si son utiles, y en este
punto sevefor zado aeontr adecir se: mis ojos sonfeos, per o pue-
den mir ar de lado, por 10tanto son mas vivosy m6viles, y en
consecuenciamas her mosos.
Par a los fil6sofos gr iegos, la belleza natur al esta muy por
encimadelabellezaar tistica. Lanatur aleza, quehasabido cr ear
la vida, es mas gr andiosa que todos los ar tistas. Tambien Pla-
t6n er a deestepar ecer , ydestier r a alosar tistas desuRepUblica.
Socr ates, hijo de escultor , los fr ecuentaba. En las Memor ables
deJ enofonte, consider a que el pintor no debe limitar se a r epr e-
s~ntar for mas y manchas, sino que debe expr esar pasiones: no
es, pues, par tidar io delamer a bellezafor mal, sino que a sujui-
cio el ar te debe expr esar tambien un contenido. Llega a pr es-
cr ibir le al ar tista la r epr esentacion de objetos con un fin mo-
r al: desea unar te mor alizador . S6cr ates es. de este modo, el
defensor de la belleia antifor malista. par tidar io del contenido,
y su estetica utilitar ia se convier te par a el en una especie de
16gicasin espontaneidad. Or ienta 10bello hacia 10"per fecto".
hacia el "fin". .
Y enestas cir cunstancias apar eeePlat6n. Par a supr imer dialogo
estetico, necesita ante todo tomar posici6nr especto de. las tesis
yaexistentes, yaestor esponden lascuatr o pr eocupacionesfor mu-
ladas en el Hipias.
19Cf. Plat6n, Timeo, 87die.
r
,
t
. ~
En pr imer ter mino, el Hipias y los sofistas. Par ece que en
esta epoca la Escuela de Megar an? es ~as qu~ el ensayo de
dar le for ma r et6r ica al metodo r mtol6gico-poetlCO.Adopta Ia
for ma detr atar losejemplospor separ ado; linicamentesededica
a 10par ticular : ilIabellayegua";2Oel or o y los mater iales: "Ia
lir a her mosa". 21 Este per iodo par ece r evelar la incapacidad de
elevar sea10gener al. Ahor abien, 10quehaciafalta, segUnhabia
mostr ado Socr ates, er a fundamentar definitivamente el concep-
to de10bello, de10belloensf, yhacer ladistinci6nentr e10bello
en tanto que bello y las cosasbellas. .
En segundo lugar , lateona delaconvenienciayel ar r eglode
las par tes. No encontr amos aqui todavia ninglinvestigiodepi-
tagor ismo. El for malismo y los esquemas 5610tienen valor si
las par tes queabar can sonbellaspor sfmismas: no esmas que
alar gar el pr oblema indefinidamente. .
En seguida, la teona pr agmatica, que es sobr e todo sacr a-
tica y vale mas que nada por su cr ltiea y no por el poder de
hacer el mal; 10ventajoso es 10bueno. Asf, SOCr atescompleta
ladoctr ina del khr esimon medianteel ophelimon. Esta doctr ina
seacer ca auna teona del bieny aun a Platon, y tal par eceque
enS6cr ates llegaatr iunfar lakalQkagathia.
Y finalmente, en cuar to lugar , el placer que pr oviene del
ofdo y de la vista: la ar monia de los sonidos y 105esquemas
bellos, pr eocupaciones pitag6r icas; el placer y 10agr adable,
pr eocupacion de Ar istipo en las Memor ables. Per o el concepto
vuelve de cualquier modo, a caer en 10utH debido al placer .
Enton~, llo agr adableser aventajoso? Plat6nalinnor esponde,.
per o nuevamente llegaal bienpor viadeuna delimitaci6n.
En todo caso, el Hipias es cier tamenteun dialogosocmticoy
anatr eptico. El metodo, Ia exposicion, el tema esencial de la
uni6n debien y bello sehallanyasiempr epr esentes, yfr ente a
ellostodo par ecehaber se desvanecidobajo lapenetr aciondialec-
tica. Y deotr a par te, lainsistenciaenr efutar latesis de10me-
r amente util anunciayael kal6n kath'autO ynoel kal6n pr os ti.
La er a socr atica ha llegado a su ter mino, y nos encontr amos
ahor a enel umb~al del platonismo.
20 Cf. 105 poetasa~ar tir deHesiodoy Homer obasta105 er oticos
y Sim6nides.
21Cf. 10cosmeticoenHomer o.
PLAT6N(427-348a. c. ) fue pr obablemente pintor y cier tamente
fr ecuentaba a ar tistas, como al pintor Par r hasios y al escultor
Cleitos.
1
Plat6n no ha escr ito una estetica pr opiamente dicha,
per o sumetaftsica enter a puede consider ar se una estetica. Wila-
mowitz ha sostenido equivocadamente que la filosofia de Plat6n
es politica ysocial. En cambio, sepuede sostener con mas r az6n
que la metaffsica plat6nica es una estetica. Esta for mada de
Ideas queno compr obamos mediante 105sentidos. En el extr e-
mo deladial6ctica sedaun salto, ypor una especie deintuici6n
intelectual tenemos lavisi6nde!asIdeas. Asf, laacci6n supr ema
r ebasa 10intelectual y per tenece a la intuici6n de la inteligen-
cia, ambito pr opio dela estetica.
Laestetica de Plat6n Ieda vida a toda su metafisica. AI r e-
cor dar br evemente los r asgos esenciales desufilosofia, nos dar e-
mos cuenta dec6moesta filosoffaesellamisma una estetica.
Tenemos en pr imensimo lugar la noci6n fundamental de la
noesis ylosder echos delaintuici6n mas alIadetoda didnoia. Los
objetos delanatur aleza no existen mas quepor imitaci6n 0por
par ticipaci6n de las Ideas: el mundo es cr eado por modelos y
par adigmas. EI demiur go se r epr esenta, de esta maner a, como
un ar tista que dispone de modelos impecables y que todo 10
esculpe.
Lobello es aut6nomo tanto en suesencia como en su fin: es
el kalOn k4th'aut6.
Es una estetica que aun siendo objetiva per manece sensual
y sensualista.
En suma, es una estetica jer ar quica que se eleva de estr ato
en estr ato hasta alcanzar la noci6n supr ema de kalQkagathia en
que10bello yel bien seidentifican. I
Analizar emos br evemente el dialogo estetico de Plat6n, el
Hip ias Mayor; a continuaci6n estudiar emos la evoluci6n de la
estetica plat6nica yestablecer emos finalmente lasituaci6n exacta
del Hipias.
Par a empezar , r ecor demos todos los r asgos que convier ten al
Hip ios Mayor en el pr ototipo delos dialogos de la pr imer a epo-
ca, delos llamados dialogos socr aticos. Hay, de un lado, r asgos
for males, liter ar ios, y del otr o, r asgos demetodo; estamos en el
1Cf. P. M. Schuhl, Platon et tAr t de son temps. AIcan,Par is, 1933,
pp. 82-87.
plano diaIectico; nos encontr amos con. Iadid. ~ , no con lain-
tuici6n delanoesis; notamos laausencla. demltos; s61? nosen-
fr entamos ahi r ecuper aci6n, a~asepar acl6n. delas noclones. El
pr opio sujeto r evelalainfluen. cladela~ofi~tI~adeMe~ dela
que pr oviene Plat6n; _ esun dl~J ogoantisofistico, r efuta!ivo.
EI Hipias es un esbozo car icatur esco de la per sonalidad del
sofistaydel lenguajebello. Plat6nexpone10queso!? ' 10ssofistas
en gener al yhabla desuhabilidad par a acumular blenes tempo-
r ales yhonor es.
2
"
A continuaci6n, Plat6n abor da el pr oblema r msmo, el . pe-
queno pr oblema". Lobelloindependi~nteesunconceptodesliga-
do de sus r ealizaciones, es una esenclapar a el espir itu. gl pr o-
blema consiste en buscar la cualidad de10bello, no en efectuar
.una-enumer aci6n decosas bellas. Setr ata de. r eemp~, desde
el punto devista dela compr ensi6n, laextensl6npar cIal deuna
selecci6n ar bitr ar ia de ejemplos. Hace. falta. ele~ar se has~ la
esencia nocional: no es Ti esti katOn, smo Tt estt to ~. he
aqui el punto de vista capital.
s
"Es que, e~ efec!o, exIsteuna
bellezapor laquetodas las cosassonbel~as. Debldoaesto, las
definiciones del Hipias nor esultan convementes: laher mosadon-
cella, la her mosa yegua, la her mosa lir a; como tampo,c0I? son
las cir cunscr ipciones por la mater ia: el ~r o 0,el mar fil; maun
por el ser r ico, feliz, honr ado, que s~ ver anomas ade~te. Todo
esto no sondefiniciones, sinomer as I1ustr aclOnes. SedIce10que
es bello, no 10quees 10bello.
No hemos avanzadohasta ahor a en el pr oblema; todayfan~
apr ehendemos 10belloensf. "Lab~lloensfn? es e~teO~};tom
aquel otr o, sinoalgoqueles comumcasupr oplo car acter .
Masadelante nos encontr amos contr es definicionesdel concepto
de belleza.
Lapr imer a esladelaconveniencia, aquelloqueseemplead~
acuer do consufinalidad ( p rep on): "Lacuchar ademader ade? I~
guer a es mas convenientepar a la oll;aquela cucha:a ~eor o.
Per o esta'defini~i6nestasujeta acntlcas: laconvemenclaesuna
r elaci6n entr e var ios objetosi 0 seaentr e las par tes deun tod~
pr efijado. Si las par tes son~ellas,ensl! l~ ~elleza. no pr ovendni
desu ar r eglo, con10que se'llegana al mfl. mto. ,SIlas par tes. nO
sonbellas, su disposici6nno,podr a pr oduclr ma~ quelaapanen-
cia de belleza, no la r ealidad. "La que pr opor clOnaa las casas
2 Cf. Hip ias Mayor, 281a- 287b.
8I bid., 287c - 288a.
4 I bid., 287 d - 289 c.
l) I bid., 289d. Vea;eL a RepUblica; V: "EI fil6sofojamastomalas
cosasbellaspor 10 belloensf:'
6 I bid., 290 d - 293d.
el par entesco inevitableentr e lanocion de10belloyladel bien.
es decir , la 1zlo1zgathiasocr itica. una bellezar eal, apar ente 0no, r epito, he aqui 10que hemos de
definir . "Asi pues, latesis del pr epon es insostenible.
7
La segunda definici6n es la del khr esimon: 8 "Digo que a
nuestr o juicio, 10bello es. 10util, afir ma Socr ates. " En otr os
ter minos, es el poder de hacer una cosa, mientr as que la impo-
tencia sena 10feo. 9 Esta definici6n igualmente hace sur gir ob-
jeciones. Lo bello no es en modo alguno el poder de hacer el
mal. Eficacia no signifieabelleza; linicamente 10ventajoso pue-
de tener este der echo. Es necesar io elevar se del khr esimon al
ophelimon.10 Es 10ventajoso 10que pr oduce el bien. Sin em-
bar go, he aqui una segunda objeci6n, mas gr ave: 10bello como
poder depr oducir el bien seconvier te en causa, yel bien engen-
dr ado en un efecto. Per o todo el mundo se da per fecta cuenta
de que los dos ter minos se hallan aqui en una r elaci6n r idfcula
y contr ar ia anuestr as cr eencias, a saber , dequeel bien es pr in-
cipio y causa supr ema.
l l
EI ter cer intento dedefinici6n seiniciaen 297e: es el placer
per o s610el placer que pr oviene del oido y la vista: "Lo bell~
es aquella par te de 10agr adable que tiene como or igen el oido
y lavista. "12 En efecto, debe limitar se 10agr adable a estos dos
sentidos par a tr azar el ambito de10bello. El uso comun r ehusa
extender lo. a los otr os sentidos: si a alguien se Iedijese "comer
. bellar nente"0 "un olor bello", Unicamenteser eir ia. uContodo,
tambien esta concepci6n despier ta cr iticas: lSetr ata de un pla-
cer de10uno y10otr o 0de10uno 010otr o? 0seaquela causa
de 10bello no se encuentr a ni enla vista ni en el oido, sino
mas all,. Por otr o lado, un placer no sedistingue deotr o placer
en cuanto tal placer . Y si la vista y el oido son heter ogeneos,
el Unicor asgo comm queles queda es el placer . Lo bello r ecae
sobr e el placer desnudo y sin r estr icciones. No queda mas que
una conclusi6n posible par a justificar el uso comun: que toma-
dos tanto en conjunto como por separ ado, "son los mas inocen-
tes 0mejor es detodOS". 14
Deber iar nos conduir entonces que 10bello es 10agr adable
ventajoso. Y con esta conclusi6n dudosa, simple hipotesis con
que ter mina la obr a y que ofr ece un acuer do no r esuelto, volve-
mos atopar nos conel tema, quizavelado, sinmanifestar se expr e-
samente, mas per sistente a tr aves de toda la obr a de Platon:
7 I bid., 294b.
8 I bid., 295 c.
I bid.
10I bid., 296 c- e.
11 I bid., 297 c y d.
:1. 2 I bid., 299 b.
13 I bid., 298 e - 299 a.
14 I bid., 299 c- 303e.
B ) EVOLUCI6N DE LA ESTETICA PLAT6NICA
Este br eve amilisisdel Hipias nos muestr a queesundialogodel
pr imer per iodo, r efutativo y anatr eptico. Es una obr a cuyoDb-
jetivo consiste en destr uir las ideas falsas que antes se tenian
en cuestiones deestetica y en par tir deuna nu~ base. A. este
dialogo r efutativo sobr e10bello cor r esponde el diMogoL y~ so-
-br eel amor , quer evelalasnocionessobr e susfalsas conexIones:
10similar , 10contr ar io, Empedoclesy Her iclito. Son, pues, dos
obr as deestetica negativa. .
A esta estetica negativa se opone la estetiea constr uctiva: ~I
:Fedro, segundo diMogodePlaton sobr e labelleza, eslaantltes1s
idel Hipias Mayor . Es una estetica del entusiasmo con dos ele-
mentos constr uctivos del pr oblema: el delir io ( mania) yel afml
apasionado. Lo bello es~ aqui ligado a la dialecticadel amor .
El almaqueseencuentr a enel cuer po, enpr esenciadelabelleza,
ar de por r egr esar a su antigua patr ia. Los por os del. cuer po se
abr en alas emanaciones del ser amado, y el alma slentec6mo
sus alas vuelvena cr ecer , y asuvezseanima, sehaceher mosa,
yahor a Ietoeaal amado ser amante. Hayun juegor eflexivod~l
amor , comosi fuer aun espejo: anter os; yel amor selanzabacia
la belleza del alma amada que a su vez ama.
EI Banquete constituyelasintesis del punto devistadialectico
ynegativo del Hipias ydel L ysis, 0seadelabellezaydel amor ,
por un lado, y del punto de vista positivo y constIUctivodel
Fedro, por el otr o. Unaa una se examinan las teonas sobr e el
ar nor y seles r efuta a 105difer entes inter locutor es, basta llegar
al discur so deAgat6n, quien efectua la fusi6n deambosconcep-
tos, amor ybelleza. CuandoSOcr atestoma lapalabr a, cambiael
tono gener al. Setiene la impr esi6n de que este r eSU;ffiendelas
teonas antiguas, pr esentado por los diver sos'apologIstas, es ~e
hecho el ultimoj esfuer zo de Platon dentr o del campo della di~.
lectica anatr eptica. Bastan al~nas dudas deSocr atespar aar r Ul-
nar Io todo y plantear nuevan,\entela cuesti6n.
El ar nor es siempr e un deseo, mas no seconfundeconlabe-
lleza: es el deseo de 10bello. Es, sobr e todo, el deseo de 1a
etemidad en el sentido de que mediante la pr ocr eaci6nbusca
hacer se per manente. Es lapr ocr eaci6n fisica'tanto comoespir i-
tual en 10bello. Labellezaes aquello que el amor buscay que
no posee.
En el Banquete, Ja manifestaci6n super ior es la bellezadel
alma. Lobello sealia al bienyhasta seIesubotdina; el uno es
medida del otr o. Sealia, por otr a par te, a la Idea de10ver da-
38 ANTIGUEDADY EDADMEDIA
d7 r o; 10bello sehace asfuniver sal gr acias a su vecindad con el
bIeny. con 10ver dader o. Labellezapuede confer ir se a un objeto
cualqwer a: es p~, no esta mezclada, no tiene color , figur a ni
car ne; es, en r ealldad, la belleza r acional y mor al. Un alma
~ellaseencuent;a mas cer cana a1aIdea queun cuer po her moso:
La belleza r esIde esencialmente en las almas. "l11 Per o la be-
llezaper manece en el c~po sensible, en la apar ienda, mientr as
que 10va:dader o . y10J usto r esiden en el inter ior de las cosas.
&to: a pnme~ VIsta, par ece estar en contr adiccion con la con.
cepCIonplatomca fntegr amente r acional e intelectual. La Idea
es el escalon supr emo de la dialectica que conduce a esa fase.
Per o ~aIdea en sfno solo exigeun pr oceso inteJ ectual par a ser
~pez:c~bida,. ~ino 1 ; U 1 Ultimo salto. Es este ~Iemento ir r acional,
mtuitiv!>, ~slonano el que per mite a la belleza manifestar se en
la apanenCla.
Ladialectica queconduce al filosofo deun plano al otr o bacia
I? bello, e~ IaRepUblica, tiene un cor r elato exacto en la dialec-
tica empfr ica del amor quetr anspor ta al alma enamor ada depia-
no en plano h~ta alcanzar el de las Ideas, hasta 10bello en sf.
Es ~a r eveiaclon de las esencias por medio de la atr accion. Se
concIbe el am? r como unefecto de par adigmatismo guiado por
Iatr anspar encla de la Idea. Su, intentio es el bien sober ano.
Asf, e~contr amos en I. asdiver sas obr as de Platon sucesivamente
tr es tipos de belleza J er ar quizados:
1 )Labellc:~ de los cuer pos, a la. que se r efier e casi exclusi-
YaIDc:n
te
el Hlp taS. La ? elleza del cuer po es par te de la belleza
lnfenor . Platon Ia clasifica entr e las cualidades infer ior es' la
salud, la~er za, la. r iqueza. Aquf, Platon no abandona el ambito
de10sensIble. Omcamente descubr imos una r apida alusion a la
belle~ de las costumbr es y de las leyes,16mas esta ilusion ape-
nas SI Ilegaaflor ecer .
2) La belleza de. Iasalmas, que nos encontr amos sobr e todo
en e1Fedro. Es 1avtr tud, y 1abellezaautentica no semanifiesta
mas que en ella.
3) Par a 10ssabios, existe 1abelleza en sf.
. Estos tr es estadios 0 nive1esse estab1ecen y or denan defini.
tivamente en el Banf/ uete, diaIo~o que sintetiza, segUn dijimos
18, 10s puntos de VIsta contr anos anter ior es a Platon y que
par te. de10bello sensible del Hipias par a r ecor r er 105do~ niveles
supenor es r evelados o. entr evistos por e1entusiasmo y ~1delir io
del. Fedro. La apor taclon de este segundo gr upo consiste en la
111Cf. EI Banquete, 28, 210ble. Esta fr ase for ma par te de10que
SOcr atescuentaqueIedijo "Iaextr anjer a deMantinea".
18 Cf. Hip ias Mayor, 298b.
doctr ina del amor y el desar r ollo de 10bello a tr aves de pIanos
jer ar quicos: es la ascesis deDiotima.
En un Ultimogr upo deobr as~ laest~tica dePla~onp~ece ha-
ber r ecibido una fuer te influencla por par te del pItagonsmo. EI
FedOn y el Tuteto ledeben mucho; tambien en el Fite, bo, . el
Timeo. y la Rep Ublica, que Ieapor tan a 10bello 10cuantitativo
y10cualitativo, apar ecen elementos pitagor icos. Y e~ justamc:nte
en el Fitebo, en que la belleza por cier to se mantu~neal mvel
del alma sola, donde se pr esenta 10cualitativo: la teOlia de la
pur eza, de la blancur a. Par a Platon, el concc:ptode p~ no
significa unicidad, sino homogeneidad; seasocla connatur alidad
al concepto detr anspar encia y se aplica a. la pur eza y ~ . laher -
mosur a del alma. Asimismo, apar ece dehneada con mtidez Ia
medida, el metr on, que seaiiadea 10indefinido dela diada, ~e
es el mas 0 el menos en calidad par a confor mar la y conver tir la
en belleza y vir tud: "En todas las cosas, la medida y lapr opor -
cion constituyen labelleza comovir tud,"17
En el Timeo, en que Platon par te delacantidad yel nUmer o,
ar r iba a la belleza de !as for mas ( schemata). En el fondo, PIa-
ton no es un for malista en el sentido estr icto delapalabr a,'sino
que desea la sfntesis de for ma y fondo, sintesis que pr oduce 10
ver dader amente estetieo.
En el Tuteta se desar r olla la eosmogonia del Timeo con los
kala schemata y la constitucion geometr iea del mundo. Es aquf
donde vemos el cascar on del univer so y 10scuatr o elementos:
"Mir ad como estos cuatr o cuer pos se han heeho per fectamente
bellos. No estar emos de acuer do con nadie que piense que es
posible ver alguna par te delos cuer pos mas her mosa queestos,"
Volvemos a topar nos con la omnipotencia de los nUmer osc:nla
estr uetur a geometr ica y ar moniosa del univer so. Per o todaVIaS6
pr esenta como una r elacion. La ar monia musical del mundo
depende de las r elaciones entr e las distanci~ de I,asesfer as e~n-
centr ieas. Es la medida, 10mesur ado, la sImetna, la analogta,
el acor de y la ar monia con la teona de la medida y el ter mino
medio ar monico.
Estando todavia bajo lainfluencia pitagor ica habla Platon del
or den ( cosmos), del buen or qen, de la r egia. Entiend
7
par "or _
den en si"cier ta cosamor al, yhabla ya del Mundoumver sal, ya
del Estado. En el Timeo, pr ofesa que el or den ha instituido :1
mundo; del mismo modo, el Estado, 0sea la sociedad, estli r egt-
do por el or den. El or den es una r egular idad, una jer ar qufa,
un r itmo, una multiplicidad enlaunidad; asf, puede elabor ar un
concepto estetico. Esta ar monia pIatonica en el almay enel Es-
tado r eeuer da lateona del alma-ar monia en Pitligor as.
18
Aquf, Ia
11Cf. Filebo, 64d.
18Cf. cap. I, pp. 30-1.
ar monfa y el temper amento de las vir tudes son el bien en el
alma y el bien en el Estado. Hay cuatr o vir tudes car dinales:
la templanza, el valor , lapr udencia, lajusticia (este Ultimoequi-
libr io entr e las tr es pr imer as). La vir tud de los hombr es es
solidar ia con la ciudad en queviveel hombr e, puesto que el in-
dividuo r epr oduce en sfla imagen dela ciudad.
Finalmente, la belleza supr ema esta ligada a la Idea de 1 0
ver dader o y del bien. Incluso en sus dialogos, en que 10bello
es :1esplendor de 10 ver dader o y el bien, hay un esplendor , es
declr , . algo no abstr acto, no r acional,sino sensible y sensual.
Si labellezatiene en algunamedida el r igor del uno y la pur eza
~e~ otr o, 10 bello actua. r ecfpr ocamente sobr e las Ideas. Lajus-
tIcla no es mer amente un acuer do, una identidad entr e dos
elementos, sino una ar monfaquetodo 10une.
Por otr a par te, Platon ha concebido una teona de las ar tes
queno esun sistema, per o enlaqueenumer a todas las ar tes. En
esta teona, su mayor pr eocupacion es 10 politico y 10 social.
J uzga las ar tes no por sfmismas, sino por su influencia pedag6-
gica, por ejemplo en lafor macion del guer r er o. Vuelvecon esto
aun punto devista utilitar io. Lasar tes sonjuzgadas apar tir de
algUnobjeto y no de ellas mismas, juicio incompr ensible a es-
tas altur as en boca de este gr an ar tista, que por estos motivos
utilitar ios dester r aba la poesia. Podemos llamar la una estetica
r eaccionar ia, aunque a veces tiene momentos iluminados, como
en su teona de la tr agedia. En la RepUblica y las L eyes, con-
dena la tr agedia por r azones muy inter esantes: por que habitua
al espectador a ver como en el escenar io los ilustr es her oes se
quejan y sufr en; habitu. a a sufr ir y a lamentar se de los sufr i-
mientos, 10cual ablanda el almay lasensibiliza.
C) POSICI6N EXACTA DEL "HIPIAS MAYOR"
Comencemos con este par r afo nuevo, ahor a que estamos pr epa- I
r ados par a compr ender el or igenexactoyel alcance decada una
de las tesis del Hip ias, de su sentido yfutur o. Los r asgos esen-
dales, la fisonomfa, se esclar eeen. Este pr imer dialogo estetico
de Platon, colocado como por tico al pr incipio mismo de la ave-
nida -u. nico que se ocupa sobr e todo de 10 bello al lado del
FedrQ, que por cier to tr ata dela dialectica y no exclusivamente'
delaestetica- pr esenta los siguientes r asgos car actensticos:
Es el momenta negativo yr efutativo del pensamiento estetico
de Platon.
El Hip ias se encuentr a en un plano diaIectico pur o; todo ef
sedesenvuelveen el nivel estr icto deladidnoia, anter ior al salto
que 10llevar fa a las Ideas y a la noesis. Nos las habemosaqui
conlaestetica intuitiva dePlaton.
Este dialogo no se r efier e a una estetica jenir quica de 10
bello. . Laconstr uccion subor dinador a del Banquete nohanacido
todavia, como tampoco ha sur gido au. nla dialecticaascendente
del amor . Es una r ecuper acion delos pIanos, una separ acionde
los conceptos vecinos, per o no pr evalentes: apenas si comoinsi-
nuacion labellezadelas costtimbr es ydelas instituciones apar e-
ceaccesor iamente mezcladaconlabellezasensible. Nosehabla
mas quede10belloper ceptible tal comopuedeper cibir seenlos
objetos del mundo. Platon no llegani siquier a tan lejos como
Socr ates, quien ya separ a 105 actos mor ales de la bellezaffsica
en las Economica, y en las Memor ables Ieplantea a Par r hasios
pr eguntas acer cadealgobelloenel almaquenoseamensu~le.
Como cuar to r asgo, el Hip ias car ece basta del mas mimmo
vestigio de pitagor ismo. No ha llegado todavia el momento. de
madur ez en quela doctr inade Pitagor as ir r umpe en laestetica
platonica ylar econstr uye.
Todoesto contr ibuye a dar le una fisonomiafr anca, coher ente
y solida al conjunto de las tesis del Hip ias: la fisonomfasocr a-
tica y dialectica dequeyahemos hablado.
Per o de todo 10quehemos apr endido delas otr as obr as dePIa-
ton, l que r eflejos podemos descubr ir aqui que esclar ezcan un
momento par ticular -el pr imer o- del pensamiento estetico de
Platon?
Y per cibimos en pr imer a instancia los acor des sor dos y leja-
nos quer eapar ecen enel pr imer tema. Es 10belloindependiente
y, en cuanto nocion, separ ado de cualquier objeto. Tal par ece
que en esta epoca, en Megar a, se tr anspor taba mer amente a 10
r etor ico el metoda mitologico-poetico. Por el contr ar io, SOcr ates
pr ecisaba lanocionencuanto nocion, desgajandoladelasilustr a-
ciones y los ejemplos. Cr e6 el concepto. Todo esto se opone
a la maner a de 105 megar icos; en la teona de SOCr atesse pr e-
senta el final de una lar ga elabor acion especulativaoscur a que
justamente en esa epoca alcanza sus postr imer fas. En estepr i-
mer tema del Hip ias entr evemos algunos motivos delaposicion
de10belloentr elospoetas epi~os,de10belloextemo: ladoncella
her mosa en Hesiodo; el or o, ~I br illante y las pr opiedades cos-
. meticas enHomer o. Entr evenjos a10lejoslosesfuer zosdeTeog-
nis, como la nocion se va despejando y como el vagoynostal-
gico pesimismo pr ecipita el'sur gimiento de una concepci6n
metaffsica de 10 bello. Platon r ebate, pues, uz,. amuy antigua y
difundida tr adicion estetica como base par a su pr opio ensayo,
ademas de r efutar tambien la for ma r etor ica y softsticadeuna
belleza sensiblevista fr agmentar iamente y en extension.
En segundo lugar j con el tema de la convenienciay el tema
de 10 uti! apar ece en pr imer plano la estetica socr atica. Las r e-
sonancias epicas de la bellezasensible, esta conveniencia, es en
rrJ lr' ' -' '
,li;
cier to sentido la decencia delos actos bellos, la apar lencia equi-
libr ada del mundo exter no, tal como la cantaba Homer o: es la
concepci6n pur amente exter na y de or denaci6n de 10per fecto.
Sobr e tOOoIatesis de 10util, con su ejemplo. de las cor azas, es
muy socr atica: es la teona capital de S6cr ates sobr e 10bello.
Sin duda algona, el lenguaje gr iego r eunia en el adjetivo km6s
por 10gener al ambos conceptos; eslakmokagathia quer eabsor be
10bello al final. No es menos cier to que fue S6cr ates quien la
for mul6: r ecu~r dese el kal6n pr os ti. Per o ya aqufPlat6n deja
atr as a S6cr ates. Rechaza, es cier to, la conveniencia en nombr e
de una belleza de las par tes que se opone r adicalmente al for -
malismo yseapr opia mas bien laestetica socr atica del contenido.
Despu~s, r echaza tambi~ 10uti! en favor de una asimilaci6n
socr atica de10bello desde el punto devista del bien: es la tr ans-
for maci6n del khr esimon en el ophelimon. Per o quiza est~ aquf
yaimplfcito -hecho que sena tfpicamente plat6nico en vista de
su aver si6n instintiva a aceptar Ia asimilaci6n de 10bello y 10
util- el r ecuer do de la r epugnancia similar que sentfa HesiOOo
por confundir los dos pianos, yel sentimiento que10util es siem-
pr e una diada entr e el medio y el fin, mientr as que la intuici6n
estetica r eclama la unidad de una apr ehensi6n inmediata. Y
quizasehalla aqufpr esente, al lado deesta aver si6n intuitiva, la
idea antisocr atica del concepto de 10 bello aut6nomo que opone
el kat6n kath'aut6 al kal6n pr os ti. S6cr ates ha sidoya super ado,
aunque de una maner a confusa.
En IaUltima tesis, la de los placer es de oido y vista, puede
adivinar se yaen ger men 10queser a el futur o de tOOalaest~tica
piatonica. En esta lucha contr a el placer sin distinciones se des-
cubr e el eco de las disputas de S6cr ates contr a Ar istipo y el
er r or comUn de los cir enaicos. Sin embar go, Plat6n sostiene
cier to tipo de placer : 10 agr adable. Y este ser a el tema esencial
y Ultimo de la posici6n sensualista de la estetica plat6nica: el
Filebo sededica al estudio del placer yfunde finalmente 10 bello
y 10vir tuoso. Lo que Iefalta al placer -muestr a Socr ates en el I
Filebo- es el metr on. Y es pr ecisamente lamedida la que salva
el oido y la vista, ,Ios Unicos sentidos que ofr ecen sensaciones
confor mados por lapr ecisi6n del nUmer o. Y esto ya10pr esiente
Plat6n. Su fugaz alusi6n ala belleza de las costumbr es y de las
leyes19 no es otr a cosa sino el anuncio apagado del metr on, Ia
tesis que br lllar a en la RepUblica y que r efer lni, segUnper mite
entr ever , labelleza delas instituciones y ladel alma pr ecisamen-
te a la sensaci6n de la que habIa. Simantiene la r estr lcci6n
a la vista y al oido es por pr esentar el elemento inteligible que
su ir r eductible sensualismo per cibe ya como necesar io.
Y finalmente, lapr opia tesis dela kmokagathu.z es la que PIa-
l . Cf. Hip ias Mayor, 298b.
t6n defender a sin inter r upci6n. No debecr eer se quesetr ata del
bien mor al; siempr e hace r efer encia al bien en si, y esto nos
10pr ueba suficientemente la tesis de10ventajoso: 10logr ado, 10
per fecto, 0, si se quier e, un poco 10 conveniente de S6cr ates.
No se tr ata Unicamente del bien mor al, y Iaexegesis filol6gica
.de un Alfr ed Cr oiset, asi como la penetr aci6n plat6nica de un
Fouilleer evelan clar amente el pensamiento dePlat6n. En efecto,
despues del Hipias y basta las Ultimas expr esiones dela kJz1oka-
gathu.z, Plat6n no alter ani sus ideas acer ca deesta cuesti6n.
En suma, el Hipias -coher ente yhomogeneo dentr o del ana. .
lisis par cial que hace- no deja de ser este todo complejo que
car acter lza !asencr ucijadas: esel punto queencaminaver dader a-
mente toda la estetica gr iega. En eI confluyen, se abor dan 0se
niegan definitivamente lar gas tr adiciones: r esume 105 estadios
~encialesdel' pensamiento socr atico, deja pr esentir confusamen-
te y en cier ne el por venir del platonismo. EI pr lvilegio de la
vista y el oido se explican por suelemento inteligible: y toda
lateona metaffsica delas ar tes sebasa enun elemento deplacer
yun elemento de or den.
ESTRICTAMENTE hablando nohayunaesteticadeAr istoteles, como
tampoco lahay dePlaton. Per o si toda lafilosofiadePlaton es
estetica, podemos decir en cambio que Ar istoteles no es ar tista.
Es un natur alista, y ha expuesto sus ideas con la sequedad y
pr ecision de un er udito. Su--. Q9r aestetica compr ende, por una
par te, consider acion~s pr acticas acer ca de la cr eacion ar tistica
y, por laotr a, un capitulo sobr e lacienciadel ar te, enel queha
tr atado un pr oblema deter minado de tal for ma que siempr e se
tiene que r ecur r ir a61: es un genial esbozodela tr agedia. Ade-
mas, en la Metaf isioa de Ar istoteles debe buscar se algo que se
par ezca a una estetica, una estetica impIicita.
,De que instr umentos, de que metodo se ser vinl Ar istoteles?
Dehecho, aplico los instr umentos queyahabian utilizado otr os.
Par a estudiar la r ealidad emplea un medio enter amente dis-
tinto al dePlaton. Par aeste, lar ealidad no es mas queuna co-
pia imper fecta; 10impor tante quedebeconocer sesonlas Ideas;
de aqui su metaffsica estetica, ya que la Unicamaner a par a
apr ehender es la intuicion. lPar a Ar istoteles, la Idea no tiene
existenciaen. sJ ,es abstr acta par a tOOosnosotr os. 1. 0impor tante
es lar ealidad. Par a conocer la, debemos ser capacesder educir la
a sus causas,y par a. el, la ver dader a cienciaes la investigacion
causal. Ar istoteles ha r epr esentado la investigacion causal por
sus cuatr o elementos: la causa mater ial (aquello de que esta
hechoel objeto), lacausamotr iz 0eficiente(aquello quehadado
lugar al objeto); la causa for mal (la que ha dado al objeto su
for ma); y la causa final 0teleologica(aquello a que esta desti-
nado un objeto): y es por aqui por dondepodia deslizar seunaI
estetica. Laver dader a natur aleza no seconocea menos que se
conozcalacausafinal.
La estetica deAr istoteles esta muy diluida en su obr a. Nos-
otr os la enr iquecemos con todo aquello que esta injer tado en
ella. La (mica doctr ina estetica completa, la tr agedia, es una
autentica casuistica constr uida apar tir deuna teona defigur as
ymodos der azonamiento. Ar istoteles esun logicodelaestetica.
no un estetico.
Hayen Ar istoteles todauna doctr ina sobr elasar tes queviene
a ser una mer a tecnica, no una metaffsica. Esta doctr ina es
muy incompleta. Se olvida voluntar iamente de las ar tes plasti-
cas, ya que no Ieintetesan. Pr eocupado ante tOOopor la cons-
titucion or ganica delosser es, noseocupadelas ar tes, enefecto.
44
mas que alIi donde se manifiesta la actividad final del ar tista:
aquellas cuyas r eglas no se encuentr an en la histor ia ni en la
natur aleza: lamUsicaylapoesia. Unintento der econstr uir la'es-
tetica deAr istoteles no deber a, p~es, basar se en su doctr ina de
las ar tes, sino-segUn hemos dicho- ensuMetaf isica, enlaque
estudia todas las manifestaciones del ser .
Puedeemitir selahip6tesis dequeAr ist6telespr ocededePia-
ton. En efecto, se r emonta a Plat6n la pr imer a vez que habla
deuna actividadquenoseaIaactividadte6r ica0Iapr actica. En
su definicion del hombr e de Estado y en su investigaci6n de
las difer entes for mas de la actividad r acional poIitica. Ar ist6-
teles llegaaIasiguienteconclusion: toda r azon es cognoscitiva,
activa0 for mador a. EI pr incipio deIafor maemanadeunsujeto,
y ~te pr incipio yacesea en la r amn, en su destr eza t6cnica0
en un don innato: es el ar tista consciente, el ar tesano 0 el ar -
tista dotado. .
Ar istoteles distingueentr e las accionesy las cr eacionesar tfs-
ticas, por unapar te, yel objeto delanatur aleza, por Iaotr a; eI
objeto natur al es el mismo causa de sus alter aciones, mientr as
queuna obr a0un acto es causadopor el actor 0el cr eador . De
aqui quelosactos ylas obr as dear te esten sometidosal mismo
pr incipio decausalidad que lanatur aleza. Ladifer enciaconsis-
te en que par a la acciony la "for macion", la causa es psicol6-
gica (pr actica par a la accion, tecnica par a el ar te). En cuanto
a la natur aleza, Iacausa es or g8nica, y por 10tanto metafisica.
Los Iimites entr e la pr actica y la cr eacion ar tfstica son muy
impr ecisos: es laconfusionexistenteentr e el campodelapr ac-
tica y el delacr eacion, quenos encontr amos en todas !as este-
ticas y pr incipalmente en tOOaslas 6ticas idealistas: no hay en
ellas "poetica".
Ar istoteles noconcibe10belloyel biencomocategor iaspr ac-
ticas 0tecnicas, sino que les atr ibuye un valor cosmico0meta-
fisico. Par a el, el ar te es t6cnica, 10bello es metaffsico. En su
Metaf isica, adopta comopr incipio esencial laentelequia, Iar eaIi-
zacion del fin. P~r ael, la pr incipal cuestion estetica -al igual
que par a SOcr ates- es la delas r elaciones entr e 10belloy el
bien 0 10uti!. Losdos concer itosno son en modo algonoiden-
ticos, mientr as que en Platon'subsiste como posibleuna c0nfu-
sion entr e ambos. -
Lobello mor al es, en Ar istoteles, una estetica del bien. Distin-
guetr es clases debietl: el cosmico, el pr actico y el utH.
Concibeel bien c6sm.ico como un dominio apcir te, aislado y
clar amente deteIi:i:imaao. Es el dominiodelacausafinal, 10sub-
lunar io y 10supr alunar io. Ha sefialado los lazos indisolubles
entr e el bien y la finalidad. El bien es la causa Ultimagr acias a
la cual se pr oducen todos los movimientos. Todo aquello que
sur ge en la natur aleza y en el ar te tiene un solo fin: el bien.
1
tJ 'nicar nenteen el campo de los fines puede pr esentar se la cues-
ti6n del bien; este es independiente y ocupa en Ar ist6teles un
ambito absolutamente separ ado de los otr os conceptos. Mas
tax:de, Leibniz, con. su optimis~o, llamar ia Dios a aquello que
Ar ist6teles llama bien. TodQfmpuede detexminar se por un fin
super ior con r especto al coal aquel se convier te en medio. De
aqui nace una jer ar quia de fines y medios que debe poseer un
elemento Ultimo, un fin Ultimo: el bien. 1. 0 que car acter iza este
fin Ultimoes queno puede yaser un medio.
2
Hayque distinguir ,
pues, siempr e entr e causa eficiente y causa final. Tambien en el
dominio del alma: los deseos existen Unicamente par a pexmitir
a la r az6n ejer citar se. La natur aleza per sigue su fin, que es el
ar te. EI alma pone en movimiento aquello que siempr e desea,
seaun bien r eal 0apar ente. Cier to, esta concepci6n del bien c6s-
mico podr fa tr aer consigo consecuencias esteticas. Este bien
en sl es es el pr imer eslab6n, yael estan unidas todas las par tes
constitutivas del mundo; el univer so puede concebir se como
"un dr ama bien hecho", una ar monia y un cosmos. Per o tales
r eper cusiones esteticas no fuer on infer idas por Ar ist6teles desus
pr emisas. Lleg6 r apidamente al bien a tr aves de las acciones.
Ar ist6teles nos habla en segundo lugar del bien p rdctico. Es un
pr incipio de acci6n, de actividad; esta ligado al esfuer zo y a la
voluntad y seencuentr a . enlaacci6nhumana: "Aquelloquellega
a r ealizar se en 1aacci6n es el bien pr actico. "3No se tr ata ex-
c1usivamente de la vir tud que no es mas que un bien entr e mu-
chos otr os. En esta esfer a seencuentr a un campo super ior alos
demas: laeudemonia, enlaquer esideel bien en sf: "Aquelloque
es deseado no por otr a cosa, sino por sfmisma. "4 Nos las ha-
bemos aqui, en el fondo, con la idea del bien de Plat6n. EI con-
l
cepto devalor se deter mina por el mismo cr iter io. Deaqufuna
jer ar qufa debienes for mada por tr es gr upos: losbienes extemos,
los bienes del cuer po y los bienes del alma. I I El mayor de los
bienes exter ior es, seglin el, es la amistad, super ior incluso a
los bienes del alma. La. natur aleza, al aplicar un pr incipio gene-
r al, estar egulada por una causa final: el bien; cadaente pr oduce
el bien que Iees pr opio por la r ealizaci6n de sus dones natur a-
lesinnatos ysegUnsunatur aleza: esel r elativismo deAr ist6teles.
Nohay un bien Unicoeigual par a todos los entes, sino uno par a
1Cf. Metafisica, I, 3-938-31.
2 Cf. De motu, 6-700b 33; De Caelo, 1-9-2679-21; ibid., II-12-292 b 5.
8 Etica, IV.
4 I d., V, 1094b 1.
IS I d., I, 8-1098 b 13.
cada ente 0 fr acci6n de ente: por ejemplo, el bien par a el ojo
es lavisi6n. E1valor consiste en la intensidad con la que cada
ente r ealiza su fin pr opio. Deeste modo, el bien puede ser do-
ble: puede ser deseado por sl mismo, en sf, sin inter es, 0 par a
alguna otr a cosa. EI pr imer o tiene mayor valor ; el segundo
equivale a10util.
En el anaIisis del valor , 10util es el bien que sir ve demedio, es
el bien que5610sedeseapar a algtinotr o fin. 1. 0 uti! for ma par te
de todos los bienes, per o no pasa jamas de ser un medio, 0sea
que no es el bien ver dader o; el Unicobien que no es a la vez
medio es la eudemonia. 1. 0uti! sin fin deter minado quier e decir
tanto como "par a el sujeto queactua"yseconfundeconel egols-
mo: "Egofsta es aquel ques610actliapor 10uti! ynopor el bien
y 10bello, ya que 10utH es un bien per sonal, mientr as que
10bello es el bien en s1. "6 Per o el ambito pr opio de10uti! es la
deliber aci6n acer ca de los medios de acci6n, tanto en cuanto a
la mor al como en cuanto a la politica. En efecto, la acci6n mo-
r al esta subor dinada a la deliber aci6n del entendimiento y nues-
tr a actividad mor al esta sumer gida en 10util. 7 Depar ecida ma-
ner a, en la actividad politfca los hombr es de Estado no sepr eo-
cupan del fin. . sino delos medios der ealizaci6n. El objetivo de
un discur so politico es siempr e 10uti! 0 10nocivo; s610como
algo accesor io se hace r efer encia a 10justo, a 10injusto, a 10
bello, etc. No es esto 10impor tante. 8 Es necesar ia la clar lviden-
cia par a alcanzar el bien: hace falta saber discer nir 10uti!. Es
esta c1ar ividenciala que en Ar ist6teles r eemplaza la vir tud mo-
r al por excelencia de los gr iegos: la mesur a.
En el seno delavir tud -que par a los gr iegosno seagota en
10mor al- se conjugan, ar monizan y contr ar ian 10bello y el
bien. El ambJ to de. la vi!'!4d es una sfntesis de la belleza y de
10mor al. Por sl sola, lavir tud no constituye la eudemonia. Son
necesar ios algunos bienes accesor ios, como por ejemplo 1afor - .
tuna, si bien los elementos esenciales siguen siendo los aetos
vir tuosos. Cier tq, lavir tud quenace delar eflexi6nyquesupone
una deliber aci6r l seencuentr a alejada del ar te. }>er oel bien ~o-
r al seapr oxima a)0belloen~os-aspectos; pr imer o,aI r es!dir en
una medida justa, eXl.un equilibr io de nuestr as inclinaciones
itldividuales, es el mismo individual por su constituci6n; y en
segundo lugar , supone un p lacer que no obstante ser r esultado
deun equilibr io individual no es egolsta. Individualidad yplacer
r establecen la estetica en la etica de Ar ist6teles. Vir tud y be-
lIezaestan en acuer do 0 en desacuer do, per o ambas se r econci-
lian enla eudemonia quelas dominaylas sintetiza: esel thj mos
"1
~
en oposicion alaepithymia. EI bien tr ansfo~ado en subjetivo,
conver tido en actividad del hombr e, sellama Vlr tud, y posee ele-
mentos degr andeza, definalidad y deconvenie~cia. Segu. nAr is-
toteles consiste esencialmente en la accion desmter esada. Esta
accion'no es solamente buena, sino tainbien bella. La accion es
bella cuando su desinter es sepr esenta atodas luces, fuer a dela
dir ecci6n y meta dela accion. EI desinter es en sfya es belleza.
Por otr a par te, el plantear se una meta ~esinter esada es un r asgo
de gr andeza. Esta gr andeza de la acclon es, pues, el segundo
punto decontacto conlaestetica. EI desinter 6s s. olo,aislado~ de-
r ivado del bien cr ea su belleza yes, pues, estetlca par a Ar ist6-
teles. Laaccio~ mor al es gr ande ypor 10tanto bella. Per o mien
tr as estas dos cualidades sigan inher entes al bien m()r al, nos
encontr amos aUnen el campo de la etica. Par a la r etor ica, ya
no se pr esenta 10bello como cualidad del bien, sino que nos
encontr amos con el bien como subor dinado a10bello. Estos dos
r asgos pr ueban que par a Ar ist~teles 10bello es s!ntesis de algo
mor al (desinter es) y algo estetico (gr andeza). Smembar go, al
lado deestas r efer encias, existe una discor dancia, una diada en
tr e el bien y 10bello, que pr ovoca una r uptur a en lanocion sin.
tetica de kalokagathia.
9
EI pr imer desacuer do se r efi:r e a las alaba~a~ que ~er e-
cen las acciones buenas y las aCClOnesbellas. Ar istoteles plensa
quelaalabanza debedir igir se alavir tud acausadelas obr as que
esta cumple. En cambio, la glor ia debe atr ibuir se a las obr as
mismas; 10que sehace digno de la alabanza es la intencion, el
afan, que es subjetivo. 0sea que se pr esenta una difer encia
r adical entr e el bien, laintencion y su pur eza, por un lado, y 10
bello, la r ealizacion y su r esplandor , por el otr o; en otr os ter mi-
nos: entr e el esfuer zo inter ior y laobr a.
La segunda difer encia r adica en que la vir tud se per sonifica
en los individuos. Son estos, 105agentes, quienes son mor ales.
En cambio, las acciones en sfpueden ser bellas.
En ter cer lugar , el bien puede llegar aser estetico. Per o si el
contenido del bien y de 10bello es identico, su for ma, su per s-
pectiva es distinta. EI bien y 10bello se difer encian por la con-
templaci6n. Ar istoteles sobr entiende que 10bello se contempla
yel bien sehace. .
Per o la difer encia fundamental entr e ambos r emos se en
cuentr a mas alia. EI univer so es una sucesi6n definalidades; el
bien constituye el ambito mismo de la finalidad. Sin embar go,
nos enl"nntr amos con la belleza aun en lugar es en que no hay
finalidad, 0bien, si enlaconcepcion teleol6gicadel univer so nos
enfr entamos a la belleza, la finalidad viene a ser mer o acceso-
r io. Hay aqufuna difer encia de fondo: el bien es fundamental
9 Cf. Platon. lamedidadel Timoo.
mentefinal; 10belloseescapadelafina!idadoal men~ notoma
par te r igur osamente en este juego continuo de lafinalidad. r en
esta jer ar qufa incesante defines: es, en palabr as deKant, una
finalidad sinfin".
2. Lo bello f ormal
AI lado de 10bello mor al tenemos 10bello for mal. Ar ist6teles
seenfr enta conesto al cor tes hedonista Ar istipo, quienpr etendfa
que en las matematicas no podfauno encontr ar v~tigio alFO
debondad 0debelleza. Encambio, r econocemos lainfIuenclade
Pitagor as. En las matematicas, que per tenecen al or den de 10
inmutable, todo es necesar io, nada es final. Per o si las~tema-
ticas car ecier an defin, entr e el mundo de las mat~ticas y el
mundo a secas se abr ir fa un abismo. Nuestr o espfr itu esta go-
bemado por la busqueda dela causalidad. Race falta, pues, un
nexo par a logr ar la unidad denuestr o espfr itu: es. tenexoes Ia
belleza quetiende alainmutabilidad: "Las for mas supr emas de
10bello son laconfor midad conlas leyes. la simetr fay la deter -
minacion, ysonpr ecisamente estas for mas las queseencuentr an\
en las matematicas, y puesto que estas for mas par ecen s~r la
causa de muchos objetos, las matematicas se r efier en en Cler ta
medida a una causa que es labelleza. "10
Asfpues, la gr andeza en sfr epar a en las tr es categor fas IDa-
tematicas debelleza:
1 )Laconfor midad conlas leyes0taxis. Aquelloqueesbello
no es ar bitr ar io contingente ni ir r acional. Labelleza es la r a-
zonen for ma d~ leyes. Es lar azon laquefija y c~ las ley~ a
las que estan sometidos los objetos bellos. Laes~etlca~eAJ :!st6-
teles, contr ar iamente al Banquete, es una estetlca r aclonalista,
Este or den y esta confor midad con las leyes r epr esentan la con-
dicion mas gener al de10bello; yaqui volvemosa. topar nos con
!as fuentes natur alistas deAr ist6teles. Per o este filosofono ob-
ser va que en el sentimiento estetico existe algo que ~simpr evi-
sible alogico y mister ioso y que no se r educe a mnguna ley.
Ar ist6teles todo110r educe al analisis conceptual de las cuatr o
causas. lnduso cuando 10beI10sepr esenta enambitos noestr ic-
tamente matematicos, Ar ist6t. ~lesinsiste en su aspecto. matema-
tico y en su confor midad con las leyes abstr actas, 10gIcasy r a-
cionales. ' .
2) La simetr fa. Son simetr icos aquellos do,Sobj~tos co~
sur ables por el mismo patr on, cuando estos dos ob]etos, gr aaas
. a su similitud con el patr on, sepueden r educir alaunidad 0 al
menos cubr ir se. . Solohay bellezaen la simetr fa cuando los dos
objetos simetr icos sdn gr andes. Lasimetr fa en10pequenono es
10 Ar ist6teles,ltf etaf isica, XII-3-1178-1.
r. .
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. '? '
"
bella: de aqui que el macho sea mas her moso que la hembr a y
tenga mayor gr andeza, nos dice el natur alista Ar ist6teles. Par a
cH, lasimetna es simbolo de 10per fecto. La_ mujer no sim6tr ica
es per fida. l1 Lasimetr ia consiste, en Ultimo anaIisis, en la fina-
lidad, queesel pr incipio super ior : esalavez10medido (metr on)
y 10conveniente.
3) La deter minaci6n, que no es mas que una modalidad del
~r d~n. No setr ata aqui delimitaci6n. Hor izein significa definir ,
mdicar , enunciar la esencia de un objeto, fijar sus car acter es
esenciales por oposici6n a'los car acter es esenciales de otr o ob-
jeto; es laespecificaci6n cualitativa yaun la definici6n. Lobello
matematico es una belleza esencialmente acabada (hor ismenon) ,
una bellezapositiva. Y todos estos elementos secar acter izan por
el r acionalismo.
Esta belleza for mal se manifiesta ante tOOoen el cuer po hu-
mano. Aquf, Ar ist6teles vuelve sobr e la concepci6n de la finaH-
dad. . Lo bello en el cuer po es 10que en el es final: la salud, la
fuer za, la gr andeza, etc. ; la salud ocupar a el pr imer lugar : Esta
bell~ per tenece al r eino de los sentidos y debe ejer cer una in-
fluencla seductor a. En seguida, la belleza es difer ente segful el
gener o, la especie y la edad. Ar ist6teles consider a finalmente
el ambito delos sonidos y delos color es. t:ste campo de la vista
y el oido es el'de la intuici6n sensible. Asi, de la concepci6n
matematica pur a esta uno obligado a dir igir se a una r egi6n sen-
sible que Ar ist6teles consider a infer ior , per o espedfica y r eser -
vada a la belleza de los cuer pos, de los sonidos, de la vista. Si
bien la separ aci6n r adical y excesiva, habr ia conver tido 10bello
en una noci6n pur amente for mal, por los nexos de las matema-
ticas con la vida, con la acci6n, poco a poco secompenetr a in-
dir ectamente definalidad eintuici6n por 10b~lloyvienear esul-
tar en una especie de expr esi6n matematica>. del bien. Es un
bien r educido alas for mas, y justamente en esta definici6n des-
emboca toda estetica metafisica: una doble sintel? isentr e 10r a
cional y 10sensible, entr e 10for mal y su contenido.
,En r esumen, 10bello comienza teniendo un sentido negativo.
Esta conceptualmente separ ado del 'bien, que siempr e apunta ha-
cia al1Nnfin, y de la univer salidad te6r ica que, en cuanto teleo-
16gica,no es mas quefin. Lo bello es 10no final.
En el aspecto positivo, 10bello es, en Ultimo analisis, algo
r acional, a1ii:J . quesumido en el r eino de 10sensible. De aquflas
pr etensiones deunidad denuestr a r az6n: legalidad, simetr fa, de-
ter minaci6n.
Y finalmente, 10bello debe poder per cibir se con los sentidos.
Esta concepci6n se acer ca consider ablemente a la de Plat6n; es
mas pobr e, per o mas r igur osa. Laper ceptibilidad de 10bello en
11 Flsica, III808-26-6-813.
Plat6n se pr esenta, sin embar go, de maner a mas distante. Alis-
t6teles la sobr entiende ante tOOopor asimilaci6n a !as mater na-
ticas, que no se someten a pr incipios sensibles, ni se sir ven ja-
mas demitos como el delacavema.
B ) LA TEOR1A ARISTOT~UCA DE LA TRAGEDIA
La teona delatr agedia en Ar ist6teles constituye el centr o dela
Poetica, ydeesta misma obr a es la(micapar te completa queha
llegado a nosotr os. La Poetica es una r ecopilaci6n de notas de
clasepr onunciadas anteun auditor io ateniense. Fuer on compues-
tas dur ante la segunda estancia deAr ist6teles en Atenas, es de-
dr , dentr o de los diez UltimosaDosque pr ecedier on su mue~e.
No es, pues, solamente una obr a desu plena madur ez; contiene
ademas elementos esenciales que pr ovienen de un elevado ante:-
cesor . EI Gor gias y la estetica del pr estigio, la ilusi6n y la nu-
mesis confluyen par a pr ovocar la cathar sis ar istotelica. Las pa-
siones suscitadas son iguales en el Gor gias y en la tr agedia de
Ar ist6teles. 12 Volvemos a encontr ar aqufel ilusioJ ;lismode IQs
sofistas y el ilusionismo del escenar io. La tr agedia, a difer encia
de lahistor ia -que es la disciplina que tr ata de10ver dader o-,
es ilusi6n de 10ver osfmil. En el pr opio Plat6n hay una teona
impHcita dela tr agedia que no sehalla demasiado lejos de una
r eflexi6n acer ca delasofistica.
18
1. L a tr agedi4 segun Ar istoteles
En lasecci6n delaPoetica en queestudia latr agedia, Ar ist6teles
comienza por difetenciar la de la epopeya. A continuaci6n, dis-
tingue seis par tes constitutivas dela tr agedia: el espectaculo, el
canto, la elocuci6n, los car acter es, el pensamiento y lafabula. De
estos seis elementos, Ar ist6teles ha analizado dos, la fabula y
los car acter es, consider ando -en oposici6n a 10que ocur r e con
1a tr agedia fr an,cesa- la fabula 0 maner a de llevar la acci6n
como la par te esencial, mas impor tante en la tr agedia que los
car acter es.
14
;
Siempr e quetr ata del ar tJ , Ar ist6teles seha ocupado mas de
las pr acticas que de10bello,ensf. Par a el, el. ar te es una cien-
cia, y techne es muypar ecido a episteme, si bien hacenotar una
difer encia entr e ambos conceptos. Meta y fin de la ciencia es
r epr OOucir 10quees. Tambien el ar te es enpar te imitaci6n de1 0
12 Plat6n, Gor gios, 76 B II, 8y 9.
13Cf. Goldschmidt,1"Le pr oblemede la tr agedied'apr es Platon",
Revue des ~tudes Gr ecques, 1948.
14 Poetica, Intr oducci6n. CoI. Bude, pp. 6s.
que es, per o hay en la natur aleza cosas que~no se logr an 0 que
no son llevadas abuen fin. EI ar te llevaa su per fecci6n aquello
que lanatur aleza no ba acabado, fuese por falta detiempo 0por
falta de ganas. EI ar te r ivaliza, pues, con la natur aleza: es una
concepcipn plat6nica que Ar ist6teles lleva a la exager aci6n, pr e-
~~dose que es 10que justifica la imitaci6n. Explica este
mstin. to por el deseo de conocer y el placer ligado a eI. Aunque
el ar tista secomplazca tambien con objetos r epr esentados e imi.
tados que en la natur aleza son desagr adables, tendni mayor es
ventajas si toma los modelos mas ber mosos. Todas las ar tes
incluso la poesfa, son, pues, un ar te de imitaci6n. Ar ist6tele~
llega a la siguiente definici6n: "La tr agedia es la imitaci6n de
~ acci6n completa y acabada que posee una gr andeza deter -
~~" Es w;t todo que tiene "un comienzo, un medio y un
final . 111 La acc16ndebe ser ser ia, noble, completa con un des-
ar r ollo justo sostenido por todos los elementos 'or namentales
que, segUnsu especie, se distr ibuyen bajo la for ma de dr ama y
no ~er ecitaci6n yalcanzan, seaexcitando lapiedad 0el ter r or , a
pur ificar en nosotr os 0 a pur gar estos dos sentimientos.
