¡Cuanta alcahuetería!

Para muchos, y me incluyo la casa es un lugar donde nos sentimos abrazados, acompañados y protegidos. Donde soñamos, tejemos ilusiones y descansamos después de la jornada. Casa de encuentros, de intimidades, de buenas noticias y de momentos tristes. Casa para compartir historias al ritmo de un café caliente. Casa, el recinto sagrado por excelencia. Pero también puede ser una prisión….para algunos.

La prisión domiciliaria es un mecanismo de privación de la libertad en el lugar de residencia del delincuente, lejos del hacinamiento y las incomodidades propias de un centro penitenciario, pero no deja de ser un beneficio que reciben algunos simplemente porque en las cárceles no hay celda pa tanta gente.

Ejemplos de delincuentes que pueden acceder a este beneficio: delitos menores, edad avanzada, cuando se tienen personas a cargo o se padece un trastorno de salud que requiere permanencia en la vivienda. Cuando las garantías procesales indican que el delincuente no es un peligro para la sociedad (sospecho que no se cumple en muchos casos) y que su delito no es tan complejo como para que tenga que ir tras las rejas.

En Colombia hay más de 70.000 personas con casa por cárcel y solo el 5% tiene vigilancia mediante el brazalete electrónico. Entre otras, porque estos aparatos son adquiridos en calidad de arriendo por el Estado y cuestan un furgononón de plata. El resto son vigilados con visitas de funcionarios judiciales a su lugar de prisión o por teléfono, !ja, que risa ¡ Casos se han visto de delincuentes, especialmente ladrones, que han sido capturados robando mientras estaban redimiendo su pena en la casa por robar. Según el INPEC, uno de cada siete presos en casa por cárcel, es reincidente. Es que algunas vacas ladronas jamás olvidan el portillo.

Reconozco que nadie esta libre de un mal momento cuya consecuencia tipifique un delito. Pero entre los delincuentes de oficio, algunos individuos de nuestra fauna política y los que llegan a ejercer cargos de alta responsabilidad, todo parece fríamente calculado y premeditado.

Robarse los recursos públicos y hacer marañas de todo tipo para su lucro y beneficio personal se ha vuelto un deporte que practican sin miedo, como si fuera pisingaña, porque saben que de ser descubiertos, no pasará de un escándalo mediático, una tendencia de dos días en redes sociales y, si están de mala suerte, un carcelazo en la comodidad de sus casas, y muy corto, por cierto.

Y esto sin contar las medidas espeluznantes que ha propuesto el ministro de Justicia, que implican casi desmantelar las cárceles a punta de amnistías para los narcotraficantes, beneficio de casa por cárcel para condenados por delitos de lesa humanidad y para el que estornude o se le entierre una uña estando preso, pues ya no seria requisito tener una enfermedad catastrófica …. ¡diojmío!, ¡cuanta alcahuetería!.

Me brota la desesperanza por los poros. Siento que nuestro sistema judicial es una mesa muy coja, que no tenemos una justicia «justa», ni siquiera sanción social.

Hasta la casa ha perdido su calidad de recinto sagrado en manos de los hampones que se pavonean con cinismo por nuestras desgracias.

Siempre hemos dicho que la justicia cojea, pero llega. Ahora no lo sé… puede ser que siga coja y nunca llegue.

Elbacé Restrepo… https://elbacerestrepoblog.wordpress.com marzo 2023

Notas y Noticias

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *