Memorias Geográficas, Históricas, Económicas y Estadísticas Puerto Rico I (1831)

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IB

GriOGUAFICA.;', H I S T O R I C A S , ECONOMICAS Y

ESTADISTICAS

DE LA

SÁ1 Por D , Pedro Tomas de Córdoba Se* cretario honorario de S. M . y del Gobierno de la misma,

TOMO L

A N O D E 1831. L A O F I C I N A B E i , G O B I E R N O : A CARGO P S D , V A L E R I A S »J3

SANMiLLAN,



AL ESCMO- SEÑOR DON MIGUEL DE LA TORRE. CABALLERO DEL HABITO DE SANTIAGO, GRAN CRUZ DE LAS REALES ORDENES AMERICANA DE ISABEL LA CATOLICA, Y MILITAR DE SAN FERNANDO, DE LA DE CUARTA CLASE DE LA MISMA, CONDECORADO CON SEIS CRUCES DE DISTINCION POR DIFERENTES BATALLAS, GEN. T1L.HOMBRE DE CAMARA DE S. M. CON EJERCICIO, TENIENTE GENERAL DE LOS REALES EJERCITOS, GOBERNADOR, CAPITAN GENERAL, SUBINSPECTOR DE LAS TROPAS, SUBDELEGADO DE CORREOS Y VICE.PATRONO REAL DE LA ISLA DE PÜERTO-R1CO &ce

EXCMO. SE. Las Memorias geográficas, histéricas, económicas y estadísticas de la Isla de Puerto-Rico, par~ ticularmente de los últimos veinte años, con todos ios datos que me ha sido posible eínbellecerlas, es la obra que me atrevo ú dedicar á V. E . como prueba de mi gratitud. V, E . hace en ella el papel mas interesante, y esto me ha detenido mucho, por que ni V. E . nació para la baja adulación, ni mi pluma es capaz de producir un incienso que detesto. L a historiafutura hará justicia á V. E . , y Puerto Rico jamas podrá olvidar su benéfico gobierno. En las Memorias que presento á V. E , no


hallüYít aqnd estilo éleMi&áo de tantos $ fa*, hte* nos historiadores de que abunda nuestra patria, ni las bellas imágenes que hermosean sus escritos, peró si encontrará V, E, la verdvd sencilla y el t, abajo mas asiduo y mi constante dedicación en cuanto haya podido ser útil á los habitantes de es" te delicioso pais. Suplico á F, E, vea indulgente esta product eion, hija de mis desvelos por la prosperidad de la Isla, y disimule los errores involuntarios de que adolezca. Si asi la acepta F. E , quedan Henos mis deseos en toda su extensión, siendo cuanto apetezca en mi primer trabajo de esta clase. Soy de V, E, con la mayor consideración^ muy obediente y afecto subdito Q. B . S. M .

EXCMQ. SBU

Pedro Tomas de Córdova,


PROLOGO. A l a c i a t i e m p o que me habla p r o p u e s t o r e u n i r las n o t i c i a s e s t a d í s t i c a s , e c o n ó m i c a s , é h i s t ó r i c a s de la I>!a de P u e r t o » R i c o para p r e s e n t a r las en un cuerpo,, con el fin de que p m l i e r a n sfer de alguna utilidad al G o b i e r n o en sus p r o v i d e n cias de mejora en todos ios ramos de la a d m i n i s t r a c i ó n . Estos deseos no p u d e v e r ' o s c u m p l i d o s con la p r o n t i t u d que .anhelaba p o r la ía i ta de algunos datos, c u y a r e u n i ó n se me hacia d i f i c u l tosa, pero que eran indispensables p a r a el c o m plemento de la o b r a . S i n e m b a r g o no d e s m a y é e n la empresa, y m e c o n t r a j e á r e c l i f i c a r las n o l i c i a s a d q u i r i d a s y á c o n s e g u i r otras ú t i l e s , que reunidas á a q u e l i o s llenasen m i objeto^ cuando e m p r e n d i ó ía v i s i t a p o l í t i c a e! E s c m o . S r . D . S a l v a d o r M e l e n d e z en 1818. A c o r a p a ñ © á este G i fe en clase de S e c r e t a r i o , y me p r o m e t í hallar en este s e r v i c i o c u a n t o p u d i e r a apetecer en favor de roí p l a n . D e s g r a c i a d a mente la v i s i t a se s u s p e n d i ó p o r i n c i d e n t e s del G o b i e r n o , y tuve q u e p a r a l i z a r mis t r a bajos por esta causa, y por que a d v e r t í en los p r i m e r o s pasos que se dieron en a q u e l l a , lo c o n conveniente que sena v a r i a r el m é t o d o q u e me h a b í a p r o p u e s t o . E n d i c h o a ñ o p a s é c o n Rea! l i c e n c i a á M a d r i d , y deseosos v a r i o s Sres. empleados c e r -


ca del Gobierno Supremo, de una noticia c i ^ cuüslanciada sobre todos los ramos de la Isla, me animaron k escribir una memoria donde se detallase el estado de ellos, y las mejoras de que pudieran ser susceptibles. L a trabajé con desconfianza por que no tenia conmigo ningún documento, ni otros datos que mi práctica adquirida en el empleo de oficial mayor de la Secretaría del Gobierno, y el cuidado que habia puesto para conocer el estado de la administración; pero cedi á los deseos de aquellos buenos servidores de S. M . y k los mios también de consagrar cuanto pudiese á los pies del Trono. Tuve la honra de presentarla á S. M . como lo deseaban aqüeilos Sres. y la Real bondad se dignó ácogerla con agrado y mandar se pasase á las corporaciones y autoridades de esta Isla con recomendación. Tal como entonces la emiti? me ha parecido útil insertarla en estas memorias, por la conformidad que tienen las ideas alli establecidas, con las que cbmprende este trabajo posterior, por si fuese de alguna u tilidad hoy su contenido. Repetida la visita política en 1821 por el Sr. Brigadier D . Gonzalo Arostegui, en la que también desempeñé la plaza de Secretario, adquiri casi todas las nociones que deseaba, pues únicamente dejé de ver los territorios de Barranquitas, Adjuntas, Corozal, M o rovis y Cíales. Pero verificada completamente por el Escmo. Sr. D . Miguel de la T o r re en 1824, y repelida todos los años hasta


d p r ó x i m o pasado de 1850, me d f e W t i á otra capacidad para llenar este plan en batí t é r m i n o s que lo presento al p ú b l i c o . En este e n t r a b a d refundir la historia del P . I ñ i g o , que dió a luz D . A n t o n i o Valladares," pero "siendo esta la ú n i c a que he visto de la Isla, y m u y a preciable en su parte descriptiva, me pareció preciso dejarla cual se halla, y emprender la moderna bajo el plan que me habia ya propuesto, dando lugar á aquej a como primer tomo de mis memorias, y c u ya reini presión será útil , p o r la escasez de ejemplares que hay de ella. Asi lo he verificado formando la parte descriptiva de Puerto Rico, s e g ú n se halla en el dia, la de la Capital, Villas y pueblos por el orden de Departamentos militares, la historia de los gobiernos desde el mando del Sr. D a b á n en que la dejó el P, I ñ i g o ; la parte p o l í t i c a y c i v i l , la de justicia, hacienda, eclesiástica y m i l i t a r , con reflexiones sobre las mejoras, que en m i o p i n i ó n convienen á la Isla; y una relación, aunque breve, de b o t á n i c a relativa al territorio. E n el cuerpo de la obra he embebido todos los censos y estados de riqueza que se han formado hasta el dia, los c á l c u l o s necrológicos y d e m á s noticias ec o n ó m i c a s adquiridas hasta la época actual, concluyendo con una noticia circunstanciada de las empresas p ú b l i c a s que se han verificado desde 1824 hasta 1830, y el c a t á l o g o de los Sres. Capitanes Generales, Obispos é I n tendentes. E n libros separados he coordinado


todas las Reales ordenes, reglamentos de po» licía, o r n a t o , milicias, e s c l a v i t u d , galleras, c é d u l a de gracias, y d e m á s documentos que v i .:.}ioy rigen en el orden e c o n ó m i c o y administsa-» v';/'- ? tivo, con el fm de no dejar que desear al;ca^ .v' rioso ni que m e n d i g a r ai empleado. v-' Si al dar á l u z este ensayo de mis desvelos por -la isla, consigo complacer á sus fu les .habitantes, me t e n d r é por el mas dicho» so de sus vt-cmos. Mis lectores .verán en este trabajo cuanto me he afanado en conseguir el objeto que me propuse, y si en él no hal l a n c-l gusto, la elegancia v saber de .tantas plumas de que abunda la E s p a ñ a , enconiram u en esta mal limada producciorv la consagr icion de mis mejores anos á una empresa, que puede ser ú t i l , y abre el camino á otras que deben empreoderse ea favor (je la Isla.


CIVIL Y YOlilTiCil /

DE

LA

ISLA

B E SAN JUAN BAUTISTA DALA A LUZ

J0on Antonio Valladares de Sot§ Mayor.

IMPRESA E N M A D R I D : A ^ O D E M . D C C L X X X F I I l

P U E R T O - R I C O : AÑO

1831.

REIMPRESA EN. LA OFICINA DEL GOBIERNO » . VALERIANO DE S A N M I L L A N ,

A CARGO DE



D O N A N T O N I O T A L DES, F E R N A N D E Z D E

BA-

ZA IV, Q U i R O S , Y OCIO, C A B A L L E i l O G R A N C R U Z , Y C O M E N D A D O R D E L A O R D E N D E SAN J U A N , D E L CONSEJO

D E E S T A D O D S S. M , GrEFE D E

B SC ü A DR. A D E L A R E A L A R M A D A ,

SECRETA-

R I O D E E S T A D O Y D E L DESPACHO U N I V E R S A L D E M A R I N A , Y ENCARGA DO I N T E R I N A M E N T E ÜE LA SECRETARIA

D E ESTADO DE G U E R R A ,

H A C I E N D A , COMERCIO Y N A V E G A C I O N DE I N D I A S , Y ' D E LA S U P E R I N T E N D E N C I A DE

AZOGUES,

D E LA R E A L MONEDA

GENERAL

D E L COBRO Y D I S T R I B U C I O N H A C I E N D A , Y D E LAS CASAS DE

D E A Q U E L L O S D O M I N I O S , &e„

ESCMO. SsñüR.

J j a Historia Geográfica, Civil, y Política de la Isla de San Juan Bautista de Puerto-Rico^ que con tanto acierto escribió su erudito A u tor, se presenta al publico para que disfrute de las preciosas noticias que refiere. Si V . E-


se digna admitirla b a x o cié su generosa pro* teccioo, logrará participar de los muchos esplendores que puede comunicarla el nombre de V. E , y y o d a r é al mundo un claro test i m o n i o de m i profundo reconocimiento k las singulares honras que V . E . me ha dispensado, y que p e r m a n e c e r á n grabadas eternamente en m i c o r a z ó n . Nuestro S e ñ o r guarde la preciosa vida de V . E . los muchos a ños que deseo y ñ e c e s i to. M a d r i d ^ y E n é r o 30 de 1789.

E S C M O . SEfíOR-

/

B . L . M . de V . E , Su mas afecto y rendido servidor

Antonio Valladares de Sotomayor.


¡a Historia Geográfica, Civil y Política de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, que presentamos al público, creemos conseguirá de éste todo el aprecio que merece. L a exactitud, discreción, verdad y esmero con que está escrita; las ciertas y agradables noticias que ofrece de aquel Pais^ tanto del genio de sus naturales, antes y des-» pues de su conquista, como de las esquisitas producciones con que la favoreció la naturaleza: su fina locución, puro estilo, y otras infinitas preciosidades con que está enriquecida, componen un objeto el mas precioso y deleitable. Llegó á nuestras manos por las de un sugeto á quien regaló un exemplar su sabio Autor. Como le faltaba el nombre de éste, la tuvimos por anónima, y en esta inteligencia la pusimos en la prensa. Ilabia ya tirados bastantes pliegos de ella, quando supimos que el Señor Don Iñigo Abbad era su verdadero padre: pasamos á verle con esta noticia, y á instruirle del estado en que estaba la impresión; y nos explicó, que su


obra conforme había salido de sus manos, no la advertía tan correcta como debiera estar: por cuya razón era indispensable corregirla desde el principio. A esto no pudimos acceder sin hacerle presente los muchos pliegos que estaban ya impresos, y el gasto que habían originado. La prudencia del Señor D o n Iñigo conoció la fuerza de esta razón, y previno oportunamente, que por medio de u tía nota se rectificada lo que se hallase defectuoso en lo ya impreso, y enmendaría lo de» mas por su mano; porque una obra como esla, que había trabajado de orden del Exce* léntisimo Señor Conde de Floridablanca, (a quien tanto debe' el adelantamiento de las ciencias -y de las artes), merecía toda esta atencion. Que la había compuesto, examinando personal y escrupulosamente hasta laco-. sa mas mínima de las que trata en ella; y últimamente que el cuidado, desvelo, apli-cacion y eficacia que había empleado para' componerla, no era regular quedasen deslucidos por una impresión poco arreglada. Con-, descendimos gustosos á una pretensión tanjusta, pero quando pasamos á ponerla por obra, ya el Señor Don Iñigo faltaba de esta' CortGi caso que nos^ produxo el mayor senv


timíenío. Veíamos por una parte esta obra en estado, que no merecia se deXase la continuación de su impresión sin un considerable dispendio: por otra, nos hallábamos, para proseguirla y 'rectificarla, sin la diestra mano de su Autor. E n medio de estas dudas, determinamos hacerla ver de tres sugetos verdaderamente instruidos, para que la corrección fuese arreglada; asi se hizo y creemos que en lo substancial, y por lo que respecta .á la ortografía, no desagrade á su Autor, L a impresión tiene bastante belleza, y nos persuadimos que por esta parte nada pierda la obra; cuyo progreso, y que sea grata so lección á todos,, es el único fin que nos mueTe á publicarla.



iiiiifiiiiifiili

L a Isla de San Juan Baptista

de P u é r t o

R í c o , llamad*

por los Indios Borinqnén, e* una de las grandes Antillas, s i tuada en el Occeano A t h l á n t i c o , y su Capital, en los 18 grados,

10 minutos de l a t i t u d Septentrional, y 3 U (a) de

gitud de

lon-

Occit^pntal. E s t á rodeada de otras muchas que corren des-

los

203

grados de l a t i t u d ,

presentan un

hasta los 316 de longitud, y

Archipiélago en esta parte de

N o r t e , el mas numeroso,

estenso, y

la

A m é r i c a -del

rico, que hasta hoy han

ofrecido los mares a la c u n ó s i d a d , y k la industria de los E u « rb'peos',

í¡

í E s t a s Islas son conocidas desde su descubrimiento con el •ombre de Antillas; mas por los vientois que les soplan, qua-^ si siémpre d é t ' E s t e ' , llaman de Barlovento á las mas

Orienta-

les,' y de Sotavento á las situadas mas al Occidente. Unas, ^ otras forman una-larga cadeha; cuyos" extremos, él uno sále d é la Boca del Golfo de Maracayvo, y coíré áoia lo largo de la costa de

tierra.firme hasta llegar á la Isla de la Trinidád.) A i

q u i muda su dirección, y forma una linea c u r b á ácia el NórtI Gueste, y siguiendo de una á otra Isla, llega hasta la Antigua,' «fn donde se dobla esta línea, prolongándose acia el Poniente; y d e s p u é s de un grán número de

Isías p e q u e ñ a s , so encuen-

tran sucesivamente las de P u e r t ó - R i c o , Santo D o m i n g o , y C u J Va, que

es el otro extremo de la cadena, y cierra lá boca deí

Golfo de M é x i c o . Unas y otras están separadas

entre si,' por

Casales de 6, 15, á 20 légua» d e - a n c k ó s / y é a •todos •sc^ncweot r a » de 100 á 150 brazas de fondo. [a] R b b . Boagondi. Athlas.


2 Estí)<» Tt»ías, y aun todas ías ríe] M u n d o , parecen ser alfa» inoutapa», que >e han separado de la Tierr:»-íirme s u m e r g i é n * dcsíe la tierra baxa })0r alguna viólenla revolución de los M a « í e s , o Terremotos. LH famosa A t h l a n t ^ a , cuyo nombre después de muchos m i les de años, solo subsiste por una tradiocion obscura comiqueada a Platón por lo» Sacerdotes Egipcios, fué verosímil mente un vasto Jerj itoi io situado entre la A frica, y la A m é r i c a , (a) M i l circuns* tancias nos persuaden, que la Inglaterra fue en otro tiempo par" te de la Gaula; la Sicilia ha ú d o evidentemente separada de la Italia; l is Islas de Cavo-verde, la* de los Azore.*, la Madera y las Canarias deben haber sido parte de los co^ntinente» vecinos, ó de otros abismado*. Las ultimas observaciones de los IVavegantes Ingleses, uo dexau razón de dudar que todas las Islas del M a r del Sur,

han formado mas 6 menos,

autigua-

inepte una misma masa;. L a nueva Zelanda que es la mas considerable de estas Islas, está llena de montañas, en las q n a l ^ se ven vestigios eudentes de volcanes apagados: sus habitan* tes ni so i lampinos, ni de color de cobre eonío los de

la A -

m é r i c a . y a pesar de una distancia de 680 leonas, hablan la jjiisma lengua <i'ie los dff la Isla Moiuyeur

Olhoayti,

Bouganvilie en 8 de J u l i o de

descubierta

por

177^.

¡Los Fi-,icos viageios observa!!, ¡sor todas partes monumentos ciertos, que atestiguan esta verdad. Los

cónchales, de to-

das especies de ostras: ios pese; dos^ de Maenteios, ó m u t i l a d'is que se.encuentran

a grandes distancias colocado^ en lus en-

trañas dtí • la tierra, y sobre

la. superficie de las muntau-ts; y la

instabilidad del Occeano, que perpetuamente la bale, r^bt

y

trastorna, prueban estas vii i v l n d e ; , y que oculta por.un lado tierras uiñijensa?, al pa_8o, que.-descubre ,por otras d datad as

lia»

ñ u .ras. y arenales (leíante de Its Ciudades, (pie fueron en c tro tietntK) Puertos famosos

de ma'-. Esto» sucesos cotti.Untf»

•0909X19 38 SOuOJ fI9 ^ .taOjBlfiB 9 » S u í l g ? ! WR. t> »oi

no

'"^ v+mmwu*

fn) Séneca 1. 6. Barcia t n m . I . f >l. 8. R a i n . tom. 4

1. 10.

fol. 3. f loviau de Ocampo, C r ó n i c a geneml,de E s p a ñ a fol. 154


«kxan razón de dudar, que este Archipiélago d é las íiídias O c ' cidentales, igualmente que el de las Orientales siluadó á la misina a l t u r a , se ha formado por una misma cáusa;

quasí1 esto

es, por la corriente del mar de Oriente a Poniente, movimiento tanto mas veloz ácia el Equador, quanto está el globo mas elevado, y manifiesta una Zona mas grande y tan agitada, que parece que el mar quiere romper todos los diques que la tierra le opone, y abriéndose un curso Ubre, ha formado estasislas expuestas siempre á sus ataques, especialmente la de Puerto Rico,

que al principio, y fin de la estación de las lluvias

suele sufrir furiosos u racanes violentos terremotos y espanto, sas inundaciones; circunstancias que á pesar de la y

fertilidad,

abundancia pasmosa de frutos y ganados, que ofrece su sue-

l o , se ven muchas veces marchitadas sus frondosas vegas, abatidos sus bosques, sus plantaciones inundadas, y robadas por las grandes avenidas de los rios; sus habitantes oprimidos de la hambre, y desalojados de sus casas arruinadas, como se manifest a r á en el discurso de esta Historia; pero antes de referir las particularidades de esta Isla^ y

parece conforme el buen orden,

fácil inteligencia de ella hacer su descripción Geográfica, se-

ñ a l a r su situación, y división d é l o s Partidos y Pueblos de que se compone. CAPITULO

PRIMERO.

Descripción Geográfica de la I s l a de San J u a n de Puer* tO'Ricot L a Isla de Puerto-Rico es una de las grandes

Antillas,

su Capital del mismo nombre está en los 18 grados, 10 m i n u tos de latitud Septentrional con 311 grados de longitud dental,

Occi-

(a) Se extiende á lo largo 40 leguas de Oriente á Po-

niente, con alguna declinación al Norte, desde la cabeza de S « a Juan,

que e&tá al N o r d - E s t , hasta el cavo roxo ^ue demora"

(a) Roberto Bougondi.

Athlas.


4

•1 Sur-Ouest; por To ancho tiene 18- leguas poro mns, h

(lesf?e

Ciudad de Pueito-Rico que cae ai Norte, hasta el Pueblo

de Guayama que demora al Sur. Tiene de circunferencia 120 leguas, y de superficie 720, ó 35.900 varas quadradas. Su ti« gura e» de m i tablou quadrilongo, dividido por el media á lo l^rgo de una cordillera de altas montanas, délas cuales se extienden algunos brazos que baxan hasta el mar, y corren la Isla 4 lo ancho; formando estre unos, y otros hermosos vallepff regado» por mas de 30 rics que descienden de las alturas, siencío algunos • navegable» hasta dos leguas de su envocadura. Los Isleños de Puerto-Rico, conformándose con la divU sion que les prescribe la cordillera, que c ó r t a l a Isla á lo lar* go en dos partes iguales, la distinguen en vanda del Sur,

y

vanda del Norte; y con esta división explican los Pueblos, habitante?, y frutos de una y otra costa; pero el Gobierno, par» la' administración de justicia, la tiene dividida á. lo

ancho en

dos partes, á las que dan el nombre de paitidos. E l de Puer» t o - R i c o es el mas Oriental, y el de la V i l l a de San Germán e| mas Occidental. Cada uno de estos dos, tienen otros Partido» subalternos, aunque en ellos no hay Cabildo, ni otra jurisdic» cion ordinaria, que la que reside en los dos principales ; pero dan el nombre de Partidos á los Pueblo» y Parroquias de la Isla, y es en ella sinónorno el nombre de Pueblo El

ó Partido.

de Puerto-Rico comprebende mas de la mitad de la Is-

la, y va por la costa del Norte, desde la cabez» de S, Juan husta

la

boca

del Rico

Camuy,

que divide los términos

de Arecibo, y la T u n a , por la costa del Sur, desde la expresada cabeza de San Juan, basta el R i o Yacagua, que corre e n . tr.e los Pueblos de Coamo y Gfuayama, dividiendo sns iiraites. E n este territorio hay 17 Parroquias, ademas de la Catedral, y contienen 39350 almas. E l Partido de ¡a V i l l a de San Germán, extiende su

ju-

risdicción desde los expresados rios de Camuy y Yacagua, h tsta el cavo roxo. Comprehende este territorio ademas de la V i * lia de San Germán, enc« Pueblos, y en ellos SO^OO almas.


5 L a irregularidad de la» costa» de esta isla, demnestran á primera vista lo mucho que han coutribuido lo» vientos en su forma esterior. Las brisas, ó vientos del Este, que reinan a q u í lodo el año, y algunas veces con violencia, agitan las olas del mar, estas atacan la tierra con impulso por todas parles, ciendo en e ü a s robos considerables, especialmente

iia«

quandoocur*

ren terremotos, y uracaues, que han dexado formados á lo lar* go de las costas bancos de arrecifes, isletas, peñascos y cavo». D e estos, los mas sobresalientes son: el ele San Juan, que de« mora al Est-Nordeste en los 18 grados, 30 minutos de Uititud, coa 311 de l o n g i t u d , y en su inmediación tiene muchos pe« üascos, que cubren las marcas, y dificultan la entrada del Puer- i to de Faxardo á cuyo frente corren las isletas de su nombre, las de Hicacos, las de los Lobos. Palominos, llamos,

y una

restinga que doblando el cavo Pinero, que está al Oriente del de.San Juan, llega hasta la puntade Arenas, en Vieque?,

la isla

de

-

Siguiendo la costa del Norte, y al Ñ o r - O e s t e de ella, esi ta el cavo de Borinquen en los 18 grados, 45 minutos de la.* t i t u d , y 309 con 30 de l o n g i t u d , y corre debaxo del agua mas de un tiro, de pedrero, formando un baxo ó arrecife.

Desde ,

la cabeza de San Juan, hasta este cavo, desenvecan en el mar del Norte los rios de aguas prietas, San M a r t i n , Sabana, L a * q u i l l o , Grande Herrera, Loysa, Rio-Piedras,

Bayamon,

Toa,

Vega, Bibuco, M a n a t í , Arecivo, Carauy, Guajataca, y la Que* brada de los Cedros. Algunos de estos rios

desenvocan en U

B a h í a de Puerto-Rico, y es la íinica que fcav desde la cabe-.. Z a de San Juan, hasta el cavo Borinquen, capaz Navios.

de recibir

Seis leguas al Oeste de este cavo, está la Isla del D.e# ,

secheo, en los 18 grados, 1^ minutos de l a t i t u d , y 303 de l o s , , g i t u d . A l mismo rumbo á distancia de doce leguas, estkn de la Mona, y Monico ea jos 18

W

grados 4 minutos de latitud,,

y 308 con 40 minutos de l e n g i t u d . Desde éstescavo

de B q f ^

imquen hay veinte y ; siete leguas de travesía, hasta, el cavo de Sau R a f a « l d e la Isla de Santo D o m i n g o , que demora ai Me«te;3


; 6- .

.

' :

quarta al Nor-Oeste. A l Oeste del cavo de Borinquera á poco mks de dos le* guas, está el de San Francisco, en los 18 grados 47

mitiutog

de latitud, entre los quales se forma el Puerto de San F r a n cisco de la Aguada, capaz de las mayores flotas, aunque poco resguardado de los Nortes. E n la estension intermedia de estos dos cabos, desaguan el i í i o Chico, el de la Aguada, C u lebrinas, el de Canas, y otros p e q u e ñ o s . Siguiendo la costa con rumbo al Ouest, está el Cavo.roXo en los 18 grada» 3 minutos de l a í i t u d ; es el mas Occidental de la Isla, distante treinta leguas de la Capital. Inmediato

á él hay un islote, y una restinga que va hasta la boca

de la Babia de G u á n i c a , que demera en la costa del Sur de la Isla. Desde el cavo de San Francisco hasta Cavo-roxo, salen al mar los Rios de R i n c ó n , Guauravo, Mayagues, Juanaxivos y el B o q u e r ó n , y en este iutermedi© están los Puertos de R i n cón, Añasco, Mayagues y Cavo-roxo, Desde éste hasta el de Mala-Pascua, desaguan los Rios de G u á n i c a , C a ñ a , Ventanas, Gruayanilla, el de Ponce, Jacagua, V i g i a , Coamo, Aguamanil, «I de Manglar, y el de (ruayama; la mayor parte de estos Rios desetivocan en los Puertos de su nombre. A l Sur-Sueste de esta costa, se abanza el cavo de M a l a Pascua

rodeado

de

arrecifes, ?é isletas que

cogen

hasta el

cavo Piñero, entre los quales salen á la mar los Rios M a u n a . v©, G u a y a n é s , Candeleros, Jumacao, Daguao, y otros de menos caudal: hay en esta costa algunos buenos puertos, é isletas: las mayores son Yieques, Santiago, la Cabra,y otras m u chas que demoran al Sur, Leste, y Les-Sueste, de las quales se haia memoria en la descripción

particular de los

pueblos

á que corresponden, colno también de los puertos, caletas, y ensenadas que se hallan en sus respectivos territorios- Los Rios que desaguan, desde cavo Piñero, hasta la cabeza de San Juan »on Majaguas, el de Faxardo Con otros de poco caudal, y esta parte de costa es la mas peligrosa per la d é que está cubierta.

m u l t i t u d de islotes


7 D e la cordillera qne

corre á lo largo «le la

Isla se ele-

van dos moMtaíías, quB llaman á la una L o q n i l i o , ( p o r u n I n dio leva itado que man ana dan

se retiro a ell<>) (;») á lo mas alto

los Negros el nombre de

d i o n n Miínitita cubierta de trn llama') la montaña de

de

esta

Tlircidi, que en su i .

nubes, y con efecto es asi; a la o. Layvmiitn, que está ya

det Sur; \m dm se descubren

desde la Mar á

en la costa

>micha distan*

cía, y por ellas reconocen los navegantes la cabeza de San Juani que

el punto, que remilarmsate buscan los que

ra e*ta» Islas» Golf o de

Algunos autores estrangeros creen, que dad; pero no hay

uavegaji pa«

Honduras y de M é x i c o . L,oquillo es

Ciu-

memoria» ni se ve vestigio alguno de ella, ni

en el dia hay población, ni habitantes en esta m o n t a ñ a ,

como

ge verá eu l a descripción particular de los pueblos de la

isla*

C A P J T ü 1,0

Descubrimiento de ta isla de

l í,

Borinquen, Jtoy San J u a n

dt

FuertO'Ricu, El

Almirante

D . C r i s t ó b a l C o l o n , después de habér

da-

do cuenta del descubrimiento de las Indias á los Heyes C a t ó licos, y acordado con sus

Magestades qnaiito

continuarlo, y formar establecimientos én hía de C á d i z con {h)

convenia

para

ellas, salió de la B a -

1? I>axeles, el dia 25 de Spd.tflSBMirc de 14.03.

Navegó para la Isla de Santo Domingo; l o c ó

al paso en

kls Qjfti^riaSí t o m ó ganados» aves, y semillas para - m u l t i p l i c a r cstajpfí t ^ e í ies

en

ia nueva Colonia; siguió su <i«rmta» -v e l - 3 de

Noviíjqvb^e descubrió la

Isla, Dominica; éuccesivament»- la

de

MarigalanJe, y Guadalupe: echó en esía .alguna gentf, y tomd pose-ion desahija para los Reyes de E s p a ñ a , sin sus

naturales,, que

se

(») Herr. D . 4. 11b. 5. f d (b)

íieir, D ;

ti.'osicion

retiraron ú bosque». Los Espuñ. Ls

83. •

.díl

l . U 1. i". 45. O m d ó J , 3.

f.. l i

de solo


eacontraron en lá playa dns Indios, que decían ser de la Isla de Borinquen, y les rogaron lus llevasen eu sus Navios, pues estaban destmades á ser víctimas de la voracidad de los Cari ves de aquella Isla. E l Almirante se negó á la suplica por no alterar los ánimos de los de Guadalupe; dióles algunas cosas de España, y los despidió, pero los Canves despojaron á los Indios de lo que hübian recibido de Colon, y se volvieron á este aeompanados de séis mugeres, y dos muchachos, instándole todos los llevase en su compacia, queriendo mas aventurarse á la humanidad <3e unos estrangeros desconocidos, que esperar la Miuerte cruel, que los Carive» daban á sus cautivos, (a) E l 10 de Noviembre se levó el Almirante d é l a Guadalupe, y navegando al Nordeste descubrió las Islas Redonda, A n tigua, San Martin, Santa Crüz, y otras muchas que forman aquella cadena, de que hice memoria, á quienes puso nombre, y á las ultimas llamó las Virgines. Los Indios les dieron noticias de otras Islas, y de la Tierra-firme, le demarcaron el rumbo para Santo Domingo, guiándolo por la Isla de Borinquen. Luego que vió las costas de ésta, la di© el nombre de San Juan Bautista, (b) fondeó en uaa Bahia de ella acia el Poniente, en la cual halló muchas especies de pescados, lisas, savalos, sardinas, robalos, y otros de que hay abundancia. E n la playa se veia una población, cuyas casas de madera, y vaxas cubiertas de hojas de palmas coronadas de torreones^ y m i nadores de cañas entretexidas, dexaban formada una gran plaza en su centro, de donde salia un camino ancho, recto y llano, que llegaba hasta la mar, hecho de rexados cubicrt«o¿ <\é flores, yerbas, y otras plantas, cuyos verdes follages, apuestos con graciosa simetria, daban la mas agradable ideaf'w de la fertilidad de la tierra. A l cstremo de este delicioso cámlno, te. nian levantado sobre troncos de árboles, un espactos*» mirador, «jue caia sobre la mar, cubierto también de cañas, adornado de (u) Herr. D . I . lib. S fol, '46. (b] Oviedo!!. 2..iol. I ^ ílerr.

h U 9* t, 46.


flores y yerbas, como "fo estaba el camino, al modo que en jEipaña se poned las glorietas, y calles de los jardines, (a) La perspectiva de este pueblo de ludios, formado coo un orden, y disposición tari nueva para los Españoles, igualmente que la pasmosa frondosidad de las costas de la Isla poblada de tanta variedad de ái-boles, cuya magnitud y diferencias, rio solo escedian 4 los que habian visto en Europa, sino á las « m í lisongeras ideas que tenían formadas de los nuevos descubrí» mientos; estimnlaba á los pasageros á saltar en tierra; pero el retiro de los isleños que habian huido á los bosques, los re-» splvió á levarse el ^3 de Noviembre, y dexando en su tierra íos Indios que tomó en Gfuadalupe, siguió su viage Santo Do« mingo. No sabemos que puerto f?e la Isla fuese éste, en que dio fondo el Almirante Colon con su flota, pero siendo regular, según el rumbo de Santo Domingo, costease á Puerto-Rico por «1 Norte, hay motivo de persuadirnos, fué en el Puerto de Ift Aguada, que está al Nor.Oueste de la Isla, Me inclinan á esta conjetúrala situación del puerto, su grande extensión, buea fondo, y espaciosa entrada, A esta, parte de playa le dan el nombre de (¡ruadilla, que en el idioma de los Indios de aquella Isla significa jardin, que ademas de convenir al sitio, por «er el mas ameno y delicioso, parece explica la disposición, y forma del pueblo que vieron los Españoles á su arribo; pero como no tenemos autor, ni documento en que fundar el pen* * «amiento, quedará siempre en la clase de conjetura. Colon se hizo a la vela para Santo Domingo el 23, de Noviembre de 1493» sin,acordarse mas de Puerto Rico, que quedó olvidada, hasta que Jua» Ponce de Leou volvió 4 receaf* m í a en 1 5 0 8 .

(a)Herr. D , i . lib. & fol, 47.

2


10 C A P I T U L Ó TIT»

Paso t i Capitu» Juan Ponce de León á reconocer á Puer* to.Rico, El

Almirante Colon llego al Puerto ^e Samanat d é l a ís»

\v. d e í S a n t o

D o m i n g o , y c l 35 de Noviembre desernhan'o

en

M o i j t e - C isti, en donde encont ró dos hombres muertos de lo* que habla dexado en sa primer Vw=g \ E l 28 vio el fuerte que* añado, y los tristes vestigios de su g u a r n i c i ó n , sacrificada por l a pérfístía de los Indios. Estos huyeron á Ibs bosques, y

no

ge bailaba á quien preguntar la causa de tan inopinado snce* so» E n estas circunstancias se presentó un hermano del Caei» que Guancanagari, dio noticia de la muerte de los E s p a ñ o í e s , a t r i b u y é n d o l a en parte á sus desavenencias, de que

seaprove-;

c h ó el Cazique Caonavo para matar á los que halló dispersos quemar ei castillo, y acabar coa los pocos que habían queda-» > do en é l . (aJ Colon c r e y ó preciso disitnnlar este atentado, y solo pensó en establecer su Colonia, y fortificarse de nuevo; pero los

e-

fectos de un ciioía abrasado y h ú m e d o , la falta de víveres, y «I

excesivo trabajo, hizo tales efectos en los nuevos colonos»

que en poco tiempo cayeron todos enfermos, muriendo los mas de ellos, oprimidos de la hambre, y del excesivo trabajo: y log que quedaron, no hallando alivio en tantos conflictos, volvieron «us quejas contra el Almirante, le perdieron el

respeto, y ne-

garon muchos la obediencia, (b) D e aqui tuvieron p n o t i p i o las desavenencias

y guerras entre E s p a ñ o l e s , é ludios, los funestos

íucesos que sobrevinieron á unos y á otros, y el olvido en que q u e d ó Puerto-Rico hasta el ano de J508, E n dicho año gobernaba la Isla de Santo Domingo el C o mendador mayor de la Orden de A l c á n t a r a D o n Nicolás de O (H) H e r r . D . 1. l i b . 12. f o l . 48. Oviedo l i b . 3. fol. 12. (b) H e r r . D . 1. 1. 2. f. 61. y 1.3. f. 73. Ovied. t. á . f. 18."


n ^ a n d o , y p o r su T e m e n t e ;

f n l a V i l l a de f'alva'eon, t!e 1a F m -

v i n c i a d e H i ^ u e y en la m i s m a León,

q u i e n i b a cotí

gundo

v i a ^ e la Isla de

e'la trataban

I s l a , el C a p i t á n J u a n l\>i,«e

de

e l A i i u i i a n t e q u a u d o d r B c u b r ó en su P u e i t o - H i c o (a)

con f r e q n e u c i a

se-

y eomo los I n d i o s

de

c o n los de ia P r o v i n c i a d e l B i ^ m y

por su i n m e d i d c i o n , t u v o o p o r t u n i d a d de a d q u i r i r naticias b i e n circunstanciadas favorables, resolvió

de

quanto

y fácil

pasar

meodador

h a b í a en e l l « , y siendo todas

de p e r s u a d i r

muf

á q u i e n t e n i a vit-tas sus costas,

á reconocferla; c o m u n i c o sus pensamientos

aiG»»

O v a n d o , s o U c i t a n d o su a p r o b a c i o i i j y p e r m i s o para ve-

f ¡ ti carlos. El Ponce

Comendador armó

tíua

concedió

l a U c e n c i a q u e se le p e d i a ; J u a a

C a r a v e l a , y se h i z o á la vela con a l g u n o s

pañoles, é Indios prácticos

de a q u e l l a

Isla, desembarcó

tierras del C a z i q u e

A g u e y n a b a , (b) q u e

é s t e le recibió con

las. mayores

y

cariño;

haba. to

t o m ó el

L a madre

nombre

Añasco,

compañía.

Esta

mas de

se l l a m ó

D o ñ a I n é s , y su p a d r a s -

y á u n h e r m a n o de e l l a le d i ó J u a n P o n * n o m b r e de u n

era la p r u e b a

dios para manifestar

su

Capitán,

mas g r a n d e

verdadera

que

l l e v a b a en

la

satisfacción

y

gusto

amistad

q « c tenian

su

q u e t e n í a n estos ln-> y

perpetua

federac i ó n , l l a m a d a e n t r e ellos hacerse G u a i t i a o s ; todos

principal: sinceridad

de J u a n P o n c e , y é s t e el de A g u e y -

del C a c i q u e

D o n Francisco,

Ce el de

era el

demostraciones

Es-

en l ü s

con»

manifestando

con el a r r i b o de sus

h u e s p e d e s , e n et c u i d a d o d e p r o v e e r l o s d e v í v e r e s , y en d a r l e » sus

bijas y h e r m a n a s po,r a m i g a s ,

que

era

u n o de los

mayores

e b s e q u i o s q u e s o l i a n hacer, Jnan

Ponce de

o l v i d ó el o b j e t o nia

d e ver

g o á sus

León,

en

m e d i o de estas satisfacciones,

no

de su v i a g e , y asi m a n i f e s t ó tos deseos q u e t e -

la Isla. E l

insinuaciones,

Cacique

Agueynaba

a c c e d i ó d^sde l u e -

y le a c o m p a ñ ó en el viage d e e l l a , m o s -

U a n d o l e los rios de d o n d e sacaban e l oro,

especialmente

el

de

(a) O v i e d o l i b . l 6 . f o l . WQ.

(b) Uerr. D . L l i b . 7, fol. 18 L Oviedo lib. 16. f o l . } 9 ,


J l a n a í x m q u e desertvoca en la co&ta d e l S u r , j u n t o al cavo <íe Mata-Pascua;

y e l d e i S i b u c o , q u e desenvoca

O u s t e de P u e r t o - R i c o , (aj ea

los q u a l e s

en í a

del N o r t e

h i z o hacer catas, y

•Wdco buenas m u e s t r a s ; r e c o r r i ó l a I s l a , e x a m i n ó la c a l i d a d de l a tierra^ l a variedad fios, la m u l t i t u d posición

de su^ p r o d u c c i o n e s , l a a b u n d a n c i a de

e n q u e se h a l l a b a n

para

de

las

la . I s l a , D e x ó

había

l l e v a d o , y se e m b a r c ó

otras

parte de

Fonce regre»

de la

fertdidad

los E s p a ñ o l e s q u e

p a t a S a n t o D o m i n g o , Q u a n d o lle«

la gobernaba

I o n , y el C o m e n d a d ó r informó

resolvió J u a n

muestras del oro, y con A g u e y n a b a

g ó á est^ I s l a , y a

los dis-

a d m i t i r l o s e n su c o m p a u i a .

E v a c u a d a s estas observaciones), «arse, llevando

de

I n d i o s , q u e la h a b i t a b a n j y l a b u e n a

el A l m i r a n t e O , D i e g o

O v a n d o estaba en E s p a ñ a . J u a n

Co« Ponce

a l A l m i r a n t e de s u v i a g e á P u e r t o - R i c o » y de las g r a n '

des proporcionesg q u e

ofrecía

en ella, por la excelente

para

establecerse

c a l i d a d c1e l a t i e r r a

d e f r u t o s , p o r la a b u n d a n c i a

de o r o q u e se

r i o » , c o m o l u a c r e d i t a b a n las m u e s t r a s ,

los E s p a ñ o l e s

para l a

cosecha

e n c o n t r a b a en su$

y buena acogida,

que

l i a l l a r o n en sus i n d i o s . El: Almirante gente, y n o m b r ó la á

D o n Juan

yiigúel

i n s t r u i d o de t o d o , r e s o l v i ó

C e r r ó n , n a t u r a l de l a C i u d a d de

O i a z , que h a b í a sido criado de

3>artolomé C o l o n , por r e de

León,

Condesa

entre

de ¿ C r i m i n a n ,

hijo de

q u e h a b í a sida Stcretario del R e y

destinado

p o r su

Magestad

ellos á J u a n

para

el

la

DOI'JI

gobierno

p a r a su gohíer*»

P o n c e c o n su m n g e r y f a m i l i a ,

de S o t o m a y o r , T o d o s f u e r o n

A g u e y u a b a , y sus

l u d i o s , quienes coiüservarbn

U e r r . D . I , 1. 7 . ^ 1 9 1 .

y ó

üeni

b i e n r e c i b i d o s del C a ^

\u) O v i e d o 1, 16. f . l i o . B a r c . H ' s t . de ^bj

á

el a ñ o de 1 5 0 9 , l l e v a n d o c o n s i g o mas de 2 0 0 E s p a ñ o l e s ,

Christohal iique

Etija, y

A l g u a c i l M a y o r ; s i n a t e n d e r á J u a n Pon-»

P n e r i o - R i c o . (b) C e r r ó n se h i z o i \ l a v e l a

no en

Junté

tío el Adelantado D ,

ni k D o n Christobal da Sotomayor,

F e l i p e » y venia de

poblarla.

p o r s u T e n i e n t e de G o b e r n a d o r en a q u e l l a I s »

la m e j o r

I n d . I . -2. f. S í .

O v i e d o . 1. i 6 . í , H 9 . y

120,


11 -•armftnia f o n ' los E m p a ñ ó t e , ' ;qwé habiaiv fuétlaíJo con t l l o j < á t i primer viage: d é Juan Cerrón

Ponce.

y los suyos se alojaron por entonres entre los i n -

dios, siir formar establecimiento seperado. Algunos se dedicaron á, las grangerias de ganado, especies que habían

caña de a z ú c a r , gengibre, y on-a«

llevado de la Isla de Santo U í i m i n g o ; -aun-

que generalnvente todos aplicaban su trabajo, y el de los I n dios á beneficiar las minas, y sacar oro, que era el

pmicipal

©bjéto, A n t é s de salir de Santo D o m i n g o J « a n - Ponce de L e ó n , sentido de verse privado del gobierno de P u e r t o - l l i c o , que creit corresponderle por ser el que primero la h ibia reconocido, escribió á su protector Ovando, que se hallaba en la Corte, pa* ya' que representase á l ' R é y su derecho, y buenos setvicios. C o n efecto Ovando le consiguió el gobierno de esta Isla, Oviedo tiiee, que como Teniente del Almirante; Barcia (h) -sujecioiij

q ú e coh

y tíepéndencia d é e l ; pero el Cronibta ilertera (<•) a i

fuma que con itíhividión'espresa del Ahnirantei pava:(]uenO pu-i tíiesé «u

removerlo del gobiernb, lo que parece mas l'egiílar, pues

Magestad procuraba

sAbniránte, y si h u b i é r a

ráoderar

lafe facultades, y autoridlíd' del

quedado depcndieiitedií eí-te, nosehn*

biera atrevido Juan' Ponce ú enviar preVoS k • E^iKiSa ,6. su

an*

tecehor Geí-ron, y al Á l g n a c d M^iyor f í i a z , poco deRpm s ¡de to« fnar

posesión del gOibieriio, q n c fue el año d e i 5 I b , des¡m-án*

dose con este procédiriiientó de los resentimiesitos que tenia ton» t r a el' Almirante Colon.

É

.

Posesionado- ya Jnun Ponce de L^on del gobierno de la I s la, y det.«mhara?ado' dé'.su anieresor, pensó en establecerse con los españole*,- ibrni'jmdo un p u r í d o deparado !de loa Indios, ' g i Vigió sitio cerca de Í»?S ir.ii>a« que trahajaban, y d¡ó piincijiio á una potdación, que .lis-nó -CupuVrU.

ísiiuóla en la: c¿&ía del

{a) Oviedo l i b , IC, f o l . l ¿ ñ . (b)

Barcia t o m , 2. Histof. r é ind.; íol.-34<»

H

Ucrr. D . 1, iib. 7.-101.^^5,.


.14 jvorte, frente ñe donr^e hoy esta 1« Ojufítitt á e ruertn-Rlcf), &l lado opuesto de la B»líia, en el sitio que llama

hasta el primeóte SJC

Pueblo viejo, cuyos vestigios se ven. eu las

nes del iugeuiQ de Don Manuel

i ) i a z , eerca de

Margari'a, «e reno muy pautaupso

mniediHcio* la <¿iitl n d a

y apegadizo, por t;o tei;er

d e s a g ü e las vertientes JÍ; los cerros

que

le» circuinl'alan, ser

Iftny cenada de hosque», y cortado de barrancas» que lo baciau tnal siano, especialmente para los niños,

(a) y tan incómodo pa-

ra la cotnunioacion del puerto, y transporte de los víveres y efectos, que era mas costoso portearlos desde la Bahía á la p^* blacion de Caparra, (b) que solo distaba u,)a legua, que

des»

de E s p a ñ a . á

ma-

Puerto-RicN No obstante estas penurias, la

yor proporción "bre sagrada portables ella

que les «frecia este sitio de satisfacer

la hanv"

del oro, por la inmediación a las minas, hizo stk,

los trabajos de mas de diez anos que existieron en

loa Fspitpoles. Los, Cronistas Herrera y Oviedo v a r i a n « a

«l año de la fundación «ño de

de Caparra; el primero, la pone en el

13 0; el segundo, en el de ióOQ, pero este parece

contradice, pues supone que C e r r ó n que Juan

g o b e r n ó un año la

Ponce fundo á Caparra, y habiendo pasado

se

Isla y Cerro»

al gobierno en 1509, sin que hiciese la poblaciQu en este año» res.ulta que

la h i z o Juan

Ponce en 1310..

Don CritJóbal de Sotoraayor, que habia admitido el e m p l e » de

Teniente de Juan

Ponce de L c o n ,

paso en este mismo a-

ü o de 1510 con algunos E s p a ñ o l e s á establecer otra población., j u n t o á la Babia de G n á n i c a al Sur-Oeste de la Isla, ea ca* yas inmediaciones se habian descubierto cinco arroyos, que afundaban en oro. Esta circunstancia, y la excelente Bahia so* bre que se habian establecido, prometiau grandes

aumentos 4

esta nueva Colonia; pero todas las ventajas hizo abandonar l a plaga de mosquitos, que no pudieron resistir, y se trasladaron 4 l a costa del N o r t e , cerca de donde hoy esta

(a)

O v . I . i d . í . 120. H e r r . a

el pueblo de

1, 1. 7. £ 195.

(b) H e r r . D . I , h h , 7. M , 125.


San FrancWo

15 áe la Agnarh, en el sitio que llaman el- lligé«l

•nio» y la nombraron Sotornayor por sn GáiSttao poblador, (»)' Hasta firíes «le éste ano se n a ¡tuvieron los. 1>Hlíos'tranqui» tosj viviendo con los Españoles, y ¿yudáodolos-¡en sus pobla* clones, minas, y grrtigerfas: peto el Gob rundor, .siguiendo el íjiétodo tpie se observaba en la Isla de Santo Daimn^o, resolvió repartir en encomienda á los ludios tie Tue to-Un'o nit'e los Españoles. Esta provideueia hizo tal seusaciou eu los ánimos de los isleños, que viendo perdida sn libertad, y que los Españoles se iban amnentando, y forruaudo nuevos

estable'i-

inientos, acordaron tomar las armas para extinguirlos, si era no sible, p«es, los miraban como seres superioves á la naturaleza humana, y dudaban de su mortalidad, f h ) Con efecto, hi« cieron la experiencia en un mozo Mamado balcedo, que

«ho«

garou al paso de uu rio, y viendo que los Españoles no es« taban exentos del tributo comuti de la muerte, comenzaran á dársela con una sublevación

íreneral, en la cual

mucha sangre, y se arruinó

la Isla: pero antes de referir es-

se

derranm

tos acaecimientos, parece eonforáie , al buen orden de la ' H*s« toria dar noticia del carácter, usos y Costumbres de los I n d k » naturales de esta Isla.

CAPITULO IV,

Carácter, usos y eoslumbrts de los antiguos habitantes de U I d a de Puerto-Rico, E l carácter del espíritu

y pasiones del coraxotr humano,

son tan diferentes como los climas^ y sus' temperamentos; frío rehace las estremidades ide las fibras! de

iniestfo

el

cuerpo,

aumenta su resorte, y ayuda la circulacioií de la sangre; el co1.

16. f. l é O . Herr. D . 1, 1. 7. V 195* B a r c / t . 2.

Hist. de Ind. f. 34. (b) Rayn. Hist. Philosof. i , Barc,

3. f. 34. Herr, D . I . i . 7. fol. ^ 5 .

4. f.

343.


16 t a z ó n obra con mayor activiclaf!, la sangre circula mas deten* M)i nada íit ia el corazón, y este \e comunica mas vigor. E l ca-» lor al contrario, relaxa las eistreniidades de l a s . C h m , dismi13aye.su

resorte, los l í q u i d o s no conservan su equilibrio, la na-

turaleza se estenúa, el espíritu se debilita, y toda la m á q u i n a ^ueda desmayada:; pero estas dos causas, que producen tan dis" tintos: efectos, no se han de graduar precisamente - por la-.sini» p i e distatifia,

que

hay desde u n .país hasta el

están afectas .ptras circunstancias, que influyen

Equador,

le

constantemente

en la formación del espíritu y carácter de sus habitantes. L a m a j o r r ^ menor elevación del terreno sobre el nivel de l á m a r , &u, estension, su naturaleza, y efluvios, la altura de sus montanas, y otros accidentes peculiares, con,c,i<í»en: como causas respectivas, aunque son menos sensibles en unos países, que

ea

©tros por diferentes razones. Esto se evidencia en innumerables Proivincias, que h a l l á n d o s e á igual distancia del Equador, y bas o un

mismo paralelo, ge esperimentan en ellp^ muy contra-

yiosí efectos de frio^ calor, huinedad, sequedad, y otros que constituy'en iclimas diversos, y por consiguiente variedad de caracteres^ usos, coatumbrest inclinaciones, colores, enfermedades, & c . /&)

Los negros de la costa de Africa, que habitan al N o r t e de«

l a linea son mas robustos, y están sugetos 4 la epidemia de las -viruelas, que no les da

liaatw

d e s p u é s de los catorce años; los

«le la costa del Sur son mas d é b i l e s , e s t á n libres de las viruelas, g'unque padece.n enfermedades

de ptra especie _(b)3 y tienda

diferentes inclinaciones JSi estos efectos tan contrarios á que induce el clima, y i | a ) : . . Ü . U o M p n W l » fol,. 46^ ,. Aoson» vi^ge. f o l , 184, y 74. Q u i * i tés* H i s t . ogem t o m . , 14, fol* .83« R i c h a r d , H i s t , nat. del A * tre» Charlevoix. Hist* de la nuey, Franc. t o m . 3.

f o l . 165.

Acost, H i s t . nov. orh, lib. 3, cap. 2. M r , Buífon Histor. naté t o m . 3^ f. «15?, Osboros, Coisct, toxp. tom* S v i b l .

yfa

Ib) Raynald. tesa. 4.i; « 2 ^ ,

fftl. .«58. Kobersoft


17 tempersmcfnto «le un p a í s ,

extienclen precisamente á los hor»-

bres, iiíio que obran igualmente en los bruto» y plantas

(a).

Verdad es, que por lo que respecta á usos, y costumbrts íle los pueblogj en todos se hallan algunos que no son efectos del cílma, n i de la «ituacion «ino arbitrarios, Q adquindos por la aliaidad, o comerciQ con otro» pueblos dustantes; peso oo es Cita razón suficiente para graduar a teda la A m é r i c a

de

na

mismo carácter, ni para vestir á los Indios de la Isla de Puert o - R i c o del carácter ferez, y costumbres bárbaras

de los C a »

rives, porque habitaban las islas cowtiguas» declarándolos Au« ttopófagos

(h), i m p u t á n d o l e s el us© de los venenos

mortíferos

en sus flechas {(•), y otras inclinaciones feas con que nos los piutaw; quando á primera vista resalta la humanidad, y alegría con que hospedaban á los extrangeros: su simplicidad, y creencia á quauto se les decia; el aborrecimiento con que miraban y

castigaban alganos vicios, especialmente el hurto y el inces-

to (d); sin que por esto dexasen de tener algunos graves erro* res propios de la ignorancia de un pueblo salvage, cuya u n i ó n política era muy defectuosa, sus leyes

ó reglamentes pecos, y

sostenidos por una autoridad d é b i l , baso cuyo concepto examinaremos su carácter. Quando los Españoles pasaros á esta Isla e» las órdenes de D o n Juan

1509 baxo

C e r r ó n , estaba tan poblada de gen-

te como una colmena, y tan hermosa y fértil, que parecia una huerta (e). L a gobernaban diferentes Caziques. Agueynaba P« ra el principal á quien estaban sujeto» su

otros muchos, y tenia

residencia en la parte que llaman la Aguada ( f ) . JEl color de estos Indios era de cobre, como el c o m ú n de

^ i (a) Feyjoo tora. 3. f. 2 6 § . » (b) Oviedo l i b . 16. f. 128. y l i b . 3. f. 25. ' (c) Raynald. t o m . 4. f. 3 3 1 . (d) Oviedo l i b 5. f. 50. (e) F r . Bartolomé de Us Casas, relación de Indias^ f f ] Ovi«dw Ub. i 6 . f, 118.


18 Jos naturales de América, aunque raa» caído, y obscuro, biea fuese efecto del ayie, ó de las muchas humedades, ó de la calidad de la tierra, ó de todas estas causa» juntas: su

estatura

por lo general era mas baxa que la de lo» Españoles; pero corpulentos

y bien proporcionados; tenían las narices chatas, y de

ventanas muy rasgadas, los ojos turbios, los dientes

dañados»,

la frente angosta, la cabeza aplanada por delante y por detras, porque al nacer se las furmaban apretándoselas por el cogote, y por la frente, dexándosela de figura cónica, harto desairada y fea para los ojos que no fuesen de Indio: »u cabello larg» negro, y grosero: carecian de él en la barba y deraas paríes del cuerpo (a) L a f«rma exterior de estos Indios manifestaba algún vicio en la constitución de su cuerpo. L a corta cantidad, y poca substancia de los alimentos que usaban, la facilidad que tenían ds adquirirlos sin trabajo, el calor excesivo del clima, y la faltan de quadrápedos para exercítarse en la caza, los constituía fíoxos, iodoleate», enemigos de toda fatiga, y de una aversión extremada á todo trabajo; circunstancias que podemos considerar como características de estos Isleños. Todo lo que no era satisfacer el hambie, ó divertirse en el bajle, caza, ó pesca, lo miraban con indjferencia: ni la esperanza del bien, ni el temor del mal, los estimulaba á solicitar lo primero, ni á

evitar .lo

«segundo. Aquí se ve, que las causas políticas y morales, influyen en U formación del carácter de un pueblo tanto como las lisicas {b). El

estado de la sociedad civil exige muchas necesidades y

fíeseos, que no pueden satisfacerse sin los esfuerzos de la i n dustria, y del trabajo. U n cuerpo acostumbrado

á él se

hace

robusto, y se endurece con las fatigas: las pasiones í e inflamarij ee refina la delicadeza de los sentidos, todo el coretzon se ocuP«» J vigoriza al compás que se multiplican las necesidades; y (a) Oviedo lib. 3. f. 25. (b) Dutertre 2. f. 337.


como la «ociecíad simple, é I m p e r f í r t a

que vivían estos i n *

dios exigía muy pocas necesidaclrs, su» tieseos se limitaban ^ lo que la naturaleza les presentaba sin necesidad de aplicar sus fuer« zas al

trabajo.

Sin embargo de todo lo dicho, por débil que fuese 1« cons* t i nción fisica de rstot í s l t ñ o s , algunos manifestaroa t u 5^ fuerzas

durasite

$u espíri*

la conquista, luchando biazo á brazo coa

loá soldados Españoles mas esforzados; no pudiendo estos ven* cerlos sin el auxilio de a l g ú n compañero. Eran ligeros, y snel» tos en todos sus miembros, sin haber lidiados, cojos, ó ciegog entre ellos, lo que hoy mismo se observa en los habitantes de aquella Isla, Su entendimiento era m u y limitado: las primeras ideas de todo ser humano, es preciso entren por los sentidos. E s t « s In« dios solo extendían su consideración á los objetos

que íes ro-

deaban, mirándolos simplemeate sin c o n e x i ó n n i relación

de

unos con otros, ni apenas tenian conocimiento de sus qualida* des particulares, y asi no formaban ideas generales, ó reflexas, ni se ocupaban en

abstracta»

especulaciones,

Tenian Caciques que los gobernabnn; sus hijos

mayore»

heredaban este empleo, y si á este le faltaba sucesión, no he, redaba el hijo mayor del hermano segundo, sino el de la hermana mayor, porque de este no dudaban que fuese sobrino verdadero como los de los otros hermanos

(a]. E n t r e los negro»

de la costa de Africa, heredan siempre los hijos de las h é r m a nas, porque de estos no dudan sean sus sobrinos (b). Los C a ciques imponían las cargas, y destinaban sus subditos á. la caza, pesca y ocupaciones

que ocurrían a su arbitrio, y sus man-

datos se anunciaban eomo dimanados de un o r á c u l o , ó de

sn

Cemi, á quien hacían h blar l o que querian por medio de loa Agoreros 6 M é d i c o s , que exerciau las funciones de ministro (a) Oviedo l i b . 5. f. 5 0 . (b) Raynald. tora. 4. f o l . 188,


20 áet Ídolo y les Uamáh&n Buhitis {a). Esfos se ocultaban d e t m d e i a estatua Bel Cemi; declarábanla guerra y la paz, arregia•ban las estaciones, concedian el sol, la lluvia y quauto couve* nia según las necesidades lo exigían, ó el antojo del Cacique lo dictaba; y cuando los anunciosi 6 promesas salian fallidas, respondían que el Cemi habia mudado de dictamen por courehir asi, sin que por esto se dudase del poder y crédito d é la fingida Deidad, ni de sus embusteros Ministros (b): tanta €ra la simplicidad, é ignorancia en que vivian estos ludios. Los Cazicasgos estaban divididos en pequeñas Provincia* que por lo general solo comprehendian los habitantes de uu valle; pero los masi dependían

del Cacique Agueynaba,

que

mandaba en Gefe, siendo los otros como Tenientes suyos, que hacian cumplir en sus respectivos

distritos las órdenes de A -

gueyoaba. Todos los hombres y mugeres doncellas, andaban enteramente desnudos, aunque pintaban su cuerpo con mucha prolixidad y esmero, dibujando en todo él variedad de figuras horrendas con

aceytes, aguas, y resinas viscosas, que extraían de

los árboles. Con este uniforme se presentaban vizarros

á las

expediciones militares, á los bayles públicos, y demás concursos; pues entre ellos el ¡r pintados equivalía al estar vestidos/ ademas, que la naturaleza y la esperiencia misma

les habían

dictado que las recuas y aceytes con que pintaban su cuerpo lits preservaba del calor excesivo, y de la transpiración jabundante, que íá Zona lérrida disipa las fuerzas,

supe»

espesa la

«angre y abrevia la vida, sirviéndoles igualmente de defensivo contra las injurias del aire, de la humedad, d é l a plaga de inruiuerable variedad de mosquitos, y otros insectos, que los molestaban incesantemente sin esta precaución (c), pues estas substancias oieosas expedían dé si un olor, que auyentaba los en(<J Oviedo lih. 5. f. 45. Herrera^ D . 1. lib. 3. f. 67, (b) Oviedo lib. 5, f. 45. {c) Uoversou tom. 2' f.

409.


21 xambres de los mosquitos, que pueblan aquellos bosques. Esta especie de vestido simple, que se a d q u i r í a con

poco

trabajo y que se vanaba según el antojo de cada uno, tenia sus adoruos ó gnarnicione», por decirlo asi, en donde se'e

ufrtciáh

ocasiones á la vanidad de manifestar su invención y gusto, no sol,o eo las diferentes figuras, y varios colores de que cada uno se pintaba; sino que también adornaban sus

cabezas con p l u *

mas de esquisitos colores: se ponian en las mexillas planchuelas de oro, colgaban en las orejas, narices y otras partes del cuerpo caracolillos, conchas,

pitdras, y otros diges (a), sin o l -

vidar jamas el retrato de sa Ce?;i¿ ó Deidad (b). Los Caciques usaban por insignia y distintivo de su dignidad, una plancha de oro colgada a l pecho (c) del tamaao de ana patena. Las mugeres casadas se ceñían por la cintura un delanta* l i l l o , que solo les llegaba á media pierna, dexahdo lo

demás

del cuerpo en su natural desnudez, las Caz'u as usaban este delantal' largo hasta los tovillos; pero se ponían el corto quando jugaban al B a t e y , ó pelota (d). E n cuanto al matrimonio, no sabemos que

formalidades

usaban para c»ntraerlo; solo sí, que cada uso turnaba dos, trés„ ó mas mugeres según la mayor proporción

que tenia de man-

tenerlas, y las dexaban tomando otras, usando de ellas

según

•u brutal antojo, abuso que r o n t i u u ó aun muchos años después de la reducción de la Isla, hasta que la vigilancia de los R e - 1 yes pudo evitarlo (e). Los Caciques las teñían en ní^yor n ú mero, había una que era preferida á las otras, 6 por Su g e n t i l leza, 6 por el antojo del marido; pero todas vivían juntas con él sin manifestar zHos,( ó envidia por la predileccioU de la otra; aunque en realidad todas yeuiao (a) Hoverson tora. 2, f. 40S. (b) Oviedo l i b . S. f.

45.

)(c) Herrera Ü . I . l i b . *.

23S.

, (d) Ovieda l i b . 5. f. 48. (e) H e r r e i »

4 . l i b . 5. f. M ,

i ser escláras del avari.-.


22 do. E l t s debían de componerle eV peto que d;ferenc:abán He mil

maneras, p i n t á n d o l o con prolixidad siempre que había de

«aür de casa. Teuian á $u cargo todas las obligaciones d o m é s ticas, y aun las del campo y agricultura; y lo que es rnas debían enterrarse vivas una ó dos de las mas queridas,

quando

ínoria el Cacique y »i no se ofrecían voluntarias á enterrarse con

el difunto,

las obligaban para que le acompañasen en la

©tra vida ("aj; Los casados no se juntaban á sus mugeres 15, ó 20 dias antes de ir á coger oro á

los rios, vanamente per-

suadidos que ei cohabitaban con ellas, se les t u r b a r í a la vista, y

no lo encontrarian. N o conocian c a r n a l m é m e á las parientaa

«n primer grado, ni se casaban con «lias porque vivían en U creencia, que ¡os incestuosos

morían de mala muerte (b).

Las casas las constraian sobre vigas ó troncos de á r b o l e s gue fijaban dentro de la tierra, á distancia de dos 6 tres pasos uno de otro en figura oval, quadrilatera, ó quadrilonga, seg ú n la disposición del terreno: sobre dichos troncos formaban el piso, que era de canas ó varas, al rededor de este piso hacían los tabiques ó paredes de Ue casas, que eran asimismo de c a ñ a s , cruzando sobre ellas al través muchas latas que hacían de las hojas de las palmas con que aseguraban la obra. Todas las caRas que formaban los tabiques, se juntaban

arriba

en

e l centlo de U cas», afianzándolas unas con otras, quedando el techo en

figura

de pabellón. N o dexaban ventanas, chimenea,

n i tenían mas l u z que la que entraba por la puerta (c) que era angosta. Otras casas construían t a m b i é n «obre troncos de á r b o l e s , y de los mismos materíale;» pero mas fuertes y de mejor disposición. Desde la tierra hasta el piso que formaban s ó b r e l o s t r o n co», dexaban sin cercar una parte que servia como de zaguán.* en lo alto dexaban ventanas y corredores «^ue hacían de cana»; «Ue» (a) Oviedo l i b . 5. f. 48. (b) Oviedo Isb. 5. f. 48. (c) Oviedo l i b . 6. f.

58.


23 cho estaba k dos rertlertteg, mediante un caballete que poníate ¡sobre horcones cubierto de hojas de pabna. Toda la

fabrica

de aquellas casas se aseguraba, en lu^ar de clavos, con

veju-

cos silvestres que son flexibles y de grande d u r a c i ó n {a)4 H o y en el dia las casas que hay en la Isla de Puerto-Rico sonde esta misma construcción, é idea, sin mas diferencia que el ser por lo c o m ú n los pisos y costados de tabla; algunas estíin c u biertas de texas y hechas con ma» curiosidad, aunque estas son las menos, y todas las hacen sobre los troncos espresados. Esta idea de fabricar sus casas sobre troncos ó postes

de

madera, la dicta la necesidad de! pais que es m u y h ú m e d o , y sus llanuras y vegas se inundan la mayor parte del ano con las lluvias y crecientes de los rios; cuyas consecuencia» evitar construyéndolas sobre postes elevados. E l todo d

procuran

mismo m é -

casas usaban los Indios del continente del Norte, I s »

las de Othayti, y otras partes de la

América,

Los muebles que usaban estos Indio» eran m u y pocos: l a Amaca « . J a m a c a , que hacían de vejucos ó de la corteza del árbol llamado Emajagua ó de cordeles que hacían de pita; y algunas vasijas que por lo c o m ú n eran de madera, y de la f r u ta que da el árbol ¿riguera o T o t u m o , de que aun hoy hacen Tasos, platos, escudillas, cucharas y otros utensilios de los que componían

todo su uienage. ^ o

tenían gallinas ni otra especie

de aves ó graugeria. E l fuego lo encendian con tres palos delgados: dos ataban juntos la

por los extremos, el tercero lo ponian de punta sobre

únion

d« los otros dos, y batiéndolo con las palmas d é l a »

manos al modo d é un molinillo, encendján lumbre con facili« dad en q u a l q u i e r á parte que se hallaban, como lo executa* hoy en sus cazas y pesquerías en T i é r r a - l i r m e . Sus armas eran el arco, flechas y Macanas que hacían de madera muy fuerte, y le daban la figura de una hacha de mano. Eran muy diestros en tirar la flecha; aunque (a) Oviedo l i b . 6. f. 49,

no usaba»


24 renenot en ellas como los Caríves» Teuian Canoas para la pesca; y para sus viages

de mar

las había muy pequeñas que llamabaa Cayuros, y servían pa* ra el paso de los ríos Ü viages cortos; las medianas servían pa«. ra la pe§ca y correr las costasj y las mayores que llaraan Pi« raguas, y son capaces de 45 á, 50 hornbreSs eran para los viagfs

largos y para la guerra; pero unas y otras las hacían

de

una sola pieza del tronco de un á r b o l , que ahuecaban con fuego y hachas de pedernal enastadas, Fsta especie de barcos no tiene q u i l l a , y asi se vuelven fácilmente, si los que van dentro no guardan equilibrio ó la carga no va

bien estribada. Son

m u y ligeros para navegar; pero como tienen poco borde, se l l e nan de agua á poco que la mar se levante (a): verdad es, que »0 por esto se. asustan, y la vacian con poco trabajo. Sus ocupaciones eran tan pocas como sus necesidades. Pasaban

los dias echados en la Amaca 6 sentados de cuclillas so-

bre los talones y solo se movían con g ü i t o para baylar, j u g a r o satisfacer el hambre. Su agricultura se reducía á una corta sementera de M a í z , Batatas, Namei y los plátanos que producía la tierra; y este cuidado estaba al cargo de las mugeres. La

caza y pesca pertenecía a los hombres; corriian quantas sa-

bandijas encontraban y no solo el marisco y los lagartos, sino que los murciélagos eran también pisto regalado (b). L a falta de instrumentos para la agricultura, los precisaba á tenerla laa reducida. Los T á r aros se sirven de los caballos que hurtan en sus correrias para el cultivo de las tierras; los Arabes han domes, tícado los camellos; los Lapones el Rynocerante; los habitantes de Kamskatka, hacen trabajar lo» perros; pero estos Indios, fa'tos de q u a d r ü p e d o s y poseídos d é l a indolencia, dado este solo paso ácia la primera de las artes (c}t ^a) Oviedo 11b. 6, f. 61. y l í b , 1G. f, 128» (b)

Oviedo l i b . 5.

(c) Roversou tom.

f.

56.

%, f, 525»

no

habían


2ó Su

K e ' i g í o n consistía

Cemi, que que

esculpían

y

en las s u p e r s t i c i o n e s q u e p i n t a b a n de la

i m a g i i i a l » a : i : l o c o l o c a b a n en todas

tenían

un

todas

retrete

obscuro

necesidades.

sique y dolo y En

hablaban

p o r su

] o , y sus M i n i s t r o s se

ctbir

sus y

para

mitigar

bres

y

y

precisas

q u i e n les v e n í a n

p o l v o s sobre

a

rios

l a cabeza

que

todos los males

del

I d o l o , con

abundantes

de

ciertos

otras p r á c t i c a s supers-

r e c i b i d o d e sus mayores de

y

eterna, de

y de sus antepasados. Q u a n d o e n -

C a z i q u e ó I n d i o p r i n c i p a l , y llamaban al M é d i c o de

muchas supersticiones r i d i c u l a s ,

g u a r d a b a la m i s m a

Roverson I . 1. 3 .

f.

(«) H e r r . D .

dieta que

el e n f e r m e

(d); y

e x a c t a m e n t e con esta y d e m á s o b l i g a c i o n e s y m o *

t . 2. f.

$22.

y 3 5 3 . O v . 1.

6?.

(b) O v i e d o l i b . 3 .

(d)

ceremo-

pescado y de todos los bienes de l a v i d a , a-

de sus m u g e r e s

no c u m p l í a

(a)

( b ) . Sus

de t o d o g é n e r o de caza, r e g a d o

B u n i t i , el q n a l d e s p u é s

se p u r g a b a

D.

y oblaciones

los d i f u n t o s i b a n á r e s u c i t a r á u n p a í s s u m a -

florestas p o b l a d a s

fermaba a l g ú n

ú

desgracias, trafea-

súplicas

d e l i c i o s o , en d o n d e se gozaba de u n a p r i m a v e r a de

companados

ó

las

t e n i a n e s t a t u a s , q u e conservaban en los A d o r a t o r i o s ( c ) .

Creían mente

naturalmente

diferentes h u m i l l a c i o n e s y a d e n a m a r

ticiosas, q n e por i r a d i c c i o n h a b í a n

lleno

Ido-.

oraciones n i votos para r e -

t e m í a n todas sus

eran

sugería. u

sus iras: l o m i r a b a n c o m o e n e m i g o de los h o m -

nias se r e d u c í a n

quienes

en

c o n las ofrendas { » J ,

tMMíeíaiias

favores. D e l o t r o

de

el Cazique k s

llevaban de comer

idea de «ios Seres i n v i s i b l e s , e l u n o

calamidades,

casa»

t u t e l a r , A Í l i c o n c u r r i a el C a -

boca q n a n t o

regalaban

b e n é f i c o , sin q u e fuesen

jos

t a sus

pedirle «uxilio

q u e se o c u l t a b a n á las espaldas d e l I -

las f u u e i o n e s q u e c e l e b r a b a n ,

Tenían

á su

horrenda

pueblos tenian un Ador«torio

al C e mi

¡os Sacerdotes,

u)c;s

partes y

para adorarle y

F u e r a de sus

g r a t u l e en d o n d e tfníian

figura

hacían

f o l . 3.

U l i b . 3,

Herrera D .

f. 6 ? .

1 . l i b . 3 . f e l . 6 8 . y §9« 4

16. f.

128.

Htre


96 lia

el e n f e r m o , l a s Parientes y a m i g o s solían sararíes los o j o s ,

darles

de palos y

otros cíistigos ( a ) ; t a n t o respeto t e n í a n á los

M i n i s t r o s d e sus I d o l o » . Q na tul o veían q u e los e n f e r m o s esta., ban próximos después

a m o r i r , los ahogaban

d e m u e r t o s los a b r í a n

enterraban

y

a u u q n e fuesen

secaban a l f u e g o ;

en cuevas ü hoyos m u y g r a n d e s ,

Caziques: l u e g o los

enterrando j u n t a -

m e n t e a l g u n a s d e sus m u g e r e s v i v a s , víveres p a r a la j o r n a d a sus armas

( h ) . D e s p u é s c u b r í a n el

y

h o y o c o n palos y ramas y

e c h a b a n l a t i e r r a e n c i m a s i n q u e tocase á los s e p u l t a d o s . Q u a l e s q a i e r a q u e f u e r a el suceso q u e sobrevenía

de

cir-

c u n s t a n c i a s alegres ó m e l a n c ó l i c a s , ' se c e l e b r a b a c o n el A r r e i i o t H

hay te á q u e a c o m p a ñ a b a l a m ú s i c a , c a n t e y e m b r i a g u e z ; v e r -

d a d es, q u e e l A r r e i t o te

e n t r e ' e s t o s I n d i o s n o era

d i v e r s i ó n , era ocupaci®n m u y seria

claraba'la

g u e r r a , el

A r r e s t o e x p l i c a b a los s e n t i m i e n t o s q u e los

a n i m a b a á la v e n g a n z a : si q u e i i a n m i t i g a r mi,

precisamen-

é i m p o r t a n t e ; si se d e -

l a c ó l e r a de sa Ce-

c e l e b r a r el n a c i m i e n t o d e a l g ú n h i j o , l l o r a r la m u e r t e de a l -

gún

C a c i q u e ó a m i g o , hacían

cías y s e n t i m i e n t o s gún

del objeto

bayles p r o p í o s

d e las c í r c u u s -

á q u e se d i r i g í a n .

e n f e r m o se hacía u n B a y l e ,

Sí había a l -

c o m o r e m e d i o elicaz para r e -

c u p e r a r l a s a l u d , y sí el p a c i e n t e n® podía resistir la f a t i g a d e l txercício,

el M é d i c o ó

B u l d t i danzaba

T o d o s sus bayles eran q u e l a música q u e arreglaba los bayles

imitación

p o r é l (<•),

de a l g ú n

asunto y

aun*

los m o v i m i e n t o s era m u y s i m p l e ,

eraa m u y vivos y a n i m a d o s . E l de la g u e r r a era e l

m a s e x p r e s i v o d e t o d o s : en é l se representaban todas las a c c i o nes d e u n a c a m p a ñ a c o m p l e t a : l a p a r t i d a de las t r o p a s , su e n trada

en e l país e n e m i g o , las p r e c a u c i o n e s d e l a c a m p a m e n t o , la»

emboscadas, el m o d o de s o r p r e n d e r a! e n e m i g o , l a f u r i a d e l c o m b a t e , l a c e l e b r i d a d de l a r i c t o r i a ,

la c o n d u c c i ó n

d e los c u a t i -

(a)

Herrera

ibid.

(b)

Herrera

D . 1. l i b . S . f. 6 8 , C i e z a de L e ó n c a p . 2 8 . R e

chefort, (c)

H i s t . d e las A n t i l l a s , f . « 8 . O v . l i b , 5 . c a p . 3 . f. 4 9 .

C h a l e v o i x tona. 3 . f.

