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NÚMERO 1, 2016 | Ministerio Adventista

Homilética

El púlpito de las nuevas generaciones Cómo predicar para alcanzar el corazón de los jóvenes. Odailson Fonseca, director de Comunicación de la Iglesia Adventista para el Estado de San Pablo, Rep. del Brasil.

E

llos son inquietos y curiosos. Con dedos viciados de superficies touchscreen, tienen los ojos adaptados a las multi pantallas. No soportan esperar; mucho menos, detenerse. Son nativos digitales, conectados desde la cuna. Tienen acceso al conocimiento universal en un Smartphone como extensión del propio cuerpo; desfilan cabizbajos, buceando en el mundo virtual. Tipean alucinadamente, comparten todo, hacen virales absurdos, colapsan si son expuestos al bullying en la “nube”. Y, como Esaú, venden hasta la primogenitura por un “plato” de señal de wi fi. ¿Quiénes son? Los millennials. Nacidos en la era post web, son dependientes de Internet (en cualquier dispositivo), como nosotros dependemos de la luz eléctrica –omnipresente e indispensable– en nuestro vivir cotidiano. Piensan rápido, se distraen instantáneamente y, con apetito voraz, devoran información a la velocidad de terabytes por segundo. ¿El gran desafío para ellos?: sentarse en un banco de iglesia y prestar atención al sermón por media hora. Para ellos, ¡es un imposible! Para nosotros, una tarea de “resurrección del interés” semejante a la de los huesos secos de Ezequiel 37. Lo interesante es que Joel 2:28 afirma que, en el tiempo del fin, los jóvenes tendrían visiones; es decir, el Cielo espera mucho

de ellos aquí, en la Tierra. ¿Y nosotros? En medio de esa revolución digital, ¿estamos en la misma conexión que ellos o intentamos convencerlos de que las cintas de los casetes son más interesantes que un MP3 o un iPhone? ¿Todavía insistimos en que el proyector de diapositivas es mejor que YouTube? En fin, ¿cómo predicar para alcanzar el corazón de las nuevas generaciones?

#Directoalpunto

Sé bíblico. Nada, ni nadie, podrán sustituir el poder de la Palabra de Dios. El Sola Scriptura no puede jamás dejar de ser la base de la predicación. El mensaje bíblico no es un problema; al contrario, en tiempos de enfermedad, en que lo inédito queda obsoleto en segundos, la verdad divina despunta como una roca imbatible, en las arenas movedizas de la tecnología descartable. No subestimes la soberanía de un producto solo por causa del embalaje desactualizado. La juventud continúa siendo fértil para el aprendizaje bíblico que revoluciona el mundo. Sin embargo, así como el “sembrador salió a sembrar” (Mat. 13:3), nos corresponde a nosotros salir de nuestra zona de confort tradicional y lanzar las simientes de manera correcta. Los frutos, sin lugar a dudas, vendrán. Interactúa con ellos. Los últimos bancos de la galería son la mayor amenaza de un orador. (¡Todavía recuerdo cuando yo me quedaba allá!) ¿Podemos deletearlos? ¡No se puede! Ellos se regeneran desafiando cruelmente, aunque inconscientes de lo que hacen, nuestra altivez retórica. Por lo tanto, en lugar de interpelarlos como oponentes dentro del octógono de un UFC de la autoridad, ¿qué tal verlos como aliados del bien, que se comunican de manera dife-

rente? La predicación es una conversación sincera entre un predicador y el público. La interacción constante forma parte de la cultura de las nuevas generaciones. Si ellos quieren opinar, sugerir, decir lo que piensan, ¿por qué no provocarlos? Elabora preguntas intrigantes y desafiantes, capaces de encender la chispa de la curiosidad. Actualízate. Es imposible conquistar a las nuevas generaciones con el arsenal de referencias de las viejas generaciones. Orkut no existe más, el CD ya se disolvió en la “nube”, las películas perdieron espacio frente a las series, la televisión de ayer y el streaming de hoy (YouTube, Netflix, GloboPlay, Livestream, etc.). En fin, una buena información actualizada es la carnada correcta para cautivar el interés de los “habitantes de los últimos bancos de la galería”. Romanos 12:2 es la regla de oro para los predicadores modernos. No conformarnos a este siglo, sino transformarnos por medio de la renovación de la mente es también un urgente llamado para la innovación y la actualización de los métodos de presentación de la relevancia del Reino de Dios frente a la ciber juventud. Péscalos en las redes sociales. ¿Sabes dónde está el mayor “ranking” de las grandes emisoras de la televisión en nuestros días? En Twitter y en Facebook. Verdaderas fortunas son invertidas en el acompañamiento constante de las redes sociales, porque a la juventud le gusta comentar, cuestionar, evaluar e, incluso, interferir en lo que está siendo transmitido. La comunicación es una vía de doble mano, y para los millennials, eso se transformó en una cuestión de sobrevivencia. Ellos escuchan si son oídos. ¿Por qué no desafiarlos a usar sus redes sociales como instrumentos del bien? Actualmente,

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