" !- o que car act~~ una acci6n es que esta constituida por una
sene de aconteclIDlentos que obedece a una dir ecci6n deter mi-
nada. En una totalidad ver dader a, cuando semodifican sus par .
tes, el to?o queda aniquilado; y estoes valida sobr e todo par a
la tr aBiedia.
1l8
Esta acci6n debe ser completa: la tr agedia debe
conclwr , seguir ~ta la meta la dir ~ci6n de las fuer zas psfqui.
cas que entr an en J uego desde el cor menzo. Esta evoluci6n debe
te~er cier ta extensi6n,. I~ cual nos hace r ecor dar , segUn dice
Ans!6teles en su defiDlCl6nde la tr agedia, la. gr andeza, que es
cualidad de 10bello. En esta definici6n estan pr esentes dos ele-
mentos cuantitativos: acabado 0finito, y gr andeza. Asfpues, la
tr agedia debe su valor estetico en par te a la gr andeza que se
manifiesta esteticamente en la natur aleza, el canicter de los se.
r es humanos, los acontecimientos. Apar te deesta noci6n esta eJ
sp oudaios, 10valioso. Este elemento, en el fondo, es mor al ame- !
dias: equivale a una estetica de los valor es. La acci6n tnigica-
debe ser digna, mientr as que los elementos de la comedia pue-
den car ecer dedignidad, incluso deladignidad mor al. AI lado de
la gr andeza se r equier e una l:)r denaci6nr igur osa. La tr agedia
debe cor r esponder auna solar evoluci6n solar en cuanto al tiem-
po. Laacci6n debe ver ificar se en un lugar unico. Estas nor mas
seexpli~ por las C? ndicionesmater iales delas r epr esentaciones
dr am8ticas en Gr ecIa: no habfa tel6n ni decor ados m6viles el
cor a estaba siempr e pr esente. Las necesidades se consagr a~ a
tr aves delas convenciones. '
15 Poetiaz, VII-450-6.
1814. , 461e 32
En cuanto al dr ama pr opiamente dicho, no debe ser r ecitado.
La dr amatico no ha deser nar r ado, sino r epr esentado, es decl. r ,
encar nado en los per sonajes que se identifican con el her oe a
quien r epr esentan. El dr ama 10encontr amos casi exclusivameute
en la tr agedia, gener o que apar eci6 al Ultimoy con mayor c::om-
plejidad; en el se ve r ea1izadala natur aleza de }ascosas; nos
enfr entamos aqufal finalismo y al concepto supr emo deAr ist6-
teles. EI dr ama debe suscitar la piedad, el ter r or y de:m8s])a-
siones anaIogas, como laadmir aci6n.
Mucho seha discutido acer ca del ter mino "ter r or "ysu senti-
do ver dader o ( p hobos). Lessing, en el sigloXVIII, 10tr adujo par
temor . Temor y piedad ser ian, pues, cor r elativos y significar fan
lamisma cosa. Habna unapiedad par unmal yun temor por que
no npgtoque. Latr agedia fr ancesa se habna equivocado, enton-
ces'al r epr esentar gr andes acciones; la tr agedia podr ia ser tam-
bien bur guesa. La teona de Lessing es er r 6nea: es un Dider ot
nevado a la exager aci6n. Ar ist6teles sencillamente extr ae su le0-
na de 10sgr andes tnigicos gr iegos, par ticular mente de'S6focles.
Ahor a bien, estos dos sentimientos se expr esaban en ellos; sen-
dan piedad por el sufr imiento de nuestr os semejantes: er a una
simpada casi animal y de la cual, cier tamente, . son capaces 105
animales. Par a que este sufr imiento par alel0 exista, son necesa-
r ias cier tas car acter isticas. Si setr ata deun individuo absoIut.
mente per ver so, nohaysufr imiento tnigico. Antelator tur a ffsica
deeseser , tal vezhabr la el gr ito del animal, sin ninguna piedad;
ser ia una "filantr opfa":el mal fisico de Filoctetes. Par 10tan-
to, los per sonajes no deben ser absolutamente per ver sos. Per o
tampoco deben ser absolutamente inocentes, pues nuestr o seD-
timiento de la justicia se r ebelar la y nosotr os no 10sopor tar fa.
mos. Entonces 'es pr eciso, segUnAr ist6teles, que el per sonaje
no sea ni inocente, ni enter amente culpable: un ser semejante a
10que todos somos y con el cual podamos simpatizar . Cuando
ese ser sufr a, no sentir emos ese sentimiento de injusticia abs<>
luta. Todos los per sonajes de la ~ gr iega, segUn.Ar lst6-
teles, entr an en ~ta definici6n. A veces encontr amos queel cas-
tigo no es pr op6r cionado, COI;110 en Edipo, per o sin embar go en
par te es mer ecido. ;
El ter r or difier e delapiedad. No es pr ecisamente un temor
disfr azado. Ar ist6teles piensa que lapiedad esta r eser vada aIos
per sonajes; 10que nos inspir a el ter r or son las catistr ofes que
vemos desar r ollar se yquesoncausadas por lafatalidad 0llIiaItIce.
EI .ter r or se manifiesta ante los designios ineludibles'del Des-
tino. La ter r ible siempr e es causado po. r el Destino. Asfpues, la
piedad y el ter r or no son s610psicol6gicamente difer entes, sino
incluso ter minos opdestos: cuandosentimos temor , no tenemos
piedad y a la inver sa; son, pues, dos sentimientos excluyentes
cuando se ballan. en pr imer plano. EI ter r or y el miedo son de
F}" . ,
natur aleza egoista; la piedad es altr uista. Estos dos sentimien-
t08 difier en hasta en su objeio. Habia en Gr ecia algimas obr as
teatr cUes, por ejemplo de Eur ipides, que se llamaban "piezas de
piedad", yquesedistingufan delatr agedia ycor r espondian aese
tipo de comedia sentimental que alababa Lessing.
Laver dader a finalidad de la tr agedia es la cathar sis que po-
see dos sentidos posibles. Consiste sea en desembar az~os de
tales pasiones, 10cual concor dar la con bastante pr ecisi6ncon eJ
~ntido plat6nico; deponemos estas pasiones en el teatr o, pr adu. ;
clendose el fen6meno dehomeopatia. 0bien sepuede tr atar de
la autentica pur ificaci6n en el sentido que tiene este concepto
entr e 105neoplat6nicos. En Plat6n, este sentido de pur ificaci6n
est~tica sepr esenta ya con Muchafr ecuencia y se aplica tanto a
lam6sica como a la tr aged. ia0 a la danza. :l'1No se per sigue un
efecto ~ticoni un efecto pr actico, sinoun efecto deentusiasmo.
18
Este entusiasmo se justifica: toda emoci6n que br ota violenta-
mente en algunos hombr es se encuentr a en todos los ser es
humanos; 10que distingue aunos de otr os es el gr ado delas pa-
siones. Cier tos hombr espar ticular mente sensibles a este entu-
siasmo se pur ifican por la musica, que tiene una vir tud apaci.
guador a. Tambien hay, por analogfa, per sonas muy sensibles a
la piedad y al ter r or . Estas pasiones no desapar ecen y vuelven
a ocupar el lugar que les cor r esponde. 1. 0 que se desvanece es
la demasia y el exceso. En vez de llor ar por cualquier cosa
nimia, Unicamente se siente piedad por 10que laamer ita: llega
uno a ocupar se Unicamente del valor .
2. Los grandes temas de f a Poetica de 10 trdgico, a la luz
de 10scomentadores
Estudiar emos sucesivamente, en el dominio de 10tr agico, la in-
fluencia queha tenido Ar ist6teles en laver osimilitud; en la r egia
delas unidades, en la teor ia del p hobos y en la catharsis. -
Ar ist6teles, que concibe la tr agedia como 16gico,es par tidar io
de la ver osimilitud y la necesidad. No destier r a, emper o, la
noci6n de10mar avilloso. Lomar avilloso es el ver dader o centr o,
el escenar io delatr agedia. EI placer que pr oduce 10mar avilloso
tr agico emana de la satisfaccion de nuestr o instinto de conoci-
miento e'infor maci6n.
I l l
Las per ipecias, los cambios del destino
C? nstituyenpr op~amente 10mar a'1lloso. En latr agedia, 10mar a-
viUosodebe sur glr del contexto mlsmo delaacci6n. Aun cuando
la contingencia gufa 10que sucede, es necesar io dar le la apa
1 1 Cf. .Ar ist6teles,Ret6r ica: pur ificacionmusical y por movimientos.
18Ar ist6teles, Politica, VIII.
18 Poetica, 9-1452a.
r iencia de necesidad. 20 Lateona de 10mar avil1080apar ecer a in
cluso en Boileau.
Es pr incipalmente entr e los italianos donde podem08 obser -
var las etapas sucesivas dela tr agedia en el sigloXVI ymas tar de
en el XVII. Entr e los te6r icos y cnticos, muy numer osos, de~ta
epoca vale la pena r etener tr es nombr es fu~d~entales: Vl~,
que publid6 su De Ar te Poetica en 1527 y eJ er c16una gr an In-
fluencia; Escaliger o, quien public6 sus obr as en Agen en 1561,
insistiendo en el for malismo de Ar ist6teles ademas de quer er
consagr ar lar egIadelas. tr es unidades y los cinco aetos; ypoco
despues Castelvetr o dio a conocer sus osadas opiniones, en 1570.
combatidas a los pocos afios por Piccolomini; en 1575.
En Fr ancia, en el sigloXVII, lalucha delos par tidar i08 de !as
r eglas contr a sus opositor es dur ante todo el r einado deLuis XIII
acabar fa en el tr iunfo deAr ist6teles. Lagener aci6n de 1630, con
Chapelain, Scud~r yysobr e todo J ules laMesnar dier e, m~dico del
r ey y confidente . deRichelieu, desembocar fa en 105escntos te6-
r ic08 Mucha mas libr es, deComeille y del abate d'Aubignac.
E~ la Poetica, Ar ist6teles hace una distinci6n capital entr e
lahistor ia y lapoesia. 21 Loposible es objeto itnico dela poesia,
per o debe utilizar se segitn "Ianecesidad y la ver osimilitud". 22 Y
afiade: "En r elaci6n con la poesia, 10ver osfmil imposible vale
mu que 10inver osimil posible. "28Deeste modo, pueden suee-
der se 10r eal, 10posible, 10ver osfmil 0, en palabr as de Br ay, "10
queha ocur r ido, 10quepuede ocur r ir , 10queuno cr ee quepuede
ocur r ir ". 24 Lo ver osimil es super ior por apoyar se menos en los
hechos que en la opini6n del publico. "Es ver osfmil -dice Ar is-
t6teles- quesucedan cier tas cosas apesar delaver osimilitud. "21 1
En suma, la poesia nada tiene de la r ealidad de la histor ia; es
el ambito de 10ver osimil, que sigue como cr iter io el de la opi-
ni6n y se confor ma a ella. Los comentar ios y e~emplos de C~
telvetr o apoyan esta tesis. Sur ge entonces la dlsputa de Hem-
sius, par a quien "10ver dader o es siempr e ver osfmil". En seguida
apar ece Cor neille con su teona de la ver osimilitud fundada en
el hecho hist6~0, por excepcional que este sea. Par a r efutar
esta teor ia Boileau dir a: "Lo ver dader o puede algunas veces no
ser ver osfutil. "26 De aqui se;der iva la condenaci6n del Cid por
par te de Scuder y: el tema del C id es hist6r ico, y consiguiente-
mente posible, per o es inver ? simil. A su vez, Chapelain r educe
20 I bid.
21 I eL , 9-1451a 36-1451b 11.
22 I d., 9-1451b.
28 I bid.
24 Rent~ Br ay, 1.A for mation de la Doctr ine
Hachette, Par is, 1927, 3~Par te, cap. i, p. 191.
25 Poetica, 9-1451b.
26Boileau, Ar t - poetique, cap. iii, ver So48.
if . ' "
. . . "
I J ; I ; ~
10 que pudier a haber de extr aor dinar io en la ver osimilitudy su
teona se desliza poco a poco a consider ar "10 ver os1m. il como
aquello que sucede todos los elias. Laposici6n"de Comeille, no
obstante su pr udencia, es osada e independiente: "No temer e
aventur ar --dice- que el sujeto de t1naher mosa tr agedia no
necesita ser ver osimil. "Sin embar go, sus Discur sos y el examen
de sus piezas teatr ales se oponen a la sever idad de d'Aubignac
ensuPr atique du Theatr e. Apesar delaimpor tancia queComei.
lieotor ga alaver dad hist6r ica, exponecongr an clar idad suidea
delanecesidad y de10ver osimil enlatr agedia, dando pr efer en.
cia, seg1inel caso, ya a 10 necesar io, ya a 10 ver osimil: "Mepa.
r ece-afir ma- quepodemos incluir en la tr agedia tr es especies
de acciones: unas se ajustan a la histor ia, otr as aiiaden algo a
la histor ia, y otr as mas falsifican la histor ia. Las pr imer as son
ver dader as, las segundas a veces ver osimiles y a veces necesa
r ias, y !asUltimas deben ser siempr e necesar ias. ":n Ast pues, la
acci6n necesar ia tiene que inventar se en ocasiones, seg6n Cor -
neille, en detr imento de la ver dad hist6r ica par a ofr ecer una
Haci6nver os1m. ilde la tr ama y de los car acter es de la tr agedia.
En las r eglas delaunidad, launidad deacci6n -que es fun
damental-, apar ece en pr imer plano entr e los comentador es.
Las unidades de tiempo y de lugar no son mas que aplicaci6n
de la r egIa dela ver osimilitud par a la gente de teatr o del si
gloXVII.
Launidad de acci6n es vista as! por Ar ist6teles: "La fabula
no es una, como piens8n cier tas per sonas, por el mer o hecho de
haber un solo h6r oe. . . La fabula no debe imitar mas que una
sola acci6n completa. "28:staes una delas difer encias con r es-
pecto a la epopeya, en que la unidad es menos sever a; del con-
tenido deuna epopeya sepueden extr aer var ias tr agedias, seg6n
la r iqueza delos episodios. En fin, "hace falta que, como en las
otr as ar tes imitativas, la unidad dela imitaci6n r esulte en una
unidad del objeto; ast, encuanto alatabula, 18quees imitaci6nI
deuna acci6n, tal acci6n debe ser una sola y completa". 29
Los comentador es italianos se atienen a esta teona, con ex-
cepci6n de Castelvetr o, quien invier te la idea: en su opinion, es
debido a la unidad de tiempo y de lugar que for zosamente hay
un solo h6r oe y una sola acci6n; el teatr o y la necesidad de la
r epr esentaci6n bastan par a explicar lo todo. Toda esta disputa
tiene sus consecuencias par a laepopeya: Tr issino ataca aCinthio
a pr op6sito del Rolmul.o de Ar iosto y de Boyar do. La epopeya
cIasica, junto con Tasso, seconstr eiiina Unicamentea la unidad
de acci6n. En el siglo XVII vuelveapr oclamar se con Chapelain;
2' 7 Cor neille, Oeuvr es, t. Y.
~ Poetica, 1-1451a 8ss.
28 I bid.
ydespu6s dehaber lo combatido, Scud6r yseIeuneen1636.Esta
unidad de acci6n no excluyela pr esencia de108 episodios, per o
ser ige por laacci6npr incipal. AI cabo denumer osas polemicas,
nos enfr entamos finalmente aladefinici6n decisivadeComeille:
"La unidad de acci6n consiste, en la comedia, en unidad dein
tr iga 0 deobstaculos alos designios delosactor es pr incipales. ;.
La unidad de acci6n consiste, en la tr agedia, en la unidad
del peligr o. "e o La tr agedia se dir ige as! bacia una paulatina
r estr icci6n de la unidad de acci6n a 10 esencial del sujeto, a
la cr isis.
En Ar ist6teles, la unidad de tiempo es una obser vaci6n de
hecho, per o bastante vaga;81. seiiala una difer encia entr e la tr a-
gediaYlaepopeya: "Haytambien una difer enciaenlaextensi6n:
lapr imer a se esfuer za, dentr o de 10posible, par r educir se tan-
por almente a una sola r evoluci6n solar , 0 de no r ebasar la mas
que un poco, mientr as que la epopeya no tiene limitaci6nen el
tiempo. ". a Ha habido inter minables discusiones acer ca. de los
dos sentidos del texto ar istotelico: ,se r efer lr fa al "dtanatur al"
de veinticuatr o hor as 0 al "eliaar tificial"de doce? Ademas, hay
una gamadevar iantes seg6nlalatitud del lugar ylaestaci6ndel
alio en que sucede la acci6n. Maggi basa, por pr imer a vez, en
1550, la unidad de tiempo en el pr incipio de la ver osimilitud.
Escaliger o, en1561,pr oponequeel tiempo ser epr esente "atama-
no natur al", es decir , queel tiempo delaacci6ncoincidaexacta
mente con el tiempo de la r epr esentaci6n en el teatr o. En el
siglo xvn se concibi6, sin embar go, otr o fundamento par a esta
unidad, venciendosela dificultad. A par tir de este momento, la
tr agedia se hizo super ior a la epopeya por tener limites mas
concisos.
En cuanto a la unidad de lugar , en Ar ist6teles no apar ece;
esta implicada por las otr as dos unidades y r epr esentael cor a-
lar io; se halla todavia en el mar co de laver osimilitud, per o es
poster ior ala unidad del tiempo. En Fr ancia esJ eandeLaTaille
el Unicoque lafor mula en el siglo XVI; poco despu6scaeen el
olvido. EI siglopevn la vuelve a descubr ir en Italia, par ticular -
mente con Castelvetr o. Mair et es el pr imer o en aplicar las
unidades. Por esta epoca se!pr oduce la famosa "polemica del
C id" , y es el momenta opor tuno par a mencionar !as objeciones
que seIehicier on a esta obr a,y 105r epr oches queIefuer on dir i-
gidos. En efecto, Scuder y escr ibe a pr op6sito del C id que Cor
neille "abar ca var ios mos en sus veinticuatr ohor as". ll3Per o si
en 1630lospoetas sedesentendfan delaunidad delugar , en1639,
e o Cor neiIle, Discour , s, Oeuvr es, t. I, p. 98.
81 Ar ist6teles, Poetiaz, 1-5-1449b 12ss.
82 I d., 1449b 5.
a Scuder y, Obser vations, p. 79.
despu6s de publicar se el Discours de la Trag~ die de Sar asin, ya
nadie seIeopone.
La concentr aci6n es la consecuencia de la r egIa de las tr es uni-
dades. Laposici6n de Comeille, a este r especto, es muy pr ecisa:
!as r egIas estan hechas par a 105sujetos, no 105sujetos par a Ias
r eglas. Y 105sujetos no seacomodan todos alas mismas r eglas
de dur aci6n. Deben concentr ar se al maximo, y 6sta es la Unica
ley. En Fr ancia, el r esultado de esta concentr aci6n consisti6 en
tr ansfor mar la tr agicomedia yel dr ama deaventur as entr agedia
psicol6gica: el punto de par tida de esta evoluci6n se encuentr a
en la tr agicomedia de Har dy, que dur a ocho dfas, y el punto
cuJ r ninante en las tr agedias de Racine. La unidad de tiempo y
lugar impone el dr ama psicol6gico despr endido deuna dur aci6n
yun espacio deter minados. Consu espfr itu clasico, 105fr anceses
hacen extensivas estas unidades pr acticamente a todos 105ge.
ner os y constituyen asimismo el sfmbolo de este espfr itu de
concentr aci6n.
La teona del plwboshabia sido inter pr etada ya antes de Les-
, sing,y en su pr efacio a la Sop honisbe, Mair et habla en 1635 de
"conmiser aci6n". Per o 105sigIosXVI Y XVII inter pr etan engener al
el p hobos en su sentido mas fuer te. Laudun, en Art p oetique .
escr ibe que "cuanto mas cr ueles las tr agedias, tanto mas exee.
lentes son",34y d'Aubignac insiste en Iapiedad: "Bien se-escr i.
be- que Ia compasi6n es el sentimiento mas per fecto que r eina
en el teatr o. "31S La patetica pr oclamaci6n de la admir aci6n en
Comeille esta ya implicita en Iateona de10mar avilloso de. Ans-
t6teles. "Debe incluir se 10mar avilloso en Iatr agedia", dice 6s~e,
Lagener aci6n deRacine esIadeIatr agedia amor osa, medio ca~
vez mas exclusivo par a la piedad y el ter r or . A pr incipios del
sigloXVIII, Iastr agedias deCr ebillonr ebasan loslimites del deinos .
cr eyendo imitar a Comeille. Y dur ante el XVIII, apar ece Lessing
como innovador . Sostiene que el p hobos no indicaba ter r or , sino ,
temor , 10cual en su opini6n es la emoci6n pr opia de 10tr a-
gico. Esta teona, por diver sas r azones, pr esenta muchos puntos
ctiticables. .
En efecto, siguiendo a los fil610gos, p hobos quier e decir te-
r r or , per o se r equier e que ambos elementos coexistan par a que
se de10tr agi co. Sin duda, pueden separ ar se exper imentalmente .
per o hacen sur gir piezas sin ter r or , como Ias de Dider ot, 0 sin
piedad, como Ias demar ionetas. Estas obr as yano son tr agedias.
yLessing conduce la tr agedia a Ia comedia sentimental y al
dr ama bur gues.
J ustamente aqui se ~ncuentr a la distinci6n entr e dr ama y
. 34Laudun, Ar t poetique, p. 160.
35 D'Aubignac, Disser tation I I I , p. 34.
tr agedia. Laananke, lamoira, lalucha contr a el destino, heaqui
el elemento pr opiamente tr ligico. La obr a E sp ectros, de Ibsen,
ofr eceun ejemplo delafuer za del destino. Es el ter r or ineludible
que se pr oduce ante el destino. Existe . tambien el ter r or r eli-
gioso. EI r asgo car actenstico de105tr ligicos es 10incr eible.
Por otr a par te, esta vaga simpatia, asfcomo la p hi1anthrop ia
de que habla Lessing, son psicol6gicamente falsas. EI publico va
al teatr o par a asombr ar se, no par a r econocer se. EI pueblo gusta
de ver r eyes y salvador es, pastor as que acaban casandose con
p:r fncipes, per o no apr ecia lacomedia bur guesa y sentimental de
lavida cotidiana. Esto sena abur guesar Iatr agedia, vulgar izar la.
Esta concepci6n es faIsa, aun en la estetica de Ar ist6teles,
donde la gr andeza ocupa un lugar pr eponder ante. Ar ist6teles no
pudo r ebajar Iatr agedia aun inter es mezquino; es la "gr andeza
de105dolor es"la que guiaal her oe tr ligico.
EI ar gumento deque las "piezas teatr ales depiedad"difer en-
tes de latr agedia y este gener o sentimental a la'Lessingexistfan
ya en Gr ecia con Eur ipides ser fa pr ueba suficiente par a r efutar
Iateona deLessing.
FuePlat6n quienhabia hablado yadelas dospasiones: eleor fo.
gill y deinos. Emplea Ia palabr a deinos ya desde el - Gor gias at
-pensar en Ia tr agedia; en el I an habla de p hobon kai deinon;
emplea el t6r mino igualmente en el Fedro, y mas adelante en eI
Libr o III deIaRep UbliC ll: Ta deiruz kai ta p hobera. Lacategor fa
del deinon apar ece enAr ist6teles par a sefialar las situaciones tr a-
gicas: par r icidios, fr atr icidios, matr icidios. Los ser es que se
aman, 105dos her manos que deben ser antagonistas, enemigos
a las puer tas de Tebas: Ar ist6teles califica la nodda de tales
acontecimientos como deiruz (ter r ible) eincluso como oictra (Ia-
mentable). S6 EI tipo del deinon queda r epr esentado por Edipo,
o por Anasis cuando vec6mo conducen a suhijo alamuer te. EI
deinon vieneaser , pues, el gr ado extr emo deestefamQsop hobos.
Todos estos ar gumentoshablan en contr a deIateona deLessing.
La catharsis, 0 sea Ia pur gaci6n de Ias pasiones, ha r ecibido
una inter pr etaci6,n mor al en el siglo XVII y despues. Apenas en
el sigloXIX (can hcepci6n quiza del Renacimiento, conMintur no
en Italia y Shakespear e en Inglater ta) sedefine can pr ecisi6n su
significado medico, pr incipalIbente can H. Weil y Bemays en
Alemania:37 Iaexpulsi6n delas mater ias per judiciales del cuer po
es el ver dader o pr oblema de Hamlet. Ar ist6teles, como Plat6n,
extendi6 este ter mino de catar sis a Ia danza y,Iamusica que, al
enfr entar se a un gr upo de per sonas ar r ebatadas por el entusias-
. mo, llegan a pr oducir una calma, un apaciguamiento, y despues
un alivioquepr ovocalacur aci6n ypur ificaci6n. Nosetr ata deun
j ' .
36 Poetica, 1-14-1453b 6- 20.
37 Svoboda, Esthetique d'Ar istote, pp. 94s.
t , . . . . . . . . . . .
~
"escape de la inclinacion a la pasion", como quier e Bemays,
ni deuna supr esion r adical delapasion, como afir man Reinkens
v DOming, sino de un deshacer se de 10 nocivo en las pasiones,
segUnnos muestr a Siekeck. Ar istoteles emplea con cier ta fr e.
cuencia el concepto "cathar os", pur eza.
88
Es lapur eza delavista .
por oposicion al tacto, 0la del ofdo por oposicion al gusto. Mas
estos ejemplos son pur amente negativos tomados en el sentido
de exclusion de todo elemento extr aiio. Ar istoteles adopto este
concepto dePlaton, per o Iedaun sentido nuevo al utilizar lo con
su significado psicologico y medico. Par a Platon, esto no sena
"pur gar ", sino desenvolver las pasiones con su empleo; por este
motivo condena Platon la tr agedia, ya que debilita el alma, 10
cual psicol6gicamente es quiz8mas per spicaz que la concepcion
ar istoteIica. Ar istoteles quiso decir que estas pasiones no son
pur ificadas por nosotr os, sino eliminadas. A medida que se d~
pliegan, se eliminan.
Contr ar iamente a Platon, quien veen latr agedia, al igual que
en la musica, un ejer cicio peligr oso de las pasiones, acabando
por expulsar a los ar tistas desu Republica, Ar istoteles ve en las
ar tes, y muy especialmente en la tr agedia, un medicamento ca-
tar tico, un r emedio contr a la demasfay el exceso, yvuelve conti.
nuam~nte sobr e ellas como a una de las concepciones mas
pr udentes de su filosofta. A su maner a, las ar tes son elementos
moder ador es; son obr er os del justo medio, Las pasiones son
emociones violentas, per o r educidas yabajo la condicion de una
catar sis.
38 Ar ist6teles, Etico., X-7-1177b 25; FisionOmica, III, 807b 17; De
sensu, 111- 440- 5.
UNA COSA es laqueIeinter esa aEpicur o (341-270a. c. ): Iamor al.
Par a el, el bien es placer yel mal es dolor . EI signo, el cr iter io,
es aquello que apar ece como evidencia de tal ala sensacion, que
eI entiende en el sentido de per cepcion, es decir , como un es-
tado intelectual a lapar que afectivo. Per o el placer y el dolor ,
por s1mismos, constituyen otr o cr iter io de la sensacion: sur ge
con ellos el pathos, ' yel canicter del pathos 0dela sensacion es
algo evidente: algo que no se discute.
Epicur o nos ofr ece una explicacion mater ial de la difer encia
entr e las sensaciones agr adables y las desagr adables: las pr i-
mer as sedebenalasugestion depar tfculas dulces yacar iciador as,
las segundas alasugestion depar ticulas r udas. Sucelebr e cafda
de los atomos, el clinamen, es una definicion por los elementos.
El Mundo esta constituido por atomosque el azar r e11ne,asocia
o separ a. Las pr opiedades de los atomos -tamaiio, for ma y
peso- no bastan par a explicar sus combinaciones; par a esto es
necesar io que sean desviados, ya que en pr incipio caen con la
misma velocidad ypar alelamente. Y consuteona delosatomos,
Epicur o tr ata de explicar el movimiento.
EI placer , entr e los epicUr eos, consiste en una apacible tr an-
quilidad del espir itu mas queenuna accion 0 una diver sion. Este
ideal de la calma llevaa los epicu. r eosa cier ta indifer encia con
r especto alamayor la delos aspectos ener gicos delaexper iencia
estetica. Diogenes Laer cio escr ibe en el siglo I I I de nuestr a er a:
"Onicamente el sabioes capaz dehablar cor r eetamente sobr e mu-
sica y poesia sin escr ibir el mismo poemas. "1
La doctr ina de los epic11r eosse opone a la cr eencia estoica
en lapr ovidencia yen. un cier to nexo entr e hombr e ynatur aleza.
19ualmente en ~osicion a los estoicos, los epicUr eos no cr een
en el valor objetivo del ar te qmlO expr esion de una satisfaccion
r azonable. "LamUsica-dice :Filodemo de Gadar a (siglo I a. c. ,
contempor aneo de Cicer on)- es ir r acional, no puede afectar el
alma ni las emociones, y no eS un ar te mas expr esivo que el de
la cocina. "2 ,
Los epicUr eosseocupaban delapoesia. Filodemo deGadar a
escr ibio un libr o depoemas. Losfr agmentos que deel seconser -
1Di6genes Laer cio, 'vidas, doctr inas y sentencias de 105 filOsotos
ilustr es.
2 Filodemo, "Epigr amas" en la Antlwlogie gr ecque.
61
van muestr an la agudeza delas discusiones que en aquellos dfas
selibr aban acer ca del estilo.
Lucr ecio (90-53a. c. ) nos ha legadoel mas impor tante escr ito
liter ar io de los epicur eos, Sobr e la natur aleza de las cosas; ofr e-
ceuna hip6tesis r ealista acer ca del or igen de la musica vocal e
instr umental: los hombr es apr enden a cantar imitando el gor jeo
de los pajar os, y apr enden a hacer musica con instr umento
(flauta) imitando el silbido del viento a tr aves de 10s canizos
huecos. De r er um natur a es un poema dividido en seis libr os.
Lucr ecio intenta aqui pr esentar una obr a didactica e inculcar a
todo el mundo laver dad. Par a el, lafelicidad consiste en labus-
queda y posesi6n de la ver dad; ni la natur aleza ni los honor es
pueden pr opor cionar nosfelicidad, s610el estudio nos la puede
ofr ecer . Deaqui que la obr a deLucr ecio vaya dir igida mas a la
r az6n quea la sensibilidad. Y si bien suintenci6n no es conmo-
vemos, Lucr ecio esungr an poeta, enmuchos aspectos mister ioso,
y su cr eador a imaginaci6n apar ece a 10lar go de todo el poema,
r epr esentando espectflculos delanatur aleza quer esponden auna
visi6n que va mas alIa de 10natur al y r eal, hasta llegar a 10
divino. En var ias ocasiones seha inspir ado Vir gilio en Lucr ecio.
Asimismo BotticeIIi al pintar su Pr imaver a y Poussin ar compo-
ner su Triunf o de Flera. En efecto, Lucr ecio hace hincapie en
las for mas y actitudes, en los movimientos y juego de luces, y
sabeusar justamente el adjetivo queconviene. Supoder cognos-
citivo y for mal 10convir ti6 en gr an poeta. "Un ar te de la natu-
r aleza; no hay definici6n que mejor convenga a Lucr ecio y a su
genio. "s .
lCuales son los r asgos gener ales que car acter izan la doctr ina
estetica delos epicur eos?
Antes que nada, un ascetismo sensuallsta. SegUnlos epieu. -
r eos, el sensuallsmo es el placer sentido (y unido a la imagi
naci6n y a los placer es imaginar ios que la r odean), como con-
secuencia de estimulos e impr esiones fenomenicas. Par a un
epieu. r eo, lavidamas feliz es lavidamediocr e. Si el sufr imiento I
se encar niza con. el, se place en engaiiar se a sfmismo. Seneca
obser va en las ensefianzas de Epicur o cier to car acter de exigili-
dady flaqueza; lar egIaqueel asignaalavir tud laaplica Epicur o
al placer : "Dir ia yo -escr ibe 8eneca- que los pr eceptos de
Epicur o son sobr ios, que son sanos; per o es obvio que son
tr istes. "4
. Nopodemos menos quedecir quelasymmetr ia esuna suputa-
ci6n. Admitir este postulado es tanto como admitir que estamos
en situaci6n de deter minar de maner a cientifica aquello que
puede ser vir a nuestr a felicidad. Es la idea del calculo, pues, la
8 Lucr ecio,De r er um natur a, ed. G. Bude. Intr oducci6n, p. XXII.
4 Seneca, De vita beata, cap. 13, 1.
quemejor car acter iza estadoctr ina: esun sensualismo cuasi-cien-
tffico.
Per o en este sensualisma se intr oduce tambien un elemento
r acional: el epieu. r eoconftaen el pensamiento par a que este do-
mine la came y tr iunfe sobr e ella. Sin embar go, esto no implica
inconsecuencia alguna, gr acias al lugar consider able que ocupan
en esta doctr ina la anticipaci6n y la pr enoci6n: es una mentall-
dad pr el6gica. G
Lainfluencia dePlat6n en la filosofia epicUr eaes indudable:
el dialogo ap6cr ifo Axiochus (siglo I I I a. c. ) es unamezcla de!as
doctr inas epicur ea y plat6nica. Descubr imos en la doctr ina epi-
cu. r ea cier to idealismo, y no ha side dificil poner este mundo
imaginar io enr elaci6n conel mundo ideal dePlat6n. 6 Per o existe
una difer encia consider able entr e el sentido de !as Ideas y el
juego imaginativo de los epieu. r eos. EI utilitar ismo de estos es,
en efecto, en cier to sentido, un ideallsmo. Tambien es posible
r econocer unidealismo enel pr ofundo optimismo quecar acter iza
al epieu. r eo, quien se entr ega en plena confianza a la bienaven
tur ada natur aleza. Es, pues, tanto optimismo como valentia y
r esignaci6n.
Por la uni6n de todos estos elementos, la mor al epicUr ea
posee una gr an flexibilidad de adaptaci6n y una gr an var iedad
deaspectos. SitUael bien sober ano enlafelicidad ypr opone que
esta felicidad sea nuestr a obr a individual. Tal felicidad se
obtiene sin dificultad, yestamor al hecha par a todos loshombr es
tuvo un notable exito entr e el pueblo lego.
Gr aciasa esta diver sidad de aspectos, la mor al epieu. r eapa-
r ece incoher ente, siendo dificil extr aer de ellala ideafundamen-
tal, ya que no hemos conser vado mas'que fr agmentos insignifi.
cantes, una especie de catecismo r edactado par a los ignor antes.
La mor al de Epicur o es, a su vez, atomistica: su pr op6sito
consiste en alcanzar una felicidad indivisible. A esto sedebe que
r estr inja el placer y exija del sabio que limite la extensi6n de
sus actividades tanto como el dominie de su pasividad. Actuar
demasiado equivale a padecer . El placer autentico, pues, no es
un placer en mo"timiento, ni el placer que seinstala en la dur a-
ci6n. Lagener aci6n del placer : no es mas quelaeliminaci6n pr o-
gr esiva y continua del dolor . 1-. a idea de Epicur o es queel tiem-
po, en tanto que dur aci6n, no viene par a nada al caso. Si el
sufr imiento es demasiado gr ave, r ompe la dur aci6n, puesto que
lIeva a la muer te. La dur aci6n de la vida no influye en 10mas
minimo en la cantidad de placer exper imentado; en un placer
Unico y ver dader o, es posible iluminar una vida enter a. Vista
IfCt. LucienUvy-Br tIhl,L a mentalite pr imitive, AIean,1922-
6 Ct. Victor Br oehar d, "Lamor aled'~picur e", lttudes de philoso-
phie ancienne et moder ne, 1912.
de esta maner a, es una filosofta de 10finito y de 10di~conti.
nuo, delacontingencia y del puntualismo, ensuma, una filosofta
del instante: esto es 10quesignificalaintr oducci6n del clituunen
en la doctr ina. ,
Las escuelas estoica yepicur ea son, asi, completamente opues-
tas. Los estoicos consider an que es necesar io meditar sobr e. Ias
penas, esper ar las y cuidar de que no apar ezcan de impr oVlso.
Par a 105epicur eos, laimagen deuna pena es yauna pena: todo
Epicur o sehalla enlateona del fr anco placer .
obstante, 105estoicos disponen dealgunas definiciones delavir
tud: diathesis homologoumene: una disposici6n "acor dada", en
que el sujeto es una imagen del modelo, una miniatur a deeste
modelo: Affectio animi constans conveniensque laudabilens eos
in quibus est.
10
Aequalitas ... per omnia consonans sibi.
ll
Lavir tud, templador a del sujeto agente, no es entonces sino
un aspecto par cial y momentaneo de esta situacion del Mundo
que, en cuanto per feccion, constituye el fin Ultimo. Es el fin
encar ado bajo el aspecto deuna disposicion del sujeto, una tfi4.
thesis. Lo bello, to katon, sir ve par a distinguir tanto la vir tud
como el fin ultimo. Honestum es 10quees bello alaper feccion,
mor almente, y honestas lavir tud del sujeto. Decor um es el fin,
decus 0dignitas el estado del sujeto, mas pr ecisamente lavir tucL
Per o la intencion de los estoicos ha sido, por el contr ar io, est&-
blecer una confusionentr e ambas cosas.
12
Sehadiscutidoacer ca
de la palabr a sor ites que, etimol6gicamente, pr oviene de sor os,
cUmulo. La Escuela de Megar a, y poster ior mente los neo-acad6-
micos, al encontr ar aqui un ar gumento encontr a delosestoicos,
sesir vier on del sor ites par amostr ar c6mo sepasa gr adualmente
de la nocion de 10ver dader o a la de 10falso. Par tiendode n
gr anos de tr igo, se llegaa hacer un mont6n de tr igo. lEn que
momenta sepasa al monton pr opiamente dicho? Es asi comolas
cosas difer entes pasan una ala otr a sin tener ning6n r asgo clife-
r encial. Per o los estoicos adoptan laf6r mula conlaideadeque
hay dos cosas distintas quenofor man sino una sola. Suempleo
de la nocion de sor ites tr ae consigo muy clar amente el concep-
todekalOn, asi comolapr ueba dequenoexistedifer enciaalguna
entr e la vir tud y el bien. Lo bueno es aquello que se elige; 10
queseeligeesaquello queseama; 10queseamaes aquello'que
seestima; 10queseestima es aquello quees bello; por 10tanto,
10bueno es 10bello.
13
Mediante tr es silogismosen 105que las
conclusiones y las pr emisas mayor es inter medias estan supr imi-
das, los estoiCosdemuestr an queel bien esun sor ites. J untan el
pr imer sujeto (10bueno) yel ultimo atr ibuto (10bello), lahomo-
logia y 10honestum, y lleganala identidad del fin conla dispo-
sici6nr azonable~ue noshace,desear tal fin. Es, pues, muyclar a
suintencion deconfundir aml10sconceptos.
Los estoicos r econocen todavia las cuatr o vir tudes car dinales
einsisten ensusolidar idad:. suinter dependencia estal queaquel
que posee una las posee todas, y aquel a quien Ie falta ur ia,
car ecer a de todas. A estas cuatr o vir tudes,cla~icas-pr udencia,
valor , justicia y templanza- afiaden otr as dos: la dialectica, 0
B ) LAs NOCIONES DEL BIEN Y DE LA VIRTUDENTRE LOS ESTOICOS
Veamos ahor a en que consiste el bien par a 105estoicos: les ~I
bien absoluto el bien en si, es decir , un bien por r efer encla
al cual todo ~esuspende, el bien per fecto y Ultimo? Si escapa-
mos de la pasi6n mediante una gozosaadhesion a la r azoD;uni
ver sal, el bien Ultimono puede ser otr a cosaquelar az6n nnsma,
y lar az6n sena identica a lanatur aleza 0alainver sa.
Esta idea se expr esa en ot~ for ma entr e los estoicos. P~x:a
Zen6n "el bien Ultimoes laVIda", homologoumenos, 0sea VlVlr
en ~onia: Cleantes ( ca. 331-232a. c. ) quiso pr ecisar esta idea:
homologoumeoos te physei, en ar monia con la natur aleza. EI
bien es, entonces, lavida del ser r azonable queno se. desr ;niente.
Y sabemos que la natur aleza es r az6n gr acias a la ClenClaque,
pr ecisamente, es r eflejo suyo. Un enunciado ver ~der o r efleja
pur a y simplemente el or den ~ de las cosas segun la natur a
leza. T Par a 105latinos, el bien es lavida queesta deacuer do con
nosotr os mismos yconlanatur aleza: Viver es congr uenter natur ae
oonventer que.
8
.
Existen tr es eupatheiai del sabio, tr es oonstanti4e sapientiae.
En pr imer ter mino, la constantia ~tur ae. en que la nat~r aleza
esta pr ecisamente de acuer do con~lgo nnsma. En se~~ se
pasa a la nionadologi~, la sympnor .a panton, ~aCOI !spmltw, la I
sympatheia. Es una sr mpatia del Mundo conslgomlSmo0 una
conspir aci6n, una concor dancia delatensi6n de todas las par tes
del univer so. Y finalmente, la syntonia, que es una ar monia en-
tr e el sujeto univer sal y la que existe en el objeto del que este
mismo sujeto for ma par te.
Le r esulta diflcil al estoico hacer la distinci6n clasica entr e
el bien yla vir tud. El bien, el finultimo detoda aspi~a:i6n, es el
acuer do, I wmologounietWs.9 Par a 105r omanos, es tints, el ter -
mino ultimo, ultimum, extr emum, summum, . esel bien sober ano. :
ton esj haton ton or ekton, ' es "10ultimo detodo 10deseable". No
7 Cf. Cr isipo(281-205a. c. ).
8 Cf. Cicer on(10744 a. c. ), De f inibus, III-7-2b.
9 Seneca, Ar nim, III, 3, linea23.
10 Cicer on.
11 Seneca, Ar nim, In, 197200Q,
1 ; : Cf. el Sor ites deCr isipo.
13Cf. Seneca,Ar nim, III-2-9.
sealacienciadelos enunciados quer epr esenta alanatur aleza, eJ
pensamiento que esta de acuer do con la mater ia, y la fisica, que
es conocimiento delanatur aleza. Lavir tud es autosuficiente: es
autar ches. Basta par a hacer nos felices. Teniendola a ella, nada
nos falta; pues no se podr a pr etender que el todo se mer me a
sfmismo. Es lar ealizacion del macr ocosmos por el micr ocosmos.
La noci6n del bien, que abar ea la nocion de valor secundum
r uztur am, es en sfuna noci6n estetica. No se r evela de un solo
golpe, nl es dada por la, natur aleza misma: esta pr opor ciona la
simiente de la ciencia par a la ciencia misma. Es necesar iocon.
fr ontar la con las cosas hechas, por medio de la analogla 0 la
physis, esdecir , por laobser vaci6n deuna natur aleza. Laar uzlogia
es en la 16gicaestoica uno de los medios par a for mar las no-
clones. Labase dela analogla son aquflas r es agendae, las cosas
por hacer se. Per q se enr i:tentr an con una apona: la inteligencia,
que obser va el acuer do delas cosas, no pr esenta enmodo algUno
este acuer do en el afan buscado por las inclinaciones; habna un
pr incipio de desor den y de discor dancia, per o no una noci6n de
up. finUnico, Es un er r or delar azon el buscar envano como uni
ficar y sistematizar . La que hay son bienes, no un bien. Si el
Unicobien pr ofundo esta enel modo deser delavoluntad, como
en el ar te del histr i6n y del danzante, el acuer do inter no de la
voluntad r educida a sfmisma es la ~eta per segUida. Se sigUe
de esta maner a a la pr opia natur aleza y se pasa a la nat'ur aleza
univer sal. Este paso delos bienes exter ior es al bien sesientepor
una difer encia cualitativa: lamiel, por ejemplo, se r econoce por
su pr opio sabor , no por que es la cosa mas dulce.
Masheaqufc6mo actua lainver sion estoica: en un pr incipio,
par a los estoicos la or me er a un medio, y la conser vaci6n de la
vidaer aun fin. Despues, ladisposici6n voluntar ia seconvir ti6 en
fin yla conser vaci6n de la vida se tr ansfor m6 en hyle, es decir .
enuna mater ia indifer ente. Aesto seIesuelellamar adiaphor a 0
inver si6n del valor . Esta teona estoica tuvo un exito r esonante
y pr odujo una impor tante r eacci6n entr e los cnticos de los es-
'toicos. Par a Plutar co (45 050-125 d. c. ), quien siempr ehabia te-
nido la idea de la per fecta independencia de) sabio r especto de
,!as fur mas deter minadas de la acci6n, el sabio es digno de ala-
banzaeIi todos susmovimientos. 5610unacosatieneimpor tancia :
la disposici6n inter ior del alma que se sobr epone al acto como
. unacosadenatur aleza difer ente.
De esta inver si6n estoica r esulta un dualismo r adical de ia
'Vir tudy de las inclinaciones natur ales. Plutar co no compr ende
esta inver si6n de fin y medios: "Hacen del r emedio el fin de la
salud. "Posidonio ya habfa objetado a Cr isipo que la natur aleza
nos manda buscar la salud; la r iqueza, etc. , en una palabr a, los
pr ota kata physin. Par a los estoicos, que son r acionalistas, esta
especie de r evelaci6n de la natur aleza univer sal del mundo no
puede efectuar se fuer a de la r azon. Per o no son r acionalistas
en la medida en que piensan que lar azon r ecibe su explicaci6n
por el cosmos, ' tieneil, pues, fe en la r az6n univer sal que dir ige
el mundo: es un r acionalismo mftico. Laleyuniver sal es lar a-
zonr ecta. Nos encontr amos enpr esencia dedos inter pr etaciones
del estoicismo: una teona delaabstr acci6n queaislaal sabioen
sfmismo, y una teona de la totalidad. El ver dader o estoicismo
es una sintesis en la que el cosmos' es insepar able del telos. Y,
sin embar go, sepr esenta la misma apor ia como la del bien. Las
vir tudes sonmUltiples, yhay una vir tud; segUndijimos ya, quien
l1er dader amente posee una las po'seetodas. "La vir tud es un
ar te de la vida enter a ~scr ibe Filon-. Abar ca en ella toda la
actividad. " La vida esta hecha de una sola pieza, 0 como dice
Seneca: Per omnia consonans sibi. El designio delavida enter a
es como el del atleta que se consagr a a obtener la cor ona olfm. .
pica. La vir tud es, entonces,'for malista. Por otr a par te, Sexto
Empir ico sepr egunta si hay un ar te delavidaenter a. Todo ar te
posee una obr a pr opia y deter minada. No se podr ia encontr ar
la accion pr opia de la pr udencia; se topa uno con una diver si-
dad deacciones quenadapueden pr escr ibir le al car acter te6r ico
y contemplativo de la vir tud. 5610se tr ata de intr oducir e]
logos, el or den; es Zeus quien 10pr oduce; el or dcmdentr o de
nosotr os es mer a adhesi6n a ese or den. La vir tud, contr ar la-
mente a10quepiensan Platon yAr istoteles, es suficiente par a la
felicidad: "Unicamente la honestidad es un bien. "AI ser el bien
objeto delavoluntad, lavir tud seconfunde conel acto vir tuoso.
Esto puede empar entar se con la fisica, en la quelos estoicos no
descubr en difer encia algUnaentr eel acto y lapotencia. Las vir -
tudes humanas no son sino las vir tudes delos dioses, y hay una
identidad del logos univer sal'conel logos dentr o denosotr os.
En cambio, Cr isipo per cibe la plur alidad de vir tudes con su
matiz y difer enci~ cualitativa. . Par a105estoicos, las pasiones ~n
er r or es subjetivos. Pr oceden qenuestr a opinion acer ca del bIen,
del placer , del deseo. El mal jnevitable y esper ado sehace mas
leve. Conviene, as!, meditar sobr e las penas y esper ar las, a la
inver sa de 10que sucede COJ ;l 'Epicur o,par a quien la imagen de
105males es yaun mal, y de 10que ocur r e coqCameades, par a
quien esta meditacion esun ejer cicio in,util. Losestoicos sonpr e-
cur sor es de Spinoza, par a el que la idea adecuada de una afec
ci6n deja de ser pena. 14 Per e>no se desembar aza uno de !as
pasiones como si fuemnopiniones. Si existeun m. etodopar a su-
14 Cf. ~tica, 4. _
pr imir las opiniones y deshacer se delas pasiones, ,por quenues.
t~oasentimiento ha de ser por completo ir r azonable? La desgr a-
cIano sepuede aceptar como un er r or , piensan Posidonio ymas
tar de Galeno, par a quien "Ia pasion es un movimiento del alma
ix:r azonable", un dlo.gon, un fenomeno ir r acional. Es la exager a-
cIon en las tendencIas 0en la voluntad, asi como la car r er a es
una exager acion del movimiento con r especto a la mar cha. La
inclinacion se pr oduce en contr a de la natur aleza, 0 sea que no
concuer da con la definici6n de la pasion-opinion. Incluso en 10
intimo deladoctr ina, el pathos separ ece alacr isis y, par a Zenon,
es aquello que es seguido por el juicio; es una epar sis, una ele-
vacion del alma hacia esa cosa que es buena. Los juicios son
acompaiiados 4e sistoles y diastoles. La pena, por ejemplo, es
unapasion queseatenua conel tiempo; el juicio entonces esiden.
tieo. Esta difer encia demayor 0menor intensidad tampoco puede
explicar se por laopinion. Hay, obviamente, otr a cosaapar te dela
inteligencia, yCr isipo lucha contr a laevidencia par a mostr ar que
las pasiones estan en nuestr o poder . Existe, pues, por otr a
par te, una apor ia de. la pasion; el logos incluye dos cosas: un
pensamiento yuna tension, y Cr isipo jamas logr o.cr ear un acuer
do entr e el punto de vista intelectualista y el punto de vista de
la actividad.
Laper fecta identidad de inteligencia y actividad es, a fin de
cuentas, una necesidad par a los estoicos. Eutomia 0atomia es
10que cualifica las pasiones como or thos, logos y dlogon.
Per o en este momenta apar ece la apor ia ver dader a: el bien,
que descubr e al logos como tendienteal logos univer sal, no es
identico a la felicidad, que sigue sometida al tonos de las or n- zai
y a su diver sidad empir ica. EI bien se salva de las tendencias,
per o es pur o y por consiguiente car ece de mater ia. La felicidad
calmalasor mai, per oes empir ica ypor 10tanto dlogon.
D) LA' MORAL ESTETICA Y EL ARTE ENTRE LOS ESTOICOS
Los pr incipios fundamentales delafisica estoica fuer on tor nados
de Her aclito ( ca. 57 6- 480 a. . c. ), par a quien el mundo er a un
fuego queseencendia yapagaba siguiendo un deter minado r itmo.
Los estoicos insisten enesta idea; el mundo es un fuego divinoy
ar tistico que se. desenvuelve a la maner a de una semilla; todo
e~taya contenido en su unidad pr imitiva. Y despues, a medida
que se. expande, apar ece ladiver sidad delos ser es mor tales. Fue-'
r a d,el fuego,divinono hay. mas que el vado; el fuego es inma-
nente_ a la mater ia, el mismo esmater ia: es una mater ia activa
o ener gia mat~r ial. Nadapuede e~~tir sin ella, puesto queser es
igual aactuar , y lamater ia ylaener gia seconfunden. Laener gia
10penetr a todo; en su esencia es siempr e la mism~"pen) en
cada caso toma un nombr e difer ente. En el ser inor g3nicono es
sino mer a costumbr e, es decir , aquello que contiene !as par tes;
en el ser vegetal es lanatur aleza, 0 sea el pr incipio delaviday
del cr ecimiento: laphysis. Y en el ser animal, laener giasecon-
vier te en alma. En el hombr e, es capaz de compr ender y de
quer er ; seladenominapr incipio r ector , yentanto queestepr in-
cipio tiene r elacion con el cuer po, r ecibe el nombr ede constitu-
cion. Desdeel momenta en que el hombr e hace suapar ici6n en
el mundo, conoce0al menos siente, gr acias a la conciencia, su
constitucion. Es atr aido ar ealizar cier tos actos ydesviado deco-
meter algunos otr os, seglinlos juzgue favor ables 0no; cadaser
tiene que confiar asi ensupr opio cuidado y esguiadoaefectuar
los actos queconvengana sunatur aleza. Los pr imer os deestos
actos ~onlosconvenientes; per o envistadequeel hombr edotado
de r azon no sedetieneaqui, siente lanecesidad der ealizar ados
per fectos, acciones r ectas. EI hombr e descubr e entr e todos 105
actos convenientes un or den y un acuer do mar avilloso y llegaa
amar este or den m~s quelos actos convenientes mismos; a par -
tir deentonces, el objetivo aalcanzar no es yacumplir !asaccio.
nes convenientes, 'sino cumplir las de tal maner a que se logr e
un. or den. Y este or den no es nada menos que la belleza. As!
pues, la mor al estoica es estetica. Y 10 ser a con toda fr anqueza,
ya que si bien la concepcion estetica de la mor alidad habia es-
tado demasiado confor mecan el geniogr iegocomopar a queeste
tuvier a que esper ar alas estoicos par a manifestar se aqufy ana,
no es menos cier to quelos estoicos fuer on los pr imer os en inde-
pendizar esta concepcion. Clar o esta que Ar istoteles habia defi.
nido con cier ta liger ezato kalOn y to agathOn, per o 10bellollega
, con el tan nipidamente a 1 0 ver dader o que latendencia estetica
no tuvo tiempo de mostr ar se antes de ser r eemplazada por la
tendencia logica. Los estoicos atr ibuyen a la belleza mor al un
sentido pr ecise ylacompar an fr ecuentemente conlabellezafisi. .
ca, ya desde Cr isipoyann en Epicteto (siglo I d. c. ): por ejem-
plo, el jovenqueentr a por pr lmer a vezala escuelahar . i concebir
a su maestr o mas esper anzas si se pr esenta can 105 cabe1los
bien peinados, pnesto quebastar a condemostr ar le queseequivo-
ca al buscar labelleza del cU;er po,siendo la del espir itu la que
debe per seguir . !
En su libr o L a Bello, Cr isipo,habia sostenido que en esencia, el
bien equivale a10bello. Par a Seneca (4 a. c. - 60 d. c. ), "el bien
der iva de 10honesto, per o 10 honesto es por si mismo". 15Per o
encontr amos en el estoicismo otr as, for mulaciones apar te de es-
tas: encontr amos, deducidas yaceptadas, las consecuenciasdela
15 Sesostienequefapalabr a"honesto"enlatinesel ter minoque
tr aduce la palabr a"bello"en gr iego; y que "ver '!;onzoso"en latfn
equivalea"feo"engr iego.
concepcionestetica delamor alidad. Si lamor alidad consisteno
~ alcanzar un fin natur al, sino en hacer aquello que es necesa-
no par a alcanzar lo, laimpor tancia del fin exter ior ser educe ala
nada y, dehecho, las cosas convenientes no tienen valor mor al
por sfmi~m~; 10Unicoqueha~n es pr oveer nos delaopor tuni-
d~ de eJ er cltar nuestr a mor ahdad par a buscar las. Si tienen
al~ valor es por que for man una ser ie ar moniosa y or denada.
H~fin m~r al no es. el acto ~ismo, sino la bellezaen su cumpli-
Dllento. Nuestr o fin -escnbe Plutar c<>- no es obtener el bien
natur al, sino por el contr ar io, la per secucion de este bien es el
findelaobtenci? n:' SonI? S~edios mismos los quer epr esentan
el fin mor al. Mientr as Ar istoteles conver tfa a la vir tud en un
mediopar a obtener el finnatur al, losestoicos no seatienen mas
que a los medios. HIfin esta en la pr opia vir tud id6ntica a la
habilidad. Los objetivos natur ales estan dados d~ antemano, y
lu~o sur ge ~ r azon y los tr abaja del mismo modo como un
ar tlSta tr abaJ a su mater ial; tambien la vida mor al esta asimi-
la~ a UI!' ar te, no a las ar tes en que la obr a es exter na al ar te
DllsmO,smo alas ar tes cuyor esultado for ma una unidad con el
aI'!emismo, co~o. son por ejemplo el ar te del actor , el del his-
t!l0n. 0 los moyxmlen!O~del danzante. Ar istoteles ya habfa dis-
tmgwdo laacclon pr actlca, en quela obr a pr oducida es exter na
al ar te: de la accio~ poetica, en'la queno esta separ ada. Mas
en el sIstema deAnstoteles, pr edominaba laidea del fin natur al
y su punto de vista es esencialmente el de la tr ascendencia.
Todoenel mundo aspir a al acto pur o, per o el acto pur o no for -
ma par te del mundo, y en consecuencia el fin de la natur aleza
~ exter ior aesta. Los estoicos seplantan en un punto devista
mmanente; I~ natur al~a tiene sufin en si misma; al igual que
el h? mbr e, DIOSD; 0 esta sep~r ado del mundo. Lospr incipios de
susIstemal<? sobhgan aconslder ar comofin losmedios. Deaqui
la compa~cl6n que hace Cicer 6n: "Si se Ie pr opone a alguien
que ar r oJ e a la m~ta una jabalina 0 una flecha, aquello que
hemos llamado el bIen supr emo consistini par a el enhacer todo
10 qu~ pUedapor dar en el blanco. "HI pr imer o de estos actos
constltuye el bien supr emo y Ultimo; en el segundo acto, el aI-
ca. nza: la m~ta no es mas que un medio que uno se pr opone.
'!amblen Eplcteto nos ofr eceun simil: "Lavida separ ece a un
J uego depelota: aqui y alIahay malos jugador es; la difer encia
entr e ellos no se debe a que lapelota seamala 0buena, sino a
lamaner a en que la lanzan 0 la r eciben. "Socr ates sabia jugar
a la pelota; sabia br omear fr ente al jur ado y diJ 'o: "'C6mo
e d d ' . (
pu es eclr queyo no cr eo en Dios? cCr ees que sepuede cr eer
enlosmulosynocr eer enlosasnos? "J ugaba aqui comoconuna
pelota. Esta pelota er a su vida y sabia ar r ojar la segu. nlas r e-
gl~. ~osotr os, P? r nuestr a par te; dice Epicteto, debemos poner
-slgulendo su ejemp!o- en nuestr o juego la atenci6n de un
jugador consumado, per o mantener nos indifer entes como10 se-
r famos r especto deunapelota. Siempr ehemos deejer citar nues-
tr o talento par a alcanzar objetos exter ior es, per o sinatr ibuir les
aestos objetos valor alguno. Laconsecuenciadir ecta que~
Epicteto y Cicer onlos hace consider ar . quelos a~tos, al 18U;al
que los fines natur ales, car ecen detoda r mpor tanclapor sfIDlSo
mos. Ladoctr inanoatr ibuyeunvalor mor al mas quea]avir tud
que se identifica con la habilidad, y la habilidad no der iva su
valor sino delabelleza. El buen flechador no es el quedaenel
blanco, yaquesepuedepegar lepor casualidad 0fallar tambien
por casualidad; el buen flechador es aquel quehacetodo10que
esta desupar te par a alcanzar el blanco. .
La vir tud consiste, pues, en la habilidad. Un ar tesano y un
ar tista habiles conocentodos los medios par a llevar a cabo su
obr a. Deesta maner a. lahabilidad y laper feccion delahab~.
dad no son sinouna y lamisma cosa. Lahabilidad es una acti,
vidadper fecta,y 10mismopuededecir se dela~r tud: !aa~6~
r ecta contendr a todo 10 queconstituya una acclonhabl1; aSl, SI
una accionfallaenalgu. naspecto, nohayhabilidadni hayvir tud.
Lavir tud car ecedegr adacion. No hay vir tudes diver sas; cuan-
do seposeeunavir tud,se poseentodas. Lavir tud vieneaser el
ar te de lavida; si nos equivocamosalgunas veceses por queno
poseemos el ar te de la vida ni somos vir tuosos. Es asi como
laconcepciondel sabioseadaptaatodas las cir cunstancias dela
vida; el ser a el (micoor ador , el Unicopoeta, el unico ar tista,d
Unicogener al; todo el r esto de los ser es humanos son meI'? s
insensatos. Cier to quelos insensatos pueden acer car se a laVU ' -
tud, per o no laalcanzanjamas sino comomer o sintoma.
Tal par ece, en suma, que toda la doctr ina se agr upa. ah7dedor
del bien como equivalente de10 bello. Per o las apanenclas ~-
gafian; no hemosvisto quelamor al estoicapr etenda ser un. m~-
todo par a llegar alafelicidad. EI r epr oche dir igidoa los estOl-
cos consiste en ver en ellos dos bienes sober anos, mientr as que
Cicer 6npr etendia quepar a ellosno habia mas queun solobien
supr emo, siendOel finnatur al par a los estoicos n~ un bie~, sino
la ocasi6n del bien. A pes~r de todo, esta doctnna estOlcaes
contr adictor ia en si misma:; el acto exter ior poco impor ta, ysin
embar go esnecesar io dir igir sealanatutaleza par a saber si nues
tr os actos son validos; separ amos la accion convenientede la
acci6n r ecta, y despues conver timos la accionconvenienteen el
fundamento de la accion r ecta. Si los actds car ecen de valor ,
lpor quepr eguntar le alanatur alezacqales actos debemosllevar
a cabo? lAcaso no nos per mitinl un fin cualquier a desar r ollar ,
nuestr a habilidad? I
En esta discusionen quevemoscomoel for malismoestetico
entabla una luc. haconlamor al mater ial, los estoicosno pueden
menos que quedar vencidos, ya que seyen incapacitados deen.
cer r ar la felicidad en lamer a vir tud; la felicidad es la confor -
midad con las exigencias de la natur aleza -dicen ellos-; a fin
de cuentas, estan obligados a ofr ecer nos como ideal el lagr o; y
en este caso, la habilidad nopuede tener su valor a menos que
seacapaz deconducir nos al exito.
Losestoicosdesnatur alizan el concepto de 1 0 bello. Par a S6-
cr ates, labellezaes laadecuacion deuna cosaasufinalidad. Al
atenuar laconsider acion delosfines, los estoicos sehan elevado
a una concepcion de 1 0 bello mas cor r ecta, per o al r efer ir se a
l~s fines, vuelvena la concepcion socnitica. Par aEpicteto, por
eJ emplo, el per r o ha nacido par a un deter minado fin, el caballo
par a otr o fin, etc. "Cadaser es bello -dice- cuando posee las
per fecciones pr opias de su natur aleza. " Seneca va mas lejos.
Uega a definir el bien excluyendode su nocion 10 bello: "Una
buena nave-afir ma- no es laqueseador na conbr illantes co-
lor es 0 tallas, sino la que esta bien ensamblada y es capaz de
desar r ollar velocidad. " Una buena espada no es la que esta
ador nada Conor o, sino la que cor ta y tr aspasa. No nos pr egun.
tamos si una r egIaes bella, sino si es justa. Ar ist6teles no habia
dicho sino las mismas cosas que Seneca, si bieIi la ultima y
fundamental apor ia de la mor al estoica pas6 de la concepci6n
-estetica del bien a la concepci6n metafisica. ' Par a los estoicos,
el bien ser a, al igual que par a Socr ates-yAr istoteles, el desar r o-
llo de la esencia, y esta esencia misma ser a concebida como
e. xc1usivamenteintelectual. El almacedealaevidenciatal comoel_
platillo de una balaIUa cede al peso; por consiguiente, la evi-
dencia se impone al alma. La falsa evidencia se impone tan
necesar iamente como la ver dader a. "EI alma es pr ivada de la
ver dad siempr e apesar deella. "Si seadhier e al er r or , lacausa
esta enquelaver dad sepr esenta conambigiiedad. Detal for ma.
tenemos dentr o de nosotr os el deter minismo socr atico y fuer a
denosotr os lafatalidad. En el Himno de Cleantes, Zeus es quien
gobier na todo por ia ley, es decir , afavor de 10 6ptimo, necesa- I
r iamente: "Insensatos aquellos que piensan que el bien haya
podido existir sin el mal. "16 Y Cleantes se dir ige a Zeus: "Tu
sabes hallar el or den en aquello que sesaledel or den, tu sabes
conver tir enbello aquello queno 10 es; liber a alos hombr es de
su lamentable ignor ancia, haz que poseamos la inteligencia gr a-
cias a105 or denes sobr e los que gobier nas con toda justicia. "17
Par a los estoicos tanto comopar a Ar istoteles, compr ender es
el sober ano bien. Deducendeaqui una teor ia dela liber tad: la
liber tad consisteensometer seal or dendel mundo despues deha-'
ber lo compr endido. "Conducidme-tu, Zeus, ytu, destino- adon-
16 Cf. Cr isipo.
17 Himno de Cleantes.
de quer ais. Os seguir e sin dilacion, ya que si me opusier a, me
har ia malvado y de todas maner as ser ia ar r astr ado. "18 0 tam-
bien: Fata volentem ducunt, nolentem tr ahunt.
19
Los estoicos, pues, no han hecho mas queentr ever lamor al
estetica, nohansabido sostener seenella. Par aser consecuentes,
debier on de haber se elevado a la concepcion clar a y neta de
labellezayr enunciar , enfavor delavidamor al, alabuscadela
felicidad. Si hubier an conver tido labellezaen una finalidad sin
fin a lamaner a kantiana, sehabr ian mantenido enlapar te or i-
ginal de su doctr ina y no la habr ian mezclado con las teor ias
ar istotelicas. Dehaber sucedido asi, el bien mor al llabr ia sido
enter amente extr afioal biennatur al, yesto habr ia significadoun
enor me pr ogr eso, yaqueenlugar decompletar ypr ofundizar el
utilitar ismo, los estoicos habr ian r oto cone1.
Per o, pOl'cor r ecta ypur a quesealafor mulaci6ndelamor al
estetica de los estoicos, sepr esentan dos dificultades a las que
no escapa: pOl'un lado, no Iedeja lugar al deber , y no puede
admitir queestelaatr aiga. Y POl' el otr o, lahabilidad, seacomo
don de la natur aleza 0 como fr oto de la educaci6n, es siempr e
un pr ivilegio. Deesta maner a, lamor al estar ia r eser vada a una
ar istocr acia yauna elite.
18 I b i d .
19 Seneca.
LAEsmTIcAdePlotino (205-270) esta inspir ada por la de Plat6n,
no obstante queel espir itu mistico de Plotino se opone al espi-
r itu dialectico dePlat6n. En esteyenAr ist6teles, el conocimien-
to esta sometido a la investigaci6n discur siva. Lo que car acte-
r iza a Plotino, en cambio, es queel conocimiento no consiste en
una ser ie deapr oximaciones, sino en una visi6n, en una contem-
placi6nvisionar ia. En toda visi6n, el conocimiento implica siem-
pr e dos elementos: el sujeto cognoscente y 10 conocido. En el
momenta del acto, r elaciono aquello'que es conocido con aquel
queconoce. Enlateona dePlotino no hay difer encia, en ninglin
momento, entr e el cognoscentey10conocido. Es lavisi6nlaque
cr ea los objetos, que no existen sino eny por lavisi6n. Es esta
lapr imer a for ma de lafilosofiamfstica.
Por fir io, el secr etar io de Plotino, nos ha legado una cr ona-.
logiaapr Qximadadelas obr as dePlotino en su Vida de pr otino.!
Conexcepci6ndel tr atado De 10bello (1 - 6)Ytodo 10que10acor n-
pafia, cuanto concieme a la estetica data de. Ia estancia ~e Por -
fir io conPlotino en Roma, 0seaquefueescnto en el penodo de
madur ez del pensamiento plotiniano.
2
Sutr atado sobr e el amor ,
que completa el platonismo de su estetica, es una obr a de sus
. ultimos aiios.
A) RA1cES HIST6RICAS DE LA FILOSOF1A EST~TICA DE PLOTINO
En su punta de par tida, la estetica de Plotino se encuentr a en
pr esencia dediver sas tr adiciones: . .
1 ) Latr adici6n estoica tal como se nos r evela en De ftmbus
y sobr e todo en las Tusculanas. Es la teona de la simetna, del,
acuer do, delapr opor ci6n de las par tes, unida al encanto de 105
color es. Es labellezadel almar educida aesta salud equilibr ada,
~. 10 son pr incipalmente las vir tudes~ Todo, incluido 10 intelec-
tual, se hace par tlcipe de la simetna y del acuer do tal como
estas nociones se manifiestan en las nor mas del escultor , en la
1 :mileBr ehier apoyala cr onologiaestablecidapor Por fir io en
contr a delos ar gumentosde Heinemann. Cf. Plotino, tr ad. Br ehier ,
enlaColecci6nG. Bude, I r e Enniade, pp. XIX Yxxdelaintr oducci6n.
2 Estostr atadosvandel 22al 45inclusive: el 30, De la contempla-
cWn (III-8); el 31, De la belleza inteligible (V-8); el 32, De la inteli-
gencia y del bien (V-5); el 38, iDe que maner a llega a la existencia
f a multiplicidodde las cosas? Del bien (VI-7); el 39, De aquello que
es voluntar io (VI-8); Tr atado sabr e 10 bello y 105 accesor ios: 1, Delo
bello (1-6); 5 (V-9); 9 (VI-9); 10y 1-1(V-I) y (V-2); el 50: Del ar nor .
74
belleza sensible de los cuer pos: ". . . y como una exactapr opor -
ci6n de los miembr os, unida a un her moso color ido, es 10 que
constituye la beIlezadel cuer po, asi c~~o. lo que consti~uyela
belleza del alma es la justeza de sus. J WCIOS, per o una J usteza
esclar ecida que descansa en pr incipios inconmoviblesy 9ue ca-
mina siempr e enpos delavir tud, si no es quees ellar msmala
esencia dela vir tud. Lafuer za y el vigor pueden ser r asgos del
alma tanto comodel cuer po, y10sonenel mismo sentido". a
2) La tr adici6n ar istotcmcade10 bello~s la teor ia de lafor -
ma. La mater ia, segUnAr ist6teles, es fea, infor me; !as leyes
for males delaesenciaimpuestas alamater ia indifer enciada: he
aqui la belleza, que es una jer ar quia de mater ias y de fo~as.
La for ma es bellezapar a su mater ia, asl como la matena es
fealdad par a sufor ma. Lafealdad esel accidentesincausadela
mater ia. Labellezaes la r az6n de la causa for mador a. &iste
lamisma difer enciaentr e el bloquedebr onceylaestatua colada
que entr e la mater ia infor me yla elabor ada, entr e 10br uto y10
tr abajado. Plotinopr oponelacompar aci6ndesl mismoconlaes
tatua por hacer se, tr atando de encontr ar su bellezaintemame~
diante lapur ificaci6n.
4
3) La tr adici6n socr atica segUnJ enofonte. a Las conver saclO
nes de S60r ates con el pintor Par r hasios y el escultor Cleitos
acaban por demostr ar labellezadel almaylos sentimientos'yla
r epr esentaci6n delavidamas aIladelaspr opor ciones: es el r os-
tr o muer to de que habla Plotino en contr aposici6n al r ost!'?
vivo: ",Por que, en efecto, enun r ostr o la bellezaapa,r ecelur m-
nosa, mientr as que el r ostr o muer to no conser va mas que un
vestigio, incluso antes dequesus pr opor ciones desapar ezcan de-
bide ala descomposici6ndela came? "6
4) Es sobr e todo la lar ga tr adici6n plat6nica de 10 bello la
quenos ofr eceun r icomater ial par a 10queaqui nosocupa. Par a
comenzar , encontr amos aqui una teona jer ar quica de 10 bello
quepr ocede dela dialecticaascendente deDi6tima, consus tr es
pianos sucesivos: la for ma, y el alma y 10 tr ascendente. En
seguida, una te01::iaplat6nica del amor pr oveniente del Banquete
y del Fedr o. EI Tlat6n del B<mquete hace r esidir 10 bello ~n. el
amor per o. ,. --enUltimoanaIisjs- enel amor delaIdea. AslmIs-
mo v~mosc6mo Plotino intr oduce en su estetica el amor ideal.
1
EI amor es un afan dir igido alabelIeza~enoposici6nalaatr ac-
ci6n de las cosas, que es labelleza: es el Er os y el Anter os. En
la filosofia gener al de Plotino, esta teona del amor desemboca
en el pr ogr eso de la conver si6n, en una dir ecci6n inver sa de la
<I Cicer on, Tusculmws, IV, XIIi, pp. 30s. (ed. Nisar d).
4 Plotino, Eneada, '\{, 8.
r i J enofonte, Memor ables, III, 10.
6 Plotino, Eneada, VI, 7.
7 I bid.
~
"'C';
' . . . . :, : . '--:;. "
. 8' ;
~
I J
~!
~
~
~
~
~
~
~
pr ocesi6n: "Er os -escr ibe Plotina- es lahip6stasis eter namen-
te dir igida a una bellezadistinta; no es mas que el inter media-
r ioentr e aquel quedeseayel objeto deseado; es, par a el amante,
el ojo queIeper mite ver asuamada. "80bien: "Er os es el acto
del alma cuando seinclina bacia el bien. "11 0esta otr a for mu-
laci6n: "El alma engendr a un Er os cuando desea el bien y 10
bello. "10Mas adelante se descubr e en Plotino una teona de la
medidaydelapr opor ci6n quepr ocede del Filebop unida auna
teona de la pur eza y de la blancur a. ; tamb~en enco~tr amos
una teona del esplendor y dela bellezammatenal, queVlenedel
Fedr o, 12 conel esplendor luminoso de1 0 ~ello; " 1 finalmente ~os
topamos igualmente can la asombr osaafir mac16n de la noc16n
sintetica delakalokagathia yel nexoindisoluble de!asideas del
bien y de10 bello. .
5) Ter minemos conuna tr adici6n demistagogiay teur gia, de
identificaci6n con 10 divino. Setr ata ante todo del misticismo
delar evelaci6n enlos iniciados, atr aves delos mister ios: es la
tr adici6n 6r fica.
B ) Los GRANDES TRATADOS ESTETICOS DB PLOTINO
Los gr andes tr atados esteticos de Plotino pueden enumer ar se
como sigue: el Tr atado de 10 bello (nUm. 1, I~), el Tr atado de
la belleza inteligible (nUm. 31, V-8)yel Tr atado de la multiplici-
dad de las I deas y del bien (nUm. 38, VI-7).
1. De 10 bello
Es el pr imer tr atado estetico dePlotino ycr onologicamentetam-
bien la pr imer a de todas las Eneadas. Es en esta obr a donde
la posici6n del pr oblema de 10 bello se pr e~e~ta con la. ~ayor
clar idad. En estapr imer a Eneada que, enoplmon dePor fino, se
ocupa de la mor al, "el sexto 'tr atado' tiene por tema la ascen- I
si6n del"almahacia el mundo inteligible". 13
El tr atado pr incipia por establecer laposicion de10bello se-
gUnlas inter r ogantes socr aticas del Hipias Mayor . El punto de
par tida dePlotino es, abier tamente, el mismo que el de Platon:
labellezadelavistaydel oido; despues labellezaintelectual de
las ocupaciones, de las acciones, de las ciencias y de las vir tu-
des: "Lobello sehallaante todo enlavis~a; tamb. ienseencuen-
8I d- ., III,5, 2.
9 I d., 4.
10 I d., 6.
11Platan, Fi1ebo, 64e.
12Platan, Fedro, 250a-c.
13Plotino,vol. 1, Intr oducci6n,p. XXXIII.
tr a en el oido, en la combinaci6n de las palabr as y la mmica
detodo gener o; pues las melodiasy el r itmo sonher mosos; ele-
vando las sensaciones a un dominio super ior , existen tambien
ocupaciones, acciones, maner as de ser que son bellas; y existe
labellezadelas cienciasydelas vir tudes. "14Basandosee~ ~ta
pr imer a etapa de su investigacion, Plotino no tar da en cnticar
latr adici6n estoicade1 0 quees bellopor lasimetr ia: "Y pasan-
do alas bellas ocupacionesya los bellosdiscur sos, hayquienes
todavfa quier en ver en la simetna la causa de esta belleza. iA
que viene hablar de simetna en las ocupaciones bellas, en las
leyes, en los conocimientos0 enlas'ciencia~? "15.
Existe una jer ar quia deJ obello. Y aqUl, PlotIllotoma como
modeloycomotemalaascensiondeDiotimaenel Banquete: la
belleza de los cuer pos "es una cualidad que se hace sensible
desdelapr imer a impr esion; el almasepr onuncia acer cadeella
con inteligencia; la r econoce, la acoge y, en cier to modo, se
adapta a ella". 16Per o labellezaen loscuer pos, labellezasensi-
ble no es mas que la infor macion r econocidaen la mater ia. el
des'cubr imiento ar istotelico de la for ma -es decir , en esta ma-
ter ia- de una "r azon pr oveniente de los dioses",17
Labellezadelos cuer pos no es, dehecho, sinoel r eflejo, ala
maner a delas sombr as delacaver na, de'labellezadelosar que-
tipos y de las Ideas,18"La bellezacor por al c(;mcuer dacon,una
bellezaanter ior al cuer po. . . : tal comoel ar qUltecto, despuesde
haber ajustado lacasa r eal a laideainter ior dela casa, afir ma
que esta casaes bella. "19Es la Idea depar ticipacion y la Idea
platonica delas imagenesylas sombr as.
Asi pues, Plotino encuentr a, en su teona de la ascension, la
tesis del Fedr o y la bellezade las almas: es la locur a amor osa
y la "mania", despues el entusiasl!1ode Er os por la belleza, el
aguijon delos amantes: "Pues sonlas emocioneslas quedeben
pr oducir se conr especto a10queesbello: el estupor , el asombr o
alegr e, el deseo, el amor y el ter r or acompaiiados del placer .
Per o es posible exper imentar estas emociones (y de. he. c~o. el
alma las exper im~nta) aun con r especto a las casas IllVlSlbles;
toda alma, por asi decir , lasv~ve,per o sobr e todo el almaena-
mor ada. "20 : _
Esdecir queaestenivel d~ labellezadelas almas, alatesis
plat6nica del Fedr o, viene a unir se una tesis mas: . la ~esisde
Empedocles y de los mister ios, 0 sea la de la :,unficaclon. La
HE n&ula I, 6, 1.
15 I bid.
I I I . I d., 2.
1 7 I bid. I
18Platon, E1 Banquete y el Fedr o.
19Plotino, Eneada I, 6, 3.
20 I d., 4.
belleza del alma se encuentr a en la vir tud. Lafealdad es el r e-
sultado deuna impur eza. En este punto, el FedOn complementa
el Fedro en el pensamiento sintetico dePlotino: "En el alma, la
fealdad equivale a no ser limpia; ni pur a,. asfcomo enoel or o
equivalea estar llenodetier r a: si seeliminaesatier r a, el or o per -
manece, y es her moso cuando se Ieafsla de las. otr as mater ias
cuando sequeda solo consigo mismo:'21 '
El bacer se pur a no es mer amente, par a el alma, tr ansfor mar -
se en "una for ma", "una r azon", sino, mas bien, hacer se seme-
jante aDios: a Dios, que es todo belleza. Hace falta, entonces,
r emontar la belleza del. alma hasta este punto, logr ando asfla
ascension de Diotima hacia el bien "al que tienden todas las al-
mas". Laconver sion de quienes intentan acer car se a el, la con-
templacion, la the.or ia, -he aquf!as actitudes esteticas a la vez
que mfsticas: "Pues si sevier a a aquel que pr opor ciona la be.
llezaa todas las cosas -y que lapr opor ciona per maneciendo la
bellezaen el mismo sin quer ecibier a nada-, si seper sistier a en
esta contemplaci6n gozando de el, cque belleza har ia falta to-
davfa? "22 .
En este momento nace una nueva visi6n en pr esencia de 10
bello en sf, de la belleza supr asensible. Par a ver "esta inmensa
bellezaque r eside en alguna for ma en el inter ior de los santua
r ios, el hombr e abandona la visi6n de los ojos y no vuelve la
mir ada al esplendor deloscuer pos queantes admir aba". Laver -
dader a ascesis de la contemplacion estetica consiste, pues, en
"huir "bacia esta belleza, desdeiiando todas las bellezas sensibles
par a in~ en la patr ia autentica, como UIises cuando huye
de la hechicer a Cir cey de Calipso. Nar ciso, sfmbolo del insen
sato, que tr ata de apr . ehender , como sifuese r eal, "su her mosa
imagen desplegada en las aguas; tr as ar r ojase en la pr ofunda
cor r iente, desapar ece. 1. 0 mismo sucede con quien se liga ala
belleza de los cuer pos y no la abandona". 23
Mar chando en dir ecci6n inver sa, la estetica de Plotino des-
pr ende las cosas. Genial y osado, lavista del fil6sofo selas pasa '
sin el ar te. Es necesar io cambiar , en la actitud estetica pr ofun-
da, "nuestr o modo dever por algUnotr o modo". Per o en el ins-
tante mismo en que selIegaa esta intuicion .de10 r eal, y por 10
r eal, ypor 10tanto dela belleza supr asensible, Plotino descubr e
una falla enla noci6ncapital del platonismo y detoda lafiloso-
ffa heIenica. Intr oduce de r epente un cor te, una difer encia de
nivel entr e 10 bello, compr endido todavfa dentr o de las for mas,
y la pr iIner a hip6stasis. En el nivel inteligible, 10 bello se iden
tifica con el mundo de las Ideas, y el bien, quees incluso mas
21 ld., 5.
22 I d., 7.
23 Id. , 8.
alIa de todas las for mas, se identifica con el nivel supr emo, el
del Uno-Todoy de10infor me: "En una f6r mula deconjunto, se
dir a que el pr imer pr incipio es 10bello; per o si sequier e dividir
los inteligibles, setendr a que distinguir 10 bello, que es el nexo
entr e las Ideas, del bien que esta. mas alla de10 bello y que es
sufuente y supr incipio. "24
. De una maner a aim mister iosa, per o ya segur a desde este
pnmer tr atado, en el momenta en que lIegaeste a su ter mino,
lanoci6n plat6nica delakoJokagathw. sedisociayr ompe entr e 10
decible y 10 inefable. 1. 0 bello se ha inter puesto delante del
bien. . 1. 0queladialecticatodavfapar ece confundir eslaintuici6n
delatheor ia ylar acionalidad deladidnoia.
EI platonismo, en ultima instancia, alter a su r ostr o en el
neoplatismo.
2. De la belleza inteligible
El tr atado De la belleza inteligible es el segundopaso estetico de
Plotino; fue escr ito en plena epoca de su madur ez, en el mo-
mento en quePor fir io sehallaba enRoma; es el tr atado nUmer o
31 en el or den cr onol6gico.
EI tr atado De 10 bello culmina enel equiIibr amiento, enel Di-
vel mismo de los Inteligibles: "1. 0 bello es el nexo entr e las
Ideas. "Conviene, enestepunto, cir cunscr ibir el pr oblema al pr o-
pio inter ior de labellezainteligible.
EI tr atado De la belleza inteligible viene a ser un lar go co-
mentar io al Fedro, del mismo modo como el tr atado De 10 bello
er a la r espuesta del Banquete al Hipias. Esto es 10 que Plat6n
habfa escr ito en suFedro: "Ese lugar supr a<eleste, todavfanin-
guno de nuestr os poetas 10ha cantado, y ninguno 10 cantar a ja-
mas con la dignidad debida. He aquf10 que es (pues debe uno
atr ever se a decir la ver dad, sobr e todo cuando se habla de la
ver dad): una esencia sin color , sin for ma, impalpable, visible
Unicamentealainteligenciaconayuda del alma; enesta esencia,
laciencia ver dader a. es laque ocupa eselugar . "25
Distinguir emosien la estetica del tr atado 8 ( E neada V) dos
gr andes movimientos y una es~ecie der etom6:un flujo y un
r eflujo, unar epentina inver si6n;de sentido enel pr oceso estetico.
. . c Cual es lanatur alezapr ofunda deesta bellezadelos objetos
del mundo? La inteIigibiIidad, la tr aspar encia del ar quetipo, la
r ealizaci6n luminosadel tipo. Laobjetividad de~lotino sedir ige,
en este pr imer movimiento, dir ectamente- a laestetica deAr ist6-
teles: es el r econocimiento delafor ma del objeto, desufor ma.
La belleza no es otr a cosa que la per fecci6nde la esencia, el
j
24 I d., 9.
25 Pedr o, 247c.
modelo entanto quemodelo. A esto seIepuede llamar el esen-
cialismo de Plotino. Lobello, identico a la esencia, es su pleni-
tud; no es pr edicado queseIeanada. Lasabidur ia del ar te con-
tiene al modelo mismo que imita. "Hayen la natur aleza una
r azon, queesel modelodelabellezaper teneciente aloscuer pos;
per o hay en el alma una r azon mas bella atm, de la que der iva
labellezaque seencuentr a en lanatur aleza. Dondesepr esenta
con mayor clar idad es en el alma sabia donde pr ogr esa en Sll
belleza; ador na el alma, lailumina, aellaque pr ovieneasuvez
deuna luz super ior como 10es labellezapr imar ia. "26
o vayamosmas lejos todavia: ". . . Allaabajo, lapotencia solo
posee el ser , s610la belleza; pues l donde estar ia 10bello si
estuvier a pr ivado del ser ? lDonde estar ia el ser pr ivado delabe-
lleza? Per der la bellezaes tanto comoper der el ser . A esto se
debe que el ser seaobjeto deeso, por que es identico a10bello,
y 10bello es deseable por que es el ser . En vano buscar iamos
cual es lacausa del otr o, yaquenohay mas queuna natur aleza
unica. "2T
Per o he aqui que en este momenta Plotino r ealiza un juego
deequilibr io. Lateor ia del Fedr o y dela r eminiscencia vienea
tr astor nar r epentinamente la estetica ar istotelica de las for mas,
ydeun objetivismo absoluto, el plotinismo setr an. sfor maenun
subjetivismo r adical. Este cielode las Ideas, este Inteligi. ble, 10
volvemos a encontr ar en nosotr os mismos. Nuestr a ver dad es
inter ior , esta dentr o de nosotr os. En la contemplaei6n estetica
basta con que escapemos del mundo. Labellezaenter a se r eca-
br a en nuestr o inter ior y por intuicion. Lo unico que debe ha-
cer se es r ecor dar . Es una vision 10mismo que una contempla-
cionestetica. Todosecompenetr a, nohaypar te que seaexter ior
aotr a par te, el ojo queveseidentificacon 10que've, el contem-
plador de10divinoseidentifica con10divino, sehace divino en
cier to modo. Es el alma que sehacebella en lamedida misma
en que descubr e 10bello; 0 mejor dicho, labellezadelas cosas
no secapta sino adquir iendo uno mismo belleza. Es la identifi- ,
~aci6nmediante el extasis. V,uelvoahallar dentr o demflos ar -
quetipos cuyaexistenciamees r eveladapor el r ecuer do. Y debo
ejer cer me justamente en esta "maner a de ver ". Se cor r ige la
imagen del mundo, sela desembar azamentalmente de sumate-
r ia, quelavolviaopaca; enestatr ansfigur aci6n del univer so sen-
sible se obtiene una imago mundi nueva, una imagen de la be-
llezaper fecta: aphele panta. ''Yano hay, pues, un ser exter ior
r especto deotr o, ni un ser queveyunobjeto queesvisto: quien
tiene una mir ada per spicaz, ve el objeto dentr o de si mismo:
per o. poseeademas otr as cosas sin saber que53nsuyas; por eso
26 E neadn V, 8, 3.
27 [d. , 9.
las contempla comoun objeto queseve; aspir a aver las; y tOOo
aquello que sevecomo objeto queha deser visto, sevecomo
algo exter no a sf. Per o es necesar io tr anspor tar lo dentr o de
uno mismo y ver lo comounidad con nosotr os mismos; veamos-
10comoalgoqueesnosotr os mismos. "28 Labellezadebebuscar -
se, en suma, dentr o de nosotr os mismos, no en los objetos del
mundo sensible. Setr ata deunaascesisquer equier eunaconver -
sion. La theor ia, la contemplaci6n, separ a de golpelos objetos
del mundo par a devenir enel fenomenointima deuna intuicion
intelectiva. Es un extasis delos iniciados entr e el yoy 10r eal,
una Einfilhlung metafisica: una imitaci6n, toda una atmosfer a
der evelaci6n. EI pr oceso depur ificaci6n par a logr ar estavision
es 10quepuedellamar seel misticismo dePlotino. Estesegundo
momenta es de un completo subjetivismo. Es una contempla-
cion de ciego, una mir ada dir igida hacia dentr o, ya no par tes
extr a par tes.
Deaqui, al comentar el delir io del Fedro, Plotinoar r iba ala
tesis centr al sobr e el ar te y el ar tista: la bellezaexpr esada es
siempr e deficiente compar ada con la bellezainter ior que el ar -
tista desea expr esar . Yano se tr ata, pues, deimitar , decopiar
los objetos cr eados, sino ':""par ael gr an ar tista- de encontr ar
dentr o de si el movimiento, el afan inicial y cr eador delanatu-
r aleza cuando cr ea. Plotinor epliegael platonismo sobr esfmis-
mo; por pr imer a vezenlahistor ia del pensamiento estetico, se
opone a latesis ar istotelica dela imitaci6n, quees una estetica
de Ia natur anatur ata, y nos pr esenta como doctr ina una este-
tica delanatur a natur ans.
Deestemodo, las r akes or ientales del Fedr o, der epente des-
mesur adamente agr andadas, aumentadas alas pr opor ciones de
las cer emonias demister ios y ascesis, se instalan, monstr oosas,
en el centr o deuna estetica desequilibr ada; he aqui la imagen
del tr atado De la belleza inteligible, y he aqui sin dudala este-
tica dePlotino.
Aqui nos encontr amos, apar tir del Fedr o, conel gr an descubr i-
miento dePlotino. Hayotr a;estetica apar te delaesteticaplat6-
nica de las Ideas; y es esta estetica, que r ebasa 10 inteligible
par a alcanzar la r ealidad pr imar ia que car ece de cualidades y
pr edicados, laestetica de10inefable, laestetica quebor r a todas
las cosas (aphele panta) . . '
Es una estetica del esplendor y una filosofia dela ilumina-
cion. No se descubr e yamedia. ntela dialectica, sino Queper te-
neceal or den dela~velaci6n ydel extasis. Par aUegar -aella, se
r equier e una actitud psiquica difer ente. Al igual que un hilo
conductor , siguela diaIecticaplat6nica del amor , per o d:sc. ubr e
r epentinamente otr o dominio delabelleza, una belleza dIstmta:
el esplendor que ~o'ti~? e nomb~e, el. deslum~r amien~o que ca
r ece dedenominacI6n. Aunaqui abaj'O-escnbe Plotmo- debe
decir se que la belleza consiste menos en la simetr ia que en el
esplendor que br illa en esta simetr ia, y es el esplendor 1 0 que
debe amar se. "29
Plotino habla de la belleza de 10 infor me: "Lo deseable, del
. queno puede captar se ni'la figur a, ni lafor ma, es el mas desea-
ble; el amor queseIetieneno tienemedidas; si, el amor car ece
aqui de limites; su belleza es de otr a natur aleza que la de la
belleza; es una bellezapor encima dela belleza. "30
Y un poco mas adelante: "Nonos asombr ar emos dever com
pletamente liber ado de toda for ma, incluso inteligible, el ob-
jete que suscita este inmenso deseo. : en cuanto el alma se in
flama deamor por el, sedespoja detodas sus for mas, aun dela
for ma de 10inteligible quesehallaba en ella. ''31
Con la ayuda del esplendor inmater ial del Fedro puede me
dir se el camino r ecor r ido despues de Plat6n. Latesis del plato-
nismo sebasaba en10mesur ado, enlapr opor ci6n.
32
Latesis del
plotinismo, por el contr ar io, tiene su fundamento en 1 0 que r eo
basa ycar ece delimitaciones, en 10inconmensur able. Labelleza
no tiene fuer za si no se ye esclar ecida por el bien que Ie con
fier e una j ar is, un atr activo y un encanto. No es mas que una
luz, el esplendor luminoso del bien supr emo, un ultimo saIto del
amor mas alIa de los Inteligibles.
Y por este fen6meno deesplendor pur o se compr ende ahor a
el sentido de csta disociaci6ny de esta falla del pr imer tr atado,
intr oducida entr e 10 bello de un lade y el bien del otr o: es la
dislocaci6n dela kalokagathia antigua, quebr illa mas todavia en
otr os tr atados: ". . . EI bien no necesita de 10 bello, mientr as
que10bello necesita del bien. EI bien nos esbenevolo, saludable
y es agr aciado; esta pr esente cuando asi 1 0 quer emos. Lo bello I
nos sor pr ende ynos asombr a, ypr oduce un placer mezclado con
pena. Nos atr ae, sin que nos demos cuenta, alejandonos del
bien, tal comoel amado atr ae asupr ometida par a alejar la dela
casa de su padr e; pues 1 0 bello es mas joven que el bien. EI
bien es mas anciano, no debido al tiempo, sino por su r ealidad
y por que tiene una potencia anter ior . "33 Este esplendor por
tr anspar encia sehalla detr as de10 bello que esta al nivel de los
29 /d. , VI, 7, 22.
30 I d., 32.
al I d., 34.
32 Cf. el Filebo.
33 Eneada V, 5, 12.
canones Y de las for mas. La estetica del bien es una segunda
estetica, velada y sor da, y per tenece a otr o or d:n: una belleza
,espir itual, un dominio distinto, la bellezade 10 mfor me.
C) CONSTRUCCI6N ESQUEMATICA DE LA EVOLUCI6N
EST~TICA DE PLOTINO
Plotino convier te ala estetica en una par te de la teodicea. La
. estetica der iva de la teologia. La belleza del univer so canta y
clama lagr andeza deDios.
Par a Plotino, enlabellezayentodo juicio estetico r ~sultane-
. cesar io un elemento sen~ible. lY c6mo. puede r educlr se ~ l~
univer sal, a 1 0 bello, este elemento senSIblede goce estetico.
Pues bien, al elemento sensible, alabellezadelos cuer pos,. Plo-
tino made lasimetr ia ylamedida. Per o afin decu~ntas, no es
la r acionalidatl delabellezala quelahacebella. BaJ olafon:na
exter na hay una for ma inter na, y bajo la simetr ia esta la Idea.
Es todaviauna for ma der az6n, una r az6n super ior . Masaun, no
es la bellezasensible ni labellezafor mal ni la bellezar acional-
mente supr asensible iaqueseaiiadeypr oduce laa~r acci6n, s~o
la gr acia, 0sea quesetr ata deuna Idea mor al, laIdeadel bIen
que se tr anspar enta. En suma, no es unica~ente el cont~nido
mor al que es en si, sino una emanaci6n ~e. DIOSque, ~onstItuye
la pr ofundidad y la intensidad del sentImiento estetIco. ~sta
qui. J tuple ar monia se r evelainconscilentemente. Lapr ofundidad
y lasanti dad deeste sentimiento justifican labellezaylasal~
del peligr o y del car acter ficticio que podr ia adoptar . AI. ha~I-
tuar nos avibr ar ante labellezaquefuer a mer amente apanencla
y juego, nos habituar iamos ajugar conlas cosas, a conv. e~ir nos
en diletantes desligados de las cosas y de las r esponsablhdades.
Dar iamos la espalda a 10 tnigico delaviday del sacr ificio. To-
das estas objeciones son invalidas si es cier to que10 bello es el
vestigio del bien y de Dios en el univer so. EI bien es 10 bello
aduado. Lobelloes el bien contemplado. .
Es notable que Plotino no se detenga en las bellezas concr e-
ta. ; delanatur aleza conel mismo enfasis conque1 0 habiahecho
'Plat6n. Por oposici6n a la cObcepci6nde la estetica tecnica y
matematica de Ar ist6teles, Plotino no se atiene mas que a la
concepci6n c6smicay metafisiCade10bell? Comenz,? p,or mos-
tr ar el nexo existente entr e 10 bello y el bIen; les senalo a con
tinuaci6n un sitio separ ado y distinto, al lade del juicio l6gico
y del juicio mor al. En este aspecto fue un autentico pr ecur sor
de la concepci6n kantiana de la estetica. Distingui6 con &:r an
per spicacia -quiza deinasiado r adicalmente- labellezasenSIble
de la belleza espir itual. Y finalmente pr esent6 un intento de
divisi6ndelas ar tes y cr e6una jer ar quia, con1 0 cual seIepuede
''" ..... <"Y'.
~, . , ' .
, ~
. - , :
. 1
'1
~I
~I
~!
consider ar pr ecur sor de las investigaciones dir igidas a saber si
laescision delas ar tes r esponde apr incipios necesar ios.
Plotino unicamente insistio en las consider aciones gener ales,
sin entr ar jamas en detalles ni detener se en fenomenos par ticu-
lar es, tales como el de los color es, de los sonidos y de las for -
mas. Al r educir el univer so enter o auna vision-ya quetoda la
natur aleza no es mas que una vision imper fecta-, Ie r esult6
evidente aPlotino, a pr ior i, quelabellezano podia ser otr a cosa
que una vision imper lectae incompleta. Este nacimiento de la
natur aleza mediante la vision, lejos de ser un enr iquecimiento,
es en r ealidad un debilitamiento de la contemplacion. Una ver .
d. ader acontemplacion no r equier e de cr eaciones y es autosufi-
Clente. Todaexter ior izacion esun debilitamiento; ni el mas gr an-
de ar tista cr ea algo. Hay una infer ior idad de la accion, de la
pr oduccion. Todo 10que Plotino debfadehacer er a pr eguntar se
que especie de vision podr ia ser la vision estetica, y vio, con
Mucha r azon, que el sentimiento estetico es contemplacion y
theor ia. Par a captar aDiossolodisponemos delavision; no nos
es posible imitar su obr a. Un unicomedio nos es dado: la
theor ia, es decir , la vision extatica. Dios cr ea en y por la con-
templacion; esta es su unica maner a decr ear .
Este extasis de10mfstico, este iluminismo de Plotino contr a-
dice la dialectica de Platon. Laestetica de Plotino, al oponer se
a la estetica de las for mas, desemboca ver dader amente en una
estetica del esplendor y en una apologetica de 10infor me. De-
bide aque es mistico, Plotino es el pr imer o quer evela labelleza
del bien, esta belleza supr ema que constituye el car acter auten-
tico de la estetica: toda estetica ver dader a supone una concep-
cion mistica, quid panteista, del univer so.
A) CONDICIONES GENERALES PARAUNAESTETICA
DELAEDADMEDIA
Los SUCESORES de Plotino solo Se ocupar on de la bellezapr ofe-
sionalmente. Entr e los estoicos, el pr oblema mor al ocupael lu-
gar mas impor tante. Losfilosofosposplotinianos consagr ar on su
esfuer zo alas diver sas tecnicas par ticular es: Ar istoxeno a la
tecnica musical; Filostr ato a la tecnica de la pintur a y a la in-
vestigacion de los datos sobr e los cuadr os .gr iegos per didos;
Vitr uvio alaar quitectur a. Aqufseencuentr a igualmenteel pun-
to de par tida de todas las investigaciones teor icas: Dionisiode
Halicar naso ylar etor ica que, entr e losgr iegosysobr etodoentr e
los gr iegos de la epoca decadente, fue consider ada como un
ar te; Quintiliano y el ar te de la or ator ia pr opiamente dicho; y
finalmente Longino, que nos lego un tr atado br eve, per o suma-
mente impor tante, dedicado a10sublime.
lQuer elaciones puede guar dar lafilosoffagener al delaEdad
Mediacon laestetica?
Si consider amos globalmente la filosofia gr iega, podemos de-
cir que secar acter iza por el don del sujeto: lafusion del sujeto
en la natur aleza, en el estado, en el objett>; el hombr e seaban-
donaaalguna cosaqueseencuentr a fuer a deel mismo. Incluso
cuando S6cr ates llamalaatencion sobr e el sujeto, alejandoseasi
de la or ientacion gener al de la filosona gr iega del per i p hysei,
eseYo er a un Yo pr actico que actuaba. No er a todavfaun Yo
infinito, inaccesibleal quepodemos aspir ar , el Yoquefuecr eado
por la concepcion moder na de la filosofia. Cuando los te6r icos
alemanes y fr anceses hablan dela unidad, delaar monia gr iega,
suefiancon esta no separ acion entr e el MundoyYo. Cuando10s
filosofos r omanticos hablan nostaIgicamente acer ca de la esci-
sion, de la r uptuta, siempr e aluden a esta separ acion entr e el
sujeto y el Yoconr efer encia aJ anatur aleza yal objeto. Cuando
la idea del hombr e se separ o ;de la ar monia y el Yo se habia
ar r ancado del mundo, sur gio'en vez del monismo gr iego un
dualismo que contr adecia, que,aniquilaba el pensamiento fil0s6-
fico gr iego. . _
Lafilosona neoplatonicahatr atado desespenidamente deven-
cer el dualismo en la theor ia, en la contemplacion enatica y
ascetica. Plotino intento unir denuevo el Yoy lanatur aleza sin
logr ar lo ver dader amente, si bien contoda natur alidad lafilosofia
gr iega fue sustituida por el pensamiento del cr istianismo, que
Plotino conocfay queintento integr ar en su doctr ina.
85
Laconcepci6ncr istiana r ecibi6 en suor igenuna consider able
influencia del neoplatonismo, por la idea del Uno-todo, y a la
inver sa. Per o laconcepci6n cr istiana asi definida, ,admite acaso
una estetica? El pensamiento gr iegor adicaba en el equilibr io, en
la unidad entr e sujeto y objeto, yno s610per mitia una estetica,
sino quelaexigia. Si Gr eciano nos ladio enuna for ma pr ecisa,
hizo algoaun mejor queeso: nos dio el ar te, quees justamente
el hecho ar m6nico. Los gr iegos no se ocupar on de buscar me-
diante el pensamiento la r econstr ucci6n del fen6meno ar tistico.
Tanto Plat6n como Ar ist6teles dedicar on suatenci6n pr imor dial-
mente a lapolitica.
1
La concepci6n cr istiana per mite una estetica por la meta in-
consciente quehaalcanzado lafilosofiacr istiana, mas no por sus
medios. Siguiendo las pr escr ipciones ylas concepciones del neo-
pJ atonismo, que desembocaban enlamuer te detOOoaquello que
er a sensible y sensual en el hombr e, tales medios consistfan en
buscar el nous solo par a confundir se con el univer so. Er a una
senda que conducia a la inteligencia pur a.
El ideal cr istiano que, debido a lapasi6n del sufr imiento, tie-
ne cier to aspecto pasivo, se hace ascetico y mas intr ansigente
queel ideal plat6nico. Debematar se dentr o desflavidasensible
ysensual, debeaniquilar se el placer pr oducido por 10belloypor
10seductor que hay en la natur aleza y en el no-Yo. Encor itr a~
mos lar educci6n deeste placer sensible al placer intelectual en
Santo Tomas; ysi en SanAgustinseconser vaaimcier ta medida
de "sensibilidad", es una sensibilidad mor al que, en Ultimains~
tancia, excluyeel elemento sensible. Si en su metafisica subya~
cente ala r eligi6n el cr istianismo pudier a admitir una estetica y
un ar te, dehecho los medios con que su visi6n metafisica debe
r ealizar se en la vida, excluyenla estetica y el ar te detal concep-
ci6n. Per o los pr imer os cr istianos iconoclastas no dur ar on mu-
cho tiempo, y en el siglo XIII se efectu6 un compr omiso con el
mundo.
Un pr imer per iodo de la filosofia de la Edad Media se inicia
inmediatamente despues de constituir se el cr istianismo y llega
hasta el sigloIX; abar ca alos gn6sticos, aOr igenesyaSanAgus-
tin. Dur ante esteper iodo, laideaesencial es ladejustificar lafe.
El dogma es algo absolutamente extr afio a la r az6n y no debe
pedir le aesta apoyo alguno. Apar tir del sigloIX nacelaescolas-
tica, cuya labor ha consistido en acer car uno a otr o ambos
ter minos, r az6n y dogma, yafundamentar r acionalmente el dog-
ma: cr edo ut intelligam, escr ibi6 San Anselmo: cr eo par a com-
pr ender . Se ha colmado el abismo entr e cr eer y compr ender ,
como en la filosofia patr istica. Tales fil6sofos -Abelar do, Av~
1c r . Wilamowitz.
noes, Alber to Magno, Duns Scotus- tuvier on el mer ito decolo-
car a la r az6n yal pensamiento enel lugar queles cor r esponde.
Realistas, nominalistas eintelectualistas hicier on ungr anesfuer zo
der acionalizaci6ndelar eligi6n, esfuer zosqueseconcent~. an ;en
la Suma de Santo Tomas de Aquino (1225-1274). ,Que. Slgnifi~
car la esta tr ansfor maci6n par a laestetica? El afan mistlco yla
fe que animaban a los Padr es de la ~glesi. aer an mas favor abl~
ala estetica yal ar te queel secor aclOnahsmode Santo Tomas,
per o, por otr a par te, antes de esa r acionalizaci6n tampoco ~
daba ya lugar par a el ar te, puesto ~ueel af~~ de lafeCO~S!stia
en aniquilar en el hombr e las cualldades flslcas y en eXlgITIa
muer te de sucuer po. En la pr ~scolastica se pr esentan mas
puer tas abier tas alaestetica, pe~ fue~on~lausur ada~ por e!as<
tismo cr istiano. Dehecho, lar aclOnahzacl6nha ser vldomas.
San Agustin (354430) tambien se ocup6 del pr oblema de10
bello; Escr ibi6 sobr e 10bello y10conveniente dos. o tr es libr os
queseper dier on. Heaqui 10quediceensus Confeswnes: "'Ama;
mos acaso algo, fuer a de10her moso? Per o ,que es 10henn? so.
'Que es la her mosur a? ,Que es 10que nos atr ae y nos afiClona
ilas cosas que amamos? . Por quesi no hubiese en ellas. al~
gr acia y her mosur a, de ning(mmodo nos atr aer lan hacla Sl. Y
notaba yoyveiaqueenlosmismoscuer pos una cosaer ael . todo,
quepor ser lo es her moso, yotr a 10queen tanto es convemente,
encuanto seadapta convenientementeaotr o; comolaJ ? 8r !e~~~
cuer po a tOOoel, 0el calzadoal pie, yotr as cosas semeJ ~tes.
San AgUstinno nos halegado, pues, una estetica pr oplam~te
dicha, per o sus ideas sobr eesta cues~i6nseencuentr an r eunI(l~s
enL a Ciudad de Dins. Punto depar tIda detOOanuestr a filosofia
es nuestr o pr opio pensamiento y nuestr o pr opio ser ; no. sCOD? ,:
cemosanosotr os mismos conunacer tezaabsoluta. LaeXlsteDcla
del pensamiento ennosotr os esla{micar egIa, el imicoindiciode
esacer teza, yel cogitar e nos 10encont~amosyae. nestepensador .
Losr esultados del tr abajo del pensat. lll. e~tosonlD~u~ables,per o
en r egiones difer entes: la de lasensIblhdad, la oplm6n, la. fe, !a
cr eencia en10quehay desensibleennuestr a t? ma deconclen~
de la natur aleza. Esta fe en;nuestr as per cepclOneses necesana
par a lavidapnktica, yesta q:er tezaes tambienella, enter ament~
pr ovisor ia y pr actica. Al lado de la cer teza, que es el con~tl-
miento objetivo, esta la fe que es el consentimiento subJ etivo
otor gado aun pensamiento; no conoceII? '0stodo aquell~ en 10
que cr eemos, y lafe, gr acias al mila~, tIene. ,unaextensl6nma;
amplia queel conocimiento. El domlDlosensIbleno fo~ par t
del dominio del conocimiento, sinomer amente delaopr m6n, ya
que s610es la imagen dela r ealidad y dela ver dad, puesto qu~
,
2 San Agustin,C onf esiones, tr ad. V. M. SanchezRuiz. Apostolado
deIaPr ensa, Madr id,2~ed. ,1951, p. 86.
todo 10 que es ver dader o es inr nor tal y eter no, mientr as que 10
sensible secar acter iza por su caducidad.
Per o esteuniver so sensible y caducopuede simbolizar 10 eter -
no.
3
EI fonda del alma misma es ver dad y conocimiento, no fe.
Esta ver dad esunafuncion delar azon'(r atio) eter na einmutable
por oposicion a la caducidad del Mundo sensible. De esta ma-
ner a distinguimos y r elacionamos los conceptos, y en ultimo
amilisis es el nous el que for ma labase de la sintesis filosofica
en el mistico San Agustin, tanto como en el misticoPlotino.
unicamente cuando nos ilumina laluz dela r azon (lux r ationis)
podemos aper cibir las ver dades gener ales de las que todos los
hombr es par ticipan. Per o esta r azon, que es igual par a todos,
planea por encima deeste pobr e y bur do Mundo de los fenome.
nos. La ver dad eter na se extiende en el seno de Dios; es inr nu-
table, es Dios. Resulta imposible concebir alguna cosa que sea
super ior a esta ver dad que es Diosmismo, ya que abar ca el Ser
enter o y el univer so. Este Dios sehalla tan por encima del uni.
ver so y de los hombr es -puesto que es sede y centr o de las
ver dades-, que r esulta inconocible. Puede llamar sele ser supr e-
mo, sede de las Ideas, r azon eter na que es causa de todas las
cosas, de laver dad, del bien, de labelleza; puede llamAr seleno
10ver dader o ni el bien, sino. lo bello. Par ecer ia, asi, que 10bello
fuese super ior a 1 0 ver dader o y al bien; se tr atar ia de la seduc-
cion divina que atr aer ia ir r emediablemente los hombr es aDios.
Fuer a de laSuma de Santo Tomas seha descubier to un tr atado
intitulado De pulchr o et de bono, atr ibuido pr imer o a este gr an
escolastico, per o despues, con mayor cer teza, a Alber to Magno. 4
Las investigaciones contemponineas
5
llevar on a Eugene Anitch-
koffa sefialar qu~ la teor ia y la definicion de 10bello, tal como
seexponen en este tr atado y que apr imer a vista par ecen tomis-
t~s, no pr esentan un acuer do muy pr eciso con la teor ia de 10
bello en Santo Tomas.
6
3Cf. Platony Platina.
4Alber toMagno,r esumendelaExposici6n sabr e los nomhr es divi-
f IJ OS, en S. Toonwe Aquinatis Opuscula, t. V: Opuscula Spur ia, ed. P.
Mandonnet, Par is, Lethielleux, 1927;G. Meer semann, I ntr oductio in
.oper a omnia B. Alber ti Magni, Br ujas, 1931,p. 102;M. DeWulf, His
i~r e de la l'hilosophie medievale, t. II, Lovaina-Par is, 1936,p. 144;
E. DeBr uyne, ~tudes d'esthetique medievale, t. III: L e xme siecie,
Br ujas, 1946,p. 162.
I I E. Anitchkoff, "L'esthetiqueau MoyenAge", en L e Moyen Age,
7J ser ie, 29,p. 234.
6 AbbeVallet, L 'idee du Beau dans la philosophie de saint Thomas.
El hecho del que par te Santo Tomas es que cier tos objetos
nos agr adan y otr os nos desagr adan. Este gusto 0 disgusto cau-
sado por deter minados objetos se explicapor el ejer citamiento
de cier tas facultades nuestr as. Hayen nosotr os cuatr o for mas
sensitivas inter nas (vir es inter ior es sensitivae) . Las for mas sen-
sibles de las cosas son per cibidas por nosotr os gr acias a 10que
los escolasticos llaman el sentido comUn, seg'Unel pr incipio
"sensus communis est r adix et pr incipium exter ior um sensuum".
Per olasfor mas delascosasexter ior es quenuestr o sentidocomUn
r eUne, no se conser van sino mediante la memor ia y la imagina-
cion. Unavezqueestas sensacioneshan penetr ado ennosotr os y
r ecibida una pr imer a vida por la imaginacion, las juzgamos con
una deter minada fuer za: vis estimativa.
7
Asi pues, el instr umento
estetico por excelenciaes, igual que en Kant, el juicio, aquello
quenos conviene0 queno nos conviene.
Losobjetos nosgustan0nos disgustan gr aciasaunasensaci6n
visual que actua deinter mediar io: lavista es el sentido estetico
por excelencia, mientr as que el gusto, el olfato y eltacto estan
excluidos. Por 10 que r especta al oido, es un sentido mas bien
sospechoso dur ante la Edad Media. San Agustin teme su in-
fluencia car nal ySantoTomas 10cita.
8
Lavistayel oidopueden
pr oducir impr esiones esteticas.
9
Pulchr a dicuntur qUile visu
plo.cent. Seg'Unesta afir macion de Santo Tomas, son las sensa-
cionesdelavistalasqueexplicanlaimpr esionesteticadel objeto,
con 1 0 cual nos encontr amos en pleno hedonismo estetico: es el
agr ado, el placer . Per osigamosun poco mas adelante. Decir que
unobjeto nosgustaesunjuicio. Por otr a par te, baydosespecies
de'vis estimativa: lavis estimativa natur alis y lavis estimativa
cogitativa, quecor r esponden al juicio natur al yal juicio r acional.
Mientr as queel pr imer o sepuedeper cibir yaenlos animales, el
segundo es exclusivamente humano. EI placer que se siente
fr ente a un objeto bello no es, pues, cor por eo, sino intelectual.
En un paisaje que nos agr ada hay diver sos elementos fisicos,
per o estos elementos'deben supr imir se en lamedida de10posi-
ble: pulchr um r espicit vim cogitativam. Lobelloconcier neUnica-
mente a la facultad del juiciq r acional. Y asi, la estetica de
Santo Tomas comienza por seT una estetica sensualista y em-
pir ica con el hedonismo delavista y sedesplazadespues, como
la de Kant, a una estetica del juicio par a establecer la pr eemi-
nencia del juicio r acional.
. Loquemade yconfir ma el camcter r acional ,delaestetica de
Santo Tomasesquepar a el todabellezaesfor mal. Ensuopinion. '
7 Cf. Er ik Wolff.
8Cf. SantoTomas,Sunw teo16gica,II, II, quo91,ar t. 2, ad. 2. La
citaesdeSanAgustin,Confesiones, X, 6(PL. 32,769).
9 Cf. SantoTomas,Swna, la-2ae,XXVII, ar t. 1, ad. 3.
todo conocimiento se dir ige alas fonnas de las cosas no a su
contenido. Y estas fonnas nos pr opor cionan un con~imiento
adecuado del objeto, yaqueemanan deDios. Diosha cr eado las
fonnas, per o una vez cr eadas se han multiplicado por sfmis-
mas: es lavis cr eativa confer ida por Diosalas fonnas, son las
fuen;as de la natur aleza or denadas y puestas en acci6n por la
voluntad divina; per o actuan sin la constante inter venci6n de
Dios. Loque constituye labellezade10r eal no es laapanencia
sensible de las cosas, sino la fonna inher ente a ellas; en este
punta nos acer camos a las fonna!>ar istotelicas. Las potencias
latentes de la natur aleza que han comenzado, por su cuenta, a
cr ear : heaqufel dominio delaestetica; omnis cognitio per tinet
ad fonr uzm quae est deter minans mater iae potentiar um multi-
tudine.
Ahor abien, lcuales son las r elaciones entr e 10bello yel bien,
puesto que la cogitatio puede tener nexos tanto con uno como
con otr o? El bien, segUnSanto Tomas, es aquello que todos los
hombr es y toda la cr eaci6n (omnia) desean.
10
El deseo, la ape-
tencia, es una inclinaci6n natur al deun ser por otr o ser que Ie
conviene. Maspar a discer nir 10que, deentr e las difer entes cosas
deseables, nos conviene 0 no se r equier e el juicio. En conse-
cuencia, el dominio de la apetencia y el dominio de 10bello se
hallan sometidos, a fin de cuentas, al juicio r acional.
Santo Tomas, al pr eguntar se si es posible exper imentar un
gocesindeseopor ygr acias alamer a apr eciaci6n,r esponde afir -
. mativamente. J usto el dominio de 10bello es un dominio que
nos pr opor ciona un placer sin que haya deseo de por medio;
comienzaen el momenta en que, despues deapr obar las fonnas
que tenemos enfr ente, gozamos sin deseo. Ademas, losobjetos
penetr an a nuestr o inter ior exclusivamente por la mir ada, y de
todos nuestr os sentidos es lavista la mas desinter esada, ya que
gozamer amente delasuper ficie detodas las cosas. Noconsumi-
mos el objeto, dir ia'Kant. Lo que distingue 10bello del bien es
que el bien es siempr e inter esado, mientr as que10bello es ente- ,
r amente desinter esado.
. Santo Tomas distingue tr es especies de bien: el bien util, el
bien deleitable y el bien honesto. Deestas tr es especies, el bien
util esta excluido de 10bello, por ser este desinter esado. El
bien deleitable no seidentifica con10bello; halaganuestr os sen-
tidos y cor r e el r iesgo de llevar nos a cometer el pecado de la
lujur ia. S610queda el bienhonesto, cuyacualidad esencial es ser
desinter esado y que posee, ademas, al igual que 10bello, cier to
canicter espir itual; 10bello supr emo es la belleza del alma:
10 Cf. SantoTomas,Suma: "Bonum est quod omnia appetunt" apa
r ececomocitadel Philosophus in I Ethicor um (es decir , Ar ist6teles,
tico. Nicomaquea, I, I, 1094a 3).
spir itualis pulchr itudo. Si aceptamos queel bienhonesto emana
del alma, r esultaque en esta especie de bien se confunden el
bien y 10bello, separ ados hasta este instante por el deseo: I n
vir tute consistit spir itualis pulchr itudo, ' vir tus autem est speck
honesti. .