^ 8 ,


27 vos; todo se representaba

h. los espectadores con tanto ardor y

entusiasmo, que parecía cornbatiasí de veras, conformaban los gesios,

fisonomía

y voces a las circunstancias respectivas del asun-

to: a c o m p a ñ a n d o siempre la mu sica y canto (a)* Los instrumentos músicos que usaban, eran un tambor hecho del tronco de uu á i b o ! hueco, mas ó

menos grande, al

qual abriaa un agugero por cada lado y en el uno daban golpes, de que resultaba un sonido horrisono y arto

desagradable

(b). Solían acompafiar á este con la Maraca y otros calabazos, de los quales usan aun hoy mismo en aquella Isla, Los cantares eran graves y materiales. Por la mayor parte eran sus historias, en que referían los sucesos mas

serios

é

importantes de su pais; la serie y genealogía de sus Cazlques, ia época de sus muertes, sus hazañas, las victorias

adquiri-

das, los buenos • malos temporales: todo se refería

y conte-

nía en estos cánticos (c). E l Arreito ó bayle se componía de mucha gentes; unas veces baylaban hombres solos, otras mugeres solas, «tras todos juntos, formados en dos tilas asidos de las manos, y una guia que llevaba el compás y la voz, á quien respondían todos repitiendo la historia que cantaba (d). Mientras unos baylaban, oíros daban de beber k los danzantes sin parar jamas

hasta que i -

baa cayendo embriagados; algunas veces entraban otros & ocupar el lugar que dexaban, otras se acababa el J r r e i t o con u * na borrachera general. Sin este motivo se entregaban con exceso á la bebida de la chicha^ que hacían las mugeres de m a í z , frutas y otras cosas: t a m b i é n se emborrachaban con humo de tabaco, que tomaban por las narices c»n cañutilles (e). Eran muy aficionados al juego del batey, ó pelota, para el qual tenían sitios destinados fuera de ios pueblos. L a pelota la (a) Roverson tora. t . f, (b) Oviedo l i b . 5. f. 46.

457« J siguientes. ,

.

.

(c) Oviedo l i b . 5. fol. 47. y 48. (d) Herrera D . I . l i b . 3,. f, 69. y Oviedo h b . B. f o l . 46. (e) Oviedo, l i b . 5. f o l . 47.


28 hadan de un género de estopa que sacaban de las raices de los árboles: la mezclaban con porción de resina y todo j u n t o

lo

herbian; de esta pasta, formaban las pelotas del tamaño regular que se usan en E s p a ñ a ;

pero tan duras, que no podian

restarse con la mano/ y asi las retornaban con el hombro, cabeza ó muslo, saltaban mas que las de viento y podian v o l verse de qualquiera bote: el partido se formaba de hombres solos, de mugeres solas, 6 de estas solas contra aquellos (a), ó de unos y otros. Quando no los ocupaba alguno de los objetos solían

referidos,

pasar el tiempo tendidos en sus Amacas fumando y guar-

dando un profundo silencio, como hombres contemplativos. A l gunos tenian el gusto de contratar y todos sus negocios se reducían

á trocar sus diges y bagatelas entre si, sin

ea el exceso del ralor

detenerse

que había entre unas y otras, pues to-

do el precio se lo daba el antojo del que cambiaba; la

mejor

alhaja la daban por una agugeta; igualmente que en cambio de esta pedían

un vestido de seda; tal era el

concepto que

formaban de las cosas (b). N o tenían moneda, peso», ni medí* das. E l delito mas feo y e! que castigaban sin remisión era el burto, que miraban con horror, y asi el que tomaba

alguna

cosa agena aun cuando fuese de corta entidad, io empalaban viv», dexáudolo asi abandonado en ei campo hasta que moría: ni se reputaba por menos feo y escandaloso entre ellos, interceder por el ladrón para que se le remitiese ó conmutase la pena de muerte, aun cuando el mediador fuese padre ó amigo del reo: era ley executira y se verificaba la sentencia, convencido el reo del delito; por esto q u i z á ocurria pocas veces el hurto (c). Los Inca» del Perú y los Príncipes, de M é x i c o , te» tiian impuesta pena capital á los lad.ones: con igual rigor c a i fa) Oviedo l i b . 6. f o l . 59. y 6o. (b) Oviedo l i b . S. f o l SO,

y si. (c) Oviedo l i b , 5. f, 5 ! .


29 t l g a b a n este y o t r o s d e l i t o s ca, seifuti se ve

en diferentes partes de l a A m e t i -

en sus h i s t o r i a d o r e s .

E s t o es en s u m a l o q u e averiguar r a l e s de

del

con

c a r á c t e r , osos y

algún

t r a b a j o RC ha

prdido

c o s t u m b r e s de los I n d i o s n a t u -

P u e r t o - R i c o . L o s h i s t o r i a d o r e s de A m é r i c a d a n

muy

pocas n o t i c i a s de esta I s l a ; los E s p a ñ o l e s p u s i e r o n t o d o su c u i d a d o en referir

las acciones

m i l i t a r e s de sus c o u q u i s t a d o r e » ; los

e s t r a n g e r o s en desacreditar é i n f a m a r nuestros

escritores se e m p e ñ a r o n

mismo carácter las,

su c o n d u c t a . A l g u n o s d e

en hacer á estos I n d i o s de u n

(Ü), USOS y c o s t u m b r e s q u e los de las o t r a s I s -

sin , detenerse

m u c h o , en e s p e c u l a r l a d i f e r e n c i a

de

países,

genios y usos, q u e h a b l a e n t r e unos y o t r o s . L o s p r i m e r o s E s p a ñ o l e s q u e pasaron á su c o n q u i s t a , c a r e c í a n

de

cesarias p a r a observar e l c u r i o s o e s p e c t á c u l o q u e b a á sus ojos; p o r la m a y o r p a r t e desnudos

eran

las l u c e s nese

presenta-

soldados a v e n t u r e r o s ,

de todas las ideas c o n d u c e n t e s p a r a observaciones de

esta n a t u r a l e z a , rodeados c o n t i n u a m e n t e de p e l i g r o s , l u c h a n d o c o n t r a las graves d i f i c u l t a d e s q u e p o r sujetar

la Isla,

les f a l t ó

les o c u r r í a n ,

é

impacientes

el t i e m p o é i n s t r u c c i o u

para . d e -

x a r n o s n o t i c i a s c i r c u n s t a n c i a d a s d e l r e t r a t o d e sus a l m a s , y las que

tenemos

no p u e d e n ajustarse y a

descendientes a u n q u e sus de

q u e han q u e d a d o de usos actuales

al c a r á c t e r

|a)

lilsíoms

Oviado

pocos

y e x p e r i e n c i a de su t r a t o , no d e x a a

c o m u n i c a r i n u t h a l u z p a i a ja i n t e l i g e a c i a y

t-o do las

de los

los I n d i o s de a q u e l t i e m p o ,

discemimiea-

en esta p a r t e .

l i b . 10. f . 1 1 $ . R a m a l d .

tona. 4 . f u l . S


CAPITULO

V.

Sublevación general de los Indios de Puerto-Rico, muerte

de

Salcedo y del Cu/iitan Sotomaijor, destrucción del pueblo de su nombre; u otros sucesos acaecidos en la Isla en 1511» Ya

se (VÍKO a n t e r i o r m e n t e , q u e

dor

de esta i s l a en 1510

bía

reconocido

sos á gue!

España

dos

Rey uombró de

parte

la h a -

qvie d e s p u é s de enviar

la p o b l a c i ó n

de S o t o m a y o r

de

Goberna-

L e ó n , que

á HU antecesor C.err.on y al A l g u a c i l

D o n Cristóbal á la

el

F o n ce

anos antes; y

D i a z , habia f u n d a d o

tán dó

á Juan

pre-

Mayor M i -

de C a p a r r a , y el C a p i -

l a de

la A g u a d a e n t r e el

Guánica,

que

trasla-

r i o de este n o m b r e , y e l

d e C u l e b r i n a s (a) por la i n s u f r i b l e p l a g a de los m o s q u i t a s q u e n o los d e x a b a

v i v i r , y que d e s p u é s

tablecimientos, d e la

habia r e p a r t i d o

Isla, d á n d o l o s

.Domingo y

demás

providencia alteró ción

en

f o r m a d o s estos dos

los E s p a ñ o l e s

eacomienda, s e g ú n

conquistas

de a q u e l

es-

los l u d i o s

se usaba en S a n t o

nuevo

muado,

cuya

loe á n i m o s de los I n d i o s hasta la desespera-

de m o r i r en defensa

todos

de

entre

de

su a m a d a l i b e r t a d , ó

acabar c o a

los E s p a ñ o l e s .

Antes

de r e f e r i r el p o r m e n o r de las operaciones

de u n a

j

o t r a p a r t e , e« de a d v e r t i r q u e e l b u e n C a z i q u e A g u f y n a b a , q u e habia recibido á servó

los E s p a ñ o l e s

con

so d e l r i a g e q u e h i z o c o n J u a n Santo au

t a n sincera a m i s t a d , la c o n .

hasta l a m u e r t e , q u e l e d i o e n este m i s m o a ñ o a l r e g r e Ponce de

D o m i n g o . A esta desgracia a c a m p a n ó

m a d r e y padrasto;

taban

la

I s l a E s p a ñ o l a , aconsejaban

los p a d r e » é h i j o , (a)

Ovifdo

á

q u e debia tenerles; h e r e d ó aa

l i b . 1 6 . f, 119,

de

b e r m a n o de

Isla

con que

Indio» que

su h i j * e l pero

ala

de

la de l a m u e r t e de

q u i e n e s v i e n d o la f a c i l i d a d

E s p a ñ o l e s habian subyugado la m u l t i t u d

miente y sumisión

León

buen

trata-

con l a m u e r t e

Agueyaabaj

los

habi-

de

honabre


31 Miaiigno, «edidoso y desaferto á los Españoles; y aunque tomó el nombre de Don Cristóbal Soíomayor y este C a p i t á n le daba qoanlo tenia, no pudo convencer su ingratitud y perfidia (a). Entrado el ano de 151Í el nuevo Cazique Agueynaba, que vivía en el/ pueblo, y encomienda del C a p i t á n

D o n Cristóbal

de Sotomayor, j u n t o á los Caziques de la Isla, hizo'es

pre-

sente la pérdida de su libertad y del seuorlo de sus tierras por el establecimiento de los Pepañoleti, quienes cada dia se m u l t i plicaban y señoreaban, erigiendo poblaciones, imponiendo t r i b u tos, haciéndoles trabajar en sus baciendas y minas, trastornando sus usos y modo de vivir; y que para libertarse de la opresion, queria que cada uno de ellos niatase ¿ los Españole» qu» vi fian en sus respectivos territorios, y queel Cazique Cualinoex con 3000 bombres asaltase la población de la pusiese fuego, y acabase con todos sus mo tiempo que lo» oíros lo executabao

Sotomayor,

habitantes a! mis-

en los distritos de su

cargo ( b ) . Muchos de los Caziques convocados á esta asamblea, sistieren el dictamen de Agueynaba, fundados en

la

ro.

opinión

commi que habia entre ellos, de que ios Españoles eran inmortales, (cy, graduando de temeraria una resolución, que no podia tener buen é x i t o , sin hacer antes la experiencia. E n consequend a acordaron que el Cacique Broyoan ¡a hiciese en el primer Español que transitase por su* tierras, le quitase la vida y diese aviso de las resultas, para en su vista determinar lo quemas conviniese al intento, y como Us Españoles andaban sin recelo por toda la í&la, se les presentó luego ocasión á Broyoan de cumplir su encargo. U n mozo E s p a ñ o l

llamado

balcedo,

transitaba por la Provincia de Yagueca, en la parte en

que

(a) Oviedo l i b . 16. f o l . 120. (b) Oviedo l i b . 16. f. 120. fíerrera

D . !. l i b . 7, f 105, y

l i b . 8, f. 225. I l a y n d d . tom. 4 f. 33*.

(c) Herrera 1. 8. D . 1. fol. 225. R«ymdJ. tom. 4, f. 334. Oviedo ¡. 10. f, ¡ 3 4 . D u b a l Geografía ü ni ver», ton!. 1. i . 7 K


52 hoy

está el pueblo de Añasco. Broyoan, que vivía en aquel ter-

morí®, lo hospedó en fea casa con mucha alegría y chsequio; y cuando Salcedo intentó pasar adelante, lo hizo acompañar de algunos indios, bien instruidos de lo que dcbian hacer con é l ; llegó al no Guauravo; los Indios se -le ofrecieron ápas-sñ* 8 0 « bre sus hombros: el inocente Salcedo a d m i t i ó , y cuando lo t u vieron en la mitad del rió lo sumergieron, leniéndolo debajo del agua, h»sta que dexó de dar señal de vida; entonces lo sacaron á la onila, y dudando todttvia de si era mortal, le decian: ^eñ o r Salcedo, /lerd&nad, q ue calmos con vos, levantaos p a r a s e g u i r nuestro camino. Con esta, y otras satisfacciones continuaron

d i s c u l p á n d o t e tres días, en ios quaies vino el Cazique U r o .

yoan y

otros muchos Indios á rer si resucitaba, pues solo la

vista podia desengañarlos de su creencia;

pero percibiendo el

fetor del cuerpo ya corrompido, se persuadieron que los Españoles eran mortales como los Indios (a). Executada la muerte de Salcedo la noticiaron al Cazique Agueynaba, quien volvió á convocar los Caziques de la Isla. Esto» en vista del desengaño, asistieron á la estincion acordada de los

Españoles, mediante la sublevación general, q u e s e ñ a l a r o n

para

un viernes. Mientras llegaba este dia, no perdieron oca-

sión de hacerles sus tiros, asaltándolos quando los encontraban solos. Entre ©tros el Cazique A y m a m ó n , que tenia su rancheria en el rio Culebrinas, cerca de la Población prendió

de Sotomayor,

á un muchacho de diez y seis años, que encontró so-

l o , h»jo de Pedro J u á r e z , natura! de Medina del Campo; « t o lo al tronco de un árbol, eu un caney 6 casa, hizo un

convi-

te, y dispuso un partido de pelota entre sus Indios, ofreciendo á los que lo ganasen darles el muchacho para que le diesen la muerte á su gusto en premio del triunfo.

Un

Indio,

criado de Pedro Jusrez, oida la sentencia del Cazique contra el hijo de su amo, h u y ó disimuladament®

y dio cuenta de lo

(a) Herrera I I . | i í. 8. fol, 225. OViedo l i b . B a y n a l d . t o m . 4 , f o l . 334«

16» f o l . 124,


33 que ocurría en la P o b l a c i ó n

de Sotomayor, Diego de RaUzar,

vecino de ella, informado del casoj tomó su espada y rodela y guiado del I n d i o que- le aviso, corrió á libertarlo; e n t r ó en «el caucy ó bugio en donde

lo ten.ian atado; cortó

las ligaduras

preso, y diciéndole: haced, como víeredes, e m p u ñ ó

al

la espada'

y afianzando su rodela, dio con tanto, ardor y cólera sobre mas de 30® Indios Gandules ó de gueVra, que jugaban y veían juagar la vida de J u á r e z , é hizo en ellos gran carnicería y ausíque quisieron ponerse en defensa, los desvarató enteramente, (a) - Volviste Salazar á la población con el imickacho rescatado,, . quaudo le salieron al encuentro algunos Indios, r o g á n d o l e

de,

parte de su Cazique volviese á hacer amistad y alianza .con él; pu'es. su valor le había prendado y quería ser $a

amigo:

que

no venia el mismo á rogárselo, porque estaba muy mal herido. Salazar determinó volver por mas qjne J u á r e z

le

disuadía

y saplicaba de ,rodillas ,•(poseído .todavía del susto), que no volvíese,. creyend© , fuese alguna •traición: - pero Salazar resuelto á to-, iloaGoatecimieató, le respondió: ya estáis en libertad, volveos si., ¡lucréis, que yo he de i r á - ver • lo que quieren, no piensen que ¡es tengo, miedo. Jijarez, aunque de mala gana, volvió acoropañando.á .su. defensor. Quando llegaron al caney ea donde esta*, ba el:: Cazique Ayrnam'oo mal herido, le preguntaron lo.que qüe» ría: -áymamon

l e ; s u p l i c ó , le diese su nombre y le permitiese-íía*-

mar SaLazar» pues quería ser su amigo y servidor. • Salazar le c o a c e i i i ; lo que pedia: luego, lo»¡Indios con grandes• voces.•yalbor.ozoí smpezaron á llamar á su CnziquQ S a ¡ a m r f

Smlazért

como ...si con el nombre hubiera recibido sus fuerzas y valor. Enagradecimiento,. y recompensa del favor, regalaran 4 Sakzar qua«-: tro esclavos, para que: le sirviesen y. otras alhajaa.de • •las-¡oqne' ellos teoian, quedando :en t a n t a . r e p u t a c i ó n - y respeto el mammt bre,:de Salazar

entre

los

Indios,. que no se atrevían-á:hacer

frente á la partida en que i b a - por esto lo llevaban• siempre álos combates, aunque estuviese enfermo, y sí a l g ú n (a) Oviedo-Uk:

Español

I § . f . ^ l ^ U HerreBa . 0 . 1. L .S. f. 124.

5

i


los amenaza'oa, respondían con o r g a ü o ,

no

te tememos jwrqne

no eres Salazar: (aj tal era la simplicidad de estos indios; un solo accidente! les hizo íixar la idea, y agradecer las cuchilladas. N o fueron solos estos sucesos los que anunciaron la inquiet u d y sublevación premeditada; precedieron otras noticiáis nada equivocas de su per lidia, y aunque sé comunicaron á D . Cris, tobal de Bote mayor, que

gobernaba «1 Pueblo de su

nombro,

una confianza imprudente le hizo malograr los avisos. U n a hermana del C a / á q u e Agueynaba, que tenia por amiga, le confio la conjuración acordada, rogándole que «e fuese, pues los I n dios q u e r í a n matarle á é l y á todos los Españoles; pero despreció la noticia. Otro mozo E s p a ñ o l , llamado Jnan

Gronzález,

que sabia bien la lengua de los indios, una noche que estos celebraban el Árreyío, ó bayle de la declaración

de la guerra, se

d e s n u d é y pintó con colores como lo usaban los Indios; entró en ei bayle desconocido, y oyó los cantares en que hacían re. lacion de la sublevación y muerte de D e n C r i s t ó b a l Españoles; quando G o n z á l e z

pudo separarse del

y demás

bayle, corrió

á dar aviso á Don C r i s t ó b a l ; pero éste lo desprecio tan neciamente como el anterior de la I n d i a ,

[h] Juan ííonzalez no ce-

só de instar á Sotomayor, que huyese' á Caparra;

ofreciéndo-

se' á acompañarte, pero no quiso hacerlo- hasta que-el dí-a siguieute, estimulado de las gestioncj de la India, resolvió el viage, pero ya era tarde; avisó al Cazique

Agueyaaba su determina-

ción, pidiéndole ludios *para que le acompañasen;

el

Cazique

se los dió bien instruidos de lo que debían hacer: marchó D o n Cristóbal con Juan González y otros quatro Eispaíioíesi: á poco rato le siguió-el C á z i q u e con su gente, y encontrando solo á, González

que iba detrás, le quitaron lá espada y

misma le dieron quairo heridas: G o n z á l e z gua pidiendo la vida y ofreciéndose

con ella

les habió en su len-

por sü esclavo.

E l Cazi-

que descoso de llegar quanto antes á quitar la vida á su Señor

(a) Oviedo 1. 16. f, 120. í l e r . D . 1. 1. 8. f. {h) Oviede i . 16. f. 131. Her. D . 1. 1. 7- f. 197. y 19$.


lo mandó dexar, y siguiendo la marcha, alcanzo i Don Cristóbal y á sus compañeros, á quienes golpes de las macanas;

mataron á

luego volvieron

flechazos

y

á buscar á Juan Gon-

zález: este tuvo la advertencia de internarse en el bosque y subirse á un á r b o l , con ío qual evitó la muerte (a) que le iban a dar,

. ,

Llegada la noche, Juan G o n z á l e z , aunque

desangrado y

mal herido, se esforzó á seguir su camino y al abrigo de los bosques, llegó sin ser sentido ni visto d é l o s Indios á Toa-vaxa, en donde el Rey tenia una estancia habitada d é l o s Españoles que lo recogieron y curaron, pues cayó en tierra desfallecido de la hambre y de las heridas. Quando volvió en si» notició ió que pasaba en Sotomayor; los Españoles dieron parte á Caparra y el Gobernador Juan Pon ce de León envió luego al C a p i t á n

Miguel del T o r o con quarenta hombres,

para

que socorriese á Oon Cristóbal de Sotomayor, per© lo encontraron ya enterrado con los pies fuera de la sepultura, igualmente que sus compañeros. Recogió á los Españoles que habían

podido escapar de la sub'javacion, y se retiró á Caparra, (b L a noche que se siguió al di a de la muerte de Sotoma-

yor y sus compañeros, todos los Caziques de la Isla dieron sobre los Españoles que vi vía a en sus territorios, y el Cazique Guaynoex con 3060 Indios, marchó oculto al abrigo de los bosques, sin ser sentido; puso fuego pot todas partes á la Población de Sotomayor y asaltó á sus habitantes, esgrimiendo sobre ellos sus macanas con furia desesperada. Diego de Saladar que vivia en ella alarmó las Españole?, y j u n t a n d ® los que p u dieron vencer las llamas, hizo frente a. ía m u l t i t u d ,

acome-

tiólos con denuedo, y animando á los suyos con poderosas razones y esfuerzos valerosos, pelearon todos con la desesperación que pedia tan extremado conflicto: pero les fué

preciso reti-

rarse con buen orden, después de haber hecho gran mortandad (a) Oviedo 1. 16. f. 122, H e r . D . 1. 1. 7-

f. 136. y

(h) Oviedo 1. 16. f. 122. H e r . D . i . L S. f o l . 235.

2-25;


36 en ios y

Indios, qne

quedaron

Tuerza de Saluzar

lestaelií

en su

de Í S o t o m a y o r que

la

quasi

reducida las

noche

cien

de

a cenizas, c o n p a r t e de

la s u b l e v a c i ó n

general

h o i i i h r e s , sieudo pocos los q u e

Don do

y

m u r i e r o n en la I s -

el v a l o r de Salazar. L n s la- I s l a , o c u p a d o s en

ios i n d i o s , los m a t a r o n sin r e s i s t e n c i a .

desgracias

Cristóbal

habitantes

v i v í a n e n C a p a r r a y sus i n -

c o m o atsdfiban ;derramados en

grangerias entre

sus

mas los q u e q u e d a r o n coa

m e d i a c i o n e s , c o n los q u e s a c ó á s*!vo

muertes

m u y rho-

iá P o b l a c i ó n

HainaH.

v i d a ; pues solo se í i b r a m n

demás

admirados del valor'

niarch;i, U e ^ ó á Cafiarra, desando

p e r e c i e r o n en En

la

nuevamente

( a ) , q i i i e n con i n u f h d s t r a b a j o s y

de

sus

Tantas

se s i g u i e r o n de la necia i n c r e d u l i d a d

S o t o m a y o r ; p u d i e r a haberlas

de

evitada t o m a n -

las o p o r t u n a s p r o ? i d e u c i a s q u e d e b i a } c o n el p r ¡ m e r \ aviso» CAPITULO

E l Gobernador J u a n

V L

Poncc fiide socorros á l a I s l a de S a n í v

Domingo: nombra Capitanes de la genle que h a b í a en Caparra, y sale á pelear con lus ludios. R e d u c i d o s los E s p a ñ o l e s i n o p i n a d o s y funestos naba

a tan infeliz

sucesos o^ie o c a s i o n ó

y los suyos; p e n s ó el G o b e r n a d o r

los m e d i o s o p o r t u n o s de ponerse titud to

de

Indios que

D o m i n g o de l a

nombró

le

rodeaba.

catástrofe

por

el p é r f i d o

Juan

Ponte

Agueyde

para

esta

mul-

la I s l a de

s u b l e v a c i ó n , p i d i e n d o socorro para

por Capitanes

León

en defensa y resistir á la D ¡ ó aviso á

lo»

San-

atajarla:

guerra á D i e g o deSalazar, á

L u i s -de A ñ a s c o y ár M i g u e l d e l T o r o , d a n d o

á cada

uno l i -

na c o m p a n i a de 30 h o m b r e s , e n t r e cojos y heridos: d i o el c a r g o d e " T e n i e n t e suyo para

carlos en ta]

á

Juan

G i l ; envié» espias p o r todas

partes,

q u e le n o t i c i a s e n los m o v i m i e n t o s de los e n e m i g o s y a t a caso

Oviedo t

necesario;

pues a u n q u e los E s p a ñ o l e s apenas p a -

16, f, 130. y

1 2 2 . H e r , D . i . I . 8, f. 325»


saban de 100, y estaban los ma* muy estropeados y ' . héndos de la refriega pasada, eran hom!¡tes" de valor, y ia experien-' eia adquirida en la conquista de la I d a dt; Sanio

Domingo,

les daba" una superioridad sobre los indiog, que j u n t o r o n la necesidad y apuro en que se hallaban de pelear para salvar sus vidas,> les hizo mirar coa desprecio los peligros eo que se ha» liaban,

(a)

Juan

Pólice de León, C a p i t á n tan valeroso como pruden-

te, luego que supo por sus espías, que Agueynaba estaba acampado j u n t o al rio Coayuco con un cuerpo de claco a seis m i l Indios, salió de Caparra con sus compañías, m a r c h ó con todas las precauciones- que exigían las crítica» circunstancias de la s i tuación en que se bailaba; ile^ó de noche al río Coayuco,

y

aprovechando los instantes para sorprender al enemigo, pasó el rio y dio sobre ellos antes de amanecer con tanta que los indios confusos de verse destrozar de unos que

resolución, hombres

consideraban acobardados y fugitivos, no acertaron á defen-

derse, Juan

Pon ce de Lemi, que conoció el desorden, a n i m ó

á los suyos, quienes á exemplo de su C a p i t á n

pelearon

con

tanto brío, que en poco rato dexaron muertos cerca de 200 de los enemigos; hicieron muchos prisioneros y auyentaron los de» mas bien castigados, (b) D e s p u é s de esta derrota, sopo Juan Ponce por algunos p r i sioneros, qne habla vuelto 4 suscitarse entre los Indios la o p i nión de la inmortalidad de los Españoles: unos creían que habían resucitado y peleado en la

batalla los que mataron la oó..

che de ía sublevación; otros decían que cos como ios muchos,

tanto podían los pu-

y que no era posible vencerlos sus

el auxilio de los Carives, á quienes los Españoles no podrían (a) Oviedo I . 16. ñ 133. Fler. í. 8. f. 233. Raynald. tora; f. 335. (b)

Oviedo I . 16. f. 122. H e r . f. 8. f. 125.

(c) Her. D . 1.1. § . f. ^ 6 .

Oviedo l . 10. f. 134. Raynatd.


33 resistir, y acordaron !larnar1os| á su gocorro, lo que executaron, no obstante que eran SHS crueles enemigos. E l Gobernador, concluida felizmente la expedición el rio Coayuco, se retiró á la Población de Caparra

sobre con los

prisioneros; recibió algún socorro de gente y armas de la Isla de Santo Domingo; reforzó sus compardas, y se dispuso lo mejor que pudo para ocurrir á donde la necesidad

lo pidiese;

des-

pachó espías por teda la isla para observar á Agueynaba y saber sus designios, y nada omitió de cuanto le correspondia hacer en su empleo. Mientras e s p e r á b a l a s resultas, la gente se reparaba d é l a s fatigas y curaban los heridos que eran

muchos; pues

que componían l a compañía de Saíazar, apenas había

de los hombre

que no estuviese lisiado, y asi le llamaban el C a p i t á n de los co^ jos.- el Gobernador le dió la gente inválida, porque su esfuerzo y su nombre solo causaba mas terror á los Indios que el resto de los Españoles, (a) Con este famoso C a p i t á n y

algu-

nos valerosos E s p a ñ o l e s , que se distinguieron notablemente de quienes se hará memoria en la serie de j o s sucesos

y

que o-

currieron en la pacificación y conquista de esta Isla, pudo Juan Ponce de León Ni

sujetarla.

es de o m i t i r ,

que entre los auxilios que enviaron de

l a Isla de Santo Domingo para socorrer á los de Puerto-Rico en su conflicto, fué un perro llamado el Becerrillo, cuyo instinto natural, distinguía perfectamente los Indios aliados de los enemigos; acometia con furor y rabia á estos, defendiendo con igual

valentía h. aquellos; qualquier prisionero que huía d é l a

prisión lo iba á buscar, j lo sacaba del medio de los enemigos; los apresaba de un brazo, y al que no quería seguirle lo despedazaba: toda la noche rondaba al rededor del campament o , descubría las emboscadas y eran mas temidos diez Españoles acompañados del Perro Becerrillo, que ciento sin é l : su auxilio fué tan importante en esta guerra, hasta que lo matala)

Oviedo 1. 16. f. 125. í l e r . D . 1. I . 8, f. j9$5«


39 ron los Carives, que el Gobernador le señaló paga y media de la que gozaba un ballestero; bien fuese en oro, esclavos, 6 qualquiera otra cosa que se le daba sin falta y cobraba su dueñ o , (a)» E n conlkmaciou del singular instinto de este animal, refieren

los Historiadores (b), que u n C a p i t á n dio « n a carta

una India para que

á

la llevase á los Españoles que estaban en

u « destacamento; la India t o m ó su camino, y k

poca distan-

cia le echaron el perro, quien la acometió

su ferocidad

acostumbrada;

con

la India que lo vio venir sobre si Con tanta f u -

ria se sentó en el suelo, mostróle la carta,

diciendo:

Perro

Señor: Yo vey á llevar esta carta délos Cristianos á los otros: no me hagas mal, perro señor: el Becerrillo olió la carta, y conociendo que era de sus amos, d e x ó á la India sin ofenderla. Un

hijo de este perro auxilió igualmente al C a p i t á n Oxeda en

tierra íirme, E n la~ ísía Española y en otras partes

de A m é -

rica fueron muy importantes estos socorros, CAPITULO V i l . Vienen los Carives a socorrer /os Iridios de Puerto-Rico: sale segunda vez a campaña el Gobernador Salazar

con su

com*

yama: vence al Cazique Mabodamacu: muerte de Aguei/naba, y retitada 4e. iGS Indios y Esfiañoles. 1 Supo el Grobermidor por sus espías, que los Indios desconfiados de sus fuerzas para vencerle, habían

buscado él au-:

xilio íle los Carives, y que estos iban ílegándo y j i n u á n d o s é con los Gandules d é la bda, en la parte de AymacOj en donde halan va un cuerpo de mas de once m i ! Indios; y con este avu so destacó á los Capitales Luis de Añasco y M i g u e l del To-. (a) Oviedo l . 16. f. 125. Barcia tom. f, f. 24. H e r . 1). 1« {h] Barcia tom. S. f. 34.


40 ro con 50 hombres, para que observasen mas de cerca al enevnig-o, mientras e( lo seguía coa los que le quedaban: poco después tuvo noticia que el Cazique Maftodamaca se !)abia separado con 600 hombres escogidos; y enviaba á desafiar á los Espaaoies, deseoso de pelear y deshacerlos antes que llegasen

a

Aymaco, previniéndoles que les tendría rimj)io3 los caminos; el Gobernador envío contra éi 1

Diego de Salazar con su conapa-

fíia; y aunque con mocho trabajos llegó cerca del acampamento de Mab®ásiisaca3 en donde hizo alto, esperando 1» noche para ocultar coa sus sombras el corto nMinero de sus soldados, que no pasaban de 30 entre cojos y enfermos (a). Salazar mientras descansaba su , compañía, observó la posición de Mabodamaca, y después de la media noche 1® atacó repentinamente con su esfuerzo acostumbrado. Entró por medio de los enemigos, quando menos lo esperaban: estos, no obstante la-sorpresa, se pusieron en defensa y pelearon con rabia desesperada, persuadidos ya de que los Españoles eran mortales: pero como Dios peleaba por estos, salieron todos con v i da, aunque muchos recibieron heridas. De los indios

queda-

ron en el campo mas de 150 muertos, muchos heridos y

pri-

sioneros, -los demás huyeron derrotados coo su Cazique Mabodamaca, ( b j , ,

. •' ^

.,. ..

•.

Quando los Indios e m p e z a r o n . á abandonar el campo

del

desafio, Juan de León se empeñó en prender un Cazique que llevaba una plancha de oro al pecho, cemo distintivo de su carácter. E l Cazique que era de grandes fuerzas, viéndose acosado de este E s p a ñ o l solo y apartado-del campo, le hizo frente; agarróse con el brazo á brazo, y lucharan mas. de un quarto de hora. U n .Indio de los, que se retiraban de la batalla, viendo la refriega de los dos; en el hondo de un barranco,

acudió

á socorrer á su Cazique y entre los dos tenian ya muy apurado á Juan de León. Ew este tiempo otro E s p a ñ o l que había 1 {a)1 Oviedo'}íb. "6."'I''125. tíer. IX 1. 1. 8. f. 156. (b) Her, D , l , L 8. f. Oviedo 1. 16. f. 125.


áísUclo del rea! siguieado á otro Iüd¡o3 fué por el sitio eo que estaban luchando; dejó huir al I n d i s que

perseguía y b a x ó á

ayudar á Juan L e ó n , y entre los dos matarora á los dos indios y

se retiraron á sa campamento. A poco rato llegó el Gobernador Juan Ponce de León con

el resto de la gente de Caparra y halló á Salazsr que estaba descansando con la suya victoriosa, después de haber derrotado a los Indios en tres horas y media de combate. E l Gober» nador dio gracias a

Dios por el trianfo, é informado de que

el cuerpo d é l o s enemigos que había en la Provincia de Y a g u e » ca, hoy Añasco, ascendía á mas de 11000 hombres; que s« esperaban

mayores socorros de las Islas Carives, y que

todos resueltos á morir ó acabar con los

estaba»

Cristianos, sabiendo

que eran pocos y mortales; d e t e r m i n ó ir á buscarlos antes que ge aumeotasen

mas los enemigos, aunque creyó ¡e convenia ha-

cer la guerra con mas mana que fuerza, y que en las circunstancias debía preferir el ardid prudente á un esfuerzo desesperado (a),

f ,

Adoptado este sistema, m a r c h ó acompañado de Salazar, á incorporarse con los Capitanes Añasco y T o r o , que entre t o dos ascendían a cien hombres de armas.

Llegaron á vista de

los enemigos poco antes de ponerse el sol: el Gobernador acampó

con los

suyos

en

sitio ventajoso muy cerca de los Ita-

dios.- se atxiñcheró con fagina lo mas breve que pudo, entret e n i é n d o l o s mientras lo executaba

coa algunas ligeras escara»

muzas; y amiqne le acometieron diferentes veces para desalojarlo del sitio, se mantuvo á pié firme; recibiéndolos con a l gunas descargas cerradas, dadas á tan buen tiempo, que los hacia detener con muerte de algunos (b),, Coa

este arbitrio c o a c l u y ó de fortificar su alojamiento,' for-

mó su escuadran, é hizo aban zar á sus mas diestros tiradores: estos salían de la trinchera, hacían (a) í l e r r . p .

sus tiros con acierto, y se

1, 1. 8. f. 226. Oviedo, 1. 1(5. ,f.

|b) H e r r . D . 1. 1. f.

f. 226. Oviedo 1.

m .

iQ: f. 125,


42 recogían á las banderas: los ludios por su parte salian en pelotones; algunos de los mas valientes y sueltos daban sus

des-

cargas y provocaban á la batalla; pero el Gobernador g u a r d ó su posición toda la noche y c o n t i n u ó molestándolos con el mis» mo orden el dia siguiente, sin que los unos ni los otros se at re vi ese n á romper la batalla. Entre las salidas que hicieron los arcabuceros, Juan de L e ó n derribó de un balazo un I n d i o , que desde luego se

conocía

ser persona principal, pues todo su exército manifestó mucho desmayo, y se retiraron fuera del tiro de mosquete. Los Españoles continuaron sus salidas todo el dia con el mismo buen orden y efecto; pero quando cerró bien la noche, el Gobernador que se hallaba falto de víveres, sin esperanza de socorro m retirada en caso de algún

suceso desgraciado, y con su

geute

cansada y herida, resolvió volverse á Caparra, y aunque algunos se le opusieron a t r i b u y é n d o l o a cobardía, é l respondió que era tentar á Dios querer con tan pocos vencer tanta m u l t i t u d , y que era mejor dilatar la guerra que aventurarlo todo en u n dia ^a). Con esta resolución salió de su trinchera, protegido de la obscuridad de la noche y de los bosques, dirigiendo su marcha á la Población de Caparra, sin que los enemigos le incomodasen on el camino, ó porque no sintieron su retirada, ó por que RO se atrevieron; que es lo mas regular, porque de'-pnes se supo, que el que Juan

de Leen ha b u

muerto con su ar-

cabuz, fué el Cazique á g u e y n a b a , Gefe y autor de la sublevación y causa de la destrucción

de la Isla. L o cierto

los Indios naturales de Puerto-Rico jamas volvieron á

es,

que

formar

exército ni cuerpo considerable, después de la muerte de Á g u e y naba, que fué en este año de 1511, aunque fué molestada por los Garives de las Islas de Barlorento (b) muchos años continuos. (a) Oviedo l i b . IG. f- 125. H e r r . D . 1. !. 8. f. (b) H e r r r a D . 1 . 1. 8. f. 226. Oviedo l i b . 16, f. 125.


43 CAPITULO

Vllí.

Woiicia de los Capitanes y soldados que ma& se señalaron

en

las batallas y reencuentros^ que ocurrieron en la pac>Jim cacion de esta I s l a , * N o es justo dexar sepultada en el olvido la memoria dea* que]los Españoles que con á n i m o generoso derramaron su sangre en servicio de l a Patria; ni privar á algunas de sus fHtnilias que todavía existen, d é l a dulce memoria del mérito de sus progenitores; y ya que la suerte ó el tiempo les hayan

des-

pojado de! debido premio, no permitirá la relación justificada de la historia, ocultar el buen nombre de los adquirirlo

supieron

á expensas de su sangre y de su vida; ni que se

honren y lisonjeen cer.

que

otros coa la gloria que no supieron mere-

adUíí» iup mn

- Is e 3

.«¡ít» sfa üSifm -¡ovüm ¿i.

E l que ocupa e! primer lugar en el C a t á l o g o de los C o n -

quistadores de esta Isla, es el Gobernador Juan Ponce de L e ó n , natural

de la V i l l a de San Servas en la Provincia de

Campos,

P a s ó á la Isla de Santo D o m i n g o en el segundo viage del A l mirante Colon; sirvió baxo sus órdenes y de las del dador

Comen-

Ovando, quien atendiendo al distinguido m é r i t o y valor

con que se portó en aquella Isla, especialmente en la pacjficacion

de la Provincia de H i g u e y , le dió el cargo de su T e n i e n -

te de Gobernador en Puerto-Rico;

ella; de donde pasó al reconocimiento de

en cuyo Gobierno tuvo muchas ocasiones de ma-

nifestar su gran prudencia y espíritu Talientc. A c o m p a ñ a b a á sus

mandatos el exemplo de sus obras, b a i l á n d o l e el primero

en (os mayores .apuros, y trabajos, Erasmuy animoso y d i l i g e n te eu las cosas de la guerra

(a), y á su esfuerzo y co-»duct%

se debe el reconocimiento y conquista de la Isla. Padeció algunas desgracias y lo desanimaron

desaires de la fortuna,

que

á seguir las conquistas k que le indinaba su

(a) Oviedo U b , 16. f.

123.


•44 corazón marc5a?. L a sandez cíe buscar la fuente que remoza» t a , le hizo saiir á descubrir la Florida y otras Islas. U n a credulidad necia le a d q u i r i ó la gloria de descubrirlas y darlas

nom-

bre. T u v o diferentes reencuentros con los Indios, y se retiró para volver con mayores fuerzas; pero no h a b i é n d o l e

sido

mas

favorable la fortuna, después de perder á muchos de ios suyos, «e vió precisado á reembarcarse mal herido, se retiró á la H a bana en donde m u r i ó

(a).

E l Rey premió el valor de este buen vasallo Don

en

su hijo

L u i s Pon ce de L e ó n , transfiriendo en este la gracia del

Adelantamiento de la Florida é islas de B i m i m en el Canal de Bahama, que habia concedido á su padre; cuya casa exist i ó en Puerto-Rico en una eminencia sobre la Caleta y Puerta

de San J u a n , hasta el año de 1779, en que el Gobernador

JD. Joseph Dufresoe, Brigadier de los Excrcitos, hizo derribar la

mayor parte de ella. E n el escudo de armas que estaba m u y

consumido del tiempo, solo se d i s t i n g u í a pie

un león rapante al

de un á r b o l , con una inscripción que por tan gastada

no

se pudo leer, n i sacar los demás blasones, que ocupaban el campo

del escudo. D e los Capitanes que sirvieron en esta Isla á las ó r d e n e s

de Juan Pon ce de L e ó n , fué uno Miguel de T o r o , quien, aunque -de nacimiento humilde, habia merecido por su valor y buenos'servicios, que el Rey Católico lo armase Caballero. Sirvió en

Tierra-firme en compañía del C a p i t á n Alonso de Ojeda; des-

p u é s pasó con Juan Ponce á la población de Puerto-Rico, en donde manifestó sus grandes fuerzas, y resolución, que eran las circunstancias mas sobresalientes en este C a p i t á n ( b ) . E s t a b l e c i ó s e en esta Isla: y la casa de sus

descendientes

existe en la V i l l a de San G e r m á n , y aunque solo goza de bienes moderados, conservan la distinción y limpieza de sangre que heredaron. Otras ramas de este tronco hay trasplantadas en o (a) Herrera D . 3. l i b . 1. f, 25. #)) Oviedo 1. 16. f, i « 2 . H e r r , D , 3, L So f. 5 2 « .


tros pueblos de la Isla. Quando pasó Juan llevaba

en

su

Ponce á

cornpaaia al

qaien se a g r a d ó uu cufiado

descubrirá

Capitán

Luis

del Cacique

de

Añr.sco,

Agueyuaba,

dió por favor a Juan Ponce de Lena le diese el este C a p i t á n ,

Puerto-Rica, de

y pi-

nombre de

del que usó en lo sucesivo (a). Oviedo equivo-

cadamente le llama L u i s A Imansa (b); poro el Coronista H e r rera en diferentes partes le da el nombre de Añasco (o), y ccn\ este mismo se encuentra en algunos manuscritos de los muy pocos que en copias de curiosos se conservan en aquella I s l a . L a familia de este apellido está bastante propagada, y el pueblo del mismo nombre, fundado en la Provincia que los ludios l l a maron Yagueca, lo p e r p e t u a r á en aquella Isla, por mas que la pobreza y el color quieran ecHp!»ar la memoria de su progenitor, que tanto trabajó para ilustrarlo en la reducción d é l o s l u dios de Puerto-Rico. Diego de Salazar, que pasó de Soldado particular con Juan Ponce, supo

merecer por sus hazañas el grado de C a p i t á n , de-

sempeñnndo tan bien su empleo, que la confianza de toda su. c o m p a ñ í a estaba vinculada en el valor de su persona, y lo acreditó tantas veces y en lances tan desesperados, que llegó su nombre á ser el terror de los í a d i o s ; y si cuando

asaltaron

la población de Sotomayor hubieran sabido que Salazar se hallaba en ella, no se hubieran atreTido á acometerla (d); fué sin duda «i que mas trabajó en esta conquista. Hay en esta Isla familias antiguas de su apellido, pero no pude justificar si tienen tan buen o/igen.

]

Don Juan G'il, Caballero distinguido E s p a ñ o l , á quien e l 'Gobernador hábia nombrado por su Teniente y Justicia yor

ma-

después de la desgraciada muerte de Don Cristóbal Soto-

mayor, fué nao d é l o s mejores Capitanes que hubo en esta Isilá»

(a)

Herrera D . 1. !ib. 7. f, 181. Oviedo 1. 16. f o l . 119.

(b) Oviedo l i b . 16. f. U * . (c) Herr. D . 1. % S. f. 345. (d) Oviedo l i b . ] 6 , f. 121.

,

.


46 y que trabajó mucho eu su redupcion*, pero sus mayores

esfuer-

zos y valerosa conducta, se manifestaron mas en la guerra, que á sus expensas hizo por muchos años contra los Carives,

a-

tacándolos en sus propias Islas, y r e d u c i é n d o l o s á mucha necesidad

en

los diferentes desembarcos y reencuentros que t u -

vo con ellos (a). Don Juan G i l traía por Capitanes

en estas

expediciones

a Juan de L e ó n , gran Soldado de mar y tierra, y que m u y bien en la paciíicacion de la Isla de soldado

sirvió

particular»

y después de C a p i t á n contra los Carives. L a descendencia de Juan de Leoa existe en Puerto-Rico, aunque reducida á bastante pobreza. E l segundo C a p i t á n de Dow Juan G i l , fué

un

Español

llamado Juan López Adaliz, buen soldado y practico en el país. Sirvió mucho» años en Tierra-firme á las órdenes de Alonso de Ojeda; se halló en l a sublevación de Puerto-Rico, grande resolución y brio en todas

peleó coa

las ocasiones; pero

adonde

$e distinguió mas fué en la guerra contra los Carives, en la que hizo muy señalados servicios (b) Ademas de estos Capitanes hubo otros esforzados les, que contribuyeron con su valor al feliz ficación

Españo-

éxito de la paci-

de la Isla, y á refrenar la furia de los Carives.

Los

principales fueron Sebastian Alonso de Niebla, hombre muy temido de los Carives, en quienes hizo terribles destrozos; p e r » l a demasiada confianza en su* fuerzas le hizo acometer á cuerpo de ellos, que habian asaltado la

hacienda

de

un

Martin

G u i l u z , y cautivadoio con sus Indios y esclavos: Sebastian A lonso Niebla, que vivía en su hacienda de la M o n t a ñ a de L o q u i l l o , corrió á su defensa, e a c e n t r ó l o s l u e g o , desbaratólos, q u i tóles la presa, y m a t ó muchos; pero él q u e d ó mal herido do mía flecha envenenada de la que m u r i ó , dexando quanto tenia i

los pobres. Este, (a) Oviedo l i b

y su compañero Jaaa de L e « a fueron m u y l 6 . f.

131.

(b) Oviedo lib% 1$. f o l . 123»


.

47

poco atendidos en el repartimiento de las tierras é Indios. Otro soldado llamado t a m b i é n Juan

López

B a r t o l o m é Ocon, Juan Mexia G u i l u z , que m u r i ó

Adaliz, flerhido

uu de

los Cari ves, después de haber muerto á muchos defendiendo a la Cazica Uona Luisa: Juan Casado, Francisco de Barrionnevo, que después fué Gobernador de Castilla del Oro,

Pedro

L ó p e z y M a r t i n de G u i l u z (a), fueron los soldados que mas se distinguieron en la reducción de la Isla y después en su defensa en los repetidos asaltos, que por muchos años hicieron los Carnes contra ella, sin que después hayan faltado otros hombres de valor, que han expuesto generosamente sus vidas en las ocasiones que ha sido atacada por los Ingleses, Franceses y O landesesj, como se dirá en su lugar. CAPITULO I X . Fundase l a V i l l a de San

G e r m á n : erígese Obisfiado en la

l a de Puerto- liico: vuelve á su gobierno

Cerrón;

y

otras providencias del Rey p a r a esta I s l a , Serenada ya la resolución de los Indios, pensó el Gobernador Jqan Pon ce de León

reedificar la V i l l a de Sotomayor

en sitio mas oportuno para el beneficio de las minas y seguridad de los indios. E n v i ó al C a p i t á n

M i g u e l del T o r o con a l -

gunos Españoles, que se establecieron al Sur-Uuest de la Isla en la ribera del no Xuanaxivos, á dos leguas de distancia de donde estuvo situada la población

de G u á u i c a . Con esta pro-

videncia volvieron los E s p a ñ o i e s é luciros k trabajar te en las minas, que

utilmen-

rindieron sumas de oro considerables;

y

p a r a x q u é los q ü e trabajaban en ella sintiesen menos penuria de víveres, y evitar las disputas sobre la pertenencia de la Isla de Mona, la agregó el Rey al Gobierno de Puerto.Rico ( b ) , A)

Herrera D . 1. 1. 3. f o l . 226.

{ b j Herrera D . 1. i . 8. f o l . 210.


43 M a n d ó asimismo su Magestad, se llevasen esclavos á la A twérica, para que en el trabajo de las minas se aliviase á los I ' dios, y que no se sacasen ios de esta Isla para la de Santo Domingo ni otras partes. Que los Navios que pasasen á las I n « diasj pudiesen hacer escala m P u e r t o . . R u ó habitantes no careciesen

(a); y para que SUB

del pasto espiritual, solicitaron los se-

ñores Reyes Católicos del Papa, J u l i o segundo., erigiese Obispa-* do en esta Isla, nombrando por primer Prelado á D o n Alón* so Manso, C a n ó n i g o de Salamanca,

m u y estimado de los Re-

yes, por su v i r t u d y literatura. Su Santidad expidió

las B u -

llas de erección, señalando para Silla E s p k c o p a l el pueblo mas principal que hubiese

en la Isla; y por Diócesis, toda su ex-

tensión; y en su virtud el Rey hizo donación de todos ios diezmos ( p o r q u é su Santidad se los tenia concedidos) al Obispo y Clerecía, y arregladas las demás cosas concernientes al asunto, el

señor Manso se dispuso para pasar á su D i ó c e s i s . E n este mismo ano de 1511 mientras el Gobernador Juan

Pon ce de L e ó n trabajaba con tanto tesos en la reducción de la Isla, Juan

Cerrón y M i g u e l D i a z p r o d u c í a n contra é l sus

quejas en E s p a ñ a , justificando su condacta y Sscaiizaudo la de Juan

Pon ce (b). E n vista de todo^ y para acceder en parte a

la solicitud del Almirante Colon, que creia derecho suyo la prarision de este Gobierno, como d « s c u b r i m i e n t o que era de su padre, reintegro 6 . M . en sus empleos á Juan Cerrón y a M i guel

Diaz, aprobó su conducta y les hizo otras mercedes, man-

dándoles que por n i n g ú n pretexto manifestasen rencor a Juan Fonce de L e ó n , n i le quitasen sus Indios ó bienes, antes bien guardasen con él la mejor armonía; y el Rey

le escribió

la

resolución que tomaba, no por d e m é r i t o suyo, sino por ser asi de justicia (c). E n c a r g ó S. M . al nuevo Gobernador el cuidado de edi« (a) Herrera i b l d . (b)

Oviedo l i b . í 6 . f.

125.

{c] Oviedo i b i d . Herrera D , 1. l i b . 8, foU « 2 3 .


49 ficar Iglesias, mientras llegaba el Obispo Manso, asignando para estas obras los diezmos que se habían Hospitales que ya había fundados

percibido: dotó

con cien Indios

de

los enco-

mienda á cada uno: remitió ornamentos para las Iglesias, y que da los [ieliglosss de San Francisco,

que pasaban en aquella o-

casiou á Santo Domingo, se fundase

un Convento en Puerto-

Rico, para que cuidasen de la conversión de los Indios, y enseñanza

de i®s niños, encargando mucho el

buen

tratamiento

que tedos debian tener con sus encemendados; asignándoles la comida, vestido y camas que se les debian dar: bajo cuyo conrcepto se desaria á cada vecino los Indios d e q u e gozaba

(a)..

Que á los Carives los pudiesen hacer esclavos, y armar

bar-

cos para su comercio; encargó la elección de

Alcaldes y R e g i -

dores, con otras muchas providencias para el mejor gobierno de la Isla. Y para que nada le faltase al lustre y esplendor con que el zeloso Monarca quería honrarla, la dió escudo de armas, que son, un cordero plateado en campo verde echado sobre un libro de color roxo, atravesada una vanda con una C r u z , en cuyo estremo está la vanderitá que ponen á San

Juan por divisa, t o -

do orlado de castillos, leones y vanderas con una F y una / , coronadas por divisa eon el yugo y flechas del Rey C a t ó l i c o / ' a ) . Con estas disposiciones y encargos, salieron de E s p a ñ a D o n Juar» Cerrón y su Teniente quez,

Díaz,

con el Licenciado Yelaz-

provisto Fiscal de Santo Domingo, encargado d é l a re-

sidencia de Juan

Ponce de León y del repartimiento de los

Indios. Llegados á Puerto-Rico, tomaron posesión d e s ú s respectivos empleos, sin contradicion ni o b s t á c u l o alguno, y Juan Ponce se retiró á su casa con rancho caudal, que había adquirido del beneficio de las minas y batin de la En

guerra.

este año de 15lá llegó t a m b i é n á su Obispado el Se-

ñor Manso; erigió las Dignidades, Canongias y demás oficios de su Catedral; ordenando

quaato convenia al binen gqbieri^o y es-

(a) Herrera D . 1. lib* 8. f, 224,


ro plétdor

de la primera Silla que

tuvo

Obispo en

América;

pero como en todos los nuevos establecimientos ocurnen m u chos obstáculos y dificultades, que solo pueden

vencerse

con

el tiempo y condescendencia prudente, y esta zeloso Prelado q u i so desde luego dar toda la íbriualidad y consistencia á su Catedral, señaló

las cosas d é que se debían pagar

diezmos: los

vecinos resistieron sus mandatos y los declaró desobedientes y contumaces á algunos de ellos, quienes lejos de aterrarse n i o "bedecer á las censuras, insultaron temerariamente k su

Pastor,

cometiendo tantus desacato», que se vio precisado á abandonar su Grey y volverse á E s p a ñ a (a), resuelto á retirarse á su Canongia de Salamanca que retenia; pero estimulado de su conciencia y de los ruegos, volvió á su Obispado con el nuevo cargo de I n q u U sidor de las Indias ( b | , sin tratar mas de los diezmos. CAPITULO

X,

Don Juan Pon ce de León sale á buscar la fuente

que

creía

remozada) descubre ¿as Islas de B i m i n i y la F l o r i d a , y de-* mus sucesos de etta j o r n a d a . L a facilidad

con que ea estos tiempos executaban los Es-

pañoles las mas importantes conquistas, les servia de estimul o para intentar nuevas empresas.

Juan Ponce de L e ó n , que hs-

í)ia adquirido gloria é interés en la conquista de P u e r t o - R i co, y estaba retirad© en su casa sin gobierno ni destino, pensó ocuparse en nuevos descubrimientos; mus por conseguir u na quimera, que nuevas glorias ni caudales

(c). Habia creido

una fábula muy valida entre los Indios de estas Islas;

que erv

la de B i m i n i habia una fuente, y en la de Florida un rio tan prodigioso, que sus aguas remozaban á los viejos: viviendo tan per(a) H e r , D . 1. í. 9. f. 245.

Castellanos E l e g í a s f. 141,

[h] Herí-era D . 1. l í b . 9. f.

245.

(c) Herrera D . 1, \. 9. f. 249. Rober«ou t . 2. f.


61 suadidos de esta vana creencia, especialmente los Indios de Cuba, que pasaron a establecerse algunas familias á la Florida pocos años antes de la llegada de los E s p a ñ o l e s , para gozar mas

de

cerca les efectos de estas prodigiosas aguas; pero aunque no dexaron río, fuente, ni charco en que no se bañasen, no consiguieron los buenos deseos de remozar (a). Juan Pon ce y sus compañeros llenos de estas ideas q u i m é r i c a s por las relaciones de los Indios, creyeron este absurdo: y con el espintu de conquista y animado de la esperanza de renovar sus dias con el especifico milagroso, i n t e n t ó Islas en solicitud

correr las

de la decantada fuente para gozar de sus ma-

ravillosos efectos. Para este viage a r m ó tres navios en San Germ á n : y su r e p u t a c i ó n le j u n t ó en breve un cuerpo numeroso de aventureros. Proveyóse de víveres, y en 3 de Marzo de pasó al Puerto de la Aguada, desde

isla,

donde se hizo á la vela

con el rumbo al Nor-oeste, quarta al Norte, y después de coiv rer de Isla en Isla las Lucajas

(b), el 27 de Marzo, que era

D o m i n g o de Pasqua, descubrió la tierra, y el 2 de A b r i l dió fondo en la costa; saltó en ella, t o m ó posesión y dióla el nombre de Florida, ó por la circunstancia del dia en que la vió, ó por la frondosidad y frescura de sus arboledas. U n nuevo m u n do se presentó á sus ojos viendo Islas y tierras, cuya existencia jamas se había imaginado. E n este país delicioso

parecía

manifestarse la naturaleza baxo de otras formas que en las I s las: cada árbol, cada planta, cada animal, era diferente de los del emisferio descubierto. Juan Poner y los suyos se creyeron transportados á un pais encantado, tan lleno de las maravillas de la naturaleza, que llenó su espirita de admiración y de deseos de renovar sus días, para conquistar este tercer mundo que la sol i c i t u d de una quimera les puso á la vista. E l día 8 se hizo á la vela, corrió la costa hasta el 20, que vió una

(a)

ranchería

de

Herrera D . 1 . 1. 9. f. 2S0. Oviedo 1. 1(3. f. 125. Cas-

tellanos f. 1 5 1 . fb) Herrera D . I . l i b , 9, f. 340,


ludios, saltó en tierra para hablarles; pero lo recibieron de guerra, y aunque procuró sosegarlos, fué preciso p o n e r é en defensa. C o u t i u u ó su via'ge por la misma costa, ha»ta el

rio

que

llamó d é l a Cruz; hizo agua y leña contra la voluntad de lo» ludios que intentaron estorvarlo. E l S de Mayo dobló el cabo de la Florida, que llamó de Comentes, por ser muy violentas las que alli

se experimentan:

fué siguiendo la costa

basta el dia 14 de J n n l ó , que tuvo varios reencuentros con los ludios, en que perdió una lancha; le mataron alguno» hombres c hiñeron paz

muchos sin hallar medios de reducirlos a tratar de

(a), ni esperanza de que les permitiesen formar establecí,

miento; pues eran iníitiles todos sus resistencia

esfuerzos por la vigorosa

que haílabau en ellos, cuyo carácter feroz y guer-

rero le hizo conocer necesitaba fuerzas mas considerables

para

verificar sus deseos. Co n t e n t ó s e por entonces con haber descubierto este nuevo país, sobre cuya extensión y riquezas formó muchas ideas y concibió grandes, esperanzas. Llenos de estas, y cansados ya de buscar e! rio deseado en ia Florida, acordaron volver "tu proa en suiieitud de !a fuente de B i m i n i , por el canal

que hoy llamamos Golfo de la Florida, y después de cor-

rer una m u l t i t u d de Islas hasta el 23 de Hetiembre, sin encontrarla,

resolvió Juan Ponce de León volverse á

destacando antes aP C a p i t á n Juan

Puerto-Rico;

Pérez de C r t u b i a , y al p i -

l o t o Anión de Alaminos en solicitud de la deseada Isla de Bi» mi ni, para satisfacer mozar.

con las aguas de su fuente la sed de re-

Plizose á la vela y llegó á dar fondo en la Bahia de

F u e r t o - I i i c o á principios de Octubre mas viejo que quando salió. Poco tiempo después llegó el otro barco con la noticia de haber encontrado

á B i m i n i , pero no la fuente deseada (b).

físte via2;e aventurero no desanimó á J uan Ponce de León

(a) Her. D . 1. I. 9. f, 24S. y siguientes.

Oviedo l i b . 1(5.

f. 125. Roberson t. 3. f. 45. Hist. gea. de Víages t. 21, f. 11. Juan Castellano eregias f. (b) Her. D . 1. 1.9.

141.

f. 249. Rahíald. t. 6.

íM


53 para pasar á la Corte á pedir premio por los ílescubrimiíMitos que eti él hizo: y á la verdad fué útil; pues ademas d é l a s tierras de que dio noticia, se a d q u i r i ó

la de! Caual

de B a -

hama, que facilita el regreso á E s p a ñ a ; o b s e r v ó l a s grandes corrientes, que se experimentan en los Canales, que forman estas Islas, y puso nombre á algunas de ellas (a). Con efecto se presentó en la Corte, y oida su relación, el Rey -le concedió t i t u l o de Adelantado de las Islas de B i m i li i y Florida, que se creyó Isla y otras mercedes,

con la obli«

gacion de hacer Poblaciones en ellas, llevar Religiosos para la administración del pasto espiritual: y otras cosas que ofreció verificar dentro de tres

años (b); aunque

después se le prorogó

este pbiKo por el encargo que se le hizo de ir á las Islas

de

Barlovento y Tierra-firme a castigar los ludios Carives, CAPÍTULO X I . Fefiartimiento de Indios en Puerto^Rico por el Licenciado Ve» lazquez: pasa á ella el A l m i r a n t e y p r i v a del .Gobierno a (Jw* ron, y á su sucesor Má&etó4i los Carives asa/tan la I s l a , y t i Gobernador tus vence,, Quando Cerrón llegó

segunda vez al

Gobierno de

esta

Isla, estaba ya la sublevación apaciguada, reducidos los indios á

la obediencia, y encomendados eutie los conquistadores, con

cuyos brazos se utilizaban muy bien las minas, y se aumentaban considerablemente

las haciendas y grangeria», eu tanto gra-

do» (pie niereesó esta Lsia desde luego la atención del Gobierno, y atraso á sí considerable n ú m e r o de b á s e l e s , que un lucido comercio de cueros, algodón, gengibre,.aa\!s

hacían canafis,

tula y otras producciones de la tierra (ej; p e t ó l a mala fé coa -(a) Her. D . 1. 1» 9. f. 250, H i s t . gen. de Viag. t. 2 ! . f, 13, (b) Her. D . 1. I . y . f. 25S. y 2 9 1 , Oviedo i i b . i 6 . f . 127. Juan Castellanos E l e g í a s f. 1,41.

(c) D . J„uan Casíellanos, Elenas f.

129-


S4> que algunos influyeron al Licenciado VelaZquez, le hizo hacer el

repartimiento de los Indios con poca e q u i d a d y j u s t i c i a

ios que la í e n i a n ,

á

por haberlos ganado exponieado sus vi ¿ a s

d u r a n t e la g u e r r a .

E s t e repartimiento executado p o r los influjos de C e r r ó n , que

miraba c o n desafecto á los mejores soldados y amigos d e

su antecesor Juan Pon ce de L e ó n , le suscitaron muchos enemigos y descontentos:

principiaron

las i n t r i g a s y p a r c i a l i d a d e s

que motivaron muchas turbaciones y quejas

contra C e r r ó n

y

su T é n i e a t e ; se multiplicaron recursos á l a Corte, sin o m i t i r los al Almirante, quien con acuerdo de los Jueces de apelación de Santo á

Domingo y oficiales reales depuso á C e r r ó n y

D i a z su Teniente, substituyendo en su lugar al Comen-

dador Moscoso (a); pero como no se hizo nuevo repartimiento, que era la causa del disgusto general continuaron las a l teraciones, reproduciendo sus quejas con tanta libertad y a c r i monia, que resolvieron al Almirante Colon si visitar esta Isla en 1514. O y ó las quejas de los h a b i t a a í e s contra el Gobernador Moscoso, que depuso sin dilación; c o n t e n t ó

á los que se

quejaban con mas razón del repartimiento; serenó los á n i m o s y n o m b r ó por gobernadora D o n Cristóbal de Mendoza, caballero muy

recomendable, por su priaciencia, desinterés y valor ( b ) . Los

Carives, que toman la guerra por oticio, y viven d e

crueldades y piraterías, abordaron las costas de esta Isla a l g u nas veces desde el ano de 1511 en que los llamaron á su socorro los Indios naturales. Las disensiones que reinaban entre sus vecinos y desafecto con que miraban á C e r r ó n , les dificultó la reunión

de sus fuerzas para castigarlos; por lo cual

repetían

sus asaltos impunemente, haciendo crueles destrozos en los l a dios naturales, en los ganados y haciendas f e ] . Luego que el (a)

Herrera D . 1. l i b . 1 0 . f o l . 381. Juan Castellanos

Ele-

gías fot. 132. fh) (c)

Herrera D . 1. l i b . 1 0 . f o l . 2S1. Oviedo l i b . 16. f. 1 2 6 . Herrera D . 2. % 10. f o l . 281. Oviedo \ihx 1 6 . f. 1 2 6 .


66 desembar-

A l m i r a n t e regrésó á Santo D o m i n g o , hicieron un

co en las inmediaciones de Loysa coa muchas Piraguas y gen-» í e mandada por el Cazique Juureyvo, que v e n i a á

vengar la

muerte de su hermano Cazimes, á quien Francisco Quindes pocos dias antes en otra entrada que hicieron, pasó con una lanSA estando lucbando coa Pedro López Con

de Angulo.

esta resolución asaltaron unas estancias cerca

de

del C a p i t á n Sancho de A r a g ó n , á quien Oviedo llama go

fu).

la

A ran-

Este acudió al ruido d é l a refriega con los pocos que

pudo j u n t a r , acompañado del Perro Becerrillo:

trabó

comba-

te con los Cari ves, que prevalecieron por la m u l t i t u d ; y desp u é s de haber muerto á algunos y heridos á otro , se ban al C a p i t á n

Aragón

entre los cautivos: el Becerrillo,

que habia ayudado coa su sos á sus

lleva-

fiereza

acostumbrada, al

amos dobló sus esfuerzos,

aun-

ver pre-

y saltando sobre el pelo*

ton de Cari ve» que llevaban preso al C a p i t á n

y compañeros,

libertó a algunos poniendo en fuga á los opresores, que se eetiaron á nado para vadear el rio: el perro los siguió encarui" zado; un Carive que estaba en la ribera opuesta, tiróle una flecha envenenada te la vida, p é r d i d a auxilio

con tanta fuerza, que

ie q u i t ó

brevemen-

muy sensible para los Españoles,

y lealtad de este perro se las habia guardado

pues e l muchas

veces, sacándolos de iguales peligros (b). Los Indios huyeron con algunos prisioneros, y se hicieron á la vela. E l Gobernador D o n Cristóbal de Mendoza, que se hallaba en San G e r m á n , recibió la noticia del suceso; y aproTechando l»s instantes, se e m b a r c ó con cincuenta

hombres en

una Caravela y dos Barcas, navegó cón d i ü g e H c i a la vuelta d e l Sur-sueste;

alcanzólos j u n t o s a l a

Isla de Bieques, y ¡os ata-,

có con denuedo; los Carives por su parte se defendieron con. obstinación toda una noche; pero muert© el Cazique Jaureyvo^ |a) Oviedo l i b . 16 f.

126.

(b) Herrera D . 1. i ib, 19. foL Juan Castellanos jfol% 2 4 1 .

Oviedo l i b . , l 6 . f o l . 125.


56 y otros muchosj los demás fueron presos con los que se l l e vaban en sus Piraguas; entre estas habia una tan grande y bien armada, que el Gobernador la envió de regalo

ai

Almirante,

con la noticia del triunfo y despojo, que se repartió en San Germán

entre los que lo ganaron

(a)

Este suceso, lejos de contener á los Carives, avivó su venganza, y repitieron sus asaltos con mas insolencia que desembarcando

en diferentes parles de la costa;

nunca,

especialmente

desde la Cabeza de San Juan hasta la Ciudad: incendiaban las casas, talaban las haciendas, robaban los ganados y cada

vez

mataban á algunos Españoles é Indios, llevándose á otros p r i sioneros; de suerte, que en estos asaltos perdieron la vida Juan Alonso, Nicolás O bando, Mexia y otros muchos de los mas esforzados conquistadores: cogíanles de sorpresa, y hallándose solos con sus familias en las haciendas, por mucho que se resistiesen, eran por fin oprimidos de la m u l t i t u d ; y aunque estas desgracias se noticiaban á la Corte pidiendo permiso para hacerlos esclavos, por haberse revocado la orden anterior, S. M , no cendescendió por entonces,

antes confirmó las órdenes, que

prohibian á los Españoles hacer fuego, ó herir a

los Carives

sin ser provocados de ellos. L l e g ó á tanto la libertad y barbarie, con que molestaban a los habitantes de Puerto-Rico, que se creyó no poder subsistir en la Isla; se repitieron las quejas

al c o m p á s de los su-

cesos; en conseqüencia m a n d ó el Rey al Adelantado Juan Ponce de L e ó n , acordase con los Oficiales Reales el sitio mas

a

propósito para hacer una fortaleza para la defensa de la Isla: que se armasen en Sevilla tres Navios para que fuesen con eIlos a castigarlos en sus Islas; confiandole al mismo tiempo el oficio de repartidor de ludios; con tal que no diese mas que hasta 150 á cada vecino, juntamente con el Licenciado Velaz»

(aj Herrera D . 1. l i b . l o , f. Juan Castellanos fol. l i o .

183. Oviedo l i b , 16. f

126,


67 qnez que ío exercia (a): que tomase residencia al Gobernador Mendoza y Oficiales Reales: que se hiciese una calzada de comunicación eutre la Isla grande y la Isleta: que los Oficiales Reales que vivían en sus haciendas y grangerias, residiesen en la Capital en ja casa del Rey. C o a c e d i ó á esta Isla los mismos privilegios que á la de Santo Domingo, con otras providencias; pero la que mas urgia contra los Carives, se demoró porqué

los trescientos hombres de guerra que debian embarcar-

se en los tres Navios se negaron á i r , porque no se les daba sueldo (b), por lo cual no tuvo efecto hasta el año siguiente de A principios de Mayo de este año salió de Sevilla el A delantado Juan

Ponce con los tres INavios para castigar á los

Carives. L l e g ó á la Isla de Guadalupe, en la qual echó geule en tierra para hacer

agua y leña y algunas

mugeres para

labar la ropa. Los Carives, que observaban emboscados todos sus movimientos, se aprovecharon de sa confianza; dieron so» lire ellos, mataron algunos, llevándose los demás cautivos: J uarx Ponce de León q u e d ó tan sonrojado de su descuido, que si a acertar a enmendar el yerro, t o m ó laresolucion de irse á Puerto-Rico, desde donde envió los Navios al cargo del C a p i t á n Z ü ñiga á castigar á los Carives de Tierra.firme, q u e d á n d o s e é l á verificar

el repartimiento de les Indios, del que nacieron nue-

vas inquietudes, que fomentaba el Contador Sedeño con sus a» migos (c)»

fa)

Herrera D . 1 . 1 . 10, f. 191. Juan Castellanos f. 1 4 1 .

(b) Herrera D . 1. l i b , 40. f. 2802. (c) Herreia D . 3. l i b . 1. f o l . 12. Juan Castellanos f." 141.

8


6S CAPITULO XII. Nuevo refiarlimiento de Indios y las inquietudes que c á u s a en» tre los vecinos: plaga de hormigas, viruelas y buhas que sobrevino á esta I s l a , y

otros

sucesos que

la arruinaron* El

Adelantado Juan Poncede León, aunque desayrado con

el fatal suceso de la Guadalupe, cerno venia lleno de satisfacciones por las coníianzas y encargos con que le habia honrado S. M , e n t r ó triunfante en Puerto-Rico. Esto avivó la ernulacion 'de sus coíitrarios, ele quienes sé despicó en el repartimiento, con pretexto de vindicar las injusticias, q ú e en el anterior se hablan hecho á sus amigos y soldados por influjo de Cerrón al Licenciado Velazquez. Con estas emulaciones se renovaron loa van dos y parcialidades, que fomeataba el Contador Aatonio Sedeño, cuyo genio sedicioso

é inquieto mantuvo a l -

gunos años la discordia entre los vecinos (a) con tanto escán^ dalo de toda la Isla, que precisaron al Almirante Colon á detenerse en ella á su regreso de E s p a ñ a en i á ' 2 0 , que j a encontró deteriorada en todas sus El

partes (b)

Licenciado Vclaaqnez, que tuvo parte en los dos re- ;

partimientos de Indios, se a d q u i r i ó muchos eneuiigos; le soli- • citaron Juez de residencia, la qual se cometió

al

Licenciado •

Gama con el Gobierno interino de la Isla y se estableció en ella casándose con DoSa Isabel Ponce de L e ó n , hija del Adelantado; y por esta razón quedaron poco satisfechos los quejosos. E l Almirante Colon nombró para este Gobierno á Pedro Moreno, vecino de Caparra,

de quien tampoco faltaron quejas;

pues el Contador Sedeño y el Tesorero

ViMasanta,

hombres

facciosos, fomentábala la discordia entre los partidos; por lo cual eecargó S. M . al Licenciado V á z q u e z de A y l l o n , provisto O i (a) Herrera D . 3. lib. 1. fol. 13. (b) Herrera D . 2. 1. 9. f. 226. Juan Castellanos f. 142.


d o r de S a n t o D o m i n g o , tomase a l paso para su d e s t i n o r e s i d e u - ' c í a a M o r e n o , a quieft

d e c l a r é i n d e m n e , y m a n t u v o en su Cro-r

bit1 r n o hasta q u e m u r i ó , en c u y o l u g a r e n t r ó Manuel

de

Los

O bando

Don

Francisco

(a).

frecuentes

recursos y m u d a n z a s de G o b e r n a d o r e s , q u e

m o t i v a r o n estas guerras, civiles, causaron m u c h a s desgracias, q u e f u e r o n -selladas- c o n iOtias ; m a y o r e s : los a r r o y o s de sangre ramada ritu do

p o r t o d a l a I s l a d e s d e fines d e l - a ñ o . : d e 1510 e l

de v e n g a n z a , d e a m b i c i ó n

y otras pasiones,

t a n p r o f u n d a s raices, q u e q u i s o D i o s

derespí-

hablan

echa-

castigarlas p o r varios

modos. Sobrevino tina plaga de hormigas, q u e d e s t r u y e r o n t o dos los á r b o l e s ú t i l e s , pop» m u y robustos; q u e fuesen-, - d e x á n d o ^ los t a n i n í e c t o s j q u e los p á x a v o s h u í a n (Je descansar en)1QS q u é h a b í a n t o c a d o ellas; r o í a n las r a í c e s y negros; eran

indispensables

muchas

l u e g o q u e d a b a n secos y

p r e c a u c i o n e s para defender

la v i d a a los n i ñ o s . L o s h o m b r e s s e n t í a n acerbos dolores c o n las mordeduras,

sin poder l i b e r t a r s e d e ellas d e noche uí de d ú a j l o s i

c a m p o s y los m o n t e s

q'uedapon,. secos • - y • e s t é r i l e s ^

c o m o sí ha-*

b i e r a c a i d o f u e g o d e l C i e l o sobre o l i o s . E n T a i , ' c r e y ó s e q u e es* t a pl>aga deTorante- los p r e c í s a r i á ;:i a b a n d o n a r la I s l a .

L a aflre-

cio a f u é ; g e n e r a l ; pero D i o s o y ó sus;voto3 y . a l s v i ó las tias d e los h a b i t a n t e s c o n

la e x t í . n c i « - a d e las

angus-

horniigas (b).

F o c o d e s p u é s ; se . c o m u n i c ó , l á e p i d e m i a de l a s - v i r d e b s ^ I q u é estaba d e s c o n o c i d a :de l o s - a m e r i c a n o s , y ; f u é t a n . p e í i g r c s a en a quel clima, que estinguió Hos, c u y a d e s p o b l a c i ó n siglos felices, en q u e

la m a y o r p a r t e de losi I t í d i o s - y c r í o -

solo se. p u e d e reparar, con 1111 a

no se c o n o z c a n

los • t f e c í o s í ' d e

ble; azote, q u e ba c o r r i d o t o d a l a A m é r i c a

privándola

habitantes.

:

'• --;:•

?, ; .

r

¡nifít^t

los v i e n t o i j a u s l r a l e s v q u t í ^ O n

mas v e r o s i m r l sean

m r fh)

de

sus

' fi '

• Se ba b u s c a d o . l a causa de los Tapidos progreses l a v i r t i e l a en

serie d e

tan terri-

que

periódicos;

hizo

pero es

las d e m á s e x a l a c i o n e s q u * a r r o j a esta t i e r r á i ;

O v i e d o l i b . ±6. f,

127.

y

H e r r e r a D . 2. l i b . 3. fo\.

1^8. i3t -

. •

-

-

*


60 y á la verdad que estos vapores erases y los que se f equentemente

elevan

de las lagunas, ríos y tierras anegadas, forman

una atmósfera cubierta siempre de álitos p e s t í f e r o s , que pueden i m p r i m i r y disponer la naturaleza de estos habitantes á mayores ostragos. L o mas extraño es, qne sieitdo esta epidemia el cuchillo ta

extermina.Jor de estos países, y que no ha cesado has-

hoy desde que se d e s c u b r i ó , no se haya iutrodacido el u s »

de la iuocuiacion, Ubáudose cuu tan feliz é x i t o eu las otras ptit» tes del maado. A esta calaiaidad acompañó la epidemia de las bubas, que llaman generalmente mal gálico; que s e g ú n

el sentir de m u -

chos escritores, era tan desconocida de los Europt.os hasta esta é p o c a , como las viruelas de los Americanos, y no hizo aquel menor impresión en los E s p a ñ o l e s , que las viruelas en los I n dios. Esta enfermedad cruel fué e! azote terrible con qne el Cie-r l o irritado quiso castigar en esta vida la licencia

desenfreuada

de los lascivo». Es opinión m u y recibida que los Ludios la comunicaron á los Españoles en cambio de las viruelas; pero antes que se descubrieran k s Indias ó se hiciese su

conquista,

habia bubas en E s p a ñ a , sobre cuyo remedio escribió un g o n é s una obra, que se imprimió de D o n Joseph

Ara-

en Zaragoza: y t a m b i é n hay

Ensebio de Llano y Zapata un manuscrito qua

esta, en la Obra de la Colección de D o n Manuel de A vala en la Librería de la Secretaria del Despacho de Indias. Mas

pres-

cindiendo por ahora de si las bubas son originarias de la A m é i rica, ó ímicamente fomentadas en aquellos climas por la excesiva relaxacion de.los Europeos, ó mas bien consequencia nat u r a l de una y otra cau&a: lo cierto es, que estas dos calamidades han sepultado mucho» millones de vivientes CH uno y otro ewisferio, porque las bubaá enndierou en pocos años por toda la Europa con síntomas violentos, progrenos rápidos y tan

funes-

tos que eran inútiles todos los esfuerzos de la medicina. L a admiración y el espanto acompañaba por todas partes al accidente, llegando a temerse anuaciabala extiyeion d d g é n e r o h u -


•61 mano; hasta

que la eXpenenda de ios M é d i c o s y los socónos

«del arte, llegaron, si no á. j u r a r l a radicalmente» á lo menos á, corregir, y modificar Los

esta, peste occidental {»).

ludios para su curación asaban con admirable su re-

so del Guayacan, palo santo y sali-afras, Oj«e ahuiula es» aquellas regiones ( b j : queriendo •JDios poner el remedio Junto el rtJalj y aunque hasta

con

hoy uo bao cesado estas epidemias, spp

inenoN sus efectos, y mueren

m u y pocosj especialmente de \ m

babas, A estas fatalidades a e o m p a ñ a b a n

los ataques de ios Cari»

ves, que ensoberbecidos con el suceso de la Guadalupe, abo redaban las costas de Puerto-Rico, haciendo en ellas los robot, y barbaridades a c o s t u m b r a á a s : no eran menos sospechosos aSgu» ues baxeles europeos, que iban sondando las costas y puerto» de esta, y otras Islas con ordenes reservadas de sus cortes,, pre* í e x í a n d o i b a » k comerciar, & rescatar Indios, aunque el obje^ to principal era

m u y diferente: y en. este ano de 1519 un Na^

vio I n g l é s , d e s p u é s de haber saltado en da |sla de

la ^ l o n a ,

paso á ¡a de Puerto-Rico, y Uevá . a l g ú n estaño y oro de! qu$ saeaban de las m i « a s .

Eaíe

Navio iba & reconocer est^j I.gla^

de orden del Rey de Inglaterra, coya noticia puao en cuidado á la Corte de E s p a ñ a , que t o m ó alganas providencias para resguardarlas (c), D i ó s e orden »1 Licenciado Figuero?! para que al paso de Fuerto-Rieo para Santo. | . ) o m Í R g o ,

viese el sitio que ocupaba,

la Ciudad de Caparra, y traíase con sus

?ecíno8

si convenía

trasladarla; pues estaban divididos los d i c t á m e n e s .

Concediósa

licencia al Licenciado Antonio Serrano, vecino de Santo D o mingo, para que poblase la Isla de Guadalupe, con el Gobierno de ella y d e m á s islasCa'iyes, para conteaerlos por esteijae-

ta)

Reberson t o m . S. f. « 7 1 . {h) Oviedo l i b , «. f.. 21.

(c) Herrera D . ;s. l i b . 5. f o l , i l ^ . í ^ t o v i a viages t o m . 2S: t e l . 199.

generai de

los


62 dio (a^; y q u é en fugar del quinto que pagaban los que l>e« «neliciaban

líilnas, solo pagasen el diezmo. Se enviaroa

para que supliesen la falta de

negros

los Indios que hablan perecido

durante la guerra, por las epidemias y otros accidentes, deteriorándose pór ellos la población de la Isla; parte de la gen* 'te qeié el Padre las Casas ó Casaus llevaba

de. E s p a ñ a para

poblar en C u mana, que llamaron los Cruzados, se q u e d ó

en

•JPueríü-Rico (b): se renovó la licencia para cautivar los C a r i res de las Islas, y se hizo una torre ó casa fuerte en la Boca de'Cangrejos, por s e r en donde repetían mas sus

desembar-,

eos; la cüal aun líoy existe, pero ya deteriorada. Estas providencias, aunque muy interesantes al bien y fomento de i la Isla, se frustraron las mas por la poca conformidad y política que hubo siempre entre sus vecinos para sus fuerzas contra los Carives; y aunque D o n j u á n

unir

6ril, acom-

pañado de Gaspar y Grarcitrocbe, yernos de Juan Ponce, de F r a n cisco Alvarado, Diego Ramos, Diego Cuellar, Victor, y Juan Guilarte, Francisco y Juan Mayorga, Baltasar y Juan CaHCtr, D i e g o R u i z B a ñ a r a , Francisco Juancho, Alonso Manso, B a l tasaí' Castro, H e r n á n

S á n c h e z , Juan Bargas,

Garci ViHadie-

go y otros valerosos E s p a ñ o l e s , los atacaron en sus propias I s las algunas veces, no fué bastante para contenerlos, y abi repetían sus entradas en la de Puerto-Rico muy á su salvo; especialmente por los rios de Jumacao, Daguao, Loysa, Costa de Guayama y Boca de Cangrejos: en 5 de A b r i l de 1521 hicieron un grande desembarco; y d e s p u é s de incendiar quanto encontraron, mataron á muchos y se llevaron gran numero de cautivos, siendo pocos los dichosos que pudieron salvarse con

la

huida (c), pué? como vivían derramados per las haciendas, faci!-. menté' los1 prendían ó mataban; un desmayo géneral se apode;-* ró

de los habitantes, y muchos no hallando remedio para su (a) Her.' D V 2. 1. 9. f. 226. (b) H e r . D . « . l . Q . f. 225 y 2S9a (c) Herrera D . 3 . I t b . 1. f o l . JI2. Juaa CaBíelímios f e l . 130.

y 183.'


63 seguridad y establecimiento fix©, acerdaron otra

i r 4 buscarlo en

parte. CAPITULO

MI Adelantado Juan

XIII.

Poncc de León pasa con dos Navios á

poblar la . F l o r i d a : sucesos de esta jornada. En

este tnisrao año había resonado por todas partes la fa-

ma de las hazañas, qae el grande C o r t é s hacia en la conquista del Rey no de M é x i c o , d i v u l g á n d o s e con tant© aplauso en estas Islas, que inflamó

el e s p í r i t u militar de algunos de los

primeros conquistadores de las ludias y los incit® á pensaren nuevas conquistas, ansiosos de adquirir nuevas glorias.

Juan .

Ponce de L e ó n , que vivia retirado e» su casa, desde su regreso de la Corte, quiso presentarse nuevamsate en el teatro de la guerra; pues siendo del tiempo y conocido de

C o r t é s , no

se tenia por menos que él para exercitarse en nueva» empresas; y asi acordó levantar gente, armar Navios, proveerse de armas y de todo lo necesario para salir á campana; no ya en sol i c i t u d de Hueva vida, en l a fuente soñada, sino á buscar la muerte en el catre del honor. Una sucesión rápida

de escenas tan nuevas como admira-

bles habla hecho impresien en el espirita de J san Ponce, llegando á persuadirse

que le estaba reservada la conquista del

tercer mundo, que hubia descubierto, quando buscaba la fuente de la j u v e n t u d . . . R e n o v ó sus antiguas ideas, y todos los aventureros se llenaron de grandes esperanzas. La mayor parte de •. las cosas que ha inventado el hombre como útiles é interesantes á su bienestar, han sido el fruto

de una inquietud

va^a,

mas bien que de una industria prudente y sólida, y asi todos e»to$ proyectos pararon en descalabros y en perder la expedición con la mayor parte de su gente, sin poder formar establecimiento alguno. Salió en este ano de 1521 cea dos Navios bien tripulados en que gastó mucho caudal, y desp«te$ de muchos contratiem-


6i pos tomó tierra en la Florida, que se tenia por Isla, aunque con esperanzas de que fuese otro tercer mundo, como le escribió al Cardenal Adriano^, Grobemador que era de España Echó su gente en tierra; pero apenas la pisaron, qnando los Indios les salieron al encuentro de mano armada trabando con los Españoles una porfiada refriega (b). Estos ludios de la Florida, nacidos y criados en un clima prodigiosamente fértil, moderadamente frió, exercitados en las guerras que mantenian con sus vecinos, endurecidos en la caza, en la pesca y agricultura, gobernados por sus Casiques hereditarios, cuyas leyes aunque imperfectas, eran puntualmente obedecidas, tenian almas mas firmes y perspicaces que los de las Islas, sus cuerpos mas vigorosos y aguerridos, y por esto mas dispuestos á resistir toda dominación extrangera ^c). Juan Pouce de León, llevado del ardor militar y sin detenerse ea estas reflexiones para conocer la diferencia da carácter que ha* Ibia entre estos Indios y los de Puerto-Rico, insistió muchas ve* ees en establecerse en el país; ya proporcionando medios sua« ves para atraer á los naturales, ya manifestándoles su firmeza con el rigor de las armas, pero en rano. Lo» Floridianos práe» ticos en la tierra y en la guerra, muy numerosos, robustos y determinados, atacaron al Adelantado Juan Ponce de León con tanto brio y efecto, que lo precisaron á abandonar la empre sa, después de perder parte de sus soldados y quedar él mismo herido ea un muslo. Desairado con esta derrota, no quiso volrer a Puerto-Rico; retiróse & Cuba con los que le quedaban y acabó sus días en aquella Isla. E l Rey concedió á su Hijo Don Luis el A* delantamieato y Gobierno de la Florida é Islas, según lo halúa dado á su padre (d). Uno de los dos navios de la expe* (a) Herrera D , 3. lib. 1. fol. 25. (b) Oviedo lib. 16. foh 327. Her. D . 3. 1. 1. f. 25. Juan Castellano» fol. 133. (c) Rob.t. 2, f. 347. y sig. Cárdenas. Bist. de la Florida f. 46. J[d) Herrera D. S, lib. 1 . f. 24. Juan Castellano» f. 134-,


6%

áicictn de la Florida, fué á parar a Veracruz coa las cioues

y pertr. rhos que J ian P.ince de León

mavá*

llevaba

para

su empresa, que llegaron m u y o p o r t u a a t n í n t e á Cortés (a), por cuyos ttiHút se hab'uj intentado la conquista de la Florida. Este vasto pais dividido hoy en tantas Provineias y Naciones, q u e d ó

enteramenia

abandonado por entonces de los Es *ai

Soifs; pues aunque, e n t r ó en él cea lucido exercit© el valeroso Hernando de Soto, m u r i ó en la demanda sin

fermaresta-

1)1 ecimiento y todos los suyos se déiscarriaron después de padecer indecibles trabajos. Ahumada la i n t e n t ó , pero no la llevó á efecto (b). Los Franceses atraidos de la fertilidad ra,

de la tier-

poblada de diferentes T r i b u s de Salvages, cubierta de va-

riedad increíble de á r b o l e s ' e s p e c i a l e s , abundante ca y adequada para la agriculta de buen temperamento de su clima

de caza, pes-

muchos frutos, y por

el

saludable, pasaron á estable-

cerse en ella baxo las órdenes de Coligni: los nuevos colonos profesaban la religión reformada protestante, lo al Seuor

que

estimuló

Felipe l í , k no permitir arraigar tan perjudicial c i -

z a ñ a en el muevo mundo; envió a! C a p i t á n

Don

Pedro

Me-

í c u d e z , que era Adelantado d é l a Florida. ( L l e g ó á aquella costa el 28 de Agosto, dia de San A g u s t í n , cuyo nombre dió al puerto principal

de la Florida.)

en donde se habían fortificado

A t a c ó el fuerte de la CarolinUj los Franceses y los pasó á c u -

chillo. Domingo Gourge, natural de G a s c u ñ a , de su propia a u toridad pasó á tomar satisfacción de este agravio, y sorprendió h los Españoles, los colgó de los á r b o l e s y desamparó este pais en 1565. E n esta época los Españoles se establecieron en San Agustín

y sucesivamente en San Mateo, San Joseph, San M a r -

cos y Panzacola, que conservaron hasta las paces de 1763 que se cedió toda la Florida So el Teniente General

en

á la Inglaterra; pero en este a.

D o n Bernardo Calvez, Gobernador de

3a Luisiana, después de desalojar los Ingleses de los fuertes (a) H e r . D . 3. 1. 2, f. 43. fb) Juan

Castellanos f. 143.

9


66 tstablecimientos que tenían en el Misisipe, con una rapidez in« c r e í b l e , les sitió en Fort-Rouge, Menchac, la Mobila y Pan» zacola, precisándolos 4 rendirse; debiéndf se a! valor de e&te Genaral la recuperación

de esta Provincia y sus

plazas; cuya i m -

portancia al comercio español y seguí ¡dad de aquellos dominios la acreditarán las crecidas ventajas, que resnitarán indispensablemente á todos los rarnos útiles al Estado, mejor que

la m a i

expresiva y elegante pluma, aun quando se emplee en este d i g no objeto muy de p r o p ó s i t o . CAPITULO X I V . Fundación del Pueblo de Daguao: destrnyenlo

los Carives: de*

$emburcas frequentes de estos en l a I s l a : varias providencias para su defensa y gobierno: sublevación de a l g u . nos Negros é Indios, E l Almirante D o n Diego Colon, que habia estado a l g a r.as Teces en la Isla de Puerto-Rico y visto la fertilidad

de

su suelo, abundancia y riqueza de sus minas, velaba en su fomento quanto le era posible. Por este tiempo resolvió hacer una Población al levante de la Isla en el territorio que llaman D a guao, por el rio de este nombre que lo riega: n o m b r ó por C a , pitan poblador á Don Juan

Euriq'uez, pariente de la Vireyna

su muger; j u n t ó la gente que pudo en Santo

Domingo, y la

envió á Puerto-Rico para formar coa ella la nueva colonia, que se estableció cerca de la costa de la mar, frente de la Isla de Vieques en la rivera del Rio Daguao, cuyas

aguas

excelen-

tes y terreno apto para la agricultura, prometia grandes

ven^

tajas y utilidades á los nuevos colonos; pero la floxedad y d e . «idia que imprime el clima cálido, húmedo

y frágil,

d o n ó á una indolenci}!. reprensible; se contentaroa vares que voluntariamente les expontaueaba

los abancon los v i -

la tierra y abun»

tlancia de pescado que ofrece aquella costa, sin

dedicarse

al


67 oultiro, ni formar establecimiento sólido como conveuia /'a). Los Cari ves de aquellas Islus contiguas mas sos piraterías, que los colonos de Daguao para

activos

para

precaverse de

sus asaltos, luego que tuvieron noticia de la nueva

Población,

conocieron l o q u e podía ofenderles su vecindad y «.cordaron destruirla, € o n efecto armaron sus piraguas y canoas, se

embar-

oaron en gran n ú m e r o , y « n a noche dieron sobre la nueva Po« Vlacion,

la incendiaron y mataron, ó llevaron cautivos á

los

que no huyeron; recogiendo ál mismo tiempo los ganados que eran los ünicos bienes que hablan fomentado estos vecinos, quienes con este suceso quedaron del todo arruinados, sin que has* ta hoy se haya pensado reediíicarla: q u i z á s

si las ricas minas

de oro que después se descubrieron en sas

inmediaciones, se

hubieran visto antes, se arraigara En

mejor este Pueblo (b).

el año 1S23 el Licenciado L u c a i

l l o n , que habia capitulado ir á poblar al

Velazquez de A y -

las tierras

descubiertas

Norte de P u e r t o - R i c © , pasó á esta Isla á temar la residen-

cia y cuentas al Contador Antonio Sedeño y al Tesorero, que hablan estado en E s p a ñ a , a c r i m i n á n d o s e mutuamente

(c). A l

mismo tiempo á instancias de S. M . el Inquisidor general tras* lado el T r i b u n a l del Santo Oficio,

que hasta entonces habia

residido en Puerto-Riao, a. la Ciadad de Santo D o m i n g o , po» no haber en aquella Isla sugetos capaces de ocupar estos e a i j pieos; ni quienes abogasen por los reos. Poco después vencidas las disputas de personas doctas, que duraron d e s d ó l o s p r i meros años del descubrimiento de las Indias, sobre la libertad y capacidad

de los l n d i « s , resolvió

S. M , que

los de Santo

D o m i n g o , Puerto-Rico y demás que no fuesen Carives, viviesen libres y no se encomendasen permitiéndoles

hacer

guerra

ó repartiesen en l o sucesivo;

y cautivar

á los Carivts por ser

(a) Oviedo l i b , 16. f. H ? . (b)

Oviedo l . 16. f. 127. Juan Castellano»

(p) Herrera D . 3. f. 157,

f. U l .


68 antropófagos, sodomiticos é incorregibles (a). E s c r i b i ó S. M . al padre F r . Antonio Montesinos, que acababa tle pasar a esta Is-» la con seis Religiosos de su Orden para fuiadar un

Convento,

cuidase del buen tratamiento de los naturales de ella; y coma la fama de las riquezas

de M é x i c o y nuevos

descubrimientos

que se hacían en la Tierra-firme, llevaban tras si sus habitantes, por cuyo motivo ias minas, agricultura y

Población esta-

ban muy deterioradas, prohibió S. M . en 1536 que ninguno de sus vecinos pudiese salir de la Isla para establecerse en las nuevas conquistas

(b); pero esta orden no se obedeció con la p u n -

tualidad que convenía y la Población de Caparra, que acababa de trasladarse á la Isleta en que hoy está Puerto. Rice, se vió tan reducida

y misera, que solo constaba de un corto n ú -

tuero de ranchos ó barracas coa tan poca formalidad,, quemas parecia pobre aldea que capital de una Ibla tan rica y extensa: ui la V i l l a de San G e r m á n estaba mas brillante; pues ea este mismo año suplicaron sus vecinos al Rey mandase proveer» les de Cura, para que cuidase de administrarles el pasto espiritual (c), y celebrase el Santo Sacriiício de la Misa. Los Indios y Negros de

esta Isla á imitación del Caci-

que Den Enrique, que se habia sublevado en Santo go, viend« el corto numero de

Domin-

Españoles que habia quedado

en Puerto-Rico, y la languidez y miseria á que estaban r e d u cidos, se subieron muchos de ellos a las montañas

de

Loqui-

"lio y á las que están sobre el Pueblo de Auasco, desde donde haciaa sus correrias y robos á los de Puerto. Rico y San

Ger-

mán (d). Con este nuevo cuidado, se repiiió la orden tantas veces acordada de elegir sitio oportuno para hacer una fortaleza capaz de defender la isla de las incursiones que sufría de

(a) Herrera D . 3. f. 33-5. y 293. (b) Herrera D . S. 1. 10. f. 2 8 1 , fp) Herrera D . 4. I . 3. f o l . 2 3 . (d) Herrera Da 4. I . 2. f. ¡¡8.

los


69 indios y piratas de otras nnciones de Europa (a). Estas ordenes se reiteraron muchas veces,

pero no se exe-

cuta oa hasta muchos anos después, por ln qual ios Carivescoutinuabati sus asaltos.

E n el mes de OctubiC de 1528 desem*

barcaron 100 de ellos en la costa, y aunque tan pocos, mata roa, y robaron quanto encontraron, dcxando arruinadas las minas. Estas desgracias solo servian para recordar á la Gorfe la infelis! situación de estos habitantes. Con esta ocasión se repitieron la» órdenes para hacer la fortaleza tantas veces encargada que p u diesen cautivar los Carives; que se armasen los vecinos,

para

cuyo efecto se les enviaron armas, municiones y aitilleria: que se cuidase de la enseSanza de lo» Indios y niños: que fuesen todas las mañanas á la •Iglesia, encargando a Diego M u re i los que estaban en Toa-baja, que pertenecian al Rey, para

que

les proveyese de vestidos, camas, los alimentase sanos y enfermos; y que' viviesen solo con una muger, sin andar

mudán-

dolas, como solían (b). Al

mismo tiempo declaró S. M . que

todos

ios vecinos

que se habían ausentado siguiendo las nuevas conquistas ó estubleciendo&e en otras partes, ó que no estuviesen casados, lo verificasen dentro de dos años,, precisándolos á vivir en la I s la, baXo la pena de perder sus tierras é Indios encomendados á los Oficiales reules, que asistiesen

personalmente á

diciones del oro, con otros encargos que se hicieroa al

las f u n Licen-

ciado Antonio de Gama que pasaba á tomarles residencia; pues,» la experiencia acreditaba que la inobservancia de las

órdenes

de S. M . era la principal causa de los atrasos que experimen. taba la Isla (c),.. Sin embargo de tan acertadas

providencia»

el dia 18 <le Octubre de 1529, los Carives con ocho Piragua» entraron en la Bühiu de Puerto-íl¿co, y aunque la artillería Ies impidió

saltar en tierra,, ao el apoderarse de UÜ

(a) H e r . i b i d .

Juan Castellanos f. 141.

(b) Herrera D . 4 . l i b . 6. f o l . S I . (c) Her.

O. 4. 1, 5, f. SO.

barco q u e e » .


70 c-haron á pique coa toda su tripuíacloE, por »© poderle saefir ieV Puerto. Cen este nuevo accidente se concedió licencia 4

los

ha-

líitantes de la Isla para armar dos Bergantines corsarios, para lo q u a í cedió Si M . lo que k pertenecía del quinto; pero tnietu tras se efectuaba

esta providencia ios Franceses qae se iiabiait

entregado á la piratería, y asaltaban las islas con

igunl

bar-

barie que los Carives; desembarcaron en la V i l l a de San Germ á n , cuyos vecinos que los observaban desde la costa, se r e t i raron á los bosques, menos diez de á caballo que hicieron frente;

pero no pudiendo resistir el fuego de ios pedreros que ha-

Wan desembarcado, abandonaron el campo y los piratas incendiaron la V i l l a ' (a). De aqui pasaron

á las Islas de Mona, C o -

che, Cubagua y otras, cometiendo muchas crueldades, hasta que armaron en Santo Domingo y los auyentaron de aquellas eostea (b).

•«bíís tol* , ^ o t ó ettü i , . ok* .

;

.

CAPITULO X V . Huracanes furiosos que sufrid la I s l a ; fiierdense las minas, a* saltos de los Carines: lu abandonan los Indios: fiasa

Sede-

lío á la Trinidad llevándose muchos vecinos, con lo qual queda l a Isla quasi desierta y

urruinada,

Aunque la serie de suceso» desgraciados que e x p e r i m e n t é •ata Isla desde los primeros añas de su descubrimiento, eran muy

suficientes para haberse despoblado: la fertilidad de su sue-

l o y abundancia de sus mí mas, mantuvieron á los

Españole*

en ella entre las continuas guerras que los fatigaron; especialmente desde los años de ¿525, hasta

1530, en cuyo tiempo los

ataques de los Carives, las piraterías de los Franceses y otro» é m u l o s de los gloriosos progresos de la R e l i g i ó n y la Monarq u í a E s p a ñ o l a , desnudos

de toda humanidad, cometían

fa] Herr, D . 4^ i i b . « . fol. m y i63,

mu»

(b) Oviedo U IQ. fól. 1^2.

¿ -{vf


71 cbss erueíifades y robos contra nuestros establecimientos, interrumpiendo el camercio, sublevando los Indios y usurpando sus tierras, sia otra razón ni autoridad, que la superioridad de fuerzas navales que juntaron en aquello» mares. Sin embargo de tan poderosos obstáculos y de la poca de-, fensa que habia en la Isla; sus vecinos á esfuerzos de su valor y constancia, resistieron tan multiplicados insultos, cultivaroa los frutos que proporcionaba la calidad d é l a tierra: u t i l i z á r o n l a m u l t i t u d de minas que encerraba en sus senos; fomentaron la; t r i a de ganados y mantuvieron un lucido comercio de gengibrc, algodón, añil, cañáfiitola, cueros, cacao, a z ú c a r y otras producciones (a); pero un c ú m u l o de calamidades reduxo á tanto conflicto, que les mas

horrendas lo»

resolvieron

abandonar

sus casas y huir de la Isla. Dos huracanes que padecieron en este afio de 1S30 desolaron el pais para muchos anos, dexando á ¡os vecinos llenos de confusión y desmayo para reparar lo* lamentables efectos de este furioso viento. E l huracán observan

en • esta

es el fenómeno mas horroroso de quantos lula,

se

y aun creo que en toda la Aaaérica.

Es u n viento furioso ax-oiupíiñado de l l u r i a , r e l á m p a g o s , t r u e nos y las mas veces de temblores dé tierra; circunstancias todas las mas terribles y debastadoras, que? pueden unirse

para

arruimir u u pais en pocas koras; los torvellinos del aire y tor* . rentes de las aguas, que mundcm los pueblos y campifías coa! un diluvio de fuego, parece anuncian las últimas combulsione» ^ <lel Universo.

. ¡ ,'

•: , K | ."• p h »

Esta horrorosa escena se repitió dos reces en tin ario en esta Isla, cuyos habitantes quedaron desalojado^ de su» casas, destruidas

sus haciendas, privados de

siís

cosechas,

perdidos

sus ganados y bteaes sin espeftutza de recuperarlos después de haber soportad» los mayores afanes y angustias por adquirirlos i y conservarlos. Si y©!vían los ojos á las minas, la» veían.toda» . sumergidas por las crecientes de los rios, perdidos sus

trába-

la) Juaa Castellanas f. 142; Herrera D . 4 . Ub. 7. fah 134.


72 . jos y sin medios ni arbitrios para repararlos /"a). Si buscaban en sus haciendas' los víveres pava el preciso sustento, solo encontraban tristes residuos de un desecho general y que podían d u rar muy poco tiempo. E n fin, se hallaban rodeados por

todas

partes de angustias y miseria sin esperanza de poder socorrerla. A esta afíiccion se siguió otra mayor; los Cari ves de las Islas que sintieron t a m b i é n los efectos de la tormeuta, se hallaban faltos de víveres y para socorrer su necesidad, hicieron « n desembarco en las costas de Puerto.Rico á las órdenes de su Cacique Jaureyvo: robaron é incendiaron lo .que el

hura-

cán habia perdonado; mataron k Cristóbal de Guzman con 30 Españoles, y á quantos negros é Indios podieroa dar alcance; irasta los perros de monteria, que estaban en los bosques fueron víctimas de su rabia, llevándose el poco ganado que habia quedado de la tormenta pasada. E l terror y confusión se «poderó de toda la Isla; los Españoles unes se ausentaron, otros se refugiaron á la ciudad, amparándose de los Iglesias. Para defenderse de les Carives,

Conventos é

pidieron socorro

Santo Domingo, instando p«r el armamento de los

tines y construcción de la fortaleza tantas veces mandada los

Reyes, aunque , sin efecto

á

Berganpor

(b). L a muger de Cristóbal

de Guzman, que era rrca y amaba á su marido,

vieudo

de Santo Domingo no venían fuerzas sufieientess para

que

castigar

a los Cari ves; resol vio armar cinco Bergantines á sus expensas esperando rescatarlo. Los encargó á Juan Yucas Simón, A l berto Perea y á Alenso Lebrija,

quienes con los demás E s p a -

Boles que habia en la Isla se hicieron á la vela para la D o minica, de donde era el principal Cazique Jaureyvo. Desembarcaron de noche y dieron sobre los Carives eon tanta rabia, que hicieron en ello» grande mortandad, cautivaron muchos

j

jeeogieron los Negros, Indios y Españoles que se hablan llevado de Puerto-Ricoj pero el infeliz Cristóbal de Guzanan, qwe

(a) Herrera D , 4. 114». 7. fot. 1S4. |b) HerretB . D . 4. lib. 7 f. 134. y 135.


75: ai-a el cih¡eto .principal 4« esta jernaáaj haVia sí4o muerto

el

mismo dia que lo sacaren de Puerto-Rico en la Isla de la Vir» gen

Gorda, en donde viéndolo Jaureyyo mal herido de las fle-

ehas que habia recibido en la refriega y que no podia servir para la mesa por estar envenenado,

le abrevió la r i d a & gol-,

pes de macana, d e x á n d o l o en la playa, pues aunque sus esclavos quisieron darle sepultura, no lo p e r m i t i ó , maltratando á los «jue lo intentaron (a). Esta expedicio» y otras %ue salieron de Puerto-Rico para : castigar y refrenar a los Carives, lejos de contenerlos, los esti, ; m u l o á hacer mayores esfuerzos para extinguir á los de Puerto-Rico y faltó

poco que no lo consiguieron, pues corno re-

petian, los asaltes por toda la costa y cada vez mataban y llevaban presas algunos Espaaoles, faltaron muchos por este medie» y otros desesperados de recibir socorro, se pasaron á Tierra-fir* me, dexando sus casas y haciendas ( b j . Los

Indios naturales, violentos con la compañía de los Es»

panales por el nuevo m é t o d o de vida á que se les reduxo/ y ostigados de la hambre, tomaron esta ocasión para desamparan la Isla pasándose á las circunvecinas de

Mona, Monico, Vi««

ques y otras de la costa, en donde se alimentaban con la pes> ca y alguna» cortas sementeras, que establecieron en ellas; aunque después de algunos año* no pudiendo ,subsistir por ser m ü y reducidas, pidieron tierras en la de Puerto-Rico, y se les sefialaroo en las sierras de Añasco y San G e r m á n , en donde v i vieron separados de los Españoles, hasta principios d é este s i glo; en cuyo tiempo empezaron á casarse con Españoles y N e gros, viniendo por este medio quasi á extinguirse la casta de los ladios de esta Isla. Para qwe no faltase circunstancia que no

contribuyese k

la despoblación de esta Isla; su Contador Antonio Sedeño, que tenia contratado con el -Rey poblar la Isla de la Trirmlad, quisa aprovecharse de la infeliz situación en que se hallaban los ka« H

CastellaHos f. 1 3 3 . ^b) Juan Castellanos

10

ihli.


74 Vitantes de Puerto-Rico, reclütó gente para su iioeva, e x p e d í eioh; y aunqiie con trábajo por !a poCa que ha

a •, ue dado, re-

cogió a l g u n o » Españoles que ernbarc© eu dos Caravelas y a l g u nas Piraguas; volvióse una de es as en el viage, y

uaufraga-

ron1 'los que ¡batí eu ella: los que l l e g a r ó n á la T r i n i d a d , perecieron flechados de los Indios en t-i's sangrientas refi\e^as que travaron con elloí? (a). Estos sucesos dexaron la l.^la rau despoblada, que hribiendo enviado el Rey en 1533 el a r m a z ó n de dos baxeles de remo para contener á los Cari ves, apenas se hallabaa hombres paca su tripulación

y deftnsa (b).

Por estos acontecimieotoí, vino á quedar P u e r t c R i e o sia brazos para el cultivo de. las tierras, y por consiguiente sin cornercib; las estancias vinieroa k llenarse de Guayabos y maleza á que es propensa esta tierra feraz. Los que quedaron siendo muy pocos para,resistir a lo» Garives, que coiitiaunban su» asaltos, tomaron el arbitrio de multiplicar xitórse ' d é eilos, y ka quedado

los perros para au-

la Isla infestada ijasta hoy da

estos enemigos de ganado, Ün fin, su población ha ido á pasos tan lentos, que hasta el- auo de 30 en este siglo solo tenia cinco. Parroquias con corto numero de vecinos; quienes se dedicaron á la cria.de ganados monteses, de que surtian á los ex, trangeros de las Isla,? de Barlovento, recibiendo en cambio ropas, y otros efectos;.y ge puede decir que estos la han

disfru-

tado libremente, j i i n haber ser vi do, i la España mas quede un entre puerto y aguada á los Navios que pasan á las islas Cuba 6 Sant© D o m i n g o , Golfo de Honduras ¡

ó de

de

México,

CAPITULO X V I . Caracier, usos y co$iv.r¡ihres de los Carives. i'^-uf .•,?.í»i".</in-A .•lobjU.'-. J .. ;i»i.<rl . ' i --.'-) Oy.^ n ' , , > . Antes de continuar el curso de esta historia, ne será, ex-

^a) Juan Castellanos, Elegías f«l. 144. (1)) Herrera D . : S, 1. Í8. .f. 27-


tra'no dar una

httvjs- nottcia .cíe Jos I.-.-dios .Ca/ivcs< pwoc!,pal^

d-ebapta.dorc&.de la Isla de P u e r í o - E i c . Los i ¡«i os de la deSun* to

Doiuipgo ¡dieron, noticia aJ-.Almirapte Don Cristóbal Golea

en, so . primer vi age de la ferocidad d-i ios Carives que habí» t«I>an laf islas de Barloye ito. E ! inisino Almirante experinien* t ó en el segundo la realidad de esta, noticia,..y í'ué .lentigo de so valor é intrepidez,. .ft.u>«|M.d.O,descubrió-ias de;;Goad»l.üpe, -Do» MÍ nica, Mari.galante' y demás pobladas de tatos bárbaro^. Des», pues, han . manifestado h«i8ta'. nuestras, días el mismo vigWyfs-» pirita

en todos los ataques posteriores coiitra los E u r o p e | ^ ha»

cieudo vigorosa, resiste.¡da ea bicion de sus opresores les

defensa de las .tierras,-que. la ana* invadía.

Los Carives son de bnena estatura, corpulentos t ronorcionados y de n e m o , aunque su indolciicia les privaba de las fuer» zas de que eraa susceptiblis: sus ojos

grandes, negros

y tan

turbios, que en su mirar manifestaban su estupidez; su aspecto no seria

desagradable, si voluntariamente no le aleasen

desfi-

gurando su cabeza, narices y deinas facciones por uua preten» dida. galanteria, que hacían resaltar con lus colores mas vivos, d e q u e pintaban todo sn cuerpo (a), y era el único vestid» que los cubría. Este lo usaban por libertarse d« la molesta picam ó n d e l o s insectos de que estaban poblados los bosques en que vivían. Su Religión era quasi ninguna: dos

creia»

confusamente

Seres; el uno bienhechor de quien pensaban

los bienes:

les

venían

el otro maicíico, á quien a t r i b u í a n todas las des-

gracias, (y en esto pensaban

conformes con la mavor parte

de

los indios de A m é r i c a ) . Tributaban a estos espíritus invisibles algunas supersticiones absurdas, como aotos de R e l i g i ó n , aunque coa sama frialdad é indiferencia. Con la misma reciben aun hoy las santas instrucciones

tiana quando se les catequiza; y d e s p u é s que

(a) iRaynald, totn. Castellanos

Elegías

4.

f. 30,

f. l l < | .

oyen y

de la Religión C r i s lo» Misioneros

Roverson t o m , 2. f. 566. J a a »


kan ocupado íu\icho tiemp© en enseñailós é instruirlos, sin detenerse en contextacioues, ni disputas, responden

con la ma-

yor frialdad é indolencia, que no pueden creer lo que se les dice, por miedo de que

sus vecinos no se rian

de ellos (a).

N o tenían gobierno, pero vivían tranquilos y muy u n i d o i entre si: eran m u y limitados y tan simples, que parece se e» quivocában con los irracionales: aborrecian la distinción de clases entre los hombres; no podían comprender como los Espano. Ies obedecian las órdenes de su gefe: n i como se sujeta un h o m tjre mas fuerte h, otro mas ñ a c o , ó como uno solo podia m a n dil r á muchos, aunque sus

mugeres como sexo d é b i l , estaban

sometidas á sus maridos como unas verdaderas esclavas. E l i d i ó m a que hablaban estas, era totalmente diferente del q u e u saban ellos, de donde hiñeren algunos escritores, haber venido los Carives de la Guayana ó del Continente ¿el Norte, siendo su

dialecto y costumbres feroces, mas análogas á los habitan-

tes de la Florida, que á los de la A m é r i c a meridional { h j > y que vencidos los naturales de estas Islas, se

quedaron con

sus mugeres que conservaron su dialecto, semejante ai de los Indios de las Islas de Sotavento. Cada familia componia una pequeña república separada eu cierto modo del resto de la nación; formando una aldea que llamaban Carbet, m a s ó menos grande, s e g ú n era mas ó menos numerosa. E n el centro de esta aldea estaba la casa" del Gefe ó Patriarca de toda la familia

con su muger y

sus hijos

p e q u e ñ o s . E u su circunferencia se veian las de sus descendientes é hijos casados. Estas casas ó cabanas estaban construidas sobre estacas, he( has de varas ó cañas cubiertas de rastrojo, sin » a s aderno que sus armas; la A maca de algodón era su cama y el rest« de sus muebles consistía en algunos calabazos y calaberas de los cautivos q « e devoraban, de las quales st servia»

(a) R a y n a l d . t o m . 4. f o l . 3 1 . (b)

Robersen t » m . S. f o l . 616.

Herrera D . i . l i b . 19. cap.

4.

Labat. t o m . 6, M .

131.


para b e b e r . Su

desinterés, é

c a esta p o b r e z a ,

y todo

saeros t i e m p o s . Pasaban sus

era

d a ^ í d i a los

una

rosntenia

coniantos

i m a g e n p e r f e c t a de l o s p r i -

la v i d a en d o r m i r y f u m a r m e t i d o s en

A m a c a s , ó sentados d e c u c l i l l a s sobre los talones;

muy

r a r a vez

contestación zá

y se les o i a s i n

que una t á c i t a

las pocas

palabras

contradecirle»

aprobacisn de

q u e gastaban

hablaba»

palabra, ni

mas

dicho (a):

qui»

les dispensaron

la

forma,

e i o n de u n c ó d i g o d e L e y e s . Los

a l i m e n t o s necesarios para su s u b s i s t e n c i a eran m u y c o n »

tingentes

y p r e c a r i o s : no

c o m o los a n i m a l e s de

tenían

p r o v i s i o n e s de r i v e r e s ;

r a p i ñ a , pasando

grandes

gunas

veces y otras c o n m u c h a a b u n d á a c i a ,

íudes

de

dad

su f o r t u n a en l a

en l a

gorosa en kabitan

tiempo d é l a

los b o s q u e s ,

asi

puede consistir nuicha

^ue

respiraban, que

que

q u e los q u e v i v e n en las

es mas

glóbulos

la s o b r i e d a d

des,

b o s q u e s en

voraci-

escasez. V e r d a d es q u e los h o m b r e s

de las p l a n t a s f o r m a

alimenta, y

Su

c o m o su a b s t i n e n c i a r i -

c o n s u m e n menos

c a m p a ñ a s rasas; en a q u e l l o s , e l a y r e piración

necesidades a l » s e g ú n las v i c i s i ,

caza, pesca y asaltos.

a b u n d a n c i a era t a n b r u t a l ,

viviaa

de

denso

de los C a r i ves p a r t e en el

y la t r a n s -

partículas en

sus

que

los

necesida-

e s p í r i t u de v e g e t a c i ó n

m e d i a n t e l a t r a n s p i r a c i ó n d e los á r b o l e s de l o » vivían.

mento

sano,

mida,

pues p o r su

Alli

gozaban

sin f a t i g a refresco y

ali-

p r o p i o d e a q u e l t e m p e r a m e n t o q u e e x i g e poca c o c a l o r demasiado se Malla d é b i l

y f n o el es-

t o m a g o , s a t i b í a c i é n d o l e B el poco a l i m e n t o y solo con la o c a s í o t t de la caza, 6 tonces

de a l g ú n

»é c o m í a n

á

sus

cautivos y

carnes c h o r r e a n d o sangre, barbarie. y

festin

ó piratería

s o l í a n excederse;

d e x á n d o s e d o m i n a r de su e s p í r i t u s a n g u í n e o

quanto e u c o n t r á b a h ; tragaban

la»

m a n i f e s t a n d o en t o d o su b r u t a l i d a d y

A l esceso de c o m i d a « e s e g u í a

el bayle, cuyos

en-

matnban y

m o v i m i e n t o s serios

el

de

y graves,

la embriaoruez m a n i f e s t a b tn

la e x t r e m a d a pesadez de sus a l m a s : tras ojos llenos d * z e ñ o , j c n f a -

(a) Raynald. tom. 4. f. 85.


7® • < ^ «lodeclaraban su eslitpida «ruaprchension (a'). Estos salvages enardecidos con la excesiva bebida,

llega-

ban á enf'mecerec; renovaban los sentirnieatos particulares de las familias, de la» muerte» y dañas que les habían

causad»

sus ensmigos, j sos pesadas almas llegaban á remontarse, pa-; sando repentiuaiiieiite al extremo de la ira y venganza, birien* dose y niaíáadose como fieras. Para mitigar estas furias, ¡os gefes de las familias, resolvian i r á robar al Continente ó IslasTecinas: y juraban exterminar a sus enemigos: diciendo; vamos m comernos esta N a c i ó n (b); y llenos de ardor se embarcaban solí re la naarcha en sus Piraguas, armados de sus macanas, eos y flechas envenenadas; desembarcaban

at-

en las costas adon-

«ie se dirigían; asaltaban las rancherias, paeblos 6 huciendaí, y en aquel arrebato de su furor daban muerte á ios que encongaban sin distinción de edad ni sex«; satisfaciendo con estas victimas su veracidad y venganza inexorable. Cautivaban los que alcanzaban, incendiaban las casas, destruían las sementeras;

lle-

vándose los cautivos, ganados y quanto les acomodaba ú sus Islas. L a emulación y venganza que dominaba liabia hecho discurrir medios de asegurar

Í,VJS

corazones, 1e&

los tiros de sus fíe-,

«has, mediante los venenos activos conque las preparaban; la roas ligera herida de una de estas flechas emponzoñadas

era

siempre golpe mortal; pues solo con tocar la sangre de un cuerp o la fixa y hiela en el momento, y el hombre © animal mas vigoroso cae muerto (o), sin que la violencia del veneno corrompa las carnes, ni impida el comerlas con toda seguridad. E s tos venenos los componian de muchas cosas y ventes: el mas activo y usual es

maneras

dife-

el que llaman Curare, he-

oho del j u g o de una» raices que se crian entre el cieno de las (a) Raynald. tora. 4 . f. 35. y « 6 . Juan Castellanos f, 119. fu)

Rbbers. t o m . 2. f o l . 186.

»

(c) Roberson t o m . 2. f o l . 315* Rayn. i e m . 4 f. 3 3 1 . G u m i t a pag. 3^0, Casteilaues

f o l , 110.


lagunas

o lugares húmedos: las cortan en pedazos y hacen her-

vir hasta que toma cuerpo. Alguno afirma que su actividad o4 t r a inmediatamente en el sistema nervioso, y no en la sangre (a). T a m b i é n hacián venenos de man/cauilio y de otras planta* y animales ponzoñosos, poniendo en c®cimiento

las

culebras,

gapos, hormigas y otras sabandijas que introdudan vivas en la olla, y bien tapada dábanla fuego continuado 24 huras, y el nato ó argamasa que queda de esta infusión, es el veneno coa que preparan el harpon

de las flechas (b).

La isla de Puerto-Rico, que fue en todos tiempos la roas eombatida de los Caiives, no pudo contenerles, ni por la m u l t i t u d de sus habitantes, ni con la ventaja de las armas de fuego, hasta que en 1625 los Ingleses á las órdenes de Warnes; y los Franceses a las de Danambuc, desembarcaron á uu mismo tiempo en San C r i s t ó b a l , no con el objeto de cultivar sus tierras, sino eon el de enriquecerse, ráterias, que desde esta Isla

mediante

los reb®s y p i -

pensaban hacer sobre las Espa-

ñólasl Los Cari ves, viendo estos huespedes bien armados y temibles, se retiraron á lo inferior de la Isla, conteutándo&e co» decirles: -muy • infeliz tierra es la vuestra, ó estabais muy f i » ' kres en ¿Uu, quando verás á buscarla aqui alravesando tantos peligros (o). Los Franceses, Ingleses y Olandeses qae s ti cedieran á los Carives en sus Islas, adoptaron «u ferocidad y barbarie, esparcieron el terror y espanto por todas las

colonias

Españolas,

llevándolo todo á sangre y fuego con el furor mas inhumaBO, com# se verá ea l«s Capitslos siguientes.

(a) Raynald. t e » . 4. f. S31. (b) Histeria general d© 1»$ vi** s tora. S2. f o l . 19g. (c) R a y n . t ó m . 4. f. 50.


so CAPITULO Les Ingeses y

XVII.

Olandesear atacan y

destruyen l a

Ciudad

de

Puerto Rieot sitian el Castillo del Morro: scilida de la p l a z a y reembarco de los Olandeses: la armada de Esfiaña late y deshace á los piratas. Sumergidos loa habitantes de Puerto-Rico en la

langui-

dez y desmayo á que los habian reducido las epidemia», h u racanes y guerras, especialmente la de los Cari ves,

para c ü -

» u l o de sus desgracias, padecieron nuevos insultos. Les extrangeros, que eodiciab»n esta Isla, ya que no pudieron conseguir dominarla, desahogaron su cólera quemando y robando la C i u dad deseosos de extinguirla; y como estaba indefensa, les fue fácil atacarla y destruirla k su arbitrio, aunque por íin reforaados sus vecinos con algunos socorros que les llegaron de E s pana, escarmentaron á sus enemigos y los expulsaran de la Isla, E n 1595 el célebre pirata Francisco Drake,

después de

kaber robado é incendiado las costas del Pera, Cartagena y o^. tras Provincias, forzó el Puerto de la Ciudad de Puerto-Ric» «on una numerosa flota, quemó las embarcaciones que se hallaban en é l , y saqueó la Ciudad; pero considerando n« podia subsistir ea ella, sin abandonar el ©bjeto de su

empresa, si-

g u i ó su viage dexándola destruida. Tres años después el C o n de 'de Curabcrlad ge apoderó de la Isla

con ánimo

de esta-

blecerse en ella; pero el cuchillo de la epidemia que entró en «us tropas, le quitó en pocos dias mas de quatrocientos hombres, precisándole á abandonar la empresa: Raqueó é inceodió l a Ciudad Buevamcnte, matando á muchos de sus vecinos y se íiizo 4 la vela llevándose el despojo y setenta piezas de artiileria (a). Estos insultos determinaron á la Corte de España á p e « sur seriamente en la defensa de Puerto-Rico. Se fertiiücu el cass. !•) C a z . Araer. i , 3. f. 6 l . E«bard. f.

8^.


SI t i l l o del M o r r o , F e l i p e í l : se

que

se hab;a

envió alguna tropa, armas»

ría,

y se p r o v e y ó

que

volviesen á e l l a los

do

á las otras

se

medios que curó

del

y para

r e l i q u i a s de

lo

I s l a , cor»

y p o r t o d o s los,

p e r m i t í a n , se p r o -

enemigos

los Olandeses e n v i a r o n c o n t r a

escuadra a l

pero estaba y a

Don

Estado

las invasiones de los

que

mani-

del

construido

M o r r o , al

Juan

Puerto-Rico

c a r g o de! G e n e r a l B a l d a i n e E n r i q u e .

t o m ó ia C i u d a d , q u e t o d a v í a

los

s u defewsa

q u e antes h u b i a p o b l a d o l a

las d r o u n s t a n c i a s

l6l5

poderosa

Felipe

municiones y artille^

para

I n d i o * n a t u i a i e s , q u e se h a b l a n r e t i r a -

nación,

de

d é ) í v uov

codiciarla.

En

te

orden

estable* i e r o n a l g u n a s P o b l a c i o n e s

asegurarla

festabau

de q u a u í u c o n v e n í a

de

c o n t i g u a s . U e c o g i e r o a s e estas t r i s t e s

a q u e l l a numerosa las q u a i e s

comenzado

no t e n i a m u r a l l a s n i

de M a r o

se h a b i a r e t i r a d o a

El

Es~

defensa,

y b i e n f o r t i f i c a d o el C a s t i l l o d e

q u a l pusieron sitio (a).

una

San

Gobernador

él con alguna tropa y

vecinos capaces de t o m a r las a r m a s . B a l d u i n o se a c a u s p ó e n

el l l a n o q u e

media entre

m e n z ó á fortificarse, mandada

por

n a t u r a l de ya,

un

el C a p i t á n

sobre

apenas

sitiados h i c i e r o n u n a

reñido

los O l a n d e s e s

choque

co-

salida,

de A m e z q u i t a y Q u i j a n o ,

con t o n t o a r d o r , que

los p u s i e r o n e n h u i d a ,

cubierto d« muertos

trechos

de

procuró

los

D o n Juan

campo

El

C i u d a d y el c a s t i l l o :

la C i u d a d de S. Sebastian en la P r o v i n c i a de V i z c a -

y cargaron

p u e s de

la

quando

y heridos c o n m u c h o

des.

desando el b o t i n y per-

guerra.

C a p i t á n A m e z q u i t a s i g u i ó el alcance embarcarse p r e c i p i t a d a m e n t e ,

m u c h o descalabro.

del enemigo, q u i e n

lo que

no

verificó

sin

Q u e d a r ó n s e muchos Olandeses ocultos entre

l a m a l e z a , q u e h a b i a en t o d o a\ t e r r e n o i n t e r m e d i o desde e l c a m p o d e l M o r r o , hasta la

P u n t i l l a , l o q u a l a d v e r t i d o p o r los

pañoles

ellos y los m a t a r o n , ó h i c i e t o n

v o l v i e r o n sobre

neros. I n m e d i a í a r a e n t e gua

d e l agua ea

en

l a m i s m a n o c k e , levantarow á. la l e n -

l a p a r t e de

( a ) Gasr. A m e r . t . 3 .

f.

Es-

prisio-

la

Gl.

P u n t i l l a una buena

E c h a r d . f. 274.

11

trinchera


82 ée. f a g i n a , que

la g u a r n e c i e r o n eon a l g u n o s

esquladra

e n e m i g a q u e estaba a n c l a d a en

de alguna un

cauones d e

baxaron del castillo con toda diligencia,

resistencia

navio á El

pique

Capitán

la o b l i g ó

á

artillería,

empezó

abatirla

la B a b i a , y

después

levarse, h a b i é n d o l e s

echado

y m a l t r a t a d o algunos otros;

A m e z q u i t a q u a n d o salió de! castillo c o s t r a los

enemigos,

encontró

quien tiró

l a espada y

á su f r e n t e

al

General

le q u i t ó la vida.

Balduino,

Los demás

h i c i e r o a t a n ) b i e n su d e b e r , q u e e n a r d e c i d o s

contra

contra

Españoles los G l a n d e ,

ses, se p r e c i p i t a b a n tras de ellos p o r los d e r r u m b a d e r o s tas,

en d o n d e

nos

muertos y muchos

nemigos El Juan

padecieron

algunas

estropeados,

b i e n escarsuentados

q u e se p o r t ó

donde

construyó del Puerto

distinguieron consignó

en e l l a ,

v i c t o r i o s o s , y los

conque

de a q u e l l a P l a z a .

el C a p i t á n D o n y

del v a l o r

que

defiende

dados,

hasta

q u e cobra

siempre el

empleos,

en 1 6 3 0 se formase

tra

los U l a u d e s e s ,

a

otros

un Hos-

el s u e l d o de dos plazas de s o l -

presente.

l i b e r t a r de tales asaltos

M.

la e n -

A los soldados q u e mas se

y para a l i v i o de los h e r i d o s f u n d ó

para

e-

el g o b i e r n o de C u b a , en

en esta o c a s i ó n , d i ó d i f e r e n t e s

pital, asignándole

Para

le confirió

el c a s t i l l o d e l M o r r o ,

pensiones

algu-

f-ji).

R e y i n f o r m a d o de la b i z a r r í a

trada

á

Puerto.Rico,

mandó

S.

en E s p a ñ a u n a esquadra respetable c o n -

que abordaban

n í a n infestados

aquellos mares,

esta e x p e d i c i ó n

á

var

pero

y cues-

quedando

d e A m e z q u i t a se h u b i a o f r e c i d o á la salida

con

ra

desgracias,

las costas d e i Brasil

Diós€

el m a n d o en

D o n F e d e r i c o de Toledo, c o «

y te-

fíefe

orden

de

de l l e -

el r u m b o de su navegaeion p o r las islas de B a r l o v e n t o , p a atacar

á San C r i s t ó b a l

y desalojar

chelados e n e l l a , desde donde

á los

asaltaban

extraogeros

arro-

las Islas E s p a ñ o l a s , a-

presaban los N a v i o s , arruinaban e l Comercio, haciendo todo g é n e ro de e x t o r s i o n e s y v i o l e n c i a s en los vasallos y tierras d e S. M . Don

Federico

fc) G a z .

Amer.

se h i z o á l a v e l a ; los C o r s a r i o s de S. C r i s -

t . 3 . f, 6 1 ,


toba! é Islas contiguas, noticiosos del objeto de esta csqnadrac reunieron sus fuerzas navales, resuellos á defender la prepotencia en aquellos mares hasta el ú l t i m o

extreme,

pero

inútil-

mente, pues la esquadra Española los batió completamente; et-hó á pique muchos vageles enemigos con todas sus t r i p u l a ciones; apresó otros, siendo pocos los que pudieron salvarse coa lu huida. Estos se refugiaron á las

Islas desiertas, sn

donde

se establecieron y dexaion en paz á los Españoles (a) por a l " gun

tierap®. E l í e h z éxito de esta es pedición y las demás

cias acordadas co,

por ia Corte para la seguridad

parece podían

providen-

de P u e r t o - R i -

lisongear á sus habitantes, haber llegado el

t é r m i n o de tan repetidas desgracias; pero les sucedió muy a l contrario, en estos años se presentaron en el teatro de

aque-

llos mares

furia»

una m u l t i t u d

de hombres desalmadas

ó

de

infernales, que ejecutaron las mas inauditas crueldades, robos, incendios, muertes, sacrilegios y toda eápecie de inhumanidad, quedando esta y las demás Islas expuestas á la tiranía de los piratas Franceses, Ingleses y Olandeses que los asaltaban alternativamente ( b ) , j u r a n d o con odio implacable, no conceder la vida á n i n g ú n Español

que cayese en sus manos, para vengar

en ellos las ofensas que decían haber estos cometido contra los Indios; como si este pretexto estudiado, justirtcara sus robos é inhumanidades. Esta isla fué muy molestada de estos piratas y asi no será extraño, dar algunas uoticia's de su origen y pro» g.vesos.

.

(a) Raynald. t . 4. f. 40. (b)

Raynald. t . 4. f. 66.

.


m CAPITULO

XVIIL

Noticia de ¡os Bozieaniers y n i b u s t t e r s , O g e r o ñ , Gobernador de la isla

de [a T o r t u g a , con sus Flihustiers, naufraga en la

Cotta de Puerto-IHco* A r m a n segunda

vez y desem-

barcan en la I s l a : son derrotados por sus vecinos. Los Ingleses expulsos de Inglaterra y del continente de !a América del Norte por el tirano libertador K r o m v e l : los Fra n ceses prófugos de su patria, por las revoluciones de las nuevas sectas que nacieron en Francia; y

ios Olandeses que acababan

de substraerse del dominio E s p a ñ o l , por la revelion; viendo á la E s p a ñ a debilitada con las largas guerras que habia sostenido muchos auos y combatida con las revoluciones de Cataluña, Portugal y JNápoles, pasaron á la América buscando un refugio en donde vivir con la libertad é

independencia

propia

de su carácter. En

íl§25 los Ingleses y Franceses se ampararon de la I s -

la de San Cristóbal y sucesivamente de otras; desde donde como furias desatacadas corrieron aquellos mares,

haciendo

fie-

quentes desembarcos en todas partes, llevándolo lodo a sangre y fuego, oon tanta inhumanidad y barbarie, que no tiene exemplo en las Historias. Estos bárbaros foragidos estaban

divididos en dos clases,

que llamaban Boucaniers á los unos y F l i b u s t i e r á á los otros. Los Boucaniers se estuvieron al ]S«rte de 1^ I d a de Santo D o mingo, vivían como saivages en una total independencia y l i bertad, sin ley ni religión. A los principios se ocupaban ^en la caza de vacas y caballos que

se habían multiplicado

pasmo-

samente en toda la Isla; se mantenían con la carne de los animales que mataban; la sobrante y los cueros vendían á los piratas que frequentaban

aqHellas costas, tomando en cambio

armas, municiones y los prisioneros que aquellos hacían en sus asaltos y vendían por esclavos- Poco d e s p u é s estos vandidos no contentos con derramar la sangre d é l a s fiera33 penetraron la I s -


Ja hasta los Pueblos y llevados de su furor sacriñcaban a quantos encontraban sin distinción

de edad, ni sexo, solo por ro-

bar á los Españoles faltos de fuerzas para resistirles (a). T a l es el origen del establecimiento de los Franceses en esta Isla. Los ron

piratas conocidos con el norr.bre de Flibustiers, fue-

mas numerosos é inhumanos: se fortificaron

en la Isla de

la T o r t u g a , situada á dos leguas ál Norte de la de Santo D o mingo; y la eligieron por guarida universal de iodos los libertinas. Formaron compañiae de

ciento, doscientos ó mas hom-

bres, nombraban entre ellos un C a p i t á n que dirigía sws

tíxpé-

diciones de mar y tierra, aunque su autoridad estaba limitada Solo á mandar en la acción del abordage é asalte, siendo igual €n todo lo demás á

sus compañeros. Cada uno de estos íraia

sus armas y municiones (b); y juntos el dia

señalado

daban

principio á sus operaciones, asaltando a l g ú n Pueblo ó rebaño de ganados paira proveerse de vituallas y carnés. Luego

acor-

daban él parage en q u é se había de hacer el corso, ó el Pué» b l o , q u e debian robsr, lo que execuíaban con tanto corage, que la vista del navio n objeto de t a

destino enai'décrá sü sangré,

basta trasportarlos Ha una furiosa demencia. N i era menos singular la destreza en él manejo de sus barcas para ginu-darsé del fuego de la attillérra énémiga, aprovechando muy biea los tiros de sus fusiles, mientras llegaban al abordaré;- y paia q u é ninguno de los Flibustiers padiese volver atrás, svdia el Capitán dar varreno á su /barcé, precisando con ésto á MIS Compañeros á tomar el del enemigo ó irse á piqué. E n esté éstr'éliio aconietiüií corno fur'ías, desesperados' de salvar sus fódás, si no se apoderaban- de1 la- del enemigo. Solo en Caso dfe necesidad atacaban á q u á l q u i é r a Pabelloíi', pero ál EspaEol en iodo ácontecimienlo se apoderaban Vageles y cargaínéntos, que tes. fa)

desús

repartía-»' entré si por iguales par-

A los vencidos, unas veces solían quitarles la vida, otras R a j n a l d . t . 4. f. 47.

(bj Historia de Piratas, f. 104.


lé ios echaban €» tierra, q u e d á n d o s e coa los que les parecían necesarios para su servidunibre ó para venderlos. Los Flibnstiere ^ue quedaban mutilado» en los ataques, teuian asignadas compensas: el que perdía el brazo derecho recibía 6"60

re-

pesos

© seis esclavos, por e l izquierdo le estaban consignados S00 ó cinco esclavos, por la pierna derecha 500 ó ciaeo esclavos, por la izquierda 400 ó quatro esclavos, por un ojo ó dedo les dal)an 100 pe^os, ó un esclavo. E l residuo de la presa se repartía entre todos coa integridad. E l C a p i t á n ba cinco ü seis partes, según

por el barco tira-

estaban convenido» /'a).

E n t r e los Capitanea F h b u s í l e r s mas famosos por sus p u raterías fueron Francisco Lolonois, natural de Sables de O í a ne en Francia. Este libre ya de la esclavitud

en que

en

la Espauola;

las Islas Carives, pasó á ser Boucanier en

vivió

después se alistó entre los Flibustiers de la Tortuga y por la mayor resolución y furor que manifestó en algunas ocasione», le eligieron C a p i t á n sus camaradas. J u r ó no dar jamus q u a r tel a n i n g ú n Español ( b ) , á quienes corlaba la cabeza, hacia pedazos ó asaba en asadores de palo (c): corrió las Puerto-Rico; y entre «tras presas les tomó un

costas de

uavim cargado

de cacao y plata (d). Asoló estas costas y las de Tierra firme» q u e m ó a Maracaybo, Gibraltar, Puerto-eabello, Veiagua con ©tros pueblos, y destrozó muchos Españoles, hasta que ios I n dios del Darien lo hicieron pedazos. N o fue menos cruel el C a p i t á n Juan Morgan de la P r o vincia de W a l í s en Inglaterra» quien después de infundir

su

terror en todas las islas, se apoderó de la de Santa Catalina situada en la Cosía Rica: saqueó

a Portovelo, Chagre, Pana,

m á y otras Ciudades: ponía en tormento á los que cogía para que le manifestasen el dinero, y á los que no lo maní fes-t.aban por no tenerlo ó ignorarlo, les quitaba la vida de mu-» (a) Historia de Piratas f o l . 107. Hay na I d . t o m . 4. f. 50> (h)

Ibid.

ful. 447. (<•) I b í d . fe!. 4*0,

Id) ili&tor. d* p i r a l , f o l . 1 5 i .


87 ohas maueras. Pedro Le-Graud, natural de Diena, después de robar

é

incendiar las Islas y costas del hiar del N o r t e , fué con sus Flibnstiers i la mar del Sur, llegando con sus crueldades hasta Californias. E l famoso Montbras del Laaguedoc,

cometí»

tantas inhumanidades y robos, que era coaocido con el nombre del

Exterminador (a). Estos y otros muchos Capitanes de piratas, tiranizaban

quellos mares, abordando las embarcaciones Españolas é invadiendo sus Islas. Los de Puerto-Rico, no pudiendo resistir la mala vecindad de los Franceses é Ingleses establecidos en S a » Cristóbal,

los atacaron en 16-29; y aut;que los expulsaron

de

ella, se pasaron á la de la Aníigoa, y fué preciso ceder entonces á las fuerzas de los Flibustiers, quienes en

por

1634 se

apoderaron de las Islas de Curazao, Arulja y Boijayre situadas sobre la costa de Caracas, á 25 leguas del Cabo de San R o m á n , ea los 11 grados 56 minutos de l a t i t u d , con 63 y 20 minutos de l o n gitud (b^. E n

1§3S se establecieron en San Eustaquio, Saba,

San M a r t i n , Santa C r u z y otras que están á Barlovento de la de Puerto-Rico (c): asaltándolo y robándolo todo en U mar y «n la tierra, aunque El

no siempre con igual suerte.

Gobernador de Puerto-Rico, teniendo ya fortificada la

Capital de la Isla, con guarnición de tropa Española, y los habitantes del país reparados de las pasadas desgracias y deseosos de tomar alguna satisfacción insulUido,

de lo mucho que tos había»

resolvió ir á -desulojacios de ía«. islas que les habiaa

tisúrpado. E n efecto, atacaron la de Sania C r u z , situada á ios 18 grados y Q minutos latitud, y 6-1 can 13 longitud occidental, que teniñn ocupada los Ingleses, en quienes vengaron log destrozos que antes les habían (a)

hecho en sus piratenaa;

Raynald. t o m . 4. fol. 6^. y sig. Histor. de

pasa-

piratas

14-9• y sig. (b) Raynald. t o m . 4. f. 378. Gaz. Amer. tqm. i . f. (c) G'as.

Amer. t . 3. f. 124. y l á 5 . Eaynald. t . 4. f,

í*7.


S8 ren

por las armas a quantos eiftcoutraron con ellas, enviaisdo 4

los demás á U Isla Barvada Los

(a).

Olandeses de San Eustaquio y de San M a r t i n ,

viaron nuevamente

una Colonia á Santa C r u z , que

quedo prisionera de les Españoles/ aunque el

en-

tambiea

Genera!

Fran-

cés Peynci, les q u i t ó poeo después la Isla por capitulación, teniendo que retirarse los de Puerte-Rico, ces á la superioridad de las fuerzas

cediendo por enton-

Francesas.

E n el año de \ 6 i 0 volvieron los de Puerto-Rico contra las Islas Carives, de que se habían apoderado los Franceses y O— lamieses: atacaron la de San Martin situada á Barlovento

en

los 18 grado» de l a t i t u d , con 62 y 80 rninatos de longitud occidental, entre las de San B a r t o l o m é y la A n g u i l l a ;

tomaron

el Castillo, hicieron prisioneros sus habitantes apoderándose de quanto habia en elia; pero siendo esta isla de muy poca u t i lidad por su corta extensión, mala calidad de la tierra y falta de aguas, demolieron el castillo y quanto habia retirándose á Puerto-Rico d e x á n d o l a desierta: poco d e s p u é s volvieron á establecerse en ella los Franceses y Olandeses que la poseyeroa con tranquilidad, aun estando en guerra entre si nes

hasta el ano de

estas nacio-

1557, en que un corsario ingles llamad®

Kooc los echó de ella (b). E l Gobernador de la Isla Tortuga Beltran Ogeron, de nación F r a n c é s , c o n s t r u y ó

un Navio de guerra y con

500 F l i -

bustiers se hizo a la bela para atacar la Isla de Puerto-Rico; pero al llegar a sus costas le sobrevine una borrasca, que lo estrelló sobre las Isletas Guadianillas al Sur-Ouest de la Isla y aunque los Hias se salvaron del naufragio, cayeron en manos de los Españoles, que Ies salieron al e n q u e « t r o , ciamente sobre ellos; pero viéndolos indefensos

cargando y que

re-

pedian

quartel, se l o concedieron c o n t e n t á n d o s e con llevarlos atados. P r e g u n t á r o n l e s por su C a p i t á n y

respondieron

que

se

habia

(a) Gaceta Amer. t o m . 3. f. 135. (b)

Gfaz. Anieric. t . 2. f. 235. Raynald. tom. 4. f. 38?.


89 ahogadoenel naufragio, pero Ogeron que estaba en<Te sua cbm* paneros, se fingió loco y los E s p a ñ o l e s

no conociendo el e»tra-

tagernfi, lo desataron juntamente con el Cirujano (a1. Estes dos llegada la noche, huyeron al abrigo de los Bosques: salieron á la costa del M a r , en donde empezaron á cor* tar

madera para formar

una balsa, con que transportarse á la

Isla de Santa C r u z , que era de Franceses y estaba cerca. E s tando ocupados «a esta maniobra, descubrieron desde lejos una Canoa

que bogaba acia ello». O c u l t á r o n s e entre la maleza, y

quando atracó á tierra, vieron que solo

traia

dos

pescadores,

entonces resolvieron matarlos y apoderarse de la Canoa.

U.uo

de los pescadores cargado de algunos calabazos y pescado, t o nao el camino por donde estaban los Franceses ocultos, dieronle de improviso ua fuerte golpe de hacba en la cabeza y cay ó muerto; acometieron al otro que p r o c u r ó salvarse en la Canoa, pero lo mataron dentro de ella, y para que no se encontrasen las pruebas de su infaníia, los echaron en alta mar, to" mando su rumbo para la Isla de Santo Domingo con la mis* ma Canoa (b) Luego que llegaron al Puerto de Samanat en aquella I s l a , Ogeron dexó á su compañero con. el encargo de recoger todos los corsarios que pudiese, y él pasó á la T o r t u g a

al mismo

intento con el fin de volver á Puerto-Rico á rescatar á sus compañeros, robar y destruir la Isla, y como el exercicio de los habitantes de la T o r t u g a era este, en pocos dias pudo formar uno en

Esquadra para verificar su proyecto, y se hizo á la vela vuelta de Puerto-Rico. Luego que avistaron sus costas a-

ferraron

las gavias y juanetes, sirviéndose solo de las velas ba-

xas para no ser descubiertos tan breve de los Isleños; pero estos que estaban amargos de sus asaltos repentinos, tenian buena guardia y con el primer aviso, se pusieron en defensa. Salió luego la caballería á oponerse al desembarco y se apostó (a) Histor. de pirat. f. 4^0. R a y n a l d . t . 4. f. 59, (b) Histor. de Pirat. f. 4 7 1 .

12

,


90 «n la playa en que intentaban .hacerlo. Oyeron atracó sus navios á la costa quanto pudo, y empeí ó á barrerla con su artilleria cargadq. de metralla. Esta precisó k los caballos á retirarse al bosque inmediato, en

donde

estaba oculta la infantería. Ogeron en estas circunstancias, i g norando la emboscada no d u d ó desembarcar: echóse desde luego en tierra con sus compañeros y e m p e z ó á marchar

por la

playa, qne cubierta de arboleda j maleza ocultaba la infanter í a , quando esta vió k los Franceses á tiro los envistió con la furia que les dictaba la sed de la venganza. Los Piratas, aunque sorprendidos, procuraron defenderse; per© no pu di en do resistir el combate, se vieron precisados á reembarcarse

preci-

pitadamente, dexando muchos muertos y heridos que no pudieron tomar las Lanchas (a). Ogeron herido y derrotado, se hizo á la vela con su Esquadra, lien© de confusión y sentimiento de ver frustradas sus dos expediciones contra Puerto-Rico, perdido su caudal y el de sus amigos, quienes lo abandonaron, eligiendo por gefe á otro antiguo pirata, llamado Sieur

Maintenon, que los llevó á

la Isla de la T r i n i d a d y costa de Paria, en los robos y maldades acostumbradas

donde

(b). Los de

hicieron

Puerto-Rico

después de entrar victoriosos en la Ciudad con sus prisioneros los dedicaron á los trabajos de

las fortificaciones que estaban

haciendo, CAPITULO X I X . i o s Ingleses A la» órdenes del Conde de E s fren pasan á Puer~ io-Rico y se pierden en l a costa

firman

segunda

Esquadra

y desembarcan en la I s l a . R e c h á z a l o s el C a p i t á n Correa: naufragio de l a

fiota

de

Puerto.Rico.

FB I678 el Conde de Estren, Comandante Ingles (a) Histor. de lo» pirat. f. 474, (b) H u t o r . de los pirata» f g l . 476.

armó


m • 2 baxeles y con u » cuerpo'de tropas de dejiemharro, se presento á la vista de la C i u d a d , amenazando su de^trucion, si uo sa rendía; pero la plaza hizo su deber, y antes que le dexaseu pisar la tierra, subrevino un huracán tan vislento, q u e d i ó c o n toda la Esquadra inglesa sobre la Isfeta Aves; en doude se h i zo (¡c lazos con la mayor parte de las tripulaciones y tropa, quedando prisioneros de guerra los quese salvaron del naufragio. La pérdida de utia Esquadra tan respetable, no hizo variar a los Ingleses del objeto de su empresa. Habla resuelto la I n glaterra apoderarse

de Puerto-Rico para formar en ella el em-

porio de su comercio en América: y en 1702 enviaron otra esquadra con trepas de desembarco, que h i c i t r o n en la costa del JNorte cerca del Pueblo de Arecivo, en el qual solo hnbia una p e q u e ñ a guardia de las milicias urbanas del pais, compuesta de once hombres, al cargo de su C a p i t á n

D o n Antonio

Correa.

Este luego que vio á los Ingleses disponerse para salir á tier. ra, a b a n d o n é el puesto de la guardia, fingiendo retirarse aceleradamente; pero ocultóse en un bosque inmediato en donde tenían sus caballos los once milicianos de su

mando; hizolos

montar, y prevenidos de su lanza y sable, que son las únicas armas que usan, esperaron con frescura á loá Ingleses,

Estos

se formaron en columna y dirijieron su marcha por el centra del bosque y entraron en él bien lexos de pensar, que aquellos pocos que habian huido tan apresuradamente á su primera vista tuviesen valor para esperarlos tan cerca. E l C a p i t á n Correa esforzó á su gente, animándolos eii pocas palabras á vencer ó m o r i r por su patria; y en tiempo oportuno dio de improviso con sus

once cabillos sobre los i n -

gleses, alanceándolos con tanto brio, que los puso en desorden y llenos de confusión, sin acertar á rehacerse, hayeron á reeíHbarcarse. Correa que del primer golpe habia muerto 4ci Ingleses y estropeado á otros muchos sin desgracia de los suyo**, s i g u i ó animosamente á los enemigos hasta entrarse en la mar tras ellos mientras pudieron alcanzarlo» con sus caballos, m a t i n d o ios aun dentro de las mismas lancha», hasta

que huyeron ea


92 «lias, dejando muchos muertos y heridos en el bosque y playa

sin los que se ahogaron é lúcieroa prisioneros. Esta generosa acción llenó á los enemigos de terror, sin

atreverse á repetir sus insultos, mirand© en lo sucesivo las costas de Puerto-Rico con mas p r e c a u c i ó n tan

y respeto. E l

Capí-

D o n Antonio Correa y su guardia recibieron del

públi-

co todos los honores y

elogio» que la sincera gratitud del re-

conocimiento supo sugerirles en un obsequio de tanta bizarra y gloriosa defensa.

E l Rey, informado de la intrepidez con que

este C a p i t á n habia rechazado á los Ingleses, le confirió el grado y sueldo

de C a p i t a » de Infantería de sus exercitos, envián-

dole la medalla de su Real efigie;

preisaiando a los once hom-

bres de su guardia con cartas de mercedes

y

sueldo

señala-

do y otras recompens is con que los honró en premio de su valor, que hasta hoy se distingue en la familia de! C a p i t á n Correa, que existe en esta Isla. E l estimulo de las mercedes que S. M , dispensó con tanta liberalidad á los que se habían señalado en defensa de

la

Isla en las ocasiones

de

que intentaron tomarla los enemigos

la corona, y las victorias adquiridas sobre estos por los habitantes de Puerto-Rico, los animaron á armar de nuevo sus corsarios, no solo para defender sus costas, sino para

volver á a-

tacarlos en las Islas que tenían usurpadas. Con efecto estas armadillas de Puerto-Rico se hicieron respetar en aquellos res: desembarcaron

en algunas

Islas y desalojaron de

los piratas; pero como estas son en mucho numero

ma-

ellas á y por la

mayor parte de corta extensión y poca u t i l i d a d , volvian los extrangeros á establecerse en ellas, luego que

se

retiraban los

de Puerto- Rico. N o obstante

1» dicho, estas expediciones se repitieron por

muchos años continuos hasta que una desgracia muy lamentable para esta Isla, suspendió sus esfuerzos. U n o de los mejores armamentos que jamas se hablan formado para el intento, salió de Puerto-Rico, escoltado por un navio de 50

caBones,

llamado Carlos V . coa 500 hombres de t r i p u l a c i ó n , en que iban


93 los mejores vecinos de la Isla por su experimentado valor y acierto; pero un furioso uracan que los acometió en su navegaeioa dio

con toda la flota soV)re la» costas, sin que los

esfuerzos

n i la industria pudiese salvar á alguno de tan funesto

nau-

fragio. Este infortunio vistió la Isla de luto; quedaron suspensas las armadillas, los extrangeros establecieron sus plantaeiones, j fomentaron su comercio en las Islas, disfrutándolas por entero sin mas oposición en lo sucesivo. Desde este tiempo q u e d ó la Isla de Puerto.Rico

en un

total abandono. E l c ú m u l o de calamidades que desde sus p r i n cipios la combatieron,

aniquilaron su Población, cultivo y <'o-

mercio, lo que impidió á la E s p a ñ a conocer su importancia y la de formar establecimientos en ella hasta el año de 17£>3, en el qual con motivo de la ú l t i m a guerra, el Rey volvió sus ojos sobre esta Isla, á cuyo soberano influjo ha cambiado aspecto de su despoblación y pobreza en que estaba

el triste consti-

tuida en un pais delicioso, cultivado por un neimero de colonos, que aunque no llega á la décima parte de los que puede mantener y necesita, la rapidez pasmosa con que en el esp a c i o d e quince años se han erigido diez Pueblos y m u h i p l i cadose sus habitantes

hasta

el número

de 700.250,

quando

en el año de 1709 no llegaba á 20 Parroquias con 18000,- persuaden que en muy pocos años llegara á la perfección y t é r m i no que conviene en todas sus paites, respecto del pie en que ya hoy está, y los progresos que ofrecen su situación y terreno al comercio y cultivo de las tierras; cuya fertilidad, excelencia de sus frutos y abundante número de ríos, se describirá en la relación topográfica

de los Pueblos y territorios que

contiene. CAPITULO X X . Descrificion topográfica de la Ciudad

de Puerto-Rico, y de

sus inmediaciones» L a ciudad de San Juan Bautista de P u e t í o . R i c o , Capi-


94 t a l de toda

la

i s l a , e s t á en

t i í a d a eo - l e x t r e i i i í ) ga al N o r t e de ia calzadas, f | u e se lis

dos i s l a s ,

ren

lo

(Ja

mas

Si-

puente fundado

s o b r e dos

l a d o y o t r o en la m a r , u n e n la

Babia, que

Norte,

comunica con

ocupa

las seiá

la C i u d a d calles

que

cortan

la C i u d a d por l o ancho

i g u a l m e n t e anchas y rectas y t i e n e n

cuesta i n c o m o d a : se

y poco

lat.

es« cor-

O l i e n t e á P o n i e n t e son l l a n a s , espaciosas y

siete q u e

S, a u n q u e snn

te de sas

Las

m i n u t o s de

el t e r r e n o q u e

á c i a la p a r t e d e l

l a r g o de

ek'rec-has. á

Aunquá

40

una b l e t a . d e 8 m i l l a s de l a r -

por u a

dexiuido formada

ievaiííado á

Isla grande.

abanzan

el m a r de afuera. tá

18 g r á d é

o c c i d e n t a l de

de 2 0 0

e x t i e n d e n a lo l a r g o

á

v i v a : en

par-

como 5 0 0 t o e -

lo a n c h o : todas e s t á n

das; en a l g u n a s partes se v é l a pena

de i \ .

una

desempedra-

otras es el

piso

de arena m o v e d i z a , q u e f a t i g a para a n d a r . L a p o s i c i ó n

pendien-

te

mas e x -

en

q u e se h a l l a la C i u d a d , la d a

tensa, la hace gozar

mejor

da de la v a r i e d a d de tan

la

de

una

prespectiva

los a v i e s y

mosquitos

y otros

es menos

molesta-

insectos q u e

atormen-

Isla.

