Qué difícil es aceptar el TOC, ¿verdad?

¿Cómo vamos a aceptar algo que nos fastidia la vida en vez de luchar contra ello y despreciarlo?

Pero la cuestión es que SÍ, hay que aceptarlo. Por mucho que nos cueste tenemos que pasar por esa fase.

«¿Por qué?»- te estarás preguntando.

Yo también hice esa misma pregunta cuando mi psicólogo me dijo: «lo primero que tienes que hacer para superar el trastorno obsesivo compulsivo es aceptarlo».

Voy a contártelo con un ejemplo,  el mismo que me puso el psicólogo:

Imagínate que tienes un accidente y ¡zas!, te rompes una pierna.

Esa fractura hará que tu vida cambie por un tiempo: no podrás practicar tu deporte favorito, no podrás ir a trabajar, ni al cine, ni de compras… Y necesitarás ayuda quizás para el momento de la ducha, para ir a hacer los recados y un largo etc.

Puestos en este escenario pensemos: ¿para qué nos sirve quejarnos de esta situación? Pues básicamente para enfadarnos, frustrarnos, deprimirnos, amargarnos la vida…

Porque parece claro que, con una fractura en la pierna, va a ser que no podemos cambiar la situación en ese momento… tendremos que vivir esa circunstancia hasta que pase.

Lo que sí podemos hacer es trabajar para que cambie.

Es decir, en este ejemplo, deberíamos hacer todo lo que nuestro traumatólogo nos indique, ir a rehabilitación, hacer los ejercicios físicos que nos recomienden los profesionales, etc.

Trabajando en todos esos puntos, la recuperación de la pierna se conseguirá con el tiempo.

Pues con el TOC, lo mismo.

Ahora estamos como estamos. Sabemos que seguiremos así un tiempo porque así es este proceso: angustioso, laberíntico, insoportable… una carrera de fondo.

Sin embargo, igual que en el caso de la fractura de la pierna, podemos trabajar para ir mejorando cada día hasta que recuperemos las riendas de nuestra vida.

Y mientras eso sucede, mientras estamos trabajando en superar el TOC, ¿no será mejor mantener una actitud más abierta y de aceptación que vivir en un estado de ánimo que sólo nos perjudica más y más?

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«Una persona no puede estar cómoda sin su propia aprobación.»

Mark Twain

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Sé que no es fácil. Lo sé porque, igual que tú, yo también lo he vivido.

Cuando vivía sin aceptarlo, créeme que estaba peor.

Me sentía culpable, frustrada, me daba vergüenza lo que me pasaba…      Me deprimía, me enfadaba conmigo misma y con el mundo…

Me preguntaba continuamente «¿por qué me pasa esto?», y como no encontraba respuesta, me hundía en una increíble desesperación por intentar razonar lo imposible. Y esto… sólo me llevaba a sentirme peor, tonta, ¡y hasta loca!

¿Me sirvió de algo no aceptarlo? No. Todo lo contrario. Hasta llegué a caer en una depresión. Tremendo.

Tenía la autoestima por los suelos, me pasaba el día culpabilizándome por no poder controlar el TOC; ¿por qué me ocurría todo eso?, ¿qué había hecho mal?, ¿por qué no podía vivir como los demás?, ¿me estaba volviendo loca?

Y entonces toqué fondo… me caí en un abismo, uno muy profundo y oscuro…

¡Pero ocurrió la magia!

Verme de esa forma… haberme pegado tal golpe contra el suelo, me hizo reaccionar.

No quería estar así. Era insufrible vivir de esa manera. Mi vida no podía tomar ese camino.

Así que, decidí aceptar la situación.

Y el día que finalmente lo asumí (lleva un tiempo, pero se consigue) me liberé de todos esos malos rollos, de esos pensamientos y sentimientos que sólo me hundían y me alejaban de la recuperación.

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Sí, tengo un TOC, pero ya no me torturo por ello

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¡Ah! Un detalle importante: aceptar algo no es conformarse.

Yo solía pensar que si aceptaba el trastorno estaba conformándome (y claro, no quería tragar ni aguantar) hasta que por fin me di cuenta de la diferencia.

Conformarse no conlleva acción; algo ocurre que no nos gusta y pensamos: «qué le vamos a hacer», y no pretendemos cambiar nuestro pensamiento o situación. Nos quedamos dolidos o deprimidos y no salimos de ahí. Lo pasamos mal y encima sabiendo que hemos tenido que «tragar».

Nos resignamos.

Y tragar así no es nada bueno. Genera rabia, enfado, impotencia, tristeza…

Sin embargo, con la aceptación, cada uno de nosotros consigue modificar su línea de pensamiento a pesar de las dificultades.

Aceptar nos conduce a la acción para modificar la actitud, nos lleva a abrir nuestra mente y asumir la realidad para, finalmente, poder cambiarla.

El camino hacia la aceptación está lleno de piedras, de subidas y bajadas y de preguntas sin respuesta. Lo sabemos.

Es duro. Pero se consigue.

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«El que ha desplazado la montaña, es el que comenzó por quitar las primeras piedras» Proverbio chino

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Merece la pena y sobre todo, es la base para comenzar a retomar nuestra vida y alejarnos del TOC.

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Y tú… ¿ya has aceptado el TOC?, ¿cuál es tu experiencia en esta fase tan difícil?

Deja un comentario y… ¡cuéntanoslo!

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