Pitao Cocijo es la deidad zapoteca del rayo, así como de la lluvia, las tormentas, la niebla, las nubes, el rocío, el granizo y de todas las fuentes terrestres de agua. Sus representaciones más conocidas datan de la etapa de esplendor de la cultura zapoteca, en el área de los Valles Centrales de Oaxaca.

La escultura de Pitao Cocijo que aquí se presenta porta en el tocado la cabeza de Tláloc quien porta un tocado con plumas de quetzal con significado precioso. El propio Cosijo lleva un resplandor hecho con plumas y en la mano izquierda se muestra un número dos y una bolsa o xiquipiltontli.

Esta urna fue utilizada para colocar las cenizas de un personaje importante de la clase religiosa o gobernante y en torno a ella se colocaban ofrendas acordes con su rango. La pieza forma parte de la colección del Museo del Valle de Tehuacán, conócela en la Mediateca INAH.

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