Y si es cier to que10belloy el bien seconfundenen sus ma.
nifestaciones supr emas, lr esulta quepueden suplir seuno al otr o
o existe algunadifer enciaentr e ambos? :e. stees el gr an pr oble:
ma quelaesteticaantiguano supo r esolver , puesto queno r eeo-
nocfaunaautenticadifer encia. EnSanto Tomasobser vamosuna
vacilaci6n. Y Alber toMagnoha intentado encontr ar el car acter
especfficode10belloensuobr aDe pulchr o et de bono.
Santo Tomasnos ofr eceensuobr a difer entes definicionesde
10bello. Par a quehayabellezaser equier en tr es car acter isticas
esenciales: laintegr idad 0per fecci6n, la pr opor ci6n justa 0ar -
mor na, ylaclar idad. l l Laspr imer as doscualidades pr ovienende
Ar ist6teles. I ntegr itas significaque todas las pr opiedades per te-
necientes al objeto debenencontr ar se efectivamenteenel objeto.
Todas esas cualidades mUltiplesdeben concor dar , es decir , for -
mar unnexoannonioso exigidopor el conceptoypor lafinalidad
del objeto. Laclar itas significaque estas cualidades del objeto
debenser aper cibidas por nuestr a r az6n. Lastr es car acter isticas
son intelectuales, y debe existir un nexo legftimo entr e ellas.
Deestemodo llegaSanto Tomasnuevamentea lacuesti6nplan-
teada mas ar r iba: las r elacionesentr e 10belloy el bien.
Todo objeto, toda cr eatur a pueden ser examinadas por nos-
otr os de dos modos: desdeel punta de vista dela sucesi6n de
las causas, 0desdeel punta de vista de los efectos pr oducidos
por este objeto sobr e el hombr e. Si nos atenemos al pr imer o,
encontr amos causas eficientes, mater iales, fonnales y finales. Es
necesar io que la causa eficiente se convier ta en causa final, se
r ealice demodo quecumplayr ealiceel fin. Y es el bien el que
c(:mducelacausaeficientehacialacausafinal. EI efectoquelas
dlver sas causas pr oducenen el hombr e no es siempr eel mismo.
Cuando estudiamos un objeto, una "cr iatur a", 10que en pr imer
lugar asombr a al espir ituno e,ssumater ia, ni lacausaquelaha
hecho nacer , ni el fin a que ~punta: es su fonna, 0sea la pr o-
ducci6n deun efecto semeja~te a sfmismo 0, par a decir lo de
otr o modo, laper fecci6n delacausa eficiente. Unavez queha-
yamos investigadolacausa eficiente del objeto, cuya per fecci6n
consiste en la r epetici6n de sfmisma, descuJ :>r ir emosque, en
ultima instancia, es el bien el que explicaesta per fecci6n. Asf
pues, el bien y 10bello son identicos en 10que r especta a su
nexo con el sujeto. Per o si el bien y 10bello son identicos en
su r elaci6n con nosbtr os, existe sin embar go una difer encia
11 Cf. SantoTOmas,Sumo, I, II, II, 145, 2.
~ . . .
t-
~.
~!
I I
I ~
~.
~
,
~
~I
~
en nuestr a maner a de enfr entar nos a ellos. Lo bello no suscita
deseo, mientr as queel bien 10de!lpier tasiempr e. Respicit appe-
titum incluso si esteapetito consisteenlabeatitud supr ema. Lo
bello~osedir igemas queanuestr a facultad deconocer : r espicit
vim cognoscitivam.
Veamos a continuacion otr a definicion que nos da Santo To-
mas de10bello: lapr opor cion justa. Aqui no se encuentr a atin
incluida la palabr a clar itas; no ser a sino hasta mas adelante
cuando la anadini Santo Tomas. Clar itas es tanto como color
nitidus, es la vista en su senti do intelectual por excelencia, que
elimina toda sensibilidad par a r epr esentar unicamente la inteli-
gencia. Noobstante, ensucompar acion conel color centelleante,
incluye un elemento afectivo en esta definicion tan intelectual.
Enel pequeno tr atado De pulchr o et de bono deAlber toMagno
hallamos una definicion de10belloen queapar ecen nuevos pr in-
cipios: r atio pulchr i consistit in r esplendentia for mae super
par tes mater iae pr opor timiales vel super diver sas vir es vel ac-
tiones. En esta definicion queda sobr entendida la coor dinacion.
Lafor ma, quedesempefiaenlaesteticaunpapel tan consider a~le,
es mencionada aqui. Mientr as Santo Tomas no se ocupa smo
de la pr opor cion de los objetos, aqui se pr esenta una posibi-
lidad debellezafor mal enlas acciones. Laper feccion, pues, no es
suficiente; se r equier e el r esplandor , el esplendor de la for ma;
hacefalta quealguna cosaseafiadaalapr opor cion debida: nos
lashabemos aqui yaconuna investigacionmoder na, pr ekantiana,
donde apar te de 10intelectual se tr asluce un "no se que". Lo
pulchr um, con sus nuevas cualidades, no solamente no es. iden-
tico, sino que es super ior a 10honesto: es la r esplendentuz. J . -o
honesto es el gr ado supr emo del bien, per o 10bello es supenor
a 10honesto. A juicio de Alber to Magnoen De pulchr o, la for -
maestodo aquello cr eado por lacausafor mal. Todas las for mas
sonbuenas yper fectas, per o no todo 10que es for mal es bello:
Iehace falta el centelleo, y es la gr acia divina la que hace des-
cender esta aur eola sobr e las cosas.
C) LA TEORfA DEL ARTE Y EL SISTEMA DE LAS ARTES
La Edad Mediano conoda una concepcion de las Bellas Ar tes
como algo distinto del ar te en gener al. Par a Santo Tomas, el
ar te esantetodo unavir tud, vir tus. Segtinlosescolasticos, esuna
disposicion par ticular de nuestr o ser (dispositio oper ativa) que
noes latente ni esta en potencia, sino en acto; el hombr e no
puede ser vir tuoso sino gr acias asus~cci0J ? 'es. ~? n esto, el. ar te
sedistingue del saber y de~apr ud~ncla (dlSpoSlt~ sJX;cf- llat!va) .
A continuacion Santo Tomas conslder a que la dlSposlclonmte-
lectual es, asir Y{ismo, eficiente, 0queal menos la dispositio ope-
r ativa estambienintelectual. Losar tesanos ylosar tistas seguian
siempr e por r azonamientos, y toda accionser emonta, enultimo
analisis, aunpensamiento: las disposicionescognitivaspr eceden,
pues, logica y cr onologicamente alas disposicionesoper ativas.
Lavir tud, en definitiva, es un pensamiento.
Por otr a par te, si la obr a deun ar tista es imper fecta, segfuI
Santo Tomas es una obr a contr ar ia al ar te; no es pr opiamente
una obr a; tinicamentemer ece el nombr e deobr a si esper fecta.
Par a el, el esfuer zodel ar tista nocuenta, ylaobr anacedel cona-
cir niento. Asi como lapr udencia conducea la felicidada quien
actua, asi tambien el ar te guiadopor lapr udenciasolotienecomo
fin la per feccion de la obr a, .que cor r esponde a la felicidaddel
individuo. LOimpor tante no es queel ar tista oper ebienal tr a
bajar , sinoquecr eeunaobr a queoper ebien. ComodeciaS6cr a-
tes, un cuchillodebecor tar bien.
12
Loqueimpor taeslautilidad
de la obr a de ar te y su par ticipacion en las necesidades del
hombr e.
Los escolasticos yen en el ar te una vir tud for madapor r azo-
namientos especulativos queconducena ideas deactividadope-
r ativa, queasuvezsuscitanactosuobjetos cuy~ utilidadconsiste
en mejor ar la vida. "El ar te es un r azonamlento r ecto e~ la
constr uccion decier tas obr as. "En el fondo es, pues, una dir ec.
cion seguidapor lar azon, una r azonbien dir igida, lar ecta r atio.
El ar te no consiste en r eglas diver sas y espedficas par a esta 0
aquella disciplina, sinoqueunr eglamentotinico.ygener al 10pr e-
side. Par a que sur ja unaobr a de ar te, se r eqwer e ante todo la
buena voluntad del ar tista, una voluntad r azonabley mor al: ut
homo bene.
13
Per o esta buena voluntad ar tfstica per tenecea la
actividad del hombr e y debe gober nar se por un pr incipio dife. .
r ente: la justicia. En la Edad Media, el ar te fue dir igido por
obligaciones deor den pr opiamente jur i? iC? . EI pr incipiodeuti-
lidad dominatodas las ar tes r eguladas J undicamente pol'estatu-
tos obligator ios:14 es la estetica de. Socr ates. Unao1? r a~ear te
debetener supr opia fitness. Losar tistas y ar tesanos, unagIDer ;>s,
pintor es, tallador es de piedr a, debian soIileter sea !as p~p-
dones especiales: fabr icacion de objetos solidos, poco fnigiles,
par a citar un ejemplo. Se~a asociado este movimientoco~ ~I
delos pr er r afaelitas y el de:WilliamMor r is, per o estos dos wh-
mos er an ar tificiales, conscientes y pr emeditados.
El ar te medievalesta "enser vicio"y es per fectanienteaneste-
tieo. Par a 105 escolastieos, todo es final. La finalldad ar tistica
es identica a lafinalidad de la natur aleza, que es una cr eacion
12 Ct. SantoTom~s,Suma, la-II al. , 57,ar t. 3. . .
13Ct. ibid., ad. 2: "Ut homo bene utatur ar te, quam hobet, r equm-
tur bona voluntas, quae per ficitur per vir tutem mor alem."
14 ct. Etienne.Boileau,L e livr e des metier s.
divina. EI ar tista per sigue siempr e una meta deter minada ami-
logaaladelanatur aleza: laconcepci6ndeesta identidad puede
consider ar se como la ver dader a metafisica medieval en mater ia
estetica.
Hugo de San Victor (1096-1141), en el Didascalioon, distin-
guetr es gener os decr eacion: lacr eacion deDios, la delanatu-
r alezayladel ar tifex, quees ladel ar tesano 0ar tista. Estos tr es
gener os de cr eaci6n emanan de la cr eaci6n divina; de aqu! se
pasa a la cr eaci6n de Ianatur aleza, y finalmente a la del ar tis-
ta. Esta teor ia delaemanacion fueadoptada pOl'Santo Tomas:
"La obr a de ar te -escr ibe- tien,epOl'base a la natur aleza, y
esta Ultimaa la cr eacion divina,"loli Par a Hugo de San Victor ,
Iacr eaci6n no se detuvo. al cabo del septimo dia; siguiendo 01 ' -
denes de Dios, la natur aleza continu6 Ia obr a. Ahor a bien, la
cr eaci6nar t!stica esunafor ma, unaespeciedeestavir tus cr eativa
que Dios deposito en el fonda delanatur a1eza. Esta natur aleza
escasi unZODn, unser viviente, gr aciasal fer mento cr eador . Sir ve
al hombr e en todas sus necesidades como si fuer a un cr iado;
per o al mismo tiempo obedece siempr e las 6r denes de Dios.
Cuandoel hombr eseencuentr a car aacar aconcalamidades natu-
r ales, la natur aleza Iesir ve mal, mas esto sedebe a que aDios
Iepar ece devezen cuando necesar io castigar lo.
El ar te es unacr eacion conscientellevadaabuen ter minGpOI'
el libr e ar bitr io del ar tista; el ar tesano seacer ca, pues, aDios,
queesel ar tifex supr emo. Laobr a divina, aun cuando solamente
10es enpotencia, es siempr e una for ma, y como tal inmutabIe-
menteeter na. Existesempiter namente entodasuper fecci6n. Una
vezqueDioshacr eado, Ianatur aleza sesepar o deel; laobr a de
ar te, por el contr ar io, es siempr e motus, movimiento, inestabiIi-
dad. Sin embar go, por ar bitr ar ia que sea, por modificable que
sea en plena ejecucion, la obr a de ar te continua la obr a de la
natur aleza y, mediatamente, la obr a de Dios. El ar tista es, en
cier to modo, inter pr ete y her aldo de la natur aleza. En el mo-
mento en que cr eay su ar bitr ar iedad par ece actual', son en r ea-
lidad las mister iosas fuer zas de la natur aleza las que actuan y
cr ean. Setr ata, pues, deimitar alanatur aleza: imitanda natur a.
La imaginacion desempefia un papeI mas bien pobr e en la
psicologiamedieval y en lade Santo Tomas; en ninguno de los
escol<isticoshay vestigios delaimaginacion cr eador a. El ar te es
r ecta r atw, r esultado yfr uto dela r eflexion que implica u. nco-
nacimiento delas leyesdelanatur aleza ydelas r eglas par tlcula-
r es de cada ar te. Ar mado de estas r eglas, el ar tista imita la
natur aleza en la medida en que esto sea posible. 16 Per o imitar
I~ Suma, I, 14, 8. ,
In Cf. SantoTomas,enAr istotelis libr os Poster ior um Analyticor um
Expositio, I, I, 5a.
lanatur aleza noes, enestesentido, r epr oducir la 0r epr esenta~la,;
es continuar la en su tar ea intentando hacer 10queella; es Iml-
tar suactividad, no suobr a.
Hasta ahor a hemoshablado delas obr as utiles, per o haytam-
bien en Ia Edad Mediapr eocupaciones acer cadelabelleza; sin
estas no podr ia uno explicar se todo el ar te medieval r ealizado
no p~r pr eocupaciones pur amente utilitar ias, sino tambien par a
satisfacer necesidades esteticas, por difer entes quefuer an de!as
nuestr as. Sin dudahubo juicios en esta mater ia; per o as! como
la cr eacion de las obr as de ar te no es libr e IIi ver dader amente
estetica, as! tambien los juicios esteticos son juicios utilitar ios
que se apoyan en consider aciones eticas. A :pr opositode Ia r e-
constr ucci6n delacatedr al deChar tr es, por eJ emplo, seconsulto
anumer osos cIer igos. SanBer nar do. r echazasobr etodo laor na-
mentaci6n decor ativa y quier e evitar el lujo y el abuso. ~ar a
SantoTomas, la belleza del cuer po es u~a b~~lezamaldita:
pulchr itudo cor por is est pulchr itudo maledtct?, La? ell~za ~e
lamujer esunaespadaflameante. "SantoTomas, decnteno mas
amplio que. el de los cister cienses, sefialacontodo queen e~tas
for mas condenables se encuentr a la for ma ver dader a, el e~s
inter ior que se tr asluce. Acabadici~ndo,que la or namentac16n
no es sino el ador no de la belleza mtenor , con 10cua~ ofr ~ce
atenuantes yexcusasalalibido aedificandi. Estabellezamte~~r ,
que se r evela en el ador no, es deleitable, con 10cual s~ sltua
entr e 10belloy10honesto. Losbellosor namentos sondeleltables,
y todas las per sonas atr aidas por elloslos llamanbello~. Es de-
leitable, pues, laimpr esionpr oducidapo~ lasr epr esentaclOnesdel
Mundo r eal. Y si en estas r epr esentaclOnes es ver dader amente
la natur aleza r eal la que se r epr esenta, la deleitabilidades una
cosa per mitida; los escolasticos se sublevan sobr e todo contr a
10smonstr uos delos escultor es r om{micos.
La r epr oduccion de la natur ~leza r eal . s? loes admisible en
tanto que esutil. Gr aciasaesta Ideadeutlhdad enlar epr oduc-
cion del Mundo r eal, las pr opias bellas ar tes encuentr an ? efen-
sor es entr e los escolasticos. GuillaumeDur and, en suRatwnnel
des divins offices, ipr etende que la pintur a deor namento,s.es la
lectur a .de los iletr ados; 0sea. que las bellas ar tes son utI1esy
el ar te sesubor dina alapedagogia, auna ensefianza. Le~mos.en
Hugo de San Victor : "Que decir ? e las obr as de DlOSSl
este fr uto adulter o del ar te se admlr a a tal punto que no nos
alcanzan los ojos par a contemplar Io. "
Los esteticos de la Edad Media se ocupar on ? : ~stablecer ~na
division de las ar tes. Los escohisticos las dlvldler on en. s~ete
r amas, agr upadas entr ,eel tr ivium y el quadr ivilf':l' El tn~
abar ca las ar tes te6r icas: dialectica, logica, gr amatIc!1;el qu:utn-
vium compr ende las ar tes poeticas ylas ar tes pr actIcas: antme-
tica, ge0Il1:etna,musica, astr onomia. Esta divisi6n pr evalecer ia
hasta el siglo XII. Hugo de San Victor , en el Didascalicon ha
concebido un sistema de las ar tes en que la par te infer io~ es
ocupadapor lasar tes-oficiosr eguladaspor estatutos jundicos, yla
par te supr ema por la contemplaci6n. Entr e estos dos extr emos
hay una ser ie deescalones, un ascenso en siete gr ados: la admi-
r aci6n delas cosas quepr ocede de la consider aci6n de la mate-
r ia, delafor ma, delanatur aleza, delas obr as pr oducidas por la
natur aleza, de las . obr as pr oducidas por la industr ia, de las ins-
tituciones humanas, de las instituciones divinas. Esta divisi6n
fueadoptada por Santo Tomas,17Par a el, los estudios humanos,
cuyaatenci6n va dir igida a laconsider aci6n de la ver dad, seco.
n. ectancon lavida contemplativa; cuando se dir igen alas nece.
sidades pr esentes, se r efier en a la vida activa' la situacion
inter media se_ve ocupada por el saber que dir ig~ los actos, tal
como se ensena en las escuelas y los taller es. Entr e el saber y
el hacer existe un conocimiento pr actico que es justamente el
ar te: es una pnktica satur ada deteona.
Lo que car acter iza este dominio, el del ar te, es que la afecti.
yidad, el sentimiento, la delectaci6n pueden compaginar se con la
lOtelectuaI. A esta ter cer a manifestaci6n cor r esponden las ar tes
quea fines dela Edad Mediasedenominaban ar tes liber ales, si
bienselassigui6consider ando comoancillae theologiae. Lasar tes
liber ales les sonper mitidas alos legos, mientr as quelos cler igos
deben atener se exclusivamente a la contemplaci6n de Dios y al
estudio delos hombr es inspir ados por Dios. .
Hugo de San Victor , al hablar de las ar tes en su obr a De
vanitate mundi, las consider a como actividades infer ior es a la
contemplaci6n deDios, comounr eposo labor ioso, per o deleitable
en si mismo. Lacontemplaci6n del ar te es un mer o instante de
detenci6n quenolesestaper mitido alos cler igos, sinounicamen-
te ala sencillez del pueblo, par a el quees un placer combinado
conestudio queabr e una delas puer tas del saber .
No hay en el Medievo una estetica pr opiamente dicha: e1
desinter es, queconstituye par a nosotr os el r asgo esencial, sedes.
canoce en absoluto. En esta epoca, el ar te se confunde por un
lado con el oficio, y par el otr o con la contemplacion divina
or ientada hacia el par aiso y utilitar ia tambien ella. Per o una
v~~ admitida esta antinomia ~ntx:elaestetica escolastica y la es-
tetica modema, hay queconsider ar ia como acicatepar a estudiar
el pr oblema. Seempuja continuamente 10bello hacia lateologia,
y la teona del ar te, en cambia, es halada sin cesar hacia la tec-
nica. Lateor ia de1 0 belloylateona del ar te, estas dosr amas de
laestetica tomista, nologr anjamas r eunir se enuna unidad.
Entr e los ar tistas medievales deben r ecor dar se pr incipalmen-
17Cf. Santo Tomas, Suma, I, II, 57, 3, ad. 3.
teel Giotto yCenninoCennini que, por sus car acter isticas, r epr e-
sentan alavezlosultimos delaEdad Mediaylospr imer os dela
Modema.
En Giotto (1266-1336), coetaneoyamigodel Dante(1265-1321),
acontece el mismo milagr o que en el poema dantesco. Giotto
seencuentr a enlar aiz mismade10quepuedellamar selavir tud
plastica. Es un r ealista, y sur ealismo puede descubr ir se ensus
figur as y en la humanidad apasionada. En el se pr esentan 105
pr imer os ensayos de per spectiva y de disminuci6n gr adual de
las magnitudes. No r esulta demasiado absur do cr eer quelavir -
tud plastica ycasi alucinada del Dante seexaltaal inspir ar se en
los fr escos tan poder osamente plasmados por Giotto. Dante y
GiottovivenenRomael gr an aiiojubilar de1300contodoel fasto
cr istiano que alli se desar r olla. EI ar te del Giotto es un ar te
de sfntesis y de simplificaci6n, de estilizaci6n, no de ver ismo.
Acepta las inver osimilitudes de la per spectiva y supr ime todo
aquello que puede per judicar la idea clar a: matiza laextensi6n
par a inscr ibir enellaun dr ama. Nopinta imagenesdelas casas,
sino el signa de estas, y compone los espacios como mar co a
estos ideogr amas. "Giotto -escr ibe Hour ticq- no pinta estr ic-
tamente 10queve, sino10'queconcibe. "18 Per oestepintor r eaIis-
ta no r estr inge 10accesor io sino par a hacer r esaltar 10esencial.
"EI par tido que toma es el de una ver dad optica mucho mas
elevada que la ver osimilitud optica. "19 La humanidad domina
imper iosamente ensupintur a. TodalaEdad Mediasehallaaqui
pr esente con su pr edilecci6n por los valor es espir ituales y con
toda su despr eocupaci6n. Habr a que esper ar a Leonar do par a
encontr ar una inter venci6n igualmente poder osa de lainteligen-
ciay una concienciasimilar en la innovaci6n. EI ar te deGiotto
es un gr an logr o del pensamiento y dela intenci6n. Es un ar te
magnetico, un ar te especulativo.
Giotto hizo escuela. Los giottistas son discfpulos que conti
nuan una tr adici6n, per o tal par ece queel ar te sehaceester eoti-
pado. En todas par tes, y sobr e todo en Flor encia antes de 1350,
nacen compaiifas depintor es, y finalmente una ver dader a or ga-
nizaci6n cor por ativa de pintor es. Los encar gos soncasi exclusi-
vamente r eligiosos. Lospintotes estan al ser viciodelafilosofia
y de la teologia. Seestablece;deeste modo lapintur a deSanto
Tomas, yanoladeSanFr ancisco.
Cennino CeilOini (1360-1440) es, ademas de pintor de la es-
cuelaflor entina, autor deunpr eciosoTr atado de la pintur a escr i-
to en 1437 ypublicado en Romaen 1821. Seg(tnCennini, el ar te
18 Hour ticq,L a peintur e, des or igines au xviesiecle, Laur ens,Par is,
p. 100. . ' L a :... l' d . . . . i" 1 I
1 9 SchneIder , pemr ur e I ta tenne, es or zgmes au xvr e S e C e, 1. ,.
Van Oest, Par is y Br uselas, p. 8.
consiste pr imor dialmente en la imitaci6n de la natur aleza, per o
bace falta tambien someter se a la dir ecci6n de un maestr o, ya
que es este el camino par a adquir ir un estilo. El ar te, en defini-
tiva, debe cor r egir la imitaci6n de ~ natur aleza mediante el
estilo, y el estilo mediante laimitaci6n de la natur aleza. Los pr i-
mer os pr incipios detodo ar te sonel dibujo yel color ido. Cennini
es, en efecto, el discfpulo mas fiel deGiotto; tr abaja con Taddeo
Gaddi, y pr ecisamente Giotto babfa'intr oducido en la pintur a
medieval un r igor en el dibujo que antes er a desconocido. Uno'
de sus pr incipios esenciales, "dejate guiar sobr e todo por tu en-
tendimiento", seencuentr a tambien enSanto Tomas ybasta var ios
siglos despues en Leibniz. .
Las ar tes plasticas se bacen aleg6r icas en el tr anscur so de
la Edad Media y acaban por r epr esentar abstr acciones: vir tus,
tlbun4antUz, constanti4. Cada vez mas seutilizan las ar tes plasti-
cas como medios pedag6gicos par a ilustr ar ideas. "Lo que la
escr itur a eS. par a quienes saben leer -escr ibe Gr egor io Magne>-
10 es la pintur a par a quienes no saben leer . " Esta pr edilecci6n
se pr opaga a tr aves de toda la Edad Media, por ejemplo . en el
Roman de la Rose. Ademas, los poetas medievales se esmer an,
en las novelas, en descr ibir minuciosamente cada objeto, los cua-
dr os de batalla, de caza, de festfn. Esta descr ipci6n cuidadosa
r ivaIWi con lapintur a, ylaalegor ia en las ar tes plasticas cor r es-
ponde a la descr i,pci6n en las ar tes liter ar ias.
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C ON RAZ6N distingue Wolfflindos Renaeimientos en Italia: el del
Quattr ocento y el del siglo XVI. En Flor encia es donde la fer -
mentaci6n delosdescubr imientos tecnicos ylaseddeunacup ido
S4piendi, mas que en ningUnotr o sitio, convier ten en pr oblema-
tica toda lapintur a hasta hacer queesta sedesligueysepar e del
ar te pr imitivo. AI r igor fijo de la tr adici6n Ie suceden, en los
albor es del Quattr ocento, los tanteos dela inteligencia. Latr aIl-
quila y beata cer tidumbr e de 105 Ultimos giottistas se esfumO.
Seviveen Flor encia una aventur a de la ciencia, una sed de des-
cubr imientos queconducetodo aquello quetenia algoquever en
la cr eaci6n ar tfstica dir ectamente del ar cafsmo al clasicismo.
Y este sur gimiento de descubr imientos eonstituye la juventud
misma y la fisonomia del nuevo siglo. Tales hallazgosaeompa-
fiar an en Flor encia la fuer te tendencia bacia un natur alismo sui
gener is que r evelar a car acter fstieas pr opias.
AI llegar a sufin el giottismo, desapar ece lapintur a espon~
neamente er istiana. Los objetivos delar te se haeenaut6nomos,
el ar te se independizay seconvier te en laico, comopuede ver se
en Masaccio. Deaqui nace lapintur a que r epr esenta figur as por
ellas mismas. Ser equier e laenseiianza de10smaestr os pintor es,
no ya de 10ste610gos. Los papas no tar dar an en. favor ecer una
pintur a
1
que tomar a ala r eligi6n como mer o pr etexto. Lapr edi-
caci6n cede la pintur a a la estetica. Suele citar se a Per ugino
(1446-1524),quienjams quiso cr eer enlainmor talidad del alma,
y a Leonar do (1452-1519),quien dese6 r ecibir la instr ucci6n de
la fecat6lica apenas en sulecbo demuer te.
2
El gusto por el mundo sensible es decisivo. El univer so ma-
ter ial, de ahor a en adelante, inspir a amor por sfmismo yyano
como lenguaje simb6lico. Aesto sedebelapr imer a conquista de
Flor encia: el cuer po y la figWcl bumanos.
El natur alismo flor entino: es un natur alismo fr esquista, es
decir . de ar tistas que pintan elevados mur os. Se r educe a 105
esbozos y cr oquis. Su pintur a no puede r adicar en una tenaz
obser vaci6n; el ar tista r equier e lainter venci6n, en supr opio na-
tur alismo, de la imaginaci6n y la memor ia, e!sdecir , una cons-
tante colabor aci6n del pensamiento; en este r ealismo r esulta
obligator io un cier to idealismo.
I
1 Vease el ar te clasico del Vaticano.
2 Cf. Vasar i.
Por estos aDosnace y se desar r olla igualmente Ia pintur a de
caballete. EI r ealismo sepr esenta aqui mas minucioso, secentr a
en el detalle y r ivaliza con la natur aleza al copiar la.
Se tr ata, pues, de "un natur alismo limitado", seglin se ha di~
cho ya. HI dr ama. yla de. cor aci6n-0. sealaintenci6n- sesuper -
ponen al na~~'8hsmo: J amas Ie deJ an el campo libr e y solo.
Nunca es suficlente el ~pectaculo r eal: hay expr esi6n, y el gesto
expr esad? con fr ecuencla se debe mas a la imaginaci6n que a la
obser vacJ . 6n; nos encontr amos con la decor aci6n, y el paisaje de
fondo es con fr ecuencia convencional. Masolino da Panicale
<p83-1447) y su di~cil? uloMasaccio (1401-1428) llaman la aten.
cI6n por sus pr ocedr mlentos novedosos al elabor ar el pr imer o el
modeladC? y la gr acia, y el segundo el dr ama.
EI ar tista mas r epr esentativo deesta 6pocaes Botticelli <1444-
ISI0). Deacer bado m~emismo, es sin embar go el mas cuatr o-
<:eI\ti~ta. Detodos los pmtor es deestos aDoses 61el mas lineal y
linealista, y es el mas enamor ado de 10inestable y 10fugitivo.
Su ar te se compone de cuatr o elementos: es una est6tica del
tr 8z? , del plano, del ar abesco y antes que nada una estetica
del mstante.
Esta. nueva pintur a. y sunatur aIismo tuvo una inmediata con-
secuenCIaque laexcepci6n contempor anea deFr a Angelico (1387-
14S~) no hace ~ino r esa!tar mas todavfa: la intr oducci6n del
~smo en Iapmtur a amquila yhace desapar ecer el misticismo
g6tico.
B ) DEL SIGLO XVI AL CLASICISMO EVOLUCIONADO
La est6tica del Renacimiento italiano del siglo XVI se distingue
por el descubr imiento del fudividuo: l'uomo singolar e. Ya no
~contr amos et;'-~sta ~poca el elemento gr egar io de un gr upo de
fieles 0un~ r ehgI? n, smo la composici6n Unicade elementos fisi-
cos, psiqwcos e mtelectuales. Entr e estos individuos el Rena- I
cimiento ha podido distinguir y ha visto sur gir var io~ hombr es
q. ueno er an s610manifestaciones inter esantes del genus homo,
smo que encamaban dentr o desi amuchos ser es humanos: es el
uomo univer sale, el genio univer sal, por ejemplo Dante Alber ti
y mas que nadie Leonar do. '
~I r esur gimiento de. 1~Antigiiedad sehabia iniciado ya desde
el SIglOm. Conel aUXlllOde los poetas antiguos se descubr e la
belleza de la natur aleza, que deja de ser un enemigo (como en
el~satanico Mar etchovski), un 'elemento aber r ante, maldito y te-
r mble, per o no obstante se nos escapa y sigue sin someter se a
nuestr as 6r denes. Y desde Boccaccio hasta los poetas del si~
glo XVI, y en el pr opio San Fr ancisco de Asfs, obser vamos esta
r econquistada familiar idad con la natur aleza; no con la gr an
natur aleza sino con la natur aleza suavizada y omamentada. ;
habr a que'esper ar a que sur ja el r omanticismo par a poder fami-
liar izar se con la natur aleza salvaje y espantosa. .
AI mismo tiempo se r edescubr e labelleza humana y se SUSCI~
tan las cuestiones del colosso, de la estatur a humana.
Se va for mando una nueva concepci6n del ar te. Dur an~ la
Hdad Media el ar te es una sir vienta ( ancilla), un r azOnamIento
de la est6ti~; es "un r azonamiento dir igido al cumplimien~ode
algunas obr as", car acter izado siempr e !? Or Ut;l asp;cto ~onal
y de exclusividad r acional, y la r esonancla y VIb!8cI6ns~tiJ nen. .
tal se consider an siempr e como elementos enemIgos. EI Ideal. de
la Hdad Media se simboliza en el santo, justamente aquel tipo
humano que desea negar 10sensual y &;Dim. al.Hs~ es~e de
r azonamiento se distingue por sus r ealizaClones: mter VIene la
voluntad, per o si esta voluntad nace del impuls? , sigue si~do
un elemento sensible; debe ser "una voluntad gwada~r laJ Us-
ticia que tiende a la utilidad". 4 Debe obedecer el c6digo mor al
y Ias pr escr ipciones jur idi~s de las cofr adias. y del ar tesanado.
HI ar te medieval es anestetico. La pr eocupacI6n por Ia belleza
no existe, y el ar te Unicamente se, Ol? -entapor suoutiJ !. dad. Los
cler igos pr otestan ante el"embellecImIento de las IglesIas. HI ar -
tista imita a la natur aleza, per o por que la natur aleza es !ID ser
viviente al ser vicio de Dios; imitar a la natur aleza eqmvale a
r ezar . EI ar te encuentr a su acomOOoentr e la vida activa que se
guiapor lajusticia ylavidacontemplativa queseguiapor laor a-
ci6n. EI elemento activo en el ar te es un acto de fe; el contem-
plativo cor r esponde a la contemplaci6n divina.
Imaginemos el extr emo opuesto, y he aq~ que t~emos la
concepci6n del Renacimiento. Labelleza senSIbleglor ifica en su
r aiz misma las mas elevadas manifestaciones del ar te. La vida
no es mer amente vida contemplativa; el hombr e deja de anular
su sensualidad: esta debe expandir se; esta es la idea de~ nuevo
ar tista, como nos 10ejemplifica Benvenuto Cellini en suVIdasen-
sual. El ar te es una magnificaci6n de tOOoel ser h';1IDaDo.Tal
concepci6n del ane, tipica de 105 hombr es r enacentistas, no es
s610te6r ica, sind que las obr a~ apoyan esa teoda. .
EI ar te se tr ansfor ma en ~te momento de medlo en un ar te
en si; apar ece el ar te por el:ar te, ,ques7 ir a acentuando como
tal a par tir del siglo XVI. EI ~r te sImb? ~ICOque pr ecede al ane
clasico se car acter iza por la'lDadecuaclOnentr e la For ma. y la
Idea. La Idea, aUndemasiado vasta, infinita cr omoel es~intu y
!as concepciones humanas, no l~gr a ser abar cada en la Im~
sensible e imper fecta que se Ietiene que d~r . Y ~e. esta antiDo-
mia, deesta madecuaci6n entr e lafor ma fimta y hmItada por un
j
8 Cf. SantoTomas.
4Santo Tomas. .
.. .r ~
. -
~
~I
~
~
lado y el espir itu por el otr o nace todo el ar te pr eclasico. EI
equilibr io entr e Idea y For ma no seha r ealizado todavia. Seha
r econocido que 10decisive es una concepci6n del tiempo mas
que una concepci6n del espacio. En el ar te pr imitivo, el per so-
naje es estatico; las figur as estan aisladas en una postur a mas
que en un movimiento. EI movimiento es el viejo sueiio del
cambio en 10inm6vil, es el sueiio clasico por excelencia. Conec-
tar los gr upos y obtener una sucesi6n ver dader a de una acci6n
inm6vil, he aquflos pr oblemas queseplantear a el clasicismo.
En este ar te pr imitivo es notor ia la ausencia de composici6n
y decapacidad de or ganizaci6n dr amatica: domina la yuxta:posi~
ci6n, no la subor dinaci6n. La composici6n, en efecto, es ante
todo una adquisici6n delos clasicos, es el feudo autentico dela
ciencia de los efectos. Es la composici6n la que guia todas las
esteticas cllisicasylamas cllisicadelas definiciones de10bello:
la unidad en la var iedad. l i Es ella la que hace del cuadr o un
or ganismo y una totalidad: el cuadr o seconvier te en un mundo
0, comodiceAlber ti, enuna histor ia.
Lamater ia dequesecomponeunaobr a dear te tambien tiene
su impor tancia. Los pr imitivos ofr ecen en todos aspectos una
similitud debido a que pintan gener almente con clar a de huevo
en tablas lisas. Dominan los color es pr imar ios. La mater ia es
minima y vale por su pr eciosidad, por su aspecto de esmalte.
Poster ior mente ilacen, con los clasicos y a par tir del Quattr o-
cento, la exper iencia del 61eoy poco a poco las var iedades del
oficio y todas las r iquezas de mater iales.
Lo que fomenta sobr e todo el paso del pr imitivismo al clasi.
cismo es fapr eoeupaci6n por la conquista de cier tas exigencias
tecnicas. Lainver osimilitud del pr imitivo seconsider a comodes-
den eignor ancia delos 6r denes tecnicos integr os. Puesto queel
ar tista es un tr abajador manual, es a la vez un r ealizador y un
r ealista. Conquista gr adualmente la r epr esentacion del mundo:
la imago mundi del pr imitivo no secuida de r epr esentar el uni-
ver so con ver osimilitud, velut in speculo, como dir fan los vin~ I
cianos.
En el paso del pr imer o al segundo Renacimiento, el ar te esta
r epr esentado por ar tistas como Rafael (1483-1520), Miguel Angel
(1475-1564) Y Ticiano (1477-1576); Alber ti y Leonar do da Vinci,
de quienes hablar emos con mayor detalle, son a la vez ar tistas
-ar quitecto y pintor - y esteticos, y sostienen sus teor fas con
sus obr as; su car acter comUny gener al consiste en divinizar la
vida. Son hombr es sumamente sabios, cuya concepci6n, en cier -
t08aspectos, no sealeja demasiado dela deSanto Tomas y San
Buenaventur a.
C) ALBERTI; LA AURORADE LA EST~TICA CUSICA
Alber ti (1404-1472), pr ecur sor de Leonar do, es el pr imer te6r ico
del clasicismo. Mar caen lahistor ia delaesteticaunaencr ucija-
da de suma impor tancia: es una ver dader a r evoluci6n y opo-
sici6n contr a la estetica medieval. Su estetica es una es~tica
delaper feccion. El humanismotieneenel al pr imer inter pr ete de
un r acionalismo cuyo temper amento identifica 10belloy10per -
fecto. Alber ti escr ibi6 sus tr es obr as en el ambiente flor entino:
De statua (1434), Elementa pictur ae (1435-36) yDe pictur a (1435) .
Siguiendo el ejemplo deVitr uvio, dividi6en diezlibr os el Der e
aedifioo.tor ia (1452), impr eso en 1485 en Flor encia, y tr aducido
poster ior mente en var ias ocasiones al italiano, al por tugues, al
espanol y al fr ances.
En cuanto a suoficio, Alber ti no es pintor ni escultor , sino ar ~
quitecto. SeIedebeel PalacioRuccellai (1447-1451). Enlosdias
en quecomponiasutr atado (1449-50) er a tambien ar quitecto del
temple de los Malatesta en Rimini, constr uido por encar go de
Segismundo. A par tir de 1460 fue ar quitecto consejer o deNico-
las V y, en 1470, autor delafachada de Santa Mar iaNovellaen
Flor encia; citemos finalmente la obr a pOstuma: la nueva San
Andr ea enMantua.
Es, pues, natur al que el tr atado de De r e aediticator ia con-
tenga ladoctr ina desuver dader a estetica, ademas deser laohr a
de sumadur ez que, segUnnos cuenta el mismo, muchoesfuer zo
Iec08t6componer , pr ocur ando no avanzar sinhaber confir mado
y contr olado debidamente cadapaso lar gamente madur ado. is.
per sa a tr aves de toda la obr a, su estetica se pr esenta con la
mayor clar idad y condensaci6n al pr incipiar el libr o VI y a 10
lar go detodo el libr o IX.
La definici6n4e la belleza esta muy clar amente expr esada:
es la concinnitas; es decir , una cier ta convenienciar azonadaen
todas las par tes. s Es la ar mobfa, la per fecci6n. Per o, segUnse
ha seiialador epetidas veces, es'tadefiniciones enter amentenega-
tiva: "LabeJ Iezaes una cier ta, convenienciar azonablemantenida
en todas las par tes par a el efecto a quese las deseeaplicar , ~e
tal modo que'no se sabr a aiiadir , disminuir 0'alter ar nada sm.
per judicar notor iamente laobr a. "Labellezase10gr acuandose
siente que todo cambio r esultar fa nocivo. . . . . .
Esta belleza tiene. un fundamento obJ etlvo: es la munesr s
ar istotelica, per o agr andada y tr ansfor mada. Sebasa enlaimi-
6 Cf. Alber ti, De - r e aedificator w, libr o VI.
taci6n delanatur aleza; es lar ecr eaci6n deor ganismos ala~-
ner a del pr ocedimiento natur al: "Esta concinnitas ... , yo dir fa
gustosamente que par ticipa de nuestr a alma y denuestr o enten-
dimiento. Es vasto el campo en que puede actuar y flor ecer :
abr aza la vida y el pensamiento de los ser es humanos y deter -
mina y da for ma al mundo. "7 Es esta una idea enter amente
plat6nica.
Subjetivamente, la belleza es un acuer do en el juicio d~ los
exper tos,. y existe una distinci6n ~ndamen~ entr e la ~~d
deuna r atio (innata r atio) y la capnchosa vanldad dela. o~.
Se puede conocer ver dader amente 10bello, y este COnOClInIento
r ebasa el sensualismo y el impr esionismo delos gustos. Esta do-
ble idea es r esultado de toda la especulaci6n estetica esco18stica
y tiene como or igen los dos gr andes temas de la r atio y el ,'? ~-
lismo en Santo Tomas: una r acionalizaci6n del gusto enel jWCIO
estetico' una r epr oducci6n en el cr eador del pr oceso de1anatu-
r aleza q'ueactUacomo el gr an Ser viviente. Pe~ nos encont~-
mos en Alber ti con otr o acento y otr as pr opor clOnes: la r atw
pr edomina sobr e todo 10demas. En suma: laor ganiz~ci6ndela
obr a de ar te y la sumisi6n alas leyes es 10que define la est6-
tica, constr uida sobr e un elemento devida y un elemento deor -
den. ConAlber ti seinicia el c1asicismo,y el elemento or denador
10llevar a asudesar r ollo. .
Debemos examinar ahor a de cer ca la teona de 10bello tal
como senos pr esenta en el Tr atado dear quitectur a yestudiar el
ar te del ar quitecto y su significaci6n.
Por 10pr onto, es visible e indudable el pr incipia de la vida.
Nos las habemos con laeficaciadelanatur a natur ans, no con la
mer a imitaci6n de las cosas ni con la r epetici6n de la natur a
natur ata, sino con laimitaci6n delafuer za cr eador a. Flemming,
y despues de el P. -H. Michel, sefialan muy justamente que el
mer ito de Alber ti r adica en que no se adhir i6 ciegamente a la
mimesis deAr ist6teles ni cr ey6, como cr efaCennini, enla tr iom-
fal por ta del r itr ar r e di natur ale. Suintenci6n es volver a hallar
un r itmo inter no de cr eaci6n, y no anquilosar se en la calca de
las cr iatur as: "Nuestr os padr es. . . r eunier on las leyesquehabfan
sido dadas por su esfuer zo cr eador par a tr anspor tar las a su ar -
quitectur a. "" La obr a de ar te se consider a como un todo or gli-
nico y vivo: velut animal aedificium.
Por otr a par te, los tr es estadios por los que atr aviesa ~I mo-
vimiento en su cur so pr ogr esivo r ealizado. a 10I~go del tlemp?
son 105siguientes: el estadio de laneceSSttas, el dela commodt-
!as yel delavoluptas. Nodebe ser lasimpleobligaci6n decons-
7 [d. , Iibr o IX.
Alber ti, tr atado De statua.
"De r eaedificator ia, libr o IX, v.
tr uir , ni siquier a la comodidad que nace del pr ogr ama, sino
un placer en sfy par a la vista, una delectaci6n, una vida in-
ter ior desper tada a la vista del edificio, la que ha de guiar al
ar quitecto.
Estaestetica del pr ogr ama, de la apr opiaci6n y de la como-
didad es sin duda algunalaestetica r acional y r acionalista de10
per fecto y 10final; per o sedescubr e, subyacente a ella, un sen-
tido de10par ticular : unesfuer zodeadecuaci6n quepar ticular iza
en cada caso, que devuCJ vea cada obr a dear te una fisonomfa.
La vida r eapar ece en'el ar te, puesto que cada per fecci6n hace
del ar te un ser unico. Lavida queda salvada en el ar te gr acias
a1gusto por 10concr eto. .
Sin embar go, 10que ver dader amente inter esa es el p rincip ia
del or den. EI pr incipio de vida, tan c1ar amentedestacado, apa-
r ece encer r ado entr e dos fases denecesidad for mal en la ar qui-
tectur a. La pr imer a fase, la utilldad, de la que hemos hablado
yamas ar r iba, compr ende conjuntamente la obligaci6n de cons-
tr uir ylaadecuaci6n de10per fecto, per o entodo caso lanecessi.
tas. Lafase ultima no es otr a cosa sino el nUmer o, la voluptas
que se r esuelve y r esor be en m6dulos y r elaciones. Esta teor fa
de las pr opor ciones y de'los nUmer os no tar da en hacer se pr e-
ponder ante. A esto sed,;:bequedelos diez libr os del De r e aedi-
fictztor ia, seis esten consagr ados a la q>nstr ucci6n pur a; en el
libr o VII, Alber ti anuncia que abor da la ar quitectur a "segUn
otr os pr incipios". Seatiene "a 10que hace sur gir la gr acia y la
belleza deun edificio, mas que asuutilldad y a su estabilldad".
A par tir del libr o IX salear elucir ladoctr ina super ior delaar .
quitectur a comoteona dem6dulos y depr opor ciones, una teona
delaconsonnantia, unamusicayun pitagor ismo. Deaquflaim-
por tancia capital de la teona del nUmer o y del juego de 105
justos medios: r esucitaconAlber ti todalacosmogonfadel Timeo.
La influencia del nUmer oen su pensamiento se per cibe en sus
ludi matematici, donde pr opone y r esuelve pr oblemas como la
cuadr atur a delascr ecientes, y en 105Elementa pictur ae, donde
dedica amplio espacio a la geqmetna. Atr ibuye a los nUmer m.
vir tudes ocultas ymfsticasyesqr ibe, enlosultimos afiosdevida,
sentencias quellam6"sentencilis pitag6r icas", por las quepuede
apr eciar se una pr ofunda influencia del pitagor ismo en su pensa-
miento. Ofr eceuna especie de'ar itmologfa mfstica: "Por 10que
r especta a los peldafios, se afir ma que deben estar en nUmer o
impar mas bien quepar , sobr e todo a1ha11ar sefr ente aun tem-
plo 0 edificio sagr ado, ya que asfel cr eyente entr ar a al templo
siempr e con el pie der echo, 10cual se estima favor able en los
designios mfsticos de la r eligi6n. Inc1usose ha obser vado, por
par te de hcibilesar quitectos, que los escalones deben estar dis-
puestos en gr upos. de 7 0 de 9 por tr amo, y cr eo que en este
punta seguiar on por el n1imer ode los planetas, de los cielos 0
delasesfer as. "10
Alber ti sepr eocupa por todo aquello quetiene quever conla
busqueda de los n1imer osper fectos, del n1imer oen los difer en-
tes or denes -dor ico, jonico y cor intio-, en las pr opor ciones de
la columna y de las columnas entr e S1. Investiga ante todo el
nexo quepueda existir entr e tr es ter minos, laelecciondel ter cer
ter mino y de los justos medios, teor ia que pr oviene del Timeo.
EI nUmer ogobier na, asi, laobr a, deigual modo comogobier na el
mundo. Este r espeto por las pr opor ciones, esta obediencia a la
r elacion, es elmismo r igor contenido en el or den univer sal; es
la condicion de toda natur aleza a la vez que de toda obr a. EI
monumento par ticipa de la or ganizacion del ser viviente, per o
se halla sometido alas leyes como un cosmos.
EI ar te del ar quitecto seencuentr a, ensuma, limitado por dos
pr incipios deor den, es decir , labellezadeeste ar te conser va su
calidad vivaestr echada entr e dosfor malismos. En laobr a Der e
aedificator ia encontr amos con la mayor pr ecision el estudio de
las categor ias alber tinas de10bello. Enpr imer tc~r mino,el nume-
r us, elemento cuantitativo de 10bello cuya impor tancia acaba-
mos deanalizar , atal punto quelaideade10bello implicaladel
n1imer o. En segundo lugar , la finitio, que equivale a la calidad,
al sentido melodico delalinea0dela disposicion delas masas;
es muy sutil esta teona dela finitio que, en ar quitectur a, r epr e-'
senta a la figur a. Y finalmente la collocatio, que es al pr opio
tiempo la situacion, 0 seala posicion del conjunto, y la r epar ti-
cion, 0 seala posicion r espectiva de todos 10selementos.
Todo esto viene a ser en sfntesis la concinnitas. La ar monfa
de10bello dequehabla Alber ti muestr a, asuvez, el elemento de
vida, el ar abesco, 10cualitativo inexpr esable, ese contor no sin-
gular de la finitic, encer r ada entr e el numer us, que es un for -
malismo delos canones, y lacollocatio, quees or denamiento: el
or den abar ca a la vida. En definitiva, es la r elacion capital en~
tr e los valor es, tal como nos la da la distincion simbolica que!
hace Alber ti entr e la belleza en ar quitectur a y el or namento: la
apar icion de la voluptas y del ador no se inclinan ante la r atio.
Quizapodr ia concluir se que el cr eciente platonismo y el hu-
manismo deAlber ti 10condujer on hacia eser acionalismo for mal
en suar quitectur a apenas enlaultima etapa desupensamiento.
Per onoesesteel caso. Tomemosel Desr atua, esepr imer opuscu-
10est6tico de Alber ti. En ger men contiene ya todo el car acter
c1asicistay r acionalista inconsciente quehemos descubier to pos-
ter ior mente en e1.
La ar quitectur a y la musica nada imitan, a no ser la ar qui-
tectur a cosmica misma: tenemos aqufel ar te chisicoobjetivo, la
~~r oduccion ~elo~ objetos.dt:l m~do, laver osimilitud. Lap0-
sIcion de la mlmeslS, de la Imltaclonen su sentido limitado se
seiialamuy clar amenteenlacompar acionconlaescultur a en'los
pr imer os par r afos del tr atado DestatWl. Estos r asgos comunes
tienen "el mismo objetivo, queconsisteen ejecutar 10str abajos
demaner a quelespar ezcaalosespectador es queseasemejan10
mas po~ibl~ aloscue;pos ve~dader oscr eados por lanatur aleza".
Deaqw . IaImpor tancla qu~ . tienenpar a Alber ti las pr opor ciones,
las medidas, el. canon. DIVIdeel cuer po humano en cincuenta
dimensiones yofr ecelalistadelosmodulos. Ensuinvestigaci6n
sob~ el hombr e-tipo dice: "He extr aido las pr opor ciones y las
medidas; las he compar ado, y dividiendolas en dos gr opos de
extr c:mos,uno ~em3ximosyotr o deminimos, saqueuna medida
media pr opor clOnal quemeha par ecido la mas loable. "En fin
enel DestatWl seesbozayaunpr imer esquemade!ascategor fas'
de!asqueunicamentedosapar ecenyabientr azadas: la~
(0 sea el nUmer o), y la finitio. La!initio, elemento cualitativo
y, por as! decido, vivo de esta bellezafor mal indifer enciada y
gl~bal, queda todavia i!Dplicada.en la collocatio; la pr epar a. se
r eune con ella,y no sir ve, al fmy al cabo, sino par a sefialar
mejor el sitio yladisposiciondelos miembr os. Esta deter mina-
cion de los limites es una r evelacion del or den, tanto mas por ~
que vale en si misma. La finitio tiende, pues, a unr igor ismo
mas r igido delafor ma: Unicamentepuedeser per fecta desdeun
solo angulo y un solopunta de contemplacion.
. Demane~ . queya ~I pr imer tr at~do de Alber ti esta bajo el
SignOdel c1aslclsmonaCIenteypr esentido, 0, al menos, bajo el sig-
no de un fo~alismo r acional y matematico, queinicia y cien-a
toda su estetIca.
2. Losgr andes temas del Tr atado de la pintur a
Al par ecer habr ia que enfocar en for mli totalmente distinta el
Tr atado de I a pintur a, que ocupa un lugar apar te yen cier to
modo pr ivilegiado dentr o delaobr a deAlber ti. Es una obr a es-
pecificamente flor entina y decididamente moder nista, car acter i-
zada por lapar ticular izacion y )0concr eto deun ambiente cr ea-
dor , estableciendo una teonadcl ar te vivoycontempor aneo.
Este tr atado fueescr ito enFlor encia, en una atmosfer a y en
unmomento histor ico enquelas ar tes flor ecian. Repr esentauna
codificacion de las.investigaciones en cur so, con car acter neta-
mente cuatr ocentista: es la Car ta Magna de la;pintur a italiana
dela epoca, validano par a toda lapintur a en gener al, sino me-
r amente -segUn lateona deL. Ventur i- par ala pintur a flor eD-
tina de sus coetaneos. l
1
En efecto, el tr atado se debe en par te
n Cf. L. Ventur i,Histoir e de la cr itique (far t, ~ditionsdelaCon-
naissance, Br uselas,p. 101. _
a Ia amistad de Alber ti con los ar tistas de su tiempo y a su
admir acion cuando IIegaa Flor encia. La dedicator ia del Iibr o a
Br uneIIeschi es significativa por las cir cunstancias que hicier on
nacer laobr a: "Per o cuando, despues del lar go exiIiode nuestr o
linaje, volvi a la mas her mosa de las patr ias, compr endi que en
muchos -y el pr imer o de todos tu, Filippo, y tambien nuestr o
gr an amigo Donato el escultor , Nendo, Luca, Masaccio- r esidia
ungenioapto par a toda empr esa dignadealabanza y tan elevado
que no cedenais el pr imer r ango a los mas famosos de los an
tiguos. "
Si Alber ti se queja mas adelante de sus estancias, demasiado
distancias una de otr a, en Flor encia, su De pictur a es una obr a
que compuso justamente en una epoca en que sehaIlaba en esta
ciudad, antes de for mar par te de los abr eviador es apostolicos y
de seguir a los papas en sus diver sos desplazamientos. Es el
momenta en que fr ecuenta asiduamente los convegni en que se
discuten.las tecnicas que sevan elabor ando, ademas de lafiloso-
ffaantigua.
Se detienesabr e todo en el car icter iIusionista del ar te: los
espejismos y, aI par ecer , toda fantasia posible; seencuentr a muy
a1ejadode la mimesis y del nacimiento del cosmos. Alber ti pr es
ta mucha atencion a este aspecto ilusionista de la pintur a, y 10
examina tr es veces, bajo tr es for mas distintas, en sus tr es obr as.
Pr imer o, en el Iibr o III del De r e aedificator ia, la obr a ar qui.
tectonica es r eal, tangible, concr eta; se ajusta a otr as leyes que
Ias de Iasimple apar iencia, que nos es mostr ada en una super
ficie mediante lineas y angulos. En segundo ter mino, en el De
statua, donde, al tr azar un par aIelo entr e la escultur a y la pin.
tur a, sefiala la objetividad, la mater ialidad de la obr a escult6-
r ica. Y fin"aImente,en su tr atado De pictur a, pr esenta aI comien-
zoodel libr o II la fabula de Nar ciso y compar a a este con el
pintor , mostr ando la apa~encia efimer a, el lado super ficial ~n
el sentido mas adecuado delapalabr a-, el simulacr o del cuadr a.
Leonar do da Vinci no har i sino sacar la conclusion de esta I
sagaz distincion cuando aIabala pintur a por encima de todas las
otr as ar tes, por . consider ar la un ar te que r equier e mucha mas
ciEmclae ingenio, como una "ciencia inimitable", una ciencia
semi-mecanica.
Par ece, pues, que la genesis misma del tr atado, asi como la
dela natur aleza ar tistica que estudia, debier a r estaur ar esteele-
mento de 1 0 vivo eir r eductible, esta cualidad de 1 0. ir r eemplaza-
blee ir r acional que descuida un poco el for malismo mas abs
tr acto deuna estetica ger ier a~ador a. y mantiene, en'cambio, los
der echosde laintuid6n fr ente auna r atin invasor a.
Veamos ;:a continuacion los gr andes temas del tr atado y su'divi-
sionentr es libr os. EI pr imer libr o estaconsagr ado fntegr amente
a 10 que Ventur i llama la teona per spectivista delapintur a: Ia
per spectiva y Iaoptica; el segundo esta dedicado aI analisis de
las condiciones especiales delabelIezaen el ar te depintar ; yel
ter cer o tr ata delas cuaIidades mor ales del ar tista. En r esumen
el plan es el siguiente: 1 )El nexo entr e el ar te ylaciencia' 2)b
este~ica inter na del ar te; 3) el nexo entr e el ar te y la ~or al,
la VIday la ~onducta. 12El Iibr o ter cer o n<?tienemayor inter es
par a la estetIca; es sumamente br evey dater mino alaobr a con
a1gunas consider aciones gener ales y eticas. Per o el Iibr o I I se
encuentr a en el meolIomismo de nuestr o estudio, y aun eI pr i-
mer o nos aclar a singular mente algunos r asgos de10 que hemos
llamado el r acionalismo del temper amento deAlber ti yel adveui-
miento pr esentido del clasicismo en estetica.
. EI libr o I es Unicamente un Tr atado de per spectiva en Ia
pmtur a. En los tiempos de Alber ti, la ciencia fisica no exis-
da todavia. Las dos ciencias que se habian separ ado ya de Ia
cosmologia -la gr avedad y la optica-, se hallaban aI ser viclo
del ar te. . Lagr avedadesunelemento esencial enlaar quitectur a;
yla optica, conla teona delaper spectiva, es una cienciaexacta
que par a Alber ti constituye el fundamento de la pintur a: par a
el, el cuadr o esun plano quecor ta lapir amide visual.
. En el Iibr o II, Alber ti desar r olIa la teona de la pintur a
mIsma y la de labelIezaideal que se puede deducir de aqueIIa.
Lo bello es, en el fondo, 10 per fecto, la concinnitas, como 10 es
par a toda estetica r acionaIista; es "aquello a10cual nada puede
afiadir se 0quitar se sin per judicar lo". Una r atio pr eside Ia ela-
bor acion del juicio del gusto, mas alIadelas opiniones. EI ar te se
convi~e asi en una disciplina independiente, no es ya el ar te
del OfiClO.El Tr atado de la pintur a deja deser una r ecopilacion
de r ecetas, mientr as que el opusculo De statua todavia 1 0 er a.
Esta concinnitas, esta conspir acion de las par tes y de la obr a
enter a, seestableceen tr es gr andes temas y tiene, asu vez, tr es
categQr ias enel campo delapintur a: 18cir cunscr ipcion, la com-
posicion y la r ecepci6n de las iluminaciones.