La

construcción

de las casas es t a n v a r í a c o m o las castas y

clases de sus h a b i t a n t e s . acomodados,

están

gunas tienen el techo piso a l t o ,

Las

hechas de

y

ciudadanos

cal y c a n t o , c u b i e r t a s

de los

de teja, a l -

de azotea.

que generalmente

F s p a ñ o les

Nunca

es d e

les echan mas

tabla,

bierto

de l a d r i l l o , b i e n q u e por l o c o m ú n

piedra

son baxas, y solo t i e n e n el

algunas aun

estas

piso de l a t i e r r a ,

de

veces

casas de pero e v i -

tan

darles e l e v a c i ó n p o r t e m o r de los uracanes y t e r r e m o t o s ,

ton

muy

artífices.

t e m i b l e s y p o r ser m u y Una

casa de

pocas c o m o d i d a d e s mil de

q u e suele t e n e r , de las

que

los m a t e r i a l e s y los

p i e d r a con u n piso a l t o , n o o b s t a n t e

pesos. L a m a y o r parte recogen

costosos

un cu-

no c o s t a r á

menos de

las diez

casas t i e n e n al gibes, en d o n -

el a g u a de los tejados,

que

les s i r v e para b e b e r y

d e m á s usos d o m é s t i c o s , pues no hay f u e n t e » en l a I s l e t a en q u e esta l a C i u d a d , n i mas q u e

un

marina y un

escaso en

San

manantial m u y

Cristóbal.

p o z o de a g u a salobre el

en

la

foso d e l c a s t i l l o de


9.5 Las casas que habitan los mulatos y gente de de tabla y

color son

vigas. Fixan estas en hoyos qne abren en la tier-

ra y bien asegüradás, clavan en ellas

por sus qnatro

fientes

las tablas, que son constantemente de palmas, por su

mucha

duración y resistencia á las inclemencias del tiempo; su techo forma dos vertientes, mediante un caballete de viga*: ciibrenlo con canas ó tablas, sobre las quales aseguran con buen orden hojas ó mas bien cortezas de la palma, que suplen muy bien por las tejas y llaman Yaguas; el á m b i t o interior casa esta, cortado por el centro con un

tabique de

del*

tablas 6

casas: esta sección dexa dos piezas, la primera en que está la puerta de la casa, sirve de z a g u á n y sala: la interior está des« tinada para dormitorio de la í m n i l i a , bien que la primera tiene el mismo uso y en ella cuelgan las Amacas que es su can a p é , en que pasan el dia y la noche. Este método de hacer las casas y los materiales

que emplean en ellas, producen m u l -

t i t u d de monstruosas arañas, cien-pies, cucarachas,

comegen y

otros especies reptiles peligrosos, é incómodos. Los negros y gente pobre forman sus casas a esta misma idea, aunque mas groseras y reducidas. Apenas son otra cosa que una jaula hecha de cañas, sostenidas por dentro de estaca» que ponen para darlas firmeza. E l cubiertas con Yaguas,

techo es también de a i ñ a s ,

como las antecedente». A

llaman buxios: no suelen tener

estas casas

división en 1» interior, ni mas

luz que la qae entra por la puerta, que es baxa y angosta. Son pocas las casas de esta Ciudad, que no tienen a l g ú n patio ó huerto que les sirve ele mucho desahogo: en elios componen sus comidas, sin mas cocinas ni hornillos, que el fuego que encienden

en el suelo á la sombra

plátanos ó enramadas,

de algunos

papayos,

cubiertas de calabazas, que siembran pa-

ra gozar de su sombra y guarecer

á las gallinas comunes, de

•guinea, patos ú otras aves, que acostumbran criar,

defendién-

dolas con este arbitrio de los ardores del sol. Las casas de es*, ta construcción están á los extremos de la Ciudad y aunque dentro de los muros, se pueden considerar como arrabales; ei


96 vecindario asciende á 6605 almas de todas clases. E l luxo de la eyanisteria, tapicerías y adornos, no ha entrado todavia cu Puerto-llico: todos sus muebles

están redu-

cidos á las hamacas y alguna silla tosca de madera ó de paj a : las puertas y

ventanas no tienen nías primor, se

mueven

sobre sus quicios y las cierran con trancas, pues faltos de hierro, lo están igualmente de vi sagras y demás piezas de este metal. Generalmente lu fábrica de las casas es tosca, comodidad

su esteiuion y

reducida, su adorno y hermosura ninguna; y todo

el conjunto manifiesta su grosería y n i n g ú n gusto en esta parte. Ultimamente se han empezado á cuuslruir

algunas casas

de mejor idea y comodidad. Con todo, la posición de la Ciudad en el declive de

la

cuesta, loa muchos huertos ó patios poblados de vistosas plantas, las azoteas de muchas casas, algunos edificios públicos perfectamente

construidos y la proporción y rectitud de

las c a -

lles, le dan de lexos ana prespectiva extensa y agradable, hermoseada de árboles y plantas, que resaltan entre las casas, formando un bosque

en poblado. Esta es la idea que sobre po-

co mas © menos debe formarse de las casas y Ciudad de Puerto-Rico, E n quanta k los edificios públicos se puede decir, son el fruto de los esfuerzos de wn Pueblo, que hace pocos años emp e z ó á respirar de la languidez y pobreza en que lo tuvieron sepultado las calamidades padecidas desde sus principios, y que libre ya de aquellos conflictos,

se aplica á

este tiempo favorable para hermosear su

aprovechar

patria. Considerados

baxo este punta de vista, se ve eu ellos un ayre de magnificencia y hermosura* L a Iglesia Catedral única Parroquia de la Ciudad, es de « n a suntuosa planta; tiene tres naves bie n capaces, el pavimento, paredes y columnas de excelente silleria, con dos órdenes de Capillas muy decentes; pero la bóveda es de tabla, escepto la Capilla mayor, que es de piedra bien labrada; su ornato es poco y nada se vé de primor en los retablos, coro ni de-


9^ mas piezas. E n su inrnecViacion se ven las ruinas de otros edificios contiguos á la Catedral, que se cree fueron el Palacio E piscopal y Seminario. Este hasta ahora no se ha reedificado. Hay

u n Convento de Religiosos Franciscos, otro de D o »

miniaos, y uno de Monjas del C a r t « e a Ca Izado; meros son edificios

los dos p r i -

mas grandes que hermosos, aunque sus I -

glesias y claustros están con arco y bien íabrieados: el de las Religiosas es mas reducido y pobre. N o se halla en ninguno de los tres un solo rasgo de arquitectura, que acredite h a b i l i dad particular de sus artífices; como ni tampoco en las I I e r m i tas de Santa Ana y Cristo de la Salud, edificadas j u n t o á la muralla con

el debido decoro y aseo.

La plaza mayor es u n quadro eon buenos edificios.

bien

capar,

hermosead»

E l quartel de los presidarios, que ocu-

pa un frente, aloja en sus quadras hasta 800 hombres. Es obra moderna, hecha con todas las precauciones y seguridades que pide su destino, coronada de hermosas azoteas y en su lineaes edifieio perfectamente acabado. E l Hospital del Rey, que hace esquina al otro frente de la plaza, no es mas que un conj u n t o de casas, que se han unido sucesivamente. Sii estrechéis es tan incomoda para la tropa que se cura en é l , como perjudicial su situación para el Pueblo en un pais tan cálido. A l lado opuesto del Hospital está la casa de la Ciudad^ que es i gualmente cárcel publica. Es poco decente para el primer

des-

tino y demasiado reducida para el segundo. E l edificio mas ü t i l y bien construido es el Hospital de nuestra C o n c e p c i ó n , formado en un quadro

Señora de la

perfecto, con quadras do-

bles en los dos lados de Oriente y Medio día, sostenidas'por el centro sobre hermosos arcos, con q u a í r o ordenes de camas en cada una, pudiendo acomodarse § 0 0 enfermos con distinción d é personas y enfermedades.

E n la parte del Norte están las O -

ficinas y habitaciones de los sirviente»; y en la del Poniente est á la Iglesia, que es capaz y hermosa. La plaza del centro

la

ocupan dos grandes algibes, que reciben las aguas de las azoteas del edificio, ceñido de primorosas cornisas. Las dos porta-

13


9S cías principales son de exrelente sillería, perfeotamente das de e-íquisitas molduras y relieves coronados

de

entallablasones,

formando entre las dos á la parte del Medio dia un frontispicio rnagestuoso, cuya utilidad, situación y hermosura se lleva la atención de todos; Este Hospital fundado de orden de S. M . en i 6 l 5 ra alivio de los vecinos, que tan generosamente

pa-

pelearon con-

tra el General Baldulno, estaba situado sobre la muralla, contiguo á la casa del Gobernador; pero por la estrechez del edificio y el embarazo que causaba para la defensa de la plaza, en ciso de ser forzado el Puerto, resolvió el ílustrisitno D o n Fray Manuel Ximenez P é r e z ,

Obispo de aquella Diócesis, por

especial encargo de S. M . proporcionar eí consuelo posible a Hospital,

baxo

la misma advocación, llegando á concluir perfectamente

los enfermos; y en 1774 dió principio a este

esta

obra admirable en seis años, á pesar de las indecibles

contra-

diciones y obstáculos, que la malicia de los intrigantes

supo

fraguar. El

palacio del Gobernador es una fortaleza antigua, que

hay en un ángulo saliente de la muralla sobre la Caleta de San Juan. D á n l a el nombre de real fortaleza de Santa Catalina; pero solo es un conjunto de viviendas fabricadas á expensas de la Real Hacienda y de la arquitectura. U n superior que procede al alvedrio de su autoridad, ^se detiene acaso en levantar, destruir y reedificar un edificio? Solo consulta su capricho y obra según la idea que se forma de las co¿as. Esto no obstante, tiene habitaciones cómodas, salones magníficos, un jardín bastante extenso, una Capilla aseada y vistas alegres

por

todas partes. E n el piso baxo está la Tesorería general, adonde concurren los Oficiales reales y demás dependientes de Real Hacienda al despacho de estos ramos. Quizá

este edificio seria

muy á propósito para Hospital de la tropa; pero non nostrum tantas. El

Palacio Episcopal reedificado por el Ilustrisimo Señor

Don F r . Manuel Ximenez Pérez, aunque es muy bueno, ex-


99 cede poco en su extensión y prespectiva á la caaa de bal loro particular. Nada hay en él mas virtud

y

ua ca-

recomendable, que la

modestia del Prelado que lo habita.

L o mas soberbio y admirable que hay en esta Ciudadj sea las obras de fortiticaciou

que la detíenden. Las principales son

el castillo del Morro

S. C r i s t ó b a l . Este cierra la Ciudad

y

por el Oriente, ocupando todo el ancho de la Isleta desde la Babia hasta la mar de afuera, dirigiendo sus fuegos á todas partes, aunque su principal objeto es contra por

donde se une esta

Isla con

la parte de

tierra,

la Isla grande, medianteel

puente, único camino para entraren la Ciudad, Su fabrica está

acomodada al terreno que es desigual, formando

de la parte del Norte ó mar de afuera,

caidades»

hasta la Babia. E n 1®

mas alto de la loma está la rarapla, por donde se entra á la plaza del castillo, en la qual se puede formar

un

Batallón;

tiene dos grandes quarteles á prueba de bomba para su alojamiento, con otras oficinas y repuestos, sobre

los quales está

el fuerte del Caballero, capaz de 22 cauetnes de á 24<, cuyos fuegos dominan la Ciudad y sus inmediaciones de mar y tierra. Debaxo del Caballero está la Plaza de armas de doblada extensión y fuerzas que aquel; sus baterías se de afuera, á la tierra y al puente levadizo del

dirigen al mar foso interior.*

después del qual se siguen tres grandes revellines, el de

San

Carlos ocupa lo alto de la loma, el del P r í n c i p e está en la de. «Unacion de la cuesta y el principal, en que está la

puente

levadiza del segando foso y da salida á ¡os contrafosos, camino cubierto y al campo. Todas estas obras están coronada» de gruesa artillería, igualmente que las lunetas, reductos y contraguardias. Estas fortiíteaciones y sus fosos, están ea miacha parte abiertas

á pico en ia peña viva, igualmente que sus cuar-

teles y algives, todo a prseba de bomba. Mirada

esta plaza

desde el campo que estk minado, se ven por toda su frente convexá tres órdenes de haterías, unas sobre otras, que mirándose • b l i q ñ á m e n t e dirigen sus fuegos por todas partes. Desde este Castillo hasta el de San Felipe del Morro, que


100 está ea el extremo Occidental de la Ciudad, no hay muralla por la parte del Norte, solo tiene seis baterías colocadas cerca de la orilla del mar á propoidonada distancia, suficiente defensa, respecto

considerándose

de no ser accesible esta costa

pol-

los peligrosos arrecifes que corren á lo largo de ella. £ 1 Castillo del Morro es un oblusangulo con tres

órde-

nes de baterías acia la mar, unas sobre otras, que dirigen sus fuegos cruzados como el castillo antecedente, defendiendo

por

esta parte la entrada del Puerto. Por la de la Ciudad tiene una muralla real flanqueada

de dos

bastiones

guarnecidos

de

gruesa artillería, que domina todo el campo intermedio hasta Ja Ciudad; parte de esta y la costa del mar del N orte, cruzando sus fuegos con los del Caballero de San C r i s t ó b a l . sus qliárteles, algives, almacenes, capilla, repuestos y

Tiene oficinas

necesarias, todo á prueba de bomba. Por una mina se baxa á una batería que está á ñor del agua en mitad de la

entrada

del Puerto, por ella puede salir la tropa, recibir socorros y comunicarse con el castillo del

CaSuelo.

Este castillo está situado en medio de la canal del Puerto sobre un peñasco: es quadrilongo y bien fortificado, su posición precisa á los Navios que intenten forzar el Puerto, a pasar á poco mas de tiro de fusil entre sus fuegos

y

ios del

M o r r o . Verdad es que si el enemigo se apoderase de la Isla, podia batir el castillo del Cañuelo desde la punta

de palo se-

co. Inmediata a l a boca del Puerto y baxo los fuegos de este castillo y de los del Morro, está la Isleta de Cabra, que ea rasa de corta extensión, y sin defensa ni otra cosa particular. Siguiendo el recinto de la Ciudad desde el castillo

del

Morro, hasta el de San Cristóbal por la parte de la Bahía, corre la muralla real terraplenada

y

flanqueada

de algunos va-

luarles y pequeños castillos: el de la Perla es el

mas inme.

diato al del Morro. Siguen los de santa Elena, san

Agustín,

real fuerza de santa Catalina, con algunas lunetas y reductos todo bien fortificado,

coronado de artillería y diferentes bate-

rías de morteros. E n esta parte de muralla estáti

las puertas


de san Juan

101 y san Justo: la primera sale á la Caleta de su

nombre y es la mas frequentada para entrar, ó salir por mar á la Isla; en la segunda está el muelle y aduana, y cerca de ella hay dos diques eon sus muelles para los botes del

Rey,

y un soberbio almacén de la compauia de negros, fabricado de madera dentro del agua. La g uarnición de esta Ciudad consiste regularmente en do» Regimientos de Infanteria E s p a ñ o l a , y uua brigada de

artille-

ros. E n tiempo de guerra entran también á guarnecerla las mi» licias disciplinadas de la Isla, que ascienden á tres m i l hombres de infanteria y quinientos caballos, cuyo cuerpo podia aumentarse hasta diez m i l ó mas hombres, lo que seria tan fácil, como ú t i l . L a Oficialidad

de estas tropas se alojan en las ca-

sas de los vecinos, igualmente que mucha parte de los soldados, por falta de pavellones y quarteles. La Eahia es bastante capaz, de buen fondo y resguardada.la lengua de tierra que llaman la P u n t i l l a , se abanz ' en el agua y la divide por ei medio, dexando formadas las das bastante capaces en que pueden fondear L a entrada del Puerto necesita de a l g ú n

ensena-

navios de linea.

cuidado por « u pe-

ñasco que sale por debaxo del agua. Los escombros de las fabricas de las casas, que llevan las lluvias por falta de polici ' , han deteriorado bástanle la B a h í a . E n lo menos hondo de ella hay muchos manglares que cubren el agua, y una hermosa Isl,<-ta, que llaman Mi raíl ores, en. la que hay un grandealmacen de pólvora, con un cuerpo de guardia para ei destacamento que lo custodia. Desde

ia Ciudad hasta el puente en que termina la L l e -

ta hay otro almacén de pólvora con «u

cuerpo de. guardia,

A l fin de la ísleta, por donde se comunica

la mar de afue-

ra con la Bahia, está el Castilio de San G e r ó n i m o , que es un p e q u e ñ o fortín para defender el paso á las Lanchas, que son las únicas que encontrarán

fondo en el boquerón, que da en-

trada por esta parte al mar de afuera en la Bahia: á distancia de tiro de pistola está el puente, que estriba spbre dos cal-


102 zadasi sus cub»s »011 de piedra de sillena, sobre los qutiles « m zan las vigas qne dan paso seguro y pueden cortarse con ía« cilidad en caso necesario: á la entrada del puer.te hay una casa fuerte para defender el paso; al lado opuesto se ve una fuente de tres caños de agua, labrada de piedra de sillería, y es la aaica que hay hecha en toda la Isla. E n la Isleta en que est á la Ciudad ni en la Isla grande, hay ninguna Abadia de Benedictinos, como equivocadamente afirma Bayacete en su Gfeografia universal (a). CAPITULO X X I . Descripción

Tofiográjica de los pueblos del partido de l a C i u dad de Puerto. Hico,

A distancia de tres quartos de legua del puente, siguieñ» •lo la costa del mar acia el Oriente, está el pueblo de San M a teo de Cangrejos, cuyos habitantes son Negros, que se han l i bertado de la esclavitud en que estaban, mediante su ¡«dus» fria y establecidose en esta parte que llaman alto del Rey, en á o n d e les han dado tierras, que aunque arenizas, son á p r o p ó sito para cazave, frisóles, batatas, arroz y otras legumbres que llevan á la Ciudad. E l pueblo que se compone de once casas pagizas y la I glesía, está situado cerca de la mar: el resto de los vecinos que asciende á l 6 s , con €48 jalmas, viven en

sus haciendas,

que

cultivan en una penineula, que forman la mar de afuera, la Babia de Puerto-Rico y el

cano de M a r t i n Peña, que va k en-

contrarse con la mar á distancia de 100 toesas, por la qual coa poco trabajo puede el enemigo pasar á la laguna en que rensata él cano de M a r t i n Peña, é introducirse en la Babia desando burladas las fartiíícaciones En

de

la C i u d a d .

los caños y lagunas que circundan este territorio,

|ay Bayacete, Geograf, univert.

tem.

U , f, 48§,

se


10.1 ena mnclia variedad! de pascados pei-o su? márgenes es-um pobladas del árbol Manzanillo, que es muy venenoso y suelen estar inficionados de é l , y se conoce en los dientes y agaUas de lo» peces, que se ponen amarillaí ó negras: á esto llaman estar aziguatadoy las

cuya comida causa una relaxacion universal de

vi ai y m ú s c u l o s con gru;ide debilidad de fuerzas y un p r o -

fundo letargo, que dura hora&j y aun días según la porción que se comió del pescado infecto. E n t r e los Negros

de este-pueblo y otros de las inmedia-

ciones hay formado un cuerpo de cazadores, que son parte de las miliciaf disciplinadas de esta Isla, poco ma»

de una legua está la Boca de

Cangrejos, que es una pequeña

A distancia

ría, que se interna ácia el ta-

ño

de M a r t i n

l l o quasi

de

Pena: en marea baxa da paso á los de á caba-

nadando;

pues no hay puente ni barca psra su t r á n -

sito. Tres leguas mas ácia el Oriente, siguiendo lu costa del mar, se pasa el rio de Loysá, que escandaloso y en su orilla derecha está la Iglesia Parroquial, que es decente, con cinco casas que forman la plaza del pueblo; las demás hasta el numero de 160 habitadas por 1146 almas de todas castas, ocupan esta ribera, que es de las mas deliciosas de toda la Isla: por

el Norte la ciñe el mar: por el Poniente el rio de L o y -

»a, por el Mediodia la monkuia de Canobana, de hermosa posición y frondosidad: por el Orienta legua y media de

tiene una

dis-

llanura de

larga, poblada de herniosas haciendas,

biertas de platanales, palmas, naranjo», limones, tamarindos

cuy

otros frutales que forman un bosque divertido, y regado de los y nos Loysa, Grande, Herrera, Fspirif.n Santo y L o q u i l l o .

jr*^

E l terreno mas inmediato á la mares arenoso- pero k proposito para el cazave, a l g o d ó n , pinas, hicacos, melones, sandias, frixoles

y. otras legumbres. E l de la montaña y sus inmedia-

ciones, es tierra gredosa, que

produce muy bien la caña

a í u c a r , de que hay

buenos ingenios. A l pie de la

algunos

de

monta&a, se forman de sus vertientes en tiempo de lluvias, varias lagunas, en la* quale» wembraa arroz en la estaciou de la


104 seca; y quando llega la de las lluvias, j-a eatk crecido y m s » duro, entonces cortan la espiga, que vuelve á retoñar segunda y tercera vez, tan buena c»mb la primera; con la misma abundancia fructifica este grano en quasi toda la Isla. E l rio les provee de buenas li£«s, pargos, curbinatas y otrns pescados qiie eHtrara de la itiar. E n las haciendas

crian

vacas y rmilas. Es muy coman eu esta tierra el cangrejo de monte, son muy grandes y los comen coa gula los del pais. Desde el pueblo de Loysá hasta el de Eaxardo se regn. lan siete leguas, cuyo camino va por h, playa acia el Oriente, siguiendo la falda de las montañas de Can o baña y L o q u i l i o , en cuyo rio basan arenas de oro hasta la marr todas estas a l t u ras están cubiertas de eminentes Cedros, Caobas, Búcares, D r a gos, Ostias, Palmas, Seybas y otras maderas excelentes; y de «Has baxan los rio» Sabana, Juan M a r t i n y Aguas prietas, que desemboca cerca de la Cabeza de San Juan. L a población de Faxardo, situada en la ribera del rio de su nombre, es fundación moderna, tiene nueve easas con

su

Iglesia; los demás vecinos, hasta el número de 243, con 1202 almas, habitan á lo largó del rio que baxa de la

parte aus-

tral de la M o n t a ñ a de L o q u i l i o , y corre ferlilizando

una muy

dilatada vega cubierta de praderías en que se cria mucho ganado vacuno y mular; tienen bueno» planteles de café, don, plátanos, caña de a z ú c a r , frixoles, tras legumbres y

algo*

batatas, calabazas y o-

frutas»

E l terreno es de muy buena calidad para toda especie de HÍxjitos y abundante de aguas por el JNorte y "ria

Oriente, coníi-

con el mar; por el Poniente con l a r M o n t a ñ a s de L o q u i -

lio; y por el Sur tiene una l l a n u r a de cinca leguas,

cenada

toda de una m u l t i t u d de exceien-tes arboles, plantas a r o m á t i cas y medicinales; pues aunque la naturaleza liberal viste p r i morosamente toda la Isla eou variedad de ellas, se manifiesta mas p r ó d i g a en sus producciones por esta parte; bien sea por l a calidad del terreno, que es cenagoso, ó por las propiedades del ayre, y mejor situacions © por ser

auevaai'ente abierto, é


105 por otra causa oculta; lo cierto es, que eu este territorio soa comun«s todas las especies de plantas

y frutag que se

haliaa

ea el resto de la Isla. Este pueblo es establecimiento nuevo: las tierras que po^ seen sus habitaates desde el rio del E s p í r i t u Santo, que d i v i de .términos con Lrtysa, hasta Quiebra-botijas, que

los separa

de los de Jumacao, pertenecia k dos ó tres particulares lo poseían

con nombre de hatos ó criadero de ganados.

abuso ha sido y es la principal remora, que

que Este

ha detenido lo»

progresos de la población y cultivo de la Isla. No hay mayor absurdo ni mas perjudicial, que la vanidad de poseer

ua

particular dilatadas tierras que no puede cultivar. L o peor es que aun hoy subniste este necio entusiasmo, que intentan cohonestar los favoritos de los Gobernadores con el pretexto de la cria de ganados, como si no fuera constante,

que procreaa

mas y de mejor calidad en las tierras abiertas y praderías, que en los bosques cerrados,

como se patentiza en todos los pue-

blos de la Isla y en este mismo de Faxardo. Quando era hato inculto, solo daban sus dueííos para el abasto de

la C a p i -

tal doue vacas al a ñ o ; hoy dan sus colonos noventa y pudieran dar triplicadas, si no las vendiesen á los extrangeros, coa quienes comercian sus frutos por la costa y puerto en que desagua el rio de Faxardo. E l puerto es solo capaz de balandras y otros barcos menores, por estar su entrada circundada de peaasco» y baxios, aunque está bien resguardado por la cabeza de San Juan, los Islotes de Hicacos, Lobos, Palominos, Ramos que cogen mucho marisco y anfibios. T a m b i é n palomas, Desde

fíamencos,

y

y

otros ea,.

hay

en ellos'

alcatraces y otras aves marinas y terrestres.

Faxardo se toma el camino para el Sur por la l l a -

nura de que se ha hecho menmoria, siguiendo la costa del mar por un busque espeso, lleno de Pantanos, que se forman de tas vertientes de la cordillera que corta la Isla a l o largo; y baxar» por esta parte los ríos Mayaguas, los Cuauelos, Daguao, Q u i e bra-botijas y otros muchos arroyos. 14


105 A q-iatro leguas fíe Faxardo « t á «I Cabo Pifiefo, yo frente s>e descubren

á cu-

las Islas de su nombre; las de la Cabra,

la Culebra y otras pequeaas, con la de Vieques, que

se ex*

tiende como cinco legua» de Este á Oeste: está despoblada inculta; tiene algunos puertos

é

medianos adonde acuden los e x .

trangeros de las Islas de Santo Thomas, San Juan, S a » M a r t i n , Santa Cruz y otras inmediatas a cortar maderas, y a hacer el contcavando con los de Faxardo, Jumaeao y otro» de Puerto-Rico, que van y vienen a! abrigo de los hatos y este es el motivo verdadero de sostenerlos. Desde el Cubo Pinero ee sigue la costa de la L i m a , has» ta llegar al rio de J«macan, que desemboca en el puerto de su nombre, de bastante extensión; pero no tiene fondo para b u ques mayores. L a Parroquia de este partido está dividida era dos pastes. La Iglesia principal está en la cumbre de las m o n tañas

en el nacimiento del rio, en el sitio que ¡laman las pie-

dras, en donde solo hay tres casas, las demás hasta el n ú m e ro de 250 vecinos, con 1515 almas, están á uno de la montaña, parte en el territorio

y otro lado

que media hasta el pue-

blo de Caguas y parte en la ribera del rio Jumaeao, que es u n fertilisimo valle formado entre dos cordilleras de alias serranias, que lo hacen opaco y sombrío, aunque sus tierras son excelentes para todo género de producciones. En

la ribera del rio á una legua distante de la mar, es-

t á la Iglesia de Jumaca©, que es la ayuda de Parroquia,

jun-

to á la qu;il se ven las ruinas de un pueblo, que q u i z á dewiolerian los Carives ó los Piratas. E n este territorio

se

coge

tabaco, café, arroa, algodón, maiz y demás frutos de la

Isla,

aunque en corta cantidad, porque la indolencia de los colonos se inclina mas á la cria de ganados, por «1 n i n g ú n trabüjo ni t o s t ó que les. trae. El

corto n ú m e r o de vecinos de cs!a Parroquia posee t o -

j o e! territorio, que media desde Faxardo hasta Guayama, que •on mas de veinte leguas de m u y buena tierra, regada de m u . tbos arroyos, que en poder de colonos activos, producirían por-


107 ' clones consiílerul/.es de 1o» frutos que

le son adaptables, capa-

ces de fomentar el comercio de esta Isla y de mantener seis A ocho m i l vecinos distribuidos en doce pueblosj cuyo frabajo, consumo y tributos interesarian

considerablemente al

Estado,

ademas de su servicio personal en las Milicias, Marina & c . Desde el pueblo ó ribera de Juraacao se sigue la costa de la Isla, marchando á c i a el Medio dia por caminos fragosos cerrados de admirable arb,' eda. Estos

bosques están

destinado»

para atos de ganados de todas especies que se ven amanadas, especialmente d é cerda en las partes en qne hay mayor abundancia de árboles frutales, cuya variedad ofrece á un pasager» mucho que advertir y que admirar. Los guayabos, jobos, mameyes, aguacates, anones, corazones, papayos, g u a n á b a n o s , a l garrobos, naranjos, limones, palmas de muchas especies, tamarindos,

cañafisiolos, cacao silvestre y otros muchos, cierran el

paso por muchas leguas, formando vallas impenetrables no solo á

fieras

y aves; hasta la luz del sol halla resistencia, dan-

do lugar con sus sombras á que las brillantes nubes de l u c i dos e n c ú b a n o s , cucuyos y otras lucernas y mariposas

luzcaa

su humor fosforoso entre las sombras que hacen. Los vejucos, parras silvestres, arbustos y maleza, c r u z á n d o s e entre los t r o n eos de IOÍ árboles, cierran el paso á loa rayos del sol y

pre-

cisan á marchar con el machete ó sable en la mano para i r abriendo camino. Los árboles que producen el anime, ó incienso, la pimienta maiagueta ó de T a v a s « o , y los que dan la nuez de especia,

no son escasos en estos motiles; como n i

tampoco

los vejucos de bainilla; el árbol palomera, de cuyo fruto se sata

!a cera verde de muy buena calidad, y que podia mejo-

rarse con utilidad del comercio, aunque la falta res, ó la desidia de los que poseen estos dilatados malogran

de Pobladoterritorio»,

por la mayor parte, tan apveciables producciones de

la naturaleza. E n esta costa salen al mar los rios de Candeleros,

í?ua-

yanés y Maunavo al Oriente del cabo de Malapasqua, que es el mas Meridional

de la Isla; 4 su Occidente, el de

Guaya-


ra», que desembora en el puerto de su nombre y es muy extenso, pero abierto y sm resguardo.

Toda la tierra parece m u -

da de aspecto al pasar el rio «le (íuayaraa: la frondosidad de los

bosques, la hermosura de los valles y praderías anteriores,

ee ve trocada de repente en un arenal seco, desnodo de la yerba fresca de que está alfombrada la Isla, abrasado de los ardo» res que el sol le imprime Este

sin o b s t á c u l o .

pueblo de Guayama es el pfimero por esta costa des-

de la Ciudad de Puerto-Hico, que tenga sus casas congregadas y serán hasta 200, formadas en un espacioso quadro, dexa rulo su iglesia y plaza en el centro; está situado en un arenal á r i d o y estéril: la mar lo circunda por Oriente y M e dio dia, por el Norte las M o n t a ñ a s de la Cordillera y cabo de Malapasqua, y por el Poniente, una dilatada llanura, que solo produce árboles iafrucíiferos y cubiertos de espinas, aunque de maderas muy sólidas y útiles: j u n t o al Pueblo corre el rio de la Vigía de poco caudal. Con todo, sus habitantes, que ascienden i l 531 familias con 4589 almas de todas castas,

tienen algunas medianas

hacien-

das á las faldas de los montes, y en la ribera del rio, en las quales cultivan utilmente el c a t é , tabaco, maíz y otros frutos, siendo los que mas se aprovechan de la piuiieuta y

maderas

de los busques para venderla furtivamente á los extrangeros, con el ganado que crian en la montaña, que á

igualmente pasa

las Jklas. L a fabrica' de casas de este Pueblo y aun de toda la Isla,

excepto las de la Capital, está ideada con consulta de la neresidad de matetiales, temperamento de

clima y

circunstan-

cias del pais. ¡Son con poca diferencia como las que tenian los Indios naturales de esta Isla, de quienes sin duda los Españoles su construcción, persuadidos

aprendieron

por la experiencia

ser adequadas al clima, Construyenlas sobre nueve ó mas v i gas, clavadas profundamente en la tierra en tres filas, sobre elias colocan otras viguetas para recibir las tablas que forman el piso; en los quatro á n g u l o s levantan qualro postes de ma-


109 <3era de quatro ó cinco pies de altura, si las vigas que

su,

beu desfle tierra no alcanzan. Sobre estos postes cruzan qna, tro vigns pitra enlazarlos, quedando la casa a dos mediante

verlieirtesi

UH caballete que cruza á lo largo de la fábrica, des-

de el qual baxan las varas ó canas basta la» vigas de la cir* cunferencia en que descansan; cubren la obra con hojas de Y a guas,

que aseguran con buen orden sobre las varas d t l techo.

E l á m b i t o del piso lo dividen mediante un tabique de tabla; la una parte sirve para

dormitorio, y esta la cercan también de

tabla; la otra queda para sala, qite llaman soberado, y dexatv sin cercar para que corran libremente los ayres y entre la l u z . La escalera es de pidos, la colocan por la parte de afuera, y es tan grosera como peligrosa á los que no se ayudan de

las

manos para subir; la cocina, ó no la tienen ó la levantan sobre quatro vigas del mismo modo que

la casa, con la cual se

comunica. Toda la fabrica la aseguran con veja eos, sin que por lo c o m ú n

entre hierro en toda ella.

Forman estas casas elevadas sobre vigas, por

la

excesiva

humedad que hay en toda la isla y por libertarse de las i n u n daciones que sobrevienen

con las crecientes de los rios en lo»

meses fie las lluvias. No emplean cal, piedra, ni aun hierro en en construcción, afianzando en su misma debilidad la mayor firmeza, quando

ocurren terremotos ó huracanes. E n los prime-

ros nada padecen las casas ni sus

habitantes, por muy opulen-

tos que sean^ porque estando toda la obra asegurada con ve-: jucos que dan de si, se inclina con facilidad ácia donde la mueve el impulso del baiven, sin causar el menor extrago por no hallar resistencia. Eos huracanes por la misma razón no hacea eii ellas grandes efectos, pues como los vientos hallan en ella* curso libre por entre las vigas que las sostienen y están abiertas por la mayor parte, apenas encuentra

otro objeto que

el

techo, y suele volar á la primera ráfaga que lo atura;, pero este y qualesquiera otro desastre que ocurra, lo reparan con facilidad por la copia de materiales que hay en todas partes, y V ninguna arquitectura, que e» ueteiaria para hacerla* ó i « -


110 pararla*» JN'o todag las casas de la Isla son tan reduridas ni groseras: hay algunas cubierta» de leja, hechas de tablas bien «justadas y clavadas, con viviendas y separaciones;

pero

siempre

sobre vigas y baxo el mismo plan que forman un Pueblo extraño, de an aspecto melancólico, a que contribuye el estar las casas sin habitantes, porque estos viven siempre en las haciendas ó grangerías y solo van á los Pueblos las festividades, en que oyen Misa. Concluida esta, se regresan

á

sus

hacienda»

dexando los Pueblos ton solo el Cura y algún vecino

pobre

que no tiene tierras. D e los habitantes de este Pueblo hay formadas dos compauias de milicias disciplinadas. A l Norte de Guayama á distancia de seis leguas, entre la m o n t a ñ a de Layvonito, se estableció una Población el ano de 1774 baxo el mismo método y disposición Una

que la» anteriore».

pequeña Iglesia con seis 6 siete casas en su circunferen-

cia forman esta Aldea, que llaman el Cayey de Muesas. Lo» demás vecinos que la perUnecen hasta el níimero de 48 coa 303 almas, viven en sus haciendas, que

ocupan un

hermoso

valle de temperamento fresco y saludable, con muy buenas tierras para todos frutos, aunque apenas cultivan mas que los precisos para su subsistencia, d e d i c á n d o s e a la cria de

ganados,

según se acostumbra en toda la Isla. Todo el dilatado territorio que pertenece á esta nueva Pob l a c i ó n , está lleno de árboles muy apreciables por sws frutos, resinas y maderas. E l guayacan, cupey, palo d« Maria, tabasuco, guano, el ucare, nogal y sobre todo la nuez de

espe-

cia y la pimienta malagueta, son ¡as mas abundantes y mejojes de la Isla. Si á la calidad y extensión de tierras asignadas á esta Población, hubiera aplicado el Gobernador que la er i g i ó , los brazos de 8000 agregados, que hay derramados en la ls.la, hubiera con este acto de justicia fundado una Ciudad populosa y útil; pero la tierra sin colonos, siempre q u e á a r á i n «ulta y este Pueblo necesita muchos años para

llegar á

garse, «i no se despuebla ante» que lo consiga.

arrai-»


Ilt A l Sur Ouest r!e la montan* fie Layvonito, que es muy «levada y cerrada de robusto», árboles, «a la tinion de los rio* Lajas y Coamo, (en los quales se halla una especie de pescados del ¡tamaño de truclvu regulares, á que los naturales llauian dajaos, cuyo gusto delicado excede á quautos pescados se cogen ea los otros rios y costa de la Islas/, está el Pueblo de este nombre « i t u a d o e n una pequeña llanura, que desan las sierras á siete legua» de distancia de Guayama: 132 casas forman un buen

quadro

en que está la Iglesia, pues es decente y una de las Parroquias mas antiguas que bre de

tiene la Isla, pues en 17 de Setiem-

m a n d ¿ S. M . por

Real C é d u l a , se erigiera en

Parroquia colativa, igualmente que las Iglesias de Ponce,

A-

guada y Arecivo, que solo eran Capellanías rurales, a'ntique no se verificó hasta 1713. En moso

la rniima llanura en que está el Pueblo, hay un her-

paseo en figura, de t r i á n g u l o ; en la una esquina estk lá

Iglesia

Parroquial; e r i j a s otras dos hay dos hermosas H e r m i -

tas de la advocación \ie nuestra Señora de Bal bañera la una y la

otra de nuestra

Señora de Altagracia. E l vecindario, que

fe compone de 480 familias, cofi 4317 almas, está repartido á mucha distancia en quatro partes: una tiene sus haciendas en la Montana de Layvoaito; las oCras tres viven en Salinas, Juana D i a z y Coamo de abaxo en la costa de la mar. E l clima

de esU Pueblo es saludable 5^ templado; sus tier»

?as por la mayor parte pobres, sus bienes consisten en ganados eafé, alguna porción de tabaco y maiz, que todo pasa al E x Srangero, con las ¡«adera? de sus monles, que son muy buenas y de una magnitud extraordinaria; se hallan en ellos machas plantas y yerbas medicinale« y otras

desconocidas.

A poco mas de una legua al Sur-Sueste de

Coamo

so-

bre la margen del rio del mismo nombre, nacen unus fuenteg de aguas minerales, que se descuelgan de una eminencia, que forma la caja del rio;

todas

sus

inmediaciones

son

cerros

de lajas, que parecen haber sido deshechos por alguna violenta resolución ó terremoto, que

ha desmenuzado las

cantera*


en

112 pequeños

pedazos, dexando el terreno trastornado y desi-

gual coa mucliaa bagraneas y grietas, q « e se rnuuifiestan en lass peñas. E l manantial en que nacen estas aguas por diferentes conductos, ocupa una extensión como de diez á doce toesas, á

reiiO

en

que

pocos pasos se incorporan por la pí sicion pendiente del terf

caen en un estanco natural, que la misma pena hace

la orilla del rio. Estas aguas precipitadas forman de sus vapores

sulfúreos

« n a . neblina densa, que incomoda á la visla y ai olfato; la falta de termómetro me impidió observar los grados de su calor; pero no es necesaria mucha delieadeza en el tacto para conocer los trés grados diferentes que ¡las distinguen, desde un calor bien sensible hasta un grado de t e p i d é z , que se aparta poeo del natural. U n Cirujano (a) hizo análisis de estas aguas y las compuestas del mineral sulfúreo sutil y sutilisimo,

hallo

con partes

vitriólioas, nitrosas y marciales; de cuyo mixto deducia los varios efectos útiles, que podia producir su uso, especialmente e» los aecidet;tes intercutaneos; como son los expéticos, sarnosos, leprosos, & c . N o parece violenta la consequencia; pero si un fisico

hábil observara estas aguas, é hiciera análisis de los m i -

nerales de que están mezcladas, podria darnos algunas

razo-

nes sólidas de sus efectes y de los accidentes á que podrian aplicarse con feliz suceso; pues el n i n g ú n uso qiae hasta ahora se ha hecho de ellas, nos priva de los conocimientos, que podría et señarnos la experiencia particular de estas aguas. . . E n t r e los diferentes viveros que salen en esta parte, uno de los mas abundantes, es sensiblemente fria, aunque no en grado excesivo, si mas de lo regalar en las fuentes del pais; de donde se infiere estar impregnada del nitro, que recibe en los conductos subterráneos de su curso y la carencia de las partes sulfúreas,

que recogen las otras en las canteras por donde pa-

(a)- D o n Joseph Sabater, Cirujano de las Milicias de la Isla,


113 san. No es nueva n i estraan esta diferencia; pues es constante que en las entrañas de la tierra hay infinita copia dn m i nerales d e nitro, alumbre, vitriolo, hierro, azufre y otros, c u ya mezcla excita ya mayor, ya menor calor y efervescem m eu las aguas, según la mayor ó menor porción que toma tos mistos á su tránsito por las cavernas

de es»

en que e s t á s depo-

sitados. E l famoso M é d i c o Juan Gofredo Bergero no atribuye á otras causas el excesivo calor de las aguas termales de Cals^ haden (a) Esto

mismo sintió Monsieur Casterbert,

Doctor

Médico

de Mompeller ( h ) ; y qualquiera que sea el origen, y propiedades de estas aguas; lo cierto es que por los admirables 6fectos

que se observan en otras semejantes, han merecido los

gloriosos titulo» de fuentes de salud: Jguas de larga videw P a nacea dicÍ7ici: y otras deBominaciones semejantes para

bignifi»

e*ar la nobleza de sus virtudes: Igneus est ollis vigor, et cmlcstis origo: y si son ciertas todas las que atribuye D o n Joseph Savater á. estas de Coamo, le convienen perfectamente estos t í t u l o s ; pue§ apenas se h a l l a r á accidente en la naturaleza humana, para qual no sea antidoto específico el usarlas; especialmente los efectos virulentos é i n t o r c u t á ñ e o s , que por ser en esta Isla convendria mucho una

el

para

frequenteg

exacta análisis de las qua-

lidades de estos b a ñ o s . Volviendo al Pueblo de Guayama, del que nos desviamos, desembocan en su costa los rios del Manglar, que e» de poco caudal y el de Aguamanil, á una legua

al Sar

Ouest;

este

terreno está cubierto de palmas eminentes, que forman un hermoso bosque,

con cuyos frutos mantienen

mucho ganado

de

cerda: pasado este palmar, empieza la playa del salitral de A {*J Feyjoó t . 2. Disc.

13. f. 235.

(b) M . Casterb. t . i . f. 4 1 . 15


m guirre y á tres leguas <íe distancia está el ra«cr¡o que llaman las salinas, en que vivirán de gO á 100 vecinos de la Parroquia de Coamo; cuyas tierras, aunque arenosas y pobres, están muy bien cultivadas y cogen mucho café. Tienen un puerto mediano cercado de tres islotes, que dan pa&o á fragata» y barcos menores con buena comedidad para haeer aguada, A poca distancia hay un ancón re>gHardiido por los Islotes de Cayo largo, Cayo ratones y Alcabucera; aunque los muchos circundan, lo hacen

peligroso. E n el desagua el

baxos que lo riachuelo de

Yauco, y siguiendo la costa al Sur-Ouest á poeo mas de l i na legua están las haciendas de Coamo de abaxo á una legua del nacimiento de las aguas termales de que hablamos; en donde hay otro pequeño puerto formado por dos Isletas que solo dan paso á embarcaciones mestorcs, y en él «ale á la mar el rio de Coamo; á su frente se ve una pequeña Isla llamada el Callo de Berbería. Siguiendo la costa acia el Poniente por caminos llan»s, se ewcuentra el rio dé la V i g i a , que baxa de las serranías de Coamo; es de corto caudal. Mas adelante

corre

el rio Xacagua, que se incorpora con el de Inavon, antes de llegar al puerto de Boca-chica, que es de mucha extensión y comodidad para Navios de

Linea; tiene buen fondo y está res-

guardado de los vientos. A l Oeste de su embocadura corre la Isleto de Yautias de una milla de extensión de este á Oeste, Toda esta costa es de tierra llana y arenosa,

poblada

de

bosques de palmas, que llaman de grana, por los racimos que alan de nna fruta

como aceytnna, con que se mantiene el ga-

nado de cerda. Cogen mucho café, de que

cubivan hermosas

plantaciones á lo largo de ta costa y en la serranía;

aunque

fsta parte la dedican generalmente á la cria de ganado vacono y mular que paia al extrangero, igualmente que el café y «lemas producciones del pais. E n este rio de Xacagua se concluye la Jurisdicción del por* t i d o de Puerto-Rico por esta costa del Sur y empieza

el de

San G e r m á n ; y para concluir la descripción de los put-hlos que pertenecen al primero, volveremos al pueblo de Cangrejos, pa-


^v* contitmar la de los que i é pertenecen en la costa del iNocte. CAPITULO Descripción

Topográfica

XXII.

de los fmehlos d i p a r t i d o de Puer*

to-Rico situados en la costa del JSortc, desde la B a l d a hasta el rio Camuy. Para facilitar la inteligencia de la situación de los pueblo» de esta isla, distribuidos en dos partidos, d i principio

por el

de la Capital según el orden natural, y marchando de esta ácia el Oriente, seguí por la costa del Sur, hasta el rio X a e a « gua, t é r m i n o de la jurisdicción de Puerto-Rico por esta parte, y para continuar los

que le pertenecen por la del Norte, á t i a

el Poniente, conviene volver atrás y situarnos en el puente que une la Isleta de la Ciudad con la Isla grande^ desde tomaremos el camino á la derecha, marchando

al

donde

Nor-Ouest;

asi como antes lo lomamos á la izquierda, siguiendo

la cesta

del Norte ácia al Este. A distancia de una legua del puente de la Babia de Puer« t o - R i c o , dexando el pueblo de Cangrejos

á la izquierda, se pa-

sa el puente de M a r t i n Peña que está sobre un brazo de mar que sale de la Babia de la Ciudad, se interna ácia el Orietií e , quasi hasta encontrarse

con la mar de afuera;

inunda

sus

inmediaciones con las marea?, dexando el terreno estéril y anegado con el eiem1) y marisco, aunque cubierto de mangles, manzanillos y maleza. Este puente es de la misma construcción que el primero; pero está tan arruinado que solo da paso con m u cha incomodidad y peligro á personas y caballerías. A media legua del puente de M a r t i n Pena está la Iglesia Parroquial del pueblo de Rio-Piedras y tres casas situada» en una pradeña, j u n t o á un arroyo; las demás hasta el numero de 267, habitadas de 1369 almas, está» en las vegas de

dife-

rentes riachuelos que las fecundan, en las qunles tienen sus haciendas de caña de a z ú c a r , a l g o d ó n , café, cazave y demás f i a -


m tm del país: annqup generalmente se dedican á eebar ganados para el abasto de la Capital. L a buena calidad de las tierras que disfruta este vecindario, la inmediación á la Cuidad y la facilidad

de transportar

sus efectos por aguu, no los ha vigorizado á fomentar los mu- ~ chos ingenios de a z ú c a r , que podrian formar, respecto m u l t i t u d de trapiches que tienen ya establecidos;

de

la

contentán-

dose con sacar de sus haciendas un producto tan moderado como su cultivo, que es tnuy poco, a t r i b u y é n d o l o á

la escasez

de esclavos que experimentan, igualmeate que á la de caudaíes para el establecimiento de ingenios coft todos los utensilios y m á q u i n a s necesarias; y aunque estas razones se verifican ea algunos, generalmente la causa verdadera es la desidia natural que los domina, apoyada de la facilidad que tienen de aquirir sa subsistencia con la ceba de ganados, coaducción de p l á t a n o s , pinas, frutas,

pescado y aves á la Capital, con otras industrias

y grangerias semejantes, que les proporciona su

inmediación.

E n lo interior de la Isla siete leguas al Les.Sueste de la Parroquia de K i » - P i e d r a s está

la de Cagua?, en cuya inmedia-

ción hay cinco casas: las demás hasta 131 con 640 almas, estan situadas en la extensión del rasto territorio que poseen entre los partidos de Rio-Piedras, Loysa, las Piedras y que está quasi todo inculto, no obstante

CoaniO;,

ser de excelente ca-

lidad y producirse a b u n d a i 11 i si m a mente el tabaco, algodón, café, cana de azúcar, arroz y quanlos frutos siembran;

pues la

tierra es naturalmente crasa, bien regada, de un tempeiameru to moderadamente fresco y muy á proposito para la a g r i c u l t u ra; pero la dificil extracción que tienen sus

frutos por la dis,

íancia y penuria de caminos fragosos, inundados y cortados en muchas partes de los arroyos, quebradas y pantanos,

que me-

dían hasta la Capital, les sirve de pretexto para cohonestar su desidia y abandonar tan dilatadas y excelentes tierra» á la cria de ganados» que procrean escasamente en la espesura de los bosqües í> hatos en que tienen distribuida la mejor por-eion «k la Isla.


Q u i z á no seria obra muy costosa ni dificU perfeccionar el • caniiuo que hay por el rio de Loysa, hasta donde este capaz de recibir canoas cargadas;

fueie

lo que no podia ser muy lnr-

go, especialmente los seis meses de lluvias, en cjue el rio re. coge mucho caudal de aguas, lo que igualmente facilitaria el transporte de tantas y J;au excelentes madtras, que cubren a., quellos montes; pero la facilidad con que se acostumbran

es-

tos isleños á alimeoíarse con plátanos, leche, café y batatas tan abundantes en toda la Isla, les hace mirar con indiferencia todos los medios de enriquecerse. E l barro excelente para todo

g é n e r o de vidriado de que

abunda el partido de Caguas, bastarla para hacer feliz á u n pueblo industrioso, y estos apenas ge aplican á formar de él la» vasijas que necesitan para su uso y alguna otra, que solicitan los euriasos llevados de la brillantez de las diferentes partes metálicas de que está quajado este hermoso barro. Tales son los medios, que la naturaleza fecunda les ofrece con largueza, y los que la indoleucia de estos vecinos mira

con indiferencia.

Toda la circunferencia de la Bahía de Puerto-Uico está poblada de estancias y haciendas, que aunque por la mayor parte pertenecen á los vecinos de la Ciudad, hay formadas algunas Parroquias, entre las quales estkn divididos el territorio y habitantes de«de Cangre-jos, hasta Tea-baxa en pueblo» ó partidos distintos. E l de Buynavo, que dista como dos leguas del de R í o - p i e d r a s , era parte de este hasta 17S8, que se erigió en Parroquia separada. E n el sitio de la Iglesia no hay mas casa que la que 1 lama de! Rey, que s>irve de quat<tél de m i l i cias y cárcel publica. Sus vecinos, que son en niimero de 20^ con 1100 almas, tienen sus haciendas desde la iBahia de Puerto-Rico, hasta lo interior de la Isla. L a principal grangeria de este partido consiste en la ceba de ganados para el abasto de la Capital; con todo, gunos buenos trapiches «n que béneíícian

hay a l -

la caña de a z ú c a r ,

y le pertenecen los dos ingenios de mas producto que hay en la Isla; cada uno de ellos tiene mas de 300 escluvos para el


113 cultivo de la caña, extracción de aguardiente, ron y E l territorio es á propósito para este y demás

azúcar.

frutos. Muy

muchos valles pequeños que se forman entre las lomas baxae que cortan este pais, que es Siguiendo la cosía de la

pantanoso. Bahía acia el Nor-Ouest, y en-

frente de ¡a Ciudad está la Parroquial de Bayarnon, distante dos leguas de la antecedente.

Aunque esta es mas

pobre y peor

situada, tienen aiguuos trapiches en que hacen aguardiente: hay algunos hornos de ca! y ladrillo, que llevan k la Ciudad en Piraguas por el rio; tste desagua en la B a h í a , en la parte

de

P a l o seco, (que es el embarcadero para cruzarla) después de correr serpenteando la hermosa vega de Bayatnout, en la que habitan 341 familias, con 1463 almas. Si estos territorios uo estuvieran inundados la mayor parte del uño, serian ma^ estimadas sus haciendas, por la inmediación á la Capital, comodidad de

transportar sus

cosechas

por agua y hermosura de sus oampiñas, en que se ven variedad de palmas, naranjos, limones, cidras, papayos, mameyes COR ©tros fiutales, y algunos huertecill«s de verduras, que por ser muy raras en la Isla se hacen mas apreciables, al paso que hermosean con la variedad; pero el no dar salida á las aguas de los arroyuelos, y

quebradas que descienden

en tiempo de

lluvias de una cordillera de cerros, que circumbala estos partidos, impide por la mayor parte el cultivo de estas tierras y las dexau para pastos de ganados, que aunque menos ütil, es mas conforme á la m á x i m a general de la Isla, Quatro leguas al Sur-Uuest de Bayamont está el pueblo é t Toa-alta, situado en una loma sobre el rio de su nombre que lo circunda; nace en las montañas d i Carite, al Norte de Layvonito: es caudaloso y empieza á ser navegable á poca d i i tancia de este pueblo, que se compone de cien casas, formando un espacioso quadro: el resto del vecindario, que

consiste

•n 385 vecinos, con 2777 almas, viven esparcidos en sus respectivas haciendas, que utilizan en la ceba de ganados; a l g u «os trapiches, y corta cantidad de ñ a t o s comaues de la Isla»


119 É n «Igunas se ven arbolea de cacao, que

fructifican

pasmo-

sámente; pero catno eon muy pocos, solo sirven para acreditar que la tierra es k propósito para e l . E n los montes se

swele

encontrar con frequencia y manifiestan ser residuos da los que ge cultivaron en otro tiempo; pero no tieiaen cosecha de f r u t o , y de los demás soU la que consideran precisa para

este su

subsisteueia. El

clima de Toa-alta pasa por uno de los mas saludables

de la Isla y se ha establecido en é l el hospital de

c»nvale.

cientes para la tropa. E l concurso de esta y dispendio de su» pagas, ha vigorizado y formalizado este pueblo en muy poco tiempo. Siguiendo el curso del rio, 4 poco trecho, se entra en la ribera de Toa-baxa, que es una de las mas desmontadas, l l a nas y hermosas de toda la Isla: se extiende hasU la Babia de Puerto-Rico, qnasi tres leguas de tierras excelentes para la cosecha de todos frutes; pero solo siembran maiz^ frixolesy

o-

tras legumbres; tienen algunos trapiches y el ingenio de D o n Agustiu de Losua en que se saca el mejor azúcar y aguardiente d« la isla, bien sea por la inteligencia del sugeto ó por la mejor calidad de la tierra, con la ventaja de poder

embarcar-

los en su misma hacienda, pues sube la marea hasta cercada ella. Esta circunstancia y la de ir el rio encajonado

propor-

ciona la misma con ventencia á otros hacendados, con fondo bastante para lanchones capaces de ocho y mas pipas grandes de aguardieute. Verdad es, que la salida a la mar en dias de marejada es algo peligrosa por algunos peñascos que tieue en la desembocadura, en donde rebientan las «las con furia. Este contraste podia evitarse abriendo comunicación á un brazo del rio, que se divide cerca de la Iglesia, hasta introducirlo en t i ri® de Bayamout, que solo era obra de uiia excavación muy corta, con la qual se abreviaba el viaga á ¡a Capital y salian laa Lanchas dentro de la misma Balda, sin expooerse á los peligros de la costa de afuera, n i á los enemigos en caso dt tslar U Ciudad sitiada.


135 L a Iglesia dé Toa-haxa es deretVte y la mas bien alhajada de toda la Isla. E s t á sobre-el mismo rio en ana llenura,, que fé inunda en la«5 grandes avenidas; entonces navegan las canoas sobre las mismas haciendas

para comaoicarse ios habitantes de

üiaa y otra ribera. Esta inundación

nada perjudica sus

por estar ele^das sobre vigas, s e g ú n el método

casa»

universal de

la Isla, ni tampoco á sus haciendas por consistir en p r a d e ñ a s para la ceba de ganados. Estos proveen las inundaciones y las anuncian -con espantosos mugidos y relinchos, arauando la tierna con éste aviso, y la experiencia que tienen los naturales, los ¡sueltan de las estacas á que están atados y los suben 6 ellos mismos se van á las eminencias, hasta que el rio vuelve á su curso regular, Este accidente espantoso les trae dos grandes ventajas, ta una es que el cieno y despojo de los bosques que arrastran las crecientes, fecundan considerablemente la tierra; la otra es todavía mas a precia ble. Son innumerables y disformes los ratones, que se crian en las márgenes del rio y llanuras inmediatas, igualmente que m u l t i t u d de culebras

y hormigas; es-

tas y los ratones talan los campos, los frutos y

los

árboles,

•como también las casas; las culebras suben a, estas á cazar los •ratones y entre unos y otr®s arman tales escaramuzas y ruidos «n los tablados de las viviendas, que incomodan y asustan sobremanera, especialmente

á los forasteros que no están

acos-

tumbrados á vivir con tan desagradables huespedes, cuya voracidad lo aniquilaria todo, si las inundaciones no los ahoga, ^en

en sus madrigueras. Los

vecinos de esta Parroquia, que ascieBden á 414, con

5203 almas, viven en las estancias, pues en el pueblo solo hay t i n c a casas j u n t o

a la Iglesia, que es la mas antigua que hay

en la Isla, pues quando la sublevación general de los Indios ya estaba poblada esta ribera, que pertenecía al R e y , y en

e-

11a tenia sus hacieadas y grangerias, que cultivaban los Indios de su encomienda, para tjuienes tenia iglesia con C a p e l l á n y toda la asistencia

necesaria para su i n s t r u c c i ó n , restido y a l i -


15t m e n t ó (H). Mny están h s tierras flístriUu'uiHS entre l o s purticuIHIPS, qnienes se dedican á la ceba de ganadb p o r !a abunda.ic\u de excelentes

pastos,

gcana, dti co-os, n

ir.injtiA,

eu q ie bay li n

« a e s , tjii

machis

tyayas ^

pnimas

"Cales

» I.I I^.I i i *

de

y otra»

f utas, que transportan á la Ciudad eou MiMi ho pescado. Nuda hay mas apreciable para estos vecinos, q i c la a b u n dancia y variedad de peces de que les surte el n o , cada u n » co^e las cargas que quiere y á la b »ra qu^ le acomoda. Ptra este efecto cruzan el ri », que padece está e'laucado y sin c u r . «o, con « n a valla de cañas ctavadaí eu el toado bien liadas y asegurada» con estacas, íWman con sus vueltas unos laberinto» á manera de cubos, ea tal disposición, que el pescado que sube con las mareas ó baxa de las cabeceras del l i o , no encueníra

paso sino por los boquetes

estos cubos,

bien dispuestos q* e dexan ea

en donde entran «in serles posible acertar á sa«.

l i r , quedando cerrados entre las cañas. Quando necesitan p e l eado ó quieren llevarlo á vender, entran cu Canof S, van á I09 cubo?, saltan dentro de ellos COH una manga de red,

con ia

qual sacan los pargos, sábalos, curvinata?, moj; r as, lisas y o* tras especies de

pescados, cargando algunas veces seis ú ocho

caballo» de una sola pesquería ó corra!: (asi llama;! estos

en-

cañizados) esto mismo practican en otros muchos pueblos de l a , Isla; tal es la facilidad que tienen de adc|uirir su

subsistencia,

y tanta la dificultad de que se apliquen al cultivo de la tierra. E n esta Parroquia y eu las tres antecedentes hay

forma-

das de sus vecinos tres compañías de milicias disciplinadas de iufanteria y una de caballeria. D e s p u é s de la ribera de Toa-baxa ácia

el

JVord-Ouest,

hav una llanura de tres leguas, que llaman las Marismas, la q u a l en tiempo de lluvias se inunda

con las aguas que

baxan

de

una cordillera de cerros, que corren á su medio d í a , y como no tienen salida por estar el terreno levantado en su circunferencia, p* van extendiendo las aguas, hasta formar una lagu» (a)

H e r r . D . 4. 1. 5. f. 8 1 .

16


na de do«¡ ó v.ui ó Isla

tres l e g u a » ,

v i e n e n <le la

con

grande trabajo

Ibre \ns aguas m u l t i t u d llaretas

por

esta vanda

d e l N o r t e de

y

n o poco p e l i g r o . E n t o n c e s se ven so-

de

garzas, m i g u e ! i i los, z a r a m u l l o s , g a -

l i e g a á secarse, y q u e d a

de alnifidantes

pastos,

adonde

de día á

con

algunos

ro á

el abrigo

arbole».

Toda

sus i n m e d i a c i o n e s p e r t e n e c e n á u n solo

dueño,

railes

en

lle-

de los bos-

buscar

c o n t r a los ardores d e l so! en la s o m b r a de los esta l l a n u r a y

de

u n a p r a d e r í a vistosa, salen los ganados

q u e » á pasar la n o c h e , v o l v i é n d o s e

se c r i a n

la

y ©tras aves a q u a t i l e s , k a s í a q u e pasada la e s t a c i ó n

las lluvias na

l a í j u a ! n e m l t a n vadear todos los q u e

Ciudad

de cabezas de g a n a d o de todas especies, q u e

ellas, q u e era otras manos seria m u c h a r i q u e z a ; p e -

este poseedor

no h a n p o d i d o e x t r a e r l o d s l a o b s c u r i d a d y

pobreza. P o c o d e s p u é s se pasa el á este t e r r i t o r i o , Parroquia

r i o de l a V e g a , q u » da

en el q u u l se e r i g i ó

en 1/73

para 2 1 9 v e c i n o s y 4 0 1 1 almas

nombre

una ayuda

de

q u e lo habitan; p e -

r o los p ley tos q u e han o c u r r i d o sobre l a e l e c c i ó n d e l s i t i o e n t r e los M u l a t o s ,

Vegas,

Bonillas y Negrones,

no

han

permitido

formalizarla. Todas re

las t i e r r a s de

este r i o y

d e l de S i b u c o , q u e

p o r l a p a r t e d e l N o r t e , son excelentes y se ven

vegas varias especies de p a l m a s , n a r a n j o s ,

cor«

en

cidras, l i m a s ,

estas limo-

nes, achotes, c a f é y otros f r u t a l e s , q u e a l paso q u e l a h e r m o sean, m a n i f i e s t a n l a c a l i d a d y b u e n a d i s p o s i c i ó n de la t i e r r a p a ra

la

siembra

de f r u t o s ;

pero

sus

Bulónos

abandonados

l a cria y ceba d e vacas, apenas s i e m b r a n a l g ú n poco que

da á c i e n t o p o r El

cuyo

m u c h o oro q u e se e x t r a x o d e

beneficio se e m p l e a b a n

n a d o , y los q u e l a i s l a , q u i z á sin da haber t a n l a costa d e l

mala,

uno.

r i o S i b u c o , q u e en o t r o t i e m p e era u n

r i q u e z a s p o r el

de

á

muchas gentes,

p u e b l a ® sus riberas snu

manantial eus

arenas,

de en

ss ve hoy a b a n d o -

d e los mas

pobresde

saber, n i o c u r r í ríes haya h a b i d o , ó q u e p u e -

r i c o s m i n e r a l e s en

sus

m á r g e n e s ; desemboca

N o r t e á poca d i s t a n c i a d e l

da

la

vega.

en


123

E n t r e esta y el P u e b l o Arenas

M a n a t y se pa*5« el t o n i t o r i > d e

b l a n c a s , l l a m a d a asi por !a b l a n c u r a

rece e s t á

siempre

q u e s eu

que crian

tno

de

de

bastante ganado.

u n a hermosa vej¿a, á

c u m b a l a p o r el m«nta5as Norte

de

í l

Pufb'o

hacendados.

e s t á a! e x t r e -

la f a l d a de n n c o l l a d o q u e l o c i r -

O r i e n t e ; t i rio que tiae

Loquülo,

su n a c i i n t e n t í » de

l o c i ñ e por el M e d i o d í a y

c o r r e hasta la m a r

algunos

d t l s u e l o , Í]UP p a -

uevado. A u n o y o t r o l a d o se veit g r a n d e s bris-

las

Ponieiitr;al

u n a espaciosa l l a n u r a , q u e

cultivan

L a P o b l a c i o a consiste ei> q u a t t o hileras d e

casas, quft f o r m a n

un

una

gran

en m e d i o de esta en

bre

p r e t i l e s , e s t á e d i f i c a d a la I g l e s i a P a r r o q u i a l , q u e es la mas

bien

plaza y

espacioso

c a n s t r u i d a , hermosa El

vecindario

de

y

azúcar

rinde allí

tabaco,

frixoles,

can

ños.

En

y

das

y

d e siete

que

legua»

entidad,

los i n g e n i o s ,

tierra, que Sobre

c r u « a la

Isla.

y semillas. L a

que

cultivan,

se

la ceba consisten

los

fruto»

ó la poca

esta c o r r e n

Isla, de

todos ó

la d e

bastante caudal

de

algunos falta

los c o l o n o s ,

fo-

6 to-

mas de c i n c o l e g u a s de e x -

á l o l a r g o d e l r i o en u n a f r o n a l g u n o s brazos

de

la

cordillera,

los qualea p o d í a n sacarse p o r c i o n e s m u y

otras especies de á r b o l e s e m i n e n t e s , q u e

a q u e l l a s Bierras, c u y a

que

caudales para

d e cedros,

del

de

multipli-

sus bienes; l a

a c t i v i d a d de

maUgran

se presenta

de ganados y eu

les,

pre

fer-

caña

cruzados

considerables roblas y

447

l a r i b e r a d e l r i o , q u e es

de c a m i n o s pantanosos,

este c o m e r c i o , en

dosa v e g a .

la

t r a n s p o r t a n á la C i u d a d , n o o b s t a n t e

estas causas j u n t a s ,

celente

habitan

otras l e g u m b r e »

p u e r t o para e x t r a e r

mentar

toda

so-

con exceso á otras t i e r r a s ; el e a f é , ai r o z , m a í z ,

t r a p i c h e s de poca de

de

especie de p l a n t a s

pasmosamente

d i s t a mas

capaz

cuyo centro qutd..i

s i t i o a l g o elevado

esta P a r r o q u i a , q u e se c o m p o n e de

f a m i l i a s c o n S0Q6 a l m a s , tilisinsa para toda

q u a d i o , en

s e y b u » , l a u r e l e s , osuas, b u c a r e s ,

conducion facilita de

aguas y

noga-

coronan

el rio q u e lleva s i e m -

desemboca

á

poca

dutaucia

Pueblo. D e s p u é s de

Norte

la ribera de

á c i a el P o n i e n t e ,

hay

Manaty, dos

leguas

siguiendo

l a costa

del

de m o a t t l l a n o , c e r r a -


m do de robustos árhole?, hasta entrar en la ribera del rio A THcibo, que e» mu» extensa y tan feraz como 1^

antecedente,

autunie no mejor empleada, pues toda esta dedicada á la cria de ganados, sin cultivar otros frutos que los regulares y precisos; á esto se cine toda su industria ó labranza. E l Pueblo tiene tres hileras de casas que dexau una buena plaza; está »ituado en una peninsula ó arenal formado de l a mar y rio de Arecivo, que lo circundan. Futre del Arena!,

Arecivo ,

la

abauza al Ñor Oeste, queda

la

punta

del M o r r i l l o y un peñasco que se una caleta en la qual desemboca

el r i o , cuyas avenidas forman bancos de arena é impiden la entrada á las embarcaciones, que calen mas de dos brazas de gua, y asi rara vez llega alguna á la caleta de Su

este

a-

Pueblo.

Iglesia es reducida para el vecindario que asciende á 700

familias con 4500 almas: estas viven en sus estancias, que

se

extienden mas de tres leguas á lo largo de las riberas d e l r i o . Siguiendo su curso hasta su origen, después

de cruzarlo

33 veces, se llega a la cumbre de la cordillera. E n medio de ella y aun quasi de la Isla, e s t á el Pueblo de H u t u a d o , que consta de 19 casas, con niaa pequeua Iglesia quasi arruinada; sus vecinos en numero de 180 con 10l6almas, viven en sus respectivas estancias, situadas en la cima de la montana, cuyas

tier-

ras son gredosas y de substancia para todo g é n e r o de frutos; peto solo cultivan los comunes en la Isla y estos en quanto sufragan á su subjisterftrta; después de esta solo cuidan de vacas y mutas que suelen |pa§ítr por tercera mano á los E x t r a n geros por los puertos de la costa del Sur, igualmente que algunas maderas de tintes, resinas, la lauez de especia y otras producciones que la naturaleza voluntaria les ofrece. L a distancia á la Capital, la aspereza de caminos i n t r a n •hables

la mayor parte del ano, les imposibilita llevar

á ella

sus efectos, de que resulta el ningún estimulo que tienen para dedicarse á la agricultura; y el vivir estos habitantes aislados en el centro de la Isla, sin comercio ni c o m u n i c a c i ó n , taa incultos y groseros como los colonos del Lago H o a t u i i o ,


125 "navarKÍo d« 1« montaña en que está este pueblo para el del Arecibo, se presenta ú la vista todo el curso

.el no, que

es caudaloso; a uno y otro lado se descuelga ? diferentes yo?,

ariTH.

formando hermesas cascadas, que al puso que recrean al

caminante, liegan los valles intermedios, que se extienden hasta el rio. Este en el fondo de la ^ega «e remansa, corre con l e n t i t u d , ostentando el caudal de sus aguas que derrama en la» trecienttB por las dos riberas, d e x á n d o l a s fecundadas producción

pitra la

de abundantes pastos siemprecubiertos de vacas, m u -

las y caballos, que son los mejores de toda la Isla. E n el cen, t r o de estas praderías se descubren

las casas de los dueños

de

las tierras, rodeadas de frondosos platanales, elevadas palmas y algunos otro» planteles de cana de a z ú c a r , café y algodón.

Los

t é r m i n o s de cada poseedor están divididos con vallas de naranjos, limones, emajaguas, achotes

y otros á r b o l e s , que la

tierra

feraz produce con variedad exquisita, resultando de tan

dife-

rente conjunto un pais delicioso y alegre, en donde la naturaleza activa ostenta la realidad de sus primores con mas gracia y variedad, que las imaginadas de Circe y Calipso. Todo el pais da un golpe que admira y embelesa

á la vista; y no es

menor el que da á la r a z ó n , ver la indiferencia con que

lo»

habitantes miran las riquezas q u e podria rendirles esta tierra, ti no fuera tanta su indolencia. Dos leguas cortas al Nord

Ouest del Pueblo de Arecivo

desemboca el rio Camuy, t é r m i n o de la jurisdicción del partido de Puerto-Rico por esta parte. Desde el Pueblo hasta Camuy

es tonio bosque i n c u l t o , poblado de enxamb es de varias

especies de abejas, ocupadas en recoger el j u g o y dulce roció de las plantas y el á m b a r que en algunas partes arroja la mar, formando sus panales en los troncos de lo» arboles huecos; c u ya miel aprecian poco lo» naturales, aunque recogen la cera para el gasto de las Iglesias, ni es sola esta parte de la Isla donde se encuentran m u l t i t u d de enxambres, ocupados boiiosas tareas.

eususla-


126 CAPITULO Descripción

XXIÍL

Tofiográjica de los Pueblos de la costa del iVor-

te, pertmecienles a la jurisdicción del /lartid» de San, Germán. Llevando siempre el objeto de evitar la confusión j deseoso de manifestar en U descripción

de la Isla el diseño mas

conforme al original y en quanto me sea posible trasladar á 1« pluma el concepto y observaciones bechas sobre el mismo pais; procuro guiar sobre él »1 lector por el camino mas claro y de* sembarajado, pasando de un Pueblo á otro al rededor

de U

Isla, según están situados en su circunferencia; menos algunos pocos que se apartan de la costa, para

que con este

método,

auxiliado de la exactitud del mapa, pueda formar de todas sus paites la mas ajustada idea, lo que no le será difícil

si lleva-

iu«s siempre el camino seguido, como hasta aqui. Por este m o t i , vo no daremos principio a la descripción de los Pueblos del partido de San Germán por su Capital, sino según el orden con que »e encuentran, siguiendo el camino de la costa del Norte, que traiamos basta encontrar con el rio Xacagua, en que c o n d u j e su jurisdicción por la parte del Sur. Pasado el rio C a m u y , que baxa de las moníaaas del Pe* pino por entre impenetrables bosques, habitados solo de vacas y

cerdos wioníeses, se e n c u é n t r a l a casa de Den Antonio de M a -

los, á quien pertenece tan vasta posesión, cuyos limites se extienden por todas partes hasta los Pueblos mas inmediatos que no distan menos de siete leguas entre si. Todo este territorio está cerrado de robustos y

eminentes

árboles de las especies que son comunes en la Isla, sin otra u íilidad de tanta madera, que la de alguna canoa ó piragua que hacen, de los que se hallan mas inmediatos á la mar, 4 a l g ú n rio. E u el centro de estos montes, como su espesura y maleza «s mucha, se cria poca yerba y esta sombría y de mala calidad; «l ganado crece poco, perece mucho por la Toracidad d é l o s per-


12/ r^s Simarrones, que se multípilcan en estos bosques y SVJS c a r - ' B e s son de poco gusto; verdad es que antes de matar las reses las cogen con lazo?;, perros y otros arbitrios; !«« dexan atuda» á los árboles tres ó quatro dia?, basta que la hambre y cansanoio las rinde, entonces castran los toroi, viejos. Esta operación

aunque

el

sean

la executa un hombre solo con mucha

brevedad y destreza; al toro que está atado por las astas

al

tronco de un árbol, le echa un lazo en un pié , que afianza a otro árbol, le corta la bolsa c«n los testículos y sin mas detención

va execntando lo mismo con todos los que tiene ya a-

tados. Después los llevan á las estancias o praderías, en donde engordín pasmosamente

en poco tiempo; sus carnes tiernas

toman un gusto delicado, siendo sin duda las de esta Isla de las mas apreciables y regaladas que se comerán en España, ni ««

América. Esto mismo practican en los deraas hatos de la Isla;

ro por las razones insinuadas, utiliza muy poco esta

pe-

grange-

ria, que ocupa la mayor parte de las tierras, poseídas por un corto número de vecinos, habiendo quasi Í 5 0 0 0 familias,

que

carecen de ellas, como se demuestra en la tabla general d é l o s habitautes, baxo td nombre de agregó/dos. Ademas de la prodigiosa arboleda, cuyas ramas forman tol. do igualmente que sas raices, entretegidas unas con otras, hacen enrejados sobre el camino,

se encuentran dos especies

de

parras; los tuvos de la una están llenos de agua cristalina; la otra es como una esponja, que cortado el vastago ó tronco, suelta el agua con lentitud, si no se chupa y á este le llaman vejuc© chupón. Una y otra son muy agradables y oportuno

re-

fresco á los pasageros que no encuentran otras fuentes en todo fd tránsito

de esta montana. E n algunas partes de elhs, sin sa-

lir de! camino, se percibe una fragancia aromática, tan subida, que estimula desde luego á buscar la planta que la, arroj a r pero es inútil la diligencia, la«i parras, vejncos, arbustos y maleza enlazados

con los arboles, forman una valla impene-

trable; y es preciso contentarse con ia relaciou de los

practí-


153 eos que aseguran son Us olores, que se perrilien con tanta a* biuidaiicia de las plantas que producen la vainilla y clavo: he visto de las primeras; jamas pude encontrar de los

segundos,

no ©bstante las mas reiteradas diligencias. D e s p u é s de cinco leguas de montana, se baxa la Quebrada bellaca que sol© trae agua en tiempo de lluvias. A

me-

nos de un» legua se encuentra la cuesta de Guaxataca, m u y pendiente y peligros?!: cae sobre el rio del mismo nombre: y es de bastante

caudal de aguas que son salobres: qualidad que

reciben al paso per una cantera de piedra de sal, á poca disJtaiKÍa d d pueblo de san Antonio de la T a n a , situado si lado izquierdo del rio eu una corta llanura s©bre la m o n t a ñ a : el qna! tiene una Iglesia decente, co« 6o casas; las demás hasta 50-t habitadas por 1197 almas, están en sus estancias que extienden dos leguas, hasta la Quebrada donde crian los ganados y cultivan

de los

Cedros,

se e&

tabaco, algodón, café, ar«

roz, frixoles, calabazas, sandias, melones y legumbres, con m u chos pabos, gallinas y otras aves que baxan al puerto

de 1«,

Aguada para los Navios qne se detienen á hacerla. Esta cir« runstancia u t i l i z a mucho á este pueblo, pues con facilidad vea-* d t n sus fnito&Hwlfan»»Su» habitantes son de los mas robustos y sanos que hay en la Isla, bien sea por el temperamento fresco de esta montafia, ó

por el aire vegetable que respiran ó par o t r o i n ñ u x o be-

néfico que les proporciona la i n m e d i a c i ó n á ven

los bosques.

