El intelecto divino

Nos enseñan los sabios kabbalistas, que el intelecto de Hashem es absolutamente infinito; el nuestro no. No importa cuánto estudiemos, aprendamos y vayamos ascendiendo en la escala espiritual, siempre quedarán niveles superiores que aún no hemos ni siquiera comenzado a conocer.
Nuestro intelecto humano es similar al proceso de la mente de un niño que comienza a aprender las enseñanzas de sus padres, maestros, entorno, experiencia de vida, etc. A medida que va creciendo, comprende y entiende cada vez más el camino.
Toma fuerza del conocimiento que adquiere para ir cada vez más lejos en su aprender. Y cada descubrimiento le abre nuevos caminos y horizontes.
A medida que crece el niño, reconoce que aún queda mucho por conocer, mucho más de lo que imaginó en un inicio. Siempre irán quedando mundos enteros de conocimiento totalmente desconocidos para él. Siempre habrá un nivel superior de sabiduría que alcanzar.
Nosotros queridos amigos y estudiantes de Kabbalah, ¡somos ese hermoso niño!, y el aprendizaje es entregarnos y tener la humildad de reconocer que tenemos grandes limitaciones como seres físicos en este mundo. Si bien es verdad que nuestro deseo es alcanzar los mas altos niveles de comprensión espiritual, no podemos basarnos solamente en nuestros propios intelectos para poder lograrlo.
Nos enseña Rabi Najman de Breslev que debemos desarrollar un saludable respeto por nuestros maestros, confiar en aquellos que son más sabios que nosotros y por sobre todo, debemos confiar de que existe un dios cuyo intelecto trasciende infinitamente el nuestro. La certeza en el Intelecto divino nos llevará por sí mismo hacia los niveles más elevados de nuestro entender y también, va a generar en nosotros la humildad necesaria para no avanzar demasiado rápido en nuestra búsqueda… a no ir demasiado lejos.
El nombre de d’s n° 48 MEM YUD HE nos ayuda a conectar con la consciencia del creador y la certeza.

Que todos podamos disfrutar una nueva consciencia basada en la humildad y certeza.

Con mucho cariño,
Maestra Guía Esther Valenzuela