Lacir conscr iptio esuna estetica del dibujo, es el contomo el
cir cuito, la linea. ; Alber ti, del mismo. modo que Leonar do pr e-
coniza como pr <><;edimientoy fnetodo par a captar el mod~lo el
em~leo ~el velo mter puesto eptr e el ojo y el objeto, cor tando
lapIr ar mde der ayos par a logr ar una mayor pr ecision enlos con-
tor nos. EI contor no esnecesar io yper mite evitar laincer tidum-
br e mediante una linea, por sutil queesta sea: .es la ciencia del
tr azo. Tenemos t8? lbien lacienciadel valor que'se afir ma ybus-
ca con las gr adaclones dela sombr a, conel modelado y el .r e-
lieve, el pr edominio de10clar o 0 de10oscur o. Lafor mahumana
esta establecida, pues; por dos ciencias y por sus. metodos de
. . . . . . ' ; . " . -
~
, r
~'
~
investigaci6n y aplicaci6n; tenemos aqui al pintor sabio y er u.
dito. Latesis deVentur i seveilustr ada luminosamente con este
ejemplo. Por pr imer a vez se nos ofr ece la tesis de "Ia exalta-
ci6n delafor ma ph'lstica". 181'oda laimpor tancia r ecae sobr e el
dibujo; ya no encontr amos la fisur a del mosaico como en Bi-
zan~io: "Ha ~u~r to la Edad Media con su caos cr omatico; y
nacl6 el RenaclIDlentocon su or denaci6n en per spectiva. "1~ Te.
n~m? s, en suma, la ~~aci6n de Vasar i: "Quien no posee el
dibuJ o~ !10posee nada. 15 Afiadamos a esto el encanto de las
super ficIes r edondeadas, que r epr esentan una ciencia altamente
desar r ollada y envuelta en una melodfa de la linea y la for ma
evit~ndohe~ir !amir ada: es estalapar te estetica ycualitativa d~
la etr conscnptw, el encanto mel6dico de la finitio.
Lacomposici6n cor r esponde enel fonda enter amente ala ca-
tegona de la oollo.ca~io.: es una estetica de la disposici6n. Rige
aquftoda~fael P~ClPIO de or den. <!uehar n sur gir el clasicismo
por la teslS. esenclal d~ la composlcl6n. l!sta r epr esenta asimis-
mo 10esenclal de la pmtur a; su car actenstica es la humanidad
a~tua. nte, lahistor ia, y no un cuer po humano Unico0oolosso. La
ClenC!ade la per spectiva r eapar ece inmediatamente; es ella la
que mstala todos los elementos r estantes. Alber ti la pr esenta
como base delacomposici6n par a laar quitectur a con el metodo
del cuadr iculado y del r ecor te par a la fuga de las Hneasexiste
ahor a una j~r ar qufa delas <:i~ncias. Lahistor ia sedivide'enpar -
tes qu~. eqUlvalen ~ super fIcIes. Hay, pues, una ciencia de la
supe~cle que. Co~slsteen dar les a los diver sos pIanos leggiadr ia
y gr atw... Lacle~cla delos valor es sir vepar a afinar los tr aslapes
pr . o~lvoS y dlfusos del clar o y oseur o, par a pr opor cionar ilu-
mmaClOnesd"!lces y s. 0!Dbr assuav~s. Esta ciencia dispone de
metodos . pr oplOSy utihza el tr abaJ o de escr itor io. La ciencia
de los. ml~mbr os y su disposici6n es esencialmente la anatomfa,
y su finahdad es conocer los canones natur ales. De aqufla im-
por tancia delaciencia de10natur al, deaquello que seencuentr a
en lanatur aleza, es decir , delacienciadelaimitaci6n exacta de'
!as cosas. Laescueladelanatur aleza sefialalas difer encias delos
cuer pos: . del anciano, de Her cules, deGanimedes; las r elaciones
de los mlembr os entr e sfy con r especto alas acciones del cuer -
po; la. convenienciadeun tr atamiento y de un lugar ; y, en fin,
el senbdo de la pr opor ci6n media en las magnitudes y oscila-
c~onesdentr o de un canon, deter minando la vaghezza par a que
s~r va. a los inter eses ? ~la gr atia. Por ~Itimo hay tambien una
ClenClade la composlcl6n de toda la htstor ia. Y, ante todo, la
13Cf. L. Ventur i, lA critique d' art en Italie a l' ep oque de f a Re-
naIssance.
14 [d.
15 Vasar i, Vida de I DS p intores. . .
imitaci6n de lanatur aleza, 10natur al segUnlahistor ia, es decir ,
laestatur a, ladistancia, el tamafiodelosedificios. Tambienaqui
hace su apar ici6n la vaghezza, que es un efecto de la copia, 0
sea delaabundancia, ydelavar ieta, 0seadeladiver sidad, tem-
per ada por una pr eocupaci6n por los lfmitesypor lalegibilidad
(dignitas) ; en efecto, hay un nfuner o limitado de figur as. En
r esumen, 10que Alber ti pr econiza en sus consejos y ejemplos,
asfcomo en los tipos depos,esy actitudes (i moti del cor po) , es
un equilibr io, una ciencia de las masas y de la composici6n;
es una ciencia quetr ae ensu secuelalos metodosy aun lospr o-
cedimientos que pr opone Alber ti par a la pr nctica. Adopta, por
otr a par te, los siete moviinientos de la Antigiiedad. Los movi-
mientos suaves,no for zados son, en ambos casos, el signa bajo
el cual sedesenvuelvesuciencia; per o soncienciapor sfmismos
al fundar se enla distinci6n por edades ypor el car acter y en1a
mimesis: la ver gine, it gar zone, itvecchio. Losmovimientosestan
encer r ados en la cafdanatur al de las vestimentas y de105plie.
gues: es el encanto enypor un esbozo.
La captaci6n delas luces no es, finalmente, sino el magistr al
tr iunfo delaimpor tancia del blancoyel negr o, desuempleopar a
cr ear el r elieve, impor tailcia que llegaal punto dedester r ar los
fondos de or o medievales y bizantinos, envista dequeel or o es
un obstaculo par a, 105clar oscur os. Alber ti, al lado deLeonar do,
se sir ve del pr ocedimiento del espejo y de su singular r elieve.
En el color mismo r esp1andecepor ultimavez, comotemaUltimo,
laciencia del valor .
No r esulta exager ado afir mar con Ventur i quelameta detodas
las investigaciones de Alber ti secentr a por completo en lavisi-
bilidad, la composici6n y 1aconcor dancia de !as super ficies; y
que en else pr esenta ya 10que sena car acter fstico de toda la
estetica de la epoca siguiente: la coincidenciaentr e el ideal ar
tistico y el conocimiento cientifico. Deesta maner a, e1elemento
cualitativo yvivodelaf initw r eapar ece enel Tratado de 14p in-
tur a como injer tado en todos 105demas temas: es el mam de
encanto aiiadidqalaciencia, latesis delagr acia, delaleggiQdr i4
y de 1avaghezza. Per o en esta ciencia se desar r olla un cuer po
de doctr inas debidamente es. tab1ecido,un conjunto coher ente y
jer nr quico de teor ias muy fir mes, 0 en otr os ter minos: e1pr in-
cipio deor den seimponeubicuamente sobr ee1elementodevida.
Alber ti es en r ealidad deinasiado plat6nico par a no cr eer en
un bello en sf. La concinnitas y 10per fecto, 10per siguen tam-
bien en el De pictur a. Incluso hallamos en el un sentido de1a
existencia no 5610deun per fecto unico, sino deun Unicopunto
de vista par a contl(mp1ar lo, ademas de un sentido de eclecti-
cismo r azonado que se1eccionabalos modelos y las nor mas,
como en las doncellas de Cr otona que r epr esentan 105mejor es
ejemplos de modelos eclecticos; en suma, un r acionalismo de
temper aI!1ento que consagr a su estetica al or denamiento final
delar atlO.
En el Tr atado de la pintur a, tan especificamente flor entino
se r es~en todas las innovaciones de la epoca, de la vida y dei
ar te VIVO, per o sedescubr e en el igualmente lapr epar aci6n de 10
q~e suceder a ~n tie~pos mas r ecientes, los ger menes de la fija-
cl6n, del anquIlosamlento, del eclecticismo or denado. '
Todo este il~sio~ism? del ar te pict6r ico, que pudo haber sido
1l? 'aes~r ode la unagmacl6n, es de hecho un pr etexto par a hacer
ClenCla,par a d:'lr cuer po a!odas las ciencia tr ansfor madas en me.
todo par a ser vxr ala exac!Itud, alaimitacion del objeto exter ior .
pe. s~er te que en esta clencia, en que se afir ma el clasicismo
mClpleD:teyen momentos Ia pr epar aci6n, los matices mismos del
acadenusmo, podnan hallar se 105 elementos que har lan r eapa-
r ecer ~ompletamente la tesis de Michel sobr e la mimesis en
~ber ti y en laobr a ~ela natur a. natur ans: yaesta pr esente aqui
el desar r ollo pr ogr eSIVOde la pmtur a en el clasicismo ya avan
zado, lacalcaycaptaci6n delanatur a natur ata.
3. Oposicion a liz estetica medieval y r evoluciOn alber tina
Del :'lnaIisisde la~ . pr lncipales obr as de Alber ti r esalta la impor .
t~Cla. de su estetlc~, que constituye un autentico sillar en la
hlstona de la estetIca. Resumir emos a continuacion somer a
mente en que ha consistido la r evoluci6n alber tina y enunciar e-
mos sus car acter fsticas esenciales.
. . Esta r evoluci~n alber tina tiene como r asgo pr imor dial su opo-
Slcl6n. a la es!etlca medieval. La obr a de ar te no es ya par a
Alb~r tl una pu:za dent:o. de un sistema cosmologico, no es la
~lliz t~eologr ae, la slr vxenta de un dogma, sino que se hace
mde~endiente: ,Y por ello el pr opio concepto de10bello seinde-
pendlZa t~blen. Ya no es 10bello-uti! de Ar ist6teles y de la
E. da~ Media; tampoco 10bello-agr adable, 10atr activo' sino lacon
cr nntt~, es decir , una definicion de 10bello como'algo que se
apr oxuna . a10per fecto. E! ~e, al conver tir se en una disciplina,
hace sUr gIr una ~~eva estetIca, un paso hacia 10univer sal. Deja
de s~r una coleCClOnde r ecetas de oficio, como 10er a dur ante eI
Medlevo con el Monje . Teofilo y aun con Cennino Cennini. Nos
hallamos !r ente a la pnmer a estetica del Renacimiento.
. Seha mtentado de~ucir delaestetica deAlber ti diver sas doc-
tnnas opuestas entr e Sl. Losbi6gr afos alemanes comoFlemming
Ir eI? -e,Behn r ~untz han descubier to en el r asgos plat6nicos:
J anicek. y pnnclpalme? te L. Ventur i han sostenido I s tesis del
moder msmo. ~~ Alben? Paul-Henr i Michel encuentr a en el sobr e
todo latr adlclOn medieval. Y otr os mas 10consider an pr ecur sor
de Leonar do.
a) Una par te de pliztonisnw
Indudablemente podemos encontr ar r asgos cier tos deplatonismo
en suobr a. Loscomentador es deAlber ti par ten delacontu~dente
afir maci6n desucoetaneo Massaini: "(.Quien, ennuestr o tiempo,
sehainiciado enlosmister ios del platonismo tanto comonuestr o
Leon? "16 Tenemosademas enel Der e aedificator ia lasfr ecuentes
citas de los antiguos yde P!aton, y ~~r ever eI? c~acon que se!'"
fier e aeste: enlapr imer a clta 10c~hflcadediVI~O;sus con. sejos
son escuchados; y Alber ti no conslder a ya a Ar is~oteles, smo a
Plat6n como "pr incipe de los fil6sofos". . En su dia!ogo ~el ~.
pillus, sehace Hamar con el nombr e del fil6sofo ~ejandnno. dis-
dpulo dePr odo, Filopano. Y. ~oli~a. una gr an ~Istad con. diver -
sos neoplat6nicos, comoMar sI1ioFlcmoyLan~1? I,yesm~esto
el par entesco entr e los pensamientos de Ficmo y Alber ti. La
eultur a gr iega, . espedficamente plat6nica, como queda r epr esen-
tada por el numer o, losludi matematici, las se~tencias,pitag6r icas,
desempefian un impor tante papelen Alber tI. Las Ideas de la
"per fecci6n"delaesfer a son similar es alas expuestas en el Par-
menides y en Empedocles; la idea de la pur eza de 10blanco
r ecuer da par ecidas ideas del Filebo. En fin, sobr e todo en el tr a-
tado De pintur a yen el De r e aedificator ia v? lvemos a encontI'ar
algunas tesis plat6nicas integr as. Behn consider a a Plat6n como
una de las fuentes del De r e aedificator ia; Michel supo r evelar
la influencia del Timeo.
Sin embar go, pensamos quesena demasiado facil concluir que
Alber ti es un plat6nico pur o; no obstante deben r ecor dar se dos
tesis: pr imer a, lateona alber tina del movimiento, expu~staenel
'libr o segundo del De pictur a Y pr esentida ya en el Tuneo;lT y
en seguida, la teona pitag6r ica del numer us ysobr e todo lat~
na del justo medio18 yaexpuesta en el Timeo.
b) El moder nismo de Alber ti
La tesis del modemismo de Alber ti ha sido br illantemente ex-
puesta por LionelloVentur i. 19 Diver sosai'gumentos nos muestr an
que este tr atado es, de hecho, 10que Ventur i llama "Ia Car ta
16 Cf. car ta a Rober to Puccib, Op. Volg. , I, p. 237.
17 Cf. Plat6n, Timoo, 43, 6.
18Los tr es medios son: la mediocr itas ar ithmetica:
%+"
m=-.
2
la mediocr itas geometr ica: m =~ y la mediocr itas musicao
% m- % 1
medio ann6nico, bast:mte complejo: - =- . - - =-2.
T Y y- m
19 Cf. L. Ventur i, L a cr itique d'ar t en I talie a l'epoque de 'a Re-
naissance.
":
. -'
~
Magnadel Renacimiento ar tistico enItalia". Lahip6tesis hasido
ver ificada por la histor ia, y sabemos cuan gr ande fue el asom-
br o, laadmir aci6n deAlber ti, estudiante deBolonia, cuando lleg6
a Flor encia par a descubr ir a Br unelleschi, Donatello, Masaccio.
Lapr incipal tesis quer igetodoel tr atado, ycuyaexposici6nocupa
casi por completo el pr imer o delos tr es libr os, es pr ecisamente
el pr oblema planteado por el Quattr ocento en pintur a. Es una
teor ia per spectivista del ar te de ver : "Lapintur a -dice Alber ti
ensuTr atado- no ser a otr a cosasinolainter secci6n delapir a-
mide visual siguiendo una distancia dada; el centr o de la vista
estar a situado, junto conladisposici6ndelas luces, enuna deter -
minada super ficie r epr esentada ar tisticamente por medio de
Hneasycolor es. "Asi pues, la teor ia deAlber ti,es lamisma que
ejemplifican Pier o delIa Fr ancesca y Paolo Uccello. Las tesis
esenciales del libr o son, en su conjunto y una tr as otr a, las te-
sis del Renacimiento que r ompen con la tr adici6n medieval, las
tesis del ar te c1lisieoen sus albor es.
Y, par a comenzar conlaoposici6nalaEdad Media, tenemos
laexclusi6ndel color ido, el acer camiento al blanco y negr o y la
apar ici6n del valor tan estimado por los fr esquistas, el gr isaiue,
por ejemplo en Scalzo. Esta exclusion de los color es tiene por
consecuenciaque seIeda toda laimpor tancia ala fonna y ala
fonna plastiea; nacelacategor ia delacir conscr iptio del contor -
no: la estetiea del dibujo llegaa ocupar el pr imer plano. Hace
suapar ici6nlacategona delacompositio, laponder aci6n clasica;
no se r epr esehtan mas de nueve per sonajes en un cuadr o; el
sentido de las masas no es demasiado compacto par a la "histo-
r ia". En fin, el hombr e y lafonna humana apar ecen por donde-
quier a. Es el humanismo r enaciente, tinieoy gr an pr oblema de
laestetiea enter a apar tir deladeAlber ti. l!ste, ajuicio deVen-
tur i, constitutina deestemodolabasedetodalapintur a italiana.
c ) Tr adici6n medieval
Noobstante esta apor tacion moder nista delaobr a deAlber ti, no
debenegar se0descuidar se latr adici6n medieval que, ennuestr a
opinion, posee una impor tancia capital y que seencuentr a uno
a cada paso al leer sus libr os. Esta tr adicion medieval ha sido
magistr almente estudiada yesclar ecidapor P. -H. Miehe1.
20
Pode-
mos descubr ir vestigios ar istotelicos y tomistas enlaconcepcion
de la r atio de Alber ti. Tambien la impor tancia atr ibuida al
sujeto, a la histor ia, es un r asgo medieval; asi, por ejemplo,
Alber ti explicacon detalle, en L a calumnia de Apeles, las inten-
cionesylossimbolos. "Todaviaentiempos deLeonar do seinventa
o conser va por tr adicion todo un simbolismo mistieo en su
cuadr o de Santa Ana, por ejemplo. Conr ad ~eMandacho,tor ga
una gr an impor tancia a la Car ta de NuvolJ:ui4. a I sabel d ~s~,
en que se confinna laes~etica.dela Edad ~edia. Otr a ~s:
cenciadel Medievoesel slmbohsmodelosnume~s Ylas~~,
se les da un sentidohasta alas lineas mas senClllas. Asumsmo
hallamos en Alber ti la costumbr e de establece~ ~tegor ias: por
un lado los elementos de 10bello (numer us, f m.lt"!' oollocati!J ),
por el otr o loselementosdelapintur a (cir conscnptw, composttw
y captaci6n delas luces). Finalmente, a Alber ti cor r esponde c:
l
mer ito de no haber se sometido ciegamentealateona delar m
mesis, delaimitaci6ndelanatur aleza. Lejosdees~ar satisfed10
con la imitaci6n, aiiade 10uno a 10otr o como Sl ~er an dos
actos difer entes: laimitacion delanatur aleza y labusq~edade
la belleza. Es laconcepci6ndela natur a natur ans P!'? P18de. la
Edad MediaySanto Tomas, enoposici6nalaconcepc16ncl8sica
delanatur a natur ata.
d) Alber ti como pr ecur sor de L eonar do
Cier tos cnticos consider an aAlber ti comoun pr ecur sor deLe0-
nar do. SegUnMommsen, sena un Cesar an~er ior a cesar , y
Leonar do apar ecena entonces comoun Alber tlll. evado. ~ ~ cuI-
minaci6n. Lagr an innovacionvincianadeAlber tI es,. aJ UlCIOde
estos cntieos, el haber sido el pr imer o . eninvocar ~tamente
a la exper iencia, r echazando toda autondad, en de. dlcar s
e
al es-
tudio de 10concr eto, del mundo r eal, de sus cnatur as. y sus
fen6menos. Sin duda alguna se tr ata de la natur aleza. VIstaen
par te a tr aves delas teonas dela~tigiieda~, e! estudlo ~e~
sensaciones, deloscolor esydelosnumer os slgmendoel Tuneo,
per o es tambien una natur aleza tr aspuesta, depur ada, en suma,
lanatur alezabella,21yesenestepunto enquep~cede aLeon~o
yatoda lacntica clasica, por ejemplo enlaanecdotadeZeuxisy
las doncella:sde Cr otona. Es, pues, cier to que h~ta en 105 d~
talles, hasta enlas pr efer encias ylos temas fav0':"ltosdeest~,1(lio
se encuentr a uno aAlber ti antes deLeonar do. Cltemos, a titulo
deejemplos: lasinvestigacionesanat6micas, ~ldesnudo,.el esque-
leto' la obser vaCi6ndel animal y, mas par tlcular mente, del ea-
ball~ como enel singular tr ~tado De equo animmu
e
; . el estudio
dela~ vestimentas; el paisaje, las montaiias y sus honzontes; la
impor tancia capital delaexplor aci~ndel mund~ ydelaper spec-
tivaque, por pr imer a vezen'Alber tI,es doble: lineal yaer ea. En
r esumen la diver sidad de las fonnas cr eada~, el r espeto a las
leyesnatur ales, alas leyesdetodo 10vivo, d. elasimetr ~a; laob-
ser vaci6n delajusteza del gestoy dela ~cc16~. . Alber tl pr ~~
a Leonar do enlavida, en el car acter enclclopedico~esumteh-
genciay desugenidcr eador . Es el pr imer uomo umver sale que
21Cf. FlemmingYP. -H.Michel.
estudia las diver sas disciplinas conunainfatigablecur iosidad, in-
ter esandose enlos ejer cicios del cuer po y del espir itu, en la be-
llezadel cuer pomismo, enlaspezzatur a yenlavaghezza.
El r ecuer do deAlber ti seper cibehasta enellapiz deLeonar do
cuando dibuja, como en el Windsor del Louvr e. Son las teor ias
deAlber ti, el r ecuer do delaspr eocupaciones desus tr atados, las
queper s~guena L~onar doy. q~e61intenta llevar a la pnktica:
asi, las sleteespeCIesdemOVlmIentoysus estudios decabeller as
al vien. to0tr enzadas; el mar cado r asgo decada fisonomia ylas
excur slOnesde Leonar do en el campo de la car icatur a. En la
obr a t~or icamisma ~odr ian seiialar se pagina tr as pagina las in-
fluenclas queseper cIben r especto dehechos muypr ecisos, atal
punto que el tr atado deAlber ti intitulado Tr atado de L os pesos
ha sido consider ado dur ante mucho tiempo como obr a de Le0-
nar do. En efecto, pueden anotar se r asgos comunes a ambos: la
influenciadelas teor ias est6ticas comoladelapr imacia del pin-
tor ; el pr edominio de identicos pr oblemas tecnicos, como la
teona delaJ ? er spectiva; lainfluenciadir ecta delospr ocedimien-
tos deestudio, de105 implementos y delas pr acticas, POI'ejem.
plo las dos significativas pr escr ipciones de Alber ti acer ca de la
tr aslucida placa devidr io y la super ficie de las aguas: el inter
sector yel espejo queponender elieve105 defectos' hasta lacita
delas mismas anecdotas, como aquella dela locu~ del filosofo
que des~b~ser . ciegopar a asi mejor vel'los objetos de su con
tempiaclon mtenor . Y encontr amos por fin, en for ma yaplena.
mente acabada, r asgo pol'r asgo, todo aquello que sesueleconsi.
der ar como las car acter isticas dominantes de la nueva estetica
deLeon8!'dodaVinci: lateona delos r eflejos yel estudio dela
luz r eflejada, el r elieve, el valor y los matices, la sutileza del
contor no y dela cir cunscr ipcion fluida en el dibujo eter eo y en
el stumo.to.
Per o h~yuna difer encia deimpor tancia fundamental que los
separ a: cmcuenta aiios de distancia, una gener acion completa;
la_obr adeD? a~ur ezdeAlber ti, Der e aedificator ia, sepublicaenel
aDC?de naCImIentode Leonar do; y cuando Alber ti muer e Leo-
nar do tiene apenas veinte aiios. 1. 0 que hace de Alber ti una
per sonalidad excepcional es queensuepoca, el gusto pOl'10con-
cr eto no hace sino. iniciar se, . mientr as las poder osas disciplinas
abstr actas deotr o tIempo r esIstenytr atan deabar car lamater ia
nueva. Mas tar de, este ser ia el enr edo en que se ver la metido
Leonar do, el r echazo sistematico y definitivo de toda autor idad
y detoda escolastica afavor delaexclusivaconsulta en el libr o
deJ mundo. Alber ti, pOI'el con'r ar io -yaqui es donde sonsigni-
. ficativas en el las r eminiscencias de la Edad Media y de la
escohlst!ca- conser va todavia sus categor las, su definicil:n de
las cuahdades, su r ecuer do deAr istotelesy del ar istotelismo.
Par a situar la estetica deAlber ti ser ia necesar iQquiza distin-
guir dos gr upos de obr as bien difer ent~s. Te~ien~oen cuenta
las fechas de las obr as, podr iamos seguIr la geneSISy la evolu-
cion de su pensamiento. Ver iamos ento~ces apar ecer cada~a
delas teor ias incompletas en supensamlento, pt;r oe~ cadaell? "
cadesuvidatendr ian pr opor ciones eimpor tancla vanabl~s. Sm
duda habr ia que colocar el De statua, en que es todavIamuy
incipiente la vision de conjunto, entr e los numer <~sostr a~dos
de r icettar i. El De pittur a deja entr ever . la gr an mfluencla de
las obr as y el moder nismo quenos per mIte encontr ar a!-. cuatr o-
centista y al flor entino. Sigue despues el De r e. ~edlfzcat~
(1452), acontinuacion del cual, yafiadidalaapor !aClOndeOnen-
te apar ecen los dos gr andes nombr es del platomsmo: Leonar do
B~i y el filosofo gr iego Gemisto P~ethon, d~legado de la
Iglesia gr iega en el Conciliode Flor encla. Y es justamt;nte en
el De r e aedificator ia dondehabiamos. r astr eado todalainfluen-
cia de Plat6n en Alber ti. En estepenodo demadur ez pudo Do-
r ecer suamistad conMar silioFicino.
D),LEONARDO DA VINCI
Par a Leonar do (1452-15i9), el ar te es insepar able de la ciencia
y no es, de hecho, mas que su aplicac~on. Nos hall~oS asi en
plena doctr ina mecanicista y r acionahsta. ~ estetIca de Le0-
nar do el Mister ioso, al igual quela deJ ambhco y !adePr oclo,
esta plena de mistica sensualidad. ~er o . enel ar tIsta. de~ de
haber un deseo insatisfecho Y aun msaclable: el r aclOnalismo
deLeonar do complementa, pues, susensualidad, susensus c0m-
munis, segUnsuter minologia. Al ar tista seIe. ab~n dos~-
tivas: la imitaci6n de lanatur aleza 0la sustItuCI6~de un Ideal
en la r ealidad. El ar tista debe dar se cuenta dela hber tad abso-
luta que tiene par a cr ear Y par a ~adir . ala,natur aleza'lahur na-
nidad desuimaginacion. Loquetlenemter es enunaobr anoes
la obr a misma, sino el ar tista que se encue!1t;adetr as de ella,
el hombr e que ha r efr actado de maner a umca la natur aleza.
Hemos de intentar r econstituir al ar tista a par tir de su o:t>r a;
es lar esur r ecci6n atr aves desus obr as. Heaqui el natur alismo
de Leonar do Y su ver dader a ~ontemJ ? laci6~ est6tica. .
Leonar do da Vinci r epr esenta al tIpo r msmo del ar tIsta . que,
r ecoge todos 10sfr utos del humanismo q~e 10. r od~ba. . SI es
cier to que el humanismo es ante todo ~ali!>r emvestiga~16n,la
paciente tenacidad de estehombr e de cIen~Iay depr actIcaque
fue Leonar do constituir ia por si solaun ej~pl0 deellC? -. R~
r r amos 10smanuscr itos, veamos sus expenmento~ en fiSIca, ~
analisis delas mater ias tr anspar ente~ Y delosespe. J os,suestudio
de 10sastr os y de 10scuer pos lummosos. Estudlemos ~usma-
quinar ias Y sus pr odigiosos inventos: a 61debemos el mvento
dela ter r ible pintur a de la Gor gonaque, colocada sobr e la co-
r azadeloscaballer os, hadehacer huir al enemigo; yes61quien
constr uye el joven leonmecanicoquesedetieneyseabr e fr ente
al r ey Fr ancisco I de Fr ancia par a d~jar escapar un r amo de
flor es de lis. Inventa las maquinas volador as. Es constr uctor ,
ar quitecto y diseiiador denumer osas iglesiasenel estilo deBr a-
manteo
Es el in:ventor de tantas mezclas quimicas audaces y de
tantas r ecetas, dur ables 0 efimer as, de esas mezclas de pastas
color idas y de esos sopor tes que hacen der r umbar se cuadr os
enter os como su Batalla de Anghiar i y per der se toda una ser ie
de tesor os ar tfsticos. Este espir itu de libr e investigacion, esta
figur a del hombr e univer sal, del uomo univer sale, Ieasegur an al
pr imer tr azo ese r ostr o dehumanista queIeconocemos.
Sin embar go, si el humanismo es, mas alia del hombr e, el
r etor no alas fuentes histor icas del hombr es, aese tipo dehom-
br e que nos ha legadola sabidur ia antigua, Leonar do es un hu-
manista enun sentido mas estr icto. Imbuido desdesujuventud
del ambiente flor entino, su lugar esta entr e los amigos deMar -
silio Ficino y Lor enzo el Magnifico, de tal modo que por con-
tagio 0 impr egnacion se Ie puede consider ar como el pr imer
platonico desu tiempo. Analicemossuar te: esun ar te demago
y.de taumatur go; actua por magnetismo y fascinacion. Como
par a r endir homenaje aFlor encialaPlatonica, suar te seexpande
a 1 0 lar go detr einta y cinco aiiosentr e el pr imer Renacimiento
deFlor enciay el segundoRenacimiento, el delos c1asicos.
EI . pr imer Renacimiento, aUn muy pr imitivo, habitaba un
pr imer univer so plastico. Er a un mundo lleno de ingenuidad,
defr esco encanto queseespar cia enpr ados cubier tos deflor es,
en el esmalte de los jar dines y bosquecillos ver des. EI vivida-
r io, las danzas de las'ninfas y las genuflexiones de alar gados
angelitos componian par a su siglouna penetr ante poetica y un
lir ismo meditado. El ar te del Renacimiento del siglo xv er a
un jar din secr eto. Despues deLeonar do, el ar te que r enacia de
los c1asicoses el fr uto definitivodeunahabilidady deun saber .
Es un ar te que capta las ver osimilitudes. Laobr a vienea ser el
. ar monioso y or denado dobledel objeto copiado.
Entr eesasdosar tes, queplanteanunapr oblematicatanamplia
y compleja par a la pintur a, seasienta el platonico ar te de Leo-
nar do. El matiz peculiar de la filosofiaen Flor encia a fines de
este sigloxvr adica ensucamcter dehumanismo cr istiano. Mar -
silio Ficinoabsor bio yr e-examinoyvolvioasentir el viejosueiio
platonico. Nos ha dejado tr aducciones dePlaton, dePlotino, de
J amblico y de Pr oclo, ademas de sus comentar ios alas obr as
de estos pensador es. Ha sido el cantor de los mister iosos sue-
iios soiiadospor los sucesor es delosneoplatonicos. Sabr e todo
su epocaintento incor por ar toda esta iluminacion antigua a la
mas luminosadelas d6ctr inas delosPadr es'delaIglesia. Tr at6
dehacer r enacer el espir itu deDionisioAr eopagita.
TomemosUnicamenteestesencilloejemplo: Leonar dotr adujo
en imagenes ese sueiio detodos sus amigos, los humanistas de
su tiempo. Consider emosun instante el mister ioso cuadr o del
San Juan Bautista en el Louvr e. Hay mil maner as de captar
la iconogr afia de un santo. Aqui, en Leonar do, tan compene-
tr ado de este humanismo platonico, San J uan Bautista se nos
apar ece en un clar oscur o cobr izo, hUmedoy sumido en la pe-
numbr a, comosi fueseun her moso efebo, el bello andr ogino de
los antiguos, cuyo hombr o cubier to que tanta luz acumula se
asemeja tan extr aiiamente a un hombr o femenino. Emer ge de
la sombr a y vuelvea ella a tr aves de acentos de br illante cIa-
r idad, par ecidos a los r esplandor es de br once. Per o abr amos
asimismo el cuar to Evangelio, tan car o a todos los platonicos
de Flor encia, y r eleamos ese texto sincr etico dondelos escr itos
her meticos yunafilosofiadelaluzvienenafundir setanextr aiia-
mente en el texto sagr ado. Ver siculo por ver siculo, en la des-
cr ipcion deSan J uan Bautista volvemosa descubr ir la pintur a
de Leonar do:
6. Hubo unhombr eenviadodeDios, el cual sellamabaJ uan.
7. E. stevinopor testimonio, par a que diesetestimonio dela
luz, afin dequetodos cr eyesenpor el.
8. No er a el laluz; sino par a quediesetestimonio delaluz.
9. Aquellaluz ver dader a, que alumbr a a todo hombr e, venia
a estemundo.
5. Laluzenlas tinieblas r esplandece, ylas tinieblasnopr eva-
lecier on contr a ella.
22
Esta luz mister iosa, esta especulacion metafisica sobr e los
cuer pos luminosos no se encuentr a exclusivamenteen el San
Juan Bautista. Todas las obr as de Leonar do, concebidas por
un ar tista platonico, se hallan mas 0 menos impr egnadas de
esta humeda clar ;idad, pr opia a todos los escr itos her meticos
delaepoca, ypr epar an, mediantelosr eflejos y el simulacr o de
los vapor es, esaatmosfer a detlar oscur o y desfumato queLe0-
nar do'supo impr imir tan magistr almente a sus pintur as. Po-
demos estudiar las fugitivas sombr as de un r etr ato tan enig-
matico y ejemplar como 10 es L a Gioconda; podemos r ecor dar
el dia en la gr uta de la Vir gen de las r ocas, con los cobr izos
bambini que r eu. nenla luz a 1 0 lar go de sus br azos; podemos
analizar las figur as idealizadas entr e las luces fugaces deSanta
Ana, cuyo estilo satisfacetan bien alas definicionesde10 bello
segu. nPlaton: es siempr e el misma discipulo de los br onceado-
. , RENACIMIENTO Y EL SIGLO XVIl
igual que sus amigos los humanistas, p? ! una
etonica. Poseeun sentido par a los espeJ Ismos,
. tnas, per o en cuanto modelos. Su ar te es una
lilDeja a Insofisticaque nos. descr ibe Pl~ton: . vive
&" sor tilegios,. ante todo de figur as phistI. casvIstas
tm'ejo, velut tn speculo. Nos ofr eceel eJ emplo de
Renacimientoque se halla en per fecto acuer do
sulugar . Resucitaal hombr eUnicamenteen el
alugar y lagener acion. Esc~paa~ r ealism? deIDS
_ fier e, en vez de estos, el Ideahsmo antIguo de
. soficos ydelas Ideas.
. por la luz, la clar idad y la sombr a en Leonar do
. dos los tenos desus manuscr itos danfedeello.
descubr ir el or igen de esta pr eocupacion. cons-
"pr e los mismos temas a los quehace r ef
7
r encia
.e la pintur a yenlosManuscntos del I nstltuto:
23
. a, el mur o, el estudio delas tr anspar encias, de
.elum quetamizayenr iquecelagamadematices,
. , ar coir is yel br illo, lacosmologia, losastr os ysu
&mente en estos temas de investigacion positiva
. , el genio de Leonar do: gusta un. aa una to~as
_ todas las imagenes del pensamiento platomco
_ de la Academiaplatonica de Flor encia de fines
compar acion de los manuscr itos de Leonar do
a>latonicos dela metafisicade LeonHebr eo, por
. amente r evelador a.
~as atenta deesos manuscr itos de Leonar do nos
. . . . . sor pr esas masy constituyelapr ueha de10antes
elUde del Sole y en Er mete Filosofo, Leonar do se
la influencia de N~colasde <;usa. . No~ da~os
e:asponiendolos al r egIstr o delamvestIgacionCIen
Leonar do se sir v~ de todos los temas de los l
. onicos par a tr ansfigur ar ios.
inoy Cattani daDiacceto, sus emulosy su~ suce-
. or ado una estetica, que hace de la gr acla una
E
'dor .La beIlezay la jer ar quia de los ser es son
. '. ',. la sombr a. El os~ur ecimientode. la filosof~ade
es desiglo: par tlm clar a et par tlm ten~kr tcQsa.
*er a Dacela obr a de Leonar do y la estetIca del
. el fr uto deuna busqueda meditada.
. , dePlaton (el comentar io deFicino a esta opr a
. AIopa en Flor enciaen 1496)bayun pasaje
24
que
como pr imer a apar icion del tema del agua, del
~nces de Richter .
_ El Sofista, 239 doe.
espejoydetodaesailusiondeimagenesyr eflejosenel aguaque
alimentar a el pensamiento neoplatonico, par ticular mente el de
Flor encia en el Quattr ocento. Leonar do tambien dispone de su
phantastike- techne. EI ar te eonsider ado como mimesis, teona
ar istotelica de la imitacion, cede su lugar al ar te consider ado
comocr eacionfantastica. Leonar does asimismoautor desimu-
lacr os. La pintufa es una sofistica, y Leonar do se r emonta
nuevamente al pensamiento de su maestr o espir itual Alber ti,
que en su tr atado De pictur a ya habia destacado en todo su
valor el car icter ilusionistadelapintur a, basandoseenel ar gu-
mento de que ese ar te intenta plasmar la ter cer a dimension
en un espacio de solo dos dimensiones; y mas alIade Alber ti
tenemos al Tr ismegisto y la fabula de Nar ciso como modelo
del pintor .
AI intentar en su pintur a r esolver enigmas y pr oblemas
nuevos, Leonar do es un pintor y nada mas que pintor ; per o
fue el platonismo flor entino el que Ie hizo plantear sus pr o-
blemas.
/
I
EL MEDIO espanol es el mas r efr actar io ~ ~apenetr aci,? n de la
pintur a veneciana. En r elaci6n al Renaclmlento, Espana r epr e-
senta en Eur opa el espir itu que mas se Ie opone, por su per -
sistencia, de toda 1aEdad Media r eligiosa. Po~ ot~. par te, es
el unir o pais donde el sentimiento ~acional selden!lfica con el
sentimiento r eligioso, conlar econqwsta delosher etlcos; laevo-
luci6n y expulsi6n que se inicia bajo el r einado de Ca~losV
en Gr anada llegaa su culminaci6n pr ecisamente con Fehpe II.
Asfdur ante el Medievo, Espana ha sid~ sin duda el pais que
mejor ha acogido las influencias extr anJ er as, Y r esulta q~~ al
eliminar alos mor os elimina al pr opio tiempo un r asgo ongmal
desuar te; labatalla entr e Or ienteyOcc. identeap. or tauna amal-
gama que es peculiar de Espana: el estdo mudeJ ar .
EI r einado deFelipe II (1556-1598), q. uiensucedea ~upad~
Car los V (1516-1556) es testigo demuy dlVer saste~d~J ? clasar tIS-
ticas. En un pr incipio, Espana, en un est~do pnmlti~O, se ca-
r acter izaba por las mezclasincesantes deOnen. t~ yOccldente, ~e
los fenicios y los bizantinos, fungiend~ los V~SlgO~OS como 10-
ter mediar ios. Poster ior mente se efectua la 1Ovasl6ndel ar te
mor o con sus tr es per iodos: C6r doba, Se~l~ay laA1~ambr a. Y
hacia Toledo, la per sistencia del a~e cnstl~no, maclZ,oy mas
espanol, acaba por pr OO1;1ci; el estdo mudeJ ar a tr aves ~e la. s
luchas de la avanzada cnstlana. ': apar te ? e t~a esta dlver sl-
dad, no debe olvidar se la influencla de la 1Ovasl6nfr ancesa de
Clunyy el Cister . "
Estos dos elementos, el or iental y el naclOnal, que contnbu-
yen a for mar el ar te espanol, explican la for ma nat~~~ con
que Espana acepta las contr adi<:cion~s,ya q1;1ela 0po? lclOnse.
halla en la base misma de su hlstona. Exphcan aslIDlsmoesa
for ma par ticular del sentimiento r eligioso: la familiar idad dela
Edad Mediase conser va aqui, mientr as en e1r esto de Eur opa
se desecha por anticuada; sigue~sociandosea la m~nifestaci6n
del espir itu nacional: si en Fr ancIa las Cr uzadas deJ an de efec-
tuar se, en Espana siguen tenien~o vigencia._ Y de. aqui sur geun
r ealismo que no extr ana a nadle en Espana, mlentr a~ que en
Fr ancia, a par tir de J uan II, el ar te g6tlco es despr eclado por
su r ealismo. . . .
A10lar godelaEdadMedia. o<:c~dental, ~demasdel1!11sttcISm?
plat6nico se desar r olla un mlsttclsmo onen. t!1dohacla el um-
ver so, hacia el cosmos, que encuentr a la umon con el Cr ea. do;
a tr aves de la contemplaci6n pur a de I~scr iatur ~s. Este mlst~-
cismo depaz seasemeja, en cier to senttdo, al otlum de laAntI-
124
EL MISTICISMOESPA:ROLDELRENACIMIENTO 125
giiedad: fr uor otio, una vidadeocio alejada detOOopr oblema.
Es, pues, en un pr incipio, la vida en r etir o, el secr etum, el
hor tus conclusus lejos delosr uidos ylaagitaci6ndel mundo, la
tr ansposici6n espir itual de la paz del convento. Per o esta mis-
tica delapaz secar acter iza tambien por una objetividad llana:
el extr ano descubr imiento de un mundo que se tr ansfor mo en
algonuevoal dir igir seleunamir adanueva, ydel queseenumer an
todas las mar avillas enel cr eadas. Sinesfuer zoalgunoser ealiza
el paso de las cr iatur as y la annonia univer sal a Dios. No se
tr ata ya, como en el egocentr ismo, de quer ellas, sumisiones y
debates amor osos entr e el almaper sonal yDios, deunasolitar ia
r elaci6n entr e Yoy Tu, sino deun nexo'tr ascendente, cosmol6-
gico y apaciguador por su ar monia, que une al Cr eador con e]
mundo cr eado. Es la posici6nir enica deesos misticos benedic-
tinos quecontanta penetr aci6nyagudezaestudiaDomLecler cq;
fuer a deliger osmatices, es laposici6ninantenida por un Pier r e
deCelle0 un J ean deFecampy, en susmomentos deocio, lade
un Pedr o el Vener able. Estemisticismo ir enico, occidental, exis-
te tambien en Espana en los tiempos de Fr ay Luis de Le6n. el
Hor acio cr istiano, con~un sellohumanista en lapaz conventual.
Per oel acento pr incipal, tanto social comoetnico, del misticismo
espanol de esa epoca no se encuentr a en este campo. Apenas
bajo Car los V, dur ante el Siglo de Or o, llega a su apogeo el
misticismo espanol, con. Santa Ter esa de Avilay San J uan de
laCr uz.
EI platonismo del Renacimiento dej6 su impr esi6n al influir
en el misticismo del Gr an Sigloen Espana. Lagr adaci6ndelas
clar idades, el esplendor , toda una metafisica de los cuer pos Ill-'
minosos, el mundo y el espejo, las tr anspar encias y los simula-
cr os indican, con una filosona del esplendor , la pr esencia ma-
nifiesta del pensamiento plat6nico.
La disciplina a11Ultor iade Plat6n se encuentr a en casi tOOos
los autor es mfsticosdel SiglodeOr o. Entr e enos, el pensamien-
to plat6nico par ece sustr aer se al pensamiento pr ofundo y sir ve
a quienes consider imquelafor ma esta faIta deinspir aci6n. La
quinta Meditaci6n del amor de Dios deDonDiegode Estellano
es de10mas or iginal deentr e todo 10quehapr oducido el mis-
ticismo fr anciscano, comotampoco10es el epis6dicoplatonismo
de J uan de los Angeles. Sin siquier a r emontar se a Ficino, Ma-
londeChaider epiteloslugar escomunesdel platonismomundano
cuando expone en detane, siguiendo a Castiglioney a Bembo,
las tr es bellezas quesonfIdelos animos, delos cuer pos y deIas
voces"; se topa con los lugar es comunes del platonismo sagr a-.
do cuando distingue all amor quepr ovienedeDios'y la delecta-
cion que siente el alma por su deseo de unir se aDios. Y de
modo pasivo sigueaDionisioAr eopagita, quien celebr alasuper -
excelenciadeDiosy desubelleza, cuando pr opon~ par a la con
ver sion de la pecador a Magdalenalos puntos devIsta del agus-
tinismo y el epistr ophe dePlotino. . .
La pr opia inspir acion de Fr ay L~is de Leon, mfl~lda I? or
G6ngor a, pr esenta vestigios de platomsmo, per o con discr eclon
y gr andeza, por ejemplo cuando se r efier e ~ L os no, !, br es de
Cr isto. Tambien en Luis de Gr anada se per clben aluslOnespia.
. tonicas' las Adiciones oJ. Memor ial r ecuer dan sin duda ladialec-
tica er 6tica del Banquete; discr etamente y solo en un pasaje,
Fr ay Luis de Gr anada se muestr a platonico por un instante en
la Guia de pecm1or es: per o en r ea~idadno son mas que pun~os
de contacto con el espir itu platomco. Por el contr ano, adr m~
la fidelidad al platonismo y a sus iIDligenesen esos tr atados sm
car acter quedur ante mas deun siglosededicanala Her mosur a
de Dies. Sus autor es sonCalvi, Fonsecayel jesuita Nier ember g,
un humanista: su eclecticismo de letr ado hace memor ia de las
belIezas ideales de la mundanidad platonica, que tenfan ya mas
deun siglodevida, y alas queel empleapar a alabar el esplen-
dor del Cr eador , como son las belIezas de la vista, del oido, la
ar monia de las pr opor ciones, ese "acr ecentamiento de la luz"
que es un br ilIo extemo de la r azon; todo elIo or ientado "a 10
espir itual"en el analisis mfstico del pecado, "a 10 divino"en
lateologiapositivaynegativadel Cr eador . Tal nitor 0lustr e, ese
r esplandor yclar idad queNier ember gcolocaenel centr o mismo
de la meditacion r eligiosa del siglo XVII, existe indudablemente,
per o sin el patetico acento de los misticos ver dader os, sin la
her encia mas pur a dePlaton, y aun del Tr ismegisto, atr aves de
Ficino. .
En Espana, el platonismo fue mer amente el fr uto de una
er udicion secay solo lIegoa ser el alimento deespir itus media-
cr es. Obser vemos, en efecto, que los mas gr andes y autenticos
misticos espanoles se situan fuer a del platonismo: Santa Ter esa
deAvila(1515-1582) y San J uan delaCr uz (1542-1591). . . I
Nadaenel platonismo nos hace r ecor dar esefer vor mllitante
yesabelicosapasion quehacen delaobr a deSantaTer esa, par a
citar una palabr a de Fr ay Luis de Leon, "una r econquista". Es
un misticismo dr amatico, ascetico, con sus tr es "r econquistas"
de Dios, de su or den y de sfmisma. No podia decir se que el
alma espanola no fuese "alegr e"con sus exclamaciones, alaban
zas aDios, gr itos de amor y ar r epentimiento. Santa Ter esa
insta, suplica, da animos: es la or acion patetica, el an:ebato, la
audacia iluminada, per o es tambien ar nor . Los cammos que
conducen a Dios son infinitamente var iados, y esta sentencia
iniciael Castillo inter ior . LaIglesiamilitante vuelveaunir se, a
tr aves de estos misticos, con la Iglesia contemplativa. Mejor
que en Platon se expr esan aqui la ex~epcion~l paci~ncia. del
pueblo espanol, su fir meza y constancla, su mtr anslgenCla y
s~~er idad. En las Car melitas encontr amos el matiz de un mis-
ticlsmo oscur o~deuna actividad dominador aquequier e ganar se
su contemplaclon, y que la gana por su pr opia industr ia tal
co~o se ganael cielo, un misticismo imper ioso cuyo r asgo im.
pen~s~ ~stacor tado alamedida desuangustia y que seopone
al mlstlclsmo blancodeun esplendor te6r icoydeunagr aciaque
~a descendido desde10 alto par a posar se en elalma ofr ecida:
~~ busquemos, tr abajos abr acemos. "Santa Ter esa de Avila
ejer c16 una notable influencia en San J uan de la Cr uz quien
fue, en cier tos aspectos, su her eder o espir itual. '
San J uan de la Cr uz se asimilo integr a el vocabular io del
Ca'!tar d~ los. Cantar es, ' r ebosa demisticismo or iental y desim-
!,<>lismoJ udaico. Par a San J uan, la imagen es una idea; toda
Imagen que es valida par a el amor humano es tambien valida
par a el amor divino. !ar a expr esar . algohumanamente, debe
emplear se de maner a justa el lenguaJ e sensible. Es un poeta
que conocea los poetas pr ofanos, per o hace poesfas "a 10 divi.
no"que son, en el fondo, "r efundiciones". "Es necesar io que
los hombr es tenganunplacer , seaconDios0 conloshombr es. ''!
San J ua? dela Cr uzhace constante uso de las par abolas bibli-
C? S ;. J ~sus todo10e~one ~ediante par abolas ylapoesfamfstica
s~b6hca 'p? ede, aSl, autonzar se a hacer 10 mismo siguiendo el
ejemplo dlVIDO.
La. influenciadel sentimiento r eligiososemezclaconotr as in-
fl~enclas, estas extr anjer as. Pueden obser var se hacia fines del
r emado deCar losV dos cor r ientes: la cor r iente peninsular por
un la~o, y la r enacentista, pr ocedente deFlandes, . Alemania
Fr ancla. y desdeluegoItalia, por el otr o. Estasegundainfluenci~
pr edomma dur ante el gobiemo de Car los V, quien act6a de
mecenas. ~ manda tr aer ar tistas del extr anjer o, como por ejem-
~lo. ~ Tlclano. ~er <? como los espanoles consider an mas bien
fiCtlClOel ar te Itahano, 10 alter an intr oduciendo impr esiones
per so~ales, nacionales y r eligiosas.
Felipe II, apesar de que no pr ofesa el eclecticismoar tistico
de su padr e, continUasu papel demecenas. Y bajo su r einado
secon~tr uyeEl_ Escor ial, ver ~ader o museo depintur a. Dur ante
los p~mer os anos de su r el~ado pr edominan las influencias
extr anjer as. ,
. En pintur a, se evitan las ~olummitas y los fondos conven~
cl? nales. Setiene pr edilecci6n por los fondos oscur os el cielo
gns, _ 0 por Toledoy lacampifiatoledana; sonpaisajes'mfsticos
espanoles. que expr esan una atm6sfer a ator mentada y ca6tica.
Por doqUler aseobser va una r esistencia a la impor taci6n italia.
na. El fundo ver dader o en que sedespliegalapintur a espanola.
es el r etr ato, auster o y tr iste, pr ocedente de AntonioMor o, ho-
1Diccionar io espir itual de Fr ancisco de Osuna.
landes que hace escuela: Pantoja de la Cr uz y Sanchez Coello,
este Ultimode or igen por tugues* r epr esentan pr fncipes ar r opa-
dos ensombr as ypobr es pr incesas enc1austr adas, consus Manos
tontas ydefor mes.
La influencia flamenca es mas dir ecta por la pr ofundidad
de su sentimiento. Las picar escas y siniestr as diablur as de 1e-
r onimo Bosco, con su ar te visionar io, hacen su entr ada en El
Escor ial, y el ar te r eligioso se hace pr esente en Sevilla, en el
museo y en lacatedr al. El pintor autentico, consus exager acio-
nes y la ester eotipia de sus Cr istos muer tos y sus Vir genes do-
lientes, sus iconos pateticos y bar bar os, for ja todo un ar te ex-
pr esionista queseoponer adicalmente al estilo italiano.
Ser fa la labor deun ar tista er etense el logr ar la sintesis de
los contr adictor ios espir itu cr istiano y genio veneciano: y esta
es lasignificaci6nhist6r ica y laapor taci6n del Gr eco. El Gr eco
pasa sujuventud enRomay r ecibeenun comienzolainfluencia
de Rafael y de Miguel Angel; y mas tar de sehace espanol gr a-
cias al or ientalismo y al estudio delos mosaicos bizantinos que
habia visto en su infancia. Despues desulienzoCr isto llevando
La cruz abandonalar iquezadeloscolor esvenecianospar a adap-
tar se a los de los policr omistas espafioles. Alar ga los cuer pos
par a tr ansfor mar los en ser es celestes. El entier r o del Conde
de Dr gaz esta constr uido en dos pisos: en el infer ior , la gale-
r ia de r etr atos, con el suyo y el de su hijo; y en el super ior ,
cuer pos alar gados e idealizados. Es esta la-for ma con que El
Gr ecocapt6 el alma espanola, el "amor divino"y el "amor pr o-
fano"dignos delos espir itus ator mentados desu siglo.
Desdefines del sigloXVI se per cibe un esfuer zo r eal por al.
canzar simplicidad y auster idad, y la sever idad del Escor ial es
fr uto deun sentimiento r eligioso. Esta auster idad esmas visible
todavia en la escultur a. El ar tista se convier te en colabor ador
delospr edicador es y seafanapor suger ir las fuer tes emociones
que tr astoman una vida llevada en el inter ior delas iglesias.
Ber r uguete abandona la escultur a en mar mol par a tallar la ma- ,
der a y acr ecienta el poder emotivo mediante la pintur a. Ya
desde el pr imer ter cio del sigloXVII poseela escultur a un gr an
poder dr amatico, y Her nandez, maestr o de la Escuela castella-
na, anuncia ya la magnifica Escuela deescultur a de Sevilla. Se
liber a de las influencias italianas par a atener se al ambiente
en queel mismo vive.
,Que r esultadQs pueden esper ar se par a el ar te despues de esta
luchaentr e las nuevas for mas del ar te y el sentimiento r eligioso
tan peculiar de los espanoles? El Escor ial esta compuesto de
* Por haber r esididoenPor tugal seIeatr ibuianacionalidadlusi-
tana. Dehcchonaci6enBenifair 6,Valencia. f T, ]
EL MISTICISMO ESPA&OL DEL RENACIMIENTO 129
elementos extr anjer os, y por c:llo.in:~diauna fr ialdad, una gr a-
vedad que pr <:cedende la ~slmllaclOnde esoselementos por
par te de Espana. AconcluslOnes analogas llegamossi conside-
r amas laobr adeBer r ugueteydel Gr eco.
. El afan. por incor po:ar elementos fonineos es mas mar cado
baJ o el r emado de FelIpeque en cualquier otr a epoca Es el
momen~o. en que Espanasehalla en pleno desar r ollo y' en que
susentImlento r eligiosollegaasuapogeo. Eseintento defusion
y de tr ~nsfo~a~ion har a sur gir las gr andes escuelas ar tisticas
del. penodo slgulente, queser an las mas or iginales deesegr an
penodo del ~r te espanol: la escultur a con Montanezy la pin-
tur a con Velazquez.
III. LA EST~TICA FRANCESAEN EL SIGLO XVII:
EL CLASICISMO
SI ES posible car acter izar el ar te mediante una f6r mula, el nom-
br e que podr ia dar se a la estetica del sigloXVII es el de "cultu-
r a", por cr istalizar se en la r eflexi6n el estado cultur al de esta
epoca. Es el siglomismo del r acionalismo, del r acionalismo pur o,
in se. No hay otr o siglo en la histor ia donde el r acionalismo
haya sido tan dominante como en este. Par a los ar tistas y los
esteticos del sigloXVII, el ar te -10 bello- consiste esencialmente
en la pr esentaci6n mas dir ecta, mas pur a, mas nitida y clar a
de 10ver dader o: "Nada es bello apar te de 10ver dader o, y 5610
10ver dader o es digno de ser amado. "1
Todoel sigloXVII sevedominado por laconcepcion fr ancesa
del ar te ypor el r acionalismo estetico. i. Cu;il es la car acter istica
esencial de eser acionalismo? Existen en el hombr e dos esfer as
distintas:2 una es laesfer a delasensibilidad, laf acultas inf erior
de que habla Wolf, la esfer a infer ior ; y la otr a es la esfeta
super ior , la r azon. La actitud que tOOohombr e debe obser var
par a pensar bien y actuar bien consiste en subor dinar compl~
tamente la pr imer a a la segunda. La esfer a de la sensibilidad
es infer ior por ser la esfer a de 10inestable, del cambio, de 10
movedizo y del instinto: en ella no son posibles la logica, la
mor al ni la r eligion. Por el contr ar io, la esfer a super ior del
entendimiento y de la r az6n es la de 10gener al, de 10estable,
de 10univer sal y de 10masivo; 0 en palabr as mas br eves: de
lar eglay delaley'.
Asl definido, el r acionalismo pr eside toda la or ganizacion de.
la Fr ancia monar quica y de los otr os paises de Eur opa que si-
guen como modelo la or ganizacion fr ancesa. Dios se encuentr a
a la cabeza de la jer ar quia; su r epr esentante en la tier r a es el
sacer dote 0 el r ey. "El her eje -escr ibe Bossuet- es aquel
que tiene una opinion. "Su concepcion es r acionalista, politica
y social.
El ar te se someter a gener almente a r eglas, a leyes, y no in-
tentar a jamas salir se del mar co; sehalla al ser vicio del r ey, de
laley r eal, de lamor al y de la r eligion. Este ar te mor alizador ,
. estaidentidad entr e el impulso cr eador y el impulso mor al, se
1 Boileau, Epitr e I X al Mar quesde Seignelay,V, 43.
2 Cf. Plat6n.
EL CLASICISMO 131
r ea1izanen el sigloXVII con toda natur alidad salvoen algunos
liber tinos y r ebeldes. Sindudaalguna, el ar te: debepr oducir un
goce, per o antetodo debecor r egir .
En 10que r especto al ar te liter ar io, dur ante el siglo XVI se
imitaba 10antiguo, per o en el XVII se efectUauna doble imita-
ci6~: a la Antigii~dadclasica(en esos tiempos mal conociday
e~Ulvocadame~tem~e:r pr etada)3se Ieaiiadela antigiiedad cr is-
tl~. EsunSlglOcnst~ano,noe? tclusivamentepagano; uncr istia-
msmo . queno es mfstlco-ni onental ni semitico, per o ar die:ote
y apaslOnado. No es solamente el cr istianismo-enfennedad de
un Pascal,. s~~otambien un c. ~stianismoasentado y escolastico.
Ambasantlguedades, endefimtlva, sonmal compr endidas.
. . EI ar te liter ar io se car acter iza ademas por la ausencia de
lir i~mo. Malher bees et poeta lir ico. Hay desde luegofabr iam-
tes de hennosos ver sos, comoBoileau)per o esos ver sos seenu-
mer a~, no ,~e.cantan: "EI campo por ~I momento no esta muy
flor eclente. 4 Lafabula deLaFontaine, no obstante el temper a-
mento muy per sonal desuautor , es tOOo10 opuesto del lir ismo.
El tea~r o es un ar te de ge6metr as, de jugador de ajedr ez, de
~eca. Illco. E~,punto de vista for mal, con la unidad de lugar ,
tlempo y aCCIO? , ar r astr a consigoel fondo: una idea cualquier a
es la for ma misma de toda especiede tr abajo r acional, intelee-
tu~, es la funcic;mmisma del entendimiento que tiende a Ia
umdad, a la r eahdad, al polvo complejo y multifor me de imfl. .
genes del exte. r ior . Abstr aemosyunificamos , 10cual cor r espon-
de al pensa~mentoy a la r azon. La midades de tiempo y de
1~~r son sImples medios de economia estetica y r esuelven la
dificultad deapr ehender 10diver soqueapar ece en los cuadr os.
Los per sonajes no emitenmas que un solo gr ito, un solo soni-
do, y deaqui r esulta cier ta unifor midad.
~ comedia, quedeber iaser lavidamisma, es r igur osamente
eqUl'. :alentea. la ~r agediaen ~u,antoa sus r akes, no hay una
multlfor me diver sidad de10 ndlculo. El her oe unifor me r epr e-
sen!a un canicter de una pieza, una per sonificacion de algona
pasion. La filosoqa media de Molier eesta compuesta de gente
r azonable: Henr iette es laher oina de. esafilosona.