Se

siempre en é l algunos centenarios sin achaques, y ágiles

pata las labores en que suelen exercitarse, pasando alguna vez mas de dos años sin morir alguno de este vecindario. Á cinco quartos de U g u a d e l sitio del pueblo, está el puerto de la Isabela, que es p e q u e ñ o y de poco fondo, resguardado; bien que solo suelen entrar en é l

aunque

algunos bar-

quillos de los que navegan de contravando. D e s p u é s de la Quebrada de los Cedros, «jue apenas trae agua y divide los términos entre el pueblo antecedente, y el de «an Cario» de la Agnadilla, hay ottas do» leguae de moa*


taaa llana, de l a misma calidad de tierra» que

19.9 la antect'd:;!!».

te; pero está quasí todu inculta, cen-ada de eminentes cedro», l ü u r t l e s , robles, n»gáles y otros arbole» entreíexido» de

parras,

vejucos y maleza, hasta llegar á la cuesta de Jaycoa,

desde

la qual sse deíscubre la mar del Norte y Poniente; pues dobi» la Isla su costa desde el cabo de B o r i ü q u e n , la

en que termina

montaña de Jaycoa, Debaxo de ella se halla la nueva p©b!ac¡on de san Car*

los de la Aguadillaj, y la ciñe por el Oriente y Mediodía; pop el Les-Nordeste el Cabo de Borinqucn, por e! Nor-Oeste la tírtar y por el Sur-Oeste el rio Culebrinas, ejuedaudo á

situada

lo largo del puerto en « n a angosta playa formada entre

U

mar y la montaña; c'uyal disposición es lamas deliciosa y chocante que puede idear la! mas gallarda fantasía. L a montaña es cortada de arriba abaxo, toda

vestida de

yedras, flores y retamas, su cima coronada de frondosa leda. E n

arbo«

el descenso de la m o n t a ñ a , que forma un semicir-

calo ó media luna, se ven diferentes á n g u l o s y poyos

amo-

do de nichos y aparadores poblados de arbolillos de varias especies. E l café, plátano, vijao con «tras vistosas plautasy flores, la adornan con mucha gracia; las cotorras, periquitos y otros pájaros

llevados de la frescura y amenidad, van á formar

süs nidos e» ellas, seguros de que los incomoden. Acia el me* dio de la roontañ^ hace una concavidad que baxa desde arriba y -en el pie queda una mediana cueva. Esta á un arroyo de sgua cristalina que Ven

rtúiltitud

sirve de estanco

nace en

ella, donde

se

de peces q u é crian entre las piedras del fondo,

que es de poeo mas de una vara: el techo d é l a cueva, y sus? iñraediaciones,

está alfombrado de variedad de

yerbas extra-

fías; el terreno del frente, que corre hasta la mar, como so tecalis, está llf«o de palmas, naranjos, limones, cidras, limas, ta-, tiiariudos!, totumos y otros frutales regados del riachuelo,. que pasa Ondeando este pequeño bosque, e n t r á n d o s e luego en l» mar con el nombre de rio fieqv.eño. E n su embocadura se ven los alcatraces, gtóviotasj azares y otras ave» aqúutjles. «jue diviei^e^

17


130 «GE» sus stíimhullidos para sarar la pesca. E n eí centre de la arboleda m u y cerca de la cueva, esta la Iglesia que es pequeña, pero hermosa y sirve de Parroquial á esta población, que consta de SS casas situadas á !o largo de la orilla del mar en u n arenal m»lesto y espuertas á que qualquiera barco enemigo

las destruya, pues están indefensas á la orilla

del

agua.

La» demás hasta el n ú m e r o de 195 familia» con 1045 almas, v i ven parte en la ribera d r cha del rio Calebris as, que dista medio quarto de legua y alguno» pocos están arnba en la montaña d e Jaycoa, en donde cuhivan tabaco,

maiz, frixoles, ba-

tatas, cun otras legumbres y aves, que vanden á los Navi®sque llegan á hacer aqui el aguada. El

puerto formado entre los

cabes

de Borinquen y sa»

Francisco, es de mucha e x t e n s i ó n . E s t á a! i-írto por el N o r - O «ste, tiene baen fosado, capaz de las ínayores flotas: los Navios de Linea pueden abordar hasta 12 é

15 tocsas de la playa;

entrada muy ancha y sin peligro, aunque es preciso dar resguardo al cabo de Borinquen. H a y abundancia de buenos pescados, los pasageros encuentran todo refresco, las carnes, la leche de vacas, las frutas, legumbres y el r u m , se

venden en

conveniencia. Quando llegan las flotas de E s p a ñ a concurren de los pueblos inmediatos con todo genera

de comestibles y f r u -

tos d e la tierra, levantan rancherías a lo largo de la playa y se en pocas horas una divertida feria, que dura

forma

los qua-

tro ó seii* dias q u e tarda ¡a flota e n refrescar los viveresy t o Miar

el agua. L a abundancia de viveres, la Vumanidad y buen trato que

« H c u e n t r a n los pasageros y fíotistas Españoles en les Isleños de Puerto-Rico; la situación deliciosa del terreno y el fastidio de la

navegación, incliiian ii todos aquellos que solo se embárcala

por

ir

á Indias á

en este priaier puerto, j u n t a m e n -

quedarse

te esn muchos marineros y soldados que s e ocultan a l a b r i g » de les naturales: de dada

suerte,

que en la

por el Señor D o n L u i s

de

flota

del año 73, man,

C ó r d o b a , se quedaron en es-

•a Ista mas de 1000 Españoles; y n o fueren muchos meaos los


ijue se ocultaron en el de Vñ, en la Don

que mandaba

el

131 Seuqr

Antonio de U l l o a . L » mismo sucede proporcionalmente

en los Navios suehos de E s p a ñ a é

Islas Canarias. Ente es un»

de los caminos por donde corre la despoblación de nuestra Península, con poca utilidad de la A m é r i c a . Lo mas admirable es la buena acogida que encuentran esttos prófugos de su patria en los isleños. Ellos los ocultan en los montes, hasta que se ausenta la flt»ta: los recogen en sus casas, los alimentan con franqueza y con una facilidad increible les ©frecen sus hijas por esposas, aun cuando no tengan mas bienes que la pobre ropa que

llevan á cuestas, ni otro c a r á c -

ter que los recomiende, que e l de marinero ó polizón; pues Jas circunstancias de EspaSol y blanco, son mayorazgo neo, y execntoria asentada para encontrar casamiento á los ot'ko dia». Estos nuevos colonos faltos de medios para subsistir mente, unos se echan

honesta-

á contravandlsías, eorsarios y vagos,

de

que hay muchos en esta parte de la Aguadilla; otros se internan en U Isla, se agregan

á alguna hacienda y

son fecinos

inútiles en el!» per falta de tierras propias para cultivar. A

distancia de medio quarto

desemboca

d« legua de esta poblacicn

en el puerto el rio Culebrinas, que es caudaloso y

da paso á los lanchones hasta la hermita del Espinal; baxo de las m o n t a ñ a s del Pepino, y en su curso riega dilatadas vegas que fructifican

todos los frutos de la Ifala. A dos leguas de la

boca del rio, en su ribera derecha, está la nueva población de la Moca á la falda de las mentañas de la T u n a , en ua pequeño

valle, fundada en 7 de A b r i l de 177'2. Su Iglesia tiene le»

precisa decencia, ba}' once casas en su inmediación: las d e m á s hasta 2 0 3 , con 906 que componen este Tecindario, viven

ea

sus respectivas haciendas. Legua y media mas arriba kcia el nacimiento del rio, estk el pueblo del Pepino «n la ladera ¿ e la montaña, que dexa una mediana llanura, en donde está la Iglesia, que es m u y pobre y qnasi arruinada, con 17 «asas en Su

vecindaria asciende

su

circunferencia.

á 1.90 faiasUias con 1053 almas, que


«uliivan algunas vpgns, qne fon m u y fértiles. E l clima es Tn»* ¿eratlarnenie fresco: cogen con abundcincia qaantos frutos c u l t i v a » y ve uieu céa prontitud cu el puerto d é l a Aguadilla, aunque lo» habitantes

de-estos dos pueblas, aprovechándose de los bosques

cuidan mas de criar cerdos y vacas en los hato» y estancias, que de cultivar las tierras. Pasada la boca del rie Culebrinas, y

siguiendo la

costa

d é la mar por camino llano y hermoso, á distancia de una legua se halla el pueblo de san Francisco de A sis d é l a da, cercado

de quatro ciénega» ó lagunas

Agua-

en una llanura q u «

te anega en tiempo de lluvias.. E s t á formado de quatro

hile-

ras de casas, que dexan una espaciosa plaza, en cuyo c e n t r ó s e ve la Iglesia siempre arruinada;

pues aunque se ha reedificado

miuchas vece?, el suelo pauta ROSO no resiste la fabrica por los malos cimiento». A un lad» de la plaza hay una capilla

de-

tente y capaz, que sirve de Parroquia á falta de esta. Este pueblo es de los mas antiguos de la Isla." ea su in-* mediación estuvo fundado el de

Sotomayor arruinado por los

ludios ea la su ble vacien general; después ha tenido diferentes «ituaciones; pero prefirieron esta, auuque es i n c ó m o d a por la natural defensa

que le proporcionan las ciénegas contra las i n -

vasiones enemigas,

aunque le era mas ventajosa la de la E r -

mita de N . Señora del Espina!. Su terreno seco, circundado del

mar

por el Norte, del caño del Carrizal por el Oriente

del rio Culebrinas per el Sur, y una espaciosa llanura a! Poniente, la navegación del rio para transportar sus frutos al puerto, y la proporcionada distancia a todas las partes de su distrito, dictaban la fundación del pueblo en este sitio con e x c l u sión del de la Aguadilla; pero el Interes particular prevaleció. El

territorio que gozaba era de mucha extensión. De é l

$e han separado los de los tres pueblos antecedentes y el de R i n c ó n ; pero hoy le ha quedado bastante reducido y la mayor parte de mala calidad, pues desde el rio Culebrinas hasta el pueblo, es todo arenal de poco útil

para

frutos; aunque

se

cria en él sin cultivo alguno mucho añil de que no hacen a«


precio. La nos

parte q u e corre á c i a el M e d i o d í a y P o n i e n t e , es met» •.

m a l o , autujue de c o r t a

rhas

lomas

e n los

y

moníedüosj

quales

é i n t e r r u m p i d a de

mu.

tienen algunos trapiches; cogen c a f é , arroz y de-

mas f r u t o s d e l Cotí

extensión

q u e f o r m a n a l g u n o s p e q u e ñ o s valles»

pais.

t o d o el v e c i n d a r i o es r e s p e c t i v a m e n t e c e n & i d e r a W e : h a y

r n esta j u r i s d i c c i ó n 685 t, u e la m a y o r p a r t e

vecinos con

viven

del

m i s m a s costas, ó pasando nados, cueros y t a b l a z ó n Miiicsas una Este

l « s sobrantes

almas;

de sus

a l G u a r i c o . H a y dos

de C a b a l l e r i a y o t r a

Pueblo

40117

c o n t r a van d o , ^ u e

de

verdad

hacen

las

cosechas,

ga-

cempumas

lufanteria.

d i s t a m e d i o q u a r t o de l e g u a de l a cesta d e l

m a r . S i g u i e n d o esta á c i a e l P o n i e n t e , ?e d e x a el cabo d e Francisco á

en

San

la derecha, en c u y a costa desembocan ios rios G r a n -

des, Canas y otros d e menos aguas, q u e descienden de las m o n tanas d e l P e p i n o y A ñ a s c o . Llo

de S a n t a

mu arenal

i n m e d i a t o al

g o s t o de 1772. pobre;

su

A dos l e g u a s

Rosa de H i n c ó n , en Puerto

T i e n e once casas c o n la I g l e s i a , q u e

« U n a s , h a b i t a n en los cerros q a c d e poseen

algunos

frutos

la t i e r r a , cosechan

la

rios,

á 210

es b a r i o

familias

con

para

1130,

la c r i a d e ganados

bastante arroz y t a b a c o ,

y.

q u e pol-

a l G u a r i c o . L a s t i e r r a s d e la costa d e l m a r

areniscas y e s t é r i l e s . E s t e

Aguadilla,

en

m e d i a n hasta A ñ a s c o , en d o n -

vallecitog ú t i l e s

m a y o r p a r t e pasa

ton

esth e l P u e Calvache,

de s u n o m b r e . Se f u n d a en A -

v e c i n d a r i o , q u e asciende

de

cortas

la, p u n t a de

e s t á n expuestes

pues se prese a t a n

á

p u e b l o y el de San

C a r l o s de 1*

á qualquiera insulto d é l o s la o r i l l a del mar, sin

Corsa-,

ninguna

de-,

fensa. Siguiendo tres leguas e l r i o de Salcedo mortales.

l a costa d e l m a r á c i a e l

de MU arenal

Guauravo, para

hacer

d e s p u é s de .

se

en d o n d e los I n d i o s a h o g a r o n

encuentra á

Antonia

la e x p e r i e n c i a de si ¡os E s p a ñ o l e s eran i n -

D e s e m b o c a en e l

tenso y b i e n r e s g u a r d a d o ; 4® a l g u n o »

Poniente,

abrasado é i n c ó m o d o ,

p u e r í e de A ñ a s c o , q u e

es m u y e x -

pero las avenidas d e l r i o han f o r m a - <

bancos peligrosos á ios b u q u e s de m a y e r

parte, que


m se ven precisados á anclar media legua de tierra: no es fti'etflajp penoso el hacer a q u í aguada, por

subir la marea

muy

arnba

por el rio salando sus aguas. El

Pneblo de Añasco se fundó en 1733 con algunos Es«

pañoles é indios, que habitaban sus serranias, dista una legua de su Puerta: está situado en una hermosa llanura circundada por todas partes de arroyos, caaos y lagunas,

que

dificultan

su entrada, siend® inaccesible la mayor pai te del año á los que la intenten á pié y sin práctica. Consta de

139 casas,

que

forman un dilatado quadro, en cuyo centro e s t á la Iglesia, que es poco decente. Todo el terreno es pantanoso y h á m e d o , c u bierto de yerba, que crece con una prontitud habitantes, que ascienden á 577

pasmosa.

Los

familias con 3061 almas, son

de UQ color muy obscuro, bien se» efecto del clima demasiadamente cálido y h ú m e d o , ó por la mayor meada de las castas de gente de que se compone la población

de la Isla. Hay

formadas dos compañías de Milicias de Infantería y una de €a=. Wleria, Cogen con abundancia todos los frutos de la Isla, cialmente arroz, maíz, frijoles

y tabaco, que

es muy

espebueno;

tienen grandes porciones de ganado de cerda, racuno y m u l a t ^uc crian en los hatos y e n g o r d a » en las estancias ó p r a d e ñ a s , cuyas tierras son muy p i n g ü e s

para todo. E n ellas

cultivas

alguna caña de asnear, que benefician en trapiches para me. lado. Sus ganado» y frute» sobrantes con lo» «uerosj y maderas de esta j u r i s d i c c i ó n ,

pasan al G « a r i c o , trayendo en retor-

MO ropas, harina, vino y otros efeetos. En

las cabezas del rio de Añasco hay

una mina ele pie-

dras ingas de las mas finas y brillantes en su especie; pero los naturales no l i s utilizan, ni hacen aprecio de

ellas.

Enfrente del puert© de Añasco, dos leguas mas «fuera, c?tk la I»l» de! D e s e c h e » , que t e n d r á tre& de circunferencia. E » despoblada aunqwe cubierta de arboleda; tiene mucha» cabra» BBontcse», que suelen aprorechar ios contravandistas, igual Hiende que la» langostas de mar, va ráceles y otro» mariscal que c©-


gen

en

abundancia.

las del

raonit©

mente tres

despobladas

y

se e n c u e n t r a n

madas to

cinco

que

una

El

pido

por

de

de

buena

da

de

calidad

unos

cerros

Mayagues. las

co

y

que

mar

es

iiciano de

á

La fértil

parte

y

buenos

lomas

y

en

ganado.

ro

de

de

l a I s l a , se s a c a r o n

bre, te Xos

está

hace que

capaz solo

snenos

iaculta

n o es 24

que fecunda la

el

las

Norte

la

por

Don

Miguel

bastante

hasta

dista

un quarto

todas

de

con

legua

de

el la

compañía de M i l i c i a s

especies. tierra

estancias

de arena» de la

puerto

pa-

o-

reduccio» algún

de

su

cu-, nom-

P o b l a c i ó n : es b a s t a n -

¡os v e c i n o s , a u n q u e p o r seguridad

muy

Tienen

a u n q u e la

si

Fe-

v e g a , es

p»rcione«; hoy apenas

Desemboca en

resguardado de pueden anclar

la

los p r i m e r o s años d e

grandes

esperiencia.

pero

una

que ascien-

de la Isla.

ganado de

de aguas,

Añas-

haciendas.

solo h a y a l g u n a s p e q u e ñ a s

En

de

Rodríguez

sus

Hormigueros,

TÍ»

Parroquialt

vecindario

los f r u t o s

el

dexan

Iglesia

en

y

cirenmba-

30 c a s a s , q u e

viven

vrdks,

es g r e d o s a

Mediodía

del

leguas

skuada á la fal-

está

resto

forSan-

interrum-

hermosos

lado

todos

de caudal

quilates.

porte. Tieae

£aaíeria.

y

la

y

por

tiene

todas

y

dista3 está

tierra

vega,

almas

y

altas

buena

rioso

el

de

trapickes

ra

rio

un

1791

él

partes

hasta

esta

y

En

piraguas, pa-

i/CO,

algunos

Toda

Is-.

igual-

Domingo.

intermedio

Oriente

erigida

con

«s

El

á

las

dexan

y

Santo

de su t e r r i t o r i o q u e c o m p r e h e n d e

cultivan

algunos Las

en canoas

la de

divertida,

del

Párroco;

familias

enza.

Puerto-Rico

f a n d a d o en

Poniente;

decente,

primer

449

Isleños

Hormigueros,

el

y

P o b l a c i ó n , q u e está

una

están

caletas:

de

que desan

ia

quadrada:

muy su

de

msleza

hasta

arroyuelos.

parte

por

plaza

lo»

lomas

en

la

montañas

la

buena

Por

de

E l territorio

hasta

Deseclieo

en algo»a»

Mayagses,

algunos

de!

extensión que aq"Hla,

las costas

otra

Añasco.

diferentes

cruzados

lan

entre

cruzan

de

de

Ouest

de mayor

cubiertas

Isleía á

Pueblo

Poniente

Ñor

fondeaderos

canales

Domingo,

sando de

al

Al

y Mema,

fragatas

y

aigunos babarcos

disciplinadas

de

de I»-


Í5ñ El

Santuario de n«estra Señora de Monserrate, situado e »

ía raantsma de Hormigueros, dista do» ie^uas y inedia de! Pue, blo aatecedeiite y 1M mi un O coa

poca diferencia de la

de Satj í r e r m a n . E l terreno que

hay hasta llegar & é l , es 4 »

Vd!»

pero y inontuoso, poblado de árboles pequeños y torcidos y de maleza con algunos arroyuelos que basan de ios altos. La I * glesia esta en la cima de un cerro, es bastante capaz y asea* d » . A q u i concurren los fieles de toda la Isla á colgar los votos que han hecho para salvarse en [as tempestades y trabajos, d é que se ven llenas las paredes, coa algunos quadros,

que re»

presentan los grandes peligras de que lo* ha libertada la piedad divina por la intercesión

de esta Señora.

Esta costumbre la tomaron los Romanos de los Griegos. B i o n Bomtenta (a) habia visto esta especie de pintaras en u « templo de Ncptuno. Horacio hace mención de este laudable So m ia quinta de sus Odas del L i b , 1. Me

.

tabula setcer

votiva fiaries indicat u v i d * mspendisse potenti vestimenta maris fieo* Y

estos Isleños guiadss de mejores principios imitan devota» !a

piedad de sus Maria

padres, frequintando este santuario á t r i b u t a r »

la gratitud sincera de los divinos beneficios que han c o n -

seguido por la intercesión de esta Imagen. L a casa de Hospedería de este Santuario dista un tiro de pistola por ocupar la Iglesia toda la cima del ceno. Es redu«ida para el hospedage de los peregrinos y devotos, que f i e qtientan esta romeria, pero suplen su estrechez otras ocho casas contiguas de otras tantas familias, que viven en esta

emi-

nencia; desde ella se descubre la llanura t»as hermosa y fért i l de toda la Isla, la riegan los rios de Juanaxivos y el de V o «jueron, cuyas margen»» se ven pobladas de los vecinos de I© ^a) Filosofo Scitu tenido por Ateísta.


,37 V i l l a de S. Germán y Cub^-^oi^" Este Pueblo, fundado ea 1774, mo Occidental de la Isla

estk situado en el extre-

y vega de San G e r m á n , que es de«

imsiadamctite húmedíi. Por el JNorte, Poniente y M« diodia la ciaie el mar y á su Oriente corre la espaciosa vega de que g « za en parte este vecindario, que e» de 315 familias, con 1215 alma?; cultivan con aplicación los frutos comunes en especialmente el arroz, maiz, frixoles y otras

la Isla,

legumbres coa

bastante tabaco y ganado; cuyos sobrantes pasan al

Extran-

gero por el puerto formado entre el C a b o . l l o x o y un Islote, Su

fondo es solo para barcos menores. En

el sitio en que está la Iglesia, que es decente hay o n -

ce casas, una del Rey, que sirve de qnartcl de Milicias disciplinadas, de las quales hay una compaííia. Esta casa del Rey la mantienen á su costa los vecinos de cada Pueblo:

l a hay

en tod«s los que tienen compañías de M i l i c i a s disciplinadas y sirve igualmente de caree! publica. En

la parte del Sur Cueste del Cabo, hay una ensenada

que se interna é inueda un pedazo de tierra. D e ella se forma una abundante salina, que utilizan libremente todos los vecinos de la Isla. N o lejos de la salina, sobre la misma costa, se eleva una muy alta colina, coronada de palmas, desde donde se descubre la costa del Norte hasta el Cabo de Borinqueu y

puerto de la Aguada; la del Sur hasta Ponce; y por lo Í H -

íerior de la Isla, se ven la mitad d e s ú s vegas, bosques y rios; cuya alternativa ofrece á la vista un pais sumamente agrada* i)le y delicioso. CAPITULO XXIV. Descri/icion Topográfica de los PuebUs del fiartido de la V i l h de San Germán pertenecientes á l a costa del S u r . La

V i l l a de San G e r m á n dista poco mas de dos leguas de

Cabo.roxo. E s t á situada á lo largo de una loma

entre

otras

que la circumbalan. E l rio de Juanaxivos corre entra ellas y

18


sale á la vega, que

cap á su Norte y Poniente. F u n d ó l a p n -

mera me ate en 1510 el C a p i t á n Don Cristóbal

de

Sotomayor

j u n t o á la Bahía de G u á u i c a : poco después la trasladó él mismo á la parte de la Aguada coU e! nombre de Sotonaayor y fue abrasada por ¡os Indios en la noche de la sublevación general eu 1 5 1 1 . £1

C a p i t á n M i g u e l del Toro estableció lo» Tecines

que

le pertenecian eu el Sitio que hoy ocupa. Tiene una grande plaza quadraJa y dos calles, que se extienden hasta el Convent o de Saato Domingo, q u é está eu ei extremo de la

loma;

la Iglesia Parroquial es muy pequeña y en »ada corresponde al lustre y a n t i g ü e d a d d ; la V i l l a . Frente

de

la

Parroquia

hay una buena Capilla ded'e-ida á nuestra Señora de la C o n cepción;

en la calle que va á Santo Domingo, hay

pitalillo muy reducido y tan pobre, que a l g ú n enfermo.

rara

vez

un Hosmantiene

"si

E l Convento de Santo Domingo, situado sobre un precipicio, es

p<íCO

mas que una casa particular. Nada tiene de re-

comendable su fábrica y en él habitan tres Religiosos que ayudan a

la administración del pasto espiritual al P á r r o c o de

esta Vdla, que es Vicario Eclesiástico con jurisdicción en t o do su distrito, hasta los rios Xacagua

y Camny, igualmeote

•pie la del Cabildo seeuiar, que «s el segundo de esta I s l a , Bl

sitio en que está la V i l l a es una loma larga y desigual

hay 411 casas, las demás de sus vecinos que asciéndela á 1IC6 «on 7958 almas, están derramadas por todo el

territorio,

qne

es extenso, aunque no igualmente bueno. L a parte que corresponde al Oriente y Mediodía

es á r i d o y

pedregoso^ la her-

mosa vega que se extiende á su Oriente y Norte hasta C a b o roxo, y Monserrate, es la mas fértil de toda la Isla; las m á r genes de los dos rios que la riegan, se ven pobladas de naran-. jos, limones, achotes, tamarindo», aguacate», cacao, añil y de variedad de palmas y plantas, que sin cuidado n i

cultivo arro-

j a en abundancia la tierra. Los hacendados tienen las casas en sus respectiva» posesi©-


139 tses; estas p»r la mayoi* pavte las destinan

á la cria de

gana-

dos, que per la abundancm y buena calidad d é l o s pastos i n u l t i p ü c a o pasmosamente.

se

Gen iodo, hay muchas planteles de

café, algodón y caña que muelen en los trapiches para melado, aguardiente y algún azúcar. Igualmente eoseelíati lodo género do legumbres, plátanos y demás frutos comunes en ia Isla; c u yos sobrantes

pasan al Guarico; retornando et; cambio

ropas,

y otros efectos. E n esta V i l l a se mantienen algunas de antiguas y distinguidas de toda ia isla. De raies

las

familias mas

los Indios watu-

hay fermada una numerosa «ompama, ble» que s»n ya

pocos los que no estén mezclados con otras castas.

Hay

compañías de milicias disciplinadas, la una de infinteria otra de caballería. E n las ocasiones en

dos y la

que los enemigos de

la Corona han llegado á sus costas, les han resistido con valor. Ultimamente el ano de 1743 desembarcaron

los Ingleses en el

puerto de Guahica y sin mas muralla que la de sus

pechos,

les hieieron una constante opoídeion, hasta precisarlos á reembarcar, t o m á n d o l e s un Paquebot.

E l Rey» cerciorado del de-

nuedo con que se h.djisn defeadido, por Real C é d u l a de de Enero de

23

17*8» asignó sueldo á las viudas de los q u é ha-

blan muerto con esta ocasión, premiando igualmente á todos los que se hablan distinguido por su valor. Siguiendo la costa del Sur acia el Oriente se encuentra

k

tres leguas de la V i l l a la Babia de Gaanica, que es la mejor, por todas sus circunstancias, de cuantas hay en iá Isla, Su entrada es larga y angosta, sin baxo ni escollo que

la dificulte:

en lo interior se extiende á uno y otro lado, formando una d i latada Babia, en donde pueden fondear muchos Navios con t o da seguridad y buen fondo. E l rio Gaanica, que desagua en t i lla por la parte del Norte, proporciona hacer aguada y leña con .comodidad y toda la eosta muchas maderas, frutos y otros e. fectos para surtir un comercio lucido, qual lo hacen hoy en a-quella

parte los extrangeros. E n su inmediación se forma una

abundante salina, que «stá franca al que quiere utilizarla, ñ - -


140 ^ u i tuvo su

primera situación la V i l l a

San Qerman bax©

el nombre de Guauica, por las a b u n d a n t e » minas de oro, plata y estaño que se encontraron en esta parte, y tasto útil r i n dieron en los primeras auos; hoy no hay habitante alguno y menos fortificación, como supone Bayacete en su Geografía u~ »iversal (a). Do8 leguas mas adelante,

d e s p u é s de pasar el rio Cana, se

llega al puebla de Yauco, situado en la ladera de unos montes que lo c i r c u m b á l a u por el Norte y Poniente; el. rio V e n tanas por el Oriente y una llanura que corre hasta la mar por el

Mediodía.

El

pueblo

consisfee en un quadro que formaa

40 casas en terreno pendiente; á un lado está la Iglesia, que e» reducida, el rio pasa inmediato, es

abundante

de pescado

y riega una buena vega. Las tierras de este pueblo por la mayor parte son

«iray

•jucfcradas, de poco ú t i l , cerradas de bosques, en losquales tienen algunos

hatos con mucho ganado

de todas especies; pe-

ro la vega inmediata al pueblo y la de G u a y a n i l l a son m u y buenas para el cultivo de la cana, tabaeo, arroz y

café,

de

que cultivan algunas porciones para su consumo. Los sobrantes de todo con wuuhas y excaientes maderas pa^an a las I s las á cambie de ropas, de que

urten toda esta cosía.

E l vecindario asciende á 34S vecinos, con 2299 almas. H a Vitan

por la mayor parte en el territorio de la Bahia de Gua-

yanilla, que es muy grande y de fond» suficiante para vios de Linea. Esta, y la de Gfuanica ofrecen

admirables

Nasi-

tuaciones para erigir pueblos con todas las ventajas y comodidades que pueden apetecerse, y respecto que en una y ©tra hay establecido sufieiente numero de colonos para

efectuarlas,

solo resta la división de t é r m i n o s y autorizarlas en la forma ordinaria. N i son estas solas las poblaciottes que podian erigirse en muchas partes de la Isla coa igual facilidad y sin costo del Real Erario, n i de los particulares, eomo se demostrará

(a) Bayacete, Geografía Universal, tara. 1 1 . f. 486.


en C a p í t u l o separado,' D e s p u é s d é l a Bahía

de Guayanilla al Oriente de la p u n ,

ta del Mang'ar, que la c i e ñ a por esta parte, está

el p u e r t »

de T a l l a b o » , que es wiediano; pero algunas Isletas que lo circundan

y cubre la

marea, lo hacen peligros», aunque

estos

escollos no impiden á los estrangeros el freqiientarlo parahacer sus

contravandos.

Todo esite t e n i t o r i o es fértil, poblado de excelentes arboledas en que feay algwnos hatos de

ganado;

pueblo de Ponte, que habitáis aqui, cultivan

80 vecinos algunas

del

tierras

de un dilatado valle, que baxa de jas montanas de la cordillera, hasta la punta del peaon, que bate la mar y es paso i H dispensable y peligreso. E n él parece vuelve á cambiarse

el

c l i m a y temperamento de la Isla, como advertí en el cabo de Mala-pascua, después del rio de Guayase a. D e una tierra h ú meda y gredosa, cubierta de « b u n d a n t e yerba, se pasa de repente á otra arenisca, árida y desnada de los pastos y pradeñ a s , que se pisan en la anterior. A los frondosos basques de arboles eminentes, hermosos y cargados de varias

frutas, su-

ceden otros pequeños espinosos, sin frutas y aun sin hojas, i n cómodos por sus espinas y desagradables á la vista; el calor se siente con mas viveza, y en todo se ve trocado el clima y la tierra, que es muy ¡lana en esta costa. A distancia de dos leguas del peaon, esth. el

pueblo de

Ponce; es de los mas antiguos de la Isla; está situado en una grande llanura cubierta de arboleda. E l rio de su nombre i{> cine por el Oriente: por el Marte tiene las montanas de. Í J u tuado, al Oceidente pasa un pequeño arroyo y á uua

legua

por el Sur tiene la mar, 115 casas forman un quadro dilatadisimo. L a Iglesia Parroquia,, que es

pequeña y

deteriorada,

lo cierra por un lado; e» el ceutro de él hay uiaa Capilla, que lo divide, dexando dos plazas Jtneoos «plitarias que las de ¡o» otros pueblos, pues en este y en su circunferencia vjve m u •ba parte de lo» vecinos, que ascienden a 735 con 5038 ,alm m y «U ella» fcay .fqrm^d»« dos ce^ppaSias de iniUeias disci-


f i i E l clima

es m u y a r d i e u t e y seco; a q u í las

res, abuses, garrapatas te y pueden nejar su la

causar

funestas c o n s e q u e n c i a s ,

curación, aunque

I s l a son

en a l g u n a s c i r c u n s t a n c i a s

peligroso?. L o s

naturales

hacen

La

p r i n c i p a l cosecha

te q u e

arrobas,

que

las maderas y

café,

este

es l a d e l c a f é :

del

p u e b l o hay-

que

fructiñea

pasmosamente.

q u e necesita

y

P u e r t o - R i c o , q u e el de En

tierra

poblada de Prefieren

es

el c u l t i v o

de

s u s c e p t i b l e el pais, p o r

p o r l a segura donde

qualquiera otra

que

haciendas

extracción

estiman parte

mas

de

que e l de

América. I

d i f e r e n t e s l u g a r e s de la I s l a , e s p e c i a l m e n t e en esta cos-

t a ¿ e l S u r , es E s t a tiene m a t a en

T o d a la

está

f r u t o á t o d o s los otros de q u e

poco trabajo

asciende a l g u n o s a n o i

ganados sobrantes.

t i e n e para las Islas e x t r a n g e r a g , en

gas

toda algu-

t o d o pasa a. los e x t r a n g e r o s , i g u a l m e n -

se e x t i e n d e h, l o l a r g o de l a costa,

el

en

p o c o caao y

cantera de yeso, q u e p o d i a ser ú t i l si q u i s i e r a n a p r o v e c h a r l o .

á 187932

de

grandemeR-

sj no ®a sabe roa-

nas veces e x p e r i m e n t a n malas resultas. C e r ^ a una

niguas, arado-

y otros insectos i n c o m o d a n

un

una

muy

común

una

planta llamada

t a l l o de! l a r g o de u n a v a r a , flor

menuda

y p u n t i a g u d a s ; de

Marunguey,

tierno y

de c o l o r m u s c o , sus hojas

su r a i s , q u e

es c o m o u n a

que

re-

m u y lar-

batata,

ha-

, fc

cen pan en esta forma.- r a l l a n las raices hasta q u e q u e d a n b i e n .desechas; sanos

l u e g o las a m o n t o n a n

y se secan; entonces

hasta q u e se p u d r e n ,

crian g u -

parecen u n m o n t ó n de b a r r o de c o i

lor r o x o o b s c u r » : estando seco l o m u e l e n hasta r e d u c i r l o á p o l vo, falta

del q u a l hacen de!

bollos •

maiz, plátanos ó

E s t e socerro les es masiadamente

ardiente,

panecillo»,

con que

y u c a en t i e m p o de

socorren

los

huracanes.

m u y p e r j u d i c i a l , p o r q u e esta p l a n t a d e según

se ¿ r e e

ó por alguna

otra qua-

) i d a d o c u l t a , causa s i e m p r e c u r s o s d e sangre t a n v i o l e n t o s , pecialmente

en a l g u n a s

san esta especie de z k si lo h i c i e r a n d e

^

la

c o m p l e x i o n e s , q u e los a ñ o s

es-

en q u e u -

p a n , m u e r e n m u c h o s de este a c c i d e n t e , q u i batatas no s e n f i r i a n t a n fatales

M t í l a f a l d a d e las m o n t a a a s

tienen algunos

resultas.

pUaíeles

de

^"x **£jf


143 caña, algodón, talsacq y legumbres, y aunque son algo escasos los frutos, son de mejor gusto y mas

sustancia,

que e»

lo

demás de la Isla, e«pecialraeníe la caña, los melones y sandias. Crian

poreion de ganado de todas especies;

de inferior calidad por la falta

pero ftíiCOj y

de pastos. Desde el pueblo has.

ta la mar se ve u n bosque de palmas, con cuya fruta mantienen algunos cerdos de poea snstaacia. L a punta de salinas y la del gatm forman

el puerto de

Ponce, de bastante e x t e n s i ó n , con fondo para Navios. A su frente corre la Isla de

Caja de muertos de u n a milla ó poco mas

de extensión; al Levante de esta, corren otras muchas que na embarazan la entrada: todas están iiscultas y

despobladas.

E n los montes que pertenecen á este pueblo, se encuentra el árbol guayacan, malagueta, el de la nuez de especia, taba nuco, m a ñ a , bucar y otros apreciables de que está c u b i e r t » el

territorio hasta los rios Inabon y Xacagua; limítrofe e n í r e

los dos partidos de Puerto-Rico y san

Germán.

Estos dos rios se incorporan media legwa antes de desaguar Qn el puerto de Bosa-chica, que es eapaz de muchos Navios, de buen fondo y bien resguardado. A su frente por la .parte del Este, tiaue la Isleta de Yautias, que se extiende mas

de

-^un—qaarto de legua; pero dexa paso desembarazado por la p u H ta del Oeste. A q u í dexamos la descripción de los pueblos pertenecientes al partido de Puerto-Rico en esta costa; y en rio de Xacagua concluye la de ios que

el

pertenecen

mismo á laju-

risdiccien de la V i l l a de San G e r m á n por esta parte, en la qual se ha referido quanto contiene de particular é interesante á la Isla en general y sus pueblos en particular, sin haber omitid© «osa que merezca comunicarse en quanto corresponde á su descripción topográfica. Resta dar noticia del gobierno, población, agricultura, comercio, usos y costumbres de sus habitantes, para que se pueda fermar la mas completa idea de quanto se ©ontieae en ella.


144 CAPITULO X X V . Gobierno general dé la l i l a , y p a r t i c u h r de $m Pueblos, L a Sociedad nace naturalmente de la población y el G o bierno tiene por objeto a! estado sociab Consideiando la» po, cas necesjdades que la naturaleza impone al hombre, en comparación de los medios que le presenta para socorrerlas; los po» •os bienes ni arbitrios que halla en el estado c i v i l , á propor~ d o a de las penas y males que lo circundan; el instinto c o m ú n á todos los feres vivientes por la independencia

y la libertad;

una m u l t i t u d de razones tomadas de «u constitución física, han querido peaer en duda si la Sociedád es tan natural al g é n e ro kumano, como ordinariamente se piensa. E l descubrimiento del nuevo mundo pudo alimentar esta curiosidad y mod» de discurrir. U n rasto territorio inculto,

la humanidad redu-

cida á la condición a » i m a l , los campos sin mieses, los ros sin poseedores, las Sociedades sin policia,

teso-

los hombres sin

costumbres, oírecian un espectáculo el mas interesante y no de instrucción

lle-

á un Locke, un Boufen y Montesquieu, si

hubieran llegado á tiempo de observar por si mismos este admirable e s p e c t á c u l o , para formar su perfecto retrato; pero ya la naturaleza bruta y salvage se ha desíigm-ado. -El

arribo de los Españoles á esta Isla, su comunicación

y comercio con los indios, los acontecimientos

naturales

que

unen y enlazan los individuos, la necesidad imprevista de haber de defenderse de los Carives y Piratas, el exemplo de tantas especies de animales que se unen t a bandas y enxatnbres, la variedad y multiplicidad de objetos que

el comercio pre-

sentaba 4 sus ojos; y sobre todo el establecimiento de la R e ligión C h m t i a n a , el de las leyc* y

gobierno civil español,

y

los enlaces de estos con los Indios por el matrimonio, suavize su espíritu, buscaron la sociedad y las leyes acordadas

opor-

tunamente, mudaron aa carácter y gobicrau de la Isla en tedas sus partes*


145 Y a se Hixft qvial era el de los Indio» al arribo de los Españoles; estos lo

formaron conforme á ¡as leyes de Castilla,

que se han variado en algunas cosas, según las cu-cnnstaiicias ckl pais y del t!*mpó lo han dictado. Toda la jurisdicción reside en el Gob: mador de la Isla, de quien dinmnao todas la» ordenss como Gobernador

nuiiur y

de ¡os ramos de Real íííicienda y

politico,

Superintendente

V i c e p a í r a n o Real.

iaíervenc'mn en las provisiones de los Curatos, en

Tiene

las cuentas

de las rentas y fábricas de las Iglesias; y dispone de pas y milicias para su defensa,

las tro-

las pasa revista, entiende

en

sus causas, preside en las juntas de Real Hacienda, y es Juez superior con

á t«dos los Tribunales de la Isla. Tiene un

cuyo dictamen decide todas las causas civiles ó

Asesor crimina-

les, tanto de la Ciudad como de los d e m á s Pueblos y sus a* pelaciones; pero las que pertenecen a la Real Hacienda debe preceder 6«n acuerdo de los Oficiales Reales. Sus sentencias tienen apelación á la Audiencia de

Santo

Domingo, ó puede qualquiera producir sus quejas en

la re-

sidencia, para la cjual envía S. M , un J u e z a l i i n d e cada Gobierno. Eatooces se oyen las quejas contra los Jueces que lo han sido desde ía residencia anterior, concediendo apelación para ante el Supremo Cons.-jo de las Indias a los que la solicitan. E l Cabildo secular se compone de dos Alcaldes ordinarios, seis Regidores, dos curador nador y

Alcaldes de la Hermandad, na

general y un Escribano, á quienes en

ausencia

Pre-

preside el Gober-

de este oeupa su lugar el Asesor, co-

mo su Teniente. Los Alcaldes entienden en las causas

civi-

les y criminales, y demás administración de justicia en todos los

Pueblos de eu partido. Los Regidores tienen á su cargo la

provisión de todos los abastos de la Ciudad

y

el arreglo de

sus precios. Los Alcaldes de ta Hermandad exercen su j u r i s dicción en "\todos los Pueblos del partido y deben visitarlos. E l Procurador general representa los derechos del publico y hace sus veces: el Asesor del Gobernader, como su Teaicnte, pue-

19


146 •le por si sol®, eorao J u e z ordinario «ctaor y formar procesos en todas Ia« causas civile» y criminales eo toda la Isla, y de sus sentencias no hay apelación al Gobernador, y este

puede

asesorarse con otro Letrado, pero no en las causas militares 6 de la Real Hacienda, porque | recisaraente ha de ser con sti Teniente, como

Auditor de Guerra.

¥11 T r i b u n a l de Real Hacienda se compone del Gobernador, te

su

Asesor, un Tesorero y un Contador. A estos i n c u m -

percibir todos los derechos Reales de

aduanas,

alcabalas,

impuestos sobre las tierras y demás que pertecen á

la

Real

Hacienda, igualmente que pagar las tropas, < bras de fortiricacion y demás

cargas y gastos que tiene la Corona.

E n este

T r i b u n a l se deciden las causas de comisos ó contravandos, y t ó alas las que interesan

6 defraudan

los Reales

derechos.

E l T r i b u n a l Eclesiástico del Obispo tiene •[ue

un

Provisor,

es Vicario general de todas las Islas y Provincias de la

Tierra-firme, que le están anexas, un Oficial mayor ó Provisor en segundas, que solo exerce su empleo en auseucia ó enferaaedad del primero: un Fiscal, dos Notarios, un y

Procurador

un Alguacil. A este T r i b u n a l corresponde la decisión de t ó -

alas las causas matrimoniales, beneficíales y demás

Eclesiásti-

cas; pero qnalquiera reo frustra sus providencias si no le convienen, mediante la c é d u l a que llaman de f u e r z a ; la qual i m pide al Eclesiástico llevar á efecto aquel decreto 6 providencia por que se le notifica, debiendo suspender toda execucion iasta la resolución de la Audiencia del distrito. Ademas de este T r i b u n a l San

Eclesiástico, hay dos Vicarias, una en la Villa de

Germán y la otra en el Pueblo de Coamo.

Estos

Vica-

rios solo tienen facultad para formar las sumarias en los asusu tos que les competen, debiendo remitirlas al T r i b u n a l del Obispo para su decisión. Los Vicarios que residen en las

Proviu^

« u s de Tierra-firme tienen mayores facultades. E n la V i l l a de San G e r m á n hay Cabildo seou|sr, compuesto de Alcaldes y Regidores, aorm» el de la Ciudad de Puert » - R ¡ c o , con la misma Jurisdicción y facultades en los Pueblos


Í47 Üé

su parti<!«. T o d o » los

por

( P n e W o » de l a

í s U tienen u n

Juez

el G o b í ' i ü a f í o r , c » n t í t u l o de T e n i e n t e á

pertenece ordenes

e l g o b i e r n o de d«l

nomlirad*

Cfaerr»:

á este

su

Pueblo,

se^Érn la i n s t r u c c i ó n

Gobernador. Su

principal

e n c a r d o es

gladas las c o m p a ñ í a s

de

Milicias

tener

j

nrre-

u r b a n a s , q u e se c o m p o n e n d e

t o d o s los vecinos q u e no e s t á n alistados en I H S de M i l i c i a s ciplinadas: poner

u n cuerpo

en l a c á r c e l p u b l i c a d e l en l a c o s t a * p a r a

de

g u a r d i a de

de

un P.ieblo

parte á ella

u otro, conducir

los

dis-

urbanos

p u e b l o y o t r o eu l a r i ^ i u q u e

celar las deserciones

c o n t r a v a n d o s , l i m p i a r los c a m i n o s , l l e v a r de

dichos

tienen

esclavos,

evitar

las ó r d e n e s y

pliegos

los presos á la C a p i t a l y

dar

de l o q u e o c u r r e en sus respectivos d i s t r i t o s .

También

pertenece

chos

sobre las

das,

que

al Teniente á Guerra cobrar

los d e r e -

t i e r r a s , e l salario d e l C u r a , h a c e r pagar las d e u -

no e x c e d a n

de 50 pesos y a c t u a r

en todas las

can*

sas, hasta r e c i b i r l a s u m a r i a , y en estos casos hace de J u e z y Escribano. mayor

E n ausencia

substituye

distintivo

de

Tienen p a r t i r á cada

k Guerra,

llevan

el

bastón,

Sargento q u e e»

facultad

de c i t a r e l P u e b l o á J u n t a s generales, r e -

v e c i n o la p r o r r a t a q u e

de M i l i c i a s

p i o » de d o n d e

ó cárcel pueda

le corresponde

pagar

para s u b v e n i r a las

por

para l a f á b r i c a de la I g l e s i a , para el q u a r p u b l i c a , pues solo l a C i u d a d t i e n e p r o -

sacar para

los gastos p ú b l i c o s , y «si c a -

da vecino e x h i b e l a cota q u e l e s e ü a l a el T e n i e n t e á

Guerra

cargas c o n c e g i l e s , en q u e suele haber

t a b l e s f r a u d e s . L o s vecinos q u e e s t á n disciplinadas,

el

su e m p l e o .

el salario d e l C u r a , tel

del Teniente

sus veces; a m b o s

no-

alistados en las M i l i c i a s

gozan a l g u n a s exenciones y s®n j u z g a d o s p o r sus

respectivos oficiales i n d e p e n d i e n t e m e n t e de

las

Justicias

Ordi-

narias. R e a l ; se

pro-

veen por c o o c u r s o q u e hace el O b i s p o ; d e los aprobados

Los

Curatos

de

l a I s l a son d e l

Patronato

pro-

pone

pare-

tres al G o b e r n a d o r y este e l i g e d e ellos al q u e

ce. L o s d i e z m o * de t o d a l a I s l a , se a r a e n d a n

por

le

cuenta

de


148:

ía

Real ílaricncfa, ascienden á 17000 pesos aúnales, y si se o»

l)rara con reetitud, producirían otro tanto. L i s Provincias del partido de Puerto.Rico, están igualmente arrendadas por el R e y en 3509 pesos anuales.

Las del partido de San Gennan

per-

tenecen á su Vicario. Los Curas Párrocos no tienen congrua igual

en todos los

Pueblos. A l tiempo de erigirse una Parroquia se obligan los vecinos de eila á dar una cota anual al que les sirva de C u ra; en

UÍÍOS

Pueblos les están asignados 300 pesos, en otros 200

y en otros menos. Este salario y los derechos Parroquiales sirven de congrua á tos P á r r o c o s , que eu algunos pueblos asciende a 1000 pesos anuales; verdad es que en las Parroquias n u merosas mantiene el Cura uno 11 dos Capellanes con titul« de Tenientes suyos, para que le ayuden á la admiaistracion de S acramentos, que llevan á los feligreses á las Iiaciendas en que viven, y como algunos distan de la Iglesia quatro y cinco leguas. Ies es indispensable su ayuda para poder asistir á los en-, fermos en lo que es de su obligación. E l número de sacerdotes seculares que hay en P u e r t o - R i co ascieade á 6 á . E l de los Regulares Franciscanos

y

Do-

minicos, á 45 y 19 Religiosas: las rentas que gozan estos cuerpos s«n muy moderadas, pues aunque

los Dominicos y M o n -

jas tienen haciendas, son de poco ú t i l , y todos viven con bastante

pobrezaE l cuerpo Eclesiástico goza de la inmunidad personal

de

su estado; pero los que poseen ganados contribuyen con su parte para el abasto del público, como qualquiera otro vecino. Los

vecinos que están alistados en el cuerpo de Milicia*

gozan en mucha parte del fuero militar, adema» de algunas eXenciones que tienen por este servicio, solo sus

Oficiales eo-

uocen d e s ú s delitos personales y de'as deudas Insta cierta cantidad. E-^tos privilegios les hace abrazar con gusto la M i l i c i a «|ue forma un cuerpo numproso y útil. Su estableeimiento ha derramado en la Isla el espíritu militar, al fomento de la industria y agricultura.

que cohtribuye poco


L a autoridad y gobierno depositado en un militar, ce sus alteraciones, según

la mayor iustrucdou y modo de pen-

sar del otue gobierna. Todos tieaen el carácter Generales, y se incliuau á esta j u r i s d i c c i ó n te,

149 pade-

de Capitaups

mas naturalmen-

que á la política. Acostumbrados á mandar con ardor y á

ser obedecidos sin réplica, se detienen poco en las des establecidas para ia administración

formalida-

de justicia, tan necesa-

rias para conservar el derecho de Ins partes. Este sistema hace odiosos á algunos que no conociendo que el interés del G o bierno debe ser el bien del i úfelico, y que jamas k a i á este progreso en la industria, n i en las artes mientras no tenga amor y confianza del que gobierna, ha entibiado los ánimos y aplicación de estos Isleños, que por su carácter piden un gobierno dulce y moderado. Qualquiera

que sea

la causa,

la Isla

está muy lejos de tener el feliz estado que pudiera haber adq u i r i d o , baxo el mando de Gobernadores ilustrados y p a t r i é ticos, siendo aun

boy muy gravosa al Estado, quando podia y

debía utilizarle de muchas maneras. L a cortedad de las renta» Reales, igualmente que su reducido comercio y población, acredita la lentitud de sus progresos en todas sus partes, mo se demostrará en los c a p í t u l o s CAPITULO

co-

y tablas siguientes. XXVI

Estado actual de l a Población de Puerto.Rico; medios de aumentarla. Para conocer el estado de la Poblaeion de un pais, basta «xaminar

el de su agricultura; por el estado general eu que

se manifiestan las producciones de esta Isla, se vfndrá en conocimiento de su cultivo y población: esta asciende

á setenta

m i l doscientas y cincuenta almas de todas clases y castas de habitantes. Con todo no tiene la quinta parte de los que puc4e sustentar,

A l arribo de los Españoles habia en ella mas de


150

6000Ü0 Indios (H)^ cwyas tahores agrarias solo se extendían á u i corto campo de inaiz y raices neceiarias para el sustento de su» familias. E \ imprudente empeño con que los primeros poblabares dedicaron tas trabajos al beneficio de las minas, desfuid» el onltlvo de las tierras. Esta falta y los varios sucesos de 1* guerra, extenuaron la agricultura y la población de la Isla. De aqui nació la partición de las tierras entre los que ha» Lian quedado, y como eran pocos respecto de su extensión, to« carón á cada uno porciones tan dilatadas, que aun hoy se ven incultas. A l poner les ojos sobre las costas de esta Isla, se ven por todas partes cubiertas de bosques, pues un vecino que posee seis ú "ocho leguas de territorio, se contenta con cultivar io preciso para sustentar su familia, dexando lo demás abandona. *lo á las bestias, privando á los hombres los medios de subsistir con su trabajo. La experiencia acredita qae un vecino que goza de una porción moderada de tierras, las cultiva y utiliza mejor, que un ciudadano á quien la suerte ó nacimiento concedieren territorios inmensos. La falta de esclavos y dema» utensilios necesarios para una grande labranza, los imposibilitan a trabajarlas aun quaudo les inclinen á esto su aplicación y ta* lento. No puede dudarse que Sa población depende de la distrU bucion de las tierras,* las familias se multiplican como las posesiones, y quando estas son mny vastas, su extensión demesuyada detiene el curso á la población. Este vicio tan arraigado en Puerto-Rico, es el principal obstáculo que ha retardado desde los principios sus progresos; este es el motivo de tantos bosques, de la falta de colonos, de cultivo, de las rentas del Real Erario, de comercio y ek tantos males como na. cen de tan errado priocipio; pero es fácil corregirlo sin hacer injusticia á ninguno de los poseedores de los vastos territorios qne tienen con nombre de hatos, pues la propiedad de toda» k» tierras de la Isla está reherrada k S. M., y no tehiend© (a) Bayac«t. t. 11, f. 485;


í ó l t i t u l o l e g í t i m o los q u e la» p o s e e n , c o n v e n d r í a

repartirlas e n -

t r « los m u c h o s

q u e carecen d e e l l a s , d a e 4 o á cada a u o « u p r o -

piedad aquella

porción

tivo y n m i u l e n c u m Uu

pobre

q u e ne estimase

de u n a

el c u l -

l a b r a d o r en et.ta l e í a s e c o n t e n t a c o n poseer u n a

h a c i e n d a ó estancia d e u n a c u e r d a Siende 75 varas varas;

s u t i e i e i í t e para

famiu».

de t i e r r a

( a ) , «JUQ e o m p r e -

d e f r e n t e , y 20 cnerdas de f o n d o , q u e son 1509

de m o d o , q u e l a c u e r d a d e t i e r r a en esta i s l a

es

112500

varas q u a d r a d a s ; y t e n i e n d o b i s l a 7 2 0 leguas q u a d r a d a s ó 25920 millones

d e varas, r e p a i t i é n d « l a s

z ó n de 112500 varas

p o r cada

e a c u e r d a s d e estancia á r a u n a , r e s u l t a n 2^0400

d e t i e r r a , capares d e m a n t e n e r i g u a l R e p a r t i d o s á esta p r o p o r c i ó n , mas tre

c o n v e n i e n t e , lo» d i l a t a d o s los vecinos q u e l l a m a n

tierras, j

se p o d r á n

mayor

cenderán 5C0

ia

aguas y t i e r r a s

parte

respecto

útiles

q u e h a y en l a I s l a ,

pescado,

también

que por la

densas l e g u m b r e s d e l pais

de

la tierra

s a c a r í a n r i e g o , y se a r r a i g a r í a n

q u e cada

e l amor

quedar

á

s u l t a ria la p o b l a c i ó n ,

viene»

llegaría qualquiera de s u

propia

las p l a n t a c i o n e s d e f r u t o s

ta

ras d e b í a n

de made*

como

bueyes y f r u t a s , d e

a p o d e r s u b s i s t i r d e los f r u t o s

les s u g i r i e s e

mas o p o r -

p e n d e el s u s t e n t o d e los n a t u r a l e s , y respecto q u e

» h a , á l a q u a l se s e g u i r í a n

cose-

propios

u n o t u v i e s e en p r o p i e d a d , pues c o n es-

y

b

por todos

industria; «uyo»

sus hijos

y

agricultura,

Nombre q u e d a »

los

medios

y de t o d o

c o m e r c i o , derechos

la m s á i d a

que

aumentos y m e j o -

descendientes

d e m á s u t i l i d a d e s q u e interesan a l E s t a d o ,

{*J

sis

u n o s y otros as-

de l a a b u n d a n c i a

b r e v e d a d en e l t é r m i n o de dos meses,

población

j

q u e entre

u n o ea los s i t i o s q u e se estimasen

f r i s ó l e s , a r r o z , batatas y

•en

que están

á mas de 15000 v e c i n o s , f o r m a n d o 30 P u e b l o s de 4

f a m i l i a s cada

mayor

q u e se t u v i e s e p o r

q u e c u b r e n l a I s l a , en*

desde l u e g o 7S3S d e los primer* «

n u m e r o d e los s e g u n d o s ,

d e ios p l á t a n o s ,

los

ó en b

bosques

cnerdas

de f a t í i d i a s .

agregados, y d e m á s

establecer

t u n o s , {o q u e seria f á c i l tas,

número

re-

Reales»

de u u p a í s b i e «

agrimensoris.


1B2 poblado y cultivado.' ISÍO siendo suficiente para la total población de la Isla el rslí» mero de colonos expresado, se podían destinar al mismo objeto los presidarios solteros, que cumplido el t é r m i n o de su des* ticrro no quisiesen regresarse á E s p a ñ a , corno sucede frecuení e m e n t e ; unos por estar bien halludos en el pais, otros por im tener medios para pagar su pasage y no teniendo

tierras, ni

establecimiento propio, ó se agregan á otras haciendas, a y u dando en algún trabajo á su bienhechor, ó se echan á contra-» vandistas , ó cometen otros excesos, que los precisan á

huir

á las Colonias exírangeras y siendo asunto digno de remedio, ninguno mas propio que el de establecerlos ea las tierras vacantes é incultas de las nuevas poblaciones. K o son menos dignos de atención los esclavos que

se l i -

bertan con su indostria, pagando á sus amos el precio de su libertad ó porque sus dueños se las conceden en mentos,

sus

testa-

lo que no es poco frequente. Estos libertos faltos de

medios para sobsistir, suelen arrancharse en los bosques, en donde viven de la pesca y hurtos, ó haciendo viages en las piraguas de contravando sin conocer Juez ni Cura que pueda observar su conducta; cuyos perjuicios se evitarian sise les die-. se una estancia en donde se alimentasen de su trabajo. El

n ú m e r o excesivo de colonos que llegan á esta isla en

las flotas, correos, navios de comercio de E s p a ñ a é Islas C a narias, se malogra por la mayor parte. Muchos se casan,

o-

tros vaguean de pueblo en pueblo, por no tener un pedazo de tierra en donde establecerse, los unos son vasallos inütiles, y los otros perjudiciales, pues de acpii nacen tantos contravandistas, piratas y ladrones, l o q u e regularmente se evitaría si se les proporcionasen los mealios de ganar su vida honestamente; y respecto que las reiteradas ordenes

de S. M. para que los

po-

lizones ó llovidos que pasan a la América sin las correspondientes licencias, se arresten y remitan á E s p a ñ a en

partida

ds registro, son todas infructuosas en esta Isla, podían emplearse eu fome»taf su cultivo, agregándolos á las nuevas

pobla»


153 ciofiPR: con c u y o s

meilíos

peífectameiile

meaos d e o c h o a ñ o s .

eu

E i q u e carezca de que

tir y q u e

rsecesitaa

coíiociiuiento

de

pero si se a t i e n d e á

La por

daHcia

p r á c t i c o d-d pais,

creeiá

e n las nuevas t i e r r a s c o n m e d i o s

K-suchos secorros

para

ias c i r c u n s t a n c i a s de l a

de

la Isla e s t á

podf-r

subsis-

t i e r r a y so p r o -

tan derramada,

el!a se e n c u e n t r a n a l g u n a s

de p l á t a n o s ;

pescado: en

en

parte á

a

quasi

los j u e y e s y f r u t a s , q u e c o n la l e -

frixoies,

estos I s l e ñ o s ,

desacomodados,

que

c a s a s e n d o n d e hay a b n n -

q u a l q u i e r a r i o ó costa d e l m a r , se h a -

los m o n t e s

che de vacas, batatas, mayor

cultivarla

c o n o c i m i e a í o , se e v i d e u c i a r a l o c o n t r a r i o .

población

toda

poblarla y

no p u e d e n estublecerse sin m u c k o costo y d i s p e n d i o ; '

cede c o n s u

y

conse^uína

estos c o l o n o s establecidos

tMií d é b i l e s ,

lla

se

arroz ó m a í z , y

quienes

como á

suponga

sustentan por

los vecinos

U

agregados

p r i m e r o s e o í o n o s de los

nuevos e s t a b l o c i r a i e n t o s , uo les f a l t a n a l g u n a s vacas, q u e les ¡ l e vó

l a m u g e r en

las

l e g u m b r e s necesarias hasta l a n u e v a cosecka, y p o r o t r a p a r -

t e e l pescado, la e l e c c i ó n dios

dote, ó han a d q u i r i d o

medios,

muebles

encontrarán

vida frugal

y

con facilidad

los m e -

campestre.

n i rae na ge d e casa, no

los e m b a r a z a n

transmigrar. L a A m a r a y una olla

son los ú n i c o s de

y

vasos, j a r r a s y d e m á s

n e c e s i t a n : los p l á t a n o s , c u c h a r a s ,

süiss

ni

j u e y e s , fi u t a s , & c . se les p u e d e p r o p o r c i o n a r c o n

de la s i t u a c i ó n ,

de s u s t e n t a r su Los

p o r otros

para

que usan uteo-

los hacen de la c o r t e z a d e l t o t u m o , q u e se h a l l a en q u a l -

quiera bosque.

Un

sable ó m a c h e t e

es el ü u i c o i n s t r u m e n t o q u e

e m p l e a n en todas sus obras y l a b o r e s ; con é l c o r t a n las y a g u a s , cañas,

vejuews y d e m á s necesario

el m i s m o t a l a n ó l i m p i a n

para

la m a l e z a d e

c o n s t r u i r su

casa:

con

l a ' í i e r r a para s e m b r a r -

l a y q u a n t o necesitan. U n o s colonos de esta especie

tendrán

poca

dificultad

de

establecerse en q u a l q u i e r a s i t i o de l a I s l a , c o m o l o a c r e d i t a d i a r i a m e n t e ia é s p e r i e t t e i a , m u d á n d o s e por

p u r o a n t o j o , de u n P u e b l o á

p o r el otro, á

mas leve donde

l i i e n l o s a d m i t a en s u » t i e r r a s . L a f o r m a c k m ¿0

motivo ó

encuentran

de sus casas n o


•s obra que ocupe <?ias; ?a enstnm^re

de alimentarse c*n fru«

gaiidad tes proporciona í>usteiito en qualqniera parte, hast» que á e s m ó n t á d á su

porción de tierra, pueda sembraren ella las le-

gumbres y raices para mantener su familia, que disfrutará antes de das meses después He haberlos sembrado, menos los plátanos, qne tardan quasi un ano en dar su racimo; pero esto* podían

plantarse con antelación ó surtirse de las haciendas mas

inmediatrá» ó suplir su falta con el maiz, batatas y marunguey, que

á tod<j están acostumbrados. Estos vecinos agregados ¡ g u a l -

Kiente que los libertos, y aeni los cumplidos del presidio; los polisones, los sold.idos que concluyen

su tiempo

de servicio

en la guarnición y otros adventicios que se agregasen, las hallarian ya abastecidas al uso del pais, y no tendrían que vencer en estas mus que en las otras por donde vaguean. Para que estas nuevaspoblacioi.es no sea» el t ú m u l o de los primeros colonos, como sucede generalmente

en toda la A m é -

rica por la falta de conocimiento, y por despreciar

la p r á c t i -

ca d é l o s Indios, conviene seguir su exemplo en el m é t o d o de establecerse. Estos, para mitigar la influencia de un suelo

e-

t e r n a m e n í e abrasado, dexan en las circunferencias de sus canucos ó labranzas, una faxa de grandes árboles, cuya sombra defiende los frutos del excesivo calor que los destruye; ponen sus casas en medio de los bosques, á barlovento y apartadas de las tierras que cultivan; la vivienda de los bosques es saaa, la frescura que conservan

aun en el mayor rigor del sol, impide la

transpiración y sudor excesivo, que hace perecer la mayor parte de los E u opeos, por la espesura y acrimonia en que queda la sangre despojada

de su

fluido;

sitúan sus casas á barlo-

vento de las tierras que cultivan, por evitar las exalaciones perjudiciales que arrojan las tierras

nuevas,

de que resultan

terribles calenturas que se experimentan en todas las das y nuevos establecimientos. nes en muchas

(a)

Estas precauciones

las

hacien-

sen comu-

partes de Africa (a); atendiendo a la analog-ia

Raynald, t . 5. f. 390.


ÍS5 de

aquel

c l i m * c o n el de A m é r i c a .

te

m é t o d o de

establecerse

tados con la p é r d i d a

de

m u e r t o p o r despreciar Repartidas lonos

en l a

L n s T ñ g l e s e s a d o p t a r o n es-

Isla del

Taba*»,

los t n u o h o s esclavos el e x e m p l ©

las tierras en

c o m o se ha d i c h o ,

se

esramie!)-

q u e se les hetbiaa

de ios I « « l i o f ,

p r o p i e d a d , y establecidos sus c o debe f o m e n t a r su

cultivo

y

pro-

gresos; estos son s i e m p r e p r o p o r c i o n a d o s á la salida y c o u s u m o que

se da

ducirá te*,

á los f r u t o s de u n a C o l o n i a :

esta,

serán

los v í v e r e s

p o r ser o r d i n a r i o s y ab n u d a a tes

nuevos colonos los costos d r á n despacho de

sus

en los l u g a r e s vecinos, p o r

hallarse

puedas adquirir

p l a n t a c i o n e s de a l g o d ó n , y sus

café,

caña

abasteeidos

inconveniente,

estas P o b l a c i o n e s c o n la c i r c u l a c i ó n

hasta q u e con este a u x i l i o

sarios,

ea e l l a , no r e n d i r á n á los

de l a c o n d u c i o n á la C a p i t a l , n i t e n -

propias cosechas. Para o c u r r i r á este

vigorizar

sus

¡os p r i m e r o s q u e p r o -

c o m u n e s en la i s l a ; estos s o b r a n -

m e d i o s de

y

y

de a l g ú n d i n e r o , fermar

los i n g e n i o s

p r o d u c c i o n e s l l e g u e n á estado

de

nece-

extraerse

con

u t i l i d a d á l a C a p i t a l ó fuera d e la I s l a , c o n v e n d r í a q u e en t i e m po

o p o r t u n o se destacase á a l g ú n

queata to

h o m b r e s , quienes

de las ó r d e n e s

Oficial

al paso q u e

con q u a n a i t a • c i n -

c e l e b r a n el c u m p l i m i e n -

d e l G o b i e r n o para l a m e j o r f o r m a c i ó n d e l o s

P u e b l o s , y e v i t a r ios c o n U ' a v a n d o s ; c o n s u m í a n brantes, qual

y dexaban

fomentarían

en ellos la p l a t a de sus

sus v í v e r e s

so-

mesadas, c o n

la

sus labores sin d i s p e n d i o d e l R e a l E r a r i o , f o r -

m á n d o s e , a! m i s m o t i e m p o las C o m p a ñ í a s de M i l i c i a s , c o m o las h a y en

los d e m á s

Pueblos.

L o s m e d i o s p r o p u e s t o s son tilidades •viven

grandes;

á tantos

f á c i l e s , el fin a s e q u i b l e , las

y ademas de

i n f e l i c e s , p o r carecer

d e q u e sustentarse,

se m u l t i p l i c a r i a

de ser u n P u e b l o n u m e r o s o , de los f r u t o s q u e

colonos,

eeptibU.

para

de

de

la miseria en

una

porción

la p o b l a c i ó n ,

mientras

uque

de t i e r r a

pues n© p u e -

no sea f e l i z ; las cosechas

l e son a d a p t a b l e s , f o r m a r í a n

tivo, cuyas utilidades r e a n i m a r í a n tos

extraer

u n c o m e r c i o ac-

las fuerzas é i n d u s t r i a de

es-

c u l t i v a r la I s l a hasta «1 g r a d o de q u e es sus*


La Francia é Inglateri-a, penetradas de estos spn ti m í e n l o s , facilitaron la población de sus islas por quaatos medios les sugerí 6 su acertada

p o ü t i c i . Costeaban el pasage de las familiaj»

que querían pasar á sus CoioniaR, las maníeniani nn

ano, les .

daban en propiedad y para siempre usa porción de tierra, parte de ella debmontada, con los i n s t i u r a e n í o s necesarios para su cultivo, y peritos para ensenarles las nuevas labores. Los ingleses daban un tanto por cabeza á los que llevaban gente

blanca á sus islas. Los Franceses adelantaban dine-

ro á sus colonos para que comprasen Negros, y llevasen á s u s establecimientos. Estos juiciosos y bien premeditados reglamento», han surtido el efecto que deseaban;

sus

Colonias están

Lien pobladas, y sus habitantes tienen el n ú m e r o de esclavos que necesitan para e! perfecto cultivo de las tierras. E n el C o n vento de Pudres

Dominicos del Puerto de San Pedro de la I s -

la Martinica vi el ano de 1774 4500 esclavos

empleados era

dos ingenios. A esta proporción tiene cada vecino los que n e . cegita para los suyos. Si se fixan los ojos sobre la isla de Santo Domingo, se verá la parte del Guaneo que ocupan los E r a n - , ceses, llena da haciendas perfectamente cultivadas, cayos f r u tos son objeto de un lucido comercio, al paso que la parte que ocupan los FspaSoIee, sin embargo de ser la mejor y mas extensa, está cubierta de bosques y sin colonos. Verdad es que la vasta extensión de tierras que posee la E s p a ñ a , le imposi. hilita poblarlas, y cultivarlas con la facilidad que las otras N a ciones; pero esta Isla de Puerto-Rico, podía con mayor facilidad y sin costo recibir la población y cultivo

CAPITULO

que necesita.

XXVII.

Estado de la agricultura en esta I s t a , E l comercio que nace naturalmente de la agricultura, vuelve á esta por su circulación, como los rio» á la mar que lo» ha formado, mediante la exalaciou de las aguas

en

vapore^


km y ia

caída

gi»>o y

estos en a^uas. L a l l u v i a tle o r o q u e

c o u s u r n a de ios

b r e ella

con

es p r e c a r i o , pues

carees de

p r u d u c c i o n e s de la La

la t i e r r a , v u e l v e

los

I s l a . Por

Apenas

de p t i a i e r a

primeros íu-ados, que

son

ver-

los p r i n c i p i o s en es-

al c u l t i v o d é l a s

necesidad, s i n

ofrecer

al

legumcomercio

atención.

ó

LTn sable,

mas

que

regularmente

para

exercer-

coa f u e g o , b a t e n

la p u n t a

del «able

ó

de

palo l u c e n p e q u e ñ o s

h o y o » ó surcos, en d o n d e

ta

a r r o z , cazave, p l á t a n o s , m a í z , f r i x o l e s ,

tabaco, c a f é ,

los

l l a m a n m a c h e t e , acaba de d e s m o n t a r l a

m a l e z a , y l i m p i a r la t i e r r a ; c o n

del

las

p r i m e r a de las A r t e s , y la

conocen i n s t r u m e n t o , DI m e d i o ú t i l

C o n u n a hacha

árboles.

so-

tierra.

la m a y o r p a r t e se r e d u c e

o b j e t o d i g n o de

á caer

s'us e^te, t o d o c o m e r c i o

r i q u e z a de u a e s t a d o , e & t i m u y 4

bres, y f r u t o s

la.

de

a g r i c u l t u r a , q u a es l a

dadera ta

fruto»

e! c u l t i v o , de í»s o a u i p o s ;

atrae e l

p o n e n la p l a n *

son

á

a l g u n e s pedazos de las tierras l l a -

la q u e

dedican

T a n cortas

subsistencia, uracan ,<: ce

ú

les p r o v e e n

s u p l i e n d o la

los m e d i o s

pesca y raices

o t r a desgracia l a

cosechas,

precises

su

inteligencia, desmontan para establecer

do las vegas a ducen tanto tada

la cria

fecundidad y mucho

con el menos

corresponde

á

los

los bosques en las faldas de Ia$ ellas sus sementeras, disgustados

abandonan-

de ver no p r o -

tierra virgen, ó recién

abundancia

sus

frntqs,

desmon-

perdiendo

su

t i e m p o , pues c o m o no la aran m\ r e v u e l v e n ,

la abonan,

sus

redu-

llanas. A l g u n o s colonos por f a l -

de ganados,

mas

e s t á ya d i s i p s d a la s u p e r f i c i e , y no

deseos p o r

con loa socorros En

en

como soliau. U n a

prolifica con

su

ocasiona,

a g r i c u l t u r a a las t i e r r a s

montanas

á

su f a l t a , q u a n d o u a

L a i n d o l e n c i a , mas b i e n q u e la escasez de m e d i e s ,

t a de

leza

solamente

labores

sus

ba-

tatas ü otras l e g u m b r e s , q u e

nas.

los objetos d e

un

no haber

a u x i l i a d o á la n a t u r a -

del arte.

p r i m e r o s anos d e l d e s ' c ü b r i m i e n t o

q u e l a t i e r r a n o estaba

de esta I s l a era

f a t i g a d a c o n las cosechas d é l o s I n d i o s ,

y l a a c t i v i d a d de los nuevos

colones^ era r e g u l a r g o z a r a n

bue-

r


15S ñas

cosechas de cacan, añil, gen^thre, achote, algodón y tJU

baco, que con los cueros y otros efectos de industria, mamtenian un lucido eomercio (a^; pero despue? que los varios ata. ques d é l o s Carives y Piratas lo interrumpieron, y sus

cuerpos

dominados de los efecto» del clima, perdieron sus fuerzas actividad, desmayaron

y

en la agricultura de aquellos f i m o s , re-

duciéndola por muchos años á las precisos de su ordinario consumo. El

conocimiento de las tierras y del clinsa, adquirido cor»

la experiencia de muchos anos, la mayor facilidud de conseguir los instrumentos necesarios para el cultivo, el crecido nítjnero de caballos, m u í a s y bueyes para dedicarlos al arado, y d e m á s trabajos de la agricultura, las sabias providencias del Gobierno para el fomento y extracción

de sus producciones,

no

han sido bastantes para extraer á estos Isleños de la indolencia con que miran la mas interesante de las Artes, y la

pri-

mera de las obligaciones del hombre, impuesta por el mismo D i o s , que es el cultivo de la tierra. Este lo abandonan á esclavos, que son pocos, mal alimentados, y no mas

los

instrui-

dos que tus nmos en los medios de dirigir las labores. Estas razones los inclinan al cultivo de lasque exigen po. €0 trabajo, y asi prefieren las del tabaco y café, al de la cana, añil, cacao y otros ñ a s útiles, aunque mas

costosos. C o n t o -

do, la cosecha de los primeros es reducida, respecto de la extensión y fertilidad de la Isla,

pretextando ia falta de

escla-

TOS y de extracción; pero la verdadera causa es su gran.le desidia, a c o m p a ñ a d a de una vanidad necia é infundada. Tienen por baxeza cación

toda aplicación al trabajo y la miran como apli-

propia de esclavos, y se conforman mejor cea la pobre-

aa en que viven, que con el exercicio honesto y natural, qual es el cultivo de las tierras» A esto se añade

la grande

pro-

pension que tienen á fortunas r á p i d a s ; el mal exemplo de a l . guiaos que han hecho caudales coa el coutrayando, IOÜ incline

{&] Juan

Caetellaaos f, 133«


\69 k fste exercicio, qnelos hace buenos marineros y malos labra» do\es. E l cultiva de la casa de a z ú c a r es la Isla/ hay pocos aceudados

muy c o m ú n en toda

que no tengan alguna

porciots

de «Rte plantío; pero son muy contados los que forman su p r i n cipal

cosecha de ella. E l mayor numero de esclavos que

se

necesita, y los grandes costos que tiene la formación de i m ingenio, con los utensilios necesarios, imposibilita»

á muchos

aumentar este plantío, que podía ser muy interesante á ¡ a i s l a , y sin duda vencerían todos los obstáculos que detienen sus p r » gresoí, si se permitiese la extracción

de los aguardientes. P o r

la tabla general del cultivo de las tierras, y de sus productos anuales de cada especie de

plantaciones,

se verá que

ia

de cana ocupa 3156 cuerdas de tierra, que ría den 7B8S4 botijas de melado, y 10949 arrobas de a z ú c a r . E l algodón que ocupa 103591 cuerdas de

tierra, produ-

ce 4475 arrobas al año. Esta planta es tan propia de este c l i ma, que nace y se cria sin cuidado alguno. Rara es la hacien* da en que no ^e ven algunos árboles de esta especie; pero son poquísimos los que se dedican

á su

cultivo; están

faltos de

instrumentos para limpiarlo, les ocupa mucho tiempo esta labor, y sale tan caro, que el comerciaste Español no lo quiere, los Extrangeros ¡levan lo que les sobra después de hacer sus A macas en que lo emplean. E l añil, t é y achote, no merecen a t e n c i ó n ninguna á estos Isleños; nacen por todas partes, y solo cogen aquella porción que necesitan para sus usos domésticos, dexando lo demás abandonado sobre la tierra. E l tabae» se cultiva generalmente en todos los territorios: produce muy bien y en algunos es de excelente calidad: pero toda la cosecha anual solo asciende á ¿ S O / O arrobas «jue se consumen en 1% Isla. Dedican su cuidado eon mas esmero a! café, que f r u c t u fica

pasmosamente, pide poco cuidado, y tiene salida segura pa-

ra los Extrangeros, que lo solicitan cen ansia por su buena calidad; y cogen en aies regulares, como el de 1775, 45049 ar-


150 robas. L o venden con la cascar», por -hírteper-en •esta Tala molinos para limpiarlo; y esta circunstancia cha

le h a r é perder

mu.

parte de su justo valor. Con todo antepone» el cultivo de

este ai bolito, á las demás producciones que propordona el temperamento del clima y calidad de la tierra, por el poco t í a , bijo

que pide, y por la ni.iyor u t i l i d a d que Ies dexa, y esta

es su

principal cosecha.

