AZUQUIQUI MARÍA QUE VIENE EL DITERO

«La conciencia de la evidencia es la ciencia de la conciencia»1

Titulamos con una frase que en los años 60 y 70 del siglo pasado estuvo de moda en nuestro pueblo. Formaba parte del acervo de expresiones vanas que servían para cualquier situación o circunstancia; a la vez de ella se usaban otras, igual de fútiles y pueriles, como «La cagaste Burt Lancaster», «Te conozco bacalao aunque vayas disfrazao«, «No te enrolles Charles Boyer», «Nasti de plasti«, etc. Por ser huecas se llenaban igual de penas que de alegrías. Azuquiqui en sí misma expresa alegría, despreocupación, jolgorio. Se utilizaba mucho en la jerga taurina de lo que le damos un ejemplo sacado de una crónica del gran crítico taurino de ABC y Blanco y Negro.

Lo más importarte de la frase aquí es que hace referencia a un oficio, como muchos otros (pregonero, telefonista, sereno, afilador, campanero, espolique/espoliche y tantos otros), perdidos y olvidados, el ditero. La persona que se dedicaba a hacer ventas a plazos mediante la dita, o sea que ella era la fianza del género que vendía. Dita también se toma como préstamo a un alto interés pagadero por días. Adjuntamos varios recortes y archivos para que se hagan una idea de lo que era ese oficio y la importancia que llegó a tener, aquellos que no conocieron a los diteros recorriendo las calles del pueblo con sus piezas de tela sobre el hombro o en una cesta colgada del brazo y su enorme libreta en la mano a más de un lápiz en la oreja, algunos.

Con ello, queremos rendir un afectuoso homenaje y un grato recordatorio a quien creemos que fue el último ditero de Higuera la Real y, además, probo concejal, por el PSOE, de nuestro Ayuntamiento:

D. Francisco Vargas Falero

D.E.P.

El siguiente enlace los llevará, si gustan, a conocer más de los diteros de Badajoz a través de un reportaje del diario HOY.

https://www.hoy.es/prov-badajoz/diteros-badajoz-20201107001032-ntvo.html

Azorín, se ocupó de ellos en un artículo periodístico del que le ofrecemos un recorte.

Y en la zarzuela se ocuparon de las diteras, que también las hubo, y eso que entonces no existía lo de la paridad. En la zarzuela «Sangre Moza», de José López Silva y Julio Pellicer (texto) y Joaquín Valverde (música), se puede escuchar el pregón de la ditera en el tercer cuadro. Se estrenó en Madrid el 10 de abril de 1907, en le teatro Apolo. En el siguiente enlace pueden escucharlo y en el último leer el libreto de la zarzuela completo (en la pág. 12 tienen el pregón).

https://bibliotecadigital.jcyl.es/en/catalogo_imagenes/grupo.do?path=10582608

Queremos hacer un recordatorio, sin el más pequeño atisbo de reproche o crítica, pues estamos seguros de que el olvido que vamos a comentar se debe a aquello tan antiguo de que «con las glorias se olvidan las memorias». Estas son las santas fechas -jueves, 6 de julio de 2023, 00:20 h- en las que el nuevo alcalde no ha saludado a sus vecinos y lectores de la página web del Ayuntamiento de su digna presidencia. Sigue ahí el saludo de D. Miguel Ruiz que, obviamente, en estos tiempos de inmediatez, rapidez, prisas y velocidad se ve como muy que diría un iletrado/a/e moderno- pasado, caducado, vintage (seguimos modernos). Ya metidos en harina consistorial, advertir, hacer notar, que los traductores de la susodicha página no funcionan. Ni el portugués, ni el francés, ni el ingles. ¿No creen que ello le aporta una cierta pátina de desidia que desprestigia?. Una interrogación retórica: ¿Los señores concejales del Partido Popular no quieren retratarse? Como no salen en el apartado dedicado a la «Corporación Municipal» en dicha web, bajo los del Partido Socialista… Puestos a reivindicar, confiamos en que dentro de treinta y ocho años, cuando se despida este alcalde, haya en la casa de la villa un atril -que no ambón, ni facistol- con su nombre (el de «Ayuntamiento de Higuera la Real», obviamente·) y, a ser posible, para cuando se jubile el Sr. Secretario-Interventor y/o el Sr. Tesorero que desfilarán antes. Ludere, non laedere. Laus Deo.

1.-Federico García Lorca, Afuresmas, Fuegos de palabras, Ed. de Carmen Camacho, Vandalia, Sevilla, 2018, p. 147.

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