Las ar tes phisticas pr esentap r asgos similar es la misma or -
ganizacion. LeBr un es el Luis XIV de las ar tes' que apar ecen
jer ar quizadas, disciplinadas, como el r esto del r ~ino. El estilo
noble, gr aveymajestuoso esta'impr egnado deor den, demesur a,
de r egia, de r az6n. Los gr andes pintor es chisicos fr anceses
Callot (1592-1635), Poussin (1594-1665), Lor r ain (1600-1682) Phi-
lippe de Champagne (1602-1674) Y Puget (1622-1694) imit~ la
. 3Cf. las "J eunesgenkdeRacine"(Lagentejovende Racine)en
Tame.
4 Molier e,Tartuf o, actoI, escenaIV,ver so225.
natur aleza, 0, par a ser mas pr ecisos: imitan a Italia con una
contenida explosion de lir ismo. No solamente imitan la gr an
epoca r enacentista, sino tambien a los contempor aneos, como
Ber nini y los Academicos. El canon del siglo XVIIhace nacer
el gener o musical mas anti-musical, la natur alidad mas opuesta
a su buen sentido, y al sentido comun que la gente de ese siglo
cr eia poseer . Nacela oper a: Montever di habia pr epar ado el ca-
mino a Lully. Se Ieasocian ballet antinatur ales como el Ballet
delaReina. Las tr agedias cantadas sonun absur do.
En los jar dines se r ecor tan los ar boles, no per mitiendosele
aninguno quecr ezcacomoasusaviaseIeantoje. Sur ge el par -
que a la fr ancesa de Le Notr e, en que destaca la ausencia de
la natur aleza autentica que, en opinion de la gente de la epoca,
existe siempr e en super abundancia y a la que Ie sobr a mucho.
El ar te social de los jar dines esta hecho par a los tacones de
las damas, y las avenidas par a las comitivas engalanadas.
B ) CLASICISMO' FRANCI:1S Y ARTELITERARIO:
COMENTADORES Y OPOSITORES DELCLASICISMO
En el sigloXVIIno hay esteticos pr opiamente dichos. Encontr a-
mos algunos ar tistas que han r eflexionado sobr e su ar te y que
han escr ito dogmatica y te6r icamente acer ca de el. En cuanto
alas otr as ar tes, como las de la palabr a, descubr imos una este-
tica impUcita, ya sea en la tr agedia 0 en los autor es semi-mor a-
listas, semi-fil6sofos y semi-liter atos. La Poetica de Ar istoteles
se enseiior ea sobr e tOOoel siglo XVII,despues de haber domi-
nado ya el XVI. En 1498habia apar ecido en Veneciala pr imer a
tr aduccion de la Poetica, y en 1503la pr imer a edicion del texto
or iginal. Apar tir deesemomento, los comentar ios y las tr aduc-
ciones sesucedier on incesantemente.
El Ar te paetico deAr istoteles, queinfluyoen tOOosesos auto-
r es, es el balance deun sabio y un natur alista de la gr an epoca'
ar tistica que Ie habfa tocado vivir . Estudia en esta obr a las
ideaste6r icas quese despr enden delapr actica estetica delosgr ie-
gos, sobr e todo de Sofocles. No pr opone una ser ie de r ece-
tas, sino que establece cientificamente las nor mas ar tisticas de
los gr andes autor es de tr agedias y aun de los gr andes comedi. 6-
gr afos. Deaqufpar ten los autor es de los siglos XVIY XVIIpar a
encontr ar r eglas y leyes, a despecho de todas las contingencias
de lugar , tiempo,etc. Mientr as que lamision de Ar istoteles ha-
bfa consistido en descr ibir , los autor es del siglo XVIItienden a
pr escr ibir . Son los "legislador es del Par naso", estan convenci-
dos de que la estetica es una ciencianor mativa, no descr iptiva.
Par a los esteticos deesta epoca-con excepciondeRonsar d, que
es poeta-, los ultimos elementos detoda la esfer a estetica per -
tenecen auna esfer aintelectual; setr ata depr escr ibir , dedictar
leyes; 10 unico univer sal, gener al y necesar io son las ciencias
de la r azon.
Cier tamente podemos leer enHor acio laideadequeel poeta
nace y no se hace: poeta nascitur . La inspir acion, el d6n, !as
musas . . . contOOoelloestan deacuer do losr acionalistas, inclui-
do Boileau, per o estan convencidos de que en todo ejer cicio
ar tistico hay una par te quees inconsciente. Es r ar o encontr ar
en ellos un poco deembr laguez sagr ada; per o auncuandoadJ ni. .
ten el inconsciente, cr een queel elemento inconscienteSeatiene
alas mismas nor mas. Par a ellos, el instinto es una r azonador
mecida, per o no por ello deja de ser r az6n. Todala esfer a es
r acional, y 10 escasi siempr e conscientemente. Nosofr ecenuna
r acionalizacion del instinto que no haec sino imitar a la r az6n
y quer ealiza el mismo tr abajo queuna r az6nmuyavisada. '
El ar tista ltr abaja par a si mismo 0 par a el publico? Enuna
gr an obr a esta contenida impUcitam~nteuna fuer za expansiva.
El gr an ar tista no es solo el que cr ea, sino el quetienefuer za
suficiente par a imponer se al publico con suobr a: entOOoar tis-
ta hay un notable hombr e de accion. Entr e el publico y el ar -
tista existe un lenguaje comun, en el que algo hay de gener al
,y, por consiguiente, de r acional. Per o no es posible enseiiar lo,
debido a que no hay r ecetas. La esfer a estetica no es Unica-
mente un campodel sentimiento intelectual, sinoqueel elemento
r acional desempeiia aqui un papel consider able con sus leyes,
sus gr andes leyes que es necesar io seguir . Es una dir ecci6n a
la cual atener se, yaquelas fr onter as de10r acional enel campo
estetico son gener osas. Dentr o deesecampo, las leyessonmuy
gener ales, y es posible per mitir se cier tas fantasias, incluso es
deseable, y son justamente estas var iantes las que constituyen
el inter es 0, mejor dicho, el genio de la obr a. Sin el elemento
de imaginacion, el ambito de 10 bello ser ia enter amente uni
for me. Existen var iedades detipos delatr agedia, nounosol6, y
1 0 mismo sucede con el poema lir ico. 'EI gr an er r or del siglo
XVIIr adica en haber cr efdo en esa unidad del tipo de belleza,
segu. nel lugar ysegu. nel tiempo.
Las ideas de Ronsar d sObr evi0er on incluso hasta pr incipios del
siglo XVII. Per o a continuacion sur gen diver gencias. Algunos
autor es dr amaticos de los albGlr esdel sigloXVIIen Fr ancia, Es-
paiia e Italia se r ebelar on contr a la imitaci6n de los antiguos
ycontr a las nor mas consider adas comoleyesir tecusablesytr as-
mitidas por Escaliger oy sus disdpulos.
La doctr ina clasica sustituye a los teor icos que par ten de
Ar istoteles y a aquellos que se han opuesto al fil6sofogr iego.
EI r esultado deestas dosfuentes, for madas por loscomentador es
y los opositor es, pr OOucir ael'clasicismo.
Vida, en su De ar te poetia de 1527, es el pr imer autor de
una poetica basada en la Poetia de Ar istoteles. Escalfger o
<,14~~1558), en sus siete libr os dedicados a la poetica, Poeticae
I lbr t septem, queencier ta for ma r epr esentan una obr a canonica,
par te de la mal entendida definicion (mal entendida hasta los
tiempos deLessing) que da Ar istoteles de la poesfa en gener al.
Par a este, la mimesis es r epr esentacion, imitacion. Par a los
inter pr etes de Ar istoteles, y muy par ticular mente par a Escali-
ger o, tal par eee que este vasto dominio debe r ecor r er se en dos
dir eccioncs: de un lado, quod imitemur , 0 sea que debemos
imitar en . Ia. natur aleza; d~1. otr o lado, . encuanto sepamos que,
qu~ I mtt.emur , . cOJ !lolIDltar lo, medIante que elementos esti-
listicos. Las. mvestIgaclones de Escaliger o 10llevar on a la tr a-
gedia, pues en su opinion la poesfa dr amatica es la Unica que
r esponde a este concepto de imitar , de mimesis; el ar te dr ama-
tico es en r ealidad el ar te del gesto y no delapalabr a, como se
cr ee com~ente. Par a Escalfger o, la tr agedia se ajusta ante
todo. a un fin m? r al. Podr emos obser var este acoplamiento de
estetJ ,'Cay tr agedia a 10lar go de los siglos XVII Y XVIII. EI nexo
indisoluble entr e 10bello y el bien tambien esta expr esado en
Escalfger o: "La tr agedia muestr a las pasiones mediante acciones
par a que nos atengamos a los buenos y los imitemos y despr e-
ciemos a los tr aidor es. " Segfut Escaliger o, la tr agedia, al iguaI
que la poesfa enter a, debe imitar 10mas cer ca posible a 10que
es ver dader o: "Quam pr oxime accedant at ver itatem." Per o en
estepunto, los cIasicoscr een quebasta conhaber obser vado bien
las cosas y con conocer laspar a r epr esentar las . . . De donde r e-
sulta que la tr agedia puede apr ender se. Esealiger o piensa que
pueden dar se "r ecetas", y en esta concepcion nos enfr entar nos
ados teonas antagonistas del ar te. Por una par te, el ar te eon-
siste en la imitaci6n, en la r epr esentaci6n; es el ar te r ealista, el
ar te natur alista que tiende a imitar la r ealidad, la natur aleza.
Por Ia otr a, el ar te tiene un objetivo mor alizador , 10eual des-
tr uir ia la pr imer a finalidad, puesto que el ar te r ealista es abso- I
lutamente amor al.
Chapelain (1595-1674), autor deL a Pucelle (Ladoneella), pien-
sa que el ver dader o ar te debe ir hasta cr ear una ilusion, que no
se debe distinguir eI objeto de su r epr esentacion ar tistica, sino
que (micamente debe imitar se 10que es bueno; excluye, por 10
tanto, el ar te r ealista.
Dehecho sfexiste en el siglo XVII una eonciliaci6n de estas
dos for mas, la r ealista y la mor alizador a. Los ar tistas del si-
~O"!C"II entendfan por natur aleza. la natur aleza humanizada y
ClvI1lZada,como 10er a por ejemplo el par que de Ver salles. Al
pr esentar las dos pr oposiciones en r ealidad solo ofr ecian una
sola, yaque dentr o delanatur aleza quedebeelegir sees lar azon
la que haec la eleeci6n. Ahor a bien, la r azon debe escoger 10
mor al. En cier tos ar tistas, la sfntesis y la conciliacio~ der ealis-
mo, r acionalismo y mor alismo se efectUan. por sf~l1smas. . En
otr os, como en Molier e, en quien podemos deseubnr u. n
a
plZ~
deinmor alidad quepor cier to I? -0e~ mas qu~. ~a falsammor ali-
dad, no se r ealizan ni la sfntesls Dl la conciliaclon. En I:a~on.
taine, lanatur aleza es unaver dader a selvasinpr esentar Slqwer ~
laley de la selva: es asi yno hay que r ebelar se contr a ello. Asl
pues, no en todos los ar tistas del siglo :cvr I se ha oper ado esa
conciliaci6n. Hahabido pintor es natur alistas y r etr a!istas. Esta
estetica del sigloXVII noes tan unifor me comopar ec~aser en~
pr incipio. En todo caso, deber econocer se que el pnmer te6!1C?
que 10sesteticos del sigloXVII invocan, Descar tes, vee~ la lIDl-
tacion de la ver dad una mision mor alizador a del ar te, slendo la
r azon su instr umento. .
Laudun d'Aigaller sofr eceen suAr t poetique (1598) una mte-
r esante discusion novedosa -mas tar de apr ovechada por Les-
sing- contr a lasleyesdeunidad del tiempo ylu~ quesehabfan
impuesto a 10sgr iegos por las condiciones ~tenales de su tea-
tr o; lainvenci6n del telon, entr e otr as, modifica por completo f'1
ar te teatr al.
Laidea deAlexandr eHar dy (1570-1631) consiste en que debe
existir un acuer do con el publico. Todo 10que el. uso pr ueba y
que gusta al publico vienea ser enter amente legituno. .
Lopedelega (1562-1635), enel Ar te nuevo de hacer comedUlS
(1609), desea obtener losaplausos del pueblo, "por que, comolas
paga el vulgo, es justo hablar le enneciopar a dar legusto".
Heinsius (1580-1655), en De tr agediae constitutione <, 1611),
solo confia muy limitadamente enlas r eglas deuna tr aged:ia. En
las r eglas, sostiene, no hay mas queun utile negatif, yno es po-
siblepr escr ibir 10quedebehacer se.
Antes deBoileau, Chapelain cr ee haber fijado las ~eyesdela
pr oduccion poetica yexponesus puntos devista estebcos enlos
Sentiments de l'Aca, temie sur I e CUI . Comienzapor afir mar que
par a encontr ar las leyes delacr eaci6n poetica no debeuno apo-
yar se en lapoetica delos antiguos, sino atener se exc1usivamente
a la r azon y nd hablar se mas que siguiendo a esta. "Pr opongo
como fundamento que la ~taci6n en todo poema debeser tan
per fecta que no par ezca hal)er difer encia alguna entr e la cosa
imitada y la que imita. "I I Este pr incipio. de imit~c~on, qu~ en
Chapelain apar ece comor esultado necesano delaVlSl6nr aaona-
lista, debe llegar a develar todas lasocasiones d~ lar ealidad, ya
que de esta emanan todos 105fr u~osquelapoeslapuede pr od~
cir . en nosotr os. ~ste punto de VIstaes aphcado par Chapelain
alateona delatr agedia. En toda clase de~r amahay do~ or ga-
nos: laaccionylar epr esentacion deesaacclon. . Ladur aC10nde
I I Chapelain,S~iments del'Academie sur I e Cid, p. 140.
la accian debe, pues, ser nor mal, es decir , de cuatr o hor as. Asf
comosena er r aneo r epr esentar enunmismocuadr o dos tiempos
y dos lugar es difer entes, asi tambien un poema dr amciticosena
faIso si se cometier an en el los mismos er r or es. La ley de las
tr es unidades queda asi deducida y demostr ada.
Empar entado con Chapelainesta el pensamiento de Scuder y
(1601-1667), quien sostiene quelatr agedia debe ser ver osimil, es
decir , quepueda aceptar se facilmenteysin r equer ir pr uebas por
par te del espectador . "Debepr efer ir se -escr ibe- la ver osimili
tud a laver dad siempr e que 10ver dader o se oponga a la r azan,
o bien a la sociedad, a la conveniencia0 alas r eglas del ar te. "8
Scuder y distingue, pues, entr e lar az6nylaver dad. Par a el, todo
ar te es inter pr etacion, es una nueva r epr esentacian.
La Mesnar dier e (1610-1663) sostiene las mismas ideas en su
Poetica (1640), sin apor tar pensamientos nuevos.
Cier to nfuner o de autor es se oponen con anticipacion a Boi-
leau y al r acionalismo univer salista tipico de la doctr ina del si-
gloXVII. Par a ellos, launidad, laidentidad yel hecho desometer
todas las obr as de ar te alas mismas leyes r acionales equivalen
a la muer te del ar te. Ademas, no existe solamente un tipo de
ar te. Esta aber r acian ser a llevada a su extr emo dur ante el si-
gloXVIII. EI r omanticismo ha descubier to ver dader amente el es-
pir itu histar ico queya empiezaa dibujar se en el sigloXVII en el
pr efacio a una tr agicomedia, Tir o y Sidon (1630), de Fr an~ois
Ogier , dondeseconcibeun ar te difer ente par a los difer entes pue-
bios: "1. 0 bello supr emo es absoluto -escr ibe Ogier -, es una
concepciondel espir itu queninguna liter atur a ha r ealizado, ni la
delos gr iegosni la de los espaiioles, liter atur as que pr esentan y
gustan una especie debellezaenter amente distinta de la que es-
timamos en Fr ancia; el pueblo fr ances no se par ece al pueblo
gr iego; es impaciente y amante denovedades. "
El pr imer tear ico que los esteticos del sigloXVII r econocen, Des-
car tes (1596-1650), es el autentico cr eador del r acionalismo en
Fr ancia yenEur opa. En laimitacion delaver dad veel una mi-
sian mor alizador a del ar te yconsider aalar azan comosuinstr u-
mento, segUnmencionamos yaar r iba. Todos los autor es deeste
siglo dependen en mayor 0 menor gr ado de Descar tes, quien en
cier to modo es la conciencia de toda una epoca. EI clasicismo
r acionalista, el intelectualismo ensi, tienen sur aiz en el Discur so
del metodo y sus fundamentos en los pr eceptos par a el pensar
r ecto: "No aceptar nunca como ver dader o 1 0 que con toda evi-
dencia no r econocieses como tal, vale decir , que evitana cuida-
dosamente la pr ecipitacion y los pr ejuicios,no dando cabida en
mis juicios sinoaaquello quesepr esente ami espir itu enfor ma
tan clar ay distinta queno seaadmisiblelamas minima duda"7
Comolos estoicos, Descar tes estaconvencidodequeel Unico
cr iter io delaver dad eslaver dadmisma. Solamentelasver dades
matematicas yfisicas seimponen a nuestr o juicio. Asi comoen
toda estetica r acionalista 10asombr oso es 10 feo, asi tambien el
gr an pr oblema del r acionalismo esel er r or cuyascausas soninhe-
r entes alapr opia r azon: per o seconcluyeentonces queguiamos
mal 0 imper fectamente nuestr a r az6n.
Descar tes no ha consagr ado explicitamente una par te de su
obr a a la filosofia del ar te; sin embar go, puede der ivar se de
sumetafisica unateona de10bello. Descar tespiensaen10bello,
no en10sublimeni en10comico, tampocoen10feo0 enlacar ac-
tenstica en quese encuentr an elementos aber r antes. Unobjeto
es tanto mas bello cuanto menos difer entes sean unos de otr os
sus elementos ycuanta mayor sealapr opor cion entr e ellos. Esta
pr opor cion debe ser ar itmetica, no geometr ica.
En cuanto losobjetos ycadasentido, el mas deleitabledelos
objetos y el mas agr adable al alma es aquel queno es tan f8ciJ
de ser conocidocomo par a no dejar desear algunacosaalapa-
sion con la que los sentidos tienen costumbr e de compor tar se
fr ente a los objetos; per o no tan dificil como par a hacer los su-
fr ir . Per o este r asgo de 10 agr adable se halla en contr adiccion
con la ausencia de confusion. Descar tes comenza con un r acio-
nalismo pur o, per o despues se dio cuenta que cuando estamos
fr ente aun objeto placenter o penetr a ennosotr os cier to aspecto
. defacilidad, quesin embar go deber esistir a laapr ehensi6n: es
la delectacian; yesta no debeser tan facil como10 sena 10gr a-
cioso; hacefaltaunapequeoalucha, unesfuer zo. Cuandolosele-
mentos quecomponenel objeto sonmas numer osos ycomplejos,
como en Mozar t yHaydn, por ejemplo, el nexoentr e loselemen-
tos ylaunidad r esulta visibleconmenor facilidad; esnecesar io,
pues, r ealizar un tr abajo intelectual. .
Descar tes ve, por otr a par te, cuestiones degr ado. Si hacefal
ta un cier to esfuer zo par a apr ehender 1 0 bello, laver dad es que
hace falta algo mas: que el oQjetobello sea clar o y distinto y
que sin embar go algo quede tQdavfapor desear se; es necesar io
un mas alIaademas denuestr o. dominiosobr eel objeto. 1. 0bello
no es exhaustivo; poseeun elemento inasimilable, un elemento
difer ente. Enlaobr a dear te hayalgo quesobr epasa laapr ehen-
sion completa, algo que se halla escondido, algo mister ioso; y
aqui es dondevemosel geniodel ar tista. EI ar tista autentico no
puede a veces explicar se a sfmismo por completo su obr a. En
toda cr eacian ar tistica ver dader a, como tambien en la cr eacion
I
7Descar tes,Discur so del metoda, tr ad. deM. E. Biagosch,Sopena,
BuenosAir es, 1942,p. 41. [T. J
or gamca, hay un elemento inconsciente imposible de r educir in-
tegr amente a la conciencia. Y este r esto, este pequeno r esto, es
10esencial.
EI Compendio de la mtlsica que escr ibi6"Descar tes en 1618
es aIapar un estudio psicol6gicoY un tr atado cientifico queno
abor da dir ectamente los pr oblemas esteticos, per o que sepr esta
ainter pr etaciones esteticas. Seper cibe queDescar tes seinter es6
aqui pr incipalmente en las leyes matematicas a las que obed~e
lamusica; tecnica y ffsicadelos sonidos, acor des, consonanclas
y disonancias. Descar tes r elaciona ~stetr atado, 'p0r el mod? en
que plantea el pr oblema, a su teona de las paslOne~: c~nVler te
el sentimiento musical en una pasi6n. Hasta los r aclOnalistas se
ven obligados a r econocer que todas las ar tes, y por tanto tam-
bien lamusica, tienen comofin el pr oducir placer , pr ocur ar una
atr acci6n delasensibilidad, unencanto. Nosolamenteha dep~
ducir un placer en sf, sino la concor dancia entr e el objeto exte-
r ior yaquello queesteexige; es la~oncor danciaentr e I~ ener gia
ynosotr os mismos 10quedebesuscltar ennosotr os las difer entes
pasiones.
EI medio delamusicaesel sonido. Sedistingueenella dur a-
ci6n laintensidad laaItunl. Descar tes se atiene a esta division"
yco~ienza por est~diar ladur acion, lamediday el r itmo yd~ea
descubr ir lanatur aleza del compas, deladur aclon de105somdos
y dela medida. Plantea el pr oblema del modo siguiente: segUn
el, se efectua un calculo inter ior ; aiiadimos los tiempos cuya
pr opor ci6n se per cibe facilmente; hay un Yo que conoce. y un "
entendimiento que adiciona; los ecos del sentimiento subslsten.
Lafusi6n que es una oper acion pur amente intelectuaI, se hace
ya patent~ en Descar tes. Llegaa for mular una ley psicofisiol6-
gicadesumaimpor tancia: los gestos, los movimientos r egulados
denuestr o cuer po, dividenel tiempo. EI sonido fuer te estr emece
con mayor potencia los espfr itus animales, y esto. excita el ~er -
po enter o y10dispone par a move!se. Toda espe~ledemodifica-
ci6n intensa del alma es acompanada de mOVImlentosY se tr a-
duce afin decuentas en movimientos.
Esta teona gener al dela musica es pr ecur sor a de las teonas
moder nas que afir man, como la de Hanslick,8que la musica es
incapaz de expr esar algo, sea 10que fuer e, con excepci6n de sf
misma, y que cuando mas es un mer o factor de excitacion 0 de
depr esion. 5610el car acter dinamico espr imitivo yel mitsiconos
guia en las asociaciones mediante el titulo y los movimientos.
Descar tes insiste en lavar iedad demedidas; par a el una medida
lenta pr oduce una impr esi6n depasiones lentas: tr isteza, temor ,
or gullo.
Las ideas car tesianas pr edominar on a 10lar go de todo e1si-
gloXVII. Per o, lenqueconsiste, ensuma, estaesteticacar tesiana?
Es una estetica r acionalista en queseidentifican los ambitos
de10bello y10ver dader o. EI placer delos sentidos mismo obe-
deceyaa deter minadas leyesyes, en consecuencia, r acional.
~er o, aI. igual q~e todos los r acionalistas, Descar tes per cibio
la dlfer encla queeXlsteentr e las nociones de10belloy10ver da-
der o, 10bello penetr a ennosotr os conuna peculiar facilidad; el
"no se que"de 10bello fue sentido incluso por Descar tes, uno
de los menos sensibles de entr e los gr andes hombr es de letr as
fr anceses.
Descar tes par te de una contr adicci6n y de una antinomia.
Quedo asombr ado al descubr ir el papel quedesempeiiael aspec-
to fisiol6gico del ser en el pr oceso estetico y psicol6gico en
gener al
Conundualismo exager ado, dividioaI ser humano en almay
cuer po, enpensamiento yextension. Lapasi6n no es lar igur osa
separ aci6n de 105dos elementos, sino el fr uto de un desbor da-
miento. Laestetica seencuentr a entr e los dos ambitos. Fisiol6-
gicamente selapuede consider ar situada en laopticay laacUs-
tica, y dentr o del campo de la acustica constituye el paso del
pensamiento alaextension.
1. 0que r esuelve la antinomia es la maner a como Descar tes
muestr a queenel fonda el ambito delaextensi6nobedecealas
mismas leyesqueel ambito del pensamiento, aI menos en10que
r especta aI campodelaestetica. EI mur o entr e el almayel cuer -
po, 10psiquico Y 10fisiologico, se destr uye y cae. Los sentidos
sehacen inteligentes y r acionales. Esta intuici6n intelectual, tal
como apar ecer a algunas gener aciones despues enKant, par a que-
dar negada por completo, se pr esenta clar amente en Descar tes.
Los sentidos que calculan, que son inteligentes, que no r eaccio-
nan mer amente defor ma espontanea, sino quetambien efectitan
calculos, per tenecen, en palabr as de Leibniz, al campo dela r a-
z6n inconsciente. '
En suDiscour s sur les passWlis de l'amour (1652)"que, si es ap6-
cr ifo, al menos r efleja el pensamiento pascaliano,9Pascal (1623-
1662)distingue dosfacultades queapr imer a vistasonantagonis-
tas 'enel almahumana; el pensamiento ylapasi6n pr opiamente
dicha. "EI hombr e ha nacido par a pensar ":-escr ibe aI pr in-
9E. Faguethaconsagr adoal Discur so sabr e 1aspasiones del amor
un impor tantear ticulo: "Pascal amour eux",Revue latine, 25 deoem-
br ede1904, al quer esPondi6Gir audenunar ticulo: "Pascal a-t-ilete
amour eaux? ",Revue des Deux Mondes, 15 deoctubr ede1907, enque
pr esentasus r eser yasr espectoala atr ibuci6ndel Discur so a Pastal.
cipio desuDiscur so.I 0 Per o un pocomas adelante dice: "Es ne.
cesar io que algunavez 10agiten las pasiones que siente en su
cor az6n con r akes tan vivas y pr ofundas. "1 1 Pascal se dedica
sobr e todo a analizar el amor , cuya definici6n explica los dos
espectos contr ar ios dequehablabamos: "El amor -escr ibe- es
un apegar se del pensamiento. "12 Explicatambien las r elaciones
entr e la pasi6n y el espir itu. 'Onicamen!elos gr andes espir itus
son capaces de pasiones gr andes, por que su pensamiento siem-
pr eesta or ientado haciael movimientoylaacci6n. Losespir itus
mediocr es, por el contr ar io, son incapaces de tener pasiones,
puesto que aman el r eposo: "Lavida tumultuosa es agr adable
par a los gr andes espir itus, per o a los mediocr es no les pr oduce
placer alguno. "13Esta concepci6n pascaliana de la pasi6n se
apr oxima acier tos puntos devista delapasi6n r azonabley dis-
ciplinada que encontr amos en Raciney a la pasi6n car tesiana
mor alizador a; en una palabr a, seacer ca alapasi6n clasica.
En su Discur so, Pascal iniciael estudio de10bello. Par a el,
el ser humano, queeslamas her mosacr iatur a deDios, es el ser
en quien r eside 10bello; y en la natur aleza, 10bello es aquello
que~epar ecebello al hombr e y queseIeasemeja: "Cadaquien
-escr ibe- tieneel or iginal desubelleza, cuyacopiabuscaenel
amplio mundo. "Labellezaes la conveniencia, y es tambien 10
agr adable. En el mismo Discur so escr ibePascal a pr op6sito de
10bello: "La belleza esta r epar tida en mil mater ias difer entes.
El sujeto mas adecuadopar a poseer laesunamujer . Cuandoesta
tiene espir itu, labellezalaanimay lahacer esaltar mar avillosa
mente. " Este Discur so se sitUaentr e la pr imer a y la segunda
conver si6ndePascal yfueescr ito enunaepocaenquesehallaba
entr egado alas diver sionesyal juego. Es el momento enque se
aleja deDios, ybien lejos estamos desuper iodo jansenista.
No nos detendr emos mas de10impr escindible en la estetica
delos liter atos pr opiamente dicha, quetantas vecesha sido tr a-
tada; Unicamentecitar emos algunos gr andes escr itor es a titulo
deejemplos.
El r etr oceso del pensamiento estetico en el siglo XVII, con
Boileauy su Ar te poetica, sehace patente en for ma muy clar a
cuando se compar a a este autor con Ronsar d (1524-1585) y su
Compendio poetico. En el sigloXVII sesacr ificalainvenci6n; e)
poeta s610debe r epr esentar la r ealidad. Ronsar d afir maba, por
el contr ar io, que la cualidad esencial del poeta es Iii invenci6n,
es decir , la cr eaci6n de acontecimientos, per sonajes, sentimien-
10 Pascal, Discour s sur les passions de l'amour , ed. Br unschvicg,
Hachette, Par is, p. 123.
11 I bid.
12 Op. dt., p. 134.
13Op . cit., p. 124.
tos, comocr eaci6nvivaynocomomer a imitaci6n. Sinduda, el
poeta y el ar tista no puedencr ear sino basandoseenla natur a-
leza, enlos sucesosqueestalespr opor ciona, per o el ar tista pue-
dey debedisponer deesoselementos, asociar lossegUnunor den
queno Ieha sidosefialadopor lar ealidad. Lacr eaci6nconsiste
en laasociaci6nysobr etodoenladisociaci6n. Ronsar dintenta
definir su concepci6nde la invenci6n diciendo que es un don
na~ur al de una imaginaci6nque concibelas ideas y las fonnas
de todas las cosas, tanto celestes como ter r estr es, animadas e
inanimadas, par a r epr esentar las, descr ibir las eimitar las. lmitar
y r epr esentar las cosas "que sony que pueden ser ", heaqui la
difer encia r adical entr e ambossiglos.
Boileausiente, sinembar go, lanecesidad deinvocar lafacul-
tad de cr eaci6ny'de invenci6n. Seveobligadoar econocer una
par te desensibilidadydefuer zacr eador ainconscienteyotr apar -
te de d6n ir r eductible a la inteligencia pur a, al conocimiento
clar o ydistinto:
Lapr imer a misi6n del ar tista es actuar sobr e la sensibilidad
del publico. El ar tista es un amante que solicita el aplauso, la
apr obaci6n de una muchedumbr e: "Pr ovocar placer y senti-
miento. ".
Per o lametafundamental par a Boileaues la r acionalidad, el
intelectualismo enel ar te. Lafacultad cr eador a no eslasensibi-
Iidadenr iquecidapor lainteligencia, sinolainteligenciapur a: la
r az6n. Descar teshabiamostr adoladominaci6nunive~ delar a-
z6nen el campodelainvestigaci6n; no obstante, sehabiadado
cuentadequeexistiauncampodifer ente, compuestopor el amor
y la sensibilidad. Per o Boileaues un for malista:
Amad, pues, la r az6n: que siempr e vuestr os escr itos
r ecibir tin de ella sola su lustr a y su pr ecW.15
No hay par a el un entendimiento r eflexivo; ]ar az6n solaes
deter minante: no hemos llega'doaun a Kant. Hacefa]tabuscar
cier tas r eg]as; una vez halladas, 10Unicoque debehacer se es
aplicar las; Iaactitud del ar tista quecomienzaacr ear esexacta-
mente igual aladeun sabio:
14 Boileau,Ar t poetique, canto1,ver so4.
15 I bid., ver sos~7s.
Antes de escr ibir , apr ended a pensar .16
AI quer er r educir el ar te liter ar io a la r az6n, es natur al que
Boileau se r ebele contr a toda inter venci6n de misticismo, de r e-
ligion. Pues lar eligion equivaldr ia aunaintr usi6n del sentiJ :nipn-
to, de10ir r eductible alar azon: lafe.
En la tr agedia fr ancesa, que es la obr a ar tistica por excelencia
del sigloXVII, lospr otagonistas sonpor tador es depasiones, mejor
dicho, deuna solapasion. Mientr as el dr ama extr anjer o es cr ea
do mediante un esfuer zo de la imaginacion, los car acter es fr an
ceses son pr oducto delaabstr acci6n, es decir , del r azonamiento,
yaqui seencuentr a laestetica enter a del siglo.
Sin duda alguna hay una'que otr a excepci6n, par ticular mente
en Racine. Si en Comeille el per sonaje Pauline es ya mas com-
plejo de10queen r ealidad per mite laestetica deladr amatur gia
fr ancesa, tenemos en Racine, con el per sonaje deNer 6n, una lu.
cha de10queha sido, es decir , de10que sus maestr os han que-
r ido quefuese, con sucanicter ver dader o. Clar oesta quelacom-
plejidad de estos per sonajes es muy r elativa si se la compar a
con los car acter es shakesper ianos, por ejemplo Romeo 0 Lear ,
contodos sus matices, sus tics ylas manias mor bosas deHamlet.
La dr amatur gia de Comeille no es, en el fondo, ~as que un
comentar io a la Poetica de Ar istoteles. Comienza por r ecor dar
la definici6n mas gener al que el filosofo gr iego da de la poesia
dr amatica y del ar te en gener al. Suobjeto es gustar al especta-
dor , 0seaal contemplador estetico par ticular . Este placer , com-
pr obado y buscado por el autor dr amatico, es sui gener is, es un
placer que Iees pr opio. Per o inter viene aqui un pr oblema r acio-
nalista, ya que par a pr ocur ar ese placer peculiar , es necesar io
seguir lospr eceptos del ar te ypr oducir el placer segUnlas r eglas.
A todo ar te, ymuy enpar ticular al ar te dr amatico, quees el mas
calculado e intelectual, cor r esponden leyes ineluctables: unidad
deacci6n, delugar y detiempo. .
Par a Comeille, el ar te debe gustar , per o tambien cor r egir ;
esto no significa un ver dader o dualismo par a el, y Iepar ece im-
posible pr oducir placer segUnlas r eglas si no hay en ello una
buena dosis de utilidad, pr incipalmente de utilidad mor al. Esta
identificacion es enter amente hipotetica, puesto quelas unidades
sonmer as r eg1asfor males ynada tienen quever conel contenido.
Comeille se da cuenta de elloy piensa quela utilidad solo debe
apar ecer bajo la for ma de 10deleitable, es decir , de un placer .
El elemento mor alizador adicional, queno sur gepor si solo de10
tr agico, puede pr esentar se bajo diver sas for mas: sentencias e
instr ucciones mor ales quepueden distr ibuir se a10lar go detoda
16 I bid., ver so150.
fatr agedia, unapintur a ingenuadelosvicio~ylasvir tudes (co~o
poster ior mente 10har ia Schiller ). La tr agtco, por el contr ano,
consiste ante todo enlar uina del her oe; sealaquefuer e suJ 1&o
tur aleza amor al mor al 0inmor al, su estatur a sobr epasa la esta-
tur a media del~ humanidad; debe ser mas r ico en el mal 0en
el bien' en ar te no existe10bueno 010malvado. El her oe debe
dehab~r estado pr oximo desuambici6ny desur ealizaci6n par a
luego caer br uscamente. .
El equilibr io tr agico deC~mei1!eti!IDdehacia. ~aunidad, h~
1ar az6n mas que hacia la Imagtnacl6n. La umdad de ~cCl6n
r esponde, pues, con suma exactitud, a. los fundamentos ~llS~S
de lar az6n: es lar educci6n de10mUltIplea10uno, lacnstaliza. .
cion ar tfstica de la ley r acional . .
Racine(1639-1699)hablapr incipalmente enlospr efacios asus
tr agedias sobr e su ar te; expone en ellos con nitidez sus puntos
devista acer cadelatr agedia alavezquer esponde alos cr iticos
que 10acusan de tr atar sujetos demasiado simples. "Yo no r e-
pr esento par a esos cr iticos -dice en el pr efacio al Alejandro
(1666)- el gusto de la Antigiie~ad. Bie!1ve~ que con. oceneste
gusto medianamente. Per o dequesequeJ an, Sl todas mls escenas
estan bien r epletas y estan necesar iamente ligadas las u. nasa!as
otr as, si ninguno demis actor es apar ece en la ~sc~a smquese
sepalar az6nqueloshaceapar ecer , si conpocosmCldentes? poca
mater ia he sido bastante feliz al logr ar una obr a que qUlZalos
ha inter esado apesar deelIos, depr incipio afin. "17 En otr o de
sus pr efacios: Racineinsiste ~n. el aspecto c1a~icoy en la r az~n
deque r eviste asusher oes tr agtcos en~us paslOnesy que,. segun
dice ha her edado delos gr iegos. El sUJ etodeFedr a ha sldo to-
mado efectivamente, deEur ipides: "Si no Iedebier aUnicamente
la id~a del car acter de Fedr a, podr ia decir que Ie debo todo 10
que he podido poner de r az~nabl~ en ~l. teatr o:"1~ ~ pasi6~ !
el amor sonpar a RacinepaslOnesmtehgtbles, disclp!madas, 1<>gI'
cas y, en cier to modo, r azonables, tal como 10habla pr opuesto
Descar tes.
El c1asicismoles un r ealismo? lSU misi6n es ofr ecer la ver -
dad desnuda la ver dad cr uda? La mayor ia de los hombr es del
sigloXVII h~ r etr ocedido ante!la ver da~, anteel ~studioar tistico
del natur al. Fuer on conscientes de la Impor tancla de la natur a-
leza que, en el fondo, escapa~a a toda ley clar a y distinta; un
elemento desconocido, mister ioso y temible sobr epasa la r az6n
disciplinada y social. Noe~, pues, lanat~aleza enter a, no es 10
ver dader o, sino 10veroslmll 10que constItuye1acategor ia este.
tica del sigloXVII; enotr as palabr as: es10ver dader o acomoda~o
aladebilidad delanp:6n, por un lado, y alas costumbr es SOCIa-
, .
17 Racine,pr imer pr efacioal Alejandro Magno.
18 Pr efacioaFedra, ed. Gar nier , p. 557.
, . . .
les deuna epoca, por el otr o. Lar az6n debeelegir entr e aquello
que pueda aceptar se en una deter minada epoca, y la par te de
ver dad que sobr epase por la fuer za y el poder una epoca r egla-
mentada. Es la natur aleza tal como Ia concebian Le Br un y
LeNotr e, por unificaci6n yconcier tas r eglas par a hacer la aceesi-
bley "amable", el alma ylas pasiones humanas r ebasan infinita-
mente, en sus explosiones, la r az6n social.
En laestetica liter ar ia, una gr an tendencia semanifiesta ydo-
mina por doquier a: el intelectualismo, el r acionalismo, la visi6n
clar a y distinta delaobr a ~ear te, enuna palabr a, laleymisma
de la inteligencia. Per o en pleno siglo XVII eomienzan a sur gir
concepciones mas matizadas ydifer enciadas: 10delieado, 10sutil,
10r efinado, 10complicado. Se condena la ser vil obediencia a
Ar ist6teles y se Iehacen objeciones a Escalfger o, contr a la exis-
tencia misma de leyes esteticas con el sentimiento de su r elati-
vismo espacial y tempor al; con esto nos encontr amos ya en el
siglo XVIII, con Du Bos y Lessingy con 105albor es del espfr itu
hist6r ico.
Poussin (1594-1665) no haeser ito unaestetica pr opiamente dicha,
per o poseemoscar tas suyas, en especial una feehada en mar zo
7 de 1665, quer epr esenta su testamento ar tfstieo, una especiede
estetiea in nuce ydegr an impor tancia. Lasar tes plastieas vienen
aunir se al ar te liter ar io y, con ella, laver dad r acional tiene por
10menos dos sentidos: por una par te, laobr a dear te coneuer da
con las leyes de Iar az6n; por la otr a, laver dad es ante tOOola
natur aleza, aquello queesta fr ente anosotr os, esanatur aleza que
la concepci6n r acional modifiea, embellece, seleeciona, deseehan-
do todo 10queno sepr esta a ser sometido al or den, evitando 10
complejo, mientr as que la ver dad autentica exigela r epr esenta-
ci6n delanatur aleza en su totalidad.
Poussin llegaaRomaen 1624 conun cer ebr o poco r eear gado.
.Noes per sona instr uida y juzgatodo por sfmismo. Por sus pr o-
pios medios se adueiia de la teeniea deIapintur a. Y no es sino
en el umbr al de la muer te euando se eleva de la teeniea a la
estetica.
AI igual que Leonar do, Poussin opina que el pintor debe ser
or iginal. Seacual fuer e el sitio dedondetom6 sus temas, jamas
tom6 pr estado deotr os ar tistas, no tuvo discipulos, no tuvo tam-
pocomaestr o; tr abaj6 siempr e soloensuestudio.
Toma sus clases con IaAntigliedadclasica, mide Ias pr opor -
/ ciones de Ios "her mosos antiguos", mas no par a tr asponer las a
sus euadr os, sino par a impr egnar se de ellas. EI pintor se haee
habil obser vando Ias cosas mas que fatigandose en copiar las.
Esta idea demedir los canones er a algo enter amente or iginal y
ser a adoptada por sus sueesor es. Despues de dedicar se a )as
pr opor ciones, queel noaceptasin modificaci6n, sepr eocupapor
el sujeto a r epr esentar . Otor ga. gr an impor tancia a la mater ia
que, par a per mitir al pintor quemuestr e suespfr ituy suindus-
tr ia, debe ser maleable, plastica: y lapintur a al 61eoes mas IDa-
leable quelapintur a al fr esco.
En el campodel ar tecolabor andoselementosmuydifer entes:
el apetito y Iar az6n. Estas dos fuentes pr imor diales de la ac-
tividad ar tfstica no poseen valor equivalente. EI dominio del
apetito, delossentidos; esel color , laluz; es10inmediatoyespon-
taneo con tOOosuencanto, es 10quenos ir r ita y nos conmueve.
Per o es necesar io queeste dominio mOvil sesubor dine a. Un~
minio estable. Lar az6n, compr endida comoentendimiento yjui-
cio, ofr ece, enefecto, leyes,constituye la medida, la'for ma, los
patr ones, 10scanonesqueno debemosr ebasar . Per ofuer adees.
tas leyes exter ior es del. or den apar ente existeU D or den inter ior ,
no s610negativo, sinopr oductivo y er eador . Gr aciasael, !asco-
sas se conser van vivasy continuancon vida. Hayen lascosas
leyes inmanentes queelar tista deber espetar . Nos encontr amos
en elambito delaesencia, delasustancia, delametafisicaar tis-
tica. Por la tenacidad de su pensamiento, Poussin ar r iba ala
misma doctr ina de logmfstieos esteticos, como son Plat6n, PIer
tino, Schelling, etc. ; obser valasleyesquepr esiden laesenciamis-
ma. SegUnel, deber evelar seel ser debajo delas apar iencias, 10
valida es laintuici6n yno el entendimiento. .
Per o no debecr eer sequeessuficienteconr ealizar esteesfuer zo
depenetr aei6n: Poussininvestigalamaner a enquesemanifiesta
laesencia. El estudio delanatur aleza (las r ocas, lashier bas) en
su apar iencia exter napr ovocan el inter es del pintor .
EI objeto pr opio delapintur a es lar epr esentaci6n delas co-
sas nobles, eonfor mealas leyesdelar az6n, en queel placer de
los sentidos s610desempeiiatin papel secundar io. Deber epr odl,l-
cir se el or den inter ior y esencial de las cosas, un or den 16gico
que se'r evelepor completo en el dibujo, pues el color es mer a-
mentepasajer o. HaeefaItaofr eeer lamayor expr esi6nposiblede
lanobleza, ylafidelidad alapatur aleza debesacr ificar se a este
ideal. El fin delapintur a esf a delectaci6n, quepar a Poussines
algo mas queelsimple placer delos sentidos; no cabeduda de
que no despr ecia esta voluptuosidad que se manifiesta por Ia
disposici6n delas Ifneas, per o mas bien habla. dela deleetaci6n
del almaquees esencial yquedebebusear antes quenada.
Poussin er a un hombr e aislado queno hizoescuela. Sinem-
bar go, Dufr esnoy apr oveeh6 sus leeciones, y Felibien, en la se-
gunda mitad del siglo, no dej6 pasar la opor tunidad al visitar
Romaen 1645. S610apar tir de 1667, con las eonfer encias de la
Academia, seeomjenzaatener inter es por laestetica.
Antes de la er a academica, fuer on planteados algunos pr oble-
mas esteticos por par te del poeta pintor Dufr esnoy (1611-1665).
De 1641 a 1665 tr abajo en un poema latina sobr e el ar te de la
pintur a, De ar te gr aphica, tr aducido al fr ances por Roger de Pi-
les. Dufr esnoy insiste en la analogfa que existe entr e la pintur a
y la poesfa. Aplica el ar te poetico de Hor acio a la pintur a, ut pic-
tur a poesis, y tr ata de imponer temas liter ar ios a los ar tistas.
Despues pr oclama la necesidad de unir la pr actica a la teona y
conige, gr acias a la teona, los defectos de la natur aleza. EI or -
denam. iento debe ser agr adable y r acional al mismo tiempo. Su
fer vor osa admir acion por la gr acia y por un concepto estetico que
no par ece concor dar en modo alguno con eUa par ece pr esagiar
ya, debido a su sensibilidad, el siglo XVIII con Watteau. No obs-
tante esta momentanea r elajacion en sus pr eocupaciones inte1ec-
tuales, subor dina r igur osamente el color ido al dibujo. Y por Ul-
timo siente un pr ofunda r espeto por los gr andes maestr os, a
quienes debe consultar se tanto como a la n~tur aleza. La obr a de
Dufr esnoy, que tuvo una notable aceptacion en el cfr culo de !os
Academicos, tiene su cor r espondencia exacta en el Ar te poetlCO
de Boileau.
Fr ear d de Chambr ay (1606-1676) sostiene la misma doctr ina
en su Par melo de la ar quitectur a antigua con la moder na (1650);
es tr aductor al fr ances del Tr atado de la pintur a de Leonar do da
Vinci. Todo 10ieduce a 10antiguo y se subleva contr a la pintur a
liber tina de los modemos que no pide mas que disfr aces y colo-
r es par a agr adar al pr imer encuentr o, sin pr eocupar se por si gus-
tar a tambien mas tar de. EI placer ver dader o r eside en el ambito
del entendimiento, que es el pr incipal juez de las obr as de pin-
tur a. Su escr ito se divide en tr es par tes: or igen de la pintur a,
pr ogr eso de la pintur a, per feccion de la pintur a.
"La belleza -escr ibe- consiste en la feliz imitacion de la na
tur aleza, mas no sabna r ealizar se plenamente si el ar tista se
contentase con obser var el par ecido de cada una de las obr as de
la natur aleza sin dedicar se mas bien a examinar que es 10que
esta contiene de mas her moso par a per cibir espir itualmente la
per feccion ideal y r epr oducir en seguida, de acuer do con el im-
pecable canon de Policleto, imagenes de una beUeza extr aor di-
nar ia. ''19 En suma, todo aquello que existe par a el natur alismo
tiene der echo a ser r epr oducido; solo la maner a del ar tista es
pr edominante.
El ar tista ver dader o no solamente tiene que elegir ; tiene el
der echo de r ebasar la natur aleza y de encaminar se hasta la f an-
tasia, 0 facultad de la imaginacion par a cr ear imagenes, y hacia
la or ganizaci6n de los elementos tomados de aqui y alIa.
19Fr ear d de Chambr ay, Par allele de l'ar chitectur e ancienne avec
ia moder ne, Libr a I, cap. I.
Los ar tistas deben encontr ar la escena, el ~~iente, el sUj~o
que les conviene. El ar te es, pues, par a eUos similar al ar te n~
r ar io, es disciplinado y esta dispuesto a la man. er a de la t~~
La natur aleza es Unicamente el punto de par tida, la m~ten~ m-
dispensable' a eUadeben aiiadfr sele nobleza de concepcion, mte-
ligencia y ahna; el placer pr oducido por el color y la luz se r elega
a un papel de ser vidumbr e. . . .
La beUeza consiste asfen la cr eacion mediante la Imltacum, a
condicion de que esta sea inter pr etada. cor r e~tamente; mante-
niendose la actitud or iginal puede el amsta' SIDembar go, apr o-
piar se las cualidades de los antiguos y evitar sus defectos.
A continuaci6n, Chambr ay estudia 105 r asgos que pueden afia.
dir se a !as obr as de 105 antiguos y que estos no habfan ~
cido r es 10que elUama cultus y lumina y que cor r esponde ~
a la delicadeza del siglo XVIII y a la br i1~tez del ~; es el or
namento" en et sentido de Boileau,. y segun Lar guillier e es tam-
bien "Ia novedad y la alegr {a". 21 .
La obr a de ar te debe mantener se r azonable. Par a eUono debe
estar en contr adicci0!1 con la natur aleza.
Felibien (1619-1694), secr etar io de la Academia de Ar quitectur a,
ejer cio una consider able influencia en . Ias ar tes pIasticas c:ur o-
peas. Fue el pr imer o que penso en publicar algunas de !as discu-
siones de la Academia. PublicO dos obr as impor tantes par a la
estetica fr ancesa: la pr imer a, las Confer encias de la ACGdtmr ia
Real par a el aiW 1667, Y la segunda, !as Ccmver SllCior r es sobr ~ IG
vida ylas obr as de I os mas excelentes pintor es antiguos y r r wder -
nos (1666-1668), que contienen una buena par te de teona. La
concepci6n que r ige en ellas es la idea de que. el :ute ~ede e:nse-
:iiar se no solo mediante la enseiianza de la tecmca, SIDOpor de-
ter mi~ados pr eceptos que ayudan alos ar tistas a tr atar de lama-
ner a per tinente sus sujetos. Esta tendencia a dar r ecetas es mas
estr echa aUnque entr e los escr itor es . . Felibi~n conver so ~ Roma
con Poussin y se esfor z6 por constr mr un Sistema estetic. o. Con
Felibien nos encontr amos en los incisos de la er a academica; to-
davfa se per cibeen el cier to liber alismo. Lehaee justicia a Rem-
br andt, per o ataca a Velazquez. Admir a tanto a ~guel Angel
como al Ticiano, tan opuestos en muchos r asgos. ASI pues, pode-
mos hablar en el de cier to ecleeticismo, heeho mas bien ex~o
en el siglo XVII. Per o hace 1 0 posible por apoyar este ecl~tlClS-
mo en la r az6n: "hacer como las abejas que busc8;Dla r mel en
las plantas amar gas. " Felibien r epr esenta ade~as lalibe~ ~n!as
ar tes plasticas. Deja una par te :r ;t0t9:b1c: al gemo, por opo~IClonal
talento, y admite el q. er echo de mfr ingr r las leyes par a fiar se del
20 Boileau, Ar t poetique, canto III, ver so 190.
21 La Fontaine, -pr efacioa sus Fdbuhzs.
instinto: "Aveceshayqueir contr a lasr eglas or dinar ias del ar te"
-escr ibe. Per o ante todo "hay que seguir la luz de la r az6n".
Elar tista tomar a, pues, lasfuentes desuinspir aci6n, por unlado,
desupr opio genio, ypor el otr o, del estudio delanatur aleza. Es
impr escindible tener en cuenta la natur alezay ajustar se a ella
mas que a los cuadr os y bajor r elieves de la Antigiiedad clasica.
Per o enmodo alguno pr oclama un culto per sonal; es la r az6n la
que debe guiar . EI pr incipio de Felibien puede for mular se de
lamaner a siguiente: en todas las ar tes, como en todas las cien-
'cias, las luces delar az6n estan por encimade1 0 quelamano del
obr er o puedeejecutar . Enel fondo, conlaeliminaci6n del factor
per sonal nos deslizamos con Felibien hacia la ciencia: "La pin-
tur a esuno delos mas nobles ejetdcios intelectuales yuna pr ac.
tica mecamca. "En la pintur a, aI igual que en las demas cien-
cias; el juicio es el que pr incipalmente ha de conduc;:ir la obr a.
De~staconcepci6nr acionalista, Felibienser emonta alar azon
divina, con 1 0 que llegapoco a poco a una concepci6n idealista.
Hayen el objeto bello una mar ca, una senal de la divinidad; es
la Idea plat6nica expuesta demaner a algoplana por este per so-
naje del sigloXVII. Felibien exige, ensuma, bellezaenlos sujetos
y gr acia ~nlaejecuci6n.
LeBr ur t (1619-1690) r epr esenta la estetica de la Academia Real
de las Bellas Ar tes. Dur ante veinte anos es el el aut6ntico dir i
gentedelaAcademia, una especiededictador . Colber t exigi6que
'ser egistr ar an las decisiones tomadas acontinuaci6n decadacon
fer encia, con10cual seobtuvo un ver dader o cur so te6r ico, cuyos
pr incipios esenciales enunciar emos a continuaci6n: el caballer o
Ber nini, al ser r ecibido por laAcademia, pr opone como pr incipio
imitar a los antiguos y no afer r ar se a la natur aleza, es dech', la
r epr oducci6n idealizada por laAntigiiedad. Per o laAcademiano
sigui6 al pie de la letr a las instr ucciones de Ber nini y concedi6
un,amplio espacio al estudio de la natur aleza. Se ponia a los
alumnos fr ente ,al modelo vivo, 10cual fue una notable innova-
'ci6n. EI pr opio LeBr un, en una de sus confer encias,explicaba
a los alumnos c6mo se atenia 61mismo a esta innovaci6n: co-
menzaba por dibujar el modelo entoda sufor ma natur al; luego
cambiaba las'par tes que Iehabian par eddo r ecar gadas; despu6s
lasr educfa y cor r egia por medio del ar te 10que la natur aleza y
la vida:Iehabfan mostr ado de imper fecto en'el modelo. Er a la
inteligencia aplicada al ar te. Ya en 1667 F6libien habia: dicho
que el estudio debe estar subor dinado al per petuo r espeto a los
-maestr os. EI mismo punto de vista defendian Miguel Angel y
Rafael cuando deseaban apr ender de los antiguos c6mo dibujar
al natur al, cor r egir lanatur aleza, ydar bellezaygr ada alas par -
tes que las necesitaban.
LeBr un, al quer er comenzar por r epr esentar el modelo, pr eve
ya un metodo inver so. Pr opone dibujar pr imer o las obr as anti
guas 10mas cor r ectamenteposibleyluegoaiiadir 0supr imir par a
r educir las a como son ver dader amente las cosas en la natur a-
leza, conduciendolas asi de 10mar avilloso a 10ver osimil. Aqui,
pues, se cor r ige a los maestr os ,mismos medilUltela natUr aleza.
Laensetianzaacad6micaexpr esael temor dequelajuventud,
siempr e dispuestaaescapar yatomar se licencias, no quier aate-
ner se a un sistema demedidas y depr opor ciones quedifier een
cada figur a y cada par te; habr ia un pr incipio siempr e fijo, un
canon validanosolamentepar a lafigur ahumana, sinepar a cada
una de sus par tes. Existe, pues, una bellezafija, leyes, fijas e
inmutables. Hay un bello en si, par a cada encar naci6n, par a
cada tipo de la natur aleza: el hombr e, el adolescente, la don-
cella, etc. sebastien Bour don quer ia que el estudiante siguier a
a la natur aleza par a tr atar de plasmar el car acter dealgunafi. .
gur a antigua por laquesesintier a muypar ticular mente atr aido.
En otr a cohfer enciacuyo tema er a el color ,Le Br un expus9
c6mo el color debe emplear se doctamente y con econQmia. EI
dibujo siempr e deber ia seguir siendo el polo, la br ujula en el
oceano deloscolor esenquetanta gentesea:hogaquer iendo sal-
var se en eL EI color es par a ellos un placer sensor ial, exclusivo
de los ojos, per o car ece de toda voluptuosidad par a el esp:fr i~
y de toda delectaci6nintelectuaL Debendesechar se la sensuali-
dad y la voluptuosidad no can6nicas.
La expr esi6n delos per sonajes, el juego delas fisonomlas, y
mas que n<tdala r epr esentaci6n de los sentimientos son objeto
de una mend6n par ticular por par te de LeBr un.
22
Exponela
maner a der epr esentar elodio yel amor , deconocer sur aizysus
manifestaciones: es un pequeno "Tr atado de las pasiones". Las
pasiones simples se manifiestan por el apetito concupiscentey
las pasiones compuestas por el apetito ir ascible. Quier ecOdifi. .
car losmovimientosdelaspasiones; laesteticaseconvier teasi en
una mecanica conuna ser ieder ecetas ypr eceptos. Todoacade-
mismo debeacabar con10sexcesosy laAcademiano ha podido
seguir la r igidez de estos pr incipios hasta el fin. No existeuna
leyUnicapar a todos los ser es humanos. LaAcademiapidecon-
cesiones y manifestaciones individuales en la diver sidad de la
for ma y del temper amento. .
En los cuadr os sin6pticos'de Testelin (1615-1655), llamados
"Tablas de pr eceptos", encontr amos pr escr ipciones par a todo, y
lapedagogiaar tistica es sumamente estr echa.
Hemos visto que par a Poussin la r az6n pr ofunda tenia. sus
r a:fcesultimas enlaestr uctur a enter a delanatur a1eza: er alar a-
z6nmetaffsica. EnLeBr un, lar az6nconsisteenlaconveniencia
t
~
~.
~:
~
,
~
t
~
~I
~
aut6nomo; es la intuici6n de 10par ticular , del individub. ~sta
es latesis que Cr ocepr oponeal comienzodesuEstetica y sobr e
laquevolver aenel cur so detodas susobr as par a pr ofundizar la:
flEI conocimiento tiene dos for mas: 0es conocimiento intuitivo,
o esconocimiento 16gico; conocimiento por lafantasia 0conoci
mientopor el intelecto; conocimiento de 10individual 0 cona-
cimiento de 10univer sal, de las cosas singular es 0 bien de sus
r elaciones; el conocimiento es, en suma, sea pr oductor de ima
genes, seapr oductor de conceptos. "11
Laintuici6n, queno debeconfundir se conla sensaci6n ni con
la per cepci6n, no se distingue de la expr esi6n, per o de una ex-
pr esion enter amente espir itual. La mater ializaci6n de la expr e-
sionexigir falainter venci6n delavoluntad: setr ata del pr oblema
de la distinci6n entr e fonda y for ma en el ar te. Cr oce piensa
que el elemento pr incipal de la obr a de ar te es la for ma; en
efecto, es imposible concebir una for ma que siga siendo espir i-
tual, queno semater ial ice. Esta tesis delaintuici6n ar tistica de
Cr oce, que quiza peca de un subjetivismo demasiado absoluto,
fue r eelabor ada en suBr eviar io de estetica: el ar te es, seg{m.el,
intuici6n lir ica y expr esi6n de la per sonalidad. Por ser la intui-
cion sentimiento, el ar te expr esa pr efer entemente el sqefioy no
lar ealidad.