Estos son los objetes que merecen algún m i dado» ú los la» bradores de esta Isla, después del cultivo de las legumbres y TÍ re res de que se alimentan. Los plátanos les sirven de pan. Esta

planta hermosa y admirable por todas sus circunstancias,

produce todos los años un racimo de p l á t a n o s , sin exigir

cui*

dado ni trabajo alguno del. labrador, y en ebos ocupan

8515

cuerdas de tierra. L a y u t a de que hacen el pan de cazave,

es un arbollt»

«Uya labor ocupa los esclavos mas que las de las otras

plas-

tas. D e s p u é s de desmontar la tierra y limpiarla de toda su maleza, la surcan coa un palo puntiagudo, y colocan en los surcos pedazos del tronco del árbol

de yuca, y los cubren

con

la tierra; estos echan renuevos, d e q u e se forma el árbol, y es preciso cuidar de limpiar la yerba que se cria en su

circun-

ferencia, hasta que llegue el tiempo de arrancarlos, que sude tardar año y medio. D e l serrin de las raices que

quaxan

al

Calor del fuego, hacen tortas de pan, que parece una tabla delgada, y sin cepillar. Esta especie de pan es m u y usual en toda la Isla, y lo estiiuau con preferencia

al de

maiz. Hacen

t a m b i é n almidón de la yuca para los planchados de ropa, que da muy bello lustre; para el cultivo de esta planta emplean las tierras secas y arenosas: por esta razón son pocos los Pueblos de la Isla, en donde puedan hacer grandes planteles de este arbolilio. Mas abundante es la cosecha de maíz, frixoles

y

arroz.

Estas semillas quieren mas humedad, menos trabajo, y socorren mas pronto la hambre. Para la siembra de eatos granos, Üiapian el terreno que quieren empleai-j, cortando con los ma^


che tes á miz (lela tierra todas las yerbas que hay en ella. L u e go hacen surcos con un

palo puntiagudo, echan el

procuran enterrarlo con tan poco primor

grano y

y cuidado, cmno el

resto de Ins labores. Esto no obstante, la fertilidad de la tierra sople los defectos y poca inteligeticia del labrador. Estas se. meuleras dan á i 0 0 y k 200 por uno, y solo tardan en madurar sus frutos dos meses, fcl inaiz solo da una cosecha, pero rnuy abundante, pues eu anos regulares cogen 62034 a r r » bas de este grano. E l arroz da tres, y aun quatro; se limpia» las malas yerbas que se crian con é l , j ¡o sofocan; cortada la primera espiga vuelve a echar otra tan buena

como la prime-

ra. Antes de mes y medio cortan esta, y arroja la tercera sin ¿iíerencia en la buena calidad y si el labrador es aplicado, que se toma el trabajo de limpiar la maleza para que no lo sofoque, produce quarta espiga. Su

cosecha

anual

asciende

¿

S0386 arrobas. N o - l e s merecea mas cuidado los frixoles, sin embargo que pagan tan bien los sudores del labrador como el arroz. M i e n tras la maleza que arroja con esceso la tierra, no los eavuel•e y arrolla, su planta se ve siempre cubierta de flor, y de bay* nas llenas de granos, que ^oa de buen g««to, de un color encarnado obscuro, poco agradable á la vista, aunque los natura* les no se detienen en esto para satisfacerse de elios.j Quando estas semillas están ya granadas, se ponen los dueños en ata* laya, para ahuyentar las bandas de cotorras, periquitos, cuerbos, y otras aves que van á comerlas, dan voces, tocan

cen-

cerros, hacen sonar algunas cañas para espantarlos. Este es el precepto de V i r g i l i o en e! 1. i . de sus Georgieas. \ E t sonitu terribis aves. Aun este trabajo, %> mas bien diversión de muchachos, la esecutan

con toda comodidad y descanso, dentro de sus casas

ó 4 la sombra de los arboles, tirados en sus A macas,

fuman-

do tabaco observan venir las bandadas de aves 5^ sin salir de la A maca, tiran de una cuerda para hacer sonar los oancerros que «btaa colgados de a l g ú n árbol inmediato á la tala ó semeute-

21


ra. Esta es la ocuspscion de toda nna famiüa, hista que la cosecha llega á sazón de cogerse, entonces corta ti las espigas 6 mazorcas, las lian en manojos y la» conservan colgadas d é l o s techos de sus caeas, limpiando cada dia aquella porción que necesitan para su gasto. Si en esta ocasión viene a l g ú n acreerior á cobrar lo que se le debe, el dueño se deshace de toda la cosecha j vuelve á sembrar otra, y miealras llega el tiempo de disfrutarla,

los plátanos, la leche de vacas, el café, la

los jueyes y pescado, le sustentan

miel,

sin trabajo.

N « dexa de admirar ver tan pasmosa multiplicación de frutm, sin abonar ni arar las tierras, y api asi sin otra

labor que

echar las" semillas sobre uu campo mal desmontada, slende utl principio de agricultura generalmente recibido, que sola es verdaderamente

la tierra

productiva, mientras recibe las influen-

cias del ayre y de los demás meteoros, movidos de este pode» roso agente. Ademas que entre la maleza que cubre la tierra, se cria innumerable variedad de insectos devorantes,'que se s u ceden sin i n t e r r u p c i ó n , especialmente

los ratones, que trans-

portados en los navios de Europa á A m é r i c a , se han multiplicado y apoderado

de los campos, cuyos perjuici«s se evitarían

si arases bien la tierra - y acompañasen

un trabajo regular e-

xecutado con inteligencia; pero hasta ahora no conocen el arado, ignoran que el abono es un grande principio de fecundidad y ni saben preparar las tierras aun para los frutos comunes. Seria necedad buscar huertas, ni jardines en nn país que hasta ahora no ha dado el primer paso para formar su agricultura, empleando instrumentos y ganados para s« cultivo. Y a diximos en otra parte, que los habitantes d é l a Peoinsula KarasK a t - K a , emplean los perros por n© tener otros bagages para a' rar la tierra. Hay tabla que manifiesta la cantidad de frutos

de cada

especie que se cogen en esta isla, y las cuerdas de tierra que — cultivan; el resto queda

en bosques ó pradeña abandonado á

la cria y ceba de ganados, «jue es el ramo mas interesante, y


una de las causas de su despoblacloa. CAPITULO

XXVri.

D e l comercio de esta I s l a . D e la población y agricultura nace el comercio. Jamas aera un Pueblo feliz con lo primero, si no le facilita do.

lo sejjun-,

U n Puebl» solo de labradores, siempre es pobie, ni pue-

de foíiientarsc si H» se da salida á sus frutos. Este es el que mantiene el cuerpo politico, como la sangre al natura), y donde

uo hay comercio ó e^tá estancado, lejos de

enriquecerse,

jamas saldrá de la languidez y miseria. Toda»

las Naciones han fomentado sus lülas por medio de

sabias providencias, arregladas según

ios tiempos. A los p r i u - ,

cjpios siguieron el exemplo de E s p a ñ a , cargando su de prohibiciones y subidos derechos; pero

comercio

la experiencia

easeíió, que este sistema era errado y que no podían

le*;

utilizar

las Colonias á la M e t r ó p o l i , sin darles con la libertad y franqueza los medios de enriquecerse rlquecer a su Con

ellas, para que pudiesen e i u .

nmdr«.

este sistema han conseguido tan grandes ventaja», que

sin embargo de ser SHS Islas inferiores á

las nuestras

ó

mas

bien no teniendo quasi otras islas, que las abandoijadas de log Españoles por inútiles, asciende el giro

anual de

los

Dina-

marqueses en la suyas, á siete millones; el de ¡os Oiandeses * veinte y quatro millones; el de lo» Ingleses

á

sesenta y sei*

millonei: el de los Franceses pasa de cien millones, ocupando en este tráfico seiscientas embarcaciones y diez y ocho m i l marineros. El

comercio de Puerto-Rico con E s p a ñ a , es

ninguno, y

el que tiene con las otras Provincias de la Corona es tan l i mitado, que

no merece memoria. Algunos barriles de e s f é , ma-

lagueta y los pocos cueros

que sacan los correo»,

componen

todo su giro, que q u i z á no ascenderá 4 10000 pesos al año,.


Et

164 de Esppua con esta Isla está reducido á surtir ¿ la C a p i -

tal de vinos, aceite, ropas y algunas otras manufacturas de l u so. E l ramo de harinas y nebros corre por cuanta de la C o m pañía, que se provee en las Islas extrangeres, y

suele

intro-

ducir al mismo tiempo muchas cosas de eotitravando. E l resto de la Isla poco © nada consume de España; los Extrangeros llevan á sus costas y puertos todo quanto apetecen á cambio de sus producciones, y de la plata que corre en ella. Este comercio furtivo destruye el ds menta la Isla. Nadie ignora que la utilidad

España, y no fode un comercio

pende en la estimación que sus cobrantes tienen en otras partes, con proporción to es lo que

fixa

k las mcrcaucias que necesita de ellas. Esla balanza, y el grado ísasta que debe ex-

tenderse con oirás Provincias; de modo, que si recibe en merca ocias extrangeros 100000 pesos al año, y de sus frutes

solo

vende 60000, pierde cada año igual cantidad: lo que lexos de fomentarla

la arruinará «n pocos años.

Los habitantes de la Isla de Puerto-Rico,

por la mayor

p á r t e s e alunentaa con los ñ u t o s de sus cosechas, pero no dexan muchos de gastar harina, vino, aceyte, aguardientes, aceytunas, quesos, jamones y otros víveres extrangeros:

y todos

excepto

los de la Capital, se vistea y proveen de ropas, sombreros, sables, sillas de montar, j a b ó n , galones y de otros efectos que necesitan para su uso, por el mismo conducta, pues ea la i s la no hay fábrica ni manufactura de ninguna especie. Las de E s p a ñ a les ¿alen muy caras; por otra parte sus frutos, aunque a preciables, no tienen salida átil por esta via, n i aun para la misma Capital, y asi cultivan su

pocos mas de los preciso» para

consumo, exceptuando el café. Estos son pocos respecto de

los que reciben, y por necesidad los dan á cambio de ropas y otros efectos, con n i n g ú n fomento de los vecinos, y da total de los Reales

pérdi-

derechos.

Las causas de este desorden tan perjudicial son, que el e x trangero da de útil al vecino un 25 ó 30 por ciento en la plata fuerte: su medida es mayor, sus géneros mas ano» y bara-


165 to«, «e log lleva á 'los mismos Ptielilos y toma en cambio toda especie de frutos y ganados. E l cotuemaiite

Español

no

dexa ganancia alguna en la plata, su vara es mas corta que l a olna francesa,

vende mas caro por los mayores

derechos^qUe

paga de entradas, salidas y fieles: no recibe ios frutos í|£l pais, porque haciéndose la conducción por tierra, le salen muy eos, tosos y todo j u n t o le imposibilitan venderlos coa la que el extrangero.

D e squi

proviene que

equidad

el Isleño teniendo

á la puerta de su casa g é n e r o s buenos y baratos á cambio de sus frutos, no ra á la Capital á buscarlos coa ei dinero, ma& Caros y menos

finos.

Este comercio les es ventajoso respectivamente »1 de España por las razones dichas; pero les es inútil

por otras mucha»

para fomentar sus haciendas, establecer ingenios ni hacer grandes progresos.

E l Extrangero no les trae plata, antes bien lle-

va la que corre en la Isla. Tampoco

esclavos, por no conve-

nirle al vecino este género de contravando, pues

no llevando

la marea del Rey, en todo tiempo está expuesto a perderlo; y asi todo el giro está reducido á un cambio do, de ropas, por frutos y

desproporciona-

plata-

Las sabias providencias de S. M . para el reglamenta

de

comercio libre de indias, s u s p e n d e r á n el corso del contravando y harán la libertad y

fíwecer

el comercio de esta Isla con E s p a ñ a , pues

franquía

de derechos acordada, es el alma que a-

nima la industria, da vigor al labrador y comerciante para e m prender y llevar con tesón todo género de establecimientos h« tiles; solo pueden retardar los grandes progresos que deben esperarse de tan sabio acuerdo, algunas órdenes particulares de los Gobernadores,

que no acertando con medios prudentes, dan

en extremos perjudiciales, capaces de inutilizar portantes

las mas i m -

resoluciones.

L a distancia de

los principales Pueblos de ersía Isla á la

Capital, «mico puerto habilitad© para registros;

¡o fragoso de

los caminos, la falta de puentes y barcas, para el paso de los fiesj d i ñ e u l t a n la conducción de ios frutos por tierra y, d i \ -


166 pilcan su precié.

U n peón gana quatro reales diarios, un es-"

bailo ocho y solo carga quatro arrobas de café, cuyo valor be estima á 12 reales por arroba, que importan 4 3 reales. Supongamos que la conducción es de dos jornadas de la Capital: do» dias de llevarlo, uno de

mansión

para la venta,

y otros dos

de regreso, importan 6o reales. Y a se ve que solo la coaducciora á la Capital duplica con exceso el valor iutriuseco de los frutos.

Esta sola razón basta

para que el coaicreiante

Espa-

i o l no pueda tomarlos por el tiingun lucro que le dexaia.su c o n d u c c i ó n , aun después de la libertad de los derechos les que S. M . le ha concedido. E l vecino de

Rea-

Puerto.Rico,

no hallando medio lícito para dar salida á su cosecha, la vende á menas precio y á earubio de ropas,

al primero

que se

presenta en la costa. Todo este trastorno y desorden proviene de la pruVibicioa puesta por los Gobernadores a los vecinos de la Isla, no persnitiendoles tener barcos para la conducción de sus frutos á la Capital, con el pretexto de que con ellos pueden pasar á las Islas al comereiQ ilícito, anteponiendo evitar este mal

contin-

gente por otro cierto, pues no habiendo guarda costas, los E x trangeros vienen libremeate, siu que necesiten ir los

Españo-

le» á las suyas, ni ser posible estorbárselo quando quisiera» ir sino facilitándeles una salida regular de sus frutos:

esta po-

día conseguirse, ademas de la moderación de derechos acorda-* da, con p s n a i t í r l e s barcos para transportarlos por agua; habilitar

dos puertos en cada costa de la Isla para la mayor co-

modidad y pronto despacho de sus cargamentos,

evitando las

demoras y gastos que les ocasiona» los viages a por la mayor distancia, formalidades embarazosas y

la

Capital detencio-

»es perjudiciales á los vendedores y compradores, con lo qu»l saldría» los frutos á precios cómodos, para que el comerciant « Español pudiese comprarlos sin peligro de perderse en SH giro; el Isleño teiaiendo salida pronta, y sin las zozobras y peligros del contrarando, los venderla con mas equidad, m u l t i plicarla la» cosechas, y en poe*s alos se vería la lisia perfecta*


m mente cultivada, y con un comercio útil

a sus haliltantes y

.no meaos á la Real Hacienda por la rnultipiicafion de extraccicues, aunque los derechos seáis muy tncderados. De la habilitación de dos puertos en cada costa, resultaria la facilidad de conducir por los rios muchas producciones que están aWaadonadas. Taies son la multitud de maderas exctlentcs para la coustruccien y tintes, la del guayacan, el vicar, palo de hierro, la del árbol mana, la de areyte, drago y Otra» muchas, igualmente que sus apreciables resinas y aceytes; la lana de guano y la de leyvo,

la nuez de especia, ma-.

lagueta, achote, añil y otras muchas, que ea el dia están despreciadas, formarian « u ramo del comercio de esta Isla, quien en tales circunstancias venderla muchos mas géneros que no comprarla: y tendría con SHS ganancias medios para fomentar sus haciendas y de comprar instrumentos para limpiar el algodón, café, esclavos y otros utensilios necesarios, d e q u e carecen en el á\a.

H a b r í a mayor concurso de vendedores, siempre útil á. los

compradores: los

precios se moderarían: la industria y agricul-

tura tomarían su curso, la Isla entera saldría d é l a inacción en que se halla, &in neeesitar de las grandes sumas de dinero que el

Rey envia todos los años. Serla asunto muy prolixo referir por menor todas las pro-

ducciones que esta Isla ©frece al comercio. E n la psite de su historia

nataral se presentan algunos

curiosos; bastará ver la tabla de

objetos tan

útiles como

las que se cultivan con el n ú -

mero de ganados que crian: advirtiendo, que sia embargo do sobrar á los Pueblos de ¡a isla una parte de todos ios frutos que cultiva y muchos de los ganados de to.las especie?; la Capital se surte de grandes porciones de víveres de otras Provincias: la Habasaa envia sus azúcares,, dulces y cera: ¡a Margarita sal, maíz, pescado seco, c»rdovanes y amacas: Santo D o mingo tabaco y cerdos: de tierra-firme tasajo: de las Islas Canarias lleran a l g ú n arroz que venden con utilidad, de donde se ve, es menos costosa la c o n d u c c i ó n de dichos efectos desde, otras Islas, que desde esta, misma por tierra á su

Capital.


pues siendo para todos uno mismo el retorno y demás c í r c t m s tancias, sola esta de portear lo» frutos parece ser la que

i*

la preferencia 4 los de afuera. Qualesquiera que sean las causas verdaderas de

este de-

sorden, lo. cierto es que la ciudad de Puerto.Rico por la mayor parte consume vi veres de afuera,

escepto el

aguardiente,

que par estar los ingenios en que lo saetín contiguos a la Bahía, pueden conducirlo á poca costa. Si se permitiese la extracción de este solo ramo para la Tierra-firme, bastaba para ha* eer feliz esta íslaj aun quaudo se le cargasen muchos derechos, para que de n i n g ú n modo perjudicase á los de Españit: y respecto

que á esta le es imponible surtir las A mél icas de

este, ni otros ramos y lo hacen furtivamente los Extrangoros, podia» substituirles en esta parte nuestras islas, quedarían al H e y crecidas sumas con su e x t r a c c i ó n . L a mar está tan abierta á los de Puerto-Rico, como á sus vecinos los E x t ra ligeros, «jue se enriquecen con su comercio, siendo asi que

ninguna

de sus Klas puede habilitar tantos vageles, ni á precios tan cómodos, como esta por su fertilidad Es

y abundancia de

frutos»

constante que estos Isleños son naturalmente perezosos y

que no serán ricos mientras no sean mas activos é

industrio-

sos; pero ú se les reconviene con su desidia, responden que les es inútil trabajar, pues se les pierden los frutos por no tener «ompradores, CAPÍTULO

XXIX.

Rentas y gastos ds l a Real Hacienda en esta I s l a , L a s Rentas de la Real Hacienda en esta Isla, consiste» en algunos cortos impuestos, que pagan sus habitantes h. la Co^. roña. Ademas de ser precepto divino, es obligación de todo vasallo tributar á

su Prineipe y Señar natural. Qualquiera paii

considerable por su posicio» geográfic», por la calidad de sus frutos, comercio ó por otras útiles proporciones capaces de es•fciaiukj? ia «mbteWa d« míos vedaos p o b m ó cavsdiosos,

ae.


169 •esúta sscnfiear patte (if sus Vienes al Monarca, para que « n i ele de coaterrarles el reAto cíe sus

¡Kist^sioues. Son necesario*

grandes socorros para guaraecer su» fronteras, fortificar,tü«

pía*

proteger su navegación y const-rvur la policiá; sin fuerxu» y rentas, proporeioaadas, ¿como podra sustentarías? ijiídispeasable

E* justo

a

que para la maootencion 'de las tropas y dem «s

individuos ocupadas en qualesquiera destino del servicio

pa*

Jblico, contribuya este coa las. expensas necesarias. Verdad e» « p e en otros tiempos eran estas muy acoderadas; la mayor parte del aneldo, era aquel noble sentimiento que llenaba-de con« suelo á

las almas generosis

de servir á la patria, y en loso*

inenages y honores que esta les restribuia. listas riquezas m o dales eran los mas grandes tesoros y esta especie de motiíídii taa « t i l en el orden político como en el moral, dispensaba al p i Idico mucha parte de las r o i i t r i b u c í o n e s . E n t r e los Griegos su» fragaba tanio el caudal del konor, como el de |a): lo mismo se observa ds

las

tesorerias

los Romanos.

Pero pasado ya aquel siglo verdaderamente de oro, los Fue-» ¡blos ofrecieron

voluntariameote subsidios para mirar por su ^e-

..guridad y. reprimir á los enemigos d o m é s t i c o s y estrangeros, Bl

descnbriniieisío del nuevo mundo y

sus

resultas, precisa-

ron á ;aumentarlos, s e g ú n la exigencia de los sucesos y circunstancias de los países.

J

Esta isla de Puerto-Rico considerable por su apreci-ible por su fertilidad

extensión,

y s i t u a c i ó n , rodeada de diferentes

.posesiones extrangeras y envidiable par muchas ra/one», ba merecido siempre la Real atención para su seguridad y defensa (b) (i) Raynald. t , 7- f (b)

394.

E n la Real C é d u l a de erección

de este

Crobíerno

en

C a p i t a n í a General á favor de D o n A g u s t í n de Silva en Agosto de 1643, repetida en do

1644, dice el Señor Fenpe l ! í . Sien-

frente y baoguardia de todas mis India».Occidentales, y. res,

p^Cto d e s ú s

coiisequencias la mas i u i p c i t a n l « d« ell*s, y c u -

diciada de los enemigos, 22


tro gastando sumas inmensas en su beneficio, «in que hasta ra

aho*

haya ofrecido los auxilios necesarios para su conservación y

fomento. Todas las rentas Reales, ademas de los diezmos que hoy corren por cuenta del Rey por no ser suficiente gu producto para

la

congrua sustentat i j n de la Catedral y sus individuos

consisten eu el ramo de aícavala, que paga el dos y medio por ciento de las compras y venías que se hacen en la Isla: en lo» derechos de Aduana, que pagan los registros á la

entrada y

salida: en el impuesto de doce por ciento sobre aguardiente; la marca ó carimbo con que se señalan los esclavos á razoa

de

nuere reales por cada uno: y en un donativo voluntario cora que contribwyen los hacendados de la Isla, para costear el ves» tuario de las milicias disciplinadas, á razón de real y quartillo por cada cuerda á e tierras de labor y tres quartillos de real por

la de monte. E l ramo da diezmos ascendia ya el ano de 78 sobre 17000

pesos anuales; el de la primicia en el partido de Puerto-Mico k £509. Los derechos de alcabala, ascenderán

á

4000 pe-

sos en cada un año. Los de la marca ó carimbo de negros, á 1000 pesos. Los derechos de aduana á ISOOO pesos. E l impuesto sobre el aguardiente á. 7000 pesos,

Este se cargó para o-

bligar á los vecinos á que empleasen los melados en la extracción de azúcar y no en la de aguardientes; pero no se ha fomentado l» primero y se ha minorado lo segundo. N o hacera la cantidad de aguardientes suficiente para su consumo y se sur* ten en mucha parte del extrangero, y asi el Rey

solo perci-

be el impuesto del que entra para el abasto de la C i u d a d , E l donativo sobre las tierras es taa tenue, que sobra poco desp u é s de pagar el vestuario de las Milicias á que

está dgsti-

nado. L o que recibe la Corona en los expresados raraos, apenas ascenderá á S0000 pesos, porque siendo el mas interesante el derecho de aduana sobre entradas y salidas de registros, y ser el ingres» solo para el abasto da la Ciudad y las salidas de sss


171 producciones, qua/i de n i n g ú n momento, por pasarlas furtiva* «netíte a los Extrangeros, queda la Heal Haciendaeni-srrntnnente defraudada

en esta paite y tiene que

suplir &obrje lo

que

percibe de la Isla 4 8 7 8 Í 8 pesos y siete reales de piara, q u « ae llevan todos los años de M é x i c o , cuya cantidad no t » su* ficiente

á algunos de ellos.

Para que el lector se ponga en estado de

poder

formar

alguna idea del producto anual de las rentas íieafes y de su dispendio, poadmnos a q u í

la nota de los objetos t u que

•mpleaa. SUELDOS Que ¡ e fiaban ánualmentt per l a R e a l Hacienda* P€$ü3,

Á\

Gobernador .

.

.

¡

¡

6000.

A l Teniente de Rey

3000.

A l Sargento Mayor

1200.

A dos Ayudantes Mayores .

.

,

.

.

*

.

1200.

A l Castellano del Morro Por

un Regimiento de

Al

Cuerpo de Milicias.

3S0.

Infantería.

.

.

.

. .

SGOOO.

A l Hospital de la C o n c e p c i ó n .

.

.

.

.

Al

.

.

.

Hospital

Real,

.

.

.

.

.

A l Contador Mayor.

.

.

.

.

.

Al

Tesorero

Al

Guarda M a y o r

216000.

.

.

.

2 i 0", •

.

1300, 1200. 360.

A l Interventor A l Guarda Al

52000.

360,

Almacén

480.

Asesor

800.

A los cinco Oficiales de C o n t a d u r í a . A doce Marinero» del B o t t .

,

«

.

, ,

, .

, .

1880. 1440.

««


172 ' >« A

'

los Guardas de Rentas •

.

] i00.

.

é

.

76O.

• • » , • ,

.

.

. . .

4^

M é d i c o del H o s p i t a l .

A\

BoUcario primero»

A l segaado. . A sus

.

.

.

Ayudantes. .

. .

¡

¡

¡

.

.

.

203716.

. . .

. . .

.

»

.

.

.

760, SfO.

,

6§0.

Suma

2973/6.

Fresldarios.

t

Cuerpo de Ingenieros.

.

.

Cuerpo de ÁrtiiIcios O í a i t í e n d o otros gastos particulares que suelen ocurrir e» una Plaza, ademas de ios «le las fWtiíicacioaes y que solo se le supone un Regimiento de guarnición, aunque

suele

haber

dos j r aun tres, debiendo tener presente que el ramo de diez, moa no pertenece boy á la Real Hacienda, y solo lo

ad»nu

nistra para suplir lo que falta quando &u valor no es suficiente á los objetos á que está destinado, quasi lo misino puede decirse del donativo sobre las tierras, para el vestuario de las M i licias d é la Isbr, y asi descontando estas dos partidas, quedaii á beneficio ds ta Real Hacieoda. De

Alcabala,

De

derechos de

•/

. * , » . . ; .

:

.

.

,

4000,

.

,

.

,

.

160OO.

D e impuesto sobre- Aguardiente ,

.

»

.

7000.

De

,

.

.

.

1000.

Aduana.

la marca de

;

.

ios Esclavos.

.

Suma el pcreibót Suma el gasto,

. .

¿ , .

Resulta contra la Real Hacienda.

,

, .

.

28000. .

.

297376269376.

Sin entrar sn í s t a suma los gastos de fortificado»» sidarios, Ingenieros, Artilleros y demás qne ocurren

Pre-

extraor-

dinarios en una Provincia, que no es posible calcular sin ttner


173

los

tiocnraentos de Registros j C o n t a d u r í a presentes,

y

KUH

estos variau todos los años seg-un las Tropas,- Pe».í*ioi;e^ bias y otros dispendios de una plaza, que no tieuen

O-

SUIUÍ»

(ija;

pero se conocerá lo que el Rey expende todos los aaoss eu etf ta

íala,

[)or lo que se remite del Reyno de

Méxiro.

L a equidad y la justicia exigen que e.itre el Monarca y los Vasallos haya « n a coiacieucia y unión moral que los e n l u ce en el m u t u o amor del bien general de la Ue; tiblic!», me* diaaie la comunicación sincera y recíproca de la» luces de los sentiBiientos y de los intereses.

E l Rey por su parte ha der-

ramado muchos millones en beneficio de la Isla, y en

todos

tiempos ha manifestado sus desvelos, dirigiendo órdenes é instrucciones para su seguridad y buen gobierno. Resta ahora qwe la

Isla acredite su mutua correspondencia en retribuir al t.s-

tudo l o que debe de justicia. La quaies

mayor dificultad está en señalar los objetos, sobre los pueda establecerse

que sirva de remora ú

la carga de ¡a justa recompensa, sin

o b s t á c u l o a. los progresos y

de sus habitantes. E l t r i b u t o mas conforme y propio para conciliar los intereses del

públicos

felicidad

el objeto

con

mas

los derechos

vasallo particular, parece es el que se carga sobre las tier..

ras, pues siendo el tributo una carga anual, conviene imponer, lo

sobre una renta anual y no se hallará otra mas propia n i

segura que la de las tierras. L a los de esta importante verdad

es muy clara en esta

Isla. Los que poseen tanta exten-

s i ó n de tierras, si se les impusiese sobre ellas un proporcionado tributo, abandouarian todas aquellas que no pudiesen c u L «tivarj d e x á n d o l a s á otíos que no las tienen, y

todos las tra-

bajarian para sacar de ellas la carga que les

estaba impues-

ta, contribuyendo cada uno s e g ú n su verdadero caudal, que son •las tierras- Ademas, que no habiendo en esta Isla otras artes^ ©ficios 6 industria qne la de las tierras, cosnprehendia á todos sin e x c e p c i ó n , s e g ú n la mayor ó menor

porción

qae

gozase,

y

' q u i z á llegarla tiempo en qoe, 6 por estar todas las tierras ocu^adas^ 6-por la a m b i c i ó n -de ser exentos de este t r i b u t o ,

se


174 aplicasen á las artes, taa opuestas al carncter

de estos Isie»

Sus, como útiles y i.ecesarias en c^te paisi La cota que

debe seí.alarse sobre ¡as tierras,

se

ha

de

proporcionar á su calidad y producto: lo que enseñará la experiencia y conocimiento practico de ellas, siendo

las de esta

Isla tan fértiles

apreciables,

para muchas especies

parece que á una estancia

de frutos

de 112500 varas de tierra, que

se

regula suficiente para la subsistencia de una fansilia, &e le podía cargar un peso de t r i b u t o al ano, hasta que el comercio y el tiempo dictasen otra cosa, y siendo 230460 las estancias que comprebende

esta Isla, aun

quando se regulen las 30400 sm

cultivo y sin colonos, quedan

300000 pesos anuales á favor del

Real JKrario, y esta sera la primera y mas segura renta que resultará de !a distribución y propiedad de las tierras y la uie« no* repugnante a! carácter

de sus colonos.

E l comercio de esta Isla, aunque hasta el año de 177S •ra de muy poca entidad, y solo ascendían los Reales

dere-

chos á 1200 pesos; después de plantificado el admirable reglaHiento del libre eomercio, rendirá crecidas sumas, pues en 177® pasaban de 9000 pesos los que importaba el derecho trada: hoy q u i z á ascenderán otro tanto,

y la

•videnciará cada dia el acierto de esta resolución, ignora que suben naas muchos pocos, que

de e » .

experiencia pues

poeos muchos.

e-

nadie La

franqueza de extraer sus frutos sia gravamen, fomentará la a, gricultura, traerá la abundancia y una y otra el l u x o , cuya» jnercancias tienen impuestos suficientes para un percibo cotmderable, con la circunstancia de que en este g é n e r o de impuest o , solo tribata el que quiere gastar profusión, y es de algu* snodo roluntario, y asi el pobre ó el que no quiere consumir tales efectos, ^ueda libre de esta contribución; pero

conside-

rando que aun en el estado actual de la Isla despoblada, i n . crulta y sin comercio, percibía ya el año 1778 la Real Hacienda de este solo ramo l6000 pesos poco mas é mctios, quand© por los años de 75 solo ascendían á 1200, llegando al esta la que debe esperarse, se m u h i p l i c a r k basta el grade de que es


176 susceptible y no seria extraño, segan la propensión

de los na-

turales al fausto, produxese el derecho de Aduanas, no obstante la moderación del nuevo reglamento, doblado producto, que el impuesto sobre las tierras. E l objeto mas útil al fomento de la Isla é interesante 4 la Real Hacienda, es el aguardiente, cuyo consumo es, no s o - . lo útil eino necesario en este pais abrasado; y siendo la tierra muy a propósito para el cultivo de ¡a cana de íjue ?e extrae, y tener mucho adelantado en é l , pues se hallan en la Isla 3156 cuerdas de tierra plantadas de ella, seria útilísimo proporcionar á este ramo todos los medios para su aumento, y estaba conseguido sol© con permitir su extracción á las Provincias de Tierra.firme. Este pensamiento

se ha creído perjudicial

vrtita de los aguardientes de E s p a ñ a ;

á

la

pero siendo cosa impo-

sible que esta pueda surtir á la América de los que necesita, aan

atendida la corta población que hoy tiene,

esta Isla extraer tanto de sus sobrante» para la que perjudicasen

jamas

podia

Tierra-firme»

h la venta de los de España, como se ve hoy

en los que 11 eran los Extrangeros, que son mas de los que podian sobrar En

á Puerto-Kico.

este supuesto y en e! de que hoy ascienden

los dere-

í h o s de este ramo á 7000 pesos, no obstante que se puede asegurar

que se cobra muy poco fuera de las inmediaciones de

la Capital, si se permitiese la extracción insinuada a razón del 12 por 100 que paga, sumaria mas este solo

impuesto, que

los dos primeros. El

derecho de Alcavala paga el dos y medio por ciento,

y aunque hoy vale poco, es natural se aumente al compasque la población y el comercio. N i n g ú n tributo hay menos útil el Rey ni mas perjndicini al vasallo, que el de la marca con q u « se sellan los Negros. Este golpe nada conforme á la humanidad, tampoco loes á la buena política. Por cada esclavo que se sella, se pagan a! Rey nueve pesos: el vecino huyendo de esta carga, y mas de comprar loa Negro» á la CempaSia, que solo trae los desliedlos de


176 la$ Liras Wag, 6 no los compra, o los adquiere de confravaa» valiéndose de marcas falsas para sellarlos, sobre lo qual lia habido muchos excesos C'->n p é r d i d a de muchos caudales,

ve-

cinos y de reales derechos, que hoy no ascenderán á 1000 pesos ai año el producto de la maica de Negros. Pero ú se desea cultivar la Isla, ¿por que se atan las manos gravando con tributos un objeto que tanto interesa, y debía fomentar e! estado? Si se quiere poblarla ¿para que se d i ficulta con

la entrada de Colonos? si interesa aumentar el Erari® rentas

considerables, que puedan sufragar todos los gas-

tos que hace en la isla, y

deseo macho de

sobra, p e r m í t a -

se la libre entrada de Negros, quienes con el consumo de ropas, aguardientes y otros efectos, t r i b u t a r á n toda la vida lo que -ahora es solo a la entrada, y se a u m e n t a r á n todas las demaj •renías Reales á proporción de la Población, gricultura,

Comercio y A-

desando de ser gravosa á la Corona, que

recau»

d a r á por estos iriedies los millones que ha expendido en ella. M . persuadido de estas razones, ha concedido por Real ©rden de 25 de Enero de 47§0 á los habitantes de las

Islas

de Barlovento, que puedan pasar á las Colonias Francesas á • proveerse de Negros- para el cultivo de sus haciendas

y tierras

durante la actual, guerra. Sí se verifica que esta franquicia se extienda sin limitación de tiempo, excluyendo á ¡a C a m p a ñ i a siempre perjudicial por la exclusiva, en breve so

experimen»

itoiráu los felices efectos ya expresados»

CAPITULO X X X . Carácter y diferentes castas de los habitantes de l a I s l a de S a n J u a n de Puerto.Rico, Los Europeos de diferentes Naciones que se han

estable-

•ido en esta Isla, la m e a d » de «sta con los Indios y Negro», y los efecto» del clim;» que obra siempre sobre los vivientes, fesm producid© diferentes va»tas d« habit»aie«»; que se

dutm-


irr . gnen en su color, fisonomía y carácter. Verdad

es, que m i -

rados en globo y t i n reflexión, se nota poca diferencia en sus qualidades, y solo se descubre un carácter tan mezclado y equiTOCO como SHS colores; efecto sin duda de los diferentes

mix-

tos de los transmigrados, que han comunicado eon la sangre su color y pasiones á sus descendientes en este

Pai^J^k^

Los primeros Españoles que se establecieron en esta Isla, corrigieron en parte el carácter de los ladios, toraaRdo de esto» al mismo tiempo el modo de vivir, alimentarse y alojarse; dexar»n mucha parte de las costumbres de su edueacion coa a» trato y mudanza de clima; la misma en los animales, plantas

y semillas

variación se observa

que

se

transportan

de

España á la América, con el arribo de los Negros y de otros diferentes Colonos de Earopa, Africa y

América, que forman

la población de esta Isla, ha resultado mayor variedad deco* lores y castas. Para facilitar s«

conocimiento,

distinguiremos

las clases de hombres de que se forman. D a n el nombre de Criollos indistintamente á todos

los

nacidos en la Isla de qualquiera casta, « mezcla de que provengan. A los Europeos llaman blancos, é usando de su misma expresión; Hombres de la otra banda. Estos no dexan de sentir los efectos del clima; por lo común caen enfermos, pierd e * parte de la viveza de su color y de la sangre. Con todo», «ouservan ea general el carácter de su espiritu; son mas i n dustriosas y aplicados que los Criollos. Estos son bien hecho» y

proporcionados;

tío. Sa

apenas se ve en

canstitucion

toda la Isla algún lisia,

es delicada, y en

todos

sus

miembro»

tienen «na organización muy fina y suelta, propia de un ma cálido; pero este mismo los hace perezosos, los

prira

clide

la viveza regular de las acciones, y del color de su aspecto, que parecen

combalccientes: son pausados, taciturnos; están siem-

pre de observación; pero de una imaginación viva para discurrir « imitar quanto ven; aman la libertad, son desinteresados, usan de la hospitalidad con los forasteros; per© son vanos, é i a coastantes ea sus gustos.

23


178 Tienen inclinación á las accionea brillante?, y de honor: han ma liíestado intrepidez en la guerra y sin duda son buenos soldados para expediciones, y campaaas cortas, pues acostumbrados á una vida sedentaria, sientsn dexarla por tiempo; se inclinan mas á las expediciones navales,

mucho

y se dedi-

can al corso y contravando con afición y valentía; resisten m u cho la hambre, y tienen grande espirita y resolución para un abordage. Miran con tedio á los Europeos; el demasiado ardor y v i vaeidad de estos en sus operaciones los incomoda y les domina siempre la emulación; pero los reciben con sus casas, los alimentan y mantienen de

descender de ellos.

Lis

franqueza

en

con gusto, y se glorian

mugeres aman á los E s p a ñ o l e s

con preferencia a los criollos; son de buena el aire salitroso'de la mar les c « n s u m e

disposición; pero

los dientes y priva de

aquel color vivo y agradable que resalta en las damas de otros paises; el calor las hace desidiosas san muy temprano, son fecundas,

y desaliñadas; se ca-

aficionadas al bayle y á cor-

rer á caballo, l o q u e execntan con destreza y desembarazo extraordinario. Los Mulatos, de que se compone la mayar parte de la población de esta Isla, son los hijos de blanco y negra. Su color es obscuro desagradable,

sus ojos turbios, son altos y bien for-

mados, mas fuerles y acostumbrados al trabajo que

los blan-

cos criollos, quienes los tratan cen desprecio. Entre esta clase de gentes hay muchos expeditos y liberales para discurrir y obrar; se han distiaguido en todos tiempos por sus acciones, y son ambiciosos de honor. Los Negros que hay en esta Isla, unos son traidos de las costas de Africa, otros s«n criollos hijos ó descendientes de

a-

quellos sin mezcla de otra casta: los primeros son todos vendidos por esclavos, de los segundos hay muchos libras; con todo n» hay cosa mas afrentosa en esta Isla que el ser negro, ó descendiente de ellos; nn blanco insulta á qualquiera de esto» iiinpunemente con las expresiones mas vilipendiosas: algunos a*


179 «vos los tratan con uo ngor indigno, recreándose en tener siempre levantada

la vara de tiranos, de qne resultan la infidelidad,

deserción y el suicidio; otroa los miran con ¡sobrada estimacica y carmo, haciéndolos instrumentos de! luxo y

vanidad,

em-

pleándolos ó s e a m e n t e en el servicio doméstico; pero e^tos mismo» llegan á sufrir el rigor de la esclavitud, qmiudo el amo muere y pasan á otro, ó porque ha puesto su afición en

otra

cosa; entonces una cabana estrecha y miserable le sirve de morada, su cama es el chinchorro de cordeles, ó un caaizo de varas mas propio para atormentar el cuerpo, que para descansarl o ; la tela grosera, que cubre parte de su desnudez, no los defiende de los calores del dia, ni del roció perjudicial de la noche; el alimento que se les da de cazave, batatas, p l á t a n o s y cosas senaejantes, apenas basta para sustentar su miserable existencia; en fin, privados d« todo están condenados á un trabajo ceatinuo, espuestes siempre á experimentar los rigores á e

un

amo codicioso ó feroz. Como vienen de diversas Provincias, son t a m b i é n

de d i -

versas inclinaciones; no obstante, se puede decir que su carácter y opiniones la forman en mucha

parte SUR amos propios; si

estos los aman y tratan con cariño, corresponden hasta el roísmo; pero si son demasiadamente

rígidos saben sufrir

hey di-

simular sus sentimientos hasta tener ocasión de vengarse, lo que executan

con venenos, empleándolos en los ganados, en los o-

tros esclavos y en quanto es útil á su enemigo; algunos especialmente ¡os de Mina, se quitan á si mismos la vida,

persua«

didos que van á renacer en su patria, que tienen por el mejor pais del mundo: son muy inclinados al bayle y á la música y mucho mas al otro sexo y a la venganza. D e esta variedad y mezcla de gentes, resulta un carácter equivoco y difícil de explicar; pero á todos convienen

algunas

circunstancias que podemos considerar como características

de

los habitante» de Puerto-Rieo; el calor del elima lo» hace indolentes y desidiosos; la fertilidad

del pais que les facilita les me-

dios de alimentarse, los hace desinteresados y hospitales con les


180 forasteros; la soledad en que viren en «us casas de campo, lot acostumbra al silencio y cavilación; la organización

delicada de

su cuerpo auxilia la viveza de su imaginación, que los arrebata á los extremos; la misma delicadeza de ©rganos que les

hace

t í m i d o s , los hace mirar con desprecio todos los peligros, y aun la misma muerte, las diferentes clases que hay entre ellos uu funde vanidad y orgullo en unos, abatimiento y emulación en otros. N o h^y duda que la esclavitud y abatimiento

de los

ne-

-gros y demás gentes de color, infunde en los Españoles A m e ricanos una cierta fantasía; desde su infancia se ven rodeadoi de hombres destinados á adivinar sus pensamientos.

Este

pri-

mer golpe de ojo al despertar la l u z da la razón, no puede menos de entumecer su corazón con una idea ventajosa de si mismos. P « r otra parte poco acostumbrados

á encontrar resisten-

cia ni o b s t á c u l o en c u m p l i r sws gustos, ni á llevar los castigos propios de la j u v e n t u d , les imprime el espirit» de presunción; se crian sin trabajas los

y sin contradicciones, semejantes á

Principes que no han experimentado jamas las adversida-

des. Son generalmente frugales, «le poco sueño y

perspicaces;

pero ambiciosos de gloria, achaque interesante á la política, si aaben utilizarlo los Gfobcrnadorcs, á qnieaes t r i b u t a n toda sumisión

y respeto. Este

es en suma el concepto que he for-

mado de los naturales de esta Isla, lo que se « o m p r e h e n d e r i » e j o r en el c a p í t u l o siguiente. CAPITULO

XXXI.

Usos y costumbres de los Habltmntes en esta I s U , Asi como los habitantes de P u e r t o » R i c o han adquirido de los antiguos

moradores de esta Isla la indolencia,

frugalidad,

desinterés, hospitalidad y otras circunstancias earacteristicas de los Indios, han conservado igualmente vmckos

de sus usos y

tostumbres. L a construccioa t idea de sus casas, su establecí-


ISi m i e n t » y morada á

en los b o s q u e ? , l a vida sedentaria, l a a f i d o a

las b e b i d a » fuertes j

espiritosas,

o t r a s i n c l i n a c i o n e s , son blos,

sean

comunes

la p r o p e n s i ó n á los bayles y

y propias á

c o n t r a h i d a s p o r el t r a t o y

tos p r o p i o s d e l c l i m a , ó

estos dos

Puc

u n i ó n m u t u a ó p o r efec-

consequeacias u a i u r a l e s d e ambaa c a u -

tas. L a s casas q u e

tienen

h o y en l a

de u n a m i s m a c o n s t r u c c i ó n q u e das s e g ú n

las

I s l a , son

generalmente

l a q u e usaban los i n d i o s , i d e a -

c i r c u n s t a n c i a s d e l pais

l o e x i g e n , p o r el

sivo calor y a b u n d a n c i a d e l l u v i a s , q u e caen d e l a ñ » . N o d c x a de haber a l g u n a s

la

mayor

exceparte

d e bastante e x t e n s i ó n , mas

b i e n dispuestas

y aseadas; pero estas son las menos y todas es-

t á n construidas

sobre las p u n t a s d e las vigas q u e c l a v a n en U

t i e r r a . S u c o m o d i d a d es

m u y poca; u n a sata q u e l l a m a »

sobe-

r a d o , y o t r a q u e sirve de d o r m i t o r i o , o c u p a n el ú n i c a p i s « , q u e fc«s s i e m p r e d e

tabla.

Por l o c o m ú n tes ó vigas

que

d u e r m e n en A macas, colgadas e n t r e los pos-

sostienen el t e c h o . L a s camas, q u e l l a m a n b a r .

bacoas son pocas é i n c ó m o d a s : « t a t a b l a d o tosco c o n u n g e r g o n 4 e y e r b a y u n t o l d o de l i e n z o para ^ e insectos y sabandijas q u e descanso, fácil

que

por faror

conse^üirá

p r o v e e r t e de colchones

vejas;

pero m i r a n

r e n las

A macas á

N o usan

de

las camas

u n pasagero. L e s era m u y

lana de seyvo, g u a n o y de

o-

mas b l a n d a s y c o l g a d a s .

alhajas, a d o r n o s ,

n i otras materias de l u x o para

t u r e s ú silletas de c u e r o , y á f a l t a

b a n q u i l l o t o s c o , c o m p o n e n todos sus

m e na ge de c o c i n a

las Dubes,

c o n i n d i f e r e n c i a estas c o m o d i d a d e s y p r e f i e -

herKiosearlas. A l g u n o s estos a l g ú n

preservarse de

hay en. todas p a r t e s , s o » t o d o el

no es

de

muebles. E l

m a s ostentoso: u n a o l l a y a l g u n a c a -

z u e l a de b a r r o basta p a r a cocer l a c o m i d a de q u a l q u i e r a f a m i l i a ; los los bién

platos,

hacen de

cucharas,

Higuera ó

vasos, e s c u d i l l a s y d e m á s u t e n s i l i o s , fruta

que da

se s i r v e n de los cocas para beber

t e l l a de v i d r i o

la l e g a n en su

q u e r i d o , c o m o alhaja

de

el árbol t o t u m o . T a m y o t r o s usos. U n a b o -

t e s t a m e n t o 4 favor d e l h i j o m a »

c o n s i d e r a c i o u . A c o s t u m b r a d o s desde


182 luego á conformarse con éste uso de los Indios, no han c u u dado de utilizar el excelente barro que hay en muchas partes de la Isla, especialmente en el partido de Caguas, No

son mas espléndidos en poner la mesa, que en alha-

jar la casa; no usan manteles, servilletas, vaso», ni por

cubiertos;

lo c o m ú n comen sentados en el suelo; su vianda se redu-

ce á una olla de arroz ó de batatas,

ñ a m e s , calabazas ó

de

todo j u n t o . Los que viven cerca de los Pueblos, suelen tener carne fresca de vaca, que matan dos veces á la semana. Los que están

distantes solo la consignen quando hacen monterias, en-

tonces comen con gula y todos gustan que las carnes no es. ten

muy cocidas, especialmente la de cerdo la sirven chorrean-

do sangre. E l platanal lo tienen j u n t a á las

casas: cogen el racim»

verde quando los plátanos están ya grandes, estos los asan al fuego hasta que se ponen muy duros, y entonces les sirve de pan. Jamas les falta nn coco de leche de sus vacas, que es ey, célente y tan crasa, que o r d e n á n d o l a media hora antes de la .comida, se quaxa como una pella de manteca: á esta llaman leche madura, tiene un gusto de alteración

poco agradable a

los principios, hasta después de acostumbrado el paladar, y es el principal

sustento de esto» Isleños; el postre es miel de ca-

sias, después de ella toma cada uno una mucura 6 calabazo de agua; jamas beben durante la comida. La

cena es muy moderada: a l g ú n poco de arroz ó a l g u -

nos cangrejos de tierra y á falta de esto, algunos plátanos ó batatas, bastan pora cenar una familia. dia

Por la mañana y entre

usan mucho del café con miel, y con esto se soeerren q u a n -

do los molesta el hambre, que resisten por mucho tiempo sin manifestar

flaqueza.

A u n q u e el alimento que .usan es poco y de poca substaneia,

el calor continuo del clima y la densidad del aire

respiran, impregnado de particulaí

que

vegetales que recibe de los

bosques y praderías, les dispensa del apetito vivo, que sienten les que habita» regiones frías y rasa». L a inapetencia que se<


183 experimenta en estampas» a'gun»» W&¡» á ser enfermedad, de' que adolecen especialmente ios Europeos, siéndoles coaveniente acostumbrarse al uso del aguardiente y de Io« agies 6 chiles, cuyo picante excesivamente

vivo, excita el apetito,

reco-,

ge al estómago el calor d e r r a m a á o en las extremidades del cuer* po, y que hace falta para actuar la eomida. El

vestido que usan los hombres, es muy sencillo, pro-

porcionado al caler del clima, ó mas bien á cubrir la desnu, dez; unos calzoncillos de lienzo pintado largos hasta los to« vilio*, uaa camisa de lo mismo, ua sombrero de palma® negro con su galón de oro, un sable que llevan siempre ceñido,, ® debaxo del brazo, con un pañuelo atado á la cabeza, es toda su gala. N o usan medias ni zapatos; es mucho embaraza y molestia rerse precisados á andar calzados, los zapatos

con

el mucho calor les lastiman los pies; por otra parte la tierra llana y arenosa que pisan no les ofende y como viren en sus estancias, que están inundadas la mayor parte del ano, no podrían

dar paso sin necesidad de descalzarse ó de

perder l o i

•gapatos. % • U.T Las mugeres van igualmente descalzas; llevan uno ó do» pares de sayas de indiana ó lienzo pintado, una camisa

muy

«scotada por los pechos y espaldas, toda llena de pliegues de arriba abaxo: las mangas y

las atan sobre los codos con cintas

un pañuelo en la cabeza, Quando salen á misa,

usau

de

mantilla ó un lienzo largo como paio de manos con que

se

rebozan y chinelas. Quando van á les bailes ó montan á caballo, llevan sombrero redondo de palma con muchas

cintas,

ó negro con galón de oro. Las blaacas y las que tienen

cau-

dal, usan estas ropas de angaripolas y de clanes muy finos y labrados, suelen llevar uaa cadena de oro al cuello y a l g u » escapulario. Clavan en el pelo y en los sombreros cucuyos, c u cubanas y otras mariposas de luz, que Ies sirven de brillante pedreria y lucen con mucha gracia. Desde que hay tropa y milicias en la isla se ducido alguna mayor decencia entre las personas

ha i n t r o de calidad


de ambos sexos y mas entre las mugeres, cuya •iempre mas propensa al luxo.

debilidad e«

Han introducido algunas cosa*

de moda de las que llevan de E s p a ñ a para su adorno, i g u a l mente que algunos comestibles, siendo muy regular tome rancho incremento el consumo de todos estos efectos,

mediante

el libre comercio que les facilita la variedad y abundancia de objetos y :a mayor equidad de precios en loa géneros con el mayor concurso de comerciantes. E l trabajo de las mugeres es quasi ninguno: no hilan n i hacen media, cosen muy poco, pasan la rida haciendo cigarros y fumando en las A macas; las faenas de casa correa

por

cuenta de lz= esclavas. L a crianza de los kijos es lastimosa, el amor indisfreto que les n-anitiestai), la ninguna educación que Ies dan, la mansión continua en los campos, la falta de escuelas, el n i n g ú n

oficio

á que los destinan, los hace desaplicado», independiantes de t o da subordinación, faltos de i»8truccion y t a » libres, que se i e yaran de sus padres luego que hallan medios de subsistir,, E l trato frecuente y dominante con las esclavas, el vivir

las

fa-

jnilias sin separación, la libertad y el influxo del clima, despierta la naturaleza de los jóvenes muy temprano y ansian por «tasarse antes de saber las primeras obligaciones de Christianos *ii de Ciudadanos.

E l qac tie»e quatro vacas y un pedazo de

tierra para manteaerlas,

plantar un platanar y sembrar un po-

t o de arroz ó de maiz, se considera hombre acomodado y con medios sobrados

para mantener « n a familia; y si á esto se a-

grega la* posesión de a l g ú n esclavo, y el vivir cerca de algim rio 6 de la mar, el esclavo tiene á su cargo alimentar lain? bolencia de sus amos, que quedan fumando en las A macas. Son apasionado^

por los juegos sedentarios; el de gallos es

muy c o m ú n en teda la A m é r i c a , y mas en esta Isla. N o tiene rubor un h » m b r e de obligaciones pasear las calles,

buscando

quien quiera apostarlas con su gallo, y aventura todo quanto dinero tiene, fiado de la valentía del suyo. Dos padres de fas n l i a «e pasan ú dia «n mitad de la plaza puestos Í 9

cucli-


185 lias, v i é n d e l e s haber

r e u i r , sia m a n i f e s t a r a l t e r a c i ó n

p e r d i d o t o d o su

q u e su

dinero, siéndoles

g a l l o m u e r a ó salga

r e g u l a n n e t i t e , pues

les atan

lada y su! tu iodo u n o

contra

llas. E l

p r i m e r o q u e cae

viña y s u

d u e ñ o paga

K o es menor, el se e x e i c i t a n

sas son r e d u c i d a s

pasan y d e g ü e l l a n c o n e-

vender para j u g a r . para estos I s l e ñ o s son los b a i -

caben

no

de los

pocos: se q u e d a n

sea. Q u a n d o lera,

de • estos

á

cente-

sean l l a m a d o s . C o m o las c a d e b a x o de l a casa

y

el r a t o q u e q u i e r e n b a i l a r . P a r a

las sonajas, calabazos,

l l o ; , al c o m p á s

baile c o n v i d a

voz p o r e l t e r r i t o r i o , y a c u d e n á aunque

p r i n c i p i o a l b a i l e , los c o n v i d a d o s

honor

ser considerables.

casa íi o t r a . E l q u e da el

en s u c i r c u n f e r e n c i a y s u b e n

con

sucede bien afi-

sin mas m o t i v o q u e el de pasar el t i e m p o , y r a -

caraaradas, c o r r e ia

escalera

lanceta

k los j u e g o s de e n v i t e en q u e

tienen que apreciable

nares de todas partes

dar

uaa

sensible

como

m u e r t o ó h u y e del cerco, p i e r d e l a

qae tienen

mientras

r a vez f a l t a em u n a sas

en cada p i é o t r o , se

d i s g u s t o por

pérdida muy

h e r i d o de !a pelea,

la apuesta, q u e s u e l e n

vicio

L a d i v e r s i ó n mas les; los t i e n e n

ni

se p o n e n

maracas y

instrumento»

cantan

al p i é algún

de

la

guitarri-

una relación

en

d u e ñ o s de l a casa, q u e a p r o p i a n á q u a l q u i e r a q u e á este

le parece, se presenta a l cabo de la esca-

da la b i e n v e n i d a á los

c o n v i d a d o s y cireun8tantC8,.y...,l^s

J ^ s t a h. s u b i r : entonces se a b r a z a n y s a l u d a n c o m o sj k i p i e r a m u chos a ñ o s , q u e n o se

han visto. Las mugeres

q u i l l o » y A m a r a s que tienen colgadas; p i é ó se sientan caben

se q u e d a n

Salen so

una

acelerado,

se estfin e n

sus t a i o u e s , . y J o s . q u e , n o

campo. u n o , ó de

la q u a l si no

dos en, dos: tiene

á dar v u e l t a s

p o r la sala

está á un extremo

con

hombre

que

s c n i b r e r o de m e d i o l a d o , e l

espaldas, t e n i é n d o l o con

de s i t i o j m hace o t r a m u d a n z a

2i

como

su s o m -

u n c o m p á s tan

por toda ella. E l

puesto su

cada.li-

chinelas,

p i d e prestadas á o t r a , sale con

q u e . parece e x a l a c i o n

sable c r u z a d o á las «auda

el

muger,

á las mas, las

brero y empieza

baila

en

á. b a i l a r de u n o en

convida á

sucede

de c u c u l l a s sobre

se s i e n t a n en b a n -

ios h o m b r e s

que

las dos manos; no

subir y

laxar

ios


186 pies con rancha cclerulaci y fiíerza»

si está scKre alguna

b¡n deisenelavada, echa el resto de su habilidad,

ta.

que

consis-

te en hacer iodo el ruido posible para que la tusbica

ni can-

tares se oi^an tanto como sus pies descalzos. Quando el que baila ó alguno de los ^circunstautes quiere manifestar so cariño á la bailarina, se quita el

sombrero y se lo pone á ella en la ca-

beza, algunas veces le ponen tantos, que no podiendo sostenerlos, los lleva en ¡as Uü'áñoi y

debaxo de! brazo;

quando

se

cansa de bailar, se retira con una cortesía, vuelve los sombreros k los que se los han ptíéstó, y cada uno ¡a da medio real: k

esto Uanian dar

///^Ü^SÍ.

Si alguno de los circunstantes quie-

re bailar con la muger que está bailando con otro necesita p é . dirle licencia. Sobre esto acostumbran armar

fuertes

penden-

cias, y como lodos llevan la razón en las manos, suele el batÍÜ acabar á cuchilladas. Durante el baile salen algunas esclavas con fuentes de masa feeeha de harina, leche y miel, fraseos de aguardiente, y tabacos para fumar, que sirven k los circunstantes.

Los que

se

cansan se echan á dormir en las A macas 6 se entran al quarto interior á las barbacoas, con mas libertad y satisfacción de la que conviene; otros se retiran á sus casas para volver otro dia, porque estos bailes suelen durar toda una semana. Quando tíñ'a quadrrlla se retira, otra viene, y asi van altermnído noche y dia haciendo viages de dos é tres leguas, sin otro objeto que el de i r al fandango, cuya m ú s i c a , canto y e s t r é p i t o de patadas, dexa atolondrada por mucho tiempo la cabeza mas robusta. Son mas generales y de mayor concurso estos bailes en tiempo de Pasquas, Carnestolendas, Fiestas de los pueblos ó con motivo de alguna boda, cuya celebridad empicha dos meses antes. El

nacimiento ó muerte de a l g ú n niao también se celebra con

bailes, que duran hasta que ya no se puede sufrir el fetor del difunto, sin embargo que los preparan para que duren muelos dia&; estas fiestas corren por cuenta de los padrinos. L a circunstancia de compadres entre

estos I s l e ñ t s , o» » n

vinculo m u y estrecho. Para un compadre nada hay

reservado.


m goza de toda satísfjccioü

y de entera Ilbertsjd en la» casas de

tas compadres, dispone de k i i amistad y bienes, como de tos» propia. Si un hermano acompaña en la boda á otio

hermano

o hemuina, liene en la pila ó confinnacion á a l g ú n hijo suyo, ya no se nombran hermanos; el tratamiento de compadres e» asiempre preferido como mas cariñoso y expresivo de su

inti-

ana amistad. Las Fiestas prinfipales las ceUbrau t a m b i é n con corridas de eabaüuí., a que son tan propensos como diestros. Nadie pierde «sta diversión.- hasta las ninas mas tiernas que no pueden nerse, las lleva alguno sentadas en el arxon de la silla

te-

de

su

caballo. En cada Pueblo hay íiestas seSaladas para correr lo» dias mas solemnes. E n la Capital son Pedro y San tra

los de San

Juan,

San

Mateo. L a víspera de San Juan al amanecer en-

gran m u l t i t u d

de corredores que vienen de los Pueblos de

la Isla á lucir sus caballos; quando d a » las doce del dia, salen de las casas hombres y mugeres de todas edades y montados en sus caballos enjaezados tación

clases,

con toda la mayor osten-

á que puede arribar cada uno. Son muchos los que l l e -

van las sillas, mantillas y tapufundas de terciopelo bordado ó galoneado de oro, mosquiteros de

lo mismo, freno*,

estribo»

y espuelas de plata; algunos añaden pretales cubiertos de cascabeles del mismo meta!. Los que no tienen caudal para tanto, cubren sus caballos de variedad de cintas, baciéndol<»s c r i nes, colas y jaeces de este g é n e r o , adornííndolos con todo el primor y gusto que pueden, sin detenerse en empeñar ó vender lo mejor de su casa para lucir en la corrida. Esta

no tiene orden ni disposición alguna: luego quedan

las dore de la

víspera de San Juan, salen por aquellas

ca-

lles con sus caballos, que son muy veloces y de una marcha muy

c ó m o d a . Corren en pelotones, que por lo camun son de

los amigos ó parientes

de una familia: dan

vuehas por

toda

la Ciudad sin parar ni descansar en toda la noche, hasta que los caballos se rinden. Entonces tenían otros y continúan

su

•«orrida COR tanta vehemeDcia, que partee u » Pueblo d e s a t a d »


vm y fieuéticn, que corre por todas parte». No obstante la confusión

y tropel ele la corrida, rara rez

sucede desgracia alguna y gj ocurre a l g ú n azares á algún Esp a ñ o l , que encontrándose con e! pelotón de corredores al v o l ver alguna esquina, no eabe evitar los encuentros con la destreza que los criollos. Estos, aunque

el caballo corra á toda

carrera, dexan sueltas ias riendas sobre el arzón de la silla, los brazos cruzados, iumando su cigarro, diciendo algunas á

gracias

las de ¡as ventanas, y á las que corren. A i llegar a lases-

quinas que han de doblar, llaman al caballo con aquella rienda y aunque

vengan muchos por la misma calle, saben pasar

por medio de los pelotones sin tropezar coa nadie.

Las m u .

gereg van con igual 6 mayar desembarazo y seguridad que lo» hombres, sentadas de medio lado sobre sillas á la gineta, con .Bolo un estrivo. Lleran espuela y látigo para avivar la velocidad de los caballos, de los quales algunos suelea caer muer* tos sin haber manifestado flaqueza en la carrera

y todos que-

dan estropeados y sin provecho para mucho tiempo; verdad es que todo el año los cuidan con esmero para lucirlos en estas tiestas. No toda la corrida es tumultuosa y confusa; á las «leí dia sale el pendan de la Ciudad a c o m p a ñ a d o del iNobleza y Oficialidad;

nueve

Cabild©,

de la tropa, dos companius de caba-

llería, presididos del Gobernador; este paseo

se executa con

toda la pompa y buen orden, en donde lucen las galas, palafrenes, jaeces, criados y caballos. Ba por las calles principales de la Ciudad y en una de ellas corren pareja» por su orden, d e s p u é s de las cuales llevan el peudoa á la C a t e d r a l , que recibe el Cabildo Eclesiástico y vuelve á despedir después de la Misa mayor, que lo restituyen á la casa de la Ciutíad cera toda la ostentación posible, sin que por este acto tan circunspecto y magnifico se suspendan en las otras calles las carreras, voces y zambra con que ias gentes desahogan

su extre-

mado regocijo 6 loca pasión, que reina aquel dia. Los mucho» ríos, caaos, lagunas y paútanos que hay en


la Isla; la distincia en que viren «nos fte otros y de las fglésias, precisan á e-sto» Isleiios á mortar frequeatemente a caballo. Si .haií de ir á Misa, á un haüe, a visitará u» amig»^ ó c¡u«lqviieia otra diligencia, es indispensable el ir á cahatlo, y especialmente en tiempo de lluvias no saldrán k pié m para andar cien pasos, aunque la cosa sea precisa; esta costumbre ó mas bien la necesidad

los hace á todo» tan diestros gi-

netes, que á qualquiera hora del dia ó de la noche, corren á rienda suelta, cruzan nos y pantanos para ir á los bailes ó á sus di¡i«encins, sin que

les canse ni sucedan desgracias.

Con {a misma facilidad emprende» sus viages de mar »> tierra; con « n a canoa y un racimo de plátanos se pasan á qiu¡)quiera Isla que diste quarenta ó cinquenta leguas. las Islas desiertas,

Baa pop

alli cogen marisco, encienden fuego, reco-

gen agua, y en viendo la mar en bonanza pasan á otra, hasta llegar á su .destino. No son mas próvidos en las

jornadas de

tierra; no hay una posada ni venta en toda la Isla; pero

los

reciben en qualquiera casa á donde llegan, aunqaa solo en causo de lluvias buscan e.te

refugio.

Ban siempre á caballo; si

llueve, se ponen sobre la cabeza una hoja de yagua y es techo suficiente para defenderlos de qualquiera aguacere. Si hay que pasar algún rio muy profundo, se quitan la camisa y calzones y pasan sin sobresalto: si es de pocas aguas lo pasan k caballo. E n qualquiera parte que les coge la noche, se apean, descargan su caballo, lo ponen a comer, pues en todas partes hay pasto, cuelgan su toldo n Amaca y duermen sin sobresalto.

E l dia siguiente siguen su viage, comen alguna provisión

, si llevan, y si no en qualquiera plataBar satisfacen su harahre. . $$o son aticionados 4 caza, ni la hay de quadsiapedos en la Isla, excepto la de perros monteses, • cimarrones, que causan grandes destrozos en las terneras y cerdos; pero

¡u espesura j

extensión de los bosques, les imposibilita extinguirlos con «copeta.

la

Por la misma razón no aprovechan las gallinas, gui-

i Jieas, cotorras, periquitos, cueibos y otras aves de

buen

gus-

to; yem en recompensa pescan en ios rios y en la mar coa mu.


190 cha destreza y

utilidad.

Tienen abundancia de aves demcsiicas; las

gallinas e©s

manes, las guineas, pabos y satos de muchas especies;

pero so-

lo las gastan en caso de necesidad; las reservan- para

vender»

las en la Capital Q en los putrtos á los navios

qae llegaf!e

y este es el rara© de industria que W)as les utiliza sin

costo

ni trabajo alguno. Tienen algunos carncios, pero jamas comea su Garnr,

Aunqt>e los Pueblos están comunmente desiertos sin mas habitantes qoe el Cura, los Doaiingos y dias festivos, a c u d e » á ellos á oír Misa.- A las ocho de la mañana suelen ¡legar cada uno en «u caballo, se apean en sus casas ó en la primera que ¡es parece, pues todas están abiertas; atan lo» caballos y ran á oir Misa: después de esta vuelven á marchar á sus haciendas sin deíenerse, y quedan las poblaciones tan solitarias c o . ino antes. Quando están enfermos avisan al Cura, este va á caballo, Heba el Viático y Extrema-Uucion, confiesa al enfermo» 1« administra los santos Sacramentos y se vuelve al ¡Pueblo. C o mo estos viages suelen ser largos de dos, quatro ó seis leguas, qnaado llega á su Iglesia, ya otros están esperándolo para que vaya á otra parte, y pasan de noche con

la vida en estos viages de dia y

excesiva fatiga.

Traen los difuntos á enterrarlos a la» Iglesias, que hayan muerto de epidemia de viruelas, que

á no »er

entonces log

entierran en sus propias haciendas al pie de un árbol; pero c u i dan de sacar los huesos. Pasado uno ó

dos años los llevan á

la Iglesia y les hacen las honras según la calidad del sugeto. í l s t o s Isleños son muy devotos de nuestra llevan

Señora:

el Rosario al cuello, lo rezan por lo menos

todos das ve-

ces al dia; todas lúa familias lo empiezan con este santo exercicioj algunos lo repiten al mediodia, sin omitirlo á la noche; pero la solediíd en que vivenj

la falta de instrucción y da es-

cuelas para la juveatud, es causa de mucha ignorancia en t o dos; pues los mas nó saben lo muy preciso de la

Doctrina

Cribtuuia; t i uo vivir congregada en loa Pti-ebjros, oeasiótaa es-


19 í te j oíros graves mal8«. Estas son las ííüicus nolicins que

merecen referirse, y de

ellas se puede compiehetsíler lo principal y

de su carácter, uses

costumbres. Sin duda algunii seria este

Pueblo uno de los

mas felices, si á ias circunstancias del pais concurriesen la ap!icación é industria ds sue habitantes. Mientras no adquieran esta, vivirán en la pobreza y obscuridad que hasta a q u í , cotí gra*. vasien del Estado, qaando esta Isla padia ser una de las

mas

ricas posesiones i c la M o n a r q u í a Espaaola. CAPITULO

XXXÍÍ.

J)e l * calidad de l a tierrm y naturaleza del clima de esta Isié» l^a tierra de las montañas y partes altas de esta Isla, es de un barro gredoso, craso por naturaleza, en algunas

parte»

de color rojo, en otras tira 4 blanco, en todas es feraz y produce admirablemente tedos los frutos del pais. E n

las vegas

y valles es negra, menos fuerte y crasa; pero abandoaada. Coa el

despojo anual de las hojas y frutas de los árboles

y pra-

derías que la cubren, mantiene todo el año la h u m e d a d y frescura pr«pia á la vegetación á que c o B t r i b u y e n los muchos rios q u e la riegan, las lluvias frecuentes, especialmente en e l tiempo q u e llaman de i n v i e r n o

y d e l abundante roció, q u e cae ÍOJ.

das las noches, cuyos auxilios la constituyen fértil y deliciosa.

Las

costas de la mar

y

sus inmediaciones, son

K i s n t e t i e r r a s arenosas, enjutas y de poco j u g o ,

general-

pero útiles pa-

ra

el cultivo d e l cazave, frijoles, batatas y otras

legumbres.

El

añil y el t é nacen naturalmente en ellas. Las

tierras a l -

tas e s t á n cubiertas de diferentes especies de árboles de una elevacion singular, derechos de maderas

d u r í s i m a s , algunas

de

tintes y otras q u e se petrifican d e s p u é s de cortados; quasi t o do* son fructiferos, y algunos útiles a l comercio, cdtno

la p i -

mienta, malagueta, y la auez de especia. N o son meaos apreciablee su» resina», bálsamo»,

lanas y ttras producciones q u »


192 beueiiciaria un Pueblo iiidustnosc' Los valles son 4 propósito para toda especie de frutos pr«>« ])ios de tierra cálidas; las parras, granados, higueras, el cacao,, café, la caña de a z ú c a r , arroz y otros, producen pasmosamente, igualmente que las frutas de mucha» especies, ei achote, el gengibre, los agies, plátanos y todo g é n e r o de raices se m u l tipíican sin cuidado. Parece que la naturaleza p r ó b i d a observa una cierta proporción entre el carácter de los Pueblos y los géneros necesarios para su subsistencia. Colocó en los valles de esta isla ¡as raíces, legumbres y frutas, que insensibles á los ardores del sol, ge reproducen todo el año sin necesitar de los sudores del l a brador. Estos frutos son sanos aunque insípidos, pero el gen., gibre, el culantro y agies, dan el picante agradable á'su paladar. N o son menos admirables la m u l t i t u d

de plantas

medi-

cinale& que la naturaleza ha puesto en esta tierra, para la c u ración de las enfermedades de sus candólos por apositos, ó

habitantes: bien sea

bebiendo sus

infusiones,

los mas prontos y admirables efectos. Los

físicos

apli«

producen y

natura-

listas Europeos prefieren el uso de muchos de los que se e n . «uenlran en esta y otras Islas de este A r c h i p i é l a g o

America-

no á los especiíkos que el Asia proveía al resto del mundo. Verdad es que en esta Isla hay pocos natnralistas, que conoz* can la v i r t u d de los vegetables ni físicos que sepan distinguir sus virtudes, ni accidentes á que deben aplisarse, ó » cuya igKorancia resultan, bárbaros asesinatos, que he visto executar con tolo el aposito de una yerba en la cabeza: tal y tanta es

la

actividad depositada en las plantas. Los mismos agentes, que fecundan y disponen esta tierra para tan pasmosa variedad de producciones, son la causa

físi-

ca de jos terribles fenómenos que suele experimentar, y arruinarla en

pocas horas, cambiando lahermosura y abundancia de

SÍÍS valles, en un país talado y deshecho, falta

de todos lo&

uediss, de subsistir, kiista que !a tierra raelve.. á reproduclv


III los. Este funesto contraste marchita oí su nos irnos la

he 11« osa

froEulosídad de esta isla, y trae la, miseria y escasez de vive* res en el mismo día en que reinaba la abuaduasia;

tan con-

trarios son los efectos de este clima» Comunmente solo distinguen en esta isla dos estaciones* la de las lluvias y la de la seca, porque la naturaleza que trabaja sin cesar baxo el velo verde de sw perpetua froadosidad, parece siempre igual y U B Ü o r m e ;

pero ¡os que

observan sus

pasos en el temperamento del clima, en las revoluciones del tiempo y las de ia vegetación, distinguen las mismas estacio^, nes que en Europa, aunque t a n * i m p e r c e p 1 i b 1 e ?, que apenas se dexan de sentir los calores de un pais ardiente, lo que demuestra el t e r m ó m e t r o que sube frequentemeote desde los 44 hasta los 47 grados del t é m i o o gracia!, pues como esta Isla está situada entre los T r ó p i c o s , se halla sujeta, con algunas d i ferencias

que nacen de su posición y qualidades del terrerio,

k un cootiou© calor que se aumenta ó disminuye, según sube 5 baxa el sol, ó la esfera está mas ó menos cubierta de nubes» ó las cirepnstsncias del ayre

que corrt, que es el

principal

i u ñ u x o de este temperamento y asi se experimenta que en donde no-corre el vieaío, el sol abrasa, bien que no todos tos ayres refrescan, el del Sur y el del Ouest, alivian muy peco. Los vientos generales

en esta Isla son ¡os del Este, que

llaman Brisass l«s quales son sin duda alguna impelidos por el calor del sol. Á las nueve de la maSana, «piando este astro ya tiene fuerza., empieza k rarificar- el ayre, o b l i g á n d o l o á SQplar acia el Poniente, y va arreciando á proporción que el s o l va subiendo á su Genith: igualmente va aflojando al. compás que este astro baxa y espira con él á su Ocaso, aunque solo _ dexa de sentirse k lo largo de las costas, y ao es mal alta. A las ocho de ia noche se levanta el Tiente de tierra, y dura hasta después de salir el sol. L a Causa de esta singular alternativa es, que el ayre de tierras después de puesto el sol, está mas raro por

las continuas

exalacionei cálidas que recibe de !a tierra- abrasada, y así do-


194 siina durante ía noclie, sobre el aire de la mar, Hasta que rarificada este per la maiaua con e! calor del sol refluye

sobre

aquel qus ya se ha condensado con ¡«frescura de la noche. Esla alternativa se observn constante, y mas fuertes los ayres en los días de mas calor; de suerte que la naturaleza

hace servir

los mismos ardores de este planeta, para templar los paises que abrasa; asi coaao en las bombas de fuego emplea el arte este elemento para renovar continuamente el « ¿ u a que disipa por la evaporacio?!. El

roció que cae en aoucha abundancia todas las aocnesr9

y las lluvias coRtribnyen también á tenapltr el calor «lima,

de

este

las quales son mas 6 menos excesivas, s e g ú n los vien-

tos que reinan. Con los vientos Estes ó B r i s a s , los

aguace*

res, que alli llaman Chubascos, son muy cortos, porque apenas se forma una pequeña

nube, quando

el viento

la arroja

contra los bosques y raor.íaaas en donde se deshace; ptíVo quando

estos mismos vientos son violentos ó llegan

del Sur ó del Ouest, las lluvias son tan

á reinar

excesivas,

los

especial.

