Durante los dos últimos años hemos visto en numerosos medios especializados la aparición de propuestas para la implantación de «Fábricas de impresión 3D» como herramienta de producción de la industria 4.0, a partir de la combinación de tecnologías de fabricación aditiva, en su mayoría equipos de escritorio, que prometen ser una solución productiva intermedia entre la tradicional fabricación en serie y la impresión 3D.

Y obviamente a un servidor, que ya ha vivido varias burbujas dentro de este sector, se pregunta ¿Será esta una nueva burbuja o supone un avance real?

Strasys nos dio a conocer el mes pasado The Continuous Build 3D Demonstrator, su nueva propuesta modular de fábrica de impresión 3D, la cual promete un sistema automatizado de producción mediante el uso de impresoras de tecnología FDM capaces de retirar por sí solas las piezas impresas de la superficie de fabricación y continuar imprimiendo.

Parece bastante evidente que la última apuesta de mercado de Stratasys viene influenciada por planteamientos anteriores de características muy similares a la misma, como la conocida Voodoo Manufacturing, que propone una fábrica de impresión 3D a partir de la combinación de equipos de la marca Makerbot, en concreto su modelo Replicator 2.

Existen numerosas propuestas como esta, entre las que podemos encontrar el sistema Print Pod de la marca Type A Machines, el cluster de impresoras de LulzBot 3D printers, e incluso sistemas como los comercializados por la empresa europea AMS Print Factory, compuestos por equipos de tecnología FDM de la marca Ultimaker o Makerbot y equipos de tecnología SLA de la marca Formlabs.

Resultan evidentes las diferencias entre estas propuestas de fábrica de impresión 3D a partir de impresoras formadas en su mayoría por modelos Rep-Rap, y la realizada por la marca Stratasys.

Empezando por el coste de adquisición hasta el gran contraste de precio que existe entre las bobinas de filamento de esta marca y las comercializadas para uso genérico en cualquier impresora, pudiendo superar un 400%, a lo que tenemos que añadir, por supuesto, el coste de los repuestos, disponibilidad de servicio técnico cercano y restricciones de materiales a escoger.

Teniendo en cuenta estos datos, podríamos pensar que una fábrica compuesta por impresoras Rep-Rap sería la mejor opción, ya que los costes de adquisición, mantenimiento y producción son considerablemente menores y por lo tanto eso nos permite una ventaja competitiva difícil de ignorar.

¿Son esos factores decisivos a la hora de escoger un sistema de producción?

Podemos decir que son muy influyentes, pero olvidamos uno de los más importantes, la fiabilidad. Porque puedes tener todos los factores a tu favor, pero si no puedes confiar en que esos equipos trabajarán de forma desatendida durante largas jornadas de trabajo manteniendo además unos resultados homogéneos, con seguridad vas a perder dinero y mucho tiempo.

Es por eso que en los últimos años han aparecido numerosas marcas como Zortrax o Upbox que comercializan equipos de impresión con software, hardware y consumibles propios, que aumentan el coste de producción de sus equipos, pero aportan fiabilidad y resultados siempre homogéneos a sus clientes.

He excluido conscientemente a Makerbot de esta clasificación porque aun a pesar de funcionar con componentes propios de la marca, en mi opinión, está lejos de obtener unos resultados de fabricación fiables.

¿Cuál es entonces la mejor fábrica de impresión 3D?

Simplemente no existe, siento la decepción, pero no vais a encontrar en el mercado la propuesta perfecta de fábrica que se adapte a todas las necesidades de producción, podéis tener por seguro que el que os proponga esto sin haber realizado antes un estudio de sectores objetivos, localización estratégica y necesidades productivas de vuestra empresa o las de vuestros clientes, está mintiendo, y creer esa mentira os puede costar mucho dinero.

Ni siquiera los sistemas de impresión como el Polyjet de Stratasys y el Multi Jet de 3D Systems, que se basan en los mismos principios y aparentemente tienen funciones similares, son destinados para los mismos fines, por lo que, contar con una línea productiva formada por impresoras 3D no se basa en cuántas de ellas podemos apilar en la pared para que fabriquen de forma simultánea, con eso sólo conseguimos una supuesta velocidad de producción que habría que valorar concienzudamente.

Basándonos en los principios de la conocida industria 4.0 y las «smart factories», que son concebidas desde su inicio para ser adaptables a las necesidades y los procesos de producción, podemos decir que un conjunto de equipos que solo son capaces de imprimir con unas características técnicas muy específicas y limitadas, anda lejos de ser adaptable.

Una fábrica de impresión 3D, sobre todo requiere un equilibrio de tecnologías que se complementen entre sí y nos permitan disponer del mayor abanico de posibilidades de producción dentro de nuestras necesidades y sobre todo, nuestro presupuesto.

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