EI placer estetico consiste, a juicio de Cr oce, par a el espec.
tador y el auditor , en r eencontr ar la intuici6n del cr eador de la
obr aar tistica. En esto r adica igualmente la misi6n del cr itico
dear te, quien deber a siempr e tr atar desituar se enel espir itu del
ar tista y de compr ender la obr a de ar te por intuicion: Cr oce
condenaconesto lacr itica nor mativa. Qistinguemuy clar amente
entr e la cr itica y la histor ia del ar te. Esta Ultima abar ca nece-
sar iamente alacr itica, yaquesupapel esdescubr ir queper tenece
al ar te yqueno, mientr as quelacr itica no seocupa mas quede
10quer econocidamente per tenece yaal campo del ar te.
Lacontr ibuci6n de. Cr oceal conocimiento del ar te tiene suma
impor tancia par a suteor ia delaautonomia del ar te ypor ellugar
pr ivilegiado. que, Ieha asignado a la for ma, a la intenc~6ny al
lir ismo de la obr a de ar te. Ha sabido llevar a la estetIca a su
ver dader o nive!.
En suFilosofia dell'ar te (1931), el fil6sofo Giovanni Gentileestu-
diael papel del sentimiento enel ar te y10sitUaenla base dela
subjetividad pur a que constituye el fundamento de su filosofia
del ar te.
Antonio Banfi, estetico kantiano, hizo el intento de r econci-
liar los aspectos de la estetica. tr ascendental de Gentile con una
visi6nmas concr eta delar ealidad ar tistica. Exponesus ideas en
LA ESTTICA ITAUANA 429
ellibr o Vida del ar te (1947): los pr incipios delafenomenologia
estetica estan ligados, como en Kant, a la autonomia del sujeto
y del objeto. C~ncedeuna significaci6ncapital alaintuicionya
la exper iencia eintegr a el momento delacr eaci6nydelar eali-
zaci6n delaobr a dear te.
Entr e los histor iador es de ar te y cr iticos debemos citar a
Adolfo Ven~ (1856-1941), cuyapr incipal obr a es una Histor ia
del ar te italiano en 25 volUmenes; inici6 supublicaci6nen 1901
yen ellaseconjuganel conocedor , el fil61ogoyel ar tista. '
Suhijo LionelloVentur i es un gr an cr itico dear te. SegdneI,
todas las actividades de 105histor iador es de ar te aetualmente
disper sas endiver sasr amas debier an concentr ar separ adedicar se
al pr oble~ del juicio con el fin deUevar a cabo una histor ia
cr itica del ar te. AI r eflexionar sobr e los pr oblemas del ar te el
histor iador invocainmediatamimtealaestetica. Y estanop~e,
seglinVentur i, ser sinohistor ica, comotodas !asdisciplinasespi-
r ituales. Desdeinicios del siglo xx, la estetica ha alcanzadoun
~uevo augedebido aun sentimiento nuevo quela anima: laau.
!onomfa del ar te"es decir , "Iajustificaci6n del ar te por motivos
mtemos a 61y no por pr estamos del exter ior ". 12Dichodeotr o
modo, el valor delaobr adel ar tista no dependedel objetor epr e-
sentado, sino de la maner a en que ha sido r epr esentado: la
cr eaci6n del ar tista esuna cr eacionespir itual. Par aencontr ar su
for ma, elar tista debehacer abstr acci6n del sentimientoy con. .
te~plar la des~efuer a. Este fen6meno contemplativo, diceVen-
tun, es uno delos r asgos esenciales delaobr a dear te. En esto
cons~steI~ distinci6nentr e lavidaylaobr aar tistiea, si bienesta
r eqwer e slempr e un elemento de vida que constituir a, en cier to
modo, el almadel cuadr o. Laautonomia del ar te desembocaade-
mas en el pr incipio delaindividualidad delaobr a queseopone
a la ver dad cientifica, ya que esta r ebasa a su a~tor y deja de
per tenecer le. La per sonalidad del ar tista queda siempr e ligada
alaobr a, y"no seconoceotr o ar te mas queen!asobr as dear te
individuales":ul Esta per sonalidad del ar tista se expr esaa tr a-
yes de laimaginaci6ncr eador a y es lacondici6nmismadel ar te.
Nuestr a intuici6n nos guiar a, sola, par a juzgar estaper sonalidad
y su car acter ar tfstico. Y ladJ Idacientificaes 18quecontr olani
el juicio si otr os objetivos de or den r eligioso, mor al, poHtico0
econ6mico han pr evaIecido sobr e la imaginaci6n cr eador a. En
opini6n de Ventur i, estepr incipio de la autonomfa es "e! Unico
'P,r incipio.a~soluto, uni~er sal yetemo del ar te, ~I Unicopr incipio,
por conSlgwente, quetieneder echo a ser coDslder adocomofila-
s6fico". l. .
12 L Ventur i, Histor ia de la cr itica de ar te.
18 I b i d . .
14 I bid.
Luigi Stefanini (1891-1956) esel fundador delaRivista di Estetka,
delaques610violaluzel pr imer nUmer oensus dlas devida. Fue
discipulo de Gentile y de Cr oce. Stefanini acepta la esencia de
laestetica deCr oce, asaber , el concepto delaexpr esi6n. Laobr a
de ar te es a lavez individual y per sonal, y este autor Uegaa r e-
solver las dificultades que r esultaban deestas dosnociones admi
tidas por Cr oce. Entr e el univer so y la obr a se encuentr a el
ar tista; la concr etizaci6n se debe a la iniciativa de este Ultimo;
esel quien apor ta eser asgo desingular idad queIedaalaobr a su
canicter unico; y tambien se Ie debe a el la univer salidad que,
en la singlllar idad, se une a 10individual y apar ece en este; el
ar tista es igualmente r esponsable delanovedad y laor iginalidad
quehacen de la obr a una r ealizaci6n u. nicaeir r eemplazable. Asl
pues, segUnStefanini, laper sona mer ece ser consider ada como el
pr incipio gener ador de 1aobr a de ar te. A tr aves de la obr a en-
cuentr a el medio de expr esar su espir itualidad y su emoci6n.
Stefanini hace hincapie en la vida de la obr a. Par a el, ejecutar
una obr a equivale ahacer la vivir con vidapr opia, no mer amente
a confer ir vida y alma a un objeto inanimado. El ar tista y su
obr a sonalavez independientes yligados por un nexo dinamico,
por un lazo demutua tr ascendencia. Al r ebasar y tr ascender su
obr a, el ar tista seidentifica con eUa, per manece pr esente en eUa.
Laidea esencial deStefanini es, pues, estadependencia vivificante
delaobr a y del ar tista. En suma: deun lado esta laautonomfa,
la separ aci6n, la exter ior izaci6n, la objetividad de la obr a; del
otr o, la dependencia, la inher encia, la asimilaci6n, la par ticipa-
ci6n y la subjetividad de la obr a. Todas estas ideas acer ca del
ar te estan expuestas en la Metafisica deU'ar te (1948) Y en su
Tr attato di estetica (1955), del que s6lo 10gr 6publicar un volu-
men. Stefanini tiene sus r akes en el movimiento del espir itualis-
mo cr istiano, uno de los mas impor tantes y tambien mas discu-
tidos dela filosofia italiana.
15
La Rivista di Estetica es dir igida ahor a por Luigi Par eyson,
pr ofesor delaUniver sidad deTur in ypr esidente del III Congr eso
Inter nacional de Estetica, celebr ado en Venecia en 1956. Sus
investigaciones secentr an sobr e todo enel pr oblema del mater ial
en el ar te y en la inter pr etaci6n dela obr a ar tistica.
La estetica italiana contempor anea se car acter iza ante todo por
susimbolizaci6n delavidaen todas sus manifestaciones: laobr a
de ar te tiene su vida pr opia, per o se m~tiene ligada a su au-
tor , dequien extr ae supr opia significaci6nysufuer za vivificante.
15 Cf. laRivista di Estetica, el num. demayo-agostode 1956, dedi-
cadoaLuigi Stefanini.
="'''''' ~.4.!'!l_ .. "'h s. " ! I! IU ! I! I; :. -4. 4-' . .
LA BSTJ 1TlcA br itanica denuestr o siglono deja debasar se en los
ar ~mentos gener ales de~afilosofia; tr ata deser 10mas positiva
poslble, r echazando ter mmantemente toda teor ia metafisica. Es
inter esante eI? -el sen~idodeque. siempr e adopta unaactiud -que
la hace ser slstematlca- que tIende a excavar se a SI misma un
foso, aunque sin llegar a la destr ucci6n.
Como fundamento de esta estetica encontr amos los postula-
dos deun empir ismo absoluto, muynecesar io puesto quesetr ata
del. ar te. Por este motivo, los esteticos ingleses par ten de lahis-
tona del ar te y sobr e todo de la cr itica, per o a pesar soyo la
mayona de las veces 10que hacen es estetica cuando quier en
mostr ar c6mo la histor ia del ar te 0la cntica deben pr eser var se
dela teona.
En este sentido mencionar emos L a estetica y la histor ia deB.
Ber enson, El legado del simbolismo (1943) de Maur ice Bowr a
que seconsider a asl mismo histor iador del ar te yel Ensayo sd.
br e la apr eciacWn cr ltica (1939) de R. W. Ch~h. Insensible-
mente, las pr eocupaciones esteticas van saliendo aluz cuando se
tr ata de cuestiones de cr itica, y esto 10vemos muy clar amente
con J . A. Richar ds, pr ofesor titular de la catedr a de estetica en
1~Uni~er sidaddeC:unbr idgeyautor de105Pr incipios de lacr itica
I tter ar uz, . con H. Dmgle, autor deCiencia y cr itica liter ar ia, yfi-
nalmente con Har ald Osbor ne, estetico de pr imer r ango que
alcanz6 la celebr idad por su obr a L a estetica y La cr itica, publi-
cada en 1955.
. Al~os autor es, mas abier tos a las influencias extr anjer as,
pnnclpalmente alas deAlemania, no despr ecian 1aexplicaci6nes-
telica pr opiamente dicha; sin embar go, en sumayona seesfuer -
zan por elabor ar las cuestiones esteticas apar tir desus fuentes;
aSl, He!ber t sepr egunta que es 1AsignificaciOn del ar te; C. K.
Ogdenmter r o~ por 105F~~mentos.de 14estetica, . R. G. Colling-
wood, catedr atlco deestetlcaenlaUmver sidad deOxfor d escnoe
en 1925 acer ca de10quedebemos entender por Filoso/ fa del ar te,
y. en 1938 publica sus Pr in.cipios del ar te. Conviene tambien
cltar a Lancelot White y P. Haezr ahi-Br isker antes de hablar de
quienes, finalmente, admiten lametaflsica: E. F. Car r itt yThomas
McGr eevy.
Algunas distinciones nos per mitir an mostr ar el complejo as-
pecto de esta estetica inglesa no obstante su apar ente homage-
neidad. Distinguir emos cincoor ientaciones : laesteticacr fticacon
Osbor ne, la e;~etica l~ev~dahacia su total negaci6n con Steeg-
man, una estetIca eclectlca fuer temente matizada de fenomen()-
431
logfa, r epr esentada pr imor dialmente por Her ber t Read, la con-
cepci6n estetica de Car r itt, quien sobr entiende una finalidad, y
por fin laestetica metaffsica y teol6gicadeMcGr eevy.
Discfpulo de Br oad en la"Univer sidad de Cambr idge, Osbor ne
consagr 6 su pr imer a obr a (1933) a los Fundamentos del valor
en filosofla; despues se pas6 lar gos afios en el estudio de las
obr as de~e, envivi~ ensupr esenciapar a salvaguar dar esepun-
to de par tida empfnco' que nos encontr ar emos por doquier a.
Esta supr esi6n al estar fr ente alaobr adear te, cuyaautenticidad
objetiva se debe pr oteger incansablemente, condujo a Osbor ne
a mantener una actitud antag6nica a pr ior i fr ente a toda actitud
estetica 0, par a decir lo conmayor pr ecisi6n, fr ente atodo for ma-
lismometaffsico enmater ia dear te. Debegar antizar se laactitud
cr itica y r echazar se las teor fas ambiguas que tachan el ar te de
oscur antismo y 10limitan tal como ya la teologfa habfa puesto
tr abas al alto vuelo de la ciencia. En 1952, Osbor ne expuso esta
tesis ensulibr o f A teor la de 10 bello.
SegUnel, los esteticos sehan olvidado deque la'filosoffa del
ar te descansaenlacr iticay quelatentaci6n subjetiva, metaffsica,
es tan gr ande que se la puede consider ar como latente en casi
todas las obr as cr iticas. Si cede a la tentaci6n, el estudioso se
convier te ente6r ico del ar te ypier de degolpeel contacto con la
obr a, mientr as quesi r eni~gadeestaactitud y expur galacr itica
de estos elementos especulativos, puede llegar a una autentica
ciencia de10bello. En r esumen: setr ata de salvaguar dar laau-
tenticidad delacr itica; yesteesel temadesuEstetica y cr itica,
her mosa obr a publicada hace ya algunos afios. Este r igur oso
r azonamiento ser faper fecto si los cr iter ios de 10bello sefunda-
r an enlaidentidad, comosucedeconlaciencia.
EI pensamiento deOsbor nesesemejaenampliamedida al de
Andr e Malr aux; ambos admiten que una r evolucion en nuestr a
sensibilidad hasefialadopr ofundamente nuestr o siglopar a r echa-
zar el postulado gr ecor r omano del modeloper fecto quepr efigur a
el objeto bello 'hastallegar al natur alismo. Hist6r icamer ite, la
estetica ha nacido y evolucionadoa10lar go devar ios siglosr es-
petando 10scAnonesdel natur alismo, per o ennuestr a epocaseva
compr ometiendo cada vez mas, sigue alas obr as par a destr uir
mejor sus cAnonesclasicos. Alaliber acion del ar tista cor r espon-
der fa, pues, la del estetico; ademas, enlasituacion actual de las
ar tes devanguar dia, el estetico no haIogr adoaUnhacer una pr o-
posici6n valida deuna teor fa queIeper mita explicar las causas
queamplfannuestr a per cepci6n de10bello.
Resulta asi que las obr as deHar old Osbor ne contienen, a pe-
sar de todo, un conjunto de anotaciones que, pr etendiendo ser
te6r icas, for man una unidad or ganica que se combina con la
idea dequelabase delaapr eciaci6nr eside en mayor medida en
la per cepci6n que en la emocion 0 el entendimiento En est
sentido, Osbor nees kantiano. . e
Llevadaasus Ultimasconsecuencias, latesis deOsbor necon.
duceala~egacionpur a ~ simpl~ no solor iel ~r ? blemametaffsico
~el ar te, smo delapr opia estetlca. Esta posIcI6nes la que50s-
tIene J ohn Steegman,l conser v8:dor del Museo de Bellas Ar tes
en Montr eal; siempr e ha quer ido dar a sus juicios "un aspecto
for mal yfilos6fico". . Steegmanpr ofesa un escepticismoabsOluto
en 10que r especta alaestetica, "yafuesefor mulada pot Ar istO-
teles 0por Her ber t Read".
Encontr amos aqui una. clar a r eminiscencia del empir ismo de
quehablamospapinas ar r iba y que convier teaestos positivistas
en penetr antes analistas quer ebasan conmucho los limites Ir a-
zados alahistor ia del ar te. A pr op6sito deSteegmaninclusose
puede hablar de cier to sensualismo lejanamente her edado de
Hume, una her encia queaUndescubr imos enlosPr incipios de1.
A. Richar ds. Steegmanamenudo ser efier e, al estar fr enteauna
obr a, a"un vivomanantial deplacer visual". Tanto par a el como
par a Osbor ne, 10esencial es laper cepci6n.
~ pr ior i, . Her ber t. Readn~ l? r etendefor muJ ar ningunaconcepci6n
SIstematica0!6gIca. SemeJ a? te ~ 105 otr os esteticos ingleses. su
punta de par tIda es la expenencla, per o una exper ienciaenYe r -
dadpoco comUn: Readseinici6enlapoesiayadopt6 lasconcep-
cion~sde. Col~r idge,Wor dswor th y Southey; mas tar de extendio
sus mvestigacIOnesalas bellas ar tes dur ante diez afios, en Lon-
dr es, lapse dur ante el que fue Conser vador del Museo Victor ia
and Alber t.
Sumamente abier to a toda influenciaextr anjer a esteestetico
de. dicosu atenci6n a Tolstoi y a Ber gson antes de estudiar a
WIlhelmW~)iTing~r , dequientr aduj~ El pr oblema de 14for mo. en
el ar te g6ttCo al mgles. Por esos dlas seuni6 a otr os esteticos
a. lemanes(Lipps enpar ticular ), mientr as pr ofundizabaenlaest6-
tlca de. Cr ocey extr afa . ~eel!a todo su hegelianismo, que er a
contr ano a una concepCIOnngur osa de la exper iencia. Per o a
estas influencias no tar dar on enafiadir seotr as mas tJ ecisivas.
Read se sinti6 singular mente atr aido por las investigaciones
de Conr ad Fiedler , Er nst Caissir er y Suzanne Langer antes de
abor dar l;afeno~enol? ~a pr 6piamente dichacon MaxScheler y
las t~P!atlvaseXlsten~lahstas.,Aceptavoluntar io el epftetodeexis-
tenciahsta en el. sentldo en queesteconceptoconnotatodar eali-
dad en tanto que fenomeno estetico, puesto que ha side er eada
p. or J ? lediaci? I!-de 105sentidos. SegUnRead, la estetica es una
CienCIaempinca, per o abar ca dos or denes de hechos evideotes
quepueden ser r eco~ciliados.
1 L a r egkl del gusto, 1936, y El ~Ctler do del gusto, 1950.
Un or den cor r esponde a 105hechos subjetivos, per ceptibles
intr ospectivamente y cuya impor tancia es capital; per o hay otr o
mundo de hechos analizables y que invita a un estudio compa-
r ativo: es el Mundo de la ciencia del'ar te, de la Kunstwissen-
sclulf t, aqui el estetico tiene autor idad par a gener alizar sus jui-
cios acer ca de pr opor ciones, r itmos, ar monia, etceter a. En todo
caso, tales investigaciones constituyen. mer os medios, no fines; el
gesto cr eador per manece siempr e como algo impr evisto, es una
especie de "hechicena manual", par a emplear un ter mino de
Focillon, yesabsolutamente ir r eductible. El ar tista per siguesiem-
pr e 10desconocido, ylar ealidad quecr eaesalgojamlis alcanzado.
Donde Her ber t Read quiza lleg6a distinguir se mas fue en el
campo delaeducaci6n ar tistica ydeladifusi6n. de las obr as van-
guar distas; su labor en este aspecto ba side incansable. SegUn
sits pr opias palabr as, sigue el ejemplo de Plat6n y de Schiller y
-aiiadir lamos nosotr os- del estetico nor teamer icano Thomas
Munr o. En efecto, piensa comoesr eque 105modos delacr eaci6n
ar tistica deben consider ar se como metodos ideales par a r evelar le
al hombr e su per sonalidad. Read busca una justificaci6n cienti-
ficaaeste fen6meno deautor r evelaci6n yseesfuer za, como buen
pedagogo quees, en mostr ar por quemedios sepuede aplicar un
sistema. educativo de esta indole.
Antes desepar ar nos deeste atr ayente pensador , no per damos
devista que laestetica constituye aqui ante todo una filosofia de
la vida: "una filosofia, en br eve", escr ibe Read. Y esa filosofia
deber ia pr esentar senos mas bien desdeel punta devista delafila-
sofia gener al y no desde el angu10dela estetica.
Difer ente de todos los esteticos de que hemos hablado basta e1
momento, E. F. Car r itt r emonta su contemplaci6n de 10bello
al i"acionalismo. Debido a una pr etensi6n que yer r a e1camino
sin duda en nombr e de la 16gicapur a, per oque depende clar a
mente de 1atesis kantiana, todo sujeto tiende a gener alizar su
juicio estetico: 10que es bello par a el 10es tambien par a los
demlis. En un plano vecino, Car r itt r econoce la especificidad del
placer estetico y 10compar a con la cur iosidad humanista; quie-
r ase que no, se tr ata siempr e de una r epr esentaci6n. Per o se
per cibe un r etor no alaexper iencia por el hecho deque el estetico
r econoce en las cir cunstancias menos pr evisib1es e1poder de que
se convier tan en fuentes de belleza. En este sentido, 1anatur a-
l eza senainagotable; habr ia tantas sintesis espontaneas como
en las r ondas . .infantiles, tantas sintesisvoluntar ias como en e)
me de ador nar 10sjar dines. EI mismo sello r eligioso tendr ia
su lugar en las constr ucciones ar quitect6nicas consagr adas desde
hace siglos a1ameditaci6n espir itual.
AI distinguir el juicio estetico del juicio mor al, Car r itt entr e-
ve de maner a casi positiva la necesidad metafisiea que implica
toda justifieaci6n del ar te. Si, en cir cunstancias definidas, dos
juicios =tor ales opuestos significan cer tidumbr e en un sentido 0
en otr o, no puede decir se que ocur r e 10mismo en cuanto a los
juicios estetieos: quien r efuta e1gUstode un pr 6jimo puede no
equivocar se sin ql,leen el otr o, a pe. sar de ello, exista el Menor
er r or judicativo. Resu1tautil r ecor dar en este contexte la doble
complejidad bio16gicay mental del individuo par a admitir esta
liber tad oper ante del juicio estetico. Las Unieascondiciones que
esta!>leceCar r itt son el desinter es, la indifer encia fr ente a toda
situaci6n politica, r eligiosa, hist6r ica 0cientifica, por apr emiante
que sea. Desembocamos asi, finalmente, en una psieologia dela
sincer idad: "E1infante 'her moso' par a su madr e y la obr a de
ar te 'bella' par a su cr eador son 'r ealidades' que no se discuten",
escr (be Car r itt. Deaqui r esulta esa "fauna ver gonzosa"del ar te,
tan car a aAndr eBr eton ensuManifiesto del sur r ealismo.
El punto devista de E. F. Car r itt nos hace compar tir la teo-
r ia expr esionista segUn1acual aquello que descr ibe mi pr opia
exper iencia 10impongo al pr 6jimo como tipo univer sal. Es aqui
donde comienzan 1asdificu1tades: l en que medida es mi gusto
p1enamente desinter esado? Podr iamos atener nos ala f6r mula de
Wor dswor th: "Una emoci6n pur a, intima, es una identificaci6n
momentanea con el r itmo de1aevo1uci6nuniver sal. "Sin que la
estetica 10pr oponga expr esamente, e1dogma metafisico sobr en
tendido a10lar go desuobr a es e1deun panteismo que justifica
1afinalidad, aunque seainconsciente. Supensamiento ser emon-
ta pr imer o a Plat6n, Ar ist6te1esy Longino (Meditacidn sabr e 10
sublime) y despues aHume yAddison, per o tal par ece que estas
influencias casi sedesvanecier on ante la de dos obr as capitales:
1aCr itica del j uicio, deKant, yEl mundo como voluntad , como
r epr esentacwn, de Schopenhauer . Anotemos aUn1ainspir aci6n
delos 1askistas ye1ejemplo deBenedetto Cr oce, que dejar on'en
Car r itt una pr ofunda impr esi6n.
Es necesar io llegar a1aestetica ir landesa pr opiamente dichapar a
encontr ar 105metodos mas oficia1esde 1ametafisiea, y con fr e.
cuencia inc1uso de 1ateo10gia. Mencionemos 1ainfluencia que
ejer ci6 e1ir landes W. T. Staf,::e,pr ofesor de 1aUniver sidad de
Pr inceton y autor de L a sign'ificad6n de to bello, publicado en
Londr es, 1929. Otr a obr a, E( ar te y la vida, que vio 1a1uzocho
afios mas tar de en Glasgow, consagr 6 1ar eputaci6n deotr o este-
tieo: J . W. R. Pur ser ; per o estos nombr es nos obligan a hablar
deun estetico ensayista notable, a saber , Thomas McGr eevy.
McGr eevyes quizael mejor comentar ista deJ . B. Yeats, y sus
estudios en tor no aeste poeta 10han llevado aconfundir en una
misma estetica el pensamiento de Yeats y el suyo pr opio, r ecor -
da. ndonos asi el Fed6n. Senos viene a la memor ia el postulado
deVictor Cousin: no hay belleza sin mor al, ni mor al sin ver dad.
Per o teol6gicamente, 10ver dader o es el Padr e, y el Padr e engen-
dr a el Bien, 10Mor al, se identifica aqui con el Hijo de quien
pr ocede 10Bello, que a su vez r epr esenta al Espfr itu Santo. De
este ar ticulo de'fe, Yeats extr ae una ley inmutable que Thomas
McGr eevyhace suya.
El estetico ir landes nopar ece per seguir otr o objetivo mas que
labusqueda delas condiciones necesar iamente espir ituales de la
satisfacci6n estetica, cuyo r asgo Ultimo y fundamental es el de
imponer se sin funci6n. Es quiza este r asgo no funcional. el que
confier e al ar te su inmenso alcance; hasta sena par a el hom-
br e mas impor tante que la ciencia, pr etende McGr eevy, ya que
r epr esenta el poder que tiene el hombr e degozar , a tr aves de la
obr a, de . unr tconocimiento tacito del bien y de 10ver dader o.
"EI hombr e ha sentido siempr e. la necesidad de meditar sobr e
el ar te y la sentir a siempr e, aun cuando deje de filosofar acer ca
de las maquinas que, sin embar go, Ieson utiles. . "
En tOOoar tista digno de tal nombr e sur ge una necesidad de
expr esar 10bello endespecho del esnobismo delas modas, yesto
explicana ocasionalmente los impr evistos r etomos al clasicismo
en ar tistas como J . Boschy Picasso, pr eocupados por utilizar e~
ar te par a liber ar se de una obsesi6n. Thomas McGr eevy, antiguo
Conser vador de museo y, por consiguiente, familiar izado con las
obr as tanto comolosesteticos ingleses, tr adujo deValer ylaI ntr a-
ducciOn al metoda de L eonar do cia Vinci al ingIes; actualmente
colabor a enlaNational Galler yir landesa, cuyaspr incipales obr as
descr ibi6 en 1945: Pintur as y gr abados de la National Galler y.
UNA DB las car actensticas esenciales de la estetica nor teamer i-
cana del sigloxxes el empleodelatecnica enel ar te. Esta idea
sedesar r olla en. todos10s~pos, tanto en el liter ar io ypoetico
como en. el pX:OPlamentear Ustico. Tom~os comoejempl0enel
campo bter ano a un novelista como Hemingway, que pr etende
~er . espontAneo; usa. una tecnica liter ar ia calculada par a dar Ia
IlUSl? nde. espontaneldad y deor dinar iez, por asi decir lo. Es un
uso mtenclOnal delatecnicaensfmisma, elabor ada ydominada
con el fin de pr oducir una ilusi6n de negligencia; as{ el estilo
comP17ndetambien r epeticiones deseadas. . En sus ob~l inten. ta
tr aduclr una mor al del her ofsmo y una mor al individualista.
En10que concieme a la estetica pr opiamente dicha, nos en-
contr amos con diver sas or ientaciones: tendencia for malista, sim-
bolista, sociol6gica, exper imental ycientffica.
. EI for malismo tiene su r epr esentante en Wilenski, que en
cler to asp~to es el Roger Fr y de 10snor teamer icanos; insiste
e? las r elaclOnesfor males del ar te, cuyamisi6n es cr ear 10sV().
lumenes.
AI lado del for malismo evoluciona la idea del mater ialismo
en ar te; enel, latecnicaocupaun lugar pr edominante. J ar ed S
Moor e, en un ar ticulo intitulado "The wor k ofar t and its ma-:
ter ial'',2 delimita el sentido del ter mino "mater ia" distingue105
mater iales, ~osvehfculos, losinstr umentos ylosel~entos auxilia-
r es, y contnbuye, desde el p~to . devista. dela tecmcapur a de
las ar tes, aunalabor declasificac16nter mmol6gicamuysagaz y
des. deel dela ~r eac!6ny la contemplaci6n da una valiosa~r .
tac16nen sus dlscuslones acer cadela"distancia"enar te acer ea
del contenido y el contexto, acer ca de la "super ficie"y l'a. ,p. . . . . . .
fundidad". . A
Du~se insist~ enquesedebehacer ladistinci6nentr e10que
es estetlcamente' r :elevante"y 10quees "ir r elevante". ~ el,
el placer que. expenmentamosfr ente alabellezadeun objeto DO
tier ;teninguna . r elaci6n(is mostly ir r elevant) Conel car acter his-
t6nco, tecnico, psicol6gicoy tllos6fico deeseobjeto. 3
. Air ker ;testudia el mismo t~ma, per o desde el angulopsicolo.
gIco, y plensa que poca utilidad tiene eJ . deter minar una defini-
1AdiOs a las ar mas (guer r ade 1914);Por qu1en dobltm I as C tIm-
p anas (guer r acivil espaiiola);E I viejo yefmar .
2 Jour nal C1/ Aesthetics and Ar t Cr iticism, 1948.
8 Ducasse, "Aestheticsand the aesthetic activities"JOUI 'Wl1 of
Aesthetics and Ar t Cr iticism, mam> de 1947, pp. 165-177; ct. tambien
Ducasse,Ar t, the cr itics and you, Piest, NuevaYor k,~945.
437
438 EL SIGLOXX
ci6n del teFno; 10que hace falta es distinguir las diver sas
especies de elevance en ar te y deter minar sus inter r elaciones; y
analizando 1contenido y el contexto de la obr a, concluye que
un contexto objetivo no estetico puedellegar aser esteticamente
r elevant del contenido estetico delaobr a enel momenta en que
10exper imentamos.
El estudio de la for ma, desde el punto de vista del amilisis
factor ial, sedebe a H. Hunger land;4 compr ende el estudio dela
lfnea, de los color es, del r itmo de que se compone unaobr a de
ar te. Esta mor fologia del ar te es un estudio deun elemento tr as
otr o yno constituye una sintesis. Suestudio ser efier e a lar ela-
ci6ndelaestr uctur a delas obr as consuestilo; ofr eceun anaIisis
"gestaltista"yfor mal delasar tes visualesypr opone una'tipologia
par alela delas for mas y los estilO5en el ar te. En sus Psycholo-
gical explanations of style in ar t, r s Hunger land establece la r ela-
ci6n que existe entr e cier tos tipas de emoci6n y cier tos estilos,
analizaesta r elaci6n enVanGoghydeter mina las categor ias des-
cr iptivas dela expr esi6n ar tistica.
Lasociologia, que per mite compr ender el lugar que ocupa la
obr a de ar te en su ambiente y suepoca, ha inter esado a var ios
esteticos nor teamer icanos del sigloxx, sometidos ante todo a la
influencia de Dur kheim y de los alemanes: R. Benedict, en Pat-
ter ns of cultur e ( 1934); H. A. Mur r ay, en Per sonality in natur e,
society and cultur e (1948), estudia laper sonalidad con lamir ada
deun psic610goy deun soci610go. Latendencia sociol6gicaesta
igualmente r epr esentada por el fil6sofo y soci610gonor teamer i-
cano G. H. Mead (1853-1931), quien expuso sus ideas en mater ia
de estetica pr incipalmente en un ar ticulo intitulado "The natur e
ofaesthetic exper ience"; estudia el valor estetico ylacr eaci6n en
laobr adear te. . Ensuopini6n, 10car acter istico del valor estetico
"es su pader de captar el goceinher ente a la consumaci6n, a la
ejecuci6n de un acto, y de dar a los momentos sucesivos del
acto. . . una par te de la alegr ia y dela satisfacci6n que 10acom-
paiian cuando ha llegado a su per fecci6n". 1 En cier to modo,
quier e conceder un goceestetico a un acto desde su per cepci6n
ydur ante suejecuci6n, yno solamente alafasefinal.
Laestetica psico16gicaestudia laobr a dear te no s610desdeel
punto devista dela for ma, sino tambien desde el angulo delos
factor es sensibles y psicol6gicos queper mitier on al ar tista Cr ear
"H. Hunger land, "Pr oblemsofdescr iptiveanalysisin the visual
ar ts", Jour nal of Aesthetics and Ar t Cr iticism, septiembr ede 1945,
pp. 20-25.
I i Hunger land, "Psichological explanationofstylein ar t", ibid.
Cf. "L'esthetiquedeMead",enDavidVictor off. G. H. Mead, soc:W-
Iogue et philosophe, P. U. F. ,Par is, 1953, pp. 97-102.
. , "The natur e ofaesthetic exper ience", I nter national Jour nal at
Ethics, 1925-26. Citadopor Victor off,01'. cit.
la obr a. Tal es la tendencia de M. Shoen, quien en su ar tfcuio
"Aesthetics exper ienceinthe light ofcur r ent psychology"8 haes-
tudiado el papel delapsicologiaactual enlaexper ienciaestetica.
Lapsicologiainvestigael simbolismo enlaobr a y los conflic-
tos de pensamiento en el ar tista. Suzanne Langer , en su Philo-
sophy in a new key, a study in the symbolism of r eason, r ite and
ar t (1942), analizael simbolismoyestudia susr eper cusiones enla
r az6n, el r ito, el ar te y en las ciencias como la 16gica, la psico-
logia y la semantica. Su Ultimaobr a, For m and feeling (1955) ,
consagr ada a lafor ma en sus r elaciones con la sensibilidad,en
contr 6 un notableeco.
El acer camiento entr e psicoanalisis yar te haper mitido acier -
tos esteticos estudiar el simbolismo psicoanalftico de la obr a
ar tfstica. F. S. Wight estudi6 enlos gr abados deGoyalosefectos
yel mensaje del subconsciente y expuso sus ideas al r especto en
The r evulsions of Goya: subconscious communications in the
etchings.
La estetica exper imental es un metoda de obser vaci6n y de
descr ipci6n mas que de apr eciaci6n; ha r ecibido su inspir aci6n
pr incipalmente delos alemanes, delas doctr lnas deFechner , de
Weber ydetodalaestetica "infer ior ". El nor teamer icano Witmer
se atuvo alaor ientaci6n deFechner , H. S. Langfeld, enAest1J e. ,
tics exper imental, exponesus investigaciones cuantitativas r elati-
vas al ar te 0al gusto estetico.
El fil6sofo J ohn Dewey (1859-1952) ha escr ito par ticular mente
acer ca delosvalor es, delamor al ydelaeducaci6n. Supr incipal
obr a estetica esEl ar te como exper iencia (1934). ~l mismo sede-
signacomoempfr icoypr agmatico; seoponer adicalmente atoda
filosona idealista, alafilosona kantiana: suteor fa estetica no es
deductiva, sino quela compone de105mater iales que tiene a la
vista, en cier to modo, pues, por laexper iencia. "El escultor con-
cibe su estatua, no en ter minos mentales, sino en 105de bar r a,
mannol 0 br once. "I I
EIJ our r t4l at Aesthetics and Ar t Cr iticism demana de 1948
contiene unainter esante y~ist05a contr over sia entr e Benedetto
Cr oce y Dewey. 10Mientr as que Benedetto Cr ocedescubr e en el
libr o deDeweyEl ar te oomo exper iencia unabuena cantidad der e-
.miniscencias delafilosona queDeweycondenayllamaidealista,.
Dewey r esponde en sustancia que los puntos decontacto de su
8En Jour nal of Aesthetics an4 Ar t Cr iticism, 1941, pp. 22-23.
I I J . Dewey,E I ar te como exp eriencia, FCE, Mexico,1949, p. 67
10B. Cr oce,"OntoeaestheticsofDewey",yJ . Dewey,"Acomment
on the for egoingcr iticism", {oumal of Aesthetics an4 Ar t Cr iticism,
mar zo de 1948. .
EL SIGLO XX
libr o con los de los esteticos idealistas no son mas que mer os
commonplaces de la estetica: la par te que de esa filosofia sub-
siste en su obr a der iva, en todo caso, dir ectamente de la expe-
r iencia delos ar tistas.
Par a Dewey, labellezanace de laexper iencia, mas no de. una
exper iencia cualquier a. Noimpor ta queexpe:iencia ~econVler te
en estetica, contal dequeseaplenamente satIsfactona: un hedo-
nismo pur o. "Una emoci6nestetica -afir ma-:- e~ algo dis. tintivo
y, sin embar go, no separ ado de otr as expenencla~ emo~onales
natur ales"; 1 1 yaqUi nos encontr amos con un anstotelIsmo 0,
mejor aUn, conun socialismo. y~ socio~ogismo. .
Par a car acter izar la expenencla estetIca, DeweyemblSte con-
tr a lacontemplaci6n, queconside~ demasiado p~iva, deD? -asiado
kantiana, ydicequeplaneapor enClmadelaemocl6napaslO~ada.
EI ar te es a la vez la expr esi6n de un valor en un amblente
par ticular ylaexpr esi6n del sentimiento del ar tista; 10queal ar -
tista slenteUnicamentepuede ser r evelado por un objeto cr eado.
El ar te es'inspir ador , yaqueune 10posibley10r eal yofr ece, en
for ma concr eta una br eve visi6n de la fusi6n ideal entr e los
medios y e1fin,'10utHy 10bello; debeconser var un car acter de
univer salidad: "EI sentimiento en una obr a de ar te no es una
d b
. . . . (. t . sal "12
exper ienciaper sonal, sinoque e etener uncal~Cer UDlver .
. Suconcepci6n noesladel ar te por e1ar te; es ladel ar te par a
r ealizar la vida de un pueblo. A la vez que una estetica exper i-
mental es una estetica sociol6gicay cultur al. Seglinel, no hay
esteti~ si no hay influencia de la educaci6~. y de 1as~ie? ad;
laestetica sehalla siempr e asimHadaa10SOCIal.EI conOClIDlento
delahistor ia Iepar ece indispens~blepar a juzg~r :deuna ob~, de
~e. Deweyno par ece separ ar Slem:pr emuy DltIdamente10 es-
tetico"de10"ar tistico", pues 10estetico implica ~te todo go~e,
y 10aitistjco actividad pr oductiva. Lo uno no denva nec~sa~a-
mente de10otr o, per o ambos estan implicitos en la expenencla.
La tendencia cientifica tr ata de acer car el fen6meno ar tistico al
fen6meno cientifico. G. D. Bickhoff, enAesthetic measur e (1933),
ySchillinger en The mathematical basis of the ar ts (1948), estu-
dian 10selementos que'pueden apor tar las matematicas al ar te.
VanMeter Amesmostr 6, enun ar ticulo publicado en1aPhil~
sophical Review ("Ar t and science ~nsepar ab. le"), el e. str ec~o
par entesco existente entr e la pr oduccl6n ar tistIca y la h!p6tesls
exper imental en la investigaci6'n cientifica. En Expr esswn and
aesthetic expr ession tr ata deampliar las inter r elaciones entr e 10s
diver sos campos de la exper iencia humana a tr aves de la expe-
r iencia estetica y define la expr esi6n estetica como r esultado de
11 J . Dewey, E l ar te como exper iencia, p. 70.
12 J . Dewey, ap . cU. , p. 68.
' ~. - . " ' - - t t . !I I !I I . 1 !I I I I I I &. : .". 1(2-X,,,,,
441
lamezcladeunaexper ienciainmediata ysingular conun sentido
y unor den pr ovenientes del pasado.
Thomas Munr o, actualmente pr ofesor en la Wester n Reser ve
Univer sity, es un pedagogonato y un infatigab1epr opagandista.
Quier e fundamentar la estetica como ciencia y que, como tal
sea ante todo enseiiada. '
En 1942,el estetico FelixGatz, quemur i6 enesemismo ano
habia fundado una SociedadNor teamer icana deEstetica A par ~
tir de 1945,T. Munr o sehace car go de la dir ecci6n tanto dela
Sociedad como del Jounuzl of Aesthetics and Ar t Cr iticism ini-
ciado en 1941por Dagober t D. Runes. Esta r evista pUbli~ ar -
ticulos sobr ear te yte6r icos, investigacionesexper imentales este-
tica gener al, histor ia delaestetica, etc. En sus paginasa~n
tamllien colabor aciones extr anjer as, y su impor tancia es cada
vezmayor .
Thomas Munr oesautor detr es impor tantes libr os sobr eeste-
tica: The ar ts and their inter r elations (1949), Ar t education its
philosopfly and psychology; selected essays (1956) Y T~d
science in aesthetics (1956). Munr o otor ga un papel pr edomi-
nante al sentido estetico en las posibilidades logicasde sintesis
en todo hombr e ilustr ado: por el ar te, el espir itu tieneaccesoal
conocimiento y, cor r elativamente, todo fil6sofo, todo humanista
se ve llevado a pensar esteticamente. EI ar te debebr illar mas
ennuestr a cultur a. SegUnMunr o, laesteticahadejadodeser me-
tafisica par a conver tir se en cientifica: su misi6n es intr oducir
el ar te entodas las fases denuestr a instr ucci6n. Par aexplicar la
evoluci6ndelaeducaci6nar tistica basta suintegr aci6nenel co-
nocimiento humano y sus r elaciones conla logicay lafilosofia,
Munr o par te deuna intuicion pr imar ia y, por asi decir lo "biola.
gica"de 10bello, ymuestr a c6mo el hombr e, yadeniii~, puede
captar las ar monias de la natur aleza tanto mejor cuanto mejor
se Iepr edisponga par a la meditaci6n sobr e 10bello. Con este
punto depar tida, el ter mino de"bellas ar tes"sepr esenta como
polivalente y el niiio debepaseer nociones r udimentar ias acer ca
de todas las for mas susceptibles de desper tar lo par a la belleza.
Deesta maner a nacer ia el sentido ar tistico, como fusi6n de 10
colectivoy10individual, ysejr ia pr ecisando amedidaqueel co-
nocimiento intelectual fueseima continuaci6n del conocimiento
sensible.
Thomas Munr o obser vaen labellezauna tendenciaala libe-
. r aci6n del individuo. Por su aspecto intelec~, el ar te, como
todo lenguaje, esun instr umento decomunicaci6n, mientr as que
por su aspecto afectivo su misi6n esencial consisteen expr esar
el Yo. Deacuer do consutar ea pedag6gicay suteor iacientffica
de1abelleza. Munr opiensa que laor ientaci6n intelectual ehis-
tor ica, par ejemplo, enel ar te per mite al individuor eve1ar plena-
mente su per sonalidad estetica, y quiza inclusivesu genio. En
este nivel sesitua laliber tad cr eador a, tentaci6n deemancipaci6n
que seiiala alos genios y que debe luchar contr a lar utina social,
segu. nnos 10muestr a lahistor ia. Por el pr opio r espeto alaliber -
tad, Munr o consider a que deber iamos acoger con simpatfa las
nuevas for mas del ar te y r espetar , por nuestr a actitud r eceptiva,
la cr eaci6n libr e que nosotr os mismos no hemos pensado em-
pr ender .
. . Munr o insiste en el papel de la familiar izaci6n con las obr as
de ar te par a educar las facultades per ceptivas. EI aficionado es
aquel que seha acostumbr ado a r omper con 105imper ativos uti-
litar ios del mundo objetivo mientr as contempla una obr a, asi
comoel ar tista debe dehaber lo hecho par a r ecr ear el objeto ensu
tr abajo de elabor aci6n. La sensibilidad y la actividad estetica
r equier en ambas un esfuer zo deadaptaci6n que Munr o consider a
como 10esencial de la actitud estetica.
Munr o intenta establecer una estetica fundada en todas las
~r iencias que el ar te autor iza, es decir , que per mitan ir mas
alIadeuna estetica exper imental deun Fechner . Munr o compar a
la actitud cientffica como se concibe en las ciencias exper imen-
tales con la obser vaci6n objetiva de10bello, y esta compar aci6n
10llevahacia una psicologfa dela actitud cr itica en el ar te. Me-
diante la cr itica objetiva se podr ia establecer una ver dader a
ciencia. Mas al quer er conceder una par te cada vez mayor a la
tecnica, no tr ata de r educir lacr eaci6n del ar te a latecnica, sino
aelevar esta aun nivel mas cr eador , mas humano ymas cultur al.
Esta insistencia de Munr o en la tecnica. constituye un r asgo
esencial de toda la estetica nor teamer icana del sigloxx. Llevado
al extr emo, este r asgo puede llegar a deshumanizar la. A esto se
debe quelas concepciones del ar te deMunr o y deDeweyseapr o-
ximenpaulatinamente mas alacultur a yaunalal6gica. El campo
de la estetica en 105Estados Unidos tiende, pues, a ampliar se e
integr a las investigaciones cientfficas yfilos6ficas que ser efier en
a lahistor ia del ar te, a lapsicologfa, a la sociologfay a laantr o-
pologfa: la estetica se convier te de este modo en una doctr ina
de la cultur a.
AL ESTUDIAR el ar te sovietico actual, descubr ir emos una doble
tendencia: la doctr ina simb6lica y la tendencia oficial, segUnla
cual todas lasobr as dear te estan subor dinadas aconsider aciones
deor den politico. EnestaUltimatendencia 5610cuentan losman-
datos del Estado; al ar tista no seIedeja lamenor liber tad. En
la estetica mar xista, las condiciones de vida son las que deter -
minan los sentimientos, y los sentimientos mismos no son mas
que r eflejos de nuestr a existencia econ6mica. En la cr eaci6n
mar xista, el ar tista no debejamas per der devista quesuobjetivo
esencial es lavida politica y no la liber tad individual. El nove-
lista y el dr amatur go chocan constantemente con las leyes ear
n6micas y sociales en su analisis de los car acter es y en }os
dialogos de sus per sonajes. En 105poetas, el pr oblema es dif~
r ente: en Maiakovski, por ejemplo, quecompuso un poema cJ t:di-
cado aLeninjustamente despues delamuer te deeste, lapolitica
se ha tr ansfor mado en poesia.
La obligaci6n del mar xismo, el ar te enser vicio -que es una
contr adicci6n en si mismo- es ahor a violentamente combatido
por un gr annUmer odear tistas ydej6venes. Esta pr otesta de105
j6venes contr a la doctr ina de Stalinse halla expuesta en la no-
vela No solo de p an vive el hombre deDudintsev yhace especial
r efer encia a la invenci6n cientffica. El mismo pr oblema sepr e-
senta en tomo alacr eaci6n ar tfstica.
En la Rusiasovietica no hay esteticos notables, si bien existe
una doctr ina oficial, una doctr ina del Estado: el r ealismo so-
cialista
La posici6n de J danov r especto del ar te, la liter atur a, la mu-
sica y lafilosofiaes bien clar a. SuDiscur so al Pr imer Congr eso
de Escr itor es Sovieticos (17deagosto de 1934)es una autentica
pr ofesi6n defe; en cier to modo, tr aza una imagen de105r asgos
que car acter izanla liter atur a sovietica: "S6lo la liter atur a sovi6-
tica, queeslacar neylasangr e denuestr a constr ucci6n socialista,
podia adelantar tanto y de hqcho ha adelantado en esta medida
con su r iqueza de contenido. 'Y su car 8cter r evolucionar io. "1 AI
comentar !as palabr as de Stalin, quien define al escr itor como
"ingenier o de las almas humanas", J danov explica que se tr ata
deun conocimiento delavida afindepoder lar epr esentar vendi-
camente en!asobr as dear te, no deun modo escolastico ymuer -
to, sino humanamente en su evoluci6n. Aiiade J danov: "Ser
ingenier o dealmas quier e decir tener ambos pies bien fir mes en
1 Andr ei J danov, Sur la litter atur e, la philosophie et la musique,
Ed. Nouvelle Cr itique, Par is, 1950, p. 12.
443
el suelo de la vida r eal. "2 Esto significa par a el r omper con el
r omanticismo a la maner a de Hegel, que se r efier e a una vida
inexistente y a her oes inexistentes, par a r eemplazar lo con un
r omanticismo r evolucionar io. El metodo del ar te liter ar io asfcom-
pr endido es el del r ealismo socialista. El escr itor sovietico toma
las fu. entes de-suinspir aci6n, sus sujetos, sus imagenes, su es-
tHo, delavidaylaexper iencia delos hombr es. Losher oes dela
liter atur a sovietica son "activos constr uctor es delanueva vida". 3
Esta liter atur a no teme ser tachada de tendenciosa, y J danov
r esponde a quienes posiblemente se indignen: "Sf, nuestr a lite-
r atur a sovietica es tendenciosa, y ello nos enor gullece, por que
nuestr a tendencia estaenquequer emos liber ar alos tr abajador es
yaloshombr es del yugodelaesclavitud capitalista. "
Identicas ideas y tendencias desar r olla Maximo Gor ki, como
hombr e deteatr o, en sus piezas, sobr e todo enL os baj os fondos.
Antes delsiglo xx, laestetica r osa estaba dominada por las doc-
tr inas del r ealismo y del natur alismo. No fue sino despues de la
muer te deSoloviev(1900) cuando seinici6un nuevo per iodo con
la estetica simb6lica y tefugica.
Lateona simb6lica pr evalece en cier tos esteticos como,Bloet,
Belii y Ber diaef. Per o ya en este ultimo comienza la disoluci6n
delateona simb6lica. En el mismo sentido ha tr abajado Bulga-
kov, autor de Mis silenciosos pensamientos, y Weidle, quien en
fr ances public6 L es abeilles d'Ar istee yenr uso El ocaSo del ar te.
Ladoctr ina tefugica, es decir , lateona de la eficacia mfstica
del ar te, esunaher encia par cial del r omanticismo aleman; uno de
sus r epr esentantes es Stepoun, autor de L a vida y la cr eaci6n.
Gr acias aSoloviev, las ideas r eligiosas r usas seacer car on y unie-
r on a la teona teur gica, pr incipalmente en Ber diaefy Bulgakov.
Vjaceslav Ivanov es tanto un influyente poeta como un este-
tico, unte6r ico del simbolismo yun helenista. Par a el, lapoesfa
es el r esultado deun doble secr eto: el. mundo delas apar iencias
yel mundo delas entidades. EI ar te debeser vir al conocimiento y
tr ascender lo:. debe, pues, tr ansfor mar lavida.
En A. Blok pr esenciamos el conflicto entr e el ar te y la r eli-
gi6n, y la idea tefugica del misticismo del ar te se destr uye por
sfmisma. Segu. nel, la teona del simbolismo conver tia en. tr a-
gicalaposici6n delos ar tistas: no podian hacer se r eligiosos y a]
mismo tiempo desear mantener se comoar tistas. EI combate del
simbolismo, piensa Blok, es el combate a favor de la totalidad
delavidaycontr a ladualidad delaestetica.
Entr e los autor es contempor aneos, el fil6sofo Ber diaef (1814-
2 I bid., p. 15.
1I I bid., p. 14.
I bid., p. 15.
1948) ejer ci6 una influencia pr eponder ante. Compar te!as ideas
deSolovievy delossimbolistas en laluchacontr a el hedonismo
estetico y la estetica inglesa. Su espfr itu r eligioso, impr egnado
de misticismo r omantico, 10lleva a una subjetividad absoluta.
Todo es simb6lico par a 151; la civilizaci6nenter a, a 10lar go de
la histor ia, car ece devalor por si misma; s610es valiosapor 10
que se encuentr a encer r ado en su ser : "Vivimosen un mundo
segundo, r eflexionado. "5 Sin embar go, el simbolismono es la
ultima soluci6n a la cr eaci6n ar tistica. En ar te no se cr ea un
nuevo ser , sino mer amente su sfmbolo, y deaqui sur geun calle-
j6n sin salida: el utopismo estetico consisteencar gar el ar te de
deber es r eligiosos, por completo independientes de la estetica;
laactitud teur gica del ar te impidelacompr ensi6n delas esfer as
estetica y r eligiosa.
Bulgakov (1871-1944) ha dedicado tr es her mosas paginas ala
emoci6n estetica en sus Pensamientos ser enos. Tanto en este
ensayo comoenL a luz sin ocaso yensutr atado teol6gicoEl con-
solador , Bulgakov r eehaza la ter minologfa teu. r gicaen r elaci6n
con el ar te, ya quelateur gia es par a el laacci6ndeDios. Sub-
r aya la impor tancia del ar te; sin embar go, hayun estr echo nexo
entr e ar te y r eligi6n. Bulgakovcondenael hedonismo estetico y
r econoce la no concor dancia entr e 10belloy 10bueno: "Nohay
cr iter io mor al par a labellezadelanatur aleza. "
Weidle se sinti6 inspir ado por Bulgakov. EI ar te es insepa-
r able de la esfer a r eligiosa: "Por el ar te yel camino del ar te, el
hombr e sir veal pr incipio divinodelacr eaci6ndel mundo. "Per o
ni lafusi6n del ar te con el acto r eligioso, ni la separ aci6nentr e
ar te yr eligionnos r evelanel secr eta del ar te.
Entr e los ar tistas contempor aneos, Kandinsky (1866-1944) nosha
dejado una impor tante obr a teor ica. Kandinsky vivi6en Rusia,
enAlemaniayen Fr ancia, y senatur aliz6 fr ances en1937. Ensu
obr a De 10 espir itual en el ar te (1911), fueuno delos pr imer os
enpr esentir el poder espir itual delas for mas. EI espfr ituseim
pone per entor iamente a lavision del ar tista y a la imaginaci6n
del inspir ado, amaner a deun nombr e mas sutil r eser vado a la
intuici6n contemplativa. "Todaobr a de. ar te eshija desuepoca,
no obstante que con fr ecuencia es la matr iz de todas nuestr as
emociones. Cadaepocadeuna civilizaci6ncr eaun ar te queIees
pr opio y que jamas sever a r enacer ,"EI ar te deKandinskynos
sume en un estado de contemplacion nostaIgica. Retr at6 simul-
taneamente suespir itu ysutier r a. '
Laper manencia dela concepci6nut6pica es tipicadel pensa
miento r uso. Allado delautopia r evolucionar iahaytambienuna
utopia estetica queconsiste enuna concepci6nmagicadel alum-
5 Ber diaef, 1A philosophie de I 'espr it libr e, t. I, p. 184.
br amiento de la obr a. Ya en los autor es del siglo XIX. podemos
obser var esta concepci6n en una u ? tr a for ma, por . ejemplo en
Gogol, Dostoievski, Soloviev, y tamblen en los del ~Igloxx, par -
ticular mente en Vyceslavi~v (1877-1954), ~n su ~tlca del Er os
tr ansfigur ado. Laestetica r usa seplantea. mcesanteD? -e~teel pr o-
blema de los limites entr e el campo estetIco y el r ehgIoso, . entr e
la exper iencia estetica y la par ticipaci6n activa en la tr ansfIgur a-
ci6n del mundo.
EN LO que va del siglo xx, la estetica ha empr endido un alto y
amplio vuelo en todos los paises; por doquier a se multiplican
los libr os y las r evistas de estetica.
Podemos mencionar en Espana la influencia del fil6sofo Or -
tega y Gasset (1886-1955) y de su Revista de Occidente, fundada
en 1924. Van sur giendo diver sas escuelas: el existencialismo, el
or teguismo, el espir itualismo catalan, etc. Mir abent (1888-1952)
fue un activo colabor ador de la Revista de I deas Esteticas, dir i-
gida actualmente par el estetico J ose Cam6nAznar quien, enuna
r eciente obr a que lleva por titulo El ar te desde su esencia, ba
estudiado lainter pr etaci6n delas for mas desdeun punto devista
fenomenol6gico. Sanchez de Muniain, pr ofesor de estetica en.
la Univer sidad de Madr id, es autor de una muy sugestiva obr a
sobr e el paisaje natur al. Y mencionemos por ultimo a Eugenio
d'Or s, que estudi6 pr incipalmente el bar r aco.
A pesar de los acontecimientos politicos que ocasionar on su
separ aci6n de la influencia occidental, Polonia y Checoslovaquia
tienen algunos esteticos. En Polonia, Tatar kiewicz, pr ofesor de
Ia Univer sidad de Var sovia, publica en estos anos una HistoriJ l
de la estetica; Roman Ingar den, pr ofesor de la Univer sidad de
Cr acovia, es el r epr esentante de la escuela fenomenol6gica. En
Checoslovaquia, Novak, pr ofesor delaUniver sidad dePr aga, con-
dbe la estetica no s610como una ciencia del ar te; en su obr a
L as bases de 1 4 ciencia del ar te (Pr aga, 1928), la consider a como
objetivaci6n y manifestaci6n del r eflejo estetico en lavida social
e individual, es decir , como actividad de la Kunstwissensc1ucft.
Svoboda, tambien de la Univer sidad dePr aga, es kantiano; pien-
sa que el or igen del ar te esta en lavida pr actica, per o consider a
sin embar go, con Kant, que el placer estetico es desinter esado.
Mukar owsky pr ofundiza en los pr oblemas del ar te moder no y es-
tudia la estr uctur a de la obr ade ar te.
, En Suiza existen dos cor r ie~tes difer entes delenguay decul-
tur a. En laSuizaalemana enCO'Dtr amosalgunos fil6sofos, pr imor -
dialmente metafisicos, mor alistas 0 fenomen6logos, quesmues-
tr an par tidar ios de la estetica '''super ior ''. Los mas celebr es son
Haeber lin, pr ofesor honor ar io delaUniver sidad deBasilea, yFr itz
Medicus (1876-1955), de la Univer sidad de Ber na. En la Suiza
fr ancesa se pr efier e la estetica "infer ior ": .se tr ata en gener al de
una estetica basada en10concr eto, per o todaviar icaendesar r ollos
metafisicos. Citemos a Geor ges Mottier (1909-1951) delaUniver -
sidad de Ginebr a, y a J ean-Claude Piguet, que estudia las r ela-
ciones entr e laestetica, el ar te, lacienciayI s metafisica mediante
447
una teona del lenguaje cuyos antecedentes encontr amos P? r un
lado en los estudios dela estetica fr ancesa sobr e el lenguaJ e del
ar te y, del otr o, en las investigaciones cientificas del Cfr culo de
Viena en tor oo al lenguaje cientifico.
EI pintor abstr acto Paul Klee dicM algunos cur sos de 1921 a
1930, pr imer o en Weimar , despues en Dessau y finalmente en . la
Academia de Dusseldor f, de donde fue expulsado por los nazIS.
Algunosextr actos desus cur sos sepubliCar on enDas bil~ner ische
Denken: Schr iften zur For m- und Gestaltungslehr e (Basilea-Stut-
tgar t, 1956). Este volumen . contiene tambien I~ ver sion manus-
cr ita de diver sas confer enclas.
1
Klee expone Ideas sumamente
per sonales y, par a sutiempo, deg. r annoveda~, ace~cadelar epr e-
sentacion, la abstr acci6n, el r eahsmo y el sr mbohsmo. ~u c~n-
cepci6n de la "for ma abier ta" fue conside~da r evoluclonana,
per o esa compr ension del univer so es hoy dla una de las bases
de nuestr a estetica.