Hiente desde Ágasto kasta Diciembre, que, según algunas observaciones, caen en esta Isla mas aguas en una semana, que en otros paises de Europa en un ano. Todos los campos y vegas

se

inundan

formando

dilatadas

lagunas,

impregnando

el ayre de exalaciones p ú t r i d a s perjudiciales á la salud, cuyos efectos son mas sensibles quando corren los vientos del Sur

y

Sur Oue»t, pues cruzando todos los bosques y lagunas que hay «n la Isla, llevan los alitos pestilentes á la parte del norte, ea que está, la Capital; en cuyos habitantes caasaii dolores de cabeza, y otras indisposiciones. Esta humedad excesiva trae igualmente otras malas consequencias. Los difuntos se corrompen luego, y es preciso en* terrarios sin demora. Todas las carne» y víveres experimentas lo

mismo; el vino se expiritua perdiendo su vigor y gusto;

el hierro mismo se deshace en hojas y se consume, por cuya razón no m a n rejas, ni balcones de este meta!; hasta la a r í i lleria de bronce «s preciso darla barnices fuerte» para qus re»


195 teísta

ía mipycsien

setniiias «jue

se

q u e hacen e « ella

disipan y

la t i e r r a

las

p i e r d e n su

loa v i e n t o s h ú m e d o s ;

virtud

las

p r o d u c t i v a y á no ser

a d m i t e en q u a l q u i e r a e s t a c i ó n , d i s p u e s t a s i e m -

p r e h r e p r o d u c i r l a s , no p o d r í a n conservarse u n a i o a u n

las naas

« O K i u n e » y p r o p i a s de l a t i e r r a . E i t o s efectos mas á

esta

pueden

ser

funestos

Isla, que no tiene

na o t r a , e s p e c i a l m e n t e en t i e m p o cesitando debe

nu

hacer

cunstancias

grueso

ge t o m a n c o n

de

víveres,

s i t i o y de

país,

de g u e r r a , c u y a C a p i t a l

correspondiente

a

y

ne-

las

las t r o p a s q u e e n c i e r r a ;

t i e m p o las p r o r i d e n c i a s necesarias,

tarse las consequencias La

qualquiera

de socorrerse de a l g u -

de t r o p a s c o n s i d e r a b l e para su g u a r n i c i ó n »

provisión de u n

á

facilidad

cir-

pero

pueden

si evi-

q u e de l o c o n t r a r i o se e x p e r i m e u t a r i a a .

h a r i n a b i e n c e r n i d a y e m b a r r i l a d a con p r e n s a , de s u e r t e q u e

forme u n cuerpo

s ó l i d o i s n p e n e t r a b l e á los v i e n t o s , d u r a s i » cor*,

r o m p e r s e seis meses: dores

los

Goberna-

p r o v e a n les m e d i o s de socorrerse. M e n o s d i f í c i l

es la p r o -

v i s i ó n de var

carnes y

suficiente para

legumbres.

todos l o s d í a s ,

reses es

tiempo

aun eu

qttalquiera

que

L a s p r i m e r a s las p u e d e n

reno-

caso de s i t i o , p u e s e m b a r c a n d o

r i o , las

llevan á nado,

atadas

á una

las ca-

noa, c o n la q u a l c r u z a n l a B a h i a hasta l a C a p i t a l , sin q u e p u e dan

ser v i s t o s , n i i m p e d i d o s d e l

puede

socorrerse desde

gumbres ra

que

precaver

cunstancias

mismo

modo

p a í s , de los f r u t o s y l e -

p r o d u c e y es preciso r e n o v a r Con f r e q u e u c i a p a -

la « o r r u p c i o n

á que

están

expuestos

p o r las

cir-

del c l i m a .

Estas mismas engendran 1*1 a, a l g u n o s campos,

enemigo. D e l

lo interior del

multitud

de insectos

molestos á los v i v i e n t e s , o í r o s

frutos y

en

toda

la

p e r j u d i c i a l e s á los

aun á los mismos edificios. L a industria y la

n e c e s i d a d ha ensenado

los m e d i o s de

precaver los asaltos

« n o s y de ios o t r o s ; pero no son s u f i c i e n t e s nas

ocasiones d e x e n

arte

puede

de

experimentarse

ma.

S i d e s m w n í a s e n los bosques,

c o r r e g i r en m u c h a p a r t e

délos

para q u e en a l g u -

sus fatales

los accidentes

resultas. E l de u n

cli-

se f a c i l i t a s e c u r s o á las aguas

» s i p a a t a r i a d a s j y se c u l t i v a s e l a t i e r r a , se

r e u t i l a r i a , y el c u r » o


í$6 libre de ta$ syres iriodificaria el calor y híimedad excesivos, c « mo se experimenta eo la Giudad de San Felipe de

Portove-

l o , donde las inugores se retiraban á parir á la de P a n a m á , y hoy se lian libertado de muchas incomodidades por estos medios, CAPITULO XXXIÍL " Huracanes y terremotos que se ex/ierimentan en

Puerto-Ric9,

Por mas perjudiciales que sean los efectes expresados del clima de Puerto-Rice, suele experimentar ©tros mas y terribles, aunque no tan comunes.

funestos

Durante la estación

de

las lluvias o ácia el fin de ellas, suelen ocurrir huracanes y terremotos. L a circunstancia del tiempo en que se sienten, han persuadido á algunos lisíeos, que estos fenómenos pueden preren ir de dos causas ó mas bien de una sola combinada de varios modo?. Las aguas de las lluvias y las de la mar, cruzan y roban la tierra de muchas maneras. L a

mar sobre todo la ata-

ca continuamente con isias ó menos furor, según

el impulso del

agente que lo mueve. Entre los asaltos con que este elemento inquieto la acomete, hay uno que

llaman

resaca ú marea

muerta. Suele ocurrir desde el mes de J u l i o hasta Octubre, y siempre en la costa occidental, causada sin dada por los vientos de esta parte. £ n estas ocasiones la mar aparece tranquila, las olas v i e . «en desde lexos muy mansas hasta la distancia de 20 ó 25 teesas de la costa. Entonces se elevan de repente,

como i m p e l i -

das de una fuerza superior y chocan contra la tierra con una vloleacia asombrosa,

causando un ruido y exfervescencia extra-

ordinaria. Les bajeles anclados en los Puertos, no pueden sistir el impulso de esta marejada

re-

sobre sus anclas y los á r -

rastra sin arbitrio contra la costa. Este movimiento extrao rdiaario de la mar es anuncio guro de a l g ú n h u r a c á n , fenómeno el m m horroroso

se-


de ímagioarse. Es un torvelüno da viento acompaBado'de UaVia, reláaspagósj truenos y algunas veces ds temblores de t i e r vui y siempre de las circunstaucias mas terribles y desbastadoras que pueden reunirse para destrozar

un pais en pocas

ho-

ras. A tíh dia claro y sereno sucede una noche profunda.

A

la deliciosa vista que ofreciau los basques y praderías, se sigue la triste desnudez de un invierno cruel.

Los cedros mas ele-

vados y robusto?, los arranca, troncha y auiontona unos otros, (a) Los tejados, balcones y ventanas

de

las

sobre

casas, los

transporta el ayre, como á la hoja seca de un á r b o l , y por t ó Mas partes se observa ü u deshecho 1 y trastorno' universa! de Casas y hacienda?. E l ruido impetuoso de las .'aguas y de los árboles azotados y deshechos pOr los vientos. Los gritos y llantus de

los

hombres, los mugidos y relinchos de los ganados, que se ven llevar de una parte á otra por los torvellinosy torrentes de las aguas que inundan las campiñas, con un diluvio de fuego

que

se deshace en relámpagos y centellas, parece anuncian las u l timas convulsiones del universo y agonías

de

la

naturaleza.

A' esta borrasca sucede la serenidad y á la p é r d i d a de los frutos se siguen las cosechas mas abundantes, bien sea porque estas violentas agitaciones revuelven los senos cíela tierra y preparan su fecundidad, ó bien porque el huracán proporciona a l gunas materias propias á la vegetación de las plantas. Se ha observado (¡ue de este desorden

resulta una larga serenidad'' *y

que la destrucción de les vegetales sirve para su regeneracioD. Los Indios de esta Isla preveían esta infeliz catástrofe,' y la tenían por cierta, quando observaban él ayré turbado, él sol rojo, un ruido sordo subterráne®, eí circulo de las estrellas obscurecido, con un Vapor que his aparentaba mas grandes. Los Orizoníes por el N o r d Ouest cerrados,' un olor faerte que eshlaba la mar, el levantarse esta en medio de la biando el viento de repente de Este (i O a e s t é . (a) Oviedo l i b . 6. f 6o, y f f í

calma','

cam-


I9S L a experiencia de estos temibles aucesoi les

había ense-

bado á observar las mutaciones de ios asirás y elemento», y á pronosticar en ellos tan fatales fenómenos. H o y mismo

los a-

nuncian dos ó tres días antes que succáan; el olor surforeo que loman las aguas de los rios y fuentes, las cxaltciones que $e levantan de la tierra, y sobre todo, los coníiouos relinchos de los caballos y mugidos de las vacas que están atadas en las vegas, arañando la tierra sin cesar, manifestándose dos y ansiosos de que los suelten, para

despavori-

huir del peligro que

preveen, son para estos Isleües señales evidentes de este suce» so, ignoran las eauftas, pero anuncian los efectos. Las consequencias son mas ó menos fuaests»

según

sus

mayores estragos; per» siempre fatales en la parte en que su* ceden. E s observación constante que jamas vienen del O ríen, le por donde corre el dilatado mar Athiáatico, 1© que persuade se forman en el

continente de ¡a América, pues desde J u-

lio hasta Enero suelen rey«ar los vientos de Poniente y Medio«lia, algunas veces con mucha fuerza, al mismo tiempo que soplan también los del Norte. Este encuentro en el curso ráL pido y opuesto que lleva este elemento, causa un choque proporcionaltnente fuerte á ía violencia con que corren unos contra otros. Si el choque sucede en la aogestura de los •

valles,

gargantas de las montanas, su impetuosidad es excesiva y tras»

•Sorna quanto entuentra en su dirección, causando mayores exAragos e* los cuerpos sólidos que le oponen mayor resistencia. Este coaocimiento cnseid sin duda á los Indios á formar sus a-asas sobre bigas, abiertas por todas partes, para que hallando menos objeto estas mangas ó torrentes de ayre, hiciesen menos impresión. Esta observaejora, las humedades del

clima y los

terremotos, han hecho adoptar k loa Españoles la misma idea de construirlas. Lo» huracanes no suelen

ser generales, ni sentirse en to-

óla la Isla. Unas veces solo atacan la costa del Norte, la

del Sur, y no son raras las que solo se sienten en

aoí partidos, pcr«

toabifa

otras algu-

acobtumbra á experimentarse en to-


199 da U Isla, aunque

4 distintas Inoras, y coa disiiutos efectos,

y «uele pasar á otras distantes, s e g ú n su mayor impiílso 6 la d i r e c c i ó n que le presentan los canales por donde corre. E t i S8 de Agosto de 1772 observé uno que fué geperal en

toda la

Isla; se m u d ó el viento 4 las quatro plagas, soplando e! prime» ro por el Norte, después por el Sur, y íiltimuníeatc por el P » . niente y Orieate: siendo de motar, que cada TEZ que

muda-

ba de rumbo, quedaba el tiempo de seis á ocho minutos enteramente suspenso y en calma, hasta que volvía k soplar por la parte opuesta eoa igual fuerza que antes. Comer.jró 4 sentirse ea la Capital de la Isla á

las once

mencs quarte» de la noche. U n truena sordo y continuo, que ecupaba toda la esfera, el ruido de lasnguas, semejaistc al que se oye quando se aproxima a l g ú n aguacero cspasitosa de continuos relámpagos y tierra, acompañaban

grande,

la vista

un temblor lento de la

al furioso viento, el destrozo

tejados, ventanas y de quanto e n c o a t i ó , con el

de arboles,

ruido

espaa»

toso que hacian est«s deshechos, manifestaron su arribo. D u r ó con

igual furia

en la Ciudad hasta después de la una de la

misma noche; en otras partes de la Isla se sintió desde la mis» ma hora, pero sin particular efecto hasta mas tarde. E n el Pueblo de la Aguada, «n que me hdllaba eu esta ocasión, y dista de la Capital como 25 leguas, no empezó á sentirse

hasta

las dos y media de la misma noche, sopló eon vehemencia hasta las quatro menos quarto de la mañana, y prosiguió,

aan-

que afioxando mas cada vez, hasta las doce del dia. E n este tiempo corrió toda la aguja, y fué dando vuelta á toda la I s la, aunque en distintas horas, causando mas © menos extrago* «n unos pueblos que en otros, seguu sus posiciones. Dos

días antes de suceder este h u r a c á n , el

Cielo estaba

enteramente cubierto; la resa«a y demás «eñafe» ya insinuada» vistas en esta ocasión,

persuadieron á

ios moradores de aquel

Partido la proximidad de este terrible a s ó t e , recurrieron a i m plorar la misericordia divina con dos dias ds rogativas cas e« la E r m i t a de oaestra

publi-

SeSora del Espina!, pero no fue*


200 ron ciclos y al tercer día experimentaron esta desgracia y cotí e!U la hambre, miseria, enfermedades y

muertes, Los

canii-

nos quedaron enterameBte iatransitabiss, cubiertos de los á r b s k s arrancados por los vientos; los nos salieron ds

sos cau-

ces, inundaron las vegas, destruyeron ios sembrados; en ñ a u . na suspensión general se apoderó de los espíritus de

los ha-

bitantes, hasta que la naturaleza volvió á tomar su curso, y la l l e n a auxiliada del cultivo, renovó sus frutos

y plantacio-

ries destruidas. P o r todas k s costas de esta Isla se vea tes vestiglos de los barcos que naufragan con estos,

tris-

huracanes

ó tormtotas, especialmente en la costa del Sur se encuentran playas cubiertas de, deshechos de embarcaciones. Mas frecuentes son los terremotos, aunque sin otras con-' fequeaeias que el susto que causan sus movimientos: por esto son poco temibles de sus habitantes, quienes los predicen por el conocimiento práctico que tienen

de estos accidentes de la

naturaleza. Quando observan que en las quebradas ó abras de los

montes hay neblinas espesas pegadas á la tierra por mucho

tiempo ó que en las aguas de los manantiales se percibe a l g ú n p'.or sulfúreo,

ó sabor estrano del natural, que

periquitos, cuervos u otras aves se j u n t a n en

las cotorras,

grandes vaodas,

y van dando muchas vueltas con mayores graznidos de lo re* guiar, que las vacas y caballos, repiten con frequencia sus m u gidos y relinchos, son sécales seguras de terremoto. Me observado que algunas horas antes de suceder este feruteno, está el tiempo ea calma, el ayre suspenso y

la

at*

mósfera turbia, de los vapores que se han levantado de la tierra; pocos mittvitog antes de sentirse, respira el ayrs con lentit u d ; 4 esta ola de viento suave se sigue con intervalo de dos , ó tres minutos, un ruido &,ordos con una ráfaga de viento fuerte que van corriendo como precursores del vaivén,

que sigue

fin dilación, algunas veces es violento y suele repetirse,

pero

jamas causa extrago. L a construcción de las. casas sobre vigas, y "su «nion afianzada por la mayor parte con vejneos que &|e f i , dexando j u g a r i,ibi;«?meníe las vigas y t a b k s

daa

de ^ue s©


mi Componen acia la parte que Us impele el vaivén o t e r t e m o í % evitan la ruina que causaría, si Iiaüase resistencia ó solidez e» Tos etiiíicios; y asi su misma debilidad los preaerva de los extrugos regulares; las casa? suelen quedar inelinadas acia la parte á donde el vaivén las impelió; y si este ha sido fuerte se conoce la parte de dsude vino, por la positura en

que que-

dan. Estos fenómenos, las continuas tronadas, a c o m p a ñ a d a s de aguaceros grandes, rayos y relámpagos excesivos, hacen i n c ó moda la habitat-ion de esta -Isla en algunas estaciones y los reduce á grandes miserias á pesar de la singular fertilidad y hermosura de sus vegas; pero su» habitantes viven gustosos, por el poco trabajo con que se mantienen; á tal precio vende la naturaleza la subsistencia á los de esta Isla, ademas de las enfermedades á

que están sujetos, como efectos propios del cliaja, CAPITULO

XXXIV.

Enfermedades que mas comunmente se fiudecen en esta Todos los Físicos convienen en que el ayre como

Isla. alma-

ce» universal, contiene en si las semillas de las pestes y enfermedades y como nadie puede vivir sin é l , lo han considerado como causa énica de

la salud, ó del mal de nuestra

natura-

leza (a) por ser el instrumento de que esta se vale para t o das sus operaciones. Las propiedades de este elemento, en t o das partes son las mismas; las qualidades vatian según las circunstancias de los paises: en algunos la m u l t i t u d de cuerpo» y vegetables podridos ha a engrosado la superficie d é l a tierra; y se encuentran sitios cuyos vapores hacen mudar de color á

la

plata, estaio, hierro y á otros metales, según la diversidad de efluvios que exala y nadan en el ayre de la atmósfera; y asi cada pais ó provincia la tiene particular segua las exuiaciaHes (a) H i p ó c r a t e s , l i b . de

flutibus. 2.6


502 de que se compone, y de esta variación resultan las Tanas complexiones, inclinaciones y enfermedades, porque los ajres tornaR las quaíidadps del terreno por donde

corren y llevan consigo

los vapores que encuentran, produciendo los efectos propios de su naturaleza: á esta causa atribuye Jacobo Boncio las enfermedades que se experimentan en ¡a Isla de Java (a). E l calor y humedad que reynan en la Isla de P u e r t o - R i t o , levantan sin cesar de la tierra, lagunas y pantanos,

mul-

t i t u d de exalaciones y vapores nocivos, que encrasan y altera» el ayrc que respiran; e«te imprime su carácter en la sangre, h u mores, alimentes y bebidas,

de que se originaa mucha» enfer-

medades, y aun el color de los naturales. L a primera enfermedad

que sienten e» esta Isla, e s t a q u e

l l a m a » Mucezuelo, la padecea los niños reeiea nacidos. Si

per

casualidad les da el ayre en los diez dias primeros de su vida, les pasma las quijadas y múseulos da la boca y labios, sin poderlos mover, ni recibir alimento alguno. Esta corapresioa se •a extendiendo á los demás miembros y partes del cuerpo, y muere por no haber podido tomar alimento. Son muy pocos los atacados de este accidente que escapan

con la vida;

no ha tí

descubierto expeciíico para contener ¡os estragos que causa el Mocezuelo en los recién nacidos. Otro accidente semejante k este suelen padecer tantes de esta Isla sin distinción

de edades ni sexo,

los habieonocid»

con el nombre de fiasmo: no fes otra cosa que una compresioa de los resortes y miisculos, dexasdo el cuerpo ó la parte a U «ada insensible é i n m ó b i l : proviene de recibir el ayre

estand®

sudado. Algunos no pudiendo resistir el calor, buscan los si. tios frescos en que ventilan los ayres; esto» penetran fácilmente ¿ un cuerpo, cuyos poros están abiertos por el excesivo calor; quedan pasmados y sin reacción n i uso en sus inienfibro», imposibilitándolo para recibir el alimento y txercer ninguna función natural, de que resulta la muerte k los seis ú ocho d i a ^ (a) Jacobo Boncio, de Medicina l a d o r u m , 8, '


203 alendo muy rar» el que salv» la vida. E n otra parte se h-zo memoria de los

funestos

extragos

que ocasionaron en es.ta Isla la plaga de las viruelas y la de bubas, que todavía no han cesado, pero con menos eíVtto. La» viruelas suelen algunos anos extenderse y llevarse algunos centenares de vivientes: en oíros parece está» totalmente guidas, aunque al t r á n s i t o

extin-

«te « n a estación á otra, ó en log

grandes movimientos del tiempo, suelen volver á sentirse. Las bubas no son poco comunes, pero sin consequencia

sensible;

«s muy raro el qna muere de este accidente, sin embargo de que algunos nacen ya con é l ; la experiencia de este mal ha podido enseñarles el m é t o d o de carurlo 6 q u i z á será b o j menos la causa que lo motiva. E l uso frequente del café, leche, dulce y picantes, forma «n general á estos Isleños una complexión enjuta y seca. A l gunos mas por necesidad que por gusto toman el café con m u sha

frequencia, de que les resulta la increspatura general de

fibras, un humor acre y destemplado, con u n ardor

calentu-

riento, que termina en thisis, que los consume. Otra especie da calenturas se padecen en

esta isla y son

frequentes en las vecinas y mucho mas en los valles de la tierra firme: danlas el nombre de calenturas

de cosía, de tercia-

nas y otros diferentes. Atacan a los criollos, á los Europeos y Africanos, especialmente á los que habitan ea los valles, tierras hwmedas ó nuevamente desmontadas. L a espesura de exa« lactones pútrida* que la fuerza del Sel levanta de las tierras nueva» y laguna», impregna el ayre: este infieiena la masa de la «angre, y resultan estas calenturas intermitentes, que suelen guardar en las accesiones

la crisis «¡« tercianas ó quartanas, c u -

ya duración llega á quatro ó seis año», sin que hasta abara hayan encontrado medio de cortarlas. Los que llegan i limpiarse de ellas convalecen con mucha d i ñ c u l t a d y lentitud; mucho» quedan en una debilidad habitual, el cuerpo

estenwado y sin

fuerzas. Lps alimentos sin «ukstancia y el ayre

poco favora*

ble par* recupeiar la salud; conducen al paciente de una «n-


fermedad á otra; los que se salvan de las calenturas,

vienen

á morir da hidropesut. E l ardor del Sol en este pais hace notable impresión los Españoles que

ran de nMestro continente,

mas

en

templado

que eí de Puerto-Rico. E l calor continuo que se experimenta en esta

Isla, disipa los líquidos mas sutiles d é l o s cuerpos,cau-

sa una t r a n s p i r a c i ó n y sudor continuo, y relaxacion de orina, de que proviene quedar la sangre seca, terrea y tan esposa, que circula con dificultad; ocasiona las disenterias y fiebres malignas que acaban con muchos E s p a l ó l e s , Algunos que usan con moderasion del agu ardiente, vinagre y frutas agridulces, suelen preservarse de estos efectos; pero si por ignorancia aguardiente sobre ¡a fruta,

mueren

beben

el

aceleradamente.

Entre los negros reynan dos enfermedades particulares, que •on la que llatnau P i a n y el mal de e s t ó m a g o ; los efectos de esta última son mudar la cutis en un color de azeituna, la lengua blanca, un sueño profundo, con una languidez, que les imposibilita para el menor exercicio: toda la maquina se aniquila y destruye; el disgusto de ios alimentos dulces y saludables, acompaña á ia pasión por todo lo salado y

picante;

las

piernas se ¡es hinchan, el pecho se les levanta, y SOB pocos los que escapan, la naaj»r parte mueren sofocados d e s p u é s de haber sufrido muchos meses. El

P í a n se manifiesta por un g é n e r o de en tumescencias

secas, duras, callosas y circulares, comunmente se ven ulcera, das de un color que tira á amarillo. Algunos confunde n el pian, «on las bubas, porque le convictse el mismo remedio, pero parece este poco fundamento. Todos los negros que van de Guinea 6 nacen en las Islas padecen el pian una vez en la vida. Este es una especie

de

agallaá que les nacen, y no hay exeraplar que les repita, q u a n do se curan radicalmente. L o que admira es, que jamas se pega esta enfermedad á los Europeos, no obstante

su comercio

con las Negras: estas dan leche y crian á los hijos de los blancos, sin que se contagien, ¿ C o m o concillará estos hechos inne-


gabks

la medicina? ¿ P o r q a e no serKn susceptibles de wn ac-

cidente particular k su especie la sangre, la piel y t i color d« los

Negros? Qnalquiera que sea este mal, e s t á evidenciado qne tmie-

rcn todos los años en América la s é p t i m a parte de los Negros que se llevan de gniuea. M i l l ó n y medio, que hoy existen en las Colonias Europeas, son restos infelices de nueve millones de esclavos que se han llevado. Verdad es que esta mortandad espantosa, no puede ser efecto solo del cliraa, ni menos de las enfermedades; pero estas, con la dureza del trato que experimentan en esta parte del round», destruyen esta porción del género humano. Los naturales y Extrangeros de esta Isla, padecen ralmente diarreas y

gene-

cursos de sangre. E s t á incendiada con la

fuerza del calor, se aplica con mayor ó menor exceso, según la complexión mas 6 menos ardiente del individuo. lucioa de este liquido

L a diso-

debilita tanto las fuerzas y pulsos del pa-

ciente, que suele ocasionar sincopes fatales. Algunas veces los cursos de sangre producen calenturas pestilentes y suelen extenderse por toda la Isla como accidente e p i d é m i c o . E n los afíos que padecen tormenta ó humean, atribuyen la causa de este mal al pan que comen de las raices de Marunguey; pero en los años que tienen abundancia de víveres, no saben lar lá causa

seña-

motiva de este mal, que es siempre funesto. Sue-

len encontrar alivio en el cocimiento de la fruta

y planta del

arbolillo llamado Pojuy ó merey: la experiencia les ha enseñado, que el agridulce de esta frutaes utilisirao para contenerlas evacuaciones desangre. Los Españole? que llegan á esta Isla, sofocados del ea¡lor, sienten grande

inapetencia, si toman alimento, padecen i n -

digestiones, pues píff l a excesiva transpiración, ¡es falta el calor suficiente en el e s t ó m a g o para hacer la digestión, de que resulta corromperse el alimento sin llegar a actuarse: los mas padecen

molestas evacuaciones, que quitan la vida á muchos.

Los que sigue» en su gobierno el m é t a d o de ¡o» naturales, sutí-


206 len

librarse de este accidente. E l us* del

aguardiente,

agi^

gengibre y otros picantes y licores, recoges al estómago el ca.. jor natnrai, que la fuerza del sol ha derramado á los estremos del cuerpo; abren d apetito y proporcionan ¡a actividad necesaria para actuar la comida, pero estos medios, que. usados eon prudente moderación,

preservan de la debilidad, ina.

petencia y otros efectos del clima, ocasionan mayores extrajo» en la salud, si se toman con esees®. E l uso oportuno de ia* frutas agridulces, como son ¡as naranjas, limones, guayabas, ta» wiarindos, hicacos, pajuiles y otras muchas p r ó v i d a ofrece en abundancia son muy

que

la naturaleza

necesaria»

en aquel

clima. T a m b i é n se re algún enfermo del mal Conocido

con el

nombre de san L á z a r o , <¡ue es contagioso y mortal, pero soa Hjuy raros los que lo padecen. U n físico hábil •bservacione»

pudiera hacer

muy interesantes á la humanidad sobre las cau-

sas de las enfermedades comunes en esta isla y d é l o s mucho» lemedies, que encierran sus vegetable» para su curación; per® Ihasta ahora no se que alguno haya pasado á ella con tan laudable intento, ai hay m é d i c o aigun© en la Isla para poder consultarle, pues los que residen en la Capital, solo son

ciruja-

pos de ¡os Regimientos, cuya facultad y exercicio carece por Jo c o m ú n

de los conocimientos necesario» para hacer

análisis

y observaciones de esta naturaleza, quedando el público privado del beneficio que si» duda le resultaría de ellas, pues la variedad de vegetables, es increible. L a situación y demás c i r «unstaneias de la Isla, no dexan duda que sus virtudes serán tan

apreciables como las que se encuentran en «tras

paises del Asia, situados á k

Islas y

misma l a t i t u d que esta de P u e r «

to-Rico. Las pruebas que persuaden este pensamiento, wo son naá a equivocas. L a pimienta raalagueta, la nuez de especia, el bejuco de bainilla y ©tras producciones que se cultiva» en aejuella parte del mundo, abundan en esta Isla naturalmente, j es muy regular que á esta proporción se encueutren yerbas y


207 plantas medicmaíes de aquellos países, cuyas virtudes son tata apreciables en torlas paites. Las pocas luces en la hisioria natural y el

ningún

arbi.

trio para consultar á quien pudiese instruirme sobre los particulares de que deseaba informarme, ni« privaron de los co» nocimientos útiles que podia haber adquirido ea los diferentes riages

que hice per los Pueblos de esta Isla, viéndome pre»

cisado á coiiterítarmé con escribir materialmente lo qwe observase por nai mismo 6 lo que me referían ios Isleños, quienes por experiencia saben las virtudes de algunas planta?; pero esta descripción siempre será imperfecta y muy reducida, respecto de lo mucko que ofrece lu Histotia natural de esta Isla, especialotsnte ea el rey no vegetable, como se infecirá, de lo p*' eo que diré ea esta parte de su Historia, CAPITULO

XXXV.

H i s i o r i a natural de la I s l a de Puerto- T t i c ; L a ninguna instrucción de los Españoles que pasan á establecerse en esta Isla, ia corta mansión que hacen en sus puertos los comerciantes y pasageros, han retardado darnos a l g u na idea de la historia natural de esta Isla, cubierta por todas partes de objetos de todas especies, nada indiferentes al que t e n ga ojos para discernir la utilidad de su» qualidades. Las Academias y Sociedades

de los sabios naturalistas, han reunido ei»

este siglo todos sus esfuerzos, para ilustrarnos con sus

obsef-

vacionts sobre los tres Reynos de la Historia natural, y

ha-

cernos ver en este admirable espectáculo la m u l t i t u d de ob*jetos útiles que nos rodean por todas partes: los que presenta esta Isla

son tan curiosos, como interesantes.

Seria obra mayor querer formar el mapa natural en toda lá extensión de que es susceptible; cada uno de sus tres Rey nos pide conocimientos muy profundos, y en todos tres se halla tanto numero ds individuos, «jue seria* precisos

muchos volume-


1508 »es para darla precisa noticia de cada uno de ellos. Por estas ra» zoues me reduciré á hacer una breve descripción de los mat útiles y particulares. M r . JSottñbn d á el primer lugar entre los individuos del JReyno animal al caballo; esta especie la pasaron

desde la I s ,

la de Santo Domingo los primeios descubridores; á los principios se criaron monteses, se multiplicaron mucho, y degenera» j o i en el vigor y hermosura; los caüaban con lazos y en cor.Tales de empalizadas

que h a c í a n

en

las cañadas de

los montes,

los ataban á los árboles, d t x á n d o l o s dos ó tres dia» sin comeí . m beberi con lo qual quedaban flacos y obedientes. H o y est á n domesticados, los crian atados en los pastos, en donde se . mantienen noche y dia: q u i z á

por esta causa tienen el pelo

poco fino, el cuello largo y siempre tendido acia el suelo, la crin y eola poco pobladas; pero son de buen cuerpo, tiene» u n paso natural muy aventajado y cómodo; marchan con la cabeza muy baxa, sin que la rienda los pueda corregir. JMo obstante que su alimento es siempre de yerba, resisten el trabajo, especialmente en la carrera; jamas los hierran, son mas d ó t ciltís y mansos que los de E s p a ñ a , D e algunos anos á esta par. te han mejorado esta casta con la

mezcla de

traen <Je la A m é r i c a del Norte, Estos caballos

frisones

que

mestizos t i e -

iien mas fuegos y bri«8 que los de la casta de la Isla; pero tt l-a segunda generación pierden ya parte de su vigor. K o t o ados tiene» el paso igualmente cómodo y aventajado; los mejoTes suelen andar una legua por cuarto de hora, sin dexar su íjpaso natural, y estos valen á 1 SO y hasta ^90 pesos. E n toda 'la Isla, especialmente eu la banda del N o r t e , los hay en gran siíiítier®. Las m u í a s no son tan comunes como los caballos: apenas se sirven de «Hat, son faertes para el trabajo pero p e q u e ñ a s ; las que se crian en la costa del Sur son de buen cuerpo, briosas y de buen paso; las transportan á las Isla» estrangeras paya los molinos de caia, en donde

las estiman

con preferen-

'cia á lae de las otras Isla» y Tierm-ikufte p o r su mucha re-


sistencía. Antiguamente había en esta Isla muchos asno» silvestres, «|oe extraían pata otras partes: los cazaban c-oim» á los t a b a . Ilos; hoy no se cria alguno, los que necesitan para

garuñoues

los traen de la Tierra-tirme, que son pocos, peqneños y caros. H a n comenzado á valerse de estos animales para t i acarreo y i ©tras faenas: conocen bu utilidad, y q u i z á , f o m e n t a r á ! » su cri.i. Las vacas se siultiplican pasmosamente: las hay bravas rnontesas, y criadas en las praderías; las primeras be nen en los bosques, procrean menos, son mas

6

inantie-

pequeñas,

fía*

cas y su pelo erizado, listas las cogen en moutei ias que suelen hacer una ó dos veces a l

año con perros, lazos y empali-

zadas: las dexan atadas 4 los árboles hasta que la hambre y U sed

las debilita y amansan; entonces las llevan á las

estan-

cias ea donde esigordan con las domésticasi Estas son mucho mayores, tienen los pechos muy abultados y dan Itche abundante y delicada. L a carne de vaca de esta Isla es muy tierna j

de

gusto regalado. E n los bosques se crian grandes manadas de cerdos; pero

son pequeños, flacos, su pelo largo y erizado como javalies peq u e ñ o s , cuyos colmillos le salen do» ó tres dedos fuera de las m a n d í b u l a s y de gusto bravio; algunos los cogen y los atan en los palmares, en donde

los ceban con ta fruta de las palmas.

Si los cuidan mucho tiempo, crian nuevas carnes y toman buen gusto. Esa casta de animales ha degenerado

notablemente de

los de E s p a ñ a : por este motivo procuran al paso de los navios «ambiar los que 'llevan, dando tres é quatro de la Isla por u BO de aquellos para mejorar la casta; sin esta circunalancia, serian ya totalmente monteses, de mala calidad. Los únicos q u a d r ú p e d o s que hay feroces 6 carniboros en esta Isla, s*ii los perros cimarrones ó monteses: estos son de muchas especies, y se han multiplicado excesivaanente: al

ar-

ribo de los

Es-pañoles no los había: los usaron en la guerra, y

, d e s p u é s en

la caza de ganados; hoy mismo los tienen d o m é s -

, ticos para esta; de misa y otros se^Jban quedado y procreado 2?


^210 en los bosques; generalmente

son pequeño?, parecen casta de

gosques, de pelo largo parduzco: también se ve» manchados: se mantienen de los cerdos y terneras Andan atropados, no' se atreven

que se crian ea los hatos.

á los hombres, aunque salen

cerca de las playas á ahullar a los viandantes: causan grandes extragos ó destrozos

en les ganados. Quando encuentran algua

cerdo e ternera sola, la rodea»; el primero que salta

sobre la

bestia y la mata, come de ella hasta que se harta: los demás están echados al rededor, hasta que se aparta el «¡ue la m a t ó : entonces entran todos á participar de la presa.

Estos

si se cogen pequeños, se domestican y salen mejores

perros cazado-

res que les otros. Son grandes ios destrozos que causan ea I 0 3 ganados, y no sera posible destruirlos, mientras se aaanteogaa ios hatos ó En

bosques.

las cabeceras de los ríos y en las lagunas que hay en

esta Isla, se crian muchas gícoteas (especie

de

tortugas) son

peqaeuas, pero delicadas y abundantes de huevos, que los naturales comen con gusto. Su concha superior está dibujada naturalmente de quadros de un color negro fino, el resto es de color mas baxo y tira á pardo. L a m u l t i t u d de ratones que infestan la Islanes en a l g u nos años tan excesiva, que se puede considerar como una plaga devorante, que arruina las cosechas de todos los frutos en los campos. Estas sabandijas transportadas de Europa ó A m é rica en los navios, se han multiplicado excesiva»iente en Puerto-Rico; crecen mas de lo regular: por lo común pasan de una tercia de largos, su cola es mas larga, esta cubierta de pelo blanquizco obscuro, erizado en la cola, sus orejas grandes inclinadas acia atrás, su voracidad y propensión á minar las plantas y sementeras, la» destruye. Quando en las creciente» de los rios se inundan las vegas, perecen muchos, y el labrador siente este alivio. Las culebras cazadoras los persiguen dentro y fuera de las casas, y soh el imico enemigo que los aniquila. Estas culebras son gran Jes, por lo comua pasan de do» Taras y alguna» «le tres; hacen sus madrigueras 6 cuevas eu las


211 m á r g e n e s c!e los ríos, y e» las praderías, siempre cerca de las casas. Las viejas son de color negro fino; la» peqneaas

tienen

el color a h ú m a l o , por t i dia está-u o ullus, por j a noche suben á las casas, anda i por las salas y tepdos cacando <?stos suelen hacer frente, pero la culebra

fixa

ratones;

la cabeza

en

el suelo y levantando el cuerpo en el avre, se sacude contra el vator?, como un látigo, dando tan fi.erLe8 p o n a z ó s en los tablados, que incomodan y espanta-i á los morad» res, pero las sufren con gusto por el beneficio que les resulta de estas cacerías y por otra parte no ofenden á los hombres. No es menos molesta y perjudicial

la varia m u l t i t u d

de

hormigas, que algunas veces ha afligido la Isla hasta el extremo. Las hay de muchas especies. A unas llaman perros por su mordedura dolorosa, aunque no es de

consequencia;

pero

todas son perjudiciales á las siembras y plantas. E l arroz, maiz, tabaco, hasta los árboles atacados de estos

insectos

perecen.

Apenas sale plato á la mesa en que no se encuentren, ni basta precaución Los

alguna para preservar los víveres de su voracidad.

hormigueros mas temibles y debastadores son los de

las hormigas que llaman comegen. Crian en los á r b o l e s , sobre la tierra y en los edificios;

forman sus enxambres

en una es-

pecie de panal de un material amarill® obscuro, que parece es» pecic de cera, aunque es de tierra; son m u y pequeñas, su tenaza blanca, el color de su cuerpo algo roxo; forman su marcha eos buen orden; van sieaipre en una columna de quatro dedos de ancha, y que snele tener mas d» un quarto de legua de larga: el camino que frequentan

queda señalado del mismo

material de que forman sus viviendas; en la banguardia y retaguardia van treinta ó quarenta hormigas mayores que las otras: estas guian

y abren el camino que ha de seguir la m u l -

t i t u d . Si en su tránsito encuentran alguna provisión, cada una toma su parte sin detenerse, ni perder el orden de so formación. E l ratón, cien.pies it ctra sabandija que tiene la desgracia de encontrar con este e x é r c i t o , perece en un instante: cargan sobre el tal m u l t i t u d de hormigas, que 1« cubren y fsr-


212 »iau un obillo, y lo devoran en breve rato. N o es creí Me la violencia d é las tenazas ó boca de este «nimal. L a madera' mas sólida la barrenan con una pasmosa, formando en las vigas 6 árboles agugéros

facilidad

tantos conductos o

para su c o m u n i c a c i ó n , que en una noche i n u t i l i z a n

la viga mas robusta. Tienen propensión á destruir los edificios,' murallas y árboles mayores. E n qualquiera Iglesia' ó casa en que entran, se da por perdida y con efecto dan con ella en el suelo. L o mismo e x e c u í a n con los almacenes (fe ropa, b a ú les, & c . si luego que llegan estos huéspedes no ¡os desalojan, echándoles mucha agua h i i hiendo, que es el único remedio que han discurrido estos naturales hasta el presente. Otra

especie de hormigas hay que llaman cazadoras;

es*

tas son ocho ó diez tantos mayores que las comunes; de color castauo claro, su tenaza grande de color. rojo; comunmente v i ven en los campos cazando ratones, lagartos, topos y

quanta»

sabandijas encuentran, Quando llegan á las casas las registran^, • im dexar rincón ni cosa que no paseen, la limpian de las arafias, cien pies, cucarachas y de qu antas sabandijas

se crian en

ellas. Esta especie de hormigas, es menos c o m ú n que las otras. Los cienpies son muy comunes e n l o d a la Isla, se encuentran en las casas y campos. Su cuerpo, que

se

compone de

muchos anillos, suele tener un palmo de largo; es de color cast a ñ o encendido, tiene m u c h í s i m o s pies, y j u n t o á la b o c a d o » p ú a s largas con que apresa las sabandijas de que $e alimenta; con las mismas hiere y causa un dolor vivo, inflama la p a r t « v ocasiona calentura al paciente. Su cabeza es de

color rojo,

compuesta de muchas articulaciones; sus ojos pequeños y negros; por la noche relucen algunas partes de su cuerpo, huye de la l u z , se cria en loa bosques y lujares húmedos de las casa?, corno también los alacranea y escorpiones, gongolies y otro» animales.

Entre estos el mas teaiible y venenoso en esta Isla, es

el que llaman g u a b á ; comunmente se cria en los troncos de los árboles podridos. E l es una especie de araña, ó mas bien de cangrejo, sa color obscur©, lleno de zaacas, eon u a » tenacita que


213 ié sale de !á parte snperíov de la cabera, como íá que t i e n e s ' lós cangrejos, don ella .hieren al que por descuido poue ht mano ó *e aproxima á donde él está; su veneno es mortal, sé aplica muy luego el' remedio. Los naturales de la'ísla lo» cogen sin recelo, asegurándolos de las fena2ss con que ofeuden. Seria obra m u y prolija detenernos k describir tocias las c k aes de Ifis reptiles y sabandijas que se criau en esta Isla, por ser innumerables sus especies y t a m a ñ o s , especialmente las de los mosquitos, abtspas, moscas, mariposas y oíros

insectos de'

©sta naturaleza; y asi nos reducimos á dar la precisa noticia de1los que por su bingularidad ó utilidad merecen alguna memoria. Las

abejas

que pueblan

los bosques

son muchas, mas

p e q u e ñ a s que las de E s p a ñ a comunes: su color negro, Uso y reluciente, mudan de domicilio con facilidad,

vaguean

montes, crian en los troncos de tos arboles huecos,

por los que ha-

llan desamparados, y no pocas veces arman terribles refriega» entre los enxarabrts por desalojarse de alguno d ¿ ellos, en donde forman

sus labores según ei á m b i t o se las proporciona; pe^

ro generalmente les dan la figura de una pera, en la qual depositan la miel, crian y sé a l o x a n . L a cera es de color amoíatado

obscuro, m u y suave y blanda,

sin q u é los naturales

liayau arbitrado medio de solidarla; la mezclan con cera blanca de la Habana, con lo quid

blanquea a l g ú n tanto¿

y toma

la solidez suficiente para emplearla en el uso de las iglesias; pero su l u z es siempre opaca, q u i z á por no benefieiarla. L a miel es tan fluida y suelta como el acéyte, el color de á m b a r pero se agiia y pierde en poco tiempo. Es de buen gusto, y lo» boticarios se sirven de ella para los mismos usos

que U

de Europa. Atendida la m u l t i t u d de abejas que hay en los bosquea, no puede dudarse que el pais es muy apropósito para este g é nero de grangeria, y que si las recogiesen en colmenas y c u i dasen como en Europa, eacarian crecida? porciones de miel y de cera. Fotos años hace que en la Habana no se hacia apre-


su cío alguno de esta gran ge ría, y

hoy por el cuidado con es-

tas abejas (según dicen) transmigradas de la Florida, de su cera un ramo de comercio lucido,

con

bien

forman fundadaf

esperanzas de mayores incrementos y utilidades. Algunos cohonestan la indiferencia con que miran

la cria de

ias

abejas

«ron que no pueden rnnltiplicarse en los colmenares por la persecución

que padecen de las hormigas; pero el exemplo de Is

Habana desvanece esta disculpa. Hay otras muchíis especies de abejas en esta Isla; unas trabajan fn los troncos de ios arboles como las precedentes; pero estas UQ forman sus alojamientos con la dentadura curba y f i fi lada, de que ias armó

la naturaleza para el efecte. Otras tra-

bajan en las rendijas de las paredes y muchas en agugerosqoe abren la tierra. Todas son útiles y laboriosas; pero estos I s leños bastn ahora no han recogido un enxambre en

una

col-

mena. Las

abispas son tantas y tan crueles, que incomodan no*

dablemente, no solo al t r á n s i t o por lo» montes; las mismas casas de los Pueblos está» llenas de estos enemigos, crian en las viviendas y por todas partes hay muchas. D e ios insectos volantes, los mas ¡nocentes y hermosos so» las lucernas: las hay de muchas especies; unas

son

pequeñas

mariposas, cuyos ojos tienen un cerco de h u m o r fosforoso, que i l u m i n a la atmósfera por donde vuela el espacio de tmaquarí a ; a l u m b r á n d o s e ella misma para volar de noche entré los caEaverates de azúcar, cuyo jugo chupan para alimentarse, m u l t i t u d es tanta, que forman

Sa

nubes é iluminan de noche las

plantaciones de la caña, causando una claridad hermosa y d i •vertida. Otra especie de lucerna*, á Tas quales dan el nombre de cucuyos, es del tamaño y figura de los grillos de E s p a ñ a . Es., tas tienen dos ampollitas de humor fosforoso debaxo de las a» las,

dexándola

ver quando vuela por intérvalos, pues quando

recogen las alas al cuerpo ocultan sus luces, y quando las cxtí«nd«n para eontiuuar el vuelo las m a n i ñ e s t a n , dando co&es-


215 ta alternativa unos olages de l u z , que desaparece y alinnbr* al compás de sus

vudos, quedando del todo eclipsada quatl-

do se paran en las praderías ó bosques

por donde audau ca»

zando otro» insectos para alimentarse. L a tercera clase de estas lucernas, llaman cuculanot', aoa mayores y mas luminosas que las otras; tienen quutro alas como las cucarachas, parecen escarabajos;

en la

parte

posterior

tienen un depósito de aquel humor r d u r i e n t e de mas extensión y claridad que el de los otros, uno solo d'á l ú e suficieu» te

para leer ó escribir sin el auxilio de otra l u z ; el color de

su cuerpo es vario y hermosu; and&n volando de noche por Jas casas cazando mosquitos, y otras insectos de que se mantienen. D e estas lucernas se valen para alumbrarse en las noches obscuras para marchar por los caminos ó hacer qualquiera d i ligencia

que les ocurra. Atan un cucubano ó cucuyo en el de-

do pulgar del pie, y les sirve de antorcha, para no perder la senda, y hallar lo que buscan» Algunos forman cellares deellos, y los llevan para alumbrarse; las mugeres suelen clavarlos con alfileres en el pelo, y resaltan graciosamente.

Otros

forman con ellos cimillos para los sombreroé, y lucen masque las pedrerías y brillantes, que usan las señoras de Europa. T a m bién suelen deshacer á estos animales, y con su humor teSirse la cara, manos, virretinas y otras cosas, las quales resplandecientes

por algún

kumor, se va apagando el

tiempo; pero en secándose

quedan aquel

resplandor.

Las mismas lucernas pierden su v i r t u d luminosa, pasados quince dias de su piisien, pero vuelven á avivarse sus luce* luego que las sueltan. Es e s p e c t á c u l o divertido ver las ve^a» y bosques

de esta Isla iluminados con variedad graciosa de an-

torchas que produce la naturateza, para manifeitar le» maravillosos juguetes de la Omnipotencia, siempre admirable aun ea los mas mínimos insectos. EmUict inminlmis maximus ifise Deus, Entre las nubes de lucernas se ven volar los murciélagos sangradores; estos q u a d r é p e d o s volantes van de «oche

por las


216 vega^ y estancias en donde pastan, ios ganailos». buscand© ses que están doraiidas p descnidadas

re-

para sangrarlas y chu,

.paries. la sangre, ¡o que executau con singular habilidad. Pa. ra esto la naturaleza les ha dado dientes tan afilados, que sangran sin, ser sentidos a u n . d e los,, mismos hombres que duermen

en sus

Amacas y se encuentran desangrados sin haber sen-

tido la operación, L a cisura que abren es redonda, del, tamajpo. de « n a cabeza de alfiler, §us ojos son muy pequeños,

la

boca rasgada de una oreja á otra, estas son largas y derechas; para descansar se cuelgan de las ramas de los á r b o l e s , ciñendo las alas al cuerpo, de suerte folgados dtd árbol. Hay otros

que

parecen frutas, 6

racimos

murciélagos que no son sangra-

dores, mas pequeños y que se diferencian de aquellos en membrana, que les sul<2 de la frente, de la

figura

n-

de

un

. fierro de lanza. No

hay plaga mas universal ni molesta, que la de las n i .

jgtsas. E n las casas, campos y por todas partea

hierven

estos

insectos, é incomodan a los racionales y a la& bestias, a unos . «las que á otros, según la disposición

de lo§ humores de ca-

da uno. Los que los tienen acres é irregulares, padecen menos, !No hay defensivo que preserve de la sutileza de estas pulgas !|uasi invisibles; se internan por entre las medias y zapatos, penetran la carne viva, caasando una comezón

ardiente;

intro-

d u c i d a s en la carne, forman una bolsita de tela y á las vein» te y quatro horas, ya tienen en ella un deposito de huevos para criar un hormiguero de l i g u a s . Estas

son

unas

pulguitss

^ue ge forman entre el polvo con una abundancia increíble: son t a » menudas que apenas las distingue la mejor vista;

por

la

noche se ven bormigueaiL en la tierr.a, m i r á n d o l a s o b l i q u a m e n . te al reflexo de la l u z , con la qual hacen varios visos y co. lores. D e s p u é s que este animal i to se ha introducido en la carne, conviene dexarle uno ó dos dias para, que creciendo, presente cuerpo para poderle extraer. Esta operación tan los criollos con la ligereza que enseña

la

la, execu-

práctica. C o »

isa alfiler van. apartando la carae c^naestá whix la niguaj has*


217 ta descubrir bien el zurrón cito en qne ha hecho su

niUafbi,

que al segundo dia es ya mayor que un cañamón,

entonce»

lo atraviesan con el alfiler para arrancarlo, cuidando que no se rdiieute para que no quede semilla, pues de lo contrario se multiplican con tanto exceso, que quitan la vida á los que no cuidan de sacarlas con tiempo. £ n í l hueco que dexa la ni« gna extraída, echan ceniza de tabaco ú otra cosa para canterizar la herida, que

aunque es p e q u e ñ a basta

para

exponer

gravemente al paciente si pdr desgracia se moja ó le da el ayre», Es pensión de todos los dias el registrar los pies para i r sacando las que han entrado; comunmente anidan entre la u£a y la carne de los dedos, y no es e x t r a ñ o sacarse algunos u . na docena al dia. N o se sabe en esta Isla

remedio

alguno

para preservarse de esta plaga terrible. N i sé que se crie «lia la resina de otuha, que los Indios tunebos

de

Putuíe

en r

Chisgas recogea al pjé de los páramos de chita, y aplican felizmente contra esta plaga cruel, según testifica el Padre C u milla (a). Los abuses, aradores, garrapatas y cucarachas se encuentran

en toda la Isla, 9 incomodan noche y dia, aunque

no

son de conseqnencia sus ataques. N o puede menos

de admi-

rarse la pasmosa fecundidad con que la naturaleza

multipli-

ca en esta Isla una infinidad de

reptiles é insepto» que pa-

recen destinados, unos para incomodar al hombre, otros para divertirle y alumbrarle, y todos para que alaba las maravillas de su Criador. CAPITULO

XXXVK

De las aves que se crian en esta Ida* ' No

son tantas ni tan varias las especies de aves en Puer-

to-Rico, como las plagas de insectos y reptiles impertinentes. A l compás que ia naturaleza prodiga estos, escasea (a) Gfamilla, Orinoco ilustrado, f. 433.

aquellas;


91 % « o n f j d o hay iabundaücla de gallinas, pabos, patos y g u i n é a » . Esta especie de aves á quienes M r . Valmont

de Bomare (a)

llama gallinas pintadas y da otros mucho» nombres, son monteses» y se domesticas con facilidad; son mucho mayores que las nas

galli-

comvmes, pintadas de blanco, negro y gris; tienen dos mem-

branas

por barbas debajo d d

pico, y una cresta muy peqno-

tm sobre la cabeza, en la qual no tienen p l u m a ; su pico tira á rojo, llevan la eolá caida como las perdices: los pies tos y parte de sus

son cor-

usas están unidas mediante una merabrara;

sus huevos son pintados: saca, cria sus pollos y vive como las g f llisas; tienen una viveza extraordinaria en todos sus movimien. tos; corren con mas relocidad que las

perdices: vuelan

poco

y para dormir se suben á los arboles: su cacareo, es un grito agudo penetrante, desagradable che y el di a, siendo

y alternado á

ratos por la no*'

por esta causa i n c ó m o d a su vecindad.

Las guineas son inquietas, y

alber: tan frequenteraente

el

gallinero; su humor dominante quiere

reinar sobre las otras

aves; la dureza de su pico, la agilidad

en todos sus movimien-

tos, sostienen su petulancia y hace mirar coa desprecio la volaterin; acomete

toda

á los nabos, gallos y demás aves con f u -

ria precipitada. Si encuentra resistencia vuelve las espaldas, pero al instante se presenta de nuevo al combate, sorprendiendo al enemigo y en

esta alternativa venga muy bien sus enfa-

dos' Los Genoveses

pasaron estas aves desde las costas de G u i -

nea k la A m é r i c a con los primeros negros en

1508, las qua-

les se han multiplicado en las casas y en los bosques (b): por esta

circunstancia vari a n

en el tamaao, y aun en los colores

según los países y mezclas qne han resultado: las que se crian culos bosques, son mas p e q u e ñ a s que las d o m é s t i c a s ; pero de mejor

gusto, aunque unas y otras son delicadas, y su

casa

debe hacerse con perros: sin ellos es trabajo inútil,. Luego que (a) Dicción. K a t . t . 2. f- ^ 2 . |b) Valmont de Bcmare tora, Z . f. 4 ? .


la guinea ve al perro se ssora en tanto grado, que no se mueve del sitio eu que está, bien sea en árbol ó en tierra. M i e n tras eí perro grita ella lo mira con ademan de qnereilo asaltar, bate las atlas, grita y se manifiesta desesperada contra é l sin mudar jamas su siUiacies. N o dexa de ser dificii de creer lo que voy á decir, pero á la experiencia me remito. M i e n tras el perro grita á la vista de la guinea bien puede e! cazador tirar á su salvo quantos tiros quiera, que aunque yer« re los seis primeros, la guinea esperará otros tantos en el mismo sitio, sin ausentarse hasta que se vaya el peno ó la maten. Esto se observa, y se sabe en PuertoRicoj y

creo que

en todas partes en donde se crian; igualmente que

es

inútil

cazarías sin llevar perros, pues bien sea andando ó al vuelo, entre las espesuras de los arboles, burlan la mayor diligencia y des; reza. Esta misma circunstancia de pararse á los perros sin huir de los tiros repetidos de la escopeta, he observado en las gallaretas; estas son una especie de pollas de agua, que se distinguen entre si p«r los colores de la cabeza: unas

la tienen

encamada, con una p e q u e ñ a membrana del mismo color en In garganta; otras son de color amarillo, otras negras y de

también

varios colores. Las gallaretas viven comunmente ea el agua,

se ven en vandas por los rios de esta Isla, especialmente en los de Toa, Bayamon y Loysa; se mantienen de pececillos, frutas y gusarapos,

son tiernas y de buen gusto. Quando encuentran

las canoas que navegas por los rios, levantan el vuelo con uti cacareo

semejante al de los tordos aunque mas fuerte y seno»

ro. Las gallaretas negras á quienes dan el nombre de imitan

con sus voces algunas dieciones con tanta

Tujuis,

propiedad,

que e n g a ñ a n , equivocándose con las vocea de los hombres. Los áaramuílos y patos se encuentran igualmente en la navegación de los rios, y no son menos tiernos y regalados; pero estos no levantan vuelo:

quando oyen el rastrillo de la escopeta ó pasa

alguna, canoa, se zambulles debajo del agua hasta que ya no


s i e n t e » ruido y suelen salir á mucfca distan CÍA. E n las vegas y riveras de los tios, se ven muchas garzas; son una ^especie de zigueñas muy blancas, algunas hay de color de plomo obscuro, andan por las lagunas y m á r g e n e s

de

los rios, cogiendo pececiüos, ranas, sapos, culebritas y otras sabandijas de qne se alimentan. Son muy altas y hermosas, su pico es de la figura de una espatala

de quatro a cinco p u l -

gadas de largo y de dos de ancho; en la punta lo es mas,

j

de figura circular; lo juega con singular destreza para apresar los pescados y animales que busca. También

^

hay niyseSores en esta Isla: son mayores que los

de Espaaa y algo di furentes en el plumage, que es de un gris obscuro con algunas

plumas blancas; su canto es sonoro y a-

gradable, y no lo suspende en ninguna estación; pero no hace tantas diferencias, ni tiene la meUdia que aquel; se domestica con mas facilidad, y canta en mente que qoando está en su

aunque

las Jaulas

igual-

libertad.

Las palomas monteses, las cotorras, periquitos y los cuerbos, son muy comunes en toda la Isla: se alimentan de frutas, y sus carnés son de buen negra. Estos

por lo

gusto, aunque

la de los

cuerbos es

común se sientan s ó b r e l a s palmas de gra-

na; vocean de muchas manerasomitando las voces de los hombres, su color obscuro. E n algunas partes se ven las tórtolas, mas pequeñas que las de E s p a ñ a , pero mucho mas hermosas. Focas mas son las especies de aves que se ven en esta Isla: en sus costas hay menos, y solo dos merecen alguna atención por sus circunstancias. Los alcatrazes ó pelicanos de A m é r i c a , se ven vucear t e do el día para sacar del centro de las aguas del mar los peces de que se alimentan; son mayores que

pabos,

blanco y negro, ó mezclado de pardo. S u pico,

de

que

color es

de

catorce ó mas pulgadas de largo, y cinco de ancho, es durísimo, curbado en la punta como los de los papagayos; su cuello se extiende como media vara, cubierto de pelo

rojo

obs-

curo; desde el pico le corre un zurrón de membrana hasta el


291 pecho:' en el guarda Sos peces que coge, para pasarlos at est ó m a g o quando lo nscesita; sus

fauces

sión, que Oviedo (a) afirma haber

tienen

tanta

exten-

visto meter en uno de e-

llos la capa de un hombre. Andan boíando sobre la» oias del mar observando !a pesca; quando ta ven se precipitan de cabeza en las aguas para hacer la presa, y iuego levantan el huelo para continuar buceando; el pico tiene dientea m u j menudos, y parece una oja de sierra: alguiaos sueleíí

matarlos por

sola diversión, paes sus carnes son poco agradables por el sabor fastidioso que tienen de mariscr. En

ios islotes que circundan la

Isla, y en algunas

par-

tes de sus costas, se ven unas aves aquatiles, que llaman flamencos ó perionas; son mayores

que abultadas, se semejan par

su figura á las garzas, aunque tienen el pico mas grueso y largo, y desde él hasta la mitad de! lomo son de un color encarnado tan vivo, que se viene á ¡os ojos; después va cayendo el color y termina ya en blanco. Se mantiene de los animahilos que halla en el agua; corta los juncos y eneas, habitaea los islotes y callos, huelen tanto a marisco, que basta tocarlos para quedar inficionadas. D e s p u é s de muertos, se apaga sensiblemente la viveza de su hermoso color, quedando tan amortiguado, que parece blanquizco, de donde U l b a

(b) infiere la

vitalidad de la pluma. Pocas mas son las aves que se crian en esta isla, y aun algunas de estas especies se

m a l ti piscan poco. Q u i z á el tem-

peramento del clima no s e r á tan adequado para lo es para los insectos, vegetables

ellas,

com»

y peces.

D e estos hay muchos en toda la costa y sus ríos: las l i sas, sábalos, pargos, rebalos, mojarras, curbinatas, colorados, sardinas, anchovas,

cúreles y otros muchisinaos se cogen con la fa-

cilidad y abundancia que dexamos

dicho en otra

parte. Solo

falta que añadir, que las tortugas, careyes, tiburones, manaties, (a) Ovied», l i b . 14. f. 111, (b) LUloa, entretenimientos, f. 154,


S2f bailetiiis, pez-espada, murenas ó otros fie esta naturaleza, ven éo

se

frequentemeute en estas eostas y en los ries; pero no sitninteresante su descripción, bastará saber, que hay abundan^

cia de e!íos igualmente que de marisco; y aunque las especies de conchas son escasas, con todo, hay muchos erizos., estrdSa* y caracoles 'grandes de u n nácar n uy subid©. CAPÍTULO XXXVIT;

f

X)e los minerales que se rec&nocsn en la I s l a de Paerio-Eic&, L a ambición de adquirir la plata y el oro, ha sido en t o jos

tiempos el mayor incentivo, que ha agitado á las

nacio-

nes

enteras á descubrir nuevas provincias á expensas

de i n -

decibles trabajos, a minar los montes hasta formar poblaciones s u b t e r r á n e a s , ú n perdonar

diligencias n i fatigas por adqui-

Tir estos preciosos metales «jue dan la ley al mundo entero, arreglándose el valor de todas'las cosas k la mayor abundancia ó escasez con que corren. Todas las Naciones se afanan por poseerlos y son el m«vil universal de sus trabajos y faenas. Los

Americanos clesentraaan la tierra introduciéndose p o r

sus profundos senos, ansiosos de ser raás felices con la posesión de estos Idolos, aunque son los que menos gozan

de ellojs.

Los Chinos, los Europeos, los Africanos y hasta las gentes mas "barbaras trabajan y surcan los mares por adquirirlas; su atraca r o ha hecho aproximar á las Naciones mas remotas mediante el comercio que las ha civilizado y esclavizado de mucha» maneras: tal es el imperio q u e exerce sobre los hombres este i m á n de sus corazones. El

origen del descubrimiento de jos metales no es

fijo:

algunos los creen tan antiguos como el M u n d o ; pero los F í sicos que observan á la naturaleza en una acción continua, y «que sus Agentes son tan actives en el centra de la tierra, como

en la superficie, se persuaden

que se van formande su-

f«sÍYamgale. Cada caeta!^ según, los «himistas, tienen vinatier-


Va ^wé !e eonstitüye y le es peculiar. Se encuentran veces en

fie/titas,

223 algoáai

6 pedacitos muy pequeuos sobre la tierra, e ü -

tre las arenas de los ríos y en las quebradas

de los

montes»*

pero no son estos los lugares de su nacimiento. Las

excaba-

ciones ocasionadas por las inundaciones, los terremotos y otro» accidentes, que trastornan el globo, extraen é e sus matrices es*, tos fragmentos, que se encuentran separadoss del seno de la tier» ra en

donde se formaron.

Los

naturalistas conjetaran que estas oficinas de la nata*

raleza, están siempre calientes por fuegos substerraneo, que

e.

levan continuamente exalaciones sulfúreas, y salitrosas, que obrau sobre las partículas

metálicas, dividiéndolas de otras ex-

t r a ñ a s , adelgazándolas y reuniésidolas entre si hasta formar u na masa mas ó menos grande, y mas ó menos pura, según la cantidad La

de

otros cuerpos que se interponen»

naturaleza, que

parece

lia querido ocultar al hom-

bre los varios modos con que forma los metales, no ha podido librarlos de su codicia y desvelos. Con estos ha m u l t i p I L cado sus observaciones, y ha llegado a conocer los lagares en que

hay minas. Por lo común

téril

en donde las plantas crecen con lentitud y se acaban pron-

en viendo alguna montana

es-

to, ó que los arboles son pequeños y torcidos, que la humedad

de los rocíos y lluvias no se conserva, que se elevan

e-

xalaciones sulfaieas y minerales, que las aguas están impregnadas de sales vitriólicas, ó que en las arenas se hallan a l g u nas

partes metálicas, bastan algunas de estas señales, para per»

snadir que el terreno en que se observan contiene mineral,

(a)

Estas señales se observan en muchsjs partea de la Isla de Puerto-Rico; y aun quando las grandes porciones d é oro que se sacaron en ios primeros años de su redacción

no acredita-

sen esta verdad, las arenas de este metal que se ven en los ríos de L o q u i l l o , Sibuco, Daguao, Mayagues, Manavon y o» (a) Raynald. í o m . 5. f. 113, Balraont de V o m . tom. 5. f. 4 0 § . Ü l l o a divertimiento 12. f. 225.


224 tros; y las circunstancias ó señales característica»,

que se veik

eta sus nacimientos y en otras muchas parte» de la

Isla, es-

pecialmente en las inmediaciones de la V i i i a de San Genoanj pueblo de Yauco y en todo e l territorio de Coamo, bastaban para persuadir con mucha probabilidad los

grandes mine-rales

que hay en ella toda^ y mas abundantes en la parte, del Sur y de! O u e s í . E n el rio de Loisa, y en los que le entran por una y otra margen, se Ten tantas arenas de hierro y que forman playazos y bancos, uegres de las arenas

acero,

de estes

muíales. Pero como el beneficio de una mi«a necesita no menos caudales que inteligencia en la Mineiologia las excabaciones

para la dirección

subterráneas, extracción

de

de las aguas, segu-

ridad de los canales ó galenas, que se han de hacer para seg u i r las vetas de ios metales, la construcción de muchas maquinas é instrumentos para facilitar

los trabajos, separar las a,

re ñas y demás materias extrañas, y en Puerto-K ico jamas hato

mineros, ni se trabajaron las minas con fennalidad ni inte-

ligencia, podemos decir que en P u e r t o » R i c o jamas hubo m i MUS abiertas. Los primeros Españoles, siguieron en muchas cosas é l e* xempio é instrucción de los Indios. Estos, que el o m cerno

solo miraban

un. objeto de puro adorno y de simple curiosi-

dad (a), se contentaban con. coger en las m á r g e n e s de los ríos las¡ pepitas ó. granos pequeños, que ¡as lluvias y torrentes desprendian

por acaso d é l o s montes, ó minerales de su t r á n s i t o .

3Los Españoles que se aplicaron á este exercicio, adelantaron poco los medios de sacarlo en abundancia y con comodidad. Se contentaron con hacer

labar las arenas de los rios, hacien-

do, algunas excabaciones superficiales, mudando de sitios

fre-

quememente sin trabajar ó abrir mina alguna s u b t e r r á n e a , que. acreditase

la riqueza que maniSestan las señides exteriores.

Este método seguido, constantemente

en toda la Isla

(a)? Raynald, t . 3. f. U ^ . K o b . t , £. f. 332,,.

es


los añas que se aplicaron sns moradores á lavar ó extraer el oro, no ha sido suficiente para demostrarnos los grandes

te-

soros qae encierra en sus entrañas, y aú podemos decir que en esta parte la Isla está

tan virgen hoy, como antes de lle-

gar á eila los E s p a ñ o l e s , quienes

por ser en corto numero, o-

en un dos en sugetar á los I n d i o s naturales y á los Carives, desde el segundo año de su establecimiento, fallos de medios y de inteligencia

para abrir minas, según

las reglas con que se

txecuta en otras partes de A m é r i c a y Europa, se contentaron con recoger lo que encontraban en ia superficie de la tierra y aun

esto ge i n t e r r u m p i ó muchas veces por las guerras; y ú l t i -

mamente se a b a n d o n ó del todo por ia fuga general de los I n dios, disminución de Españoles y de las desgracias

ocurridas,

que ya dexamos dichas anteriormente. Por esta causa, aunque esta Isla fué descubierta

en

el

segundo viage de Colon año 1403, y poblada en el de 1509s está hasta hoy ignorada en ta parte de su geografía íisica, JNa« <die ha hecho excabaciones que

puedan

llamarse minas, 6 k

lo menos no ha quedado noticia, ni vestigio alguno que lo acredite: y aunque mediante el exercicio de labar las arenas de los rios, sacaron porciones considerables de oro y estaño, esto solo prueba la abundancia y riqueza que hay en la Isla de es* tos dos metales, pero no el que sean únicos en la especie. L a esperiencia

y obaervacione* de los físicos enseñan que

las minas de plata se encuentran en las partes altas ssi como el oro en los paisas cálidos © templados.

y fria», Por

esta

regía no habiia minerales de plata en esta Isla, ni los Hiato» riadores hacen memoria de ellos, al paso que

nos la

los de oro; pero como se han abierto los senos de la quedamos

dan tiernáj

siempre con la misma duda, aunque con indicios da-*

ros de que hay otros metales. A dos legues de Zalamea en F.xtremadara, hay una mina de plata, inmediata á otra de plomo (a). L a veta

de aquella,

(a) Bovvres introducción á la Historia natural» f. 58.

29


se compone de espato, de qunrro y de pirata, y de uts matoriul piritoso. E n

las Serranías de Añasco, en Puerto-Rico, hay

o-

tra mina de piedras piritas, marquesitas, que nosotros llamamos piedra inga, que aunque

según

los lapidarios y minera-

listas, se distinguen entre si por algunas circunstancias accidentales en lo substancial de su formación y naturaleza,

son

de

una misma masa mineralizada por el vitriolo, azufre, arsénico, con el hierro, cobre, oro y plata. E n una se encuentran todos estos mixtos; en otras solo alguno de eilos; (a) de don« de se puede ¡afsrír sin violencia, que atendidas tancias caraeteristicas

las

circuns-

de las minas de piritas ó marquesitas, y

haber una muy sobresaliente en el partido de Añasco de esta Isla, no seria extraño se encontrasen en ella minas de los metales y semi-metales de que se componen las piritas, si s« examinaseu sus senos, pues se ve que en esta parte no repugna á la naturaleza de la tierra, á su situación local, ni á la» demás circunstancias necesarias para la formación de los metales de

todas especies.

D a n los lapidarios á las piritas diferentes nombres,

según

los tarios mixtos que encuentran en ellas, de que resulta la variedad de colore», su mayor solidez, brillo, juegos, olor,

fi-

gura y otras cirennstancias que las distinguen entre s i , A u ñas llaman

piritas sulfúreas ó piedras de fuego, por el m u -

cho que dan al golpe del eslabón, de las quales le hallan en lás inmediacioaes de Paris. A otras, piritas de cobre é calco-piritas. Estas dan menos fuego, su col«r amarillo verdoso, y constan de cobre y cristal vitriólico: tales son las de Saxonia é I n glaterra, A otras piritas arsenicales, cuyo color es

blanquiz-

co, mas duras y pesadas que las anteriores; dan fuego, y exhalan un olor de ajos, como las piedras incas que vienen del Perá.

E n fin, á otras dan los nombres de piritas marciales, p i -

rita» alumin«sas y piritas de oro. Todas estas diferencias preía) Valmowt de Bomare t . 7. f. 390. y l , 5. f. S74. B o v vres f. 69,


vienen de l a mayor dosis de las materias mínera'es que contienen; pero en todas se encuentra alguna plata igualmente que en estas de Áuasco; y en la costa del Sur-Ouest de

la

ísía

hay muchas apariencias de que no es escaso este meta!. Pero contrayéndonos ya k la calidad y circunstancias

del

mineral de piritas que hay en Añasco, debemos decir que son de la clase de naarquesitas de oro, pues en ellas se distinguen, particnlatí de este metal y de plata, aunque mal

combinadss

con el cobre, hierre, azufre, arsénico y demás materias de que constan. Estas marquesitas son sólidas y brillantes; uo dan fuego al golpe del eslaboo, ni pierden sus brillos por el contacto; su color es de latón, sus

fígnras

muy varias, aunque por

lo c o m ú n son cortadas u ocíoedras, formando dritos trapecios é

diferentes qna*

irregulares, de que resulta su

llantez. E l material mas abundante de la mina es

mayor el

bri-

hierro,

cobre y arsénico, c»n algunos granos de oro. La escasez azufre hace las piedras mas duras y vistosas y menos

tas á las impresiones del ayre y del fuego. Sin embargo ser estas marquesitas de las de mejor calidad en su ningún

de

expuesde

especies,

Isleño se ha tomado el trabajo de utilizarlas, ó de ha-

cer ensayos sobre ellas. Pero esto no debe admirar al ver la misma indiferencia en las mas constantes maestra» de ©ro, y de plata que hay en muckas partes de la isla. Por estar ¡a Isla cubierta de bosques y malezas, es difícil examinar la calidad de sws canteras, las petrificaciouas, conchales, fosilss ó «rborizaciones; solo al paso de los montes

se

reconoce, que la calidad de la piedra, por la mayor parte es berroqueña, en otras arenisca y no es escasa la caliza; pero esta

observación pasagera es insuficiente para dar idea de sus can-

leras, ni podra formarse la que conviene, hasta que el

tiem-

po y la aplicación las manifiesten á la luz del sol, y se de•entraaen

sus senos.

Q u i z á parecerá extraño no hacer memoria de algunas antigüedades

ó monumento» de los Indios; pero estos no tenian

edificios de mucha duración

ni pensarou

inmortalizar la

me-


228 moña

de sas

Egipcios ó

H é r o e s y C a z i q u t s , erigiendo p i r á m i d e s , - c o m o los

Guacas

c o m o ios d e l P e r ú , y

asi

en t o d * ta I s l a v e s t i g i o a l g u n o de a q u e l ios t o r i a de sus vaba en

h a z a ñ a s y acontecimientos memorables,

de sus

bailes,

sar

dexar

lla

en

L a hisse

conser-

C a z i q u e s , á quienes o b s e q u i a b a n c o n los A r r e y en

los quales

celebraban

alguna

triunfos

alguna

pen-

del

a q u e l l a Isla han

ha-

tiempo conserva-

este p a r t i c u l a r , q u e

merezca

refe-

asi pasaremos á la t e r c e r a p a r t e de la

historia

natu-

q u e ofrece

mas

sobre

sin

esto n o se

de la I s l a r a s t r o n i m e m o r i a

I n d i a s ; n i los E s p a l ó l e s de

do tradición rirse: j

sus

otros m o n u m e n t o s á !a p o s t e r i d a d ; p o r

parte

d e los

ral,

encuentra

los cantares q u e pasaban de padres k hijos c o n la ero*

no'.ogia tos ó

no se

tiempos.

extensión

de o b j e t e s

que

referir

y

que

admirar.

CAPITULO

Bescrificion

La

algunos arboles.de l a I s l a

experiencia acredita,

hombres como

de

X X X V I I I .

de Puerto-Rico%

«jue no solo el

carácter

é i n c l i n a c i o n e s de los i r r a c i o n a l e s son

los

El

calor

ge hacen

quiere; jor

efecto, s e g ú n

el m a y o r g r a d o

produc-

vegetación,

de

constante, q u e algunas

veces prevalecen

en las c á l i d a s ;

en c l i m a s frios.

húmedos,

D e a q u i nace ser

a d a p t a b l e s á unas especies de p l a n t a s el c a l o r , y á otras lo mismo la humedad Con

todo, por

pos de v a r i e d a d q u e en

me-

observándo-

otras q u e solo se c r i a n en terrenes c á l i d o s y

s i n q u e subsistan j a m a s

y

o-

a c t i v i d a d coa

s e n t i r en l a t i e r r a , y l a especie de plantas l o r e -

pues es

en t i e r r a s frias, sin encontrarse

se en

los

en q u e se c r i a n .

y h u m e d a d , agentes generales de la

c o n mas

que

de

diferentes

c l i m a s , sino q u e t a m b i é n las plantas y sus

ciones son t a n varias c o m o los t e m p e r a m e n t o s

bran

tan

tan

el f r i ó ,

y sequedad.

l o g e n e r a l es mas c o m ú n

de plantas en

las f r í a s , siendo o í a s

vestirse ios

las t i e r r a s

cálidas y

permanentes,

frondosas

cam-

húmedas y

varias


229 en 'aquellas, que en estas. E n las primeras se renueva y viste la naturaleza frequeateraente;

en las segundas solo se

fuerza á producir una vez al año, para acreditar que del todo estéril, quando el gol llega á

calentarla

es-

no es

dirigiendo

sus rayos menos o b ü q u o s . La S a b i d u r í a eterna dispuso tan varíes tempepaaientoa, y hermoseo ia, nstnraleza de tan

diferen-

tes maneras, distribuyendo con generesidad y proporción á lo» climas, territorios y propiedades

det áyre, tanta

plantas, que sus multiplicadas especies, aunqne

multitud

de

sftío so.i leve

insinuación del i n ñ n i t » poder de su Criador, son iucomprehenaibíes á dos hombres, no s®l© él conocimiento de sus virtudes y

quididades, pero aun

los dedicados á su estudio apenas han

podido adquirir noticia de un corto numero de sus denominaciones. E l clima de Puerto-Rico, aunque en genera! es cálido y h ú m e d o , especialmente en las costas y vegas, goza de un temperamento apacible en la cordillera que divide ia Isla á lo largo; de suerte, que en las partes altas se siente un fresco moderado, especialmeute en tiempo de lluvias y asi se encuentran en estas alturas arboles y plantas que no hay en las vegas, como los roble», caobas, nogales, seibos, granadil'os, & c . y en es>tas abundan otras especies, que no se ven en aquellas, las palmas, guayabos, sipotes, naranjos,

papayos,

limones y

otrosj sin que por esto dexen de prevalecer en ambas partes a l guna» especies, como los g u a n á b a n o s , tamarindos, camifistulas y otros que crecen con mas ó menos vigor, son comunes en las vegas igualmente que en la cordillera. Seria mucha prolixidad

querer dar noticia, ni aun de la centesima

parte d é

los vegetables que produce esta tierra: me ceñiré precisamente á la de algunos mas particulares p©r sw utilidad ó por sus circunstancias, advirtiendo que unos y otros los

produce na-

turalmente la tierra sin el auxilio del cultivo, ai necesidad de plantarlos, excepto el arboliío de la yuca, algodón, café, y al* •gunos pocos de cacao. Ente café

que es natural de la alta Etiopia, trasplanta-


230 do á la Arabia, desde allí á Java y á Surinan, (a) y uítíma* mente á las Islas Antillas, y á otras partes de América y Eu* ropa, se cultiva con felicidad en toda la Isla de Puerto-Rico, en unos partidos en mas abundancia y de mejor calidad que en otros; en la costa del Sur, que es mas calorosa y seca, tienen mayores cosechas y esta reputado por el mejor. Crece con p r o n t i t u d , da su fruto á los tres años.' su IroBco,

que

cree»

de nueve a diez pies de altura, tiene por le regular de quatro á seis pulgadas de d i á m e t r o , su corteza blanquecina y l i sa, sus ramas son delgadas y largas, sus ©jas ordenadas de dos en dos, se asemejan

algo k las del laurel; están siempre ver-

des, lucientes y lisas sin olor y sin gusto particular. Sus

flo-

res, que nacen j u n t o á las hojas en numero de quatro ó cinco, son blancas; algunas veces tienen el color de un rojo p á . lido, se asemejan á las del j a z m í n d« E s p a ñ a , son olorosas, d r su c ú p u l a salen quatro ó cinco estambres, de su pistiilo nace el fruto muy semejante

á la cereza, aunque algo

y el pezoncito muy corto, toma el color encarnado, y

menor9 quan-

do llega á ennegrecerse está en sazón, lo cogen á mano,

le

mondan la carne, y queda el hueso cubierto de una cascariJla* de la qual le desnudan en pilones, y el hueso hecho p o l vo es el café que se usa de diferentes modos. E l café de Puerto-Rico es muy apreciado de los E x t r a n . geros, lo mezclan con el de Asia, y toma sabor.

su mismo olor

y

Por estas circunstancias lo prefieren «1 de las otras i s -

las, lo solicitan coa ansia y se puede decir que se llevan toda la cosecha de esta Isla, que es considerable y

se

aumen-

t a r á á un punto excesivo con las nuevas providencias del M i nisterio que Ies facilitan los medios de extraerlo. N o nos tendremos á referir en que es útil á

de-

sus virtudes, ó quaiidades; todos convienen algunas complexiones, igualmente que no-

civo á otras, (b) (a) V a l m o n t de Bomar t . f. f. 10*. Raynald. t . 4. f. 395.. (b)

Diccionario B o t á n i c o f. 46. M r , Chomel cit. i b i d .


231 La yuca, cuyo cultivo es muy c o m ú n

en toda la Isla, es

\m arbolito de siete á ocho pies de altura, y de tres a quatro pulgadas de d i á m e t r o ; su corteza tira á roja, sus ramas son torcidas y nudosas, ius hojas de un verde obscuro y

cortadas

como los dedos de las manos, sus ñores de un amarillo do, ¿ a semilla,

aunque no f r u c t i í i c i . Las raices de la

que los negros llaman magnoc, y son semejantes

los Portugueses

caíyuca,

mandioca,

á los nabos; las rallan y prensan para extraes,"

su j u g o , que es un veneno violento: de las raices ralladas, que parecen el serrín de las tablas, hacen el pan de cazave en u na erma de barro á fuego lento, co» el qual se quaxa quedando una torta de medio dedo de gruesa, «juc parece una tabla serrada; le dan la figura quadrada ó redonda, según es 1». orma ó marco en que la cuecen, y esta especie de pan es u sado en toda la A m é r i c a , con preferencia al de maíz, aunque es áspero y de poco gusto: el mismo j u g » venenoso

después

de hervido, pierde su mala qualidad, y lo usan para salsa ó sayneíe en la comida de pescado, (a) Hay

algunas diferencias de j u c a , que tienen tan

diferen-

tes nombres, como los países y casias de gentes que la usan; en esta Isla solo cultivan la que llaman agria, que es la antecedente y la dulce, que solo se distingue en que las raices son mas blancas, de mejor gusto y que n® son venenosas: por esto las comen crudas, aunque suelea suceder muchas muertes por equivocar esta con

la antecedente. D e

una

hacen almidón muy fino, y tiene los mismos usos que

y

otra el de

E s p a ñ a . Alguno (b) cree que este arbolillo pasó á la A m é r i ca con los negros desde la costa de Africa;

pero debo adver*.

tír, que los Indios salvages lo cultivan con esmero é inteligencia. E l cazave es el mejor pan para los viages de mar

y

de

tierra por conservarse u n año, (c) y asi los Indios y Espauo*. (a) Oviedo l i b . 7. f. {hj

74.

Raynald. t o m . 4. f. 178.

(c) Oviedo l i b . 7. f. 74.


232 les l o usan siempre en sus navegaciones.fl E l árbol que produce el a l g c d o » , y ge cree originario de Si areí,es de diferentes especies,

y esta Isla es tan propia p a .

ra su cultivo, qus se cria en muchas partes sin é!. E l mas COHUH) crece á la altura de estado y medio, su tener de seis á ocho pulgadas de d i á m e t r o ;

tronco

suele

de él salen m u -

chas ramas pobladas de hojas, divididas en tres partes; da su ñ o r dé la íigura de campana, compuesta de cinco ó seis hojas de un color amarillo, que tira á blanco, de su centro sale un capullo del tamaño de una nuez, tiene

varias

divisio.

nes llenas de estambres, ó copos de a l g o d ó n , que se va esponjando y saliendo del capullo al paso que va madurando: e n . tre los copos se encuentran diferentes granos negros que son la semilla de la planta; para separarlos usan los Extrangeros l i na especie de molinos, con los quales

los desmotan ó

lim-

pian con perfección, ahorrando tiempo y buque para transportarlo; cuya economía seria muy útil en Puerto-Rico^ si se es., tableciese este instrumento. N o obstante que este arbolillo pide poso cuidado, y que la Isla es á proposito para destinadas á

su cosecha, hay

pocas

hacienda*

esta p r o d u c c i ó n , aunque en todas tienen algunas

plantas de é l , y es de u n blanco m u y fino y ú t i l

para

las

manufacturas mas delicadas. D a dos cosechas al a ñ o , la de Setiembre es mas a b u a d a n í t

que la del mes de Marzo. Las 11 l i -

rias y los ayres recios m?Itratan mucho este vegetable, que apetece 4fs lluvias frequeutes y ligeras y la tierra seca y cpjosa^ aunque en todas prevalece, y solo necesita el

eas-

cuidado

de que en su circutsfereacia no haya yerbas, ni otras plantas. JNace de

la semilla, da su f r u t a á los nueve ó diez meses des-

p u é s de estar sembrado,» pero conviene cortarle

las ramas des-

p u é s de la cosecha, y aun el mismo tronco cada tres años; con esta operación dura mas tiempo el plantel, y da mayor utili» dad. E l árbol del cacao, cuyo cultivo e s t á quasi enteramente abandenada» en esta Isla, se encuentra en muchas

partes: de


ella, po.

como

resulao* de los

H o y solo i o c u l t i v a

r o , q u e apenas

p l a n t e l e s «jue

algún

les s u r t e s

Aménca,

huV>o en

para sis c o n s u m o .

Este

ra!

de la

ra,

sus hojas t i e n e n seis á siete

pulgadas, de

tad

d e aockas,

un

renuevan

en

es poco c r e c i d o , su m a d e r a

puntiagudas,

de

nas p e q u e ñ a s

r«sas

el cacao.

Esta

de

de

porosa y l i g e -

l a r » a s , y la m i -

baso

rayada ó

ellas, n i de

las « p i a l e s nace

m a z o r c a es de la

pepino p u n t i a g u d o , de color tá

verde

y

morado

d i v i d i d a e n tajadas,

flores,

á s p e r a s ; se que

se

q u e son l i -

la m a z o r c a

figura

mtm»

árbol

todas las estaciones d e l aao, i g u a l m e n t e :

caen; j a m a s se ve d e s n u d o

ra

oiro tiem-

c u r i o s o , pero en tan c o r t o n u m e -

de u n

que enciercohombro 6

ó a m a r i l l o ; su c o r t e z a es.

como

l a de los melones y p a -

payas. N a c e n en las m i s m a s raices d e l á r b o l , en su$ ramas tro bol

á c i n c o de g r u e s o , flor,

en

todas

p o r Saa

N a v i d a d , Q u a n d o la mazorca tan

pot el

medio;

sa,

se e n c u e n t r a n

en

unidas mediante una algodón; extraídos

descobren

d e s p u é s de sacarlo, medad, De

se

en

qua-

se ve en el á r -

de

Ju«io,

las

y por

la c o g e n y l a c o r tres

lineas de g r u e -

t r e i n t a al a t e n d r á s m u y b l a n c a s ,

substancia blanca

dias a l sol para secarlos,

co o b s c u r o , y

Juan

está madura,

t«s granos

y

ya maduro; pero

donde tiene sobre

de v e i n t e 4

tronco

l a r g o , y de

las estaciones

f r u t o n u e v o , m e d i o sazonado y

cosechas p r i n c i p a l e s se hacen

tro

su

t i e n e de seis á siete p u l g a d a s de

q u e parece u n poco d e

ó a l m e n d r a s los d e x a n tres 6

qua-

entonces t o m a n el c o l o r á

mus-

la cascarilla delgada q u e

lo almacenan;

per© si r e t i e n e

las

cubrr,"

alguna

hu-

pierde»

estos granos f o r m a n sus sementeras, q u e

c i g o s , de u n

terreno escogido,

« l i s t a a c i a u n o de ©tro: q u a n d ©

poniéndolas á y a han

llaman alma-

una

quarta

éñ

crecido una tercia,

los

extraen

con

t o d a l a t i e r r a de-su c i r c u n f e r e n c i a , los van p o n i e n -

do en'

filas,

distantes

doce

s o m b r a de o t r o s á r b o l e s t e efecto; p e r o l a de matas

ó q u i n c e pies u n o

de

©tro

f r o n d o s o s , q u e t i e n e n puestos

c o m o es fácil

d * p l á t a n o s , para

los

penetre

la

e l s o l , p o n e n o t r a fi-

q u e c o n su f r e s c u r a

$0

á

para es-

T

froudo-


5S4 sidad abrigue la plañía tierna de! cacao; pero siendo esta muy ardiente por su untaral«z;j,

va secando á la del plátano al pa-

so que crecen; entonces ya goza de la sombra de los arboles mayores que le dominan. E n esta Isla empieza á dar fruto á los tres años después de plantado, |«n algunas partes de T i e r ra-firme

tarda doblado tiempo según

la calidad de la

tierra

en que se cultiva) inclina sos ramas ácia el suelo; no pide mas. cultivo que limpiarle las yerbas, que se crian en su

inmedia-

ción; quiere iisuého riego y calor, sin este perece; los ratcaes hacen grandes destrozos en sus mazorcas. Aunque el p l á t a n o no es propiamente árbol, pues carece de madera y de ramas, siendo la planta mas útil y hermosa que se cultiva en esta isla, y aun eu toda la America, daremos aqui su descripción.

Esta mata se eleva de d®ee á q u i n -

ce pies de altura; su tronco no es mas de itn graa rollo de Ibojas embainadas tinas dentro de otras:.no tiene madera ni corteza. Las hojas en la parte que forrean el tronco, son un conj u n t o de tubos, divididos entre &i por unas telillas llenos de aguas amarillas, y asi un solo golpe de sable basta para c»rtar el tronco, que suele ser mas grueso que la pierna de un hombre, y de seis á siete pies de alto. A esta distancia se desplegan las hojas que hasta allí hablan formad® el tronco, d i rigiéndose en circunferencia ácia arriba. Desde el arranque del tronco hasta su extremo, t e n d r á n cerno seis pies de largo, y dos de ancho; son verdes, lisas, relucientes y muy D e l centro del tronco sale por entre las hojas

kermosas. un

tallo

largo como un brazo y crece eneurbado; ea la p u n í a tiene una flor amoratada de la figura de una pina de piuo; esta se abre y manifiesta uu racimo de plátanos, del tamaño de una vaina de abas tiernas cada uno; crecéis hasta an palmo de largo, y sobre dos pulgadas de grueso, quedando algo torcidos en forma de un paréntesis; tienen dos esquinas ó listones, formados en la misma corteza, que corren por ios dos costados,

desde

el pezón hasta la punta. E l color de esta fruta á los priacipios es á e un verde claro; al paso <|ue va

raadurando

lo l o -


23.5 BU amarillo, y quando se pasan se vuelven n«gros. S a carne es muy suave, llena de un j u g o agradable, y sabe á tantas cosas,

que no es fácil señalarle semejante." Si se quiere compa-

rar a las camuesas y peras mas delicadas, parece tiene analo. gia coa estas frutan

Otras veces se asemeja

higos bien sazonados, y si se asa, que en España

a! gusto

de los

cuece ó desa secar al modo

los higos, se perciben gustos diferentes, siem-

pre muy agradables,

pero sin poder compararlos con propiedad

á ninguna el ra fruía d«

España.

Cada planta de plátanos solo da un racimo, este suele tener ochenta, d a a í o y mas plátanos; quando lo? cortan, cortan también

la reata, pues no vuelve á dar mas fruto; entonces ya

tiene tres ó quatro renucTos al pie, que a! año dan su racimo y por este motivo se extienden tanto los platanales, que el labrador necesita trabajar tan te p a r . detener sus progresos, como para fomentar los de otras plantas. Esta especie de plátanos, que en la Isla llaman hartones, son

los mas comunes y útiles. Estando verdes

y asados sobre

las ascuas, sirven de pan; qisaado están ya madures,

los co-

m e » crudos, fritos con manteca, en la olla, asados y

de otras

maneras,-y siempre saben bien, aunque son indigestos; de ellos hacen también vinagre muy fuerte. Hay

otras muchas especies de plátanos, congos,

cambures, dominicos y otros de que suelen

guineos,

tener por regalo

en la inmediación de las casas, cuyas matas se diferencian de las de los hartones, en que son de un verde mas claro, y el f r u to es mas pequeao;

son

mas dulces, suaves y esa u i si tos. T o -

das estas especies de plátanos san mas abundantes, gruesos delicados, según

y

la mejor calidad de la tierra donde están. Por

lo c o m ú n los plantan en tierras crasas y h ú m e d a s ; no necesitan

mas cultivo, qae limpiar una vez al año la yerba que se

cria en su circunferencia. Oviedo dice (a): que fueron

los

plátanos

llevados á la Isla de Santo Domingo desde la gran Ca-

(«) Oviedo l i b . 8. f. 80.


. 236 narias en I f i l f por el Padre F r . Thomas de ISerlsmgs, á e ] O r den de Predicadores, que desde dicha Ciudad se han

llevado

á las deroas islas y Tierra-firme, y que son originarios de U India en donde los llaman muses. E n algunas haciendas de Españoles curiosos se ven a l g u . fias

parras, higueras y granados, aunque son muy raras; per©

prevalecen bien, y sus frutas no son inferiores á las «jue cogen en los mejores paises de Europa j fructifican todo e l a i o ; pero las manzanas, ciruelas, peras, cerezas, guindas, melocotones, n i otros arboles de E s p a ñ a , no fructifican, ana prevalezcan. E l calor constante de esta Isla, les

será

pero si se plantasen en las partes altas en donde el

quando nocivo, tcmpe-

ramento es mas-benigno, q u i z á darían fruto, como lo he visto en la Ciudad de Caracas y en otras

partes de

A m é r i c a , «n

donde cogen melocotones, i anzanas, pavias, membrillos, y ®« tras diferentes frutas de Estos

España,

son l®s uticos

arboles, y el de los agies que

recen a l g ú n cuidado á los isleños de Puerto-Rico; su

meagrá»

cultura reducida en todas sus partes, no se extiende á mas en esta. L a naturaleza del clima los produce silvestres u ú m e r o y variedad, que

llenan

de

admiración,

en tanta

igualmente

«jue sus singulares producciones. Daremos noticia de algunos de los mas particulares y útiles, dexando los demás por cvitav la extensión demasiada que seria indispensable. CAPITULO

XXXIX,

A r l ó l e s silvestres, y fructiferts que se hallan en los bosques y vegas

de esta Jsla,

E n t r e ¡os arboles de que abundan ios feosqnes de esta I s la, cuyas producciones interesan á su comercio por ei consumo que de ellas haeeu las .nacione1!, es el mas apreciable el que produce la pimUnis mulogneta conocida igual m é a t e con el nombre de tavasco, de Jamaica, de Chiapa3 por criarse en estas Pr««


237 l i n d a s ; y aunque «n esta !s!a de Puerto.Rico es muy abundante, y de la me|or calidad en su especie, está

hasta

hoy

quasi desconocida, por la cortísima extracción que de ella se hace, y esto no debe servir de prueba para calificar su calidad, por

cogerse comunmente soio la que se cae de los ] arboles

por muy madura en la tierra mojada, expuesta á las lluvias y rocíos, que la perjudican notablemente, llevándola en barriles, sin

las precauciones que toman en otras partes para que con,

serve toda su v i r t u d , y buen

gusto.

Este árbol se ciia entre la m u l t i t u d que cubren la costa del Sur

de Puerto.Rico, especiahngnte en los

partidos de

Guayama, Pon ce y Coamo, que son los mas áridos y e s t é r i les de toda la Isla, siendo muy raros ea la costa

del norte

que es fértilísima. Su tronco es alto, derecho y liso, de madera dura y á propósito para obras, de color rojo obscuro, q u é con

el tiempo toma u u negro lustroso: su corteza

de color

pardo algo b l a n q u é a m e ; sus ramas largas pobladas de ojas, que se asemejan

á las del laurel, huelen como la pimienta, y sir-

ven como ella para condimentos, y para diferentes remedios, arroja sus flore» arracimadas vueltas ácia abaxo, dé cuyas c ú p u las salen

un COBJUnto de estambres coronados: de cada c ú p u -

la sale un grano de pimienta, que es gruesa por ío general, aunque en algunas partes, ( y algunos arboles en todas)

la dan

mas p e q u e ñ a . Cada grano tiene por remate una coronilla; en lo interior tiene sus divisiones formadas por una telilla, en c u yo á m b i t o contiene una pulpa aromática y picante, y dos granitos que parece son la semilla de la especie: es a r o m á t i c a , y se percibe en esta pimienta el olor de la canela y del c!av#; se

emplea, no solo en sazonar la comida, sino t a m b i é n en la

medicina; fortifica ta la circulación

el e s t ó m a g o , facilita la digestión,

aumen-

de la sangre, y ea u ti i ¡si rao el baño de la i n -

fusión de sus ojas para, fortificar el cuerpo, para los h i d r ó p i cos, curar las llagas, y oíros accidentes.

El

aceite extrahido

ale esta pimienta, no sobrenada ea el agua. JEn Jamaica, y en otras partes cultivan este árbol separan-


23S do de su circunferencia otros inútiles, y plantando

de

nnev»

en las tierras que no sirven para la cana de a z ú c a r ; cogen la pimienta vareando los arboles antes que llegue á madurar del todo; la secan al sol, preservándola de toda humedad y rocío; la limpian con esmero y la enzurronan encueres,

para trans-

portaría á E u r >pa, de que hacen un lucido comereio. E n

puer-

t o . Rico es enteramente silvestre; la cogen después que

se ha

caido de los arboles quando ya está llena de un j u g o que la inutiliza por la mayor parte, úv¡ preservaría de las humedades, ni curarla ai Sol, ni otra precaución, y solo se aplican á recogerla algunos, que para salir de a l g ú n

alcance, toman el

arbitrio de j u n t a r algunos barriles para sacar dinero, dexaodo la demás abandonada

en los montes, en que se cria en mucha

abunda m i i ; verdad es que no todos los años es igual esta cosecha, pues aun

aao

caso. E l Doctor

D o n Casimiro de Ortega p u b l i c ó / u n a

cripción

abundante, es regular seguirse otro es-

muy curiosa de este árbol,

y de su

des-

fruto,- propia de

su instrucción y talento: en ella dice (a), que D o n Juan Joseph Coy coa, le dió una porción de la pimienta malagueta de Puerto-Rico 'para que hiciese su examen, y análisis; pero n© TJOS

dice el concepto que formó

de

ella; siendo de mucho pe-

so el dictamen de este sabio facultativo para que el supiese las utilidades que podia sacar

Público

de la pimienta de Puer-

to-Rico determinadamente. N o es menos común en la costa del Sur, y en las partes altas de esta Isla, el árbol que produce la nuez, que los naturales llaman de especia, y algunos nuez moscada; no rae atrevo á decir que sea de la misma calidad, que la

que

Holandeses nos traen con tanta economía de la Isla de

los Ban-

da, una de las molucas, á donde han querido vincularla, quemando los arboles de esta especie que habia en las otras (b); JÜ á seaalar la clase de nueces aromáticas á que pertenece: pues (a) D r . Orteg. H i s . de la Malagueta f. 16, (bj

Raynald. tom. 2, f.

203.


2.19 falto de la instraceíon necesaria para hacer su análisis, y ex a- • tisinar con toda preci ion sus- qualidade§, es preciso dexar i n decisa su propia denominación y especie, c o n t e n t á n d o n o s decir, que su

figura,

con

tamaño, color, olor y dema» q u a ü d a d e s ,

distan poco de la que los Uolandésea

traen de Asia por mos-

cada. Algunos curiosos en Puerto-Rico la preíieren ít aquella para algunos usos, y si se cultivase, q u i z á se mejorar ni m u cho,

pues ¡a tierra que la produce naturalmente

en los bos-

ques tan a preciable, la daría mejor mediante el cultivo;

Esta

Isla por su tempérame! to, calidad de !a tierra y posición geográfica,

no es inferior á i i iguna de las Malucas.

L a experiencia enseaa que traido de la Africa

todas las plantas que se

ha»

y Asia, como la yuca, cauafistula, café, ca-

ña, gengibre, & c . se han aiultiplieado pasraosamente. L a sualidad llevó al Puerto de la Guaira un barco

ca-

oían des con

algunos urbolitos de canela íraida de Ceylan. E l guarda mayor de aquel puerto

D o n Joseph E s p a ñ a , pudo adquirirlos, y

ios plantó en su hacienda, que dista peco de

dicho

puerto.

Y o los vi el auo d« 7S y estaban tan crecidos, frondosos y sd corteza y hojas de tan buena

calidad y gusto, como la

exquisita de Ceylan. En Puerto-Rico, T r i n i d a d ,

en

mas

la vieja

Gruayana y en todo el crinoco, se cria silvestre igualmente que ©tras

especies aromáticas, como son la quinav puchen,

dre clavo, vainilla, & c . ¿por que pues ces

ma-

no se darán las nue-

moscadas legitimas, ¡a canela, clavo, & c . en esta Isla, co-

mo en la de Mann, y demás Asiáticas, si se cultivasen y beneficiasen como en aquellas? Poco costaba hacer la experienciaj los arboles estaa plantados y dan fruto todos los anos,

aun-

que se hace poco aprecio de é l . El

árbol que produce el achote es muy

la Isla, especialmente

c«mun en toda

en las vegas; es p e q u e ñ o , su corteza t i -

ra á roja; las hojas s©n grandes y duras, de curo, sus fíores parecen

un

erizo espinos© como el de las eastañas, llenos de «jueaos muy encarnados/

verde

obs;.

rosas silvestres, dados veces alaño, ua granes

un© solo que se ponga en

pe.

la bosa,


240 basta para echar la saliva encarnada toda una tarde. Los E x tía ligeros ponen estos granos en calderos de ag en donde fermentan, extraen las eces, las hacen hervir al fue. go, y van sacando la espuma de aquel licor rojo; esta 1» vuelven á hervir en otro caldero, hasta que se espesa á cierto p u n to; estonces forman panes de esta masa, de la qual

se sirven

para teñir la lana, algodón y demás primeras materias de que trabajan las telas. Por esto la cultivan cmi esmero en la Cayena los Franceses, en Es^uiho, Bervis y Surinana loa O l a n deses, y los ingleses en sus Islas, con grande utilidad de su comercio; pero en Puerto-Rico nadie recoge el que la tisrra ©frece, ni hacen aprecio de él para n i n g ú n uso. E l árbol cerero, se produce naturalmente en terrazos, que no son extremadasiente frios y en los templados que sean h ú medos, con particularidad en vegas ó playas

de

rios;

como

t a m b i é n en toda tierra que produce t r i g o , sea alta 6 haxa; su; t a m a ñ o es como el de los olivos regalares y algunos inas peq u e ñ o s . E l fruta

es semejante á los granos de pimienta

de

Castilla, Se tiene experiencia que cada arbo! grande bien rinde do» almudes de fruta; otroa menores almud y el mas inferior una q u a r t í l l a .

carga»

producen urs

Anualmente se logran

dos cosechas, la primera mas abundante que la segunda, y a« quella dura desde Marzo, hasta Mayo. Para coger el frut» en saxon, ha de estar s»bre cenizoso ó blanco. G u a r d á n d o l e en «cajones bien seco, puede aguantar u n año sin perderse,

y ée

cada medio a l m u d , ae saca ana libra «le c«ra poc© mas á me» líos, en «l modo que abaxo

se dirá.

Cogido el fruto, se pone á disecar esparcido sobre cueros © tablas en parte donde se ventile sin darle el sol, revolviéndole diariamente con blandura, b á s t a l o s treinta dias en que se procede & sacar la cera: pues aunque a c a b a d » de coger dicho fruto, puede t a m b i é n sacarse la expresada cera, queda esta en*, lonces de ceior demasiadaineníe verde, y dexaudo pasar aque» Ites treiata dias,, «jueda algo blanca.


941

El

reservarla del «o!, «R psvqae este derrite la fruta

consnene parte de la substancia de ella; pfro

fuera

de

y

este

perjuici», se experimenta que a s c l á n d a U por tres diás, be c o n sigue cera mas blanca. Ponea al fuego una olla vidriada por i» interior, c@n alguna cantidad de agua, y estando hirviendo i n . troducen la fruta que puede caber, y van recogiendo con ü * Ka cuchara el craso que se eleva á la superficie del lo dexaa enfriar ten

agua, y

hi.sta que se coagula, que entrmees lo derri-

y íiltran p»r un paño de «oleta, con lo qual resulta lim<«

piis la cera para labrarse. La primera fruta

que se introduce en la olla, permane-

ce allí con el agua h i m e n d o hasta que haya dado toda su bubstanda, lo qual se conocerá quando no sube craso alguno sobre el agua, y entonces con nueva agua y fruta |epiteB la gencia

dili-

ahtecedeate.

Esta cera es vidriosa, y no han descubierto modo de hacerla

flexible,

por lo que se labra con alguna dificultad, y las

velas están expuestas á quebrarse. Ponen las mechas ó los

pavi-

sosteniéndose de palitos fuertes, y alli les van b a ñ a n d o cotí

la cera, resguardadas del viento; porque este hace coger vuelta

á las velas, y mientras están

delgadas cuidan cada ve» que

corren la capa de la cera á las velas, tirar del cada una per la parte de abaxo para que

extremo de

no tomen vuelta.

Deroas de lo dicho, para lograr q « e blanquee mas, conviene t a m b i é n ponerla en pasta al soi, y a! sereno por algaíios dias en vasos vidriados, por que d sol la liquida* pero n u n ca queda enteramente blanca. Entre Us plantas útiles que se hallan por todas, psrtes en esta Isla, está la eraajagua, Es á r b o l p e q u e ñ o , 6 mas bien u na mata, ds cuyo tronco, que por lo c o m ú n es muy corlo, salen

muchas varas largas y derechas; su color, hojas y fruto se

asemeja en un todo al avellano de KspaSa, con sota la difereticia

que los hotoríes ó avellanas no tieneo medula; del pelle-

j o de la» varas hacen sogas para todos usos,

cotnunniente loa

barcos del país no gastan otras cuerda?, que las de esta cor31


S49 teza; son de muclia duración y resistencia, aunque m u y ás peras para manejarlas. N o es menos útil y común otro arbollllo, nombre de giguereta, que es el P a l m t

conocido con el

Christiy que abunda

en la costa de Coromandel, Este árbol i lio es mas p e q u e ñ o que el anterior, se divide también en muchas varas nudosas y c r u zadas entre si, como las del rosal; sus hojas se dividen en c i n co dedos, como las de la higuera; echa un racimo de

granos

semejantes á los de! café, de los quides hervidos sacan

un a-

ceyte claro y hermoso, sirve para alambrar tan bien como el de olivas; da una de; es también

l u z clnra, sin olor, ni humo que incomo-

un purgante

muy usado, y lo toman igualmen-

te en polvos, disueito en la agua contra las calenturas, y sus hojas las aplican los Indios contra el dolor de en esta Isla solo los negros cuelen

cabeza;

hacer a l g ú n

pero

uso. E n

al-

gunos jardines de Europa ponen esta planta por ornato. E l tamarindo se encuentra en las vegas y bosques; preva». lece igualmente en las playas ardientes, que en las montanas frescas; es árbol muy grande y copudo, su

tronco llega á te-

ner diez pies de circunferencia; la madera es muy dura, y de color algo roja; sus kojas se asemejan á las del helécho, locadas todas á un solo lado de las ramas; Hiontonadas; constan

de quatro hojitas de color

pestil tiene tres estambres: de estos se forma contiene el fruto,

co-

las flores salen ade rosa; su

la bayna

que

es de color musco de la figura de la de las

abas: en estas se contiene una pulpa © masa de color pardo encendido con algunos granos llanos y lisos; la masa es de un pabor agridulce muy g r » t o al paladar; de ella desleída

t n a-

gua, componen una bebida mas delicada y saludable, ^ue la del limón, hacen dulce de que

usan para refrescar, para p u r .

• arse, y en las fiebres agudas corrige la acrimonia de los h u mores vW-iosos y de la sangre: es anti-escorbutico, y la aplican utilmente á otros accidentes. Los Turcos, Arabes

y Asiáti-

cos llevan esta confitura en las marchas dilatadas, y lo usa»


243 c«n

f r p í p e n c i s , fa) F n esta isla hacen de él algnn consumo;

pero no lo extraen á otras partes, come» padierau coñ u t i l i d a d . Los papayos se hu'lau en los montes, y

suelea

tén-érlós

en las inmediaciones de las casas, porque los isleño» gusta») de su fruta, tanto cruda, como cocida en la olla. E l árbol es peq u e ñ o , sube de tres á quatro varas de alto y menos de un pié de d i á m e t r o ; es recto, no tiene rama alguna;

desde la m i t a d

dtd tronco para arriba empieza á echar las hojas, que son cortadas, cuino las de !a higuera; su tallo es del grueso de y

un

dedo,

de dos á tres palmos de largo; el fruto nace en el arran-

que de las hojas, pegado al KiismO tronco y

cubre toda

su.

«ircunfereuci», de suerte, que desde la mitad del tronco hasta la punta, no se ve nada de él por estar todo cubierto de papayas. Estas nacen del centro de una flor amarilla de cinco hojas, las echa todo el año; y el fruto al principio

es

verde,

d e s p u é s se vuelve amarillo por dentro y por fuera; crece hasta el tamaño de los melones regulares; su corteza lisa y d i v i dida en tajadas por el exterior, como suele estar la de

aque-

llos; dentro tienen la simiente, que s«n unos granos redondos muy

picantes. L a carne es, por m u y dulce, algo fasfidiosa y tan fría,

«¡ue relaxa el estómago; comida juntamente con la semilla, tiene el gusto agradable,

es estomacal, d i u r é t i c o , a n t i - e s c o r b ü t i -

co, y mata los gusanos qrae se crian en el cuerpo;

también

hacen dulce aunque no lo extraen para otras partes, como ea la

Habana, Cartagena, & e . El

g u a n á b a n o crece poco; los mayores

no son como

los

ciruelos de E s p a ñ a , á quienes se aseitiéjaft; florece dos veces al

ano; el fruto es de la figura de un corazón; tiene sobre seis

pulgadas de grueso, y un palmo de largo; suelen pe&ar de eeis á siete libras; su color al principio es verde, quando

madura

se vuelve algo amarillo; es maliado en lo exterior y tiene a l . gunas excrecencias

'

como granos; su carne es muy Llanta, tier-

(u) Valmont de Bomare t. 8. f. 408,


244 na, llena de un j u g o fastidioso, por demasiado

dulcp;

entre

la carne se bailan algunas pepitas negras como las de la sandia; de esta fruta usan para curar las diarreas y calenturas; es muy fresca y sana; el jugo extraido torna el color y gusto de vina moscatel, pero se

agria pronto. Los Indios mue-

len las ra ¡rus secas, y sus polvos los aplican contra el mal de «jilepsia; tasabien los furnaa como el tabaco, y ten

dicen

sien-

los mismos efectos. L a giguera ó árbol totumo, lo suelen tener cerca

de sus

casas, pues les provee de buena vajilla. Este árbol es muy grande; su tronco y ramas son torcidas y nudosas; tiene pota hoja,

la que es p e q u e ñ a , gruesa, lustrosa y de un verde claro;

su

fruto es de

figura

oval, se asemeja á las sandias y se ha-

ce mayor que estas, su corteza es verde clara

y lisa, es m u y

compacta, per© flexible; estando en el árbol les dan diferentes figuras con moldes; de ellas se sirven para platos, jarros, c u charas y otros usos; la carne es blanca, esponjosa como la de las sandias, á cuyas pepitas se asemejan las de las gigueras, pero la carne es amarga y acre; la usa» en las contusiones y

caldas

para evitar la coagulación de la sangre, y formación de apostemas,, Las naranjas, limas, limones, cidras, guayabas, mereyes • pajuiles, anones, corazones, jobos, aguacates, y otros

fmtalss

de tierras calidas, son comunes por toda la Isla, y de tan buena calidad, como las mejores de A m é r i c a , igualmente q « e otras muchas frutas, cuya narración

se omite por ser comunes

en aquellas partes, y no contener utilidad particular, que merezca referirse, como la hay en las palmas, y en tros á r b o l e s , que se p o n d r á n

algunos o-

en el capitulo siguiente.

CAPITULO X L .

De las palmas y de algunos otros arboles que hay en la I s la de Puerto,Rico, E n ninguna especie de plantas hay mas diferencias que e»


!a de las paltnss y sus frutos.

545 E « ellaís vlocwld la Omnipo-

tencia e! s u s t e a í o , vestido, y utensilios para algunas nsuioties. En

sola la palma murichc encuentran los ludios

Gfnarsuncs,

que habitan las lisias de su nombre, est las becas de Orinoco, todo ío necesario para comer, beber, vestir, hacer sus el

menagede

casas, y

ellas, ios barcos, las cuerdas y velas para su na-

vegación, instruaientns para la pesca y caza, y quanto necesitan para la vida humana. E n esta isla, aunque

&on muchas'

las especies de palmas que podían utilizar á sus naturales, la» miran con la misma indiferencia que otras producciones' que voluntariamente

les ofrece la tierra, y

son objeto útil de los

Extrangero*, que comercian en el Asia,

África é Islus de A -

m erica. E n Puerto-Rico es muy c o m ú n la palma que llaman de carozo, cuyo elevado tronco está cubierto lodo de agudas espinas de tres dedes de largas; en el estremo superior se coroKa de ramas de palma muy largas; su fruto está

en

peque-

Eos racimos, compuestos de unas nueces gruesas como huevos, cuya cascara amarilla y m u y dura, se abre en llegando á sazón; dentro contiene una nuez de carne blanca, dividida en tres partes menos sólida que su cascara; su gusto

agradable

se agria en poco tiempo. E n esta Isla solo sirve para los cerdos; pero los Extrangeros sacara de él un aceyte medicinal y «til para

muchos usos,

Quando las nueces de la palma corezo ó

aovara

está»

maduras, las amontonan al pie del árbol, las cubren con ramas para defenderlas del sol, con el fin de que se pudran; d e s p u é s de quince dias las sacan y pilan para separar el meollo de su c á s c a r a ; después las prensan ó ponen á hervir en calderos, ea. donde van soltando el aceyte, la qual sirve para

alumbrarse

y para la comida: es útilísima c o n t r a í a gota, reumatismos, c ó licos y otras dolencias, igualmente que para purgarse;

la ha-

cen en el Senegal, Quioquio, Pumicin y en las Islas, aunque los comerciantes suelen adulterarla. Las palmas de coco se hallan en gran númer® en las ve-


246 gas y playas; son altas, su tronco irregular mas delgado por el medio, que por los extremos; en lo alto

arroja

muchas

ramas por todas partes con tanta igualdad, que miradas en sa cu-eunferencia, parece forman un globo; en el atranque de d i chas ramas nace cada mes

un racimo de dcee á

diez y seie

cocos, al principio menores que nueces, crecen hasta mayores que la cabeza de un hombre; su de por tres esquinas,

figura

hacerse

oval ge d i v i -

que correa desde el pezón hasta la p u n -

ta, dextuidolo triangular de color verde muy eaido; la cortesa exterior tiene mas de dos pulgadas de

gruesa,

compuesta

de m u l t i t u d de fibras, que forman una borra de color rojo, y es excelente para, calafetear los barcos, resiste el agua mas que la estopa, y tarda mas en podrirse. Los Indios hacen de est« "borra el cordaje y velas para sus embarcaciones; y en el

as,

tillero de Gfuayaquil, no se gasta de otra estopa para las carenas. D e s p u é s de la corteza exterior extoposa, tiene otra de color castaño obscuro, es durísima, aunque elástica, y se

rom»

y e fácilmente; es ovalada y puntiaguda por la parte inferior; se sirven de ella para beber y otros usos. Mientras el coco crece hasta que llega á sazón, está lleno de agua sa, grata y saludable; quando

clara, oloro-

llega ya á sazón, el agua se m i -

jjora, formándose una tela de carne blanca en la circunferen#ia interior del coco; al paso que la carnosidad se aumenta., el agua se disminuye, por fin el coco se ¡lena todo de una carBe blanca, que tiene el sabor de las avellanas tiernas. De la carne de cocos hacen aceyte bueno, no solo

pam

alumbrar, sino también para guisar el arroz. Los Indios arrancan los racimos nuevos, y en su lugar ponen mucuras ó cala ha?; os, para recoger el j u g o que la palma habia de comunicar á los cnco$; de él se sirven para sus borracheras; es de un gusto agridulce á los principios, después se agria

demasiado.

JSn la China hacen de este licor el aguardiente rwc tan estima-, do. En Puerto.Rico solo utilizan los cocos para beber S u a^ u a quaudo catan tieraos; de su c a r n i liacen batsu dulce; de


247 la eáscara dura hacen tazas para temar café,- & c , del tronca» sacan tablas para sus casas, y son las mejores por

io m u c h »

que resisten á las inc'etnencias del tiempo. E n t r e el arranque de las ramas quedan colgando unas telas que

parecen

peda-

zos de estopón vasto. É s t a s son las hojas que se han secado y perdido toda su carnosidad, quedando todas las fibras de q u é se componía te::idas entre si con tan buen « i d e a , que parece con propiedad un pedazo de tela, texida de estepa sa;

de ellas se sirven para colar y cerner

grue-

algunas cosas.

Las palmas que mas estiman los de P u e r t o - R i c o , son las que llaman de grana, y son las palmas reales; llegan á ciento y mas pies de altura, pero delgadas; se coronan de y de su centro nace un tallo verde, tierno

rama,

y puntiagudo de

diez á doce pies de largo. Entre el nacimiento de las ramas arroja la palma todos los meses un racimo de tres á q u a t r » palmos de largo, dividido en diferentes ranáltás, corno las de los dátiles; todo el racimo está lleno de una fruta verde de la figura

de las aceytunas mayores que las sevillanas; tienen su

hueso cubierto de carne verde como aquellas, y es muy ú t i l para engordar los cerdos, que es la única cosa en que la u t i ü z a n . E n las otras Islas sacan de esta bueno para las luces y otros usos.

grana

aceyte

muy

E l cogollo de esta palma

lo cuecen y comen como la mejor col cocida, y t a m b i é n

ea

ensalada.. Lo* Indios la llaman pira, y la usan con flaquencia. ®n Puerto-Rico raras veces, aunque es agradable, A estas palmas se suben las culebras para cazar las aves que ge sienraa .sobre ellas á comer la fruta. Las palmas que llaman coyures son mas altas

que las de

grana; dan su fruto ea racimos como estas, pero son mas pequeños igualmente que sus granos

amarillos, vidriados, m u y

duros y redondos, cubiertos de carne como los

anteriores,

sirven de alimento k los cerdos. A \ pie del tronco

de

y

esta

palma se forma en su circunferencia, como un pedestal, compuesto de un conjunto de raice» pequeñas: de cada ana d e e lias sale una fibra gruega, como un bordón ele harpa, que l i e -


r 243 ga hasta la parte superior de co, y chupan el j u g o que

la palma, ellas forman el tron-*

la alimenta. Los nebros sacan de e-

11a un licor vinoso m u y agradable y sano;

lo tienen por es-

pecifico contra las calenturas, especialmente para las etitas. N® sola esta especie de palmas es de donde extraen vino, apenas fcay alguna en la que no lo encuentren y saquenf aunque por loiodos La

diíerentes. palma de yagua se cria en los bosques y vegas; les

©s m u y útil para cubrir sus casas; es m u y elevada y tiene la figura de una columna bien formada; su pedestal es perfecto; por el medio es mas grueso su tronco, de

color

cenirientCj

y va adelgazando a proporción basta donde nacen las hojas, «en donde forma una cornisa que sirve de vasa á

otra

culumnn

no menos perfecta, aunque solo tiene siete pies de altura, sobre dos y medio de circunferencia, de un verde esmeralda, l i sa y lustrosa. Esta columna superior se desnuda todos los meses de la corteza, que es la que llaman hoja de yagua, de la misma extensión que tiene la columna, es

flexible,

de grats-

,4|le d u r a c i ó n , y que les sirve para cubrir las casas, dividir 1« interior, hacer petacas ó cajas para guardar ropa, las disponen <|e otros modos para transportar el arroz y café, quando van, .de viage suelen llevar una de estas hojas para í m aguaceros, y les sirve para otros

defenderse

de

muchos usos.

A u n q u e por todas partes se ven m u l t i t u d de

palmas de

. diferentes especies; muchas de ellas no traen fruto, como

fas

de loa dátiles y otras, q u i z á -porque no las cultivan, pues en la Isla Margarita, sin embargo de ser tierra muy estéril, c u l t i v á n d o l a producen los dátiles mucho mas gruesos y sabroíios» .que los que tra^n de Berbería, y no hallo otra razón para que .<en Puerto-flico, dexea de darlos, sino el n i n g ú n aprecio

que

hacen de estas, y de otras mucha» palmas, que en otros . p a í ses utilizan •

de m u c h a » maneras,

Con la raiama indiferencia miran las producciones de otros

arboles, maderas útiles y resinas; (algunos de et-tos forrnarian en Míi puebi« activo,é iadustnoso un ramo de cpmerci©-considerable)


t4§ tales el ^isayacan de que hay abundancia en toda !a cordillera y c^stsi de! Sur de esta isla; su madera es muy sólida, y de gnsa resistencia; por esto la solicitan en los astilleros para motones 6 carruchas, para dientes dé ruedas y demás obras que necesitan

de mucha fuerza; t i agua cocí «la con esta madera es um

antí.veilereo especifico, y cura las llagas que ss lavan con e« lia; la resina de guayacan, está muy acreditada para el mal de gota; los cari ves la aplican para otras dolencias y los F x t r a a . geros la extraen libremente por la cosía d e l Sur, igualmente que el ucar, espinillo, palo de M a r í a , palo de Brasil y otros de tinte. El

arbo! que da la resina llamada en esta Isla

taba nu-

co, es muy c o m ú n , especialmente en la montana de L o q u i i l o , y en todas las partes altas; la resina es

blanca, muy amarga,

y que tiene la qualidad de matar la goma y gusanos que

se

crian en las maderas, por esta razón la usaban en otro t i e m po para tilidad

calafatear los barcos, de que les resultaba grande upor su mayor duración y defensa contra esta plaga, que

arruina las embarcaciones. H o y se gnsta en todas las Iglesias de la Isla para incienso, y t a m b i é n

para

algunos

remedios.

L a misma utilidad da el jugo ó licor que destila el árbol gufio9 que los Mexicanos ¡laman t e i h t h i a m . Su actividad es ta!, que entumece el cuerpo que descansa á su sombra; hace

caer el

pelo á ¡os auimales que se rascan en su tronco; á los. carpinteros que !o trabajan, se les hinchan las manos y los ojos pop algunos dias; lo emplean para hacer camas,

porque

ahuyen*

• .fen las chinches y matan con &u j u g o la goma que se cria ea las obras de madera. No son menos

tiles las resinas

de los

.arboles ctipey, mará, algarrobos y especialmente la que llaman p i ñuela. Esta es u n barniz tan permanente, que qualquiera cosa quebrada la une tan bien, que j a m á s falta pop esta soldadura. E l árbol seyva crece sobre cien, pies de altura: su d í a m e , tro es proporcionado de suerte,

que de su tronco labran canoas

de cincuenta pies de largas, y de diez á doce de anchas. Es» le árbol produce m u l t i t u d de baínas de quatro pulgadas de lar32


$50 gas y u na de anchas, las q nales están llenas de

una

fian, que liaman lana de seivo; es snave, j podía

servir

peí asa muv

bien para machas manufacturas; pero nadie la aprovecha. Q u a n dí> las vaynás

llegan á madurarse, se abren y su lana se lleva

el ayre. L o mismo sucede con el árbol que llaman guano, que con corta diferencia es de la misma manera; cían

algunos ¡a apre.

mucho para colchones y almohadas por ser muy fresca y

blanda. E l caaailstolo no es raro en esta Isla; es árbol grande, su madera dura, de color roja: las

ojas tienen la figura de

un

hierro de lanza, se cubre de flor amarilla en la Primavera; de ellas se forman en racimos unas

vaynas de mas de un palmo

de largas, y una pulgada de anchas; tienen sus divisiones, como

las de las alubias y abas; en ellas

contienen

una

masa

dulce, que á los principios es blanca, después amarilla, y quando llega á sazón

toma el color negro. E n t r e estas divisiones

se hallan con la masa unos granos amarillos llanos de la f i g u ra de corazoa. L i a man los médicos á esta masa cana: de el l a hacen

purgantes, y emplean en las inflamaciones, y en los

accidentes de gola administrada exteriormente. E n P u e r t o . R i co,

no hacen extracción alguna de ella,

no siendo inferior

la de Alexandria, E g i p t o , de Levante, n i Indias

¿

Orientales,

de donde pasó á las Occidentales. A l paso que esta Isla es naturalmente fecunda ea les

y plantas medicinales, no carece de otras

dixe ios efectos

arbo-

venenosas.

Ya

que sentían los hombres y las fieras, sol» por

el contacto del árbol guaa: mas funestos los causa la sombra sola del manzanillo. Este árbol cunde por todas las cosías del M a r y de los R í o s , es muy frondoso, de una elevarion regular, su tronco quando mas tiene dos píes de circunferencia, su corteza

lisa y lisrna, la flor rosada, carga de manzanas peque-

ñas de hermosa vista y olor, contienen un hueso en su centro, sus hoja» se asemejan á ¡as del peral, llenas igualmente que t o do el árbol y su fruta de un j u g o lácteo, que suelta con el saior del Sol. E l pasagero incauto e[uc llevado de la bermosa


ni >a del manzanillo descansa & su

somWa, se

2ól encuentra en

t n iy breve r ito todo hinclia Jo, y si por desgracia le cae a l g u na gota de ia substancia láctea, que se desprende

de las ho-'

3 !$ ó toca alguna de estas, es lo mismo que si le echasen cantá ridas ó vejigatorios. El

pescado que come de esta fruta,

queda

inficionado;

sus agallas y dientes toman color amarillo ó negro, y ei que l o come en este estad© q u é d a en un profíindo letargo,

sien-

te una relaxacion universal de todos sus miembros y de las vias rruis ó menos considerable

y de d u r a c i ó n ,

según la cantidad

que c o m i ó . Algunas veces suele durar 2 i horas y

no

pocas

Cuesta la vida: obra iumediatamente en el SHtema nervioso (a)# asi como el curare en la masa de la sangre (b): el uso del aguardiente ó de otros licores espirituosos, es provechoso en este accidente; encrespan

y rehacen

la relaxacion de los nervio»

y músculos que padecen por la comida del pescado aciguatado^ también

tienen por útil el agua de la M a r bebida.

E l tivey es una yerba p e q u e ñ a cuya fíer se asemeja á la del

jacinto; se cria en las vegas y pastos de la isla; su vene-

no es tan aetiv», que el caballo u otro animal que la c©me9 revienta á poco rato; el instinto natural ensena á las bestias la muerte que contiene esta yerba, y asi luego q u « la huelen se apartan de ella. Seria necesario un gran volumen solo para dar ana

breve

noticia de ia m u l t i t u d de plantas de diferentes especies que se ven en esta isla. Por esta razón se hace preciso suspenderla, y bastará lo espresad® para conocer que le son que produce el Africa, Asia y aun

adaptables

las

alganas de Europa, como

lo acredita la experiencia en las diferentes, que habiendo sido transportadas de aquellas paites, prevalecen y fructifican.

Lo

misin» se puede decir por lo que respecta

rai-

ce» y yerbas

á las plantas,

que produce la tierra con variedad exquisita, auE»

(a) Raynald. t . 4 . f. 3 3 1 . ib) Guras lia f4 390,


que solo sirven para encrasarla, abonándola con el despejo aiiual de sus

hojas y frutos, que en otras Provincias son obje-

to digno de un

florecieaíe

comercio, y en estase miran con i n -

diferencia. Tales son el auil, que en algunas partes crece un estad© y es muy bueno; el gengibre,.cuyo cultivo

fue

ocupación

de

Espaioles e Indios, haciendo parte de u n comercio incido coa la M e t r ó p o l i : el t é es de m u y buena calidad y nace en abundancia; el salsafras, el capiier, culantro, cariaquillo, dorad i Üa, polipodio, l l a n t é n , la sensitiva y etras muchas

están dtd

todo

olvidadas: ¡y qnautas serAu|la8 desconocidas! Se puede, pues*, segurar que esta isla, aunque

hace siglos que está descubier-

ta y poblada, se h a l l a hasta hoy por la mayor parte ignorada, «spgcíalmente, en la parte de los Los Babilonios, que

vegetales.

no conocían la anatomía ni la bota»

juica, sacaban sus enfermos á las calles para

que los que pa-

sasen les diesen alguna yerba para, curarles la doieacia que padecían.; á este modo ios habitantes

de PuertoHico, faltos

de

profesoras de medicina, y s n conocimiento de la b o t á n i c a , u san solo en sus enfermedades gún

la» yerbas y vstegable*, q u e a l -

negro ú otro curandero les quiere aplicar; este auxilio a l -

gunas veres surte el efecto que se desea; otras agrava la enfermedad ó abrevia la vida, pues

el poco conocimiento que

tienen de las virtudes de las plantas y de las enfermedades

4

que deben aplicarlas los hace asesinos igualmente que médicos; Mas adelantados están en esta parte los I ndios sal vages; tietuen grande cononmiento de las virtudes de algunas plantas, y saDen aplicarlas coa acierto» ISo hay que admirar la lentitud conque estos ísleaos adelantan sus conoeimieuios en esta ciencia, aunque en ella estriba, el mas principal y verdadero principio de la medicina, pues no han «ido mas rápidos las progresos de los Europeos en esta parte. Los ©riegos, que

con su sagacidad y

talento,

ilus.

traroM y UUH crearon las ciencias y artes, fueron los prmeros i^ue foruiíuon la bola nica, dándonos á conocer mas de sdscien-

4


?53 tas plantas y sus virtudes. T K í n p h r a s t o , d i s c í p u l o de Arisítote\éé fue el primero tpie escribí» ua tratado sobre trescientos

nos

dexo

ellas:

libro

poco después escribió

rhhfti

su historia natural de las p)antas, pero hasta el siglo

pasado

ú t i l de la tnisíiia materia;

y aun quasi hasta el nuestro han

D i oseo r i des

quasí

un

muy

anas después

florecido

esta facultad. H o y esta ilustrada por

pocos profesores d é

hombres insignes, tuyas

observaciones y estudio de la naturaleza, han conocido y arreglado á sistema mas de setenta m i l plantas; el tiempo y la experiencia, enseñarán k los de Puerto-Rico las propiedades de los

muchos vetegables, que nacen en la Isla; conocerán con

su

uso, que l a provida nutureitezfí nada hace de vaides parg

que admiren las maravillas que hoy

tío conocen, y alabarán

al Criador de todas las cosas, cuya magnificencia y poder, resplandece hasta en ia mas m í n i m a de sus criaturas,, Catalogo de los Señores

Obispo» de l a C á t e d r a ! d e

SanJuah

B a u t i s t a de P u e r t o - R i c u , Esta Diócesis se extiende desde los 18 grados 40 m i n u tos de lat. sept. hasta los 4 de laf, meridional. de

de Norte á Sur desde la Ciudad

el

R i o de las Amazonas, t é r m i n o meridional

Comprehen-

de Puerto-Rico, deí

hasta

Obispado;

desde el Occeano A t h i á n í i c o que lo cine por el Oriente, hasta el alto Orinoco, R i o negro y Casiquiare en que termina por «l Occidente, confinando por esta parte y por la del Sur coa los vastos desiertos, que corren hasta Santa F é de B o g o t á , y Kuevos establecí míen tos de los Portugueses sobre el K i o negro y Amazonas. Por el Oriente, están los Franceses'

de

la Ca-

yena, j u a t o - á la boca de ¡as Amazonas y siguiendo la Costa del Mar hasta 5S leguas de las bocas de Orinoco están establecidos los O laúdese s en süs colonias de E s q u í bo,' Bei vis f Surinam. En

esta vasta extensión

se comprebende ademas de la I s -

la de P u e r t o » R i c o , las de ia T r i n i d a d , Margarita cóii otras maw


254 chas despobladas: las Provincias de C u m a n á , nueva Barcelona, vieja y nutva Guayana, la Par'nne ó Gruirior, hasta ¡as Zonas, y los cuerpos

de Misión

establecidos en el

Auid»

alto

Ori-

noco, hasta San Joseph de los Maravitas, que confina con los Portugueses, Cada

una de estas Provincias, tanto por su

tensión, como por su distancia de la Catedral, un Obispo que las visitase y cuidase

ex-

necesitaba

de

de las obligaciones

de

su oficio. L a distancia y dificnhades de visitarlas, ni aun de tener noticias de sus subditos, son poderosos o b s t á c u l o s ,

que

les imposibilitan velar sobre sus c o n d u c í a s , ni atender al bien espiritual de las ovejas, que desde el descubrimiento de la tierra-firme se fueron agregando

(como anexos)

a!

Obispado

de

Puerto-Rico y prosiguen hasta hoy con las nuevas Misione* del

Dorado y Casiquiare,

taciones de varios Prelados,

no obstante las repetidas

represen-

que han hecho ver la imposibili-

dad de cuidar de unas ovejas situadas á tan

enormes distan-

cias y los irreparables daños que de esto se siguen al Rey,, y á sus vasallos, por la mala vecindad de tantos

extrangeros, que

los rodean, y por la falta de administración

del pasto espiri-

t u a l de que es imposible cuidar en Provincias tan solicitando pe r estas razones, se trasladase la silla de i l i c o á Tierra-firme, á la parte que se

estimase

«jue se dividiese el Obispado; pero hasta hoy iüas estas Provincias, como se dispuso á

distantes Puerto-

convenir,

prosiguen

ó

uní»

los principios de la

conquista, E l primer Obispo de esta Catedral, fue

D o n Alonso

Manso, C a n é u i g o de Salamanca, que m u r i ó en

I.

«,

,

sspulcro de alabastro; existió al l a -

do del Evangelio, en la Capilla mayor de la Catedral, hasta l a entrada de los Olandeses, baxo las ó r d e n e s del General B a l duino, que lo arruinaron. Este Prelado fue muy virtuoso y m u y docto; sufrió m u chos ultrages

de sus subditos; erigió las Prebendas y D i g n i -

dades de su Catedral; fue el primer Obispo de las Indias que liege á su Diccesis e Inquisidor Crsueral de toda la

América


9.55 hasta entonces; no se sabe el año ni el lugar de su

descubierta

muerte; pero habiéndose enterrado eu la Catedral que hoy existe» parece pasó del auo dad

de

II.

I S Í f , hasta el quai no se traslada la C i u -

Caparra.

A l ü u s t n s i m o M a n s o sucedió D o n Fray Manuel de M e r -

cado, Religioso G e r ó a i m o : no se sabe el año, ni el su

III. la

lagar

de

muerte, D o n Rodrigo de la Bastida, Dean de la Catedral de

Isla E s p a ñ o l a , «le donde era ir.atural, fué el primer Obispo

de Caracas; paso promovido al Obispado de d e s p u é s al Arzobispado de Capilla mayor de

Santo

Catedral

P uecto-Rico, y

Domingo, su patria. E n

do de Ras armas debazo de las del señor Emperador Carlos IV.

Don Fr.

Is

de P u e r t o . R i c o , se ve el esco., V,

Diego de Salamanca, del Orden de san A -

gustin: después de algunos años se regreso h E s p a ñ a con rsal permiso, en donde V.

murió.

D o n F r . Nicolás

cisco, natural de

de Ramos, del Orden de sa» F r a n -

Carrion de los Condes, era muy virtuoso y

docto; d e x ó algunos escritos, que por la fué promovido al Arzobispado ú l t i m o Obispo que exerció

incuria

perecieron;

de Santo D o m i n g o , y

fue

el

el oficio de Inquisidor General ea

Puerto-Rico, VI.

Don Antonio C a l d e r ó n , natural de

Baeza,

Arcediano

de santa F é de B o g o t á ; fué promovido de la Catedral t o . Rico á

de Puer-

la de Pan ama, j desde esta a la de sania Cruz de

la Sierra. V i l . D o n F r , M a r t i n V á z q u e z , de! Orden de mingo, natural de la Ciudad de Cuzco, pa«é á por los años de

santo

Do-

Puerto-Rico

1000, M u r i ó en Enero de 1609. E s t á enter*

yado al lado de la E p í s t o l a de la CaledIH!. VIH.

Don F r . Alonso M o n r o y , del Orden de

la Merced,

se c o n s a g r ó en E s p a ñ a , no pasó á Puerto-Rico, m u r i ó en Sevilla. ÍX.

Don Fr.

Córdoba^

Francisco Cabrera, natural de la Ciudad de

del Urden d© saBt» D o m i n g o ; pasó á

Puerto-Hic*


956 en 1610; fué promovidd al Obispado de T r u x i l ! »

el aüo de

1613. X.

Don F r . Pedro

BaUiral en

de

Barajas,

Solier, cerca

del

Orden

de Madrid;

de

san

Agustín,

pasó á su Obispado

165.5: en sn tiempo en el di a 12 de Setiembre bubo

una

tormenta, que deshizo !a Catedral, 40 aSos después de la que llaman tormenta de san

Mateo, . que

arruinó Ja

promovido al Arzobispado de santo Domingo Xí.

en

K!a;

fue

l6í7.

Don Bernardo de V a l buena, C l é r i g o , natural de V a l -

depeñas en la Mancha; siendo Abad de la Jaajayca, fué profnovido á este Obispado, al que llegó en 1633. Murió en 1637; fué sepultadii en la Capilla de san fundó

Bernardo » que él mism®

en su Catedral,

XII,

D o n Joan López Augusto de la Mata, natural de la

I s l a de Tenerife,

Doctoral de la Catedral de la Puebla de ¡os

Angeles; fué muy exacto en su Pastoral oficio;

sufrió murh»

de sus subditos; c o n t r i b u y ó con grandes limosnas para !a fun* dación del Convento de San Francisco de la

Isla

Margarita;

fué promovido á la Catedral de Caracas, en donde m u r i ó coft grande

opinión de

XHÍ.

santidad,

D o n Fr. Juan Alonso de Solis, natural

ai anca, del Orden del Carmen, m u r i ó en

de

Sala*

Puerto-Rico el 19

«Se A b r i l de 1641, Se ve la lápida, de su sepulcro

en la Ca-

p i l l a mayor de la Catedral,. XIV.

D o n Fr.. D a m i á n L ó p e z de I l a r o , natural de T o l e -

do, del Or«i,en de la Santísima T r i n i d a d ; ^0 el año de

entró en

Fuerto-lii-

1644. C e l e b r ó Sínodo Diocesano: trabajé mucho

á, favor de los, ludios y sufrió mucho por esto, de sus

subdu

«os. XV.

Don Fernando

L o b o del Castillo, t o m ó posesión

«sta Catedral en 1658.. Murií>. en Puerto-Rico el 18 de tabre de XVI.

de Oc-

l65f. D o n Franciseo Naranjo, t o m ó

posesión por poder e l

I da J u l i o de. 165«; no se sabe pasase a su Obispado, M u r\k en l 6 6 £ .


XVIL

D o n Frarcisp-» A r nal do - de Isasí, e n t r ó en su Ca-

tiUkhá el 30 de Mayo ds idag, Muric» en esta de

Abril

Ciudad

el 2

de

XVIU..

D o n Manuel •Molinero, fué electo en 1663, pero» .o»

se hal!» noticia de que llegase a su XIX,

Obispado,

Don F r , Benito de íiivas, Moage Benito del M o -

nastério de San

Pedro de C á r d e n a ;

tomó posesión ríe su Ca-

tedral el ttS de Junio de 1664. C o n s t r u y ó en elia una Un de ios sanios M á r t i r e s ; f u é muy lirnosuero y

Capí^

amante

de

los pobres. M u r i ó ea dicha Ciudad el 2\ de Agosto de 1668/ XX.

Don F r .

B a r t o l o m é García de Escañuelo, tomó po-

sesión de su Catedral

por poder en 25 de A b r i l de 4671; fué

promovido al Obispado de Durango en XX!.

167.5.

D o n Marcos Arista de Sobretnoute, C l é r i g o , natural

de Caracas; tomó brero de 1S79. gosto de

posesión en v i r t u d de poder en

Murió

S© de F e -

en la visita de C u m a n á en 10 de A -

1631,

XXII.

D o n F r , Francisco Padilla, de! Orden

ced, tomó posesión en t 3 de do de santa Cruz XXMÍ,

de la M e r -

Juai® de 1684; pasó al Obispa-

de la Sierra en 1695.

Don Fr. B a r t o l o m é García-, electo Obispo de Puer-

t o - R i c o , pero 00 fué á su Obispado. XXIV.

Don Fr.

Gerónimo Y a l d é s , Monge Basilio, electo

Obispo de Puerto-Rico y antes de tomar posesión fue proraoirido á Cuba, X X V . . , Don F r . Urbano L ó p e z , Rdigioso T r i n i t a r i o , elec« to Obispo de Puerto-Rico; r e n u n c i ó el Obispado sin pasar áél. XXVI.

D e a Fr.' Pedro

de la Concepción Urtiaga v § a l a -

zar, dei Orden de sao Francisco, t e m ó yo de i 7 o 6 . Era

natural

de

posesionen

Queretaro,

en

i § de M a -

e! Rey no

de

M é x i c o , en donde se consagró • y se detuvo allá algunos «ños. Formó

constituciones, y estableció Colegio Conciliar en el Hos-

pital de la Concepción, pero no tuvo efecto. m

su Catedral el 18 de Junio de 1713.

Celebró Siood®


25S XXVIÍ.

D o n Itaymnndi) Caballero, Benedictino

eiense, llegó

Cister-

á Pnei to-Kico, y m u r i ó á ¡os dos ó tres meses

sin consagrarse. XXVIII.

D o n F r . Fernando Valdivia y Mendoza, del O r -

den de san A g u s t í n , tora» to-Rico el 25 de XXIX. lomó

posesión en 1719» M u r i ó en Puer-

Noviembre de

1725.

D o n Sebastian Lorenzo Pizarro, Monge

Basilio,

posesión en Agosto de 1728; fue el primer Obispo que-

l l e g ó al Orinoco. U n Obispo Francés qwiso establecerse enes* ta parte, pero i»s Indios Canves lo mataron. E l seaor Pizarro m u r i ó el año de 1736. XXX.

D o n Francisco Pérez Lozano, Monge Basilio; en»

tro en Puerto-Uico el ano de 1738; pasó á conflagrarse á Ca* racas, después hizo la visita de los anejos;

m u r i ó en la Isla

de la T r i n i d a d en 1741. XXXí.

Don Francisco Bajar, Monge Basilio, tomó pose-

sión en A b r i l de 1745 y m u r i ó sin consagrarse en Junio de! Kiismo ano. XXXII.

D o n Joseph M a r t í n e z , C a n ó n i g o de Caracas, O-

"bispo electo, no admitió el Obispado. XXXIII.

D o n Francisco J u l i á n de AnloVm©, Prebendado

de Palencia, e n f ó en Puerto-Rico en 18 de Diciembre de 1749. X X X I vr.

D o n Pedro M a r t í n e z de Oneca, electo en 7 de

Enero de 1756, natural del Rey 110 de

Navarra, era muy doc-

to y virtuoso; visitó todo el Obispado; sufrió indecibles trabajo» y persecuciones de los Gobernadores por defender a los l u dios y á los pobres. M u r i ó en Puerto-Rico el £7 de A b r i l de 1760. X X X V.

D o n Mariano M a r t i , natural del Principado de Ca-

taluña, pasó á este Obispado en 176'!; hizo toda la visita; eéifké

una magnifica Capilla en su Catedral; fué m u y zeloso

de la disciplina Eclesiástica y amante de los pobres: fué promovido á Caracas en donde gobierna su Iglesia con igual zelo. XXXV!.

Don F r . Manuel Ximenez Pe rey., Monge Beni-

to á ú Monasterio de santa M a r í a la Real de Naxera, nata*


f,59

ral de la V i l l a de Sot®, en la Provincia de U Rioxa; fué eleclo Obispo d é Puerto-Rico en 1770, y t o m ó posesión de sa Catedral el 25 de Mayo de 177^- Ü i z o su

Pastoral

visita de

las Islas y Provincias anexas, hasta el aito Orinoco; dió m u chos orudunentos, cálices y otra» limosnas para Religiosos y reparo de diferentes Iglesias; erigió roquias; edificó y dotó el Hospital de

nuestra

Conventos señora

Concepción en ta Ciudad de Puerto-Rico, capaz de Kias para otros tantos eofennos;

años; visitó

de 1®

500 c.t«

reedificó el Palacio

pal que estaba arruinado hacia machos

de

muc has Par-

Episcosegunda

fez las Iglesias de ía isla é hizo predicar Misiones todos io» años por todos los pueblos de su admirable mansedumbre

dilatada Diócesis; sufrió con

y constancia terribles persecueione* y

contiadicciones, por amparar los pobres y

evitar

amanceba-

mientos y escándalos; era afable con todos, humilde y modesto en su porte; jamas dexó el hábito y m é t o d o de vida del claustro con la misma observancia

que si viviera en é l . E l s á -

bado de cada semana enviaba el dinero que se hallaba en sa. Palacio, para las limosnas que tenia destinadas, sin dexar las mas veces lo muy preciso para comer su íaoiilia el día siguiente. Catalogo de los G&bernaderes de la I s l a de San J u a n B a n * tista de Puei^to-Rieo, reconocida y conquistada fior J u a n Ponce de Lvon, E l primer Gobernador de esta Isla nombra lo por S.

M.

fué Don Christobaí de Sotomayor; pero el Almirante D o n D i e go Colon, no le dió el pase á los Reales despachos, y nom* b r ó primer Gobernador á D o n Miguel

C e r r ó n , que pasó 4es-

ta Isla en 1590; la gobernó año y medio, Don Juan Ponce de León la pobló, y sugeíó á ios I n dios naturales; gobernó Don

hasta 1513.

Miguel Cerrón ía gobernó hasta 1514, por las

«üig-

•«rdias de! repartimiento, lo depuso el Almirante. E l Corneudador MOSCJSOJ parte d d año de iS14.- L o de-


560 puso e! Almirante por las mismas causas, D o n Christohal de Mendoza, gobernó hasta 1516, en que ilegó el Licenciado V e h / q u e z , que fué a tomar U residencia. F l Licenciido Velazqaez, gobernó la Isla como Juez de residencia, hasta 1520. Pedro Moreno, vecino de Caparra, fue Gobernador

mu-

chos an:)s, hasta que m u r i ó . Don El

Francisco Manuel d é Olando, gobernó

hasta;::

Licenciado Antonio de Gama. Interino, por Juez

residencia. ü l Licenciado V á z q u e z de A i l i o n . Interino, D o n Juan de C é s p e d e s , m u r i ó el 11 de Agesto de 1581. E l C a p i t á n D o n Diego Melendez E l Capitán

Valdes, en 1583.

Don Alonso M t r c a d o , en 1599»

D o n Sancho Ochoa de Castro, en Don

Gabriel de llosas, en

Don

Felipe Beamonte

y Navarro, eii' 1614.

D o n Juan de Bargas, en D o n Juan de Baro, en

i60,3.

iCOJ. l6¿0.

1625.

Don

Enrique l l e n n i q u e z , en 1630,

Don

luigo de la M o l a : (este m u r a l l ó la Ciudad de Puerto-

R i c o ] , en -i 635. D o n A g u s t í n de Silva, en 1656. E l Maestre de Campo D o n j u á n Pérez dé Gruzman, en l 6 6 l , Fl

Maestre de Cumpo Don G'eróai no de Velasen, en 1664,

El

Maestre de Campo D a n Gaspar de Arteaga, en I67O,

M u r i ó en 7 de Marzo de 1674. E l Sargento Mayor Don Diego Robladillo, en 1671. Interino» E l Capitán

D o n Baltasar Figueroa, en 1674. Interino,

E l Maestre de Campo Don Alonso Campo, en 1675. El

Maestre de Campo D-m Juan Robles, en 1678.

El

Maestre de Campo

Don Gaspar de Andino, en 16SS.

E l Maestre de Campo D o n Gaspar

de

Arredondo, en

1690, hasta 1695. £ 1 Sargento Mayor D o n Thomas Franco, hasta 1698.'


mi El

Sargento Mayor D o n Antonio Robles, hasta 1699. Inte-

rino. E l Maestre ríe Campo

Don Gaspar de

I t as, gober-

nó el año de 1699, E l Maestre de Campo D o n Gaspar de Riva en el ano de iroo. E l Fa-geato Mayor D o n Diego Viilaran, hasta 1703. //!!ierino. E l C a p i t á n D o n Francisco S á n c h e z , en Í 7 0 ? . Interino, El

C a p i t á n Don Pedro de

Arroyo, Ivtsta

E ! Maestre de Campo D o n

1705.

Juan M ' r í a . Interino.

E ! Sargento Mayor D o n Francisco G.anadoSi, hasta 1708. El

Coronel D o n Juan

Rivera, hasta 1713.

D o n Joseph Carreño en 1710. Interino, E ! Sargento Mayor Don

Alonso B e r í o d a n o era iCK7,

E l Sargento Mayor D o n Francisco Granados, hasta 17?0, B l C a p i t á n de Caballos Don Joseph Mendizabal, hasta 1724« E l Teniente El

Coronel Don Matias A b a d í a , 1 a,ta

E l Coronel D o n El

1731.

Sargento Mayor D o n Domingo Nanclares, hasta IT'43, Juan Colono, en

1743.

Coronel D o n A g u s t í n Pareja, hasta 4757.

E l Teniente

Coronel D o n Matias Bravo, hasta

1755.

D o n Mateo de Guazo. Felipe

Ramírez.

D o n Marcos

Don

Vergara.

E l Teniente Coronel D o n Joseph Tentor. E l Coronel

Interino.

D o n M i g u e l de Muesas, hasta 1775.

E l Brigadier D o n Joseph DuiVesne.


S£2

D E LO C O N T E N I D O EN ESTA OBRA* Jnfreduccion, fol .

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

J.

C A P . I . Descri/¡clon Geográfica de la I s l a de San J u a n de PueriO'Ric».

.

.

,

,

S

Gap. I I . Descubrimiento de la I s l a de Borinquen: hoy S% J u a n de Fuer lo-Rico.

¿

Cap. l í f . Pasa el C a p i t á n J u a n

§ Pon ce de L e ó n

á re-

conocer á Puerto-Rico Cap.

I V , Carácter,

habitantes

!•

usos y costumbres de los

de l a I s l a

antiguos

de P u e r t o - R i c o .

15

Cap. V . Sublevación general de los Indios de Puerto-Rico : muerte de Salcedo y del Cafútan S o í o m e y o r :

destrucción

del fiueblo de su nombre y otros suceses acaecidos en la I s l a en 1511

C a p . VI,1£¿ Gobernador J u a n Pence p i d e socorro a. la I s l a de Sanio D»mingo: nombra Ca/iitanes de la gente que hahia en Caparra> y sale á pelear con ios I n d i o s .

,

36

C a p . V I ! , Vienen los Carives á socorrer los Indios de Puer~ 9 o: sale segunda vez á campaña el Gobernador: Sala»

i

Kar con su compañía vence al Cacique Mabodamaca: mucfm te de A g w y n a b a y retirada de Indios y E s p a ñ o l e s . ©ap. V í í í . N o t i c i a de

«

39

lo Capitanes y soldados que mas

se s e ñ a l a r o n en las batallas y reencuentros que ocurriem ron en le, pacificación de esta I s l a

48

iSap. I X . Fundase la F i l i a de S. G e r m á n : erigese Obispado en ¡a I s l a de Puerto-Rico: vuelve «

su gobierno

C e r r ó n y otras providencias del Rey p a r a esta Islm,

,

G a p . X . D Juan Ponce de León sale é buscar la fuente que a-reta remozaba, descubre las Islas de B i m i n i y l a F l o rid® y demos sucesos de esta j o r n a d a CSap, X I . Eejpariimknte é e Indios en P u c r i Q * R k e p o r

56


el Ucenciado'yeUtxqnez: pma á ella el Almirante: p r i va del gobierno o. i erron y á su sucesor Moa>cos&: los C<s< rives ñsalian la I s l a , y el Gobernador los vence»

.

.

58

Cap. X I í. Nuevo reparlihiienlo de Indios, y las inquietudes que causa entre los vecinos: plaga de hormigas, v i ruelas (/ bubas que sobrevino á esta I s l a , y otros sucesos que la arruinaron.

5$

Cap* X í l í . E l Adelantado Juan Ponce de Lconpasa con 2 navios á poblar l a F l o r i d a : sucesos de esta j o r n a d a .

.

G3

Cup. X ! V . Fundación, del pueblo de Daguao: destruyenlo los C a r i ves : desembarcos frequentes varias ¡irovidencias para

de estos en la Isla:

su defensa y gobierno: subte'

vacian de algunos negros, é Indios..

.

.

.

.

.

.

.

66

Cap. X V . Huracanes furiosos qne^sufrió la I s l a : pierdense las minas: asaltos de los Carives: la abandonan tos Indios: pasa Sedeño á la T r i n i d a d , llevándose muchos vecinos, con lo qual queda la I s l a quasi desierta y arruinada, Cap.

X V I . C a r á c t e r , usos y coítumbres de los Carives.

Cap.

X V I I . Los Ingleses y Olandeus

yen a l a Ciudad de P u e r t o - R i c é :

yo 74

atacan y destru-

sitian el castillo del

M o r r o : salida de la filaza y reembarco de los Olandeses: la armada ds Esfiaña bate y deshace a los pirata?, Cap,

XVIII.

Noticia

.

.

de los Boucuniers y F l i b u i t i e r s :

Ogeron Gobernador de l a I s l a de la T o r t u g a con sus FUbusiicrs, naufraga en la costa de P u e r t o - R i c o : arman segunda vez y desembarcan en la% I s l a : son derrotados / w r sus vecinos.

Si-

Cap. X Í X . Los Ingleses á las órdenes del Conde de Estrent pasan á Puerto Rico y se^fiierden en la costa: arman segunda esquadra y desembarcan

en la I s l a : recházalos el

C a p i t á n Correa: naufragio de l a flota de Puerto-Rico, Cap. -v

Eiee y de sus

Cap.

9t

X X . Descripción topográfica de la Ciudad de Puerto inmediaciones

X X I . Deterificion topográfica de

f t r i i d e ds ¡a

C i u d a d de Puerto-Rico

9J los pueblos del 402


Cap, X X I I .

Signe la maferia del C u p i t u h aniecedeyúa.

Cap. X X Ü L

Descrifiéíon topográfica de k s puehlos fier-

|i«

tenécicnics á l a jurisdicción del p a r t i d o de S. G e r m á n . Cap. X X i V . mán .

,

.

Í2G

Sigue la deserificioti del partido d S. Ger.

,

.

.

,

.

,

.

.

,

137

Cap. X X V " . Gobierno general de la I s l a , y p a r t i c u l a r de | sus fiueMos. Cap. X X V i ,

144 Estado

actual de l a población de Puerto-

Rico: medios de aumentarla..

.

.

.

.

.

Cap. X X V I I . Estado de la A g r i c u l t u r a

.

Cap. X X V í í í . D e l comercio de esta I s l e í Cap. X X I X .

.

.

.

14Q

en esta I s l a .

146

, . . • t63

Mentas y gastos de la Real Hacienda

esta I s l a

,

en

. . . 16S

Cap. X X X , C a r á c t e r y diferentes castas de los habitantes de la I s l a de Cap.

XXXL

Isla.

San J u a n de

Puerto-Rico,

Usos y costumbres de los

. . .

. . . , . . v .

.

.

habitantes . .

ITS

de

esta

. . . . 180

C a p . X X X l l . De la calidad de la tierra,?/ naturaleza de su

clima .

.

.

.

;

,

.

,

.

.

.

.

.

.

s

.191

Cap. X X X l l l . Huracanes y terremotos que se experimentan en ella.

196

Cap, X X X I Y , Enfermedades une mas comunes se padecen en l a I s l a

201

Cap. X X X V . H i s t o r i a natural de l a I s l a de P u e r t o - R i c o . 207 Cap. X X X V I . D e las aves que se crian en esta I s l a .

. 317

Gap. X X X V W . De los minerales que se reconocen en ella.

22%

Cap. X X X V H I . Descripción de algunos arboles de l a I s l a de Puerto-Rico

328

Cap. X X X I X . Arboles silvestres h a l l a n en ella.

y fructíferos

que se .

236

Cap. X h . D e ¡as palmas y otros arboles que hay en esta I s l a .

244

€atalago de los Señores

.,

.

Obupos de la Catedral de Puer-

to-Rico, C a t d a g o de ¿ u s Gobernadores.

253 . . « . « . . . .

259



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