Belgica car ece pr opiamente de e~cuelas de e:stetica y 5010
cuenta con pocos te6r icos: La. mayona. ha pr efendo, ~oner la
estetica enfuncion desubjltona. Menclonemos al cntico dear te
Paul Fier ens (1895-1957); a Ar sene Sox:eil, ~e la Unive~idad de
Lieja, autor deun~ I ntr oducci6n a la hlstona de la estettC4. fr an-
cesa (1955); aJ ean Lameer e, dir ector de laR, e~e lnter natwnale
de Philosophie yespecialista en Cr oce; ypor ultimo aDeBr uyne,
que escr ibi6 una impor tante obr a en holandes, co. n~agr ad. a~ la
histor ia de la estetica y de lafilosoffa del ar te, defmldas slgUJ en-
do el cr iter io de 10sEstudios de estetica medieval.
Los dos gr andes nombr es que dominan la est~tica de los Paf-
ses Bajos son los de Bolland <,1854-1922) Y Bler e~s d~ Haan
(1866-1943). El pensar niento estetlco de. Bolland e. stAInflUl~Opor
105pr incipios hegelianos yfenomenol6gicos. Su dlSdpulo Bler ens
de Haansitua 10bello en el mismo nivel que 10bueno; la mor a-
lidad y el ar te se complementan la una a la otr a: al papel de la
voluntad en lamor al cor r esponde el dela imaginacion en el ar te.
En Hungr ia, el objetivo esencial delos tr abajos deChar !es de
Tolnay es una tentativa de captar por un acto de. com~Il1~nla
poesfa de1afor ma, separ ando en ella todo 10que tiene slgmfica-
cion r eligiosa, ideol6gica, filos6fica, estetica, e~c. ~ for ma del
ar teno es una simple tr aducci6n de un texto hter ano 0 de un~
doctr infl r eligiosa, sino una inter pr etaci6n, sobr e t. odo en, el SI-
g10XVI, en quecontiene mensajes per sonales del ar tlsta; a. sl en el
Bosco, en Br ueghel, en Miguel Angel. Entr e los estetlcos ,de
tendencia mar xista, el pr incipal r epr esentante. de nuestr os dl~S
es Geor gLukacs, cuyaobr a Beitr iige zu~ GeSChlchte ~er Aesthetlk
constituye una delineaci6n de la histona de la estetlca moder na
1 Schopfer ische Konfession, 192~; We~e des N~tur studiums, 1923;
Ueber die moder ne Kunst, 1924; Padagoglsches Skll.l.enbuch, 1925.
. -0. ;. " >' ' " , ~ ' ' ' ' 4' ~ ~ ' :' ' ' Wf ~ ~ ~ ~ ::' ' ' ' ' ' , !~ ~ ~ S]' Y}~ . f ' C ' " -~ " :r5 ~ ::_ : :, :( t. gt #4
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en la inter pr etaci6n mar xista. La autodisoluci6n de la estetica
idealista en el ir r acionalismo r efleja la decadencia inevitable de
la sociedad bur guesa.
El pr incipal teor ico de estetica en Gr ecia es Michelis, que
dicta un cur so sobr e lateona delaar quitectur a enlaUniver sidad
Tecnica Nacional deAtenas. Ha escr ito una estetica delaar qui-
tectur a apoyand05e par a ello en una filosofia gener al del ar te.
A continuacion analiz6 el ar :tebizantino total desde un punto. ~
vista estetico y elabor 6 una filosofia de la histor ia del ar te que
eillama la"concepci6n estetica"delahistor ia del ar te.
En el J ap6n hay una Sociedad de Estetica. Lar evista B igaku,
dir igida por Yamamoto, ofr ecer esUr nenesdesus ar tfculos enlen-
gua inglesa conel fin dedifundir el pensamiento estetico japones
en Occidente sobr e liter atur a, musica y ar te del J ap6n.
Unadisciplina 5010logr a alcanzar suautonor nfacuando haencon-
tr ado su metodo. En estetica, por mUltiples que sean todavfa
las tendencias, combinan sin embar go sus tacticas y acumulan
susr esultados; se ven cr ecer los lineamientos de una ciencia
autonoma yconstituida. Nopuede decir se atinquelaesteticasea
una ciencia condusa, pe:r :oel analisis del ar te, al hacer se especf-
fico, constituye una ciencia positiva. La estetica es en este mo-
mento una ciencia por completo independiente de la filosoffa. y
obser vamos c6mo induso en pr oses que no tienen filosofiaseva
elabor ando una estetica.
Antes de for jar se su metoda pr opio, la estetica ha seguido el
de otr as doctr inas yha er r ado amenudo antes deasentar se. Sus
etapas -psicofisica, psicol6gica, delaEinfUhlung, sociologica, de
la Kunstwissenschaft- desembocan en el estudio de 1aohr a
de ar te que sepr esenta a n05otr os con toda su r ealidad estetica.
Hacia el estudio de esta ciencia del aspecto, deesta cienciacon-
cr eta se or ienta el futur o de la estetica. En su analisis de 10
bello, la estetica seaper cibe hoy dfa dela impoten:ciametafisica
y tr atanl cadavez mas de r ealizar esta necesidad de10concr eto.
AI abandonar el metodo intr ospectivo, 0seadeladescr ipci6n en
ter min05 psfquicOse inter nos de los fen6menos extemos y visi-
bles del ar te, laestetica tendeI;ademodo cr eciente adescr ibir 10
que sucede en el espfr itu del)ar tista cuando cr ea, y a estudiar
el objetode ar te no en sf, sino a tr aves de105sujetos en que se
r efr acta.
Al conduir connuestr a histor ia delaestetica, seiialamospar a-
dojicamente la independencia total de la estefica en tanto que
ciencia conr especto alahistor ia. Laobr a dear te, queconstituye
uno de los objetos de estudio de la estetica, es todo 10opuesto
de un hecho hist6r ioo. No solamente el ar te no se desar r olla
for zosamente al compas dela histor ia, sino queademas no eseI
r eflejo de 105acontecimientos hist6r icos y polfticos; con ~
cuencia se halla en oposici6n a ellos. Ya Oscar Wilde 10seiial6
con toda justeza: "El ar te se desar r olla Unicamente por -sfmismo.
No es el simbol0 de ningUn siglo. Los s. iglos son sus simbolos; el
ar te no expr esa jamas otr a cosa apar te de sfdBsmo. Tiene una
vida independiente, igual que el pensamiento. No es necesar ia
mente r ealista en un siglo r ealista, ni espir itualista en un siglo
de fe. Lejos de ser la cr eaci6n de su epoca, se encuentr a en ge-
ner al en oposici6n a ella, y la Unica histor ia que tr aza par a nos-
otr os es la de su pr opio pr ogr eso. "
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Abbagnano, Nicola, 425
Abel, J acob Fr iedr ich (1751-1829),
30S
Abelar do (1079-1142), 86
Addison, J oseph (1672-1719),182,
217, '238, 244, 255, 257, 267, 435
Agat6n (s. v a. c. ), 37
Agr ipina laJ oven (15-59dc. ), 256
Agustin, San (354-430), 86, 87-9,
161
Air ken,437
Alain (1868-1951),399, 401
Alber ti, Leon Battista (1404-72),
102,104,105-119, 123,186,214,250
Alber to Magno, San (m. 1280),87,
88, 91, 92
Alexandr ov, 385n.
Alfier i, Vittor io (1749-1803), 214
Allen, Gr ant (1848-99),288, 290n.,
,371, 372, 382, 383, 390n.
Ames, Van Meter , 440
Anacr eonte ( c. 563478a. c. ), 26
Anaxfmenes (s. VI a. c. ), 29
Anaximandr o (611-547a. c. ), 29, 30
Andler , Ch. , 336, 337, 339
Andr e, Padr e (1675-1764),160-3
Angeles, J uan de los (s. XVII), 126
Anitchkoff, E. , 88
Anselmo, San (1033-1109),86
Ar agon, Louis, 405
Ar iosto, Lodovico (1474-1533),56,
214
Ar istipo (435-356a. c. ), 31, 33, 42,
49
Ar ist6genes (s. ma. c. ), 31
Ar ist6teles, (384-322a. c. ), 29, 44-
60, 67, 69, 70, 72, 74, 75, 79, 83,
86, 90n., 91, 106, 114, 115, 118.
132, 133, 134, 142, 144, 191, 19S,
200, 215; 241, 251, 321, 335, 365,
380, 433, 435
Ar ist6xeno (5. IV a. c. ), 85
Ar qufioco (s. VII a. c. ), 24n.
Augusto (63a. c. -14d. c. ), 171
Aver r oes (1126-98),86s.
.
Bacon, Fr ancis (156t. 1626), 153
Bain, Alexander (1818-1903),371
Baldinucci, Filippo (1624-96),214
Balzac, J ean Louis Guez (1597-
1654), 172
Banfi, Antonio, 428
Bar doux, I. , 371n.
Bar ker , 190
Basch, Victor (1863-1944),203n.,
321, 399-400,408, 415
Bataille, Felix Henr y (1872-1922)
399
Batteux, Char les (1713-80),192
Baudelair e, Char les (1821-67),296-
298, 376, 377, 393
BauQlgar ten, Alexander G. (1714-
1762),7, 181, 183-6,189, 190,191,
194, 209n., 213, 390
Bayer , R. , 401n., 406
Beaumar chais, P. A. Car on de
(1732-99),169
Beecher -Stowe, Har r iet (1811-96),
396
Beethoven, Ludwig van ( 1770-
1827), 337, 396
Behn, I. , 114, 115
Belaval, Y. , 166n., 169,406
Belii, 444
Belinski, Vissar ion (1811-48),384
Bembo, Pietr o (1470-1547),125
Benedict, Ruth, 438
Beneke, Fr iedr ich Eduar d (1798-
1854), 344
Bense, Max, 413
Ber diaef, Nikolai (1874-1948), 444-5
Ber enson, Ber nhar d (1865-1959)
431
Ber gson, Henr i (1859-1941),187n.,
291-2,401-2,433
Ber keley, Geor ge (1684-1753),154-
156, 258
Ber lioz, Hector (1803-69),279
Ber nar do de Clar aval, San (1091-
1153), 95 .
Ber nays, Michael (1834-97),59, 60
Ber nini, 'Giovanni Lor enzo (1598-
1680), 132, 148
Ber thelot, R. , 336
Benuguete, Alonso Gonzalez (m.
1561), 128, 129
i
. J
lNDICE DE NOMBRES
Bur ckhar dt, J acob (1818-97), 336
Bulgakov, Ser gei (1871-1944), 444,
445
Bur ke, Edmund (1729-97), 205,
212, 217, 255, 266, 268, 390
Bianchini, 361
Bickhoff, G. D. , 440
Bites-Palevitch, Milda, 420n.
Bloet, 444
Blok, Ao, 444
Boccaccio, Giovanni (1313-75), 102
Bodmer , J ohann J . (1698-1783), 183
Boileau, :e. tienne, 93n.
Boileau, Nicolas (1636-1711), 55,
130no, 131, 133, 135, 140, 141, 142,
146, 147, 163, 171no, 186, 200
Bosanquet, Bo, 231
Bosco, J er onimo (1450-1516), 128,
448
Bosch, J . , 436
Bossuet, J acques Bo (1627-1704),
130, 172
Bottar i, 425
Botticelli (Alessandr odei Filipepi,
1444-1510), 62, 102
Bouhour s, Dominique (1628-1702),
263
Boule, M. , 14no
Bour don, Sebastien (1616-71), 149
Bowr a, Maur ice, 431
Boyar do, Matteo Mar ia (1434-94),
21 4
Br amante (Donato d'Agnolo, 1444-
1514), 120
Br andes, G. , 343
Br andi, C. , 425
Br ay, R. , 55
Br ehier , E. , 74n.
Br eitinger , J ohann J . (1701-76),
183
Br elet, Gisele, 406
Br entano, Fr anz (1838-1917), 416
Br eton, Andr e, 404-5, 435
Br euce, 348n.
Br euil, Ho, 9n., 11, 12, 15n.
Br inkmann, D. , 418
Br ion, Mar cel, 407
Br oad, Char lie Dunbar , 432
Br ochar d, V. , 63n.
Br ueghel, Pieter (1520-69), 448
Br unelleschi, Filippo (1377-1446),
110, 116
Br uni, Leonar do (1369-1444), 119
Buber , Mar tin (1878-1965), 423
Buenaventur a, San (1221-74), 104
Buffon, Geor ges Louis Lecler c de
(1707-88), 162, 170
Cabanis, Pier r e (1757-1808), 275
Caloger o, Guido, 425
Calimaco (so v aoc. ), 200
Calvi, Maximiliano (s. XVI), 126
Callot, J acques (1592-1635), 131
Cam6n Aznar , J ose, 447
Camus, Alber t (1913-1963), 399
Car los V, emper ador de Alemania
(1500-58), 124, 125, 127 .
Car lyle, Thomas (1TI5-1881), 379
Car nap, Rudolph, 421
Car neades (214-129 ao co), 67
Car r itt, E. F. , 431, 432, 434-5
Cassir er , Er nst (1874-1945), 420,
433
Castelvetr o, Luigi (1505-71), 55, 56,
57, 214
Castiglione, B aI dass ar e (1478-
1529), 125
Catalina II, emper atr iz de Rusia
(1729-96), 384
Cattani da Diacceto, Fr ancesco
(1446-1522), 122
CavalcaselIe, Giovanni Battista
(1819-97), 362
Caylus, 194
Cebes (so v a. c. ), 30, 247n.
CelIe, Pier r e de (mo 1187), 125
Cellini, Benvenuto (1500-71), 103
Cennini, Cennino (1360-1440), 97-
98, 106, 114
Cicer on, Mar co Tulio (106-43a.
co), 61, 64n., 65no, 70, 71, 75n.
Cicognar a, Leopoldo (1767-1834),
361
Cinthio (Giovanni Battista Gir al-
di, 1504-73), 56
Cleantes (soI I I a. c. ), 64, 72
Cleitos, 34, 75
Cohen, Her mann (1842-1918), 420
Cohn, F. , 414
Colber t, J ean Baptiste (1619-83),
148
Coler idge, Samuel Taylor (1772-
1834), 363, 379, 433
Collingwood, R. G. , 4~1
CondilIac, :tie nne Bonnot de
(1715-80), 275
Condor cet, Nicolas (1743-94), 159
Cooper , J ames Fenimor e (1789-
1851), 375
Cor neille, Pier r e (1606-84), 55, 56,
57, 58, 142, 143, 171n., 192
Cor ot, J ean Baptiste Camille (1796-
1875), 318
Cour bet, Gustave (1819-TI), 280,
384
Cousin, Vi ctor (1792-1867), 160,
275-7, 290, 369, 435
Coypel, Noel (1628-1707), 152
Cr ebillon (Pr osper J olyot, 1674-
1762), 58
Cr isipo (so ma. co), 64n., 65no,
67, 68, 69, 72n.
Cr oce, Benedetto (1866-1952), 383,
425,427-8, 430, 435, 439, 448
Cr oiset, A. , 43
Cuvier , Geor ges (1769-1832), 286
Challaye, 336
Chamfor t, Sebastien (1741-94), 337
Champagne, Philippe de (1602-74),
131, 150
Chapelain, J ean (1595-1674), 55,
56 s., 134, 135
Chateaubr iand, Rene de (1768-
1848), 174, 271-2
Chenier , Andr e (1762-94), 174-5
Cher nishevski, Nikolai (1828-89),
384, 385
Chur ch, R. W. , 431
D'Alember t, J eanLe Rood (1717-
1783), 166, 173
D'Annunzio, Gabr iele (1863-1938),
425-6 .
Dante Alighier i (1265-1321), 97,
102, 215, 391 .
Dar win, Char les (1809-82), 195, 285,
338 n., 363, 366, 371
D'Aubignac, Fr an ~ 0i s Hedelin
(1604-76), 55, 56, 58
Daumier , Honor e (1808-79), 297
De Br uyne, E. , 88no, 448
Delacr oix, Eugene (1798-1863),,376
Della Fr ancesca, Pier o (1420-92),
116
Descar tes, Rene (1596-1650), 135,
136, 137, 138, 139, 143, 152, 163,
176, 178, 194, 230
Dessoir , Max (1867-1947), 412, 418
Destutt de Tr acy, A. L. C. (1754-
1836), 275
Dewey, J ohn (1859-1952), 380, 439-
440,442
De Wulf, Mo, 88n.
Dickens, Char les (1812-70), 396
Dider ot, Denis (1713-84), 53, 58,
160, 166-9, 175, 307
Dilthey, Wilhelm (1833-1911), 422
Dingle, H. , 431
Di6genes Laer cio (somd. c. ), 61,
336
Dionisio Ar eopagita, 121, l25
Dionisio de Halicar naso (5. I a.
c. ), 85
Donatello (1386-1466), 116
Dor fles, Gillo, 425n.
DOr ning, 60 .
D'Or s, Eugenio, 447 .
Dostoievski, Fedor (1821-81), 384,
386, 388-9, 396, 446
Dr yden, J ohn (1631-1700), 238
Du Bos, J ean Baptiste (1670-1742),
144, 163-5, 186, 190, 250 .
Ducasse, 437
Dudintsev, 443
Dufr enne, Mikel, 399, 405, 411
Dufr esnoy, Co-Ao(1611-65), 145
Dumas, Alexandr e (1802-70), 271
Dumas, Alexandr e (1824-95), 169n.
Duns Scotus (1265-1308), 87
Dur and, Guillaume (m. 1330), 95
Dqr er o, Alber to (1471-1528), 153
Dur kheim, :mile( 1858-1917), 283
n., 438
Dvor ak, Max (1874-1921), 421-2
Eichendor ff, J oseph von (1788-
1857), 326
Eliot, Geor ge (Mar y Ann Evans,
1819-80), 396
Eluar d, Paul '(1896-1952), 4:05
Emer son, Ralph Waldo (1803-82)
321, 379-81, 383
Empedocles (sov aoco), 37,77,115
Epicteto (5. I d. c. ), 69, 70, 71, 72
Epicur o (341-270 a. c. ), 61-4, 67,
230
EscaHger o, J ulio cesar (1484-1558),
55, 57, 133, 134, 144, 214
Esquilo (525-456 a. c. ), 22, 28
Eur ipides (480-406 a. c. ), 54, 59,
143
Estella, Diego de (1524-78), 125
Ewalt, R. , 348n.
Faguet, E. , 139n., 261n.
Fauconnet, Andr e, 329, 330, 331n.,
332n.
Fecamp, ~ean de, 125
Fechner , Theodor (1801-87), 346-
347, 356-7, 358, 414, 415, 424, 439;
442
Felibien, Andr e (1619-94), 145, 146,
141-8
Felipe II, r ey de Espana (1527-
1598), 124, 121
Fenelon, Fr anc;ois de Salignac de
La Mothe (1651-1715), 152, 170
Fer chault, Guy, 406
Feuer bach, An seIIp von (1798-
1851), 342
Ficino, Mar silio (1433-99), 115, 119,
120, 122, 125, 126
Fichte, J 0han nGottlieb (1762-
1814), 307, 308, 315, 385
Fidias (s. v a. c. ), 196
Fiedler , Conr ad, 423, 433
Fier ens, Paul (1895-1957), 448
Filodemo de Gadar a (s. I a. c. ),
61s.
Filolao (s. v a. c. ), 30, 31
Fil6n de Alejandr ia (s. I a. c. -s. I
d c. ), 67
Fil6str ato (170-245 d. c. ), 85
Fischer , K. , 321
Flauber t, Gustave (1821-80), 291
Flemming, W. , 106, 114, 117,
Flor a, F. , 425
Foeillon, Henr i (1881-1943), 400
422, 423, 434
Fonseca,Cr ist6bal de (m. 1621)
126
Fontenelle, Ber nar d Le Bovier de
(1657-1757), 257n . .
Fouille, A. J . E. (1838-1912), 43, 291
Fr a Angelico (1387-1455), 102
Fr agonar d, J ean (1732-1806), 151
Fr ancisco I, r ey d~ Fr ancia (1494-
1547), 120
Fr ancisco de Asfs, San (1182-1226),
91, 102
Fr ank, Ph. , 421
Fr ear d de Chambr ay (1606-76),
146, 141
Fr eud, Sigmund (1856-1939), 405
Fr ey, Dagober t, 421, 422
Fr isi, Paolo (1728-84), 361
Fr y, Roger , 437
Gaddi, Taddeo (1300-66), 98
Galeno (s. I I d. c. ), 68
Galswor thy, J ohn (1867-1933), 363
Galvano delIa Volpe, 425
Gar ibaldi, Giuseppe (1807-82), 361
Gamier , Adolphe (1801-64), 219
Gatz, Felix, 441
Gautier , Theophile (1811-72), 279,
313, 321n.
Geiger , Mor itz (1880-1938), 412-3
Gentile, Giovanni (1875-1944) 428,
430
Ger ar d, Alexander (1728-95), 2624
Gibelin, J . , 317
Giober ti, Vincenzo (1801-52), 362
Gior dani, Pietr o (1774-1848), 361
Gior dano, Lucas (1632-1705),249 n.
Giotto (1266-1336), 97-8
Gissing, Geor ge Rober t (1857-1903),
363
GOethe, J 0hann Wolfgang von
(1749-1832), 209, 300, 304, 305,
313, 327, 359, 391
Gogol, Nikolai (1809-52), 386, 387
388,446
Goldschmidt, 51n.
G6ngor a, Luis de (1561-1627), 126
Gor don, 414
Gor ki, Maximo (1868-1936),444
Gottsched, J ohann Ch. (1700-66),
181-3
Gouthier , Henr i, 406
Goyay Lucientes, Fr ancisco (1746-
1828), 297, 439
Gr anada, Luis de (1504-88), 126
Gr avina, Gi an Vincenzo (1664-
1718), 215 _
Gr egor io Magno, San (1020-85), 98
Gr euze, J ean Baptiste (1725-1805),
161
Gr igor ev, Apollon, 386, 388
Gr oos, Kar l (1861-1946), 415
Gr osse, E. , 415
Guizot, Fr anc;ois P. G. (1787-1874),
271
Guyau, Mar ie J ean (1854-88), 286-
294, 389, 392n., 396n.
Haan, Bier ens de (1866-1943), 448
Haeber lin, Paul, 447
Haezr ahi-Br isker , P. , 431
Hamann, Richar d, 419
Hangs, 304
Hanslick, E. , 138
Har dy, Alexandr e (1570-1631), 58,
135 .
Har dy, Thomas (1840-1928), 363
Har tmann, Nicolai (1882-1950)
346,413
Hauptmann, Mor itz (1792-1868),
354
Hausegger , Fr iedr ich von (1837-
1899), 345
Hausenstein, Wilhelm (1883-1957),
423, 424
Hawthor ne, Nathaniel (1804-64)
375 '
Haydn, J oseph (1732-1809), 137
Hegel, Geor g Wilhelm Fr iedr ich
(1770-1831), 178, 195, 286, 313,
315, 316, 317-25, 328, 358, 384,
385, 412, 413, 427, 444
Heinemann, F. , 74n.
Heinse, Wilhelm (1746-1803), 416
Heinsius, Antonio (1580-1655) 55
135 ' ,
Hemingway, Er n est (1898-1961)
431
Hemster huis, Fr ans (1721-90), 390
Hennequin, Alfr ed (1842-87) 294
Her aclito (s. VI a. -c. ), 37, 68'
Her bar t, J ohann Fr iedr ich (177~
1841), 189, 285, 350, 351, 423 ;
Her ber t, 431 .
Her der , J 0hann Gottfr ied von
(1744-1803), 191, 286, 300-4, 325,
326
Her nandez (Fer nandez), Gr egor io
(1576-1636), 128
Her zen, AI eksan dr Ivanovich
(1812-70), 385 .
Hesiodo (5. VIII a. c. ), 22-3, 25,
33 n., 41, 42
Hildebr and, Adolf E. R. (1847
1921), 423, 424
Hobbes, Thomas (1588-1679), 153-
154, 224
Hoffmann von Faller sleben, Au-
gust Heinr ich (1798-1874), 326
Hogar th, William (1697-1764), 22,
217, 268
Hor ne of Kar nes, Henr y (1696-
1782), 217, 229n., 239, 241-7, 251
254, 264-7, 390
Homer o, 22, 23-5, 33n., 41, 42, 153,
198, 199, 200, 215, 216, 303
Hooker , 367
Hor acio (65-8 a. c. ), 125, 133, 146
Hour ticq, L. , 91
Howitz, 354
Hugo, Victor (1802-83), 213-5, 371,
396
Hugo de San Victor (1096-1141),
94-5, 96
Hume, David (1711-76), 205, 230-5,
245, 255-7, 433, 435
Hunger land, Helmut, 438
Husser l, Edmund (1859-1938), 41 1 ,
422
Hutcheson, Fr ancis (1694-1746),
190. 217, 224-30, 235, 237, 239,241,
245, 259-60, 262, 390
Huyghe, Rene, 405, 410-11
Ibsen, Henr ik (1828-1906), 59, 393
Ingar den, Roman, 447
Ir ving, Washington (1783-1859), 375
Ivanov, Vjaceslav, 444
J acob, Max (1876-1944), 400
J amati, Geor ges, 406
J amblico (s. IV d. c. ), 119, 120
J ames, William (1842~1910), 363n. ,
378
J ammes, Fr ancis (1863-1938); 313
J anicek, 114
J danov, Andr ei, 4434
J ean Paul (Richter , 1763-1825),
314 n., 325-6,'421
J enofonte (434-355 a. c. ), 3132, 7S
J esucr isto, 127 '
J ohnson, Samuel (1709-84), 268
J ouffr oy, The 0dor e(1796-1842),
277-8
J ouvet, Louis, 406
-J uan II, r ey de Fr ancia (1319-64),
124
J uan Bautista, San, 121
J uan de la Cr uz, San (1542-91),
125, 126, 127
J ung-Stilling, J 0hann Heinr ich
(1740-1817), 326
Kandinsky, Vasili (1866-1944), 445
Kant, Inmanuel (1724-1804), 10, 32,
49, 89, 90, 139, 141, 176, 177, 180,
181, 182, 183, 184n., 185, 186, 189,
190, 191, 192, 193, 194, 203-13, 227,
230, 241, 244, 255, 266, 267, 287,
288, 290, 294, 300, 304, 305, 308,
310, 311, 312, 314, 315, 318, 319,
322, 328, 329, 330, 331, 341, 342,
372, 390, 412, 415, 429, 435,447
Keats, J ohn (1795-1821), 363
Klee, Paul, 448
Konig, S. , 182
Kostlin, Heinr ich Adolph (18~
1907), 345s.
Kr afft, J . G. , 405
Kr aft, Victor , 421
Kiilpe, Oswald (1862-1915), 357,
414, 415
La Fontaine, J ean de (1621-95),
131 135, 147no, 172, 202n.
LaIo,'Char les "(1877-1953),405, 406,
408-9
Lamar ck, J ean Baptiste (1744-
1829), 167, 338n.
Lamar tine, Alphonse (1790-1869),
272, 273
Lamennais, Felicite Rober t de
(1782-1854), 278
Lameer e, . J ean, 427n., 448
La Mesnar dier e, J ules (161~3),
. 55, 136
Lami,361 .
Landini, T. , 115
. Langer , Suzanne, 433, 439
Langfeld, H. S. , 439
Lantier , R. , 9n.
Laplace, Pier r e Simon de (1749-
1827), 293
Lar guillier e, Ni co I as de ( 165 b-
1746), 147, 150
La Rochefoucauld, Fr an~ois de
(1613-30), 337
,Lar omiguier e, Pier r e ( 175 b-1837),
275
La Taille, J ean de (1540-1608), 57
Laudun d'Aigalier s, 58, 135
Le Br un, Char les (1619-90), 131,
144, 148-50, 151, 152
Lecler cq, Dom, 125
Leconte de Lisle, Char les Mar ie
(1818-94), 296
Leibniz, Gottfr ied W. (1646-1716),
46, 98, 104n., 176-81, 182, 183,
184, 187, 189, 190, 191, 194, 205,
222, 229n., 318
Leibovitz, Ro, 406
Lemaitr e, J ules (1853-1914), 291
Lenin, Nikolai (Vladimir Ilich
Ulyanov, 1870-1924), 443
Le Notr e, Andr e (1613-1700), 132,
144
Le6n X, papa (1475-1521), 171
LeOn Hebr eo (m. 1535), 122
Le6n, Luis Ponce de (1528-90,
125, 126
Leonar do da Vinci (1452-1519), 97,
101, 102, 104, 105, 110, 113, 114,
116, 117, 118, 119-23, 144, 146, 186,
214
Leontiev, Konstantin (1831-91), 385
Leopar di, Giacomo (1798-1837), 360,
361, 427
Ler oy, Ao, 222, 223n.
Lessing, Gotthold E. (1729-80, 53,
54, 58, 59, 134, 135, 144, 150,
165 n., 168, 183, 192, 197-202, 250,
301, 302, 303, 304, 325, 326
Leumann, E. , 348n.
Levy-Br uhl, L. , 63n.
lichtenber g, Ge0r g Chr istoph
(1742-99), 326
Lifar , Ser ge, 406
Linneo, Car los (1707-78), 282, 286
Lipps, Theodor (1851-1914), 371,
414, 415, 433
Livio Tito (59 a. c. -17 d. co), 282
Lobe: J 0hann Chr istian (1797-
1881), 354
Locke, J ohn (1632-1704), 154, 176,
194, 217
Longfellow, Hen r y Wadswor th
(1807-82), 375
Longino (s. I I I d. co), 85, 244, 435
Lope de Vega, Felix (1562-1635),
135
Lor enzo de Medicis (el Magnifico,
1449-92), 120
Lor r ain, Claude (1600-82), 131
Lotze, Her mann (1817-81), 346,
351, 415
Lucr ecio (90-53a. c. ), 62
Luis XIII, r ey de Fr ancia (1601-
1643), 55
Luis XIV, r ey de Fr ancia (1638-
17i5), 131, 170, 171, 172
Luis XVI, r ey de Fr ancia (1754-
1793), 308
Lukacs, Geor g,448-9
Lully, J ean Baptiste (1632-87), 132
Macli, Er nst (1838-1916), 347-9,
351-2
Maggi, V. , 57 . . .
Maiakovski, Vladimir (1893-1939),
4f t 3
Maine de Bir an{l766-1824), 275
Mair et, J ean (1604-86), 57, 58
Malebr anche, Nicolas de (1638-
1715), . 163
Malher be, Fr an~ois de (1555-1628),
131
Malon de Chaide, 125
Malr aux, Andr e; 405, 407-8, 432
MaJ Iar me, Stephane (1842-98), 298,
313, 393 . . .
Mandach, C. de, 117
Manzoni, Alessandr o (1785-1873),
359-60, 361 .
Mar angoni, M. , 425
Mar atta, Car lo (1625-1713), 249n.
Mar cel, Gabr iel, 399
Mar ees, Hans von (1837-87), 4~ .
Mar etchovsld, 102. :
Mar ia Antonieta (1155-93), 170
Mar ia Magdalena, Santa, 126
Mar itain, J acques, 381, 406
Mar shall, Ruy~r s, 372
Masaccio (1401:28), 101, 102, 110,
116
Masoliho da Panicale (1~83-1447),
102 .
Massaini, To, 115
Mazzini, G. , 362
McGr eevy, Thomas, 431, 432, 436
Mead, G. H. (1853-1931); 438
Medicus, Fr itz (187~1955), 447
Meer semann, G. , 88n.
Mendelssohn, Moses (l72U6), 190-
194
Mentz, 348n.
Meumann, Er nst (1862-1915), 414,
415
Michel, P. -H. , 106, 114, 115, 116,
117
Michelet, J ules (1798-1874), 271
Michelis, P. A. , 449
Mignar d, Pier r e (1610-95), 150
Miguel Angel (1475-1564), 104, 128,'
147, 148, 289, 448
Milton, J ohn (1608-74), 243, 244n.
Minar di, Tommaso, 361 ' .
Mintur no, Antonio (m. 1574), 59,
214
Mir abent, Fr ancisco (1888-1952),
231n., 447 .
Molier e (J eanBaptiste Poquelin,
1622-73), 131, 135
Mommsen, Th;, 117
Montaigne, Michelde (1533-92),337
Montanez, J uan Mar tinez (1568-
1648), 129
Montesquieu, Char les de secon-
dat (1689-1755), 169-170
Montever di, Claudio (1567-1643),
132
Moor e, J ar ed S. , 437
Mor eas, J ean (185b-1910), 298
Mor elli, Giovanni (181~91), 362
Mor r is, William (1834-96), 93, 373-
374
Mor itz, Kar l (175~93), 344
Mor o, Antonio (1512-76), i27
Mor pur go- Tagliabue, G. , 425
Mottier , Geor ges (1909-51), 447 ,
Mozar t, Wolfgang Amadeus (17~~
1791), 137, 313
Muka;r owsky, J . , 447 . :'
Milller , Geor ge Elias (1850-1934),
345
Mliller -Fr ei. enfels, Richar d (1882-.
1949), 419-10
Munr o, Thomas, 434, 441-2
Muntz, E. , 114
Mur ator i, Lodovico Antonio (1672-
175 0), 215
Mur r ay, H. A. , 438
Musset, Alfr ed de (1810-57), 271
Nadler , 418
Nator p, Paul (1854-1924),420
Nedoncelle, M. , 411 .
Ner on (37-68d. c. ), 2S6
Neur ath, Otto, 421
Newton, Isaac (1642-1727),293
'Nicolai, Chr istoph F. (1733-1811),
191
Nicolas v, papa (1397-1455),105
Nicolas de Cusa (1401-64), 122
Nier ember g, luan Eusebio (1595-
1658), 126
Nietzsche, Fr iedr ich (1844-1900),
27n., 28n., 289, 327, 33643, 394,
417
NUson, Lar s (1840-99),287n.
Novak, M. , 447
Navalis (Fr iedr ich von Rar den-
ber g, 1772-1801), 300, 326, 387
Obenauer , K. 1. , 336n.
Ogden, C. K. , 431
Ogier , Fr a~ois, 136
Or fgenes (s. Dr d. c. ), 86
Or tega y Gasset, lose ( 1886-195 5 ),
447
Osbor ne, Har ald, 431, 432-3
Osuna, Fr ancisco de (m. 1540),
127n.
Over beck, Fr iedr ich (1789-1869),
361 .
Over beck, Iohannes Adolph (1826-
1895), 336
Ovidio (43a. c. -17d. c. ), 200
Pablo, San, 280
Panofsky, Er win, 420
Pantoja de la Cr uz, Iuan (1551~
1608), 128
Par eyson, Luigi,. 430
Par r basios (s. v a. c. ), 34, 41, 75
Pascal; Blaise (16~2), 131, 139-
140, 247, 337 .
Passer i,Gianbattista (1610-79),214
Pa~ov, 3~ '
Pedr o el Gr ande, zar de Rusia
(1672-1725),384
'~"''''''/''::. ,,,c,. ~,,t<''''''!OIl!I . >~
(
Pedr o el Vener able (1092-1156),125
Pellico,Silvio (1789-1854),359
Per icles (m. 429a. c. ), 171,248
Per r ault, Ch. (1628-1703),150s.
Per ugino(1449-1524), 101
Phillips, E. , 421
Piaget, I. , 260n.
Picasso, Pablo, 436
Piccolomini, Alessandr o (1503-78),
5S
Piguet, lean-Claude, 447
Piles, Roger de ( 1635 -1709), 15 1-2
P1ndar o (522-443a. c. ), 22, 27
Pinder , W. , 418
Pir andello, Luigi (1867-1936),425,
426-7
Pissar ev, Dmitr i (1840-68), 385
Pitligor as (s. YI a. c. ), 29-30, 39,
41,49
Plat6n (427-347a. c. ), 21, 29, 30,
31, 32, 33, 34-43,44, 45, 46, 48n. ,
50, 51, 54, 59, 60, 63, 67, 74, 75,
76, . 77, 79, 82, 83, 84, 86, 88n.,
115, 119, 120, 122, 125, 126, 130n.,
145, 161, 176178, 180, 208, 202,
241, 278, 287, 328, 330, 338n., 434,
435
Plethon, Gior gio Gemisto (5. XIV-
xv), 119
Plotino (205-270d. c. ), 74-84, 85,
88, 120, 126, 145, 285, 335
Plutar co (45050-125d. c. ), 66, 70
Poe, Edgar Allan (1809-49), ' NI,
375-8
Polideto (5. v a. c. ), 146
Pope, Alexander (1688-1744),238,
267, 268
Por tir io (232-304d. c. ), 74, 76, 79
Posidonio (5. r a. c. ), 67, 68
Poussin, Nicolas (1594-1665), 131,
144, 145, 147, 149, 150
Pr odo (410-85d. c. ), 115, 119, 120
Pr oudhon, . lean Baptiste (1758-
1838), 279-81
Pr oudhor illneau, Ger maine, 406
Puccio, R. , 115n. .
Puget, 'Pier r e (1622-94), 131
Pur ser , I. W. R. , 435
Quintiliano (5. I d. c. ), ~, 264
Racine, lean (1639-99), 58, 140,
142, 143, 150
Rafael (1483-1520),104, 128, 148,
196n.
Ragghianti, C. 'L. , 425
Rand, B. , 247
Ravaisson, J ean (1813-1900),291,
292
Read, Her ber t, 432, 4334
Reid, Thomas (1710-96),277n.
Reinkens, J . H. , 60
Reiss, Fr an~, 406
Rembr andt van Rijn (1606-69),147
Renouvier , Char les Ber nar d (1815-
1903), 288, 290, 291
Reybekiel, .A. , 292n.
Rey,nolds, J osiah (1723-92),217
Richaij. eu, duque de (1585-1642),
55 '
Richar ds, J . A. , 431, 433
Richar dson, Samuel (1689-1761),
267
Riegl, Alois (1858-1905),421, 422
Riedel, Fr iedr ich (1742-86),301
Riem~nn, Hugo (1849-1919),354,
355-6
Rigaud, Hyacinthe (1659-1743), 150
Rimbaud, Ar thur (1854-91),298
Ritschl, Fr iedr ich (1806-76),336
Rohde, Er win (1845-98),336
Ronsar d, Pier r e de (1524-85),132,
133, 140-1
Rosmini, Antonio (1797-1855),362
Rossetti, Dante Gabr iel (1828-82),
363
Rostand, Edmond (1868-1918), 393
Rousseau, J ean-J acques (1712-78),
170, 171, 1734, 175,213, 271, 272,
300, 305, 311, 313, 365 '
Rousselot, J . , 400n.
Royce, Iosiah (1855-1916),378
Royer -Collar d, Pier r e Paul (1763-
1843), 275
Rubens, Peter Paul (1577-1640), 150
Rudr auf, Lucien, 405
Runes, Dagober t D. , 441
Ruskin, J ohn (1819-1900),363-71,
373, 374, 389
Safo (5. vn a. c. ), 26n. , 27
Saint-Pier r e, Ber nar din de (1737-
1814), 174, 271
Saint-Simon, conde de"(17~1825),
279
Sainte-Beuve, Char les A. (1804-
1869),296
Salter , W. , 336
Sanctis, Fr ancesco de, 427
Sanchez Coello, Alonso (1531-88),
128
Sanchez de Munian, J . M. , 447
Santayana, Ge0r ge (1863-1952),
1863-1952),381-3
Sar asin, lean Fr an!r Ois(1603-54),
58
Sar tr e, J ean-Paul, 399, 405, 406-7
Scalzo, 116
Scanelli, F. , 214
Scar amucia, Lodovico P. (1616-
1680), 214
Scuder y, Geor ges (1601-67),55, 57,
136
Schasler , M. , 412
Scheler , Max (1874-1928),415-6,
433
Schelling, Ioseph von (1775-1854),
145,178,291,315-17, 327,361,384,
385, 386 .
Schiller , Fr iedr ich von(1759-1805),
27 n., 143, 192, 193,207, 208,221,
271,279,300, 304-14, 318337,359,
372, 373, 382, 384. 385, 388, 434
Schle~el, AUl!UstWilhelm (1767-
1845), 326. 345
Schlegel, Fr iedr ich (1771-1829),
300
Schillinger , J . , 440
Schlick, Mor itz, 421
Schloezer , Bor is de, 406
Schmar zov. A. 420, 421
Schmidt, E. , 329
Schneider , R. , 'J 7n.
Schopenhauer . Ar thur (1788-1860),
326-35,337, 340. 363, 415, 435
Schuber t. Gotthilf Heinr ich von
(178~186O).326
Schuhl, P. M. , 34n.
Schumann. Viktor (1841-1913), 345
Seailles, Gabr iel (1858-1922),291-
292. 29S-6
Segal, I ., 414
Setr ismundo Malatesta (m. 1468),
105
Se~ond, J oseph (1892-1954),408
Selvatico, Pietr o (1803-80),361
Semper , G. , 421
Seneca (4 a. c. ~5 d. c. >, 62, 64n.,
65 n., 67, 69, 72, 73n.
Sexto Empir ico (s. II-III d. c. ), 67
Shaftesbur y, conde de (Anthony
Ashley Cooper , 1671-1713), 154,
217-24, 225, 227, 241, 247-50, 251,
255, 256, 257-9, 260, 265, 267, 305,
384, 390
Shakespear e, William (1564-1616)
59, 271, 359, 391, 401
Shelley, Per cy Bysshe (1792-1822),
268, 363
Shoen, M. , 439
Siebeck, P. , 60
Simmel, Geor g (1858-1918), 422
Simmias (s. v a. c. ), 30
Sim6nides (556467 a. c. ), 27-8, 33n.
Siohan, Rober t, 406
Siebeck, 415
Smith, Adam (l723-90), 202, 230,
23541, 260-2, 305
S6cr ates (470-399a. c. ), 22, 30, 31-
33, 36, 37, 3811. , 41, 42, 43, 45,
70, 72, 75, 85, 93, 188, 202, 338
. S6focles (495-406a. c. ), 22, 28,53,
132, 169, 200
Solger , Kar l Wilhelm '"'. (1780-
1819), 32~
Soloviev, Vladimir (1853-1900), 385-
387, 444, 445, 446'
Soupault, Philippe, 405
Sour iau, tienne, 405, 406, 409-10
Sour iau, Paul, (1852-1925), 409
Southey, 433
Spencer , Her ber t (1820-1903), 195,
290 no, 363, 371, 372, 373, 390no
Spinoza, Bar uch de (1632-77),61,
TI 8 .
Stat;e, W. To"435
Stael, . Mmeode (1766-1817), 271
Stalin, Iosif (Iosif Vissar ionovich
Dzhugashvili, 1879-1953), 443
~tankevich, Niko!ai (1813-40), 385
St~egman, J ohn, 431. 433
Stefanini, 'Luigi ( 1891J I95 6), 430
Stendhal (M ar i e I;Ienr i Beyle,
178}l842), 337, 382'. .
StepOun, F. A. , 444
Ster ne, Laur ence (1713~8), 326
Stewar t, DUg;:lId(175H828)o'277n,
Str tVgowsld; 'J osef (1862~1941),418,
421 . ''
Sulzer , J ohann G. (1720-79), 186-90
Sully, J ames (1842-1923), 217, 363,
391
Sully Pr udhomme, R. F. A. (1839-
1907), 296
Svoboda, K. , 59n., 447
Swift, J onathan (1667-1745), 258
Taine, Hippolyte (1828-93), 131n.,
195 n., 271, 279n., 281~, 294, 296
Tal~s (640-546a. c. ), 29
Tasso, Tor quato (1544-95), 56, 214
Tatar kiewicz, L. , 447
Tener ani, Pietr o (1789-1869), 361
Te6filo (s. VI), 114
Teognis (s. VI a. c. ), 27-8, 41
Ter esa de Avila, Santa (1515-82),
125, 126, 127
Testelin, Louis (1615-55), 149
Theotocopuli, Domenico (el Gr e-
co, 1548-1614), 128, 129
Thier r y, Augustin (1795-1856), 271
Ticiano(1477-1576), 127, 147, 152,
237, 289
Tieck, l. udwig (1773-1853), 300,
326
Tietze, Ho, 421
Timeo de Locr is, 30
Tocqueville, Alexis de . (1805-59),
271
Tolnay, Char les de, 421, 448
Tolstoi,' Leon (1828-1910), 279, 280,
364, 384, 385, 389-96
Tomas de Aouino,Santo (1225-
1274), 86, 87, '88:95, 96, 97, 98,
103 no, 104, 106, 117
Tr issino, Giovanni Gior gio (1478-
1550), 56, 214
Tur ner , J oseph Mallor d William
(1775-1851). 365, 366, 369, 433.
UecIlo, Paolo (1397-1475), 116
Utitz. Emil (1883-1956), 412, 416-7,
418
Vaihinger , H. , 339
Vainstein, Andr e, 406
Valer y, Paul (1871-1945), 402-4, 436
Vaillat, Leandr e, 406
Vallet, 88n. .
ValI6is;H. , 14n.
Van Gogh, Vincent (1853-90), 438
" ' ::; " ' <r :' " " . ; ; ; r' . ~*'::.\y "'o{<;'-
. ~::' " ' . - - " 1
I
Van Goyen, J . J . , 423
Vasar i, Gior gio (1511-74), 101n.,
112
Velazquez, Diego Rodr iguez de
Silva y (1599-1660), 129, 147
Venevidivov, Dmitr i, 384
Ventur i, Adolfo (1856-1941), 429
Ventur i, Lionello, 109, 112, 113,
114, 115, 116, 425, 429
Ver haer en, mile (1855-1916), 298,
299
Ver laine, Paul (184+96), 298, 313,
377, 393
Ver non Lee (Violet Page, 1856-
1935), 372-3
Ver onese, Paolo (1528-88), 150, 237
Vi c0, Gianbaltista (1660-1744),
21~, 427
Victor off, David, '438n.
Vida, Mar cos J er 6nimo (1480-
1566), 55, 134, 214
Vigny, Alfr ed de (1797-1863), 169,
271
Villier s, Andr e, 406 .
Vir gilio (70-19 a. c. ), 62, 168
Visconti, Ennes, 359
Vischer , Fr iedr ich Theodor (1807-
1887), 346, 358
Vitr ubio (s. I a. c. ), 85
Vo I keI t, J ohannes (1848-1930),
414-5
Voltair e (Fr an~ois Mar ie Ar ouet,
1694-1778), 160, 171-3
Voll, Kar l (1867-1917), 423
Vyceslaviev, A. V. (1877-1954), +16
Wackenr oder , Wilhelm Heinr ich
(1773-98), 300
Wagner , Richar d (1813-83), 337,
394
War ton, J oseph (1722-1800), 267,
268
Watteau, J ean Antoine (1684-1721),
146, 151
Weber , Er nst He i nr i ch (1795-
1878), 424, 439
WeidIe, V. , 444, 445
Weil, Henr i (1818-1909), 59
Westphal, Rudolf (1826-92), 354
White, Lancelot, 431
Wickhoff, F. , 421
Wight, F. S. , 439
Wilamowitz-Moellendor f, UI r i ch
von (1848-1931), 21, 34, 86n.
Wilde, Oscar (1854-1900), 450
Wilenski, R. H. , 437
WinckeImann, J ohann J oachim
1717-68), 192, 194-7,200, 300, 302,
312 n., 316, 324n. , 325, 342, 390
Witmer , L. , 414, 439
Wolf, Chr istian (1679-1754), 130,
176, 18~, 190, 194, 205, 213
Wolff, E. , 89n.
_Wolfflin, E. , 101
Wolfflin, Heinr ich (1864-1945),421,
422, 423
Wor dswor th, William (1770-1850),
363, 367, 379, 433, 435
Wor r inger , Wilhelm, 412, 417-8,433
Wundt, Wilhelm (1832-1920),348n.,
350 n., 352-4, 357
Yamamoto, M. , 449
Yeats, J . B. , 43~
Young, Edwar d (1683-1765), 267,
268
Zen6n (s. IV-llI a. c. ), 64, 68
Ziehen, Theodor (1862-1950), 351-
358
Zimmer mann, Rober t yon (1824-
1898), 351
Zweig, St. , 339
r
;
. . . . ~' {' + 1 ' ;
I
I
I
Pr efacio 7
Intr oduccion. Laaur or a de la conciencia estetica y la pI&
bdstor ia. 9
I. Situacion delainvestigacion estetica al apar ecer el pIa-
tonismo. 21
A) Metodo mitologico-poetico . 22
B ) Metafisica y cosmolog1a. 29
C) Socr ates. 31
II. La estetica de Platon. . 34
A) AnaIisis del Hi~ Maycw. . . 34
B ) Evoluci6n de la estetica plat6nica 37
C) Posici6nexactadel Hip ias Mayor. 40
III. La estetica de Ar ist6teles 44
A) Susfundamentos . 44
1. Lo bello mor al . 45
2. 1. 0 bello for mal . 49
B ) Lateor ia ar istotelica delatr agedia . 51
1. La tr agedia segUnAr ist6teles. . . . . . . 51
2. Los gr andes temas de la Poetica de ]0 tr agico, a
laluz delos comeqtador es . 54
IV. Laestetica de105 epicUr eosy delos estoicos . 61
A) Intuiciones epicur eas. . . . . . . . . . . . 61
B ) Las nociones del biepy de la vir tud entr e los es-
toicos. . . . . . . . . . . . . 64
C) Debatede]a vir tud yde]a felicidad entr e losestoicos 66
D) Lamor al estetica y el ar te entr e los estoicos. ' 68
V. La estatica de Plotino . . '. . . 74
A) Rakes histor icas de la filosoffa estetica de Plotino 74
B ) Los ~ndes tr atados esteticos dePlotino . 76
1. De10 bello. . . . . 76
2. De la belleza. inteligible. 79
3. Del bien (VI-7). . . 81
471
C)'Constntcci6n esquematica de la evoluci6n estetica
de Plotino. 83
VI. Laestetica dela Edad Media . 85
A) Condiciones gener ales par a una estetica de la Edad
Media. . . . . . . . . . . . . . . 85
B ) Lateona de1 0 belloen Santo Tomas. deAquino . 88
C) Lateona del ar te yel sistema delas ar tes. 92
I. El Renacimiento italiano en los siglos xvy XVI 101
A) Rasgos gener ales del Quattr ocento. . . . 101
B ) Del siglo XVI a1clasicismo evolucionado. . 102
C) Alber ti; laaur or a delaestetica clasica . 105
1. Laestetica deAlber ti. . . . . . . . . . 105
2. Los gr andes temas del Tr atado de la pintur a. . 109
3. Oposici6n a la estetica medieval y r evoluci6n al-
ber tina . 114
a) Unapar te deplatonismo, 115;b) EI modemismo
de Alber ti, 115; c) Tr adici6nmedieval, 116; d) Al-
ber ti comopr ecur sor deLeonar do, 117
D) Leonar do da Vinci . 119
II. El misticismo espanol del Renacimiento. . 124
III. Laestetica fr ancesa enel sigloXVII: el clasicismo. 130
A) Car actensticas gener ales. . . . . . . . . . 130
B ) Clasicismo fr ances y ar te liter ar io: comentador es y
opositor es del clasicismo. . . . . . . . . 132
C) Estetica delas ar tes plasticas enel sigloXVII. 144
IV. La estetica inglesa en el siglo XVII 153
A) Bacon. . 153
B ) Hobbes. 153
C) Locke. . 154
D) Ber keley. 1. 54
A) Rasgos gener ales.
B ) La estetica pr opiamente dicha.
1. El Padr e Andr e. .
2. El AbateDuBos .
3. Dider ot .
C) La estetica liter ar ia .
II. Laestetica alemanaenel sigloXVIII
A) Los pr ecur sor es .de Kant
1. Leibniz . . . . .
2. Gottsched y los suizos
3. Wolfy Baumgar ten
4. Sulzer . . . .
5. Mendelssohn. .
6. Winckelmann . . . .
7. Lessingyel pr oblema del L aoooonte .
B ) Kant . .
1. Intr oducci6n a la estetica de Kant. . .
2. El juicio del gusto y la antinomia del gusto
3. Analitica de10bello en Kant. .
4. Lateona de10sublime en Kant .
III. Laestetica italiana enel sigloXVIII
IV. Laestetica inglesaenel sigloXVIII
A) Shaftesbur y. .
1. La apr ehensi6n de10 bello.
2. El platonismo de Shaftesbur y.
3. El mor alismo deShaftesbur y .
4. El "vir tuoso"de Shaftesbur y .
B ) Hutcheson .
1. Laher encia deShaftesbur y: el mor al sense
2. El sentido inter ior . . . .
3. Univer salidad d~l sentido estetico.
C) David Hume . ,
1. IPr incipales obr as es. teticas . . . . .
2. Lobello, 10uti! ylasimpatia, seglinHume.
D) AdamSmith .
1. Belleza e imitaci6n .
2. Bellezaycostumbr e .
3. Lobello y el ideal. .
E ) H~ HomepfKames.
1. Lateona de10bello. .
2. La sublime y la gr andeza
473
1 59
1 6 0
1 6 0
1 6 3
1 6 6
1 6 9
1 76
1 76
1 76
181
1 8 3
1 8 6
190
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1 97
203
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205
20 7
21 0
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21 7
217
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229
230
230
231
235
235
237
239
241
241
243
lNDICE GENERAL
3. Unidad y var iedad . . .
4. Congr uencia y pr opiedad .
F) Teona de las ar tes plasticas en Shaftesbur y
1. Teona social del ar te. .
2. Teona tecnica de las ar tes plasticas .
G) La teona de las ar tes liter ar ias en Home
1. La expr esi6n ar tfstica. . . . . . . . . .
2. El juego delas r epr esentaciones ydelas pasiones:
sus leyes. . . . . . .
3. Ellenguaje delas pasiones .
4. Los valor es del lenguaje. .
H) La teona de la imaginaci6n y el pr oblema del gusto
1. David Hume.
2. Addison. .
3. Shaftesbur y.
4. Hutcheson .
5. AdamSmith. . .
6. Alexander Ger ar d .
7. Home. .
1 )Lateona del genioydelasbellas ar tes enel sigloXVIII
C U ARTA PART. 6
EL SIGLO XIX
I. La estetica fr ancesa en el siglo XIX .
A) El r omanticismo. . . .
B ) El ec1ecticismofr ances ysuestetica .
1. Victor Cousin
2. J ouffr oy .
3. Lamennais .
C) Las doctr inas sociol6gicas del ar te
1. Saint-Simon y Pr oudhon. . . .
2. . Taine. Las tesis capitales delafilosofia del ar te
a) El metodadeTaine, 281;b) Laesteticaexplicativa
deTaine. Ladoctr ina delosambientesysumecanis-'
mo, 282; c) Del hecho al der echo; Iainducci6nnor -
mativadeTaineyIafor maci6ndelos'valor es,285
3. Guyau: la genesis y las conexiones de 1 0 bello .
a) El anticr iticismo de Guyau, 288; b) EI sensualis-
modeGuyau, 290;c) EI vitalismoesteticoenGuyau,
Seailles y Ber gson, 291; d) EI sociologismoesteti-
co,292
244
245
247
247
249
251
251
252
253
254
255
255
257
257
259
260
26 2
26 4
267
271
271
275
275
277
27 8
279
279
28 1
,
1
' ,
- . - ' .
lNDICE GENERAL 475
4. ~es: el genioenel ar te . 295
D) Natur alismo ysimbolismo . 296
1. EI natur alismo: Baudelair e. . . . . . 296
2. El simbolismo: Ver laine, Rimbaud, Mallar m~,
Ver haer en . 298
II. La est~tica alemana en el siglo XIX 300
A) EI r omanticismo, la ir onia tr ascendental y el idealis-
moposkantiano 300
1. Her der . 300
2. Schiller . 304
a) Obr asdeSchiller , 304;b) LaesUtica deSchiller ,
3f Y1; c) Ellir ismo deSchiller , 311
3. Fichte, Schelling, HegeL . . . 315
a) LaOdiseadel ser , 315;b) Hegel y el ar te,317; c)
Divisionesde la Estiticxz de Hegel. EI sistema de
lasar tes, 323
4. Salger y Richter 325
5. Schopenhauer . 326
a) EI papel y el lugar del ar te en la filosofia de
Schopenhauer , 326; b) Rasgosfundamentales de la
esteticadeSchopenhauer ,329
6. Nietzsche. . . . 336
a) Las fuentes del pensamiento nietzscheano 336'
b) ~I pesimismoylafilosoffadelailusi6n, 337;'c) Ei
optumsmoy la filosoffade la tr asmutaci6n de 105
valor es, 339; d) Laestetica de Nietzschey su posi-
ci6nenel sistema, 341
B ) ~l r itmo y la est~tica exper imental seg1i. n105 este-
bcos alemanes del sigloXIX. . . . 343
1. Teor ias del r itmo. 343
a) Teor ias geneticas, 344; b) Teor fas teleol6gicas
345 ; c) Teor iasfisiol6gicas, 347; d) Teor faspsicOli
gicas, 350;e) Teor fasmusicales, 354
2. La estetica exper imental alemana a fines del si-
gIo XIX " 356
III. La estetica italiana en er 'siglo XIX 359
A) El r omantit1smo. . . . 359
B ) El per iodo r evolucionar io . 361
IV. Laestetica inglesaenel sigloXIX 363
A) La estetica de Ruskin . 363
1. Fuentes individuales dela estetica deRuskin . 364
2. El natur ismo mfstico de Ruskin. . 365
3. Lobello como sfmbolo de10divino . 367
lNDlCE GENERAL
4. El mor alismo de Ruskin. . . . 368
5. Lasideas deRuskin acer ca delaar quitectur a . 370
B ) La estetica evolucionista de Spencer , Gr ant Alleny
Ver non Lee. 371
C) WilliamMor r is. . 373
V. Laestetica delos Estados Unidos enel sigloXIX 375
A) Edgar Poe . . 375
B ) Roycey WilliamJ ames. 378
C) Emer son. . 379
D) Santayana . 381
VI . Laestetica r usa en el sigloXIX. 384
A) Filosoffa estetica. . . 384
B ) La estetica entr e 105 escr itor es 387
1. Gogo!. . 387
2. Dostoievski. 388
3. Tolstoi. 389
a) Laestetica cr fticade Toistoi y la separ aci6nde:. I
ar te y 1 0 bello, 389; b) La estetica constr uctivade
Toistoi: el ver dader o cr iter io de la concienciar eli-
giosa, 394
I. Laestetica fr ancesa en el sigloxx.
II. Laestetica alemana en el sigloxx.
III. Laestetica italiana en el siglo xx.
IV. Laestetica inglesa en el siglo:xx .
V. Laestetica delos Estados Unidos enel sigloxx
VI. Laestetica delaU. R. S. S. en el sigloxx .
399
412
425
431
437
443
447
451
459
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ll8OItode 1980 en Impr esor a Publi-Mex. S. A.
c. lzada San Lor enzo 279-52. Colonia Far dla
Iztapalapa Se tir ar on 5. 000 